Nov26


AU: Piratas.

Prompt: ¿Por qué me salvaste?

Kink: Dub-Con.


Baji Keisuke había trabajado como pescador desde que era niño, se había enamorado del mar y de todos sus misterios, soñaba con el día de ir más allá de las aguas seguras, surcando así las turbulentas olas en busca del nuevo mundo. Pero al final se había visto obligado a desistir de sus más arraigadas fantasías por el bien de un futuro mejor, su madre le había hecho prometer que evitaría a toda costa llevar su amor por el océano demasiado lejos, pues este le había arrebatado a su familia cada uno de los varones que la conformaban como sus abuelos y padre, así que no quería que él fuera uno más en la lista de fallecidos. Por veintisiete años Keisuke había mantenido su juramento de ser lo más prudente posible, tal lo había ayudado desarrollar una extraordinaria intuición de navegación con la que lograba evadir cada menor percance entre aquellas engañosas aguas. Jamás tuvo encuentros con monstruos marinos ni mucho menos criaturas místicas peligrosas como las sirenas por las que ya muchos otros barcos se hundieron. Sin embargo, una impulsividad ocasionada por su espíritu salvaje lo llevó cometer un desliz en sus cálculos de clima cuando quiso estar más cerca de los límites, llevándolo a conocer a una de las más peligrosas tripulaciones de piratas.

Sucedió justo después de que su barco encalló, las aplastantes tormentas habían hecho que perdieran el curso y que aquello se convirtiera en una pesadilla donde muchos de sus compañeros fueron arrastrados por las furiosas aguas hacia lo profundo. No supo cómo fue que sobrevivió pero había despertado en esa diminuta isla desierta completamente solo. Por la posición de la luna llena consideró que por lo menos superaba la media noche, el viento era gélido y su ropa húmeda no ayudaba a mantener su temperatura corporal, por lo que se apresuró ir en busca de algo que pudiese calentarle mientras trazaba un plan para regresar a su hogar.

Había sido una total coincidencia que al poco tiempo de armar una fortaleza improvisada, visualizara a la lejanía un barco sin bandera, el cual posiblemente impulsado por la curiosidad de sus navegantes se había aproximado a la isla mientras que Keisuke –motivado por sus instintos de supervivencia– no dudó un instante en solicitar ayuda. Y cuando los tripulantes descendieron del barco con intenciones poco altruistas, Baji no tuvo más opción que defenderse de manera que ninguno de aquellos delincuentes marinos hubiese anticipado nunca. El capitán de los piratas observó a bordo del barco, interesado en cómo Baji evadió el filo de las espadas y usó la fuerza de cada uno de sus subordinados en contra, saliendo ileso de ataques mortales. Le habría sido sencillo darle una muerte rápida cuando desenfundó su pistola y apuntó a su cabeza, pero encontró sumamente atractiva la habilidad de aquel hombre pese a la humildad que aparentaba, sin mencionar que algo más en su aspecto hizo que sus ojos de tigre brillaran con crueldad.

—Captúrenlo, lo quiero vivo —le dijo a quien había permanecido a su lado hasta el momento, mismo que sonrió con sadismo antes de comunicarle la orden al resto de la tripulación.

El inevitable agotamiento y el número aberrante de oponentes habían sellado la pronta derrota de quien en su pueblo solía ser clasificado como un lobo con correa, pero ni siquiera cuando fue encadenado y tirando frente al líder pirata en su despacho, demostró sumisión en su mirada, lo cual hizo que el jefe pirata sonriera más ampliamente a la vez que demandaba absoluta privacidad para él y su invitado. Fingiendo cordialidad este se paseó por el espacio cuando estuvieron solos, sin perder de vista al pescador cuya expresión desafiante correspondía a su inspección.

— ¿Dónde aprendiste a pelear así?

—No hay lugares tranquilos de donde provengo.

—Ya veo. Por un momento pensé que podrías ser un capitán pirata abandonado, aunque descarté el pensamiento en cuanto mis hombres vieron las herramientas de tu barco.

—Mi intención no era terminar con ustedes.

—Aún sin tus señales de cualquier modo nos habríamos enfrentado, mis hombres querían ver si quedaba algo de valor en ese montón de madera inservible.

— ¿Qué quieres de mí? Me parece extraño que no me hayas asesinado ya, y dudo que necesites manos de obra cuando tienes de sobra a bordo.

—Vamos, Baji. ¿En serio te has olvidado de mí?

El sorpresivo nombramiento dejó a Keisuke helado de la impresión, descubriendo en los rasgos que consideró irritantes un espectro de alguien en quien no había pensado en mucho tiempo. El corazón se apresó en su garganta cuando consiguió unir las piezas de aquel fantasmagórico recuerdo, reconociendo la hueca sonrisa de un adolescente perturbado que llegó amar como a un hermano y que conoció en medio de circunstancias de vida o muerte, el mismo que en el presente le devolvía la mirada con un nivel más profundo de oscuridad.

