LO QUE SIRVE, LO QUE SE QUIERE Y LO QUE SE NECESITA
FLASHBACK
— ¿Cómo evitas una pelea? —preguntó Sarada.
Sasuke, recargado en el barandal del balcón de espaldas a la aldea, volvió su atención hacia ella ante la extraña pregunta.
—Bueno, en mi área de trabajo no es tan posible ese movimiento, ¿sabes? —respondió Sasuke con ligereza, sintiendo que no estaba realmente seguro de a qué se refería su hija.
Sarada, con la cabeza inclinada hacia abajo y los ojos con los parpados pesados sobre ellos, no parecía reaccionar ni mal ni bien a él. Usualmente le habría respondido algo como "Ay, papá, tu sólo entiendes si se trata del mundo shinobi" o "¡No puedes ser un poco más atento?", algo por el estilo, falsamente molesta, únicamente por llevarle una especie de contraria o pelea que se había acostumbrado a darle cuando se volvieron a encontrar. Y por eso mismo, porque esa reacción estaba ausente, Sasuke estaba comenzando a preocuparse.
—No suelo evitar peleas, ni siquiera con tu madre —respondió, cruzando una pierna sobre la otra mientras estaba parado—. Las peleas han definido mucho de mi comportamiento a lo largo de los años, y muchas de mis relaciones pasaron por, al menos, una pelea conmigo para que finalmente se formaran. Verbal, e inclusive, físicamente hablando. No es un buen rumbo a tomar cuando uno de los dos tiene la cabeza bloqueada por pensamientos, sentimientos y emociones negativas. Y, bueno —se encogió de hombros—, yo solía ser ese en el otro lado de las peleas.
Sarada levantó la cabeza y lo miró atenta, mostrándole a su padre una expresión de leve inquietud. Miró hacia un lado de ella y frunció el ceño en una expresión, más que enojada, triste.
—O sea que, ¿puedo ser yo quien ha estado viendo mal las cosas siempre? —preguntó con una voz aguda.
Sasuke enarcó una ceja.
—Te peleaste con Chocho.
Una afirmación. No había muchas cosas que él pudiera entender de Sarada, pero a Sasuke siempre le había sido fácil leer este tipo de reacciones en su hija, en especial cuando se trataba de sus seres queridos. Puede que no le dijera esto a Sarada, o que la misma no pudiera reconocerlo, pero ahí estaba esa atención que Sasuke siempre ponía en ella, preocupado de que la pequeña Uchiha se quedara sola como él por su terquedad y los frutos de sus obras en la juventud. Deseaba poder apartarla del mismo destino vivido por él, y la mejor forma era estando ahí para protegerla de cometer sus mismos errores.
Éste parecía ser uno de ellos.
Sarada asintió, volviendo de nuevo su mirada al piso y encorvando su postura. Sasuke parpadeó al entender la actitud decaída de su hija. Se impulsó de su posición para alejarse del barandal y caminar hacia Sarada, sentándose junto a ella en el banco de piedra donde estaba sentada.
Habían pasado a visitar un edificio de archivo pequeño, donde Sasuke solía estar cuando trabajaba en la aldea dando los reportes de sus viajes y misiones. No le gustaban las oficinas, y Naruto le había propuesto muchas veces que usara la oficina del Hokage para trabajar si quería evitar que lo estuvieran molestando. Pero fuera de ello, era más que no le gustaba la idea del encierro y sedentarismo del papeleo, y por eso, mucho de su trabajo correspondiente al tema era enviado en pergaminos y declarado en persona ante secretarios de Naruto para que hicieran ellos el documento correspondiente. Pero, claro, había ocasiones en las que él tenía que firmar, sellar y aprobar estas declaraciones antes de su envío a las otras áreas de inteligencia, por lo que debía de ir a un lugar en calma para ello. Su casa era muy tranquila, aun con una mujer tan activa y platicadora como Sakura, quien en años recientes se había vuelto más callada y silenciosa alrededor de su residencia por toda la energía que gastaba en su trabajo, y Sasuke bien podía trabajar ahí, pero un acuerdo entre Sakura y él era que todo lo relacionado al trabajo se quedaba fuera del hogar, pues querían que Sarada tuviera un ambiente familiar lo menos presionado en cuanto a cubrir su "linaje", pues era claro que aun recaía sobre ella mucho el peso de ser parte de los Uchiha, una gran familia poderosa de shinobis, y, aunado a ello, el peso que la sociedad le imponía al ser la primogénita de la ninja médico más importante del planeta y del segundo ninja más fuerte del mundo, además de patriarca de un clan muy temido. Sasuke no quería que Sarada tuviese ese tipo de preocupaciones, y Sakura tampoco había estado de acuerdo en hacer que las arcaicas costumbres esclavizaran a su hija, así que tomaron la decisión de absolutamente nada ninja en la casa, a menos que Sarada lo trajera a tema.
