CAPÍTULO 10

TODO LO QUE NO NOS DIJIMOS

CABELLOS DE ORO

Dos semanas habían pasado desde que Andrew había llegado a Japón, y aunque la denuncia puesta a los Sanjoi por maltratar a Andressa había evitado que se llevaran con ellos a la pequeña, los Sanjoi habían utilizado sus influencias para impedir que pudiera verla, por lo que las autoridades, al considerar que la pequeña quizá corría peligro con su familia legal, y dado que Andrew no reunía los requisitos para ser "familia de acogida", habían decidido retenerla en un centro de acogida al menos hasta que los resultados de paternidad que Andrew había solicitado estuvieran listos, días en los que Andrew estuvo angustiado preguntando si acaso tratarían bien a su hija en aquel lugar o en los que de pronto tuvo pensamientos catastrófico en los que los Sanjoi secuestraban a la pequeña en venganza por el amorio que él y Makoto habían tenido en el pasado; sin embargo, el día en que finalmente los resultados debían estar listos llegó y tal como se había acordado, se presentó a los tribunales acompañado de Rei que tomó su caso; y donde por cierto, tuvo la incomodidad de encontrarse con los Sanjoi acompañados de su abogado, puesto que estos no pensaban desistir en su lucha por quedarse con Andressa.

—El tribunal de asuntos familiares No. 252 sección C de la ciudad de Okinawa, luego de presentar las pruebas por la parte demandada y la parte demandante y de acuerdo a las leyes japonesas que nos rigen dará su veredicto— Dijo el juez— Concedemos la custodia temporal de la menor Andressa Sanjoi a Andrew Furuhata, quedando su abuelos paternos, Isamu y Hatsumono Sanjoi con la obligación de proporcionar una pensión alimenticia para la menor, y con derecho a visitas vigiladas por una trabajadora social al menos en lo que se determina si son aptos para tener la custodia y patria potestad. Se levanta sesión — Concluyó el juez

—¿Custodia temporal y visitas de esos dos?— Refunfuñó Andrew por lo bajo— ¡Pero si yo soy su padre! ¡Lo dice la maldita prueba de paternidad!— Se quejó, pues su intención había sido reconocer a su hija, quedarse con la patria potestad y alejarla para siempre de los Sanjoi.

La mirada de Andrew se encontró de pronto con la mirada de Isamu y Hatsumono Sanjoi, quienes lo miraron con furia. Sabía que si estaban empecinados en pelear la custodia de Andressa era porque su hija era la heredera legal de la fortuna Sanjoi, herencia que los Sanjoi solamente recuperarían si Andressa renunciaba a esta cuando fuera mayor de edad, o si la pequeña fallecía.

—Tienes suerte de que el juez te haya concedido al menos la custodia temporal— Dijo Rei— Así que por mucho que te moleste esfuérzate por demostrar que eres la mejor opción para Andressa, porque recuerda que aunque tengas la custodia tú también serás supervisado por trabajadores sociales, y si en uno meses el juez determina que lo mejor para Andressa es estar con los Sanjoi nada podrás hacer.

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Aunque sólo habían pasado dos semanas desde que Andressa había visto por última vez a su madre, ella lo sentía como si llevara una eternidad. Una eternidad en la que cada vez perdida más y más la esperanza de volverla a ver, y que eran el motivo por el que lloraba a diario, por el que el apetito se le había ido y quizá también por el cual mojaba la cama en las noches.

En ese tiempo, sentía que había perdido la confianza en todos: Primero Rei y Darien que le habían dicho que no la entregaron a los Sanjoi pero que ni siquiera habían ido a visitarla al hospital tras su accidente, después en las enfermeras del hospital que le habían jurado que al salir de ahí estaría con su familia, y ahora en la trabajadora social que la había llevado a una sala llena de juguetes para decirle que esa tarde se iría con una familia que cuidaría de ella.