— ¿Kazutora? —La sonrisa del pirata se expandió con cierto cansancio efusivo—. ¡Bastardo hijo de puta! ¡Sobreviviste! —exclamó Baji en cambio con eufórica felicidad, no importándole más la incomodas ataduras que lo mantenían arrodillado—. ¡Cuánto tiempo! No me lo creo, maldición, estaba seguro que habías muerto.

—Han sido diez años al menos —asintió aliviado por la respuesta obtenida.

— ¿Cómo fue que terminaste así? Recuerdo lo mucho que odiabas alta mar.

—Todavía lo hago pero… te sorprenderías al escuchar cuánto puede cambiar un hombre de opinión una vez posees el cargo más importante entre asesinos y ladrones. He conseguido mantenerme cuerdo únicamente porque solías decir que querías vivir sin ley, navegando un velero por toda la eternidad, justo como un pirata.

—Si… —Baji se sintió apenado con la memoria expuesta—. Solía romantizar mucho la idea de la piratería en nuestra adolescencia, una estupidez si me lo preguntas ahora.

—Aun así me sorprendió mucho que te encargaras del negocio familiar.

—Supongo que mi correa era más resistente de lo que yo mismo pensaba. Por mucho tiempo quise aventurarme, seguirte, pero ver a mi madre empeorar de salud me retuvo en el puerto. Pensé que muriendo ella, sería capaz de lanzarme por la borda pero… ya ves cómo son las cosas.

—No hay nada de malo en tener una vida honorable.

—Más que honorable, es una esclavitud sin grilletes. Eres libre de ahogarte en alcohol y conseguir bienes materiales pero se queda contigo un vacío que crecerá con el paso del tiempo.

—Por lo menos no debes preocuparte de que seas asesinado durante una riña entre piratas, contra la marina o se amotinen tus hombres.

—Tora…

El uso de aquel sobrenombre hizo reír a Hanemiya ácidamente con una mezcla de emociones confusas, entre las cuales podían ser resaltados sentimientos como melancolía, nostalgia, tristeza e ira, pero sobre todo dolor, el cual cubrió al mismo ritmo que lo hizo con su rostro, negándose a derramar lágrimas. Era una norma pirata no mostrase débil ante nadie, pues el más mínimo indicio de debilidad representaba un grave error, aun siendo delante de un hombre como Baji.

—Me tranquiliza que no hayas olvidado nada relacionado a mí, estaba convencido de que nuestro encuentro sería mucho más difícil de abordar.

— ¿Bromeas? ¡Lo habría notado tarde o temprano aunque no me llamaras por mi nombre!

—No era lo que parecía.

—Sabes lo fácil que me bloqueo cuando me siento amenazado.

—Igual a un lobo salvaje, uno que intercambió el bosque por el mar. Aún no lo entiendo, esa noche en la embarcación, ¿por qué me salvaste? Mi riña no tenía nada que ver contigo.

—Es posible. —Baji se alzó de hombros, encontrando surreal que Hanemiya lo mencionara justo en su reencuentro ya que nunca lo cuestionó mientras aún se frecuentaban—. Mi madre siempre me aconsejó ignorar conflictos ajenos a mí pero, como sabes, eran demasiados contra ti. Me pareció injusto, yo habría querido aunque fuera un poco de ayuda para vengarme.

—Nunca te agradecí por ello, si no hubiese sido por tu fuerza yo… probablemente ni siquiera estaría aquí ahora.

— ¿…Qué pasará conmigo? —quiso saber, rompiendo de forma abrupta la burbuja con la que ambos se habían mantenido protegidos de la realidad, permitiéndole a Keisuke percibir un cambio radical en las facciones faciales del capitán—. Kazutora, ¿de qué me debo preparar? Dudo que planees llevarme de regreso a mi pueblo. No tienes excusa para mantenerme convida, ¿o sí?

—Todo lo que ordene en este barco se hace. Si demando que mi prisionero se convertirá en mi perra, nadie te tocará.

— ¿Qué?

—Lo qué has oído —Kazutora se levantó de su asiento, ignorando olímpicamente el desconcierto en el tono del pescador—. A partir de hoy serás un tripulante especial. No puedo tomarte como mi subordinado como he hecho con otros, los puestos están saturados, así que tendrás que esperar a que alguien muera o me harte. Mientras tanto serás mi perra.

— ¿¡Qué mierda!? ¡Me rehúso!

—Tus decisiones ahora no importan, Baji. —Kazutora se inclinó hacia su prisionero con una sonrisa aterradora—. Desde el momento que subiste a mi barco te convertiste en mi propiedad, puedo hacer lo que yo quiera contigo, y deberás obedecerme si quieres vivir.