Y ese día había sido algo parecido. Sasuke había salido a realizar un par de aprobaciones a ese edificio de archivo para tener libre la tarde cuando Sarada se unió a él sorpresivamente. Ella había salido en la mañana con sus amigos al cine, Sasuke no esperaba verla tan temprano de vuelta, y como él no iba a regresar hasta la comida a su casa, la invitó a acompañarlo mientras trabajaba. Ella no se quejó, algo curiosa por poder ver el trabajo de oficina de su padre más de cerca, pues Sasuke solía alejarla tajante de cualquier chance de que pudiera estar con él en su área de trabajo más privada y confidencial. Era entendible para ella, pues sabía que había cosas secretas que su padre manejaba, pero aun así esperaba ser lo suficientemente madura y responsable como para poder participar con él en ello, o siquiera ver cómo lo llevaba a cabo. Pero Sasuke todavía no lo veía así.
En algún momento del día había sentido necesaria la compañía mutua, por alguna sensación que lo traía inquieto, y como los papeles que le enviaron no eran tan serios como para mantener extrema privacidad, había aceptado a Sarada con él.
Luego de una hora de trabajar en la firma y corrección de los textos, Sasuke había decidido que era hora de un descanso para la adolescente, así que la llevó al balcón donde ella solía acompañarlo cuando él estaba fuera de su tarea, antes de que él decidiera volver a trabajar y la mandara de vuelta a casa.
Sarada no era tan platicadora como su madre, pero tampoco era una tumba de silencio como él, compensando ambos lados con una curiosidad que la volvía alguien con hambre de conocimiento, y de ahí salían las conversaciones que tenía con Sasuke o Sakura, siendo más de este tipo con su padre.
Ese día no había hablado nada, ni un breve "hmp" como los que acostumbraba Sasuke, ni siquiera una queja por no poder ayudarlo con los papeles. Estaba ahí, sentada en silencio, con los brazos cruzados sobre la mesa y mirando sin real interés cómo Sasuke realizaba su tarea.
Desde entonces el azabache ya traía ciertas pistas del ánimo de Sarada y lo que rodeaba el tema: disgusto, confusión, dudas, un debate interno, un auto análisis y una respuesta incompleta.
Y ahí estaba él, ayudando a encontrar el resto de la respuesta.
— ¿Qué pasó? —se recargó sobre su rodilla con el único brazo disponible, mirando a su hija directamente a los ojos para que entendiera que estaba prestando atención.
Sarada no le devolvió la mirada, pero levantó la cabeza.
—Le dije a Chocho que deberíamos estar entrenando más entre todos los que nos graduamos juntos de genins, porque se vienen enemigos más fuertes y peligrosos, y que deberíamos de intentar mejorar lo más que se pueda para no ser dejados atrás si la aldea está en peligro. Al principio estuvo de acuerdo conmigo, pero empezó a hablar de lo que podíamos hacer en el "tiempo libre" para descansar del entrenamiento, y yo le dije que no deberíamos tener tiempo libre, sino ocuparlo en estudiar más nuestras técnicas y movimientos para en la práctica hacerlo mejor —explicaba lo mejor que podía, apretando la boca cada tanto.
Sasuke sabía que era porque ella quería evitar llorar.