—No tengas miedo, pequeña— Susurró la trabajadora social cuando los ojos de Andressa se empañaron de lágrimas — La familia que te cuidará es muy amable.

Un golpe se escuchó en la puerta, así que tras un "adelante" por parte de la trabajadora social, la puerta se abrió, dando paso a un hombre en el que Andressa reconoció al Gaijin rubio que había visto en casa de tía Rei. A un Gaijin que físicamente coincidía con la descripción que la abuela le había hecho sobre su verdadero padre. Ese padre que según su abuela Hatsumono la había abandonado y la golpearía más de lo que ella lo había hecho de tenerla frente a sí porque no la había querido.

—¡Señor Furuhata, buenas tardes!— Saludó la mujer— ¡Soy Kasumi Futari, trabajadora social de este centro!

—Buenas tardes, señorita Futari— Saludó Andrew amablemente, aunque su mirada estaba en esa hija de la que hasta hace poco no sabía nada pero a la que había comenzado a amar y deseaba proteger.

—Señor Furuhata, permítame presentarle a Andressa— Dijo la trabajadora social, quien después dirigió su mirada a Andressa— Andressa, él es el señor Andrew Furuhata.

Andrew se agachó a la altura de la pequeña, y embelesado al ver a aquella pequeña que se parecía tanto a su amada Makoto pero que tambien tenia parecido con él, sintió el impulso de estrecharla en un paternal abrazo, sin embargo, dado que no quería incomodar a la pequeña tuvo que controlarse.

—¡Andressa, que gusto siento de conocerte!— Exclamó conmocionado— ¿Cómo sigue tu brazo? — Preguntó Andrew mirándole la férula qué aun llevaba—¿Todavía te duele?

La pequeña se le quedó mirando un momento, pero entonces rompió a llorar.

—¿Qué sucede, Andressa?— Cuestionó cariñosamente la trabajadora social— ¿Le tienes miedo al señor Furuhata?

Andressa dudó en responder, y asintió .

—¿Te hizo algo?

—Mami dice que no debo ir con desconocidos y quiero ver a mi mami— Dijo Andressa con voz llorosa

—Y tu mami tiene razón, Andressa— Le comentó Andrew— Pero ella está enferma y alguien tiene que cuidar de ti mientras ella se recupera.

Andressa lo miró dudando, y entonces, Andrew sacó su cartera y le mostró a Andressa una fotografía recortada que llevaba dentro en la que aparecía él junto a Makoto, ambos sonriendo a la cámara.

—¡Mami!— Exclamó Andressa esbozando una media sonrisa.

—Y también conozco a Darien. De hecho somos primos— Comentó Andrew, que entonces sacó su móvil, entró a sus redes sociales y le mostró a Andressa fotografías en las que aparecía junto a Darien, Rei, Hanabi y Aries— Y si vienes conmigo, podré cuidarte hasta que mami se recupere y podrás jugar con ellos.

En el rostro de Andressa se reflejó el miedo.

—Pero usted es Gaijin, y los Gaijin les pegan a las niñas

—No soy un Gaijin, pequeña— Le aclaró Andrew— Soy un Hafu

—¿Qué es eso?— Cuestionó Andressa

—Eso significa que soy hijo de una Gaijin pero hijo de un japonés— Explicó Andrew— Y aunque no soy un Gaijin, dejame decirte que es mentira que los Gaijin golpean a las niñas. Mi madre es Gaijin, dos de mis abuelos son Gaijin, muchos de mis tíos y primos también lo son y jamás me golpearon cuando era niño ni han golpeado a nadie.

—¿Dijiste que tío Darien es tu primo?

—Así es

—¿Entonces él es Gaijin?

Andrew rió ante la pregunta de la pequeña.

—No, pequeña— Le respondió — Mis abuelos, mis tíos y mis primos Gaijin viven en un país llamado Estados Unidos, pero también tengo dos abuelos japoneses, muchos tíos , y muchos primos como Darien que viven aquí en Japón. Ellos son japoneses como Darién, como Rei y como tu mami.