—Prefiero morir —le retó Baji con determinación, eso hizo que la mueca de Hanemiya se ampliara.

—Ya te lo dije, no tienes opción.

Luego de eso, Kazutora hizo que lo arrastraran a una celda sin prestar atención a sus reclamos. Baji continúo echándole en cara el pasado que compartían sin advertir tampoco la expresión dolida que se apoderó del rostro del pirata en cuanto lo dejaron solo. Baji maldijo su suerte y maldijo a Kazutora por haber decidido este destino para él, aun cuando en el fondo quisiera creer que esto lo hacía para protegerlo de la crueldad de este mundo, pues como bien lo había dicho lo trataron con mucho respeto durante y después de su aprisionamiento, como si realmente temieran hacer a su capitán enfurecer. Posteriormente había sido liberado para compartir su intuición en navegación, y aquel pirata que intentó sobrepasarse con él uno de esos días terminó mutilado de manera tan sanguinaria que Baji no concilió el sueño por varios días. Entonces se llegó el momento en que Kazutora lo mandó llamar a sus aposentos, algo que Baji se preguntó cuándo ocurriría a lo largo del viaje. Estaba temeroso de que fuera en serio su calificativo entre los tripulantes, así que cruzó la puerta con increíble nerviosismo. No era que desconociera cómo se efectuaba el acto entre varones, no era virgen pero no se imaginaba sosteniendo relaciones sexuales con Kazutora cuando todavía lo veía como un viejo amigo, un camarada delincuente de su juventud.

— ¿Me odias, Baji? —Su pregunta fue el recibimiento que el aludido menos se hubiese esperado después de un largo silencio, especialmente cuando se encontraba de espaldas a él mirando obsesivamente a través de la ventana a la luz de un par de lámparas de aceite.

—No —fue honesto—, ni siquiera puedo decir que me siento un prisionero. Aunque detesto cómo me mira tu amigo, ese raro, ¿cómo se llama? Sho… Jo…

— ¿Hanma Shuji? —adivinó Kazutora girándose y comenzando acercarse a él, casi como si calculara cada menor movimiento en su ambición de acortar la distancia que los separaba—. Lo mataré si te está molestando.

—Ehhh, no, no lo hagas, sólo he dicho que detesto la manera en que me mira, no es que me acose ni nada por el estilo. Estoy seguro que simplemente le divierte verme aquí.

—Bueno, él tiene la mala costumbre de meterse en la vida privada de los demás.

—Sí, se ve de ese estilo. —El inesperado tacto de la mano de Hanemiya en su rostro congeló a Baji por un momento, confundido por la razón que tal acción arrastraba—. ¿Kazutora? ¿Qué haces?

—Siempre me agradó que me llamaras por mi nombre. Desde el principio, escucharte siempre me proporcionó seguridad —ronroneó. Baji pretendía replicar cuando sus labios fueron capturados por la boca del pirata, dejándolo paralizado por la sorpresa. El aliento de Hanemiya desprendía un penetrante aroma a ron—. ¿Tienes idea de cuánto tiempo te he deseado, Baji? Todas esas veces que me metí en la cama de algún hombre, lo hice imaginando que ese cuerpo te pertenecía a ti. Me convencí a mí mismo que debía prepararme para recibirte en un futuro, aunque mi mayor ambición pareciera inalcanzable.

—Kazutora, ¿de qué carajos estás hablan-?

La oración de Keisuke volvió a ser interrumpida por los violentos besos del jefe pirata, el cual aprovechó la brecha de debilidad que le mostró Baji para empujarlo hasta la cama, donde cayeron sin que el antiguo pescador pudiera resistirse, su atención dispersa entre las invasivas caricias que Kazutora comenzó a deslizar bajo sus ropas y los labios que parecían querer succionarle la cordura a través de su ansiosa lengua y agitada respiración.

—No te imaginas lo difícil que fue ocultar esta asfixiante obsesión. Ni los tesoros más codiciados consiguieron arrancarte de mi lista de prioridades. Verte de nuevo encendió la llama que había estado controlando con mujeres caras y baratas. No sabes lo feliz que me hacía sólo verte a bordo de mi barco. Cada noche quise traerte a mi cama, me moría por hacerlo. Baji… no, Keisuke.

—Tora… —jadeó Baji sin aliento, antes de que Hanemiya volviera a inclinarse para devorar sus labios una vez más, absolutamente fuera de control.

Los resortes de la cama rebotaron con cada brusco movimiento que ejercía Kazutora sobre Baji, penetrándose a sí mismo con tal rudeza que el menor se veía incapaz de retenerlo, encontrando el placer tan maravilloso que había perdido su voluntad para negarse. Esa sería la primera de muchas noches durmiendo en la cama de un temible capitán pirata.

Fin.


Notas Finales: Oficialmente he terminado el BajiToraWeek2023. Gracias a todos los que llegaron hasta este punto.