Algo que le pasaba a Sarada, y que Sakura decía que lo había heredado de ella, era el poco control emocional que tenía sobre si misma cuando se trataba de la gente a la que quería, y que esto la llevaba a no poder calmarse cuando una situación lo requería. Sakura le había comentado esto a Sasuke en privado la primera vez que estuvieron solos en su departamento en la aldea tras reencontrarse, pues Sasuke había querido saber más de Sarada. Sakura se adjudicaba muchos aspectos "débiles" de la personalidad de su hija, diciendo que por los genes de ella podía ser temperamental, propensa a llorar y bastante susceptible, así que esperaba que la personalidad de la niña se volviera un poco más como la de su padre: seria, firme, decidida y en control, pues creía que sería más beneficioso para Sarada el obtener los rasgos de personalidad de Sasuke para volverse una mejor ninja y persona.
Sasuke no lo veía así, reconociendo que este pensamiento venía apoyado de un daño emocional que Sakura había recibido de niña, adolescente y hasta joven. Parte de ello era su culpa, claro que no olvidaba el haberle dicho "molestia" cuando ella lloró y le imploró que no se fuera de Konoha, y claro que Sakura pudo haber relacionado esto a su personalidad adolescente llena de emociones vibrantes y fuertes.
Se regañó mentalmente por no haber podido reducir esto a tiempo, eliminarlo, o en su defecto, curarlo, y le aseguró a Sakura que esas reacciones en Sarada estaban lejos de ser algo malo, sino que eran un balance para que la niña pudiese ser alguien emocionalmente mejor que Sasuke. Le había dicho a Sakura que lo mejor que podía sacar Sarada era una personalidad como la de la pelirrosa, pues gracias a todo eso que ella catalogaba como "debilidad" en ambas, era que las dos eran sensibles a situaciones que requerían un tacto especial y cuidadoso, y las explosiones emocionales eran necesarias para que no se guardaran el rencor, el odio, la tristeza, la desesperación, así como para que expresaran su felicidad, su euforia, su amor por algo, y su cariño, sólo que este tipo de explosiones debían de ser reconocidas en su momento para que no fueran contraproducentes, y era algo que todos debían llegar a aprender en algún momento de sus vidas. El que Sarada pudiera llorar sin tapujos era un alivio para Sasuke, y aunque le doliera escuchar a su hija en ese tipo de estado, la mejor liberación para el dolor era esa, un momento de llanto, algo de lo que él se dio poco lujo de vivirlo, más por su padre en sus años de una estricta educación y la posterior eliminación de su clan que porque creyera que fuera una debilidad. El que Sarada fuera susceptible era, honestamente, algo sacado de ambos, y Sasuke había admitido que no todos podían ser perfectos en el mundo, y que Sarada necesitaba eso en su carácter para aprender a convivir y a madurar, así que no podían evitarle equivocarse en juicios u ofenderse por cosas que no tuvieran esa intención, pues así aprendería a distinguir cada uno de los casos que ameritaban su enojo y molestia, como los que realmente no debían de afectarle de ninguna forma.
Para Sasuke no eran debilidades, y quería que Sakura también pensara como él sobre ella, así que le prometió que ayudaría a Sarada a crecer en ello mientras la pelirrosa le prometiera que lo trabajaría en ella misma, dejándole a él participar cuando fuera necesario.
Así era como Sasuke había empezado a reconocer estos gestos de Sarada, gestos de represión, y esperaba poder ayudarla a quitarse esa reacción.
Extendió su mano y tomó la de Sarada a su alcance, apretándola suavemente.
—Continúa.
—Le dije a Chocho que debía de dejar de ser tan irresponsable acerca de nuestro trabajo como shinobis, y que debía de concentrarse en estar perfeccionando su entrenamiento y desempeño de pelea en lugar de pensar en comida, chicos y dramas de televisión. Ella me dijo que no tenía nada de malo tener un tiempo de descanso luego de nuestros entrenamientos y misiones, pero yo le dije que era una pérdida de tiempo y que eso sólo era una excusa para esconderlo. Se enojó conmigo, nos gritamos, y me fui del cine donde estábamos.
— ¿Tus otros amigos también vieron eso? —preguntó con calma.
Sarada asintió.
Sasuke tomó aire pensativo, enderezándose en su lugar sin soltar la mano de su hija.
— ¿Y cómo ves ahora toda esa confrontación? —preguntó, mirándola de reojo.
Sarada lo miró, confundida.
— ¿A qué te refieres?
—Todas las grandes peleas toman un enfoque diferente cuando la mente se calma —respondió con una leve sonrisa—. ¿Cómo ves cada palabra dicha en esa discusión? De parte de ambas.
Sarada parpadeó un par de veces, llevando su mirada hacia el cielo frente a ellos. Pasaron un par de segundos, luego un minuto, y entonces Sasuke recibió la respuesta. Él sería paciente, pues sabía que la deconstrucción de una situación así podía ser difícil de llevar a las palabras.
—Yooo... dije palabras duras que no tenían sentido. Ataqué los gustos de Chocho y los ridiculicé junto a los míos. Le hice creer que estaba haciendo algo malo y sin provecho cuando no es así —dijo con seguridad.
Bueno, Sasuke se había olvidado de que estaba hablando de su hija y la de Sakura, la niña más versada en palabras que podía encontrarse en su generación. Si no mal recordaba, Sarada tenía dos o tres reconocimientos de concursos sobre oratoria, donde había sido ganadora del primer lugar gracias a su facilidad con, precisamente, las palabras.
Ambos se miraron y Sasuke asintió.
— ¿Y de parte de ella?
—Ella... jamás me insultó u ofendió —admitió la chica, apenada—. Ella me pidió que no me sobre esforzara y disfrutara de la vida como todos nuestros amigos, y fue cuando me marché.
— ¿Recuerdas que, cuando volví contigo y tu madre, tú me regañabas mucho por pasar mucho tiempo con Naruto trabajando y poco tiempo en casa, hasta para descansar? —preguntó Sasuke. Sarada se sonrojó y asintió— A parte de estar enojada conmigo por haberme ido tanto tiempo, ¿a qué más se debía tu enojo? Se honesta contigo, porque yo ya se la respuesta.
Sarada encogió un poco las manos, y Sasuke cerró los dedos sobre la mano que sostenía.
—A que llegabas muy cansado y te ibas muy temprano, o había noches que no regresabas a dormir, y el Hokage nos decía que no salías de la sala de decodificación y trabajabas toda la noche. Nos preocupabas a mamá y a mí —admitió, bajando la cabeza.
Sasuke se inclinó un poco hacia ella para que sus miradas se volvieran a encontrar. Sarada obedeció el gesto.
—Porque te preocupabas. Chocho quiere que vivas como ellos no porque sea despreocupada o irresponsable, que ambos sabemos... bueno, todos sabemos que Chocho está lejos de ser así —comentó Sasuke—, sino porque ella te ama como amiga, se preocupa por ti, y no quiere que te vuelvas alguien, por así decirlo, como yo, como Naruto, y cualquiera de los adultos que tenemos que tomar a veces ese papel de sobreexplotación sobre nosotros mismos, aunque no sea lo adecuado.
—Pero, somos ninjas, ¡y debería dedicar mi vida a ello completamente! —reclamó Sarada, inconforme con la opinión de su padre.
—Sarada, ¿crees que bajo esa regla nos regimos los ninjas de una forma tan estricta y poco humana? —cuestionó levemente perplejo— Tu mamá pensaba en chicos cuando era adolescente como tú y Chocho, Naruto sólo pensaba en ramen, e incluso Kakashi sólo se preocupaba por terminar de leer sus novelas, que podía ser el equivalente a los dramas que ve Chocho. Shikamaru se la pasaba durmiendo o jugando un juego de mesa, Ino se la pasaba de compras, Choji comiendo. Hasta Neji, el más estricto y entregado al código ninja, tenía un pasatiempo, que era estar con Tenten y Rock Lee. Talvez esto no era precisamente algo similar al tener un hobby, pero incluso él sabía que los descansos eran necesarios. Si no fuera así, ninguno de nosotros tendría una vida social, o algo parecido a ella, que nos permitiera vivir las temporadas de paz en completa plenitud. Sí, ser un ninja es importante, dedicarle entrenamiento, esfuerzo y trabajo es aún más serio, pero no podemos dejar que eso nos consuma a una vida dedicada a la pelea y la batalla, porque eso puede volverse algo malo para nosotros mismos, tanto en salud mental como física.