—Y como yo

—Sí, como tú, pequeña

Por un momento, ambos guardaron silencio.

—Entonces. ¿Me vas a dejar cuidarte?— Preguntó Andrew— Te prometo que nunca te voy a golpear y que voy a cuidarte para que tu mamá esté feliz cuando te vea.

—¿Y me vas a llevar con mi mami?

—Si las trabajadoras sociales, el señor juez y los doctores me dan permiso, yo te llevo— Le respondio Andrew.

La pequeña Andressa miró temerosa el rostro de su trabajadora social, después el de Andrew; y a pesar de que no confiaba del todo en los adultos a su alrededor, asintió y caminó junto a aquel Hafu que a sus ojos parecía un Gaijin rumbo a un auto negro, donde como siempre habia sido cuando viajaba con su madre, la subieron en la parte trasera del auto y la sentaron en una silla para niños.

Cuando el auto arrancó, Andrew de pronto vio el miedo reflejado en el rostro de su hija; y aunque era doloroso ver que su pequeña desconfiar de él, se prometió que se esforzaría por ganarse la confianza y tratar de reparar el daño que había sufrido al haber pasado los primero cinco años de su vida con los Sanjoi.

—Y dime, Andressa, ¿Cuál es tu comida favorita?

—McDonald— Susurró tímida

—¿Por las hamburguesas o por los juguetes?

—Me gusta la hamburguesa de teriyaki y los juegos

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Casi media hora después de haber salido con Andressa del Centro de acogida para menores, Andrew llegó a aquella casa que había rentado en Okinawa y bajó a la pequeña Andressa, esperando que la sorpresa que había preparado para ella mitigara un poco la pena que embargaba su corazón; así pues, cuando la puerta se abrió, una tímida sonrisa se formó en el rostro de la pequeña al ver el jardín adornado con globos metálicos de distintos tonos de rosa, una burbuja inflable color transparente decorada con globos, un enorme pastel con forma de castillo de princesa y rostros conocidos y otros desconocidos que la recibieron al grito de "¡Bienvenida, Andressa!.

—¡Bienvenida a casa!— Se acercó Hanabi con una caja de regalo envuelta en papel con estampado de princesas, entregándolo a Andressa.

—¡Te extrañamos!— Exclamó Aries mientras le entregaba una bolsa de regalo con estampado de la princesa Elsa.

Tras un abrazo de sus dos primos; Rei, Darien, Minako y Yaten se acercaron a la pequeña para saludarla; y entonces, poco después, Andressa se encontró con la mirada de dos personas desconocidas: Un señor que lucia tan mayor como el abuelo Isamu, y una mujer tan mayor como la abuela Hatsumono, pero la cual era tan rubia que parecía una Gaijin.

—Pequeña, ellos son mis padres. Motoki y Jane Hansford. Ambos tenían muchas ganas de conocerte— Dijo Andrew

Jane Hansford, quien no pudo contener su emoción , se agachó a la altura de Andressa, y aunque la pequeña siempre le había tenido miedo a los Gaijin, la dulce mirada de aquella mujer logró que de inmediato sintiera simpatía por ella.

—¡Andressa, tenía tantas ganas de conocerte!— Exclamó la mujer— ¡Eres tan bonita como tu madre, aunque tu cabello es como el de tu…

—¡Como el de Rapunzel!— Se apresuró a decir el señor Furuhata antes de que por la emoción su mujer cometiera una imprudencia— Tienes el cabello tan lindo como el de Rapunzel, pequeña.

—Gracias, pero la abuela Hatsumono dice que mi cabello es feo y descolorido— Dijo Andressa.

—¡Oh, mi niña, tonterías!— Exclamó el señor Furuhata— Tu abuela Hatsumono no sabe lo que dices. Tu cabello es precioso como rayitos de sol.

—Mami me decía que eran hilos de oro cuando lloraba—Dijo Andressa—¿Ustedes también conocen a mi mami?

—La conocemos, claro que sí— Respondió Jane Hansford— Es una joven adorable y tan bonita como tú .

—¿Y me van a llevar a verla?

—Cuando los doctores y el juez nos den permiso, Andressa— Respondio Andrew— Pero mientras nos dan permiso ¿Qué te parece si comemos? Las trabajadoras sociales del centro me dijeron que casi no has querido comer, y eso no le gustaría a tu mamá. Además, traje hamburguesas de teriyaki como te gustan, y helado de postre.

Andressa sonrió , y junto con Andrew, los señores Furuhata y el resto de invitados, se sentaron a comer hamburguesas.

Tras comer, la pequeña acudió a los juegos para jugar con Hanabi y Aries; y desde lo lejos, Andrew que estaba sentado con los adultos, la miraba embelesado; preguntándose porque Makoto no le había dicho de su embarazo, e imaginando como hubieran sido las cosas si Makoto se hubiera divorciado para estar a su lado y criar juntos a aquella pequeñita tan suya y de ella.

—¿Has pensado cómo le vas a decir la verdad?— Preguntó Jane Furuhata en inglés a Andrew que se encontraba a su lado.

—No se madre— Respondió Andrew en el mismo idioma— Y créeme que eso es lo menos que me preocupa en este momento.

—Alguna explicación le vas a tener que dar cuando pase de ser Sanjoi a ser Furuhata.

—Me cedieron su custodia de manera temporal— Comentó Andrew molesto— Estoy en calidad de padre de acogida.

—¿Qué?— Cuestionó sorprendida la madre de Andrew— Pero si la prueba de paternidad salió positiva. Además, aun sin la prueba es evidentemente una Furuhata.

—Los Sanjoi no están dispuestos a renunciar a Andressa— Dijo Andrew con preocupación— Si me cedieron la custodia temporal es solamente porque el psicólogo descubrió que mi hija fue maltratada por esos malditos y que el accidente fue provocado— Agregó alguien— Provocado por que por desgracia Andressa es la heredera de la fortuna Sanjoi; pero si no se demuestra que los Sanjoi estuvieron detrás del accidente y si ellos muestran una mejoría que los haga ser considerados aptos para hacerse cargo de Andressa pueden recuperar la custodia.

Jane Hanford guardó silencio por un momento, aterrada ante lo que acababa de escuchar.

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Ocho años antes…

Un mes había pasado desde la boda de Rei y Darién, en la que por cierto, Andrew y Makoto habían dado inicio a su secreto idilio, así pues, como ya lo hacían tres veces por semana, aquel viernes Andrew y Makoto se encontraron a unas cuantas calles de la Universidad para entonces ir a pasar el resto de la tarde juntos, y en esta ocasión, como ocurría la mayoría de las veces, acudieron a pasarlo al mismo departamentos propiedad de los Furuhata, el cual se encontraba cerca de la facultad donde estudiaba Makoto, y el cual se suponía que Andrew debía poner en renta lo más pronto posible.

¿Te sientes mejor? — preguntó Andrew en un susurro mientras bajo la frazada abrazaba a Makoto qué se encontraba acostada a su lado pero dándole la espalda.

Makoto giró su rostro para encontrarse con la mirada de su amante y asintió.

¡Mi blossom! —Susurró él acariciando su rostro.

La palabra "Mi" antes de aquel tierno apodo cariñoso que Andrew le había puesto provocó que Makoto suspirara, pero antes de que ella le respondiera algo, él besó sus labios, y ella correspondió desbordandose de pasión, sintiéndose completamente suya aunque no pensaba decírselo.

Cuando la falta de aire los obligó a romper aquel beso, ambos tuvieron que poner freno a su deseo, pues a ella le apenaba la idea de hacerlo cuando el período le llegaba.

Me encanta tu cabello—Susurró ella enredando sus dedos en los rulos de su amante— Son como hilos de oro.

De niño desee tenerlo oscuro.

¿Por qué? — Preguntó Makoto curiosa

Viví aquí desde que nací hasta los diez años, y en la primaria los maestros molestaban a mis padres para que me lo tiñera de un color oscuro— Le contó Andrew — Eso es de las cosas que no me gustan de la cultura japonesa, pero por fortuna no me lo tuve que teñir porque mi padre demandó al instituto por daños y perjuicios. Eso dejó un precedente y supe que por eso en los años siguientes ya no exigieron que los estudiantes se tiñeran el cabello.

Makoto sonrió al escuchar aquella anécdota de la vida de Andrew.

Supongo que te discriminan menos en un país multicultural como Estados Unidos. ¿Verdad?

Pues los maestros no exigen uniformidad en los estudiantes como aquí en Japón, pero si hay discriminación— Respondió Andrew— Cuando llegué a Estados Unidos tenía compañeros de distintas razas, pero los hijos de Japoneses que viven en Estados Unidos no me consideraban suficiente japonés por parecerme más a la familia de mi madre, y los americanos blancos tampoco me consideraban lo suficientemente americano porque cuando llegué a Estados Unidos hablaba inglés con acento muy marcado y llevo el apellido de mi padre, y además, como a veces no distinguen entre un coreano, un chino y un japonés, esperaban que entendiera a los chinos o las compañeras fans del pop coreano esperaban que les tradujera canciones.

Ambos se quedaron en silencio un momento, hasta que Andrew habló de nuevo.

Ahora tú cuéntame algo— Pidió él

¿De qué?

De tu infancia.

Makoto guardó silencio un momento. Si bien nunca mentía negando que la clase social a la que perteneció hasta antes de ser una Sanjoi, le incomodaba hablar de eso frente a personas que habían nacido en cuna de oro, además de que había episodios de su vida tan terribles de los que le daba miedo hablar.

No hay mucho que contar —Respondió Makoto—Estudié en un instituto privado porque el señor Hino me dio una beca.

¿Cómo es que…

El móvil de Andrew timbró, y Makoto agradeció que así fuera para no tener que seguir hablando.

Hola papá. ¿Cómo estás?

Makoto salió de la cama, y mientras él hablaba, salió de la recámara y se dirigió a la cocina en búsqueda de ingredientes para preparar algo de comer.

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Cuando Andrew terminó de hablar con su padre y salió de la recámara, su sentido del olfato se vio embriagado por el exquisito olor a salsa bbq y mantequilla. Entonces, siguió sus pasos hasta la cocina, donde antes de entrar, miró a Makoto de espaldas, parada frente a la estufa mientras tarareaba una canción.

Saberla tan feliz, le hizo sonreír, así que entró y la abrazó por la espalda.

¿Qué cocinas, Blossom?

Pollo con salsa bbq y puré de papa— Respondió ella— Algo típico de Estados Unidos para que no extrañes tanto tu otra patria.

¡Qué adorable florecilla! — Le susurró él al oído— Por cierto. Quiero pedirte un favor.

¿Qué favor?

Necesito cambiarle el mobiliario a este departamento. ¿Podrías ayudarme escogiendo el mobiliario?— Pidió él —Entre mi trabajo y la maestría no me sobra mucho tiempo.

Pero… ¿Y si no te gusta lo que a mí me guste? — Preguntó Makoto dudando

No soy muy exigente.

Andrew Furuhata, si me pones a escoger cosas a mi gusto terminaré escogiendo un sofá color rosa pastel, cortinas floreadas y muchas flores— Amenazó Makoto—¡Así que no me retes!

Andrew la tomó de la estrecha cintura, la recargó contra la isla de la cocina y la besó hasta que la necesidad de tomar aire se hizo presente.

¡Me encantará!— Exclamó

¿Y si el estilo de decoración que yo escoja no le gusta a las personas candidatas a rentarlo?

En algún momento llegará el inquilino adecuado

¡Entonces lo haré!

Andrew la besó de nuevo, y ella se dejó llevar por la tempestad de emociones que Andrew Furuhata provocaba en ella, hasta que entonces un sútil olor a quemado la puso alerta y se apartaron el uno del otro para salvar el puré de patatas en la estufa.

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Después de que Andrew y Makoto comieran la exquisita comida que ella había preparado, se habían dado a la tarea de navegar por las páginas de las mueblerias mas lujosas de Tokio, buscando el mobiliario adecuado, una actividad que a Makoto le pareció de lo más divertida, sobre todo porque Andrew le dejo elegir todo a su gusto y eso le permitió fantasear en cómo decoraría su hogar si es que lo tuviera.

El tiempo al lado de él había pasado tan rápido que cuando menos se dio cuenta ya iban a ser las veintitrés horas, demasiado tarde para llegar a la mansión Sanjoi; sin embargo, no podía no llegar a dormir, así que a pesar de que Andrew se empecinó en llevarla, ella se negó , aunque él le puso como condición estar hablando por teléfono en todo momento hasta que llegara a casa y estuviera a salvo.

Durante el trayecto, estuvieron hablando de muchas cosas, hasta que Makoto hizo mención de una película que acababa de salir en el cine y la cual pretendía ir a ver sola porque no era del agrado de Rei y Minako estaría fuera de la ciudad el fin de semana.

¿Y si vamos juntos?— Le propuso Andrew

Makoto guardó silencio por un par de segundos antes de responder.

Podria vernos alguien— Respondió Makoto

Bueno, podríamos ir a un cine en Kamakura o en Odawara

Masato tiene familiares en Kamakura, así que para mí sería mejor si fuera en Odawara

Bien. ¿Te parece si paso por ti a las ocho de la mañana?

En ese momento en que Andrew propuso la hora, el taxi se detuvo frente a la mansión Sanjo, así que Makoto pagó y bajó.

Sí — Le respondió Makoto— Por cierto, debo de colgar porque acabo de llegar a casa. Mañana nos vemos en el mismo centro comercial de siempre a las ocho de la mañana.

Tras despedirse de Andrew, Makoto finalizó la llamada. Después entró en la mansión Sanjoi que a esas horas de la noche estaba en silencio, sin embargo, antes de subir a las escaleras de caracol para llegar a su habitación se encontró con su marido mirándola con rabia.

¿Se puede saber dónde carajos estuviste todo el día?

Makoto se sorprendió al ver enojado a Masato, pues en realidad él nunca había mostrado interés por a donde iba ella o de dónde venía.

¿No me digas que vas a empezar a controlar a donde voy?

¡Vinieron unas hermanas de mi difunto abuelo a la ciudad y hubo una cena familiar!— Le gritó Masato— ¡Todo mundo preguntaba donde estaba mi esposa y nunca respondiste el móvil! ¡Me has hecho quedar en ridículo !

Hubieras llevado a Naru— Respondió Makoto quitada de la pena y con la intención de subir las escaleras para llegar a su habitación, pero entonces Masato la tomó del brazo con brusquedad impidiéndole seguir su camino.

¡Escúchame bien, idiota!— Exclamó Masato— Mañana saldremos a desayunar con mis tías abuelas, así que te quiero lista a las diez de la mañana.

¡Mañana por la mañana no puedo!— Respondió Makoto, pues ya tenía planes con Andrew— Tengo tarea, así que…

¡No te pregunté si puedes o quieres!— La interrumpió Masato— Te quiero lista. Acuérdate que yo se tu secretito y el de tu abuela, así que no me colmes la paciencia.

Makoto, al escuchar la amenaza en aquellas palabras, no insistió mas, así que subió molesta las escaleras.

Cuando por fin llegó a la habitación, le marcó a Andrew para cancelarle la cita, sin embargo, dado que él no respondió la llamada abrió line para dejarle un mensaje de texto, pero antes de que comenzara a redactarlo escuchó el sonido de un móvil dentro de su habitación, así que se puso de pie, y siguiendo ese sonido, se encontró con el móvil que Masato utilizaba para asuntos personales.

"¡Así que el maldito estuvo husmeando en mi cuarto!" Pensó para sus adentros.

En un principio, Makoto pensó en romper aquel móvil a modo de venganza por tantas infidelidades y humillaciones en esos seis años de matrimonio; pero entonces, la curiosidad por leer los mensajes le ganó, así que le bajó el volumen al teléfono y entró al móvil fácilmente, pues este ni siquiera tenía contraseña.

Al entrar, se dio cuenta de que con quien más hablaba Masato era con Naru, aunque también tenía conversaciones con amigos, con su abuela y su madre, con Darien, y curiosamente también con Andrew, lo cual le sorprendió un poco, pues aunque ellos no se llevaran mal tampoco se imaginaba que interactuaran mucho.

Decidió entonces abrir la conversación con Naru, y comenzó a leer su última charla que tenía fecha de ese día por la tarde.

Naru: ¿Aún no me consigues casa?

Masato: Ya te he dicho mil veces que en eso estoy.

Naru: ¡Soy la madre del hijo que vas a tener! Tu hijo y yo merecemos una casa.

Masato: ¡Calma! Y la vas a tener, sólo falta firmar el contrato con el arrendatario.

Naru: ¡Mentira, no me has conseguido nada!

Masato: ¿Ya vas a empezar?

Naru: A ver. Si es verdad que ya sabes en donde voy a vivir. ¿Me puedes decir dónde carajos es la casa? ¡Masato, si no vas a divorciarte de la perra de Makoto lo mínimo que merezco es una casa! Ponme una casa o le voy a gritar a todo Tokio que vas a tener un hijo fuera del matrimonio

Masato: ¡Ya! El departamento donde vas a vivir es propiedad de los Furuhata. Ya lo hablé con Andrew. Sólo falta firmar el contrato, unos detalles de mantenimiento que tiene que hacerle y seguro el proximo fin de semana estarás viviendo ahí. El condominio está en Shibuya, a una calle del centro comercial.

Al leer aquel fragmento de la conversación, Makoto se sintió incomoda, pues aunque ya no sentía amor por Masato, en su corazón albergaba rencor contra él y contra Naru, así que imaginar que Andrew la había puesto a decorar el futuro "nido de amor" de Masato y su amante le revolvió el estómago.

Tras leer la conversación, enseguida abrió el chat con Andrew, y entonces leyó lo último que habían charlando Masato y Andrew.

Masato: Hola Andrew. Me comentó Darien que se te había desocupado uno de los departamentos . ¿Aún no tienes inquilino?

Andrew: No. ¿Por qué?

Masato: Necesito alquilar uno.

Andrew: ¿Te está exigiendo departamento Naru?

Masato: De hecho tanto Makoto como Naru me están exigiendo departamento, pero es para Naru. A Makoto ya se le pasará el berrinche.

Leer aquello provocó que Makoto pasara de la furia a la tristeza; pues de pronto sintió como si Andrew la hubiera traicionado, y eso le provocó aquel mismo sentimiento que experimentó cuando en sus primeros años de matrimonio con Masato descubrió que él le era infiel.

¡Hola!

Pues sí, sé que tardé muchísimo en actualizar este fanfic, pero pues en octubre se me atravesó el flufftober y la temporada halloween-día de muertos así que me costó avanzar, y en este mes me había tardado en postear porque se me vino mucha carga de trabajo en la oficina, pero bien, aquí estamos retomando el camino de los fanfics, y espero que les haya gustado este capitulo.

Gracias a quienes me leen, sobre todo a Hospitaller Knight y Mlaga del Mal que siempre me dejan sus reviews.

¡Saludos a todos!

Edythe