Nov25


AU: Viaje en el tiempo.

Prompt: En otra vida.

Kink: Pornografía.


Cuando logró suicidarse en la silenciosa celda que le había sido asignada en el reformatorio, jamás se hubiera imaginado que retornaría tres años en el tiempo, justo el día que conoció a su mejor amigo y amor platónico: Baji Keisuke. Cuando lo vio acercarse hasta su postura retraída con esa aura amenazante digna de un lobo salvaje, casi se echó a llorar de la emoción. No podía respirar, el corazón se le había detenido al darse cuenta que aquello era real, justo como se había almacenado en su cerebro como uno de los recuerdos más importantes que tenía de su miserable existencia. Kazutora lo conoció en los recreativos mientras él hacia el tonto con los que solía llamar «sus amigos» y "accidentalmente" había arruinado su progreso en el videojuego que estaba jugando. Se había enfrentado a él por Junpeke, quien salió huyendo en la más mínima oportunidad, dejándole completamente solo para apañárselas. Por mera inercia había recreado la situación, esperando que todo se tratase de una alucinación absurda que lo llevaría finalmente al sueño eterno. De eso se trataba esta visión, ¿cierto? Hanemiya estaba listo para dejarse arrastrar a la eterna oscuridad ya que no era su intención recordar más.

Pero entonces Baji se inclinó hacia él, asegurándole que serían amigos sin intereses, que lo acompañaría por el resto de la noche para mejorar el día de su cumpleaños haciendo un merecido alboroto. Y como si fuera aquella una despedida con el chico que por tanto tiempo anheló, se permitió sumergirse en el momento, jugando a lado de Baji como extrañaba hacer, descargándose de tantos sentimientos que lo habían sofocado desde Bloody Halloween dentro de aquel universo alterno del que provenía su alma.

Corrieron por la ciudad juntos, gritaron y destrozaron objetos hasta que Baji le propuso que golpearan a todo el que Kazutora considerase desagradable y así lo hicieron. Keisuke fielmente lo siguió en sus travesuras al tiempo que le proponía llevar aquella celebración a los extremos. Fue tan emblemático ver las llamas arder alrededor del auto, llenando de vida un corazón que ya creía muerto a pesar de haber sobrevivido; él se habría quedado toda la noche delante del incendio, contemplando la realidad mientras el tiempo se detenía, absorbiendo todo el dolor dentro de sí.

—Hey. —Junto a esa persona tan preciada que le estaba hablando ahora—. ¿Te estás divirtiendo?

Kazutora volvió a sentir que sus ojos ardían sólo con mirar a ese muchacho de cabello corto y sonrisa fácil. ¿Cómo alguien así de perfecto llegó a sentir la mínima compasión por alguien como él? ¿Cómo pudo ser tan ciego para creerlo un traidor cuando siempre luchó por proteger a todos sus amigos, incluyéndolo? Si hasta se suicidó delante suyo para aligerar la carga que traía ese mortal enfrentamiento de pandillas. Mientras lo veía, Kazutora deseó con todas sus fuerzas apuñalar a Hanma por hacerlo dudar del único que siempre estuvo de su lado. Si tan sólo su mente no fuera tan débil y confiara tanto como Baji confió en él.

—Aún creo que es demasiado —respondió tardíamente a la pregunta de Baji desviando la mirada, pues no quería que lo viese llorar cuando se suponía era el mejor cumpleaños de su vida.

—Oh, ¡vamos! ¡No te puedes quejar! Te dejé hacer los honores.

—No entiendo, simplemente, ¿por qué te molestas en ser mi amigo?

—No sé —dijo Baji con simpleza—. Ya sé que eres patético pero no tanto como creí al principio. Pocos me siguen el ritmo, ninguno de mis amigos está interesado en quemar autos conmigo o golpear gente porque sí. ¡Gracias por hacer mi sueño posible, Kazutora!

— ¿Ya me estás llamando por mi nombre?

—Tu apellido es muy largo —Keisuke le restó importancia al asunto—. Tú tienes mi permiso de llamarme como quieras. Ahora que somos amigos no me lo tomaré a pecho aunque me ofenda.

—Qué tipo tan raro eres.

—No más raro que tú. Pero olvidemos eso, ¿qué más quieres hacer?

— ¿No podemos quedarnos aquí un poco más?

—Si eso quieres, aunque… —La sonrisa que se dibujó en Baji le recordó a Kazutora el por qué se había vuelto un delincuente, especialmente cuando le hizo la propuesta de tomar como pastel su venganza. Era hora de saldar cuentas con su falso amigo.

Nunca había olvidado lo bien que se había sentido golpear a aquel imbécil de Junpeke, fue un sentimiento que nuevamente le hizo sentir fuerte, capaz de todo, ahora que lo volvía a efectuar. No le importó que quisiera persuadirlo de detenerse y en cambio encontró estimulante que lo viera como alguien peligroso. Siempre le había gustado el cascabel que adornaba su oreja, por eso no dudó tomarla para él cuando tuvo la oportunidad; también era su forma de exorcizar lo que tanto daño le había causado al saber que todo este tiempo había sido usado como árbol de dinero. Por supuesto que Junpeke no se defendió y huyó como el cobarde que ya le había demostrado ser, pero poco pudo importarle a Kazutora cuando se dio la vuelta y vio a Baji esperando por él; nadie de sus antiguos amigos hubiesen hecho eso pero Baji le sonreía con tanta felicidad que cuando le mostró el cascabel no tardó en felicitarlo.

—Un regalo de cumpleaños bien merecido, vamos a mi casa para perforarte la oreja.

— ¿Sabes cómo hacer eso? —inquirió sólo por mantener interacción, ya sabía que las habilidades de Baji al respecto eran buenas a pesar de jamás haberse hecho alguno a sí mismo.

—Más o menos.

— ¿Me invitarás a tu casa sin más?

—Ya te dije, somos amigos. No tiene nada de malo que invite a un amigo a mi casa. Deja de preguntarme estupideces y vámonos.

Hanemiya sonrió conmovido, ese era su Baji, tan brusco y tan malo para las palabras. Era tan entrañable que supiera lo que fue su vida junto a Keisuke y aun así desear que continuase por más tiempo. Si alguna divinidad le estaba dando la oportunidad de arreglar sus errores de otra vida, lo haría sin cambiar lo que hizo especial su amistad, pues no era su intención perseguir algo más siempre que estuviera junto a su mejor amigo, o mejor dicho, futuro mejor amigo.

Fue tan divertido experimentar nuevamente el nerviosismo e inquietud de la perforación en el lóbulo de su oreja, sentir los dedos temblorosos del fingido experto en el arte, también conocer a la madre de Keisuke, sentirse apreciado y respetado como nunca lo fue junto a otras personas, al menos hasta que conociera a los amigos de Baji. No pudo evitar mostrarse nervioso el día que conocería a Mikey y Draken, pues en su mente yacían frescos los sucesos que causaron su separación de ellos. Pero al final, a pesar de todas sus dudas y sentimientos, pudo forjar una relación respetable con cada uno de ellos antes, durante y después de que su pandilla estuviese oficialmente formada; estaba determinado a cambiar únicamente lo que había roto sus vínculos, entonces que fuese lo que el destino le deparaba.

El fatídico día en que cometería su peor error llegó pero no le propuso a Baji robar la moto que había visto en la tienda de Shinichiro apenas unos días antes, ni siquiera tuvo el valor de salir de su habitación para asistir a clases por temor al sonido de las sirenas de policía que resonaban por toda la calle, sintiendo tan real lo que había vivido en el mundo del que provenía como si estuviera suscitándose en tiempo real. Apenas tuvo el coraje de responder la insistente llamada de Baji y ante su inminente negativa de salir, él se decidió visitarlo a su solitaria casa; no se negó, pues consideraba su compañía sanadora, por ello también lo recibió en su habitación mientras él enterraba su rostro en la almohada.

— ¿Estás enfermo? —quiso saber Baji posándose a su lado en la cama, visiblemente preocupado.

—No quiero salir hoy, es todo. Quizás mañana sea igual. Tampoco veré a Mikey y los otros.

— ¿Por qué?

—Simplemente no lo haré.

—Sabes que pronto será el cumpleaños de Mikey, ¿verdad?

— ¡Por eso mismo debo mantenerme lejos todo lo que pueda!

—Oi, oi. Sólo porque no has pensado en un buen regalo para él, no es motivo de que te niegues a verlo, sabes que no le gusta cuando lo evitan. Joder, siempre eres el primero en quejarse de lo caprichoso que es.

— ¡Lo sé, lo sé! ¡Es sólo… sólo…! ¡Maldita sea!

—Kazutora, dime qué ocurre, puedo ayudar.

—…Es difícil de explicar —murmuró Hanemiya para sí mismo pero Baji logró escuchar.

—Inténtalo.

—…Es como una pesadilla, tan real…. Quiero hacerlo feliz, así que te propongo robar una CB205T… pero de alguna manera todo se sale de control, el dueño de la tienda nos ve y mi primera reacción es matarlo, pero es cuando me dices que él es hermano de Mikey. Estoy tan aterrado que lo culpo de mis propias acciones. No tardo en decidir que debo matarlo también a él… me obsesiono tanto con eso que paso un año en la correccional alimentando mi sed de venganza, pero… pero…

—Oye… —Al notar la expresión horrorizada en el rostro de su mejor amigo, Baji acarició su cabeza con dulzura, atrayendo los ojos de Kazutora hacia el consuelo de sus ojos—. Tú no harías eso.

—No lo sabes —espetó volviendo a ocultarse con la almohada. Verlo tan convencido incitó a Baji pensar en una solución para este dilema, pero no se le ocurrió gran cosa.

—Está bien si necesitas un tiempo lejos, yo me encargaré de las excusas hasta que te sientas bien. Sólo vuelve con nosotros, siempre, sin importar nada, ¿de acuerdo?

—Baji…

—Eso sí, me tendrás por aquí seguido, ni creas que aceptaré que también quieras hacerme de lado a mí. Tengo el privilegio de ser tu amigo antes que ellos, eso debe darme más beneficios.

—Qué cosas dices —dijo Kazutora con las mejillas enrojecidas, su corazón tocado por aquella muestra se posesividad amistosa que pocas veces Keisuke sacaba a flote, no era su estilo; aquello era más predilección del propio Mikey.

—Bueno, pues como hoy no quieres ni asomar la nariz fuera de tu madriguera como todo un hikikomori, ¿qué tienes de nuevo en tu colección?

Con la intención de cubrir la vergüenza que quemó su pecho recién, Baji se apresuró desviar la conversación mientras se alejaba al estante donde Kazutora guardaba sus revistas pornográficas, a pesar de que el propio Hanemiya sólo las hojeaba de vez en cuando a diferencia de como fuese en su otra vida, más interesado en acumular impresiones eróticas para el deleite de su mejor amigo. No era que hubiese perdido deseo sexual hacia el sexo femenino, después de todo había mantenido la costumbre de adornar sus paredes con posters de mujeres sensuales, pero por el momento encontraba más estimulante apreciar las reacciones de Baji cada que sus ojos encontraban algún escenario explícito en demasía. Quizás algún día tuvieran la oportunidad de replicar una de las tantas fantasías plasmadas en las hojas, por el momento Kazutora dejaría que las cosas siguieran su curso entre los dos.

Fin.