— ¿Porqué? —preguntó curiosa. Muy raras veces su papá le daba explicaciones tan serias y profundas sobre algo, y eso significaba que lo que hablaban podía ser grave.
—Alguien que ha probado el poder de ser fuerte, experto y hábil dentro de un ambiente bélico, puede llegar a acostumbrarse a vivir en ese tipo de situaciones: agresividad constante, estar alerta todo el tiempo, ser violento, buscar un conflicto innecesario, y en el momento en el que son alejados del campo de batalla y llevados a un constante estado de calma y tranquilidad, fuera de un alivio puede volverse una crisis, porque uno sabe que para llegar a ello se tuvo que pasar por una incesante, fuerte y cansada batalla que desgasta el alma, la autoestima y la voluntad. Alguien que vivió una guerra sabe que en cualquier momento puede explotar otra, y el constante temor de vivir de nuevo esas situaciones, y de saber que jamás se está realmente en paz porque siempre hay un enemigo en las sombras, lleva a muchos ninjas a buscar el conflicto sin que se haya desarrollado aún. Los veteranos llegan a sufrir ese problema, y es algo que, desafortunadamente, no hemos podido ayudar a curar en muchos de ellos. Algunos se volvieron nuestros enemigos y terminamos peleando por los motivos equivocados. Mucha gente no cree en la paz que se vive actualmente, y eso provoca histeria en todos, porque creen firmemente que los ninjas estamos perdiendo nuestro poder mientras más enemigos están surgiendo desde lugares impensables, hasta dentro de la misma aldea.
La volteó a ver, sin haberse percatado de cuando se había despegado la mirada de ella y la había llevado a un punto invisible junto a ellos. Sarada tenía una expresión abierta, la que reconocía como la que venía después de entender algo, un asunto que realmente entraba en su mente y le daba un golpe de realidad.
—Por eso es que debes aprovechar los momentos de paz y vivirlos realmente, disfrutarlos, agradecerlos, porque no sabes cuándo se van a acabar. Un día puedes estar comiendo con tus padres en el comedor de tu casa, hablando sobre ir a jugar con tu hermano, en la escuela con tus compañeros, y al otro puedes estar sentado completamente solo en medio de un terreno de guerra, con todos tus seres queridos muertos a tu alrededor, y se te acaba la paz, porque todo lo que te la daba se habrá ido.
A Sarada se le removió el pecho, y el corazón le latió fuerte, pesado y doloroso, pues había captado al instante que, todo eso que dijo su padre, había venido de lo que vivió con su familia. No tenía más la expresión sombría que su madre le dijo que solía cubrir los rasgos de Sasuke al hablar de cualquier cosa relacionada a la masacre de los Uchiha, pero se notaba que aún le afectaba lo suficiente como para usarlo de ejemplo.
Sasuke le apretó la mano.
—Hazle caso a Chocho y aprovecha que puedes disfrutar de tu vida sin pensar en la guerra y los enemigos que hay que enfrentar: ve al cine con tus amigos, sal a pasear con tu mamá, platica con ella, veamos juntos la televisión, o cuéntame de tu último libro favorito. Lee, cómprate cosas que te gustan, come todo lo que quieras. Vive una vida que, cuando la recuerdes, estés agradecida de no haber olvidado intentar algo o hacer algo. Dile a tus personas favoritas que las amas, a tus abuelos, tu mamá, y no desaproveches el tiempo. Claro, pelear es parte de las relaciones, pero debes de buscar arreglar lo que provoque la pelea, y no dejar que eