"¡Déjame ir, ya me siento mejor!" Exigió el niño pataleando para escapar de los brazos de su cuidadora.
"Mírate, sigues moqueando y tus patadas son torpes, cuando dejes de moverte como un bebé con sueño lo pensaré" respondió Tatsuki sin inmutarse mientras lo cargaba hasta su cama.
"¿Por favor?" Pidió con el tono más adorable que pudo reunir, más solo provocó la risa de la mujer.
"Cuando era pequeña era igual de testaruda que tú" dijo dejándolo en la cama "así que de las pocas veces que enfermé la pasé muy mal, y créeme, ponerse al día después de faltar dos semanas a clases es un infierno".
"Bueno" gruñó resignado cubriéndose con las mantas "¿pero me podrías dar un dulce?".
"Cuando él venga de seguro te va a dar una paleta o algo así, ahora descansa, ¿quieres?" Contestó con una sonrisita mientras le dejaba un paño mojado en la frente, luego se despidió con una seña y salió de la habitación.
Caminó hasta llegar al sofá de la sala y se sentó en él con un suspiro, apenas llevaba un par de horas aquí y ya se sentía agotada; aunque debía admitir que era bonito cuidarlo de vez en cuando.
Claro, quizás no era la primera ni la segunda opción, pero de todas formas los niños no eran su fuerte, disciplinarlos para el karate es una cosa, criarlos como seres humanos era otra; pero Kazui le despertaba cierto instinto maternal, le recordaba a Orihime.
Era nostálgico tener de nuevo a alguien a quien proteger, ya casi había olvidado esa sensación, después de todo su mejor amiga no solo tenía de esposo a una máquina de matar andante, sino que también tenía un gran abanico de amigos con poderes prácticamente divinos.
Ah, qué tiempos aquellos donde los mayores problemas del mundo estaban dentro de la clase y no en otra dimensión extraña, esa época donde sentía que podía protegerla de cualquier cosa, donde nada era igual de fuerte que ella, hasta que todo se tornó… complicado.
Ella rio un poco, era estúpido pensar en eso ahora, no le ayudaría en nada además de quedarse viendo a la nada por la siguiente hora.
Se estiró y tras sobar un poco su cabeza decidió tomar el control de la televisión y prenderla, quedarse así no era su pasatiempo favorito, pero no había mucho más que hacer; no tenía sus prendas de ejercicio y además debía estar atenta para que el niño no se escapara otra vez.
Pasó entre canales hasta llegar a una transmisión de un partido de béisbol, ¿qué equipos eran? No le importaba en ese momento, lo único que necesitaba era algo para no aburrirse, así que simplemente empezó a apoyar al equipo que tenía desventaja para hacerlo un poco más divertido.
Tras unos minutos se llegó a concentrar en el partido, pero una luz blanca seguida segundos después de un trueno, la regresó a la realidad. Bueno, por la ventana la cosa no pintaba bien, las nubes grises se estaban volviendo mayoría y un par de rayos se asomaban en la lejanía; ella esperaba que no lloviera, esos dos estaban celebrando su aniversario y el azote del agua no ayudaría al ambiente.
Entonces sonaron unos golpes desde la puerta principal "debe ser él" susurró sin ganas, caminó hasta la entrada y la abrió por completo.
"Buenas tardes, Arisawa" saludó Uryū con una pequeña reverencia.
"Pasa" dijo dándole la espalda mientras caminaba.
Él acomodó sus lentes, cerró la puerta tras de sí y la siguió "¿qué tan enfermo está?" preguntó con neutralidad.
"Lo normal, pero ya sabes cómo es ella, no estará tranquila hasta que su médico de confianza lo revise".
Asintió y después de unos segundos de silencio llegaron a la habitación del niño.
"¡Uryū!" exclamó el niño al verlo entrar.
"Hola también" respondió con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a la cama.
"¿Me traes una paleta?" preguntó con brillo en sus ojos.
"Solo ten un poco de paciencia, primero debo identificar tu estado" contestó sentándose en la cama, abriendo una pequeña maleta blanca que traía consigo.
Mientras tanto Tatsuki caminó por la habitación hasta detenerse cerca de una ventana, observó el exterior con un poco de intranquilidad: el viento se tornaba más fuerte, algunas nubes pasaban de ser grises a ser negras; no había que ser experto para saber que no era buena señal, pero solo sería un poco de agua, ¿no?
Entonces vio la primera gota, no pasó mucho tiempo para que la precipitación comenzara, como siempre, al principio fue débil, pero esta vez no duró mucho, la naturaleza había decidido aumentar la intensidad como si de un grifo se tratase, una combinación de agua y aire que te hacía sentir tranquilo de estar dentro.
Volteó a ver a Kazui, parecía estar más concentrado en lo que hacía Uryū que en lo que pasaba afuera, al menos hasta que un trueno resonó en su caja torácica y de hecho hizo temblar un poco las ventanas, entonces él la miró con un poco de temor.
"A no ser que estés afuera con un palo de metal, ningún rayo te hará daño" explicó la mujer con una sonrisa pequeña.
El pequeño asintió y después le dio una sonrisa ancha, luego siguió concentrando en su doctor.
Algunos minutos después Uryū terminó y guardó sus cosas en la maleta "no te pasa nada grave, en un par de días deberías estar sano si no haces mucha actividad física y te mantienes en reposo".
El niño hizo un pequeño puchero y se cruzó de brazos mirando a otro lado.
El hombre sacó una paletita roja de su bolsillo y la puso enfrente de él "entonces, ¿lo harás?" cuestionó con rostro sereno mientras agitaba un poco el dulce.
Kazui lo siguió con la mirada y tras unos segundos asintió con rapidez mientras intentaba tomarla.
"Una decisión sensata" dijo con los labios curvados mientras cedía la paleta, luego se paró, arregló sus mangas y tomó la maleta "mi visita aquí ha llegado a su fin, sé un buen niño".
"¡Siempre lo soy!" gritó con el caramelo en su boca.
"Que así se mantenga entonces" al terminar se dio la vuelta y salió de la habitación, el pequeño se despidió con una seña y la karateka se retiró igualmente.
Ella encontró al Quincy observando una ventana con la mano izquierda en su barbilla.
"¿Pasa algo?" preguntó sin acercarse.
"Mira la lluvia, parece que cada segundo se vuelve más fuerte, conducir en estas condiciones no sería inteligente" respondió sin voltearla a ver.
Ella se acercó un poco y notó que, en efecto, sólo un insensato se atrevería a conducir con tal aguacero "supongo que esperarás hasta que baje".
Asintió y se dirigió hacia la pequeña librera de la habitación, parecía buscar algo para leer. Tatsuki se encogió de hombros y volvió a sentarse en el sofá para seguir viendo el partido, unos minutos después notó en su visión periférica como él se sentaba en un taburete (que hacía juego con el sofá), mientras leía un pequeño libro de pasta blanda; no le dio importancia y siguió viendo la tele.
Pasaron quizás diez o quince minutos hasta que el sonido de la lluvia fue tan fuerte que tuvo que subir el sonido de la televisión, esto pareció despertar el interés del arquero ya que se levantó y volvió a mirar por la ventana.
"Hm" soltó de la nada, quizás para expresar de alguna forma su sorpresa.
La karateka lo volteó a ver con confusión, luego se levantó y miró por la ventana también, sus ojos se abrieron un poco, podía observar como un árbol se sacudía en todas direcciones como si el viento tratara de arrancarlo de raíz.
Ambos se quedaron viendo por tiempo hasta que ella habló con una ligera sonrisa "a este paso no me sorprendería que la casa saliera volando" trató de bromear para aligerar el ambiente, puede que incluso para tranquilizarse a sí misma.
Él se giró para verla, pero pareció darle más atención a algo que estaba detrás de ella; Tatsuki al ver que no respondió, lo miró de reojo y se percató de su mirada, un poco confundida miró sobre su hombro, observó entonces a Kazui con los ojos muy abiertos abrazando un peluche de león.
"No lo decía en serio" explicó con una risa nerviosa.
Uryū se acercó al niño, se agachó y puso una mano sobre su hombro "no te preocupes, sé que la casa parece frágil, pero tú madre se encargó de buscar un hogar resistente, además, ella y yo estamos aquí para protegerte, nos aseguraremos que no te pase nada" dijo en un tono amable pero tranquilo, con una sonrisa un poco más ancha de lo normal, al menos para él.
El joven pareció calmarse y asintió intentando sonreír como el hombre, esto provocó una pequeña risa del doctor.
Entonces algo en el bolsillo de Tatsuki empezó a sonar, era su teléfono, y al sacarlo se dio cuenta que la llamaba su mejor amiga.
Al contestar ni siquiera pudo decir un hola, porque la voz de Orihime aprovechó desde el primer segundo "¿está lloviendo por allá? ¿¡Kazui está bien!?" Preguntó con un tono elevado.
Tatsuki alejó el oído de la bocina, pero habló "está lloviendo muy fuerte, pero él está bien, está un poco asustado pero ya sabes que es valiente" dijo lo último viendo al niño con una sonrisa.
"¡Pásamelo!".
"Está bien" gruñó mientras sobaba su oído, luego le ofreció el celular a Kazui "tu mami quiere hablar contigo".
Con una sonrisita tomó el teléfono y escuchó a su madre, mientras tanto Uryū se enderezó, observó a la karateka e hizo un pequeño "je", luego pasó su vista sobre el niño.
Tatsuki frunció un poco el ceño, probablemente se estaba burlando de ella por lo que pasó, pero después se relajó, se hubiera burlado también si estuviera en su lugar.
Al cabo de unos minutos el pequeño volteó a ver a su médico "quiere hablar contigo" dijo ofreciéndole el celular.
Él lo tomó y lo acercó a su oído "¿sí?".
"¿Entonces no tenía nada grave?" preguntó aún preocupada.
"Nada de qué preocuparse, como era de esperar solo era fiebre".
"Gracias al cielo…" suspiró aliviada "supongo que te quedaste atrapado por la lluvia" dijo más tranquila.
"En efecto, pero solo debo permanecer paciente".
"Mientras esperas podrías tomar algo del refri, ¡hice unos cuantos bocadillos que te podrían gustar!" ofreció con una voz animosa.
"No, estoy bien así" rechazó con una vez aguda y una pequeña mueca "en fin, suerte con su aniversario" dijo volviendo a su tono habitual.
"¡Gracias! Y mientras tanto siéntete como en casa" se despidió mientras en el fondo se escuchaban algunas objeciones de su esposo.
Él sonrió y le devolvió el teléfono a Tatsuki "Nos vemos más tarde, no dejes que Ichigo se pase de idiota ¿sí?" Bromeó la karateka.
La pelinaranja se rio un poco del otro lado de la línea "te llamaré más tarde para ver cómo van las cosas, ¡suerte!" Exclamó antes de colgar.
La mujer sonrió un poco y guardó su dispositivo de nuevo en su bolsillo, luego dirigió su mirada hacía el niño "es hora de volver a la cama" dijo mientras lo cargaba.
Él no prestó resistencia y en poco tiempo ya estaba de nuevo sentado sobre sus cobijas, la mujer lo ayudó a taparse y le puso de nuevo la toalla mojada en su frente.
"¿Se pueden quedar conmigo un rato?" Pidió con un poco de timidez.
Ella miró atrás y notó a Uryū en el marco de la puerta, luego miró al niño a los ojos "claro, creo que yo también le tengo un poco de miedo a esta tormenta" habló mientras se sentaba al pie de la cama.
El hombre tomó una silla del escritorio y la colocó al lado de la cama, luego procedió a sentarse.
"¿Tú le tienes miedo a la tormenta, Uryū?" Preguntó Kazui con curiosidad.
"Es humano tener miedo a lo que no puedes controlar, el clima al igual que la naturaleza es impredecible, aún con nuestro conocimiento apenas podemos deducir lo que hará, sería insensato no tener aunque sea un poco de miedo a una tormenta de esta magnitud, el miedo nos prepara lo peor, es parte de nuestro instinto de autoconservación, por eso es bueno mantener aunque sea un poco de miedo ante las adversidades, nos ayuda a tomar decisiones más seguras para nuestra integridad" respondió con voz serena.
"Oh" fue lo único que pudo decir el niño mientras asentía con los ojos bastante abiertos y con las cejas levantadas.
"Podrías haber respondido con un sí o un no" dijo la pelinegra.
"Quiero que entienda la complejidad del miedo, puede que tenga la noción de lo que es, pero siempre es bueno profundizarlo para así tener una mejor comprensión del mundo, a su edad le resulta muy beneficioso" explicó un poco molesto mientras se acomodaba los lentes.
Esto le sacó una sonrisa de labios a Tatsuki, sinceramente no sabía si estaba aburriendo al niño o si le estaba enseñando una lección valiosa, pero al menos parecía seguro de lo que hacía.
"¡Él es muy inteligente! ¿No lo crees?" Preguntó el joven a su niñera.
"Oh sí, es todo un nerd" contestó de forma burlona para divertir a Kazui.
"Preferiría más el término sabio, pero en efecto, mi conocimiento es muy amplio, gracias por reconocerlo" habló el Quincy en un tono burlón poco distinguible.
Ella hizo una mueca, ¿se había tomado mal la broma o también estaba intentando hacer reír al niño? probablemente un poco de ambas, pero mientras la situación le pareciera divertida a Kazui no habría problema, y según su sonrisa podía intuir que todo iba bien.
"Tatsuki, ¿tú también eres inteligente?".
"Pues, lo normal".
"En realidad, perdía algunas clases en la escuela, no podría decir si es un indicativo de baja inteligencia, pero sí de poco empeño académico" comentó el de lentes en un tono divertido.
Ella lo insultó mentalmente, pero la risa del pequeño hizo que se tranquilizara "bien jugado" susurró sonriendo para no fruncir el ceño.
"De todas formas, la inteligencia es abstracta, por lo que es difícil saber que es en realidad, por ejemplo: imagina que hay dos personas, una es capaz de memorizar información con facilidad, sin embargo, pierde la cordura ante problemas repentinos, la segunda, posee la habilidad de tomar buenas decisiones bajo presión, pero tiende a ser olvidadizo, ¿a quién se le puede considerar más inteligente? Y ahí está el truco, no puedes decirlo al menos que pongas un contexto en la cual se tengan que poner a prueba, por lo tanto, se puede decir que ambos son inteligentes, solo que uno tendrá más facilidad en los exámenes, y el otro tendrá menos posibilidades de cometer un error garrafal".
"Deberías ser profesor en vez de doctor" habló la karateka en un tono algo áspero.
"Solo estoy tratando que aprenda algo de utilidad, ¿verdad?" miró al niño.
"¡Sí, aprendo mucho contigo!".
"Sé que tú también quieres lo mismo" volteó a verla "solo que tu método debe ser diferente al mío, ¿le enseñas tus valores?".
"Me ha dicho que no tenga piedad si alguien me molesta" contestó el joven con ánimo.
Ella asintió con un sonrojo leve "hay cosas que es mejor aprender desde un principio" observó al pelinaranja con una sonrisa "además. también te he dicho que no debes excederte, nunca debes convertirte en tu adversario.
"Es cierto" respondió apenado.
"Ambos intentamos hacer lo mejor, aun así, lamento si sueno egocéntrico y pesado, ofenderte es lo último que quiero, nadie con cerebro te querría de enemiga" se disculpó con una pequeña reverencia.
"Disculpa aceptada, podrás seguir manteniendo tu integridad por el momento" bromeó la mujer para divertir al menor.
Él joven se rio con suavidad, cuando acabó, quedó en silencio y volteó a ver a la ventana, ambos adultos notaron en él cierta inquietud.
"¿Pasa algo?" Preguntaron los dos al mismo tiempo, lo que provocó que cruzaran miradas confundidas.
"¿Cuándo acabará la lluvia?".
"No hay certeza, pero podemos hacer este tiempo bajo la lluvia más rápido y ameno para ti" contestó el doctor con una sonrisa amable.
"Si quieres puedo leerte un cuento o algo" ofreció Tatsuki.
Él asintió y entonces ella fue a buscar un libro en una pequeña estantería de la habitación, tomó una recopilación de cuentos y regresó a la cama; luego comenzó con su lectura en voz alta.
Leyó con normalidad hasta que se topó con un diálogo entre dos personajes, al principio siguió como si nada, pero el pelinaranja la interrumpió y pidió que Uryū hiciera la otra voz.
Ella frunció un poco el ceño, pero accedió a su petición, sin queja aparente el hombre se sentó al lado de la mujer para leer con fluidez; ella debía admitir él era un verdadero lector dramático, entonaba sus líneas como si fuera una obra de teatro, e incluso hacía algunos ademanes con las manos, aunque no sabía si esto lo hacía para divertir al niño o porque pensaba que era lo correcto.
Después de un pequeño tiempo ambos empezaron a notar como Kazui empezaba a cerrar los ojos, un ratito más y no tuvieron que terminar el cuento, el joven ya había ido al país de los sueños.
Tatsuki cerró el libro y lo dejó en la cama mientras arropaba bien al joven, el médico lo tomó y lo regresó a su lugar con delicadeza, al terminar ambos salieron de la habitación y estuvieron de vuelta en la sala; Uryū por su parte retomó el libro que había dejado y se sentó de nuevo en el taburete; el partido de béisbol parecía haber terminado así que la karateka tomó el control de nuevo y pasó de canal en canal.
Al cabo de un par de minutos se dio por vencida, no había nada que pudiera captar su atención, así que por un momento pensó en apagarla y tratar de hacer algunos deberes de la casa, pero volteó a ver al Quincy, ¿quizás él quería usarla?
"Oye, ¿quieres el control?" Preguntó con neutralidad mientras alzaba un poco el dispositivo.
Él giró su cabeza con lentitud y la observó unos segundos sin mostrar ninguna expresión, pero luego abrió un poco más los ojos y asintió "claro" cerró el libro y se acercó para tomar el control con cuidado.
Sin sentarse cambió al canal de noticias, después de unos minutos escuchando información acerca de la tormenta, decidió seguir cambiando hasta que encontró una retransmisión de una orquesta, entonces decidió dejar el control a un lado y regresó con su libro al taburete.
"¿Enserio?" Murmuró la pelinegra después de presenciar esa escena, de hecho, sonrió porque le parecía ridículo, más no era nadie para juzgar sus actos, así que se levantó y caminó por la casa en busca de qué hacer.
Decidió lavar unos pocos trastes que estaban el fregadero, después los secó y trató de identificar en qué parte de la cocina se guardaban; luego tomó una escoba y empezó a reunir el polvo de la casa, no era su pasatiempo favorito, pero algo debía de hacer mientras pasaba la lluvia.
Cuando llegó a la sala, el ruido de su oficio llamó la atención de Uryū, la observó un tiempo con un semblante bastante… ¿incómodo? Eventualmente ella se dio cuenta, y lo miró como lo haría una maestra viendo a un alumno problemático.
"¿Por qué me miras como si acabara de matar a un perro?" Cuestionó la mujer con hostilidad natural.
"Perdón, solo es tu forma de barrer" contestó con cierta calma, aunque si prestabas atención, podías ver nerviosismo en sus ojos.
"¿Qué?" Quizás no había escuchado bien.
"Tu forma de barrer, pero no digo más, sigue con lo tuyo" regresó a leer fingiendo que no pasó nada.
"No, ahora dime lo que tengas que decir" dijo con severidad.
Él suspiró y la miró, debía elegir las palabras adecuadas con ella, Kazui ya no estaba aquí para relajarlos "es una tontería, no te preocupes".
"Viniendo de ti sé que lo es, pero aun así me lo vas a decir" reafirmó con autoridad.
"Tu estilo, aunque efectivo, no reúne todo el polvo que podría" contestó con seriedad, algo le decía que no sería bueno seguir evadiendo el tema.
Ella lo observó y lo insultó con la mirada, luego siguió barriendo, ignorándolo, él se acarició el cuello y abrió un poco la boca, dudaba si debía explicarse o dejarlo así, pero no tenía sentido llevarse mal con Tatsuki en medio de una tormenta.
"Lo sé, es una estupidez, no era mi intención ofenderte, pero… tengo ciertas mañas" explicó un poco tímido.
"ah" contestó de manera insulsa.
"Hablo enserio, no quería causar esa reacción en ti" admitió apenado.
Ella tomó una bocanada de aire "¿te gusta mucho la limpieza?" preguntó cediendo un poco a su arrepentimiento.
"No tanto como parece, en realidad es extraño" se rio un poco de sí mismo, más por nervios poco visibles que por diversión.
"Orihime me ha dicho que eres perfeccionista, supongo que a esto se refería" dijo en un tono más neutral.
"Y aún no me has visto coser, ahí es donde de verdad me vuelvo metódico y detallista" agregó con más amabilidad.
"Me había olvidado de eso, recuerdo que Orihime hablaba de vez en cuando de las maravillas que hacías en el club de costura, creo que ella deseaba igualarte" bajó la guardia al recordar.
"Era bastante buena, no tenía un don natural pero sí poseía bastante paciencia".
"Una vez me hizo un peluche, no me dijo mucho al respecto, pero creo que le tomó una eternidad hacerlo, era prácticamente perfecto" habló viendo al techo con una pequeña sonrisa.
Él se quedó callado unos segundos antes de hablar "¿por casualidad no era un dragón de color… rojo?".
"¿Cómo sabes?" Cuestionó volteándolo a ver con las cejas un tanto levantadas.
"Durante un tiempo vino a mí por consejos para el peluche, mas no intervine en términos físicos, ella deseaba hacerlo sola y quería impresionarte, puedo decir con seguridad que estaba dedicada a ese proyecto" explicó en un tono amable por completo.
"Enserio se preocupó por los detalles ¿eh?" susurró bajando la cabeza "gracias por orientarla, por tu experiencia debiste de ser un buen control de calidad" comentó regresando a la normalidad.
"Sabía que era importante para ella, no sólo podía dejarla hacer algo bueno, debía llevarla a hacer…".
"La perfección" sonrió para sí misma.
"No es con exactitud lo que quería decir, pero es válido".
"En fin, lo siento si te aburrí con tanta nostalgia, seguiré con lo mío" dijo reanudando su oficio.
Él asintió y la karateka siguió con los pocos cuartos que quedaban, al terminar, durante un par de minutos estuvo en busca de qué más hacer, pero al no encontrar nada regresó a la sala; Uryū ahora poseía un libro diferente y en la tele seguía sonando una orquesta.
Decidió entonces ver por la ventana, no parecía haber cambiado mucho, el pobre árbol seguía luchando con el viento y ya había perdido muchas de sus hojas; con tal aire se preguntaba cómo es que la luz no los había abandonado, pero mejor no cuestionar, no sea que el destino la esté escuchando y se dé cuenta de ese dato.
"Puedes tomar el control si deseas" sonó la voz Uryū, al girar este le extendía el aparato.
"No, pareces estar disfrutando bastante la música" rechazó mirando afuera otra vez.
"No te preocupes, es un buen complemento, pero no es esencial para mi entretenimiento" insistió mientras lo agitaba un poco.
Ella lo pensó un poco, pero se encogió de hombros, se acercó, tomó el control y cambió canales, quizás ya había algo más interesante.
Minutos después encontró una película que recién estaba comenzando, por el ambiente y el nombre parecía un thriller policial, con seguridad no era su estilo, pero debía al menos darle una oportunidad.
Empezó suave, pero todo estaba demasiado calmo que impartía más bien intranquilidad, en poco tiempo la calma se perdió cuando los pocos personajes que habían aparecido fueron tiroteados por las ventanas, después de una pequeña transición apareció el que parecía ser el verdadero protagonista, un policía que trataba de identificar los cuerpos.
Fue entonces que la visión periférica de Tatsuki captó un pequeño movimiento, mirando de reojo notó que Uryū había levantado la vista del libro y ahora le ponía un poco de atención a la pantalla, a ella le parecía curioso, pero decidió seguir con la película.
Minutos más tarde, cuando otros sujetos habían fallecido, con curiosidad volteó otra vez su mirada, y en efecto, el hombre seguía viendo, repitió sus acciones mientras pasaba el tiempo y este seguí igual; bueno, debía de ser más interesante que lo sea que estuviera leyendo.
Cuando llegaron los comerciales volteó a verlo otra vez por un par segundos, pensó por unos instantes, pero después habló "¿Quieres sentarte en el sofá?".
"¿Qué?" Levantó una ceja ante lo dicho.
"Que si quieres sentarte aquí, noté que también estabas viendo y no creo que sea cómodo estar en ese taburete, al menos no es tan cómodo como el sofá" explicó mientras le hacía espacio.
"No te molestes, estoy bien aquí" dijo ajustándose los lentes.
"Sé que tú espalda puede estar perfectamente erguida por horas, pero hasta el más elegante debe relajarse, sentarte junto a mí no te matará, no es como si te fuera a morder o algo así".
"Hm" por unos segundos se quedó viendo el asiento, pero al final cedió y se sentó con lentitud, incluso podía asegurar que su rostro se había vuelto un poco más serio.
Tatsuki levantó las cejas, ¿acaso eso era timidez? Bueno, le provocó una sonrisa, era divertido ver a un doctor así; no sabía si era por ella o por cierta ineptitud social, aunque Orihime le había dicho en alguna ocasión que él se había vuelto más abierto, también es cierto que uno nunca abandona del todo una parte de su personalidad.
Ella decidió relajarse como de costumbre y esperó a ver cuando él lo hacía, siguió con su posición correcta hasta que la película volvió, poco después sus músculos se relajaron, pero no perdía del todo su rectitud, ni siquiera trataba de recostar su espalda.
Conforme el filme avanzaba su visión periférica podía captar como poco a poco su compañero por fin se sentaba como una persona normal, incluso hacía pequeños gestos cuando pasaba algo relevante en la película, era algo entretenido, hasta llegó a disfrutar su reacción ante un momento impactante en la historia, se notaba que estaba más sumergido en esto que ella.
Cuando llegaron de nuevo los comerciales lo miró con una sonrisa involuntaria "supongo que ese libro no era tan interesante".
"No era lectura tan compleja como me gustaría, si debo ser sincero no hay mucho que llame mi atención en esa librera" admitió mientras se erguía un poco.
"Que yo sepa Ichigo apenas lee, y Orihime seguramente compre lo que más le llame la atención, creo que es una buena receta para tener una colección rara".
"Al menos tienen libros interesantes para su hijo, es bueno para fomentar su creatividad".
"¿Por eso la lectura dramatizada?" preguntó curiosa.
"Un poco, además de expandir su imaginación, este tipo de lectura puede ayudarlo a expandir repertorio de palabras, al ser más entretenida logra captar más su atención, pero es más efectivo cuando es el niño el que lo emplea".
"¿Quieres que él tenga un lenguaje más culto?".
"Nunca viene mal, el amplio conocimiento de las palabras impide caer en redundancias, y por ende impide aburrir a tu oyente, además ayuda a expresar tus ideas de una manera más clara y concisa, ahorrándote tiempo y confusiones".
"Entonces sería como tener un mini tú diciendo cosas complicadas".
"Sería interesante" rio un poco "pero dudo que eso pase, él es más extrovertido, si logra desarrollar su habilidad con las palabras, será carismático, no un aburrido" se burló de sí mismo en un intento de broma.
"Tienes tu encanto" contestó encogiéndose de hombros.
Él asintió con duda, poco después los comerciales acabaron y su atención se fijó de nuevo en la cinta.
siguieron sin mucha charla por quizás dos cortes comerciales más, pero después el instinto de la mujer le ordenó girar la cabeza, encontró a Kazui sentado en el suelo intentando ver lo que pasaba en la tele, y en definitiva no ayuda el hecho de que el protagonista estuviera tiroteado intentando arrastrarse por el suelo.
Tomó el control y apagó la pantalla, "¿Por qué? ¡Ya estaba terminando!" Se quejó el Quincy volteándola a ver, cuando vio al pelinaranja carraspeó y preguntó de manera tranquila: "¿Qué haces aquí?".
"Ya es hora cenar" respondió un poco temeroso, no quedaba clara si era por su niñera o por la película.
"Pudiste habernos hablado en vez de quedarte atrás, ¿cuánto viste?" Cuestionó la karateka en un tono autoritario mientras se le acercaba.
"No mucho" contestó con una sonrisa titubeante apartando la vista.
La pelinegra hizo una mueca "espera un poco y ya tendrás la edad para ver este nivel de violencia, ahora puede parecer terrorífico, pero ya después logra ser divertido, mientras tanto aléjate de este tipo de contenido, ¿ok?" habló molesta pero en un tono algo bajo.
"Sí, señora" juró mientras hacía un saludo militar.
"Esa es la actitud mi pequeño pupilo, ahora ve a molestar a Uryū mientras llamo a tus padres" dijo sacando el teléfono.
El joven corrió y se sentó a la par del hombre, este suspiró y acomodó sus gafas. Ella por su parte miró la hora, bueno, definitivamente era hora de cenar; luego marcó el número de su mejor amiga, como cosa extraña no la había llamado para verificar el estado de su hijo.
Subió las cejas cuando directamente la mandó a buzón, debió haberse quedado sin batería, era olvidadiza con eso; entonces llamó a Ichigo, pero escuchó un timbre lejano proveniente de la cocina, se detuvo cuando ella cortó "genial" susurró entre dientes "oye, ¿recuerdas a qué restaurante fueron?" preguntó al de lentes.
"No le puse mucha atención, no creí que ese dato me fuera a resultar útil" contestó mientras chocaba puños con Kazui "¿nadie contesta?".
"Ni un alma, pero de todas formas creo que debemos alimentar a este pequeño monstruo" respondió con una sonrisa.
"Sí es así, permíteme hacer la cena, estoy casi seguro de que poseo más conocimientos culinarios que tú" dijo levantándose del sofá.
"¡Tatsuki hace unos huevos increíbles!" exclamó con emoción el pequeño.
"Los mejores del país, pero nuestro doctor tiene razón, no tengo un amplio conocimiento de eso, así que es mejor que nos sorprenda con sus misteriosas habilidades en la estufa" bromeó mientras agitaba un poco las manos, se ganó una risa del pelinaranja, el hombre solo asintió con una sonrisa y se dirigió a la cocina.
Mientras tanto la mujer tocó la frente del niño "felicidades, estás un poco mejor, pero deberías seguir recostado" dijo mientras lo cargaba de nuevo a su habitación, el niño se quejó pero cedió.
Cuando finalizó con él, fue a la cocina para revisar que estaba haciendo el supuesto chef experto, lo encontró revisando el refrigerador.
"¿Todavía sigues pensando en qué hacer?" cuestionó observando el interior.
"Hay muchas cosas aquí, mientras más opciones más indecisión" contestó con una mano en la barbilla.
"Orihime está bien surtida para hacer sus cosas raras de vez en cuando, siempre debe estar preparada cuando se le ocurra la próxima gran idea culinaria del siglo" se burló cruzándose de brazos.
"¿De casualidad no quieres uno de sus aperitivos?" preguntó en un tono más serio que humorístico.
"Ni loca".
"Pensaba que te habías acostumbrado" admitió riendo un poco.
"Sabes que amo a Orihime, pero tengo mis limites, la comida es uno de ellos".
"Lamento dudar de tu sensatez, déjame compensarlo con una buena cena" habló con un poco de arrogancia mientras tomaba unos huevos.
"Si tu plan es hacer huevos, mejor hubiera cocinado yo" bromeó riendo un poco.
"Es solo una pequeña parte de un gran esquema, planeo hacer una sopa, será bueno para él, y además hay que admitir que hace frío" se explicó con una sonrisa dejando algunas últimas cosas afuera antes de cerrar el refri
"Suena razonable ¿necesitarás ayuda con algo o mi presencia te estorbará?".
"Pica las cosas que dejé junto a los huevos" contestó sacando dos cuchillos.
"Tenía que preguntar" susurró con molestia mientras le quitaba un cuchillo al médico.
Un tiempo pasó y ya iban avanzando con la cena, cuando Tatsuki estaba terminando de picar, a Uryū se le ocurrió hablar: "¿te gusta cocinar?".
La karateka se sobresaltó un poco y dio un corte impreciso "¿de dónde viene esa curiosidad?" Cuestionó con ligero enojo.
"Simplemente quiero saber más de ti, creo que eres interesante".
Rio un poco sin querer, eso era nuevo "creo que todos disfrutamos de cocinar, pero no todos tenemos la paciencia de hacer comida compleja, yo soy del tipo práctico, pero me gusta lo que hago".
"¿Aprendiste sola?".
"Mi madre me orientó un poco, a veces era su ayudante en la cocina, era algo molesto, pero también era divertido, esto me lo recuerda un poco" explicó mientras daba los últimos cortes.
"Espero que te recuerde más a la parte divertida".
"Eres un poco molesto" respondió llevándole la tabla de cortar "pero es interesante pasar tiempo contigo" le brindó una sonrisa dejándole la tabla al lado.
Él le devolvió el gesto y asintió, volvieron a quedar en silencio, muy pronto se quedó sin nada que hacer, así que empezó a lavar algunas cosas mientras él seguía con lo suyo; un rato más tarde ambos terminaron y nos les quedó otra cosa más que ser un poco pacientes.
Uryū se quedó observando el exterior por una de las ventanas de la cocina, la mujer se le unió para revisar, no había cambiado mucho, y si lo hizo, debió ser para mal.
"Creo que tendremos que quedarnos aquí un rato más" comentó Tatsuki con los brazos cruzados.
"Solo espero que termine pronto, no sé qué haremos si no disminuye" dijo con una mano en su barbilla.
"Yo no sé qué harán esos dos si no baja, prácticamente están del otro lado de la ciudad" habló Tatsuki con los brazos cruzados.
"¿Crees que traten de volver aún con estas dificultades?".
"Orihime lo intentaría, pero Ichigo de seguro la haría entrar en razón".
"Ella se preocupa mucho por su hijo, espero que el hecho de que nosotros estemos aquí la tranquilice y disfrute más de su aniversario".
"En su casa está su mejor amiga y un maldito doctor, creo que ese hecho puede traerle paz a cualquier madre".
"Tienes razón" cedió con una sonrisa, segundos después se alejó de la ventana y fue a mover la sopa.
Ella se quedó ahí, y con el pasar del tiempo la comida por fin estuvo lista; ninguno de los dos tuvo que buscar al niño porque ya estaba en la entrada de la habitación, de seguro se había aburrido de esperar y venía a ver cómo iban las cosas.
"Solo falta servir, ve a la mesa, ahora vamos contigo" habló Tatsuki en un tono calmo.
El joven asintió con una sonrisa y se fue corriendo, con un suspiro, y tras esperar un poco, ambos adultos llegaron con los cuecos, cuando todo estuvo en orden, Kazui no esperó ni dos segundos en probar la comida.
"¡Está deliciosa! ¿Ya la probaste Tatsuki?" Preguntó con los ojos brillosos y con una pequeña lágrima, quizás no fue buena idea probar sin soplar.
"No, el nerd culinario se encargó de la mayor parte del proceso, pero puedo decir que huele muy bien" contestó dejando que el aroma pasase por sus fosas nasales, luego tomó un poco, sopló, probó, y gimió con los ojos cerrados "Dios, Uryū, cocinas como mi abuela".
"Lo tomaré cómo un halago, gracias" dijo acomodando sus gafas con una sonrisa orgullosa, luego comió un poco de su propia creación "a veces me sorprendo a mi mismo" bromeó viendo a Kazui.
"Tienes la habilidad de una anciana, claramente es algo para presumir" se burló la mujer con una sonrisa "al menos, en este caso" y volvió a probar la deliciosa sopa.
"¡Ni mi mamá cocina tan bien!" gritó probando un poco más, luego permaneció en silencio reflexionando sobre sus palabras "por favor no le digan que dije eso".
"Tus secretos están a salvo con nosotros" habló el hombre con una sonrisa.
"¿En serio?".
"Si, somos de piedra, creo que tu padre puede confirmarlo" contestó la pelinegra con un poco de comida en la boca.
"Entonces… ¿puedo contarles otro secreto?".
"Sí" respondieron ambos adultos al mismo tiempo.
"Pues… ¡siento que son como mis segundos padres!" Exclamó elevando los brazos.
Los dos se vieron entre sí por un momento, luego comenzaron a reír.
"¡Hablo enserio!" Sé quejó al ver su reacción.
"¿Qué te hace sentir eso?" Cuestionó el de lentes dejando de reírse.
"Tratan de cuidarme y hacerme sentir feliz como si fuera su hijo".
"Entonces somos padres divorciados" comentó Tatsuki aun riendo un poco.
"No hasta que me traigas los papeles" bromeó intentando permanecer con la espalda recta.
Kazui los vio con una mueca hasta que la mujer lo vio con una sonrisa dulce "es adorable que pienses eso, estoy orgullosa de ser tu segunda madre".
"Y yo tu segundo padre" afirmó con una mirada segura.
"¡Gracias! Los quiero mucho".
"Y nosotros a ti" respondieron al mismo tiempo, rieron un poco por eso.
"Terminemos la sopa, pierde el encanto si se enfría" dijo el doctor recuperando la compostura.
Los degustadores asintieron y la cena transcurrió con normalidad, algunos silencios y unas cuantas charlas banales, hasta que por fin se saciaron.
"Estoy lleno" murmuró el niño relajándose en la silla.
"Igual, hace tiempo que no comía así" comentó la karateka estirándose en su asiento.
"Me complace que les haya gustado" habló el doctor recogiendo los trastes sucios.
"Que no se te suba a la cabeza" bromeó la mujer levantándose.
"Tranquila, siempre actúo con mesura, aunque no lo parezca" contestó mientras se iba a la cocina.
"Es un estirado" le susurró al pelinaranja con una sonrisa.
"Aún así es agradable, ¿no?".
Ella miró a la cocina por unos segundos "creo que sí" poco después de decirlo su teléfono empezó a sonar.
Al contestar alejó un poco el oído sabiendo lo que se avecinaba "¿¡están bien!?" Gritó desde el otro lado.
"Todo está bien, le leímos un cuento a Kazui, durmió como un angelito, luego despertó y ahora estamos terminando de cenar" explicó con tranquilidad para calmarla rápido.
"Ah que alivio" terminó con un suspiro "lo siento por no llamar antes, estoy hablando desde el teléfono del restaurante, se me acabó la batería y a él se le olvidó su celular, poco después se nos fue la luz… ¡pero al menos estuvimos a la luz de las velas! La energía acaba de volver, ¿no se les ha ido por allá?".
"Milagrosamente no, supongo que tenemos buena red eléctrica" antes de que su amiga pudiera responder, todas las luces se apagaron "demonios, tal parece que ahora es el turno de esta parte de la ciudad para quedarse sin luz" se quejó con la voz pesada.
"¡Pásame a mi hijo!" Exclamó provocando que la karateka saltara un poco, a veces se supera a sí misma en ese ámbito, la mujer le cedió el dispositivo al niño, parecía estar más concentrado en el sonido de las gotas y de los truenos lejanos que en lo que ella hacía, pero al cabo de unos segundos lo agarró con lentitud.
Mientras esperaba, pudo ver cómo el hombre regresaba de la oscuridad con la luz de su propio teléfono "desconectaré todos los aparatos eléctricos" mencionó mientras seguía su camino hacia la sala.
Algunos minutos después Kazui volteó a verla "se cortó la llamada" dijo con una voz temblorosa.
Ella tomó el teléfono y trató de marcar otra vez, ni siquiera hacía ring "o se les fue la luz otra vez o el servicio telefónico cayó, no sé qué es peor".
"Es probable que se arregle después, por ahora no vale la pena preocuparse" habló el Quincy regresando a la habitación "¿tú mamá mencionó algo importante antes de que se cortara?" Preguntó con una sonrisa poniendo una mano en su hombro.
"Mi papá me dijo que iban a quedarse en un hotel que estaba del otro lado de la calle" murmuró agarrando la mano del hombre.
"Una decisión sensata, ya es tarde, pero no te afanes, están seguros" decía mientras relajaba un poco el tacto de su palma.
"Mañana estarán de regreso, y será como si nada hubiese pasado, pero mientras tanto, tienes una madre terca y un padre engreído, no es reconfortante, pero suelen ser los que más se preocupan por su hijo, al menos eso espero" habló la mujer mientras revolvía el cabello del joven.
Kazui rio unos segundos, luego se bajó de la silla y se sentó en el regazo de Tatsuki "¿está bien si me quedo aquí un momento?".
"Sí" contestó abrazándolo.
"Yo pensé que era el padre favorito" bromeó Uryū.
"Los quiero a ambos, ¡únete al abrazo!".
La karateka hizo un pequeño ruido, era difícil saber si era de objeción o sorpresa.
"Estoy bien, tengo una perspectiva adorable desde aquí" rechazó con un ligero sonrojo apenas visible por la mala iluminación.
"A mis primeros padres les gusta hacer esto, ¿a ustedes no?" Cuestionó con curiosidad.
"A tu segundo papi le gusta expresar su amor de una manera más sobria" trató de explicar para no tener que poner la conversación tediosa.
"¿Y a ti te gusta así?" Cuestionó quizás por la propia curiosidad a la respuesta que por ingenuidad.
Ella se quedó callada por unos momentos, vio al doctor, parecía reírse un poco "por algo algo es algo es tu segundo padre" poco después dejó de abrazarlo, no sea que se le ocurra preguntar más cosas.
"Ya es un poco tarde, esperaremos un poco a que tu cuerpo haga digestión e irás a dormir" dijo el hombre mientras se retiraba de la habitación "voy a buscar unas velas por si acaso" fue lo último que dijo tras pasar el umbral.
Los minutos pasaron y el comedor se quedó en silencio, Kazui no parecía estar disgustado por eso, incluso estaba cabeceando, su cuerpo le estaba pidiendo más descanso; otro tiempo pasó y ya había vuelto a caer rendido al sueño, en lo que ella decidía que hacer, el médico ya había regresado.
"Encontré unas cuatro velas largas, las dejé en la sala para que estén a mano".
"Sh, ya se durmió" susurró con cautela.
"Mantenlo ahí un poco más por si acaso, hay que priorizar una digestión normal" dijo en tono bajo.
Ella asintió y permanecieron callados un rato, luego, una pregunta se posó en la mente de la karateka: "¿dónde dormiremos?".
"Hm, tú quédate en la cama, yo me quedaré en el sofá".
"¿No prefieres tú la cama? créeme, podría dormir hasta en una piedra".
"No me sentiría cómodo si te quedases en el sofá, además, tú eres su mejor amiga".
"No estoy del todo convencida, pero tienes razón…".
"¿Por qué no duermen juntos?" Preguntó Kazui con una voz ronca mientras se restregaba los ojos.
Ambos adultos cruzaron miradas y se sonrojaron, bueno, en definitiva, era una imagen extraña.
"¿Cómo despertaste?" Cuestionó la mujer enfocando su visión al pelinaranja.
"¿uh?" Fue lo único que pudo decir, todavía tenía sueño.
"Llévalo a su cuarto, pronto caerá rendido" explicó mientras se acomodaba los lentes.
Ella lo llevó con paso lento a la habitación, luego le dejó y lo arropó bien, tomó su temperatura con el tacto, y tras concluir que iba bien, se fue del cuarto no sin antes darle una última mirada "buenas noches" susurró cerrando la puerta.
Cuando estuvo en la sala Uryū ya había traído algunas mantas y una almohada, solo se había quitado su abrigo y su corbata, aunque los botones de su camisa estaban un poco abiertos.
"Te veré en la mañana" se despidió el de lentes mientras abría un poco el cuello de su camisa para más comodidad.
"Pasa feliz noche y esas cosas" respondió con una seña, siguiendo con su camino.
Al poco tiempo de llegar a la habitación, buscó en el ropero algunas prendas para dormir, a Orihime no le molestaría; eligió una camisa blanca que le quedaba un poco holgada, pero la prenda inferior fue un poco más difícil de encontrar, o eran shorts o eran pantalones muy delgados, si fuera otra situación no tendría problemas con eso, pero prácticamente había un diluvio afuera, el frío solo sería más molesto.
Tras un tiempo concluyó que las colchas serían suficiente como para sentir calor, así que se declinó por unos shorts negros, ya estaba acostumbrada a ellos; después se acostó y cerró los ojos esperando la llegada de un nuevo mañana…
Solo que no pasó nada, no hacía más que dar vueltas y vueltas con el ruido de la tormenta de fondo, y ni siquiera era frío o calor, era la maldita cama y las malditas almohadas, demasiado suaves para ella, no se sentía cómoda.
La situación persistió por quien sabe cuánto tiempo, ya no era sueño lo que tenía, más bien frustración, y al menos que quisiera seguir sufriendo, quedarse acostada no era la mejor opción.
Se levantó con un gruñido y revisó su teléfono, la luz la cegó por un momento, pero visibilizó que eran las doce "esta noche será larga" susurró; decidió ir por agua, quizás la calmaría.
Así que salió del cuarto y caminó hacía la cocina, tenía que pasar por la sala, pero se detuvo al darse cuenta que de ahí provenía una tenue iluminación naranja, al acercarse un poco más, pudo ver un par de velas prendidas mientras Uryū le daba la espalda, parecía que estaba leyendo.
"¿No puedes dormir?" Preguntó el hombre sin voltearla a ver.
"¿Siempre tienes la guardia alta?" Cuestionó mientras entraba a la habitación.
"Por alguna razón sigo vivo" contestó con neutralidad.
"Ah, pero cuando un niño está detrás de ti no te das cuenta" se burló.
Suspiró "bueno, admito ese error, es más fácil estar alerta cuando estás solo en una habitación en medio de una noche tormentosa".
Asintió con los labios curvados, poco después contestó la primera pregunta: "esa cama es muy suave, es como si unas nubes te rodearan".
"¿No dijiste que podías dormir hasta en una roca?".
"Una roca tiene firmeza, solidez, te da la sensación de que estás sobre algo, no es que me guste dormir en cuevas, pero hasta la suavidad debe tener un límite; es como el frío, se siente bien al principio, pero tampoco te quieres morir de hipotermia".
"Quizás solo necesites despejarte un poco".
"Eso es lo que estoy haciendo" siguió caminando, pero después se paró "¿también quieres agua?".
"Un poco no vendría mal, gracias".
Caminó y asintió, poco después volvió con dos vasos de agua y se sentó a la par de él, ofreciéndole el recipiente.
"Gracias" mencionó cerrando el libro, cuando volteó se quedó quieto un momento "veo que cambiaste de atuendo" y tomó el vaso.
"Tenía alternativa, tú en cambio estás condenado a quedarte con eso, no creo que sea muy cómodo" dijo antes de tomar un trago.
"En parte por eso no puedo conciliar el sueño, siendo sincero dudo que logre descansar bien esta noche".
"Mira el lado bueno, es sábado… o más bien, domingo".
"Es un pequeño consuelo, pero no quiero que afecte a mi ciclo de sueño" habló observando el vaso.
"Yo tampoco, pero no podemos controlar nuestro estado" dijo antes de beber todo en un solo trago.
"Espero que logres dormir" se despidió después de tomar un sorbo.
Se quedó callada un momento mientras observaba su vaso vacío "¿Quieres hablar un rato? Tal cómo te veo parece poco posible que duermas leyendo".
"Sería lo más interesante que podría hacer ahora" aceptó sonriendo un poco.
"Cuéntame, ¿tenías planes antes de quedarte atrapado con nosotros? Porque parece que ni te quejaste" preguntó con curiosidad.
"Planeaba ir a mi casa y terminar de coser un peluche que tenía pendiente, ya sabes, por placer, luego disfrutaría del ruido del ambiente, cenaría y dormiría temprano".
"Como pensaba, no tenías planes" se burló riendo un poco.
"No sociales al menos, pero de todas formas creo que de haberme ido antes, la lluvia lo hubiera modificado bastante" tomó un gran sorbo de agua "¿Tú pensabas hacer algo después de salir de aquí?" preguntó con una sonrisa.
"Iba a salir algo tarde de aquí así que no tenía nada, pero en general, mis fines de semana no son la gran cosa".
"Si así son los tuyos, imagínate los míos, pero me gusta, es bueno tener tranquilidad por un tiempo".
"¿No tienes novia o algo así?" preguntó quizás un tanto sorprendida.
"Aunque he tenido una que otra relación, no ha habido nada tan trascendental" contestó arreglando sus gafas.
"¿Y a qué se debe?" Preguntó curiosa.
"No he logrado sentirme del todo cómodo, ya sabes, es fácil complacer lo físico, pero no lo mental".
"Te entiendo, a veces da la sensación de que estás rodeado de idiotas".
"Y a veces da la sensación de que tú eres el idiota" rio al decirlo.
"Siendo sincera, me da igual, el amor no es mi campo" admitió pasando el vaso de mano a mano.
"Es comprensible, pero aun así has tenido algunos noviazgos, ¿no?".
"Ya lo dijiste, nada trascendental".
"Con suerte vas a encontrar a la persona indicada".
"Tranquilo, no es algo que me preocupe mucho".
"Lo entiendo, pero todos necesitamos amor de vez en cuando".
"¿Tú lo necesitas?" Preguntó con una sonrisa.
"Soy humano, me gustan las citas con un ambiente tranquilo, una buena charla, y un poco de vino " se explicó acariciando su cuello.
"Eso me recuerda… espera aquí, no tardaré mucho" dijo mientras se levantaba y caminaba.
"¿Qué tienes en mente?" Cuestionó siguiéndola con los ojos.
No contestó y desapareció en la oscuridad de camino a la cocina, tiempo después volvió con una copa de vino ya abierta y dos copas "sorpresa".
"No creo que sea muy apropiado" habló un poco confundido.
"Está cosa se las regalé el año pasado y apenas se lo han tomado, pero gracias a eso ahora tengo una pequeña fuente de vino cada vez que vengo aquí, quizás no es de lo mejor, pero funciona" se excusó mientras se sentaba y ponía las copas en la mesita de café.
Él se quedó callado mientras observaba lo que hacía, poco después ella le ofreció una copa con vino, la tomó, la agitó un poco, la olió, y la probó.
"¿Qué tal?" Preguntó curiosa.
"Creo que puedo entender por qué nadie lo toca, pero es soportable, una cosecha que deja mucho que desear" respondió dejando de lado el vaso con agua.
"Al menos ya tenemos algo para hacer la noche un poco más llevadera" dijo antes de tomar un trago algo grande para el gusto de Uryū, ella notó esto y sonrió, pero no mencionó nada.
"Por cierto, perdón por ser un poco molesto, sé que puede ser difícil lidiar conmigo" dijo en un tono suave.
"Está bien, pero no es como si yo me hubiera comportado mejor".
"Debo admitir que me resultas un tanto irritante, pero después de todo, eres alguien con quien puedo congeniar".
"Podría decir lo mismo de ti, aunque no es tan malo como parece".
"Aún así, preferiría no causar ningún tipo de molestia hacía tu persona, sé que podemos llevarnos bien sin eso".
"Yo no prometo nada" dijo antes de beber un poco.
"Al menos yo poseo más paciencia".
"Eso es muy bueno cuando tratas conmigo, créeme, puede que un día la agote toda".
"Todos perdemos la paciencia con las personas de vez en cuando, pero eso no significa que dejen de ser nuestros amigos".
Ella sonrió un poco y miró el líquido de su copa como si esta estuviera reflejando una antigua foto familiar.
"¿Qué pasa?" preguntó al ver que se quedaba así un tiempo.
"Recordaba los días de escuela junto a Orihime, ¿todo era más fácil antes, no?" contestó en un tono suave y bajo, volteándolo a ver.
"¿Perdías la paciencia con ella?".
"Una hermana mayor está destinada a perder la paciencia" respondió con una ligera risa.
"Supongo que fue duro cuidarla".
"Hice todo lo que pude" dijo sonriendo más para sí misma "sólo desearía haber hecho más".
"Sabes que todas esas situaciones no estaban bajo tu control".
"Eso es justo lo que me enoja, tanta porquería y yo apenas podía hacer algo" gruñó antes de beber el contenido de la copa en un trago.
Él permaneció en silencio, no sabía con exactitud que decirle, además, corría el riesgo de enojarla más.
"No sé qué habría hecho si le hubiera pasado algo" susurró mientras se servía un poco más de vino.
"No te atormentes con eso, ella está bien ahora, está en el mejor momento de su vida, y créeme, ella es la mujer que es hoy gracias a ti; puede que no hayas podido protegerla de todos los peligros, pero hiciste más que eso, le diste más carácter y fortaleza para que ella pudiera sobrellevar todos esos conflictos, y eso, es eterno" argumentó con una sonrisa reconfortante.
Ella le sonrió con suavidad y bajó su mirada, luego asintió "gracias, creo que necesitaba escuchar eso, algo parecido ronda en mi mente de vez en cuando".
"¿No has hablado de esto con alguien más?".
"No sabía a quién decirle, no quería quedar como una tonta, tampoco quiero preocuparla".
"¿Entonces por qué lo compartiste conmigo?".
"No me importa tanto lo que tengas que decir, no me lo tomes a mal, pero apenas tenemos historia, y por ende, no me avergonzaría si pensaras que es ridículo".
"No hay problema, lo entiendo, solo espero que estés más tranquila respecto a ese tema, y no pienses que podría ser una tontería, deberías hablar con ella, estoy segura de que diría cosas mucho más bonitas que yo".
"Gracias por el consejo, pero prefiero no decir nada, es más cómodo para mí".
"Lo respeto, pero recuerda que ella también quiere lo mejor para ti, no te lo guardes todo para protegerla, porque entonces nadie te protegerá a ti".
"¿Por qué te importa tanto?" Cuestionó tratando de desviar el tema.
"Simple empatía, pero no te preocupes, no insistiré más si no quieres".
Ella asintió y bebió otro poco de vino "Sí te hace sentir más tranquilo, no es un problema tan grande para mí, vivo una vida bastante plena".
"Eres instructora de karate infantil, ¿no?".
"Así es, es más fácil enseñarles a los pequeños que a los grandes, son menos tercos" rio un poco al decirlo.
"Debes infundir temor y respeto, no es extraño que los niños te obedezcan" dijo con una sonrisa.
"No te gustaría tenerme de instructora, créeme" bromeó con los labios curvados.
"Supongo que serías eficaz".
"Ni lo dudes, dame a cualquier pequeño y solo será cuestión de tiempo para que sea todo un karateka".
"¿Cómo lo haces?" Preguntó con curiosidad.
"Tienes que entender que el estudiante no se adapta al maestro, sino el maestro al estudiante, cada alumno es un mundo, y cada mundo tiene sus reglas, no puedes darle un entrenamiento general a todos, solo limitaría a toda la clase, lo mejor es entrenarlos mediante sus propias capacidades, por eso no tengo muchos aprendices, me da más tiempo de concentrarme en cada uno".
"Definitivamente amas lo que haces".
"Sí" sonrió un poco "¿y tú?".
"Se podría decir que sí, aunque no es un trabajo fácil y muchas veces es más cobrar que ayudar" dijo ladeando un poco la cabeza.
"No suenas muy convencido".
"Ya te dije, no es un trabajo fácil".
"¿Mucho estrés?".
Él asintió "pero vale la pena, al final del día sé que hago algo bien, al menos, en la mayoría de las veces".
"Tu perfeccionismo le queda muy bien a tu campo, estoy segura de que apenas cometes errores".
"Apenas" susurró, pero antes de que ella pudiera decir algo, volvió a hablar "¿se nota tanto mi perfeccionismo?" Preguntó con una confusión artificial que ella pudo entender al instante.
"Parece que pusieras tu alma en cada cosa que haces" respondió siguiéndole la corriente.
"Me es útil varias veces, pero también puede resultar en una desventaja, ya sabes mis mañas al barrer, imagínate los demás ámbitos de la limpieza".
"¿A qué se debe esa habilidad?".
"Se podría decir que me enseñaron la excelencia desde pequeño, pero algunos sucesos de mi vida han modificado esa enseñanza y la han orientado un poco a la obsesión, supongo que no puedes vivir todo lo que he vivido sin quedar un poco mal de la cabeza".
"Debió ser duro" oh, era mala con las palabras de empatía "pero aún eres un buen tipo pese a eso, puede resultar un poco molesto, pero alguien que te entienda no le debería importar tu perfeccionismo".
"Al menos hasta que espero el mismo perfeccionismo de ellos".
"Apuesto que muchas veces quedas como un idiota por eso" bromeó en un intento de hacerlo sonreír.
"Más de lo que te imaginas, pero trato de evitarlo con las personas que más me importan" contestó con una sonrisa.
"Al menos lo intentas" habló mientras juntaba más las piernas.
Él notó esto y observó sus extremidades inferiores, aunque se había percatado de que usaba shorts, no le había puesto importancia hasta ahora, era claro que no era beneficioso con la temperatura actual, incluso podía ver lo pálida que estaba su piel y como los músculos temblaban.
"Oye, mis ojos están aquí arriba" se burló con una sonrisa y mejillas un poco sonrojadas.
Fue el turno del doctor para sonrojarse, sus ojos se abrieron y apartó la vista por reflejo "no era nada indecente, solo noté que tienes frío" se explicó con la voz más aguda de lo normal.
"Te tomaste tu tiempo en analizarlo ¿eh?" siguió burlándose, apreciando el sufrimiento del Quincy.
"Hm, lo mejor será que te cubras con esto" ofreció su abrigo que tenía al lado tratando de ignorar la vergüenza.
Ella se quedó en silencio unos instantes, pero después lo tomó con un asentimiento, lo puso sobre sus piernas para usarlo como una manta, le sonrió un poco "trataré de no mancharlo" y tomó un trago del líquido en su copa.
Él suspiró y acomodó sus lentes, luego tomó un poco de vino y durante el siguiente tiempo ambos permanecieron en relativo silencio; ella conservó una sonrisa burlona mientras tomaba vino de vez en cuando, él solo tenía los ojos más abiertos de lo normal.
"¿Te gusta la lluvia?" Preguntó la karateca ahora con un rostro más amigable después de un rato, sabía que él se había puesto tímido y no saldría de ese estado sólo así.
"Muchas veces la encuentro relajante, me parece hermosa al observarla, incluso esta tormenta me trae cierta fascinación" respondió relajando sus músculos.
"A mí me gusta solo porque trae el frío consigo, ya sabes, el calor es genial, pero entre sudar y usar un suéter, prefiero usar el suéter".
"No sé por qué tenía la idea de que eras más de clima caluroso".
"Quizás por mi estilo de vida, el ejercicio y el calor siempre están unidos, disfruto de sudar con un buen ciclo de actividad física, pero el sudor pierde significado cuando el calor solo existe porque así lo quiso la madre tierra".
Él asintió mientras pensaba cómo proseguir con la charla, entonces un repentino bostezo proveniente de su compañera le dio una pequeña guía "¿ya tienes sueño?".
"Un poco, y ya era hora, quizás así podré dormirme en esa cama" respondió mientras se estiraba sentada "pero me gustaría estar contigo un poco más".
"Gracias, esta conversación me está resultando interesante" habló con los labios curvados.
"Sabes, creo que deberíamos seguir teniendo contacto después de esto, nunca se sabe cuándo se necesita un amigo extra".
"Concuerdo, pero no suelo tener mucho tiempo para congeniar, ¿quieres ir a tomar un café el sábado en la noche? así podremos establecer un conocimiento más estable de nosotros" propuso con tranquilidad.
Ella parpadeó un par de veces y permaneció en silencio un par de segundos, luego lo vió a los ojos con una mirada de piedra "¿me estás pidiendo una cita?" Cuestionó más confundida que ofendida.
Él no estaba bebiendo vino, pero se atragantó con su propia saliva, al carraspear un par de veces intentó hablar, pero solo lanzó algunas palabras incoherentes, poco después tomó un poco de aire, trató de parecer tranquilo y volvió a abrir la boca: "lo lamento, no era mi intención…".
"Te estás disculpando como si me hubieras dicho algo malo" interrumpió riendo un poco.
"Perdón, pensé que… te ibas a enojar" se explicó recuperando la compostura.
"He recibido propuestas más extrañas" rio recordando "pero enserio, ¿me pediste una cita?".
"No, solo quiero conocerte mejor" contestó relajándose un poco.
"Está bien" dijo antes de beber con una sonrisa.
"Por curiosidad… ¿qué habrías hecho si hubiera dicho que sí?".
"Pídeme una cita y lo sabrás" contestó en un tono que el pobre hombre no pudo entender, ¿era una broma? ¿Era una amenaza? ¿O quizás un atrevimiento?
"¿Quieres tener una cita conmigo este sábado?" preguntó en el tono más bromista que pudo reunir (con confusión y con nervios no es que sea mucho), quizás así obtendría una respuesta sincera pero graciosa, incluso puede que el posible golpe sea en el brazo y no en la cara.
Ella lo observó sin ninguna expresión aparente, puede que le haya parecido ridículo, pero después sonrió ligeramente y le dio un pequeño golpe en el brazo, bueno, al menos ya sabía la respuesta.
"Dime el lugar entonces" bromeó con la misma sonrisa al cabo de unos segundos en silencio.
Él permaneció como estatua por un momento, pero después intentó seguir el juego con una sonrisa y un tono exagerado para sus estándares "permíteme sorprenderte, te recogeré en tu casa y te llevaré a un sitio espléndido capaz de rivalizar con tus sueños".
Entonces la mujer notó que el teléfono del hombre estaba sobre la mesa de café, lo agarró, lo encendió y empezó a escribir algo.
"¿Qué haces?" Preguntó curioso y confundido.
"Aquí está mi dirección y mi número, dime una hora y estaré lista cuando vengas" respondió con una sonrisa que solo podía interpretar como… ¿juguetona?
Al tener su dispositivo de vuelta vio la información antes mencionada en su bloc de notas, tragó un poco de saliva, pero no perdería del todo la calma, ambos podían jugar el mismo juego "será una noche para recordar, y créeme, te gustará recordarla" dijo con semblante sereno y un tono altanero, mientras que con lentitud acercaba su rostro al de la pelinegra, deteniéndose a una distancia prudente pero sugerente.
Las mejillas de Tatsuki se tiñeron más de lo que le gustaría, pero su sonrisa no iba a desaparecer con facilidad "así que mesurado y paciente, ¿desde cuándo alguien con esas cualidades busca un beso tan rápido?" Cuestionó y se burló sin alejarse.
Dentro de su mente, Uryū se sintió como un idiota, prácticamente había pasado de jugar y bromear, a coquetear, un movimiento muy osado considerando las ambiguas intenciones de la karateka, por suerte no había recibido un golpe noqueador, aun así, sabía que debía retirarse, no vaya a ser que se pase de estúpido.
Pero antes de a poder hacerlo, ella volvió a hablar "o quizás… ¿te resulto demasiado atractiva como para resistirte?" Siguió burlándose, acercando un poco la cara, él retrocedió por instinto, lo que provocó una risa de Tatsuki "parecías seguro hace poco".
"Perdón, no quería ser demasiado irrespetuoso, no lo pensé muy bien" contestó con normalidad, sentía que lo mejor era dejar las bromas a un lado.
Ella le brindó una sonrisa más amable y se alejó un poco "no te preocupes tanto, si hubiera querido detenerte ya lo hubiera hecho".
"Entonces… ¿si me hubiera acercado más…?".
"Inténtalo y lo sabrás" respondió con cierta malicia.
Él hizo una mueca y se acercó despacio, cuando estuvo lo suficientemente cerca como para hacerla sonrojar, ella levantó su mano y le dio una palmada suave en la mejilla, acompañado de un pequeño: "bam". Él rio y retrocedió, pero antes de que se alejara demasiado, lo agarró del cuello de la camisa y lo jaló para plantarle un beso en la mejilla, después lo alejó con cuidado "Inténtalo de nuevo el sábado, y depende de cómo te hayas comportado, puede que obtengas algo diferente".
Él quedó en silencio con la boca medio abierta y con las mejillas rojas, en efecto, estaba confundido, pero tras parpadear un par de veces se irguió y puso su rostro medio serio (no es que estar sonrojado y tener las pupilas un poco dilatadas ayude a parecerlo), poco después intentó articular algunas palabras: "habías dicho que al amor no es tu campo".
"Coquetear no está ligado al amor" respondió antes de levantarse del sofá.
"¿Entonces qué quieres conseguir con la cita?".
"Quiero pasar un buen rato y ver que puedes hacer, en tus propias palabras: me resultas interesante; quien sabe que puede pasar después" contestó devolviéndole el abrigo al hombre y dejando la copa en la mesa de café "ten dulces sueños" al terminar de hablar se dio la vuelta y caminó para ir de nuevo al dormitorio.
"¿Te vas tan rápido?".
"Estaré más en tu cabeza si tienes que esperar hasta el sábado" dijo antes de desaparecer.
Uryū rio un poco para sí mismo "¿cómo acabé aquí?" Susurró, bueno, no es como si en sus planes de ese día estuviera conseguir una nueva pretendienta, menos alguien como Tatsuki, tenía que admitir que se alejaba bastante de lo que había tenido antes, incluso actuó con torpeza gracias a eso, pero era bueno tener nuevas experiencias, solo esperaba que la cita no haya sido una idea estúpida.
Tras un suspiro llevó las copas a la cocina y trató de buscar donde iba el vino, al volver a la sala arregló todo y apagó las velas, tenía que intentar dormir, ya había tenido suficiente emoción para una madrugada.
Cuando despertó lo primero que notó (además de que no estaba en su casa) fue el sonido de algunos pájaros cantando, luego se dio cuenta que la luz natural era algo pálida (con seguridad un residuo del frío), tal parece que la tormenta ya había acabado, al ver la hora se dio cuenta que en realidad había despertado un poco tarde, aunque por la hora en que durmió no era tan extraño.
Se levantó y comprobó algunos interruptores, aún no había luz, eso era seguro, luego decidió arreglarse y poner en orden la sala, al terminar se dirigió a la habitación de Kazui, este seguía durmiendo, después fue a levantar a su compañera, debía estar lista, lo más probable es que la pareja naranja regresara lo más pronto posible.
Tocó un par de veces por si acaso, al no tener respuesta, entró y la encontró destapada durmiendo de lado, se acercó y pensó en cómo despertarla, no tenía muchas ideas de cómo hacerlo en personas de las que no gozaba de tanta confianza, así que primero intentó hablarle.
"Es hora de despertar" dijo a secas, al no obtener respuesta trató de repetirlo en tonalidades más altas, pero no hubo resultados.
Al fracasar ladeó la cabeza y decidió picar su brazo con su dedo, aún nada, ni siquiera con más presión pasó algo, ella parecía una roca ahora mismo; acomodó sus lentes y puso su mano en su hombro, luego la agitó un poco, consiguió un pequeño gruñido, al menos era algo, pero la pelinegra se limitó a darse la vuelta.
Decidió entonces usar el despertador de su propio teléfono, esta vez ella extendió el brazo y trató de buscar la mesita de noche, al no sentir nada abrió un poco los ojos, segundos después levantó un poco la cabeza "¿dónde estoy?" Murmuró mientras volvía a acostar su cabeza.
"Buenos días, bienvenida al mundo de los vivos" saludó apagando la alarma.
En ese momento abrió los ojos por completo y todos sus recuerdos le vinieron de golpe, se sentó con rapidez y dificultad, luego tocó su boca y se percató que tenía saliva, se limpió con un sonrojo mientras observaba al hombre con el ceño fruncido "¿qué quieres?".
"Es hora de levantarse, no tardarán mucho en llegar y supongo que resultaría poco adecuado que te encontraran en este estado" respondió caminando a la salida.
Ella se estiró "espero que la próxima vez me despiertes de una manera más gentil".
"¿Próxima vez?" Cuestionó quedando con la mano en la manija, al no obtener una respuesta tuvo que ponerle un poco de mente a la oración, entonces se sonrojó y una de sus cejas se movió un poco, ganando así una sonrisa de la karateka, bueno, era claro que le gustaba estar por encima suya, pero estaba equivocada si creía que podía sobrepasarlo solo así, ahora sabía a qué se enfrentaba "ah sí, prometo una cálida bienvenida igual de dulce que el culmen de la noche anterior, aunque a lo mejor eso te siga incitando al sueño, por eso no me quedaría de otra que llevarte el desayuno a la cama, cualquiera se levanta si hay una delicia cerca" habló con una sonrisa serena y una mirada tranquilizadora.
"De verdad quieres evitar que te traiga los papeles de divorcio" bromeó con una sonrisita y un ligero sonrojo haciendo alusión a lo que pasó con Kazui.
Se limitó a reír un poco y luego procedió a salir de la habitación, decidió ir al sofá y permanecer sentado junto a su maleta; al cabo de un rato, la mujer entró al cuarto ya arreglada, esta siguió de largo a la cocina, poco después volvió con una manzana en cada mano y se sentó a la par de él, ofreciéndole una de las frutas sin decir nada.
Él la miró con un poco de duda, pero después se la acercó un poco más diciendo: "tienen muchas manzanas por ahí".
Ladeó la cabeza, pero la tomó y le dio una mordida "gracias" dijo tras tragar, ella se limitó a sonreír y siguieron consumiendo el fruto en silencio, al menos hasta que escucharon la puerta principal abrirse, tal parece que los propietarios ya habían llegado, él se paró con inmediatez.
"¡Hola!" Exclamó la mujer pelinaranja con una sonrisa de perlas caminando con prisa.
"¿Qué tal? ¿no se mataron entre sí?" Saludó Ichigo con los labios ligeramente curvados, llegando después de su esposa con paso más lento.
"Que bueno que llegaron en una pieza, la tormenta debió ser difícil" habló Tatsuki mientras se ponía de pie.
"¡Aún así fue un aniversario espectacular!" Gritó mientras abrazaba a su mejor amiga "la tormenta lo hizo algo verdaderamente único".
"Supongo que no hay nada más romántico que un diluvio bíblico" respondió con una sonrisa mientras le devolvía el abrazo con una sola mano (la otra aún portaba la manzana).
"¡Ni te lo imaginas! Primero él…" procedió a contar toda su historia de la noche anterior, mientras tanto el otro pelinaranja negó con la cabeza sonriendo, se le acercó el Quincy, quien lo saludó con casualidad.
"No te preocupes, tu hijo pasó la mayor parte del tiempo tranquilo" dijo el de lentes con calma.
"¿En serio? Pensé que estaría desesperado por tener a una gruñona y a un aburrido cuidándolo" ofendió en broma.
"Le resultamos divertidos" mencionó con los labios curvados.
El hombre casado observó entonces la manzana en la mano de su amigo, hizo una pequeña mueca y volteó a ver a su amiga de la infancia "o te dignaste a tomar una manzana en hogar ajeno, o ya te llevas un poco mejor con ella" volteó a verlo otra vez "y sinceramente, dudo de ambas".
"Es una persona agradable, es menos cabeza hueca que tú".
"Pero es más testaruda, te lo aseguro".
"Creo que tarde o temprano lo veré con más claridad".
Sus ojos se abrieron un poco "¿Tarde o temprano? ¿Acaso quieres invitarla a salir? déjame advertirte que te quebrará la mandíbula" bromeó con curiosidad.
Frunció un poco el ceño "decidimos seguir manteniendo contacto, nada anormal" contestó con cierta mentira para evitar molestias.
"Eh, sí tú lo dices" se burló con una ligera risa.
"Espero que no te hayas comportado igual de idiota ayer" bromeó para no quedar como tonto.
"¿En mi aniversario? Pensé que eras más creativo, el amor te afecta ¿no?" Estaba decidido a que él quedara como tonto.
"Hm" se limitó a decir, no tenía sentido seguir, había bastantes probabilidades de quedar peor.
Rio tras eso, pero su sonrisa flaqueó al percatarse que la karateka le estaba poniendo más atención a lo que ellos hablaban que a lo que su mujer le contaba, ella trató de disimular pero Ichigo se quedó un poco confundido.
Un poco más y Orihime intentó concluir su historia: "me gustaría contar más detalles, pero de verdad quiero ver a mi hijo".
"¿Eh? Sí, no hay problema" respondió la pelinegra un tanto nerviosa.
Cuando la mujer comenzó a caminar vio a Uryū, se detuvo y le sonrió "¡Hola a ti también!" Saludó animosa con un abrazo fuerte pero repentino.
Él se limitó a curvar los labios y hacer una pequeña reverencia al separarse, luego observó cómo ella siguió al cuarto de su hijo seguido de su esposo, decidió seguirlos junto a su compañera niñera.
"Ah, que tierno se ve" susurró la madre al entrar a la habitación, entonces despacio se acercó a él y le brindó un abrazo suave "mami está aquí".
El pequeño abrió un poco los ojos y sonrió, su sonrisa se ensanchó más cuando vio a su padre unirse al abrazo "los extrañé".
"Prometo que la próxima vez te curaré tan rápido como pueda…".
"Ya hablamos de esto, necesita generar sus propias defensas" interrumpió su esposo en tono suave.
"¡Sí! ya apenas me siento mal" agregó su hijo.
Le sonrió con ternura "eres fuerte, como tu padre".
Mientras tanto en el marco de la puerta estaban los otros dos adultos, Tatsuki se inclinó un poco al doctor y susurró: "esperemos que no sea tan imbécil como él".
Ambos sonrieron y permanecieron en silencio observando durante un tiempo el reencuentro familiar, cuando los tres se separaron, la mujer se les acercó "¡gracias por cuidarlo! ¿Quieren quedarse un poco más? de seguro podemos hacer un buen desayuno".
"Te lo agradezco, pero ya he tenido suficiente por el momento, he de retirarme" contestó el Quincy.
"Yo igual, necesito una buena ducha además" respondió la pelinegra.
"Oh, qué pena, ¡los veré otro día entonces!".
"buena suerte, cuídense" agregó el hombre pelinaranja que aún permanecía junto a su hijo.
"¡Nos vemos!" se despidió Kazui.
El hombre sonrió, asintió y se retiró, la mujer hizo una seña de despedida y se dio la vuelta "Ichigo, cómprale esa consola a Kazui, así no va a intentar saltar como pulga cuando esté enfermo" agregó sonriendo mientras se iba.
Poco después el hombre de lentes llegó a la entrada y abrió la puerta; el piso seguía mojado y había algunos charcos por ahí, el aire helado era relajante y el olor a lluvia era inspirador, lo malo era que había una rama encima de su coche, pero no parecía muy grave.
"Al menos no le cayó el árbol entero" dijo Tatsuki saliendo de la casa ya sin su manzana.
"Considerando como estuvieron las cosas, es una sorpresa que siquiera el auto esté aquí" bromeó cerrando la puerta tras de sí.
"Déjame darte una mano" habló mientras se acercaba al carro, cuando estuvo cerca jaló con cuidado la rama y después la cargó y la dejó a un lado "tiene una abolladura" comentó tras ver el ahora espacio vacío.
"Hm" fue lo único que pudo expresar, se acercó y lo examinó detenidamente.
"Entonces adiós, recuerda llamarme" se despidió la karateka empezando a caminar.
"Espera, ¿no quieres que te lleve a tu casa?" Propuso con cierta timidez.
Ella permaneció quieta, tras unos segundos se giró para verlo "¿en tu auto abollado? No veo por qué no" sonrió un poco acercándose "solo no esperes pasar más allá de la puerta".
"Tampoco soy un indecente, ¿sabes?" contestó con ofensa fingida mientras le abría la puerta del pasajero.
"Eres un hombre, ambos sabemos lo que eso significa" le guiñó el ojo sentándose y cerrando la puerta.
Él dio la vuelta y entró a su vehículo "En efecto, lo soy, pero uno con más control de sí mismo y con ciertas normas morales" respondió con algo de egolatría dejando su maleta atrás.
"Oh, así que eres un superhombre que no cede a sus impulsos terrenales" se burló con un tono de sorpresa exagerado.
"¿Cómo es que haces sonar todo lo que digo en algo ridículo?".
"Porque dices cosas ridículas" contestó con una sonrisa.
"Bueno, espero no decir nada ridículo en la cita" cedió sonriendo ante su compañera.
"Lo dudo, pero es divertido, simplemente no te pases de idiota".
"Claro que no, prometo que tendrás más recuerdos dulces que amargos".
"No me prometas nada, yo creo más en las acciones que en las palabras" habló un poco sería, girando su cabeza hacia la ventana.
"Lo entiendo, pero sin las palabras, las acciones serían menos memorables" curvó los labios mientras colocaba una mano en su hombro.
Sus mejillas se enrojecieron un poco pero no volteó a ver "¿acaso me vas a admirar todo el día? Vamos, arranca" se quejó con falsa molestia.
Uryū rio un poco y negó con la cabeza, luego emprendió camino a la residencia de su nuevo interés romántico, aunque tendría que pedirle indicaciones, claro está.
Notas del autor:
Hola, mi estimado lector, agradezco bastante que hayas llegado hasta aquí, tú lectura es muy importante para mí, espero que hayas disfrutado el trayecto, regálame un favorito si así lo deseas.
Este fic fue una petición de "EvisMa15", y vaya, no esperaba que fuera a extenderme tanto XD, mi plan era hacer algo sencillo, quizás de 3 mil a 5 mil palabras (me gustan los capítulos cortos), pero creo que mis divagaciones me llevaron a este punto, con sinceridad es el capítulo más extenso que he hecho en mi vida, y bueno, creo que es de lo más decente que he creado del ship; todavía hay varias cosas que no me gustaron, pero mientras más cosas arreglo, más errores encuentro, de seguir ese camino no lo terminaría nunca, así que decidí publicarlo de una vez, me prometí a mi mismo que lanzaría al menos un fic de ishitatsu cada año, y no planeo decepcionarme.
Bueno, ahora vamos con el mini documental XD:
El concepto base que me dio ella, era que ambos actuarían como cuidadores de Kazui, pero me di cuenta que no tendría sentido, Uryū no tiene ningún motivo razonable para quedarse, así que ahí creé el factor "tormenta", y ahí dio inicio mi aventura.
Lo escribí 3 veces, ninguna de las primeras dos versiones me gustó, pero como dicen, la tercera es la vencida, así que con determinación me embarqué en mis clásicas travesías de madrugada; algunos escriben borrachos, yo escribo al borde del sueño.
Como curiosidad, al ser donde vivo una zona boscosa, puedo escuchar búhos mientras escribo.
Al principio las palabras fluyeron solas, pero encontré mi primer problema cuando Kazui les pidió a los dos que se quedaran, puedo decir sin temor a dudas, que esa es la parte que más he reescrito, incluso la modifiqué después de ya haberlo entregado XD, el problema radicaba en que Uryū quedaba como payaso, pero no porque Tatsuki lo hiciera quedar así, sino porque decía sandeces, pero no datos incorrectos, más bien, algo que te hacía decir: "watatak, ¿que aporta a la trama?"; por mucho tiempo no pude encontrar el error claro, esto se debe a que los diálogos de Uryū se basan en mi propio dialecto, y hay pocas cosas más difíciles que encontrar errores en lo que dices, aún así, después de varias lunas, creo que quedó decente.
Después de eso, la historia siguió corriendo como un río, dejé que mi espontaneidad se encargara de la mayor parte, pero tenía algunos objetivos claros: que Kazui se refiriera a ambos como sus segundos padres (esto fue petición de Evis), que ambos hablaran mientras bebían vino (esto lo planteé desde antes de comenzar a escribir), y explorar su relación como algo más casual, pero no tanto de una manera cliché como en mi fanfic anterior, sino más parecida a la cotidianidad de la vida real; esto va de la mano con retratar a los personajes como adultos ya un tanto vividos, por ejemplo: Tatsuki aunque siga teniendo la guardia alta, es más susceptible a ser amable gracias a la tolerancia que ha desarrollado con los años.
De ahí, mi gato estuvo presente en gran parte del proceso de escritura, esa conchasumadre tiene la costumbre de irse a la 1 de la mañana y volver a las 3, al entrarla la acariciaba para que mis ideas fluyeran, también ayudaba que me amasaba (por cierto, es un gato europeo común).
Esta vez solo tuve dos influencias musicales: "Doin' it Right" de Daft Punk, y "Purple Rain" de Prince (dato lobito: mi personaje favorito de MK es Rain). La primera canción, me acompañó por gran parte del texto, ayudando a que escribiera con calma pero con pasión, transmite cierta alegría melancólica que no puedo explicar; ahora, la segunda, me hacía entrar en ambiente, me ayudaba a imaginar de manera más sencilla los escenarios. "Rain is Falling" de ELO también ayudó un poco, pero no tuvo tanta presencia en realidad.
A la par de este fic, he estado maquinando otra historia, pero esta es de mi autoría, en esto me ayudó Evis, que me dio las bases, las cuales yo profundicé, para hacerlo lo mejor posible debo mejorar mi habilidad, así que con seguridad me verás subiendo un qué otro fic experimental por ahí, jugaré también con varios ships, amo el ishitatsu pero me gusta cambiar de sabor.
Bueno, antes de finalizar, me gustaría repetir lo importante que ha sido este ship para mí, literalmente ha cambiado mi vida, me enseñó el camino de la escritura, la pasión, la ilusión, el arrepentimiento y la aceptación; he comprendido mucho de mi mismo, cosas que ni siquiera sabía que existían, pude conectar con mi alma. Sé que si nunca hubiera descubierto el ship tarde o temprano hubiera llegado a la misma conclusión, pero en esta realidad fue gracias al ishitatsu que por fin descubrí mi pasión, y para retribuirlo, me embarqué en esta cruzada, una odisea en busca de revivirlo, y seguiré con mis planes incluso si llego a ser su único escritor actual, aún así es obvio que necesitamos nuevos adeptos, nuevas perspectivas.
Y con esto, me despido, no te preocupes si un día dejo de dar señales de vida, yo siempre vuelvo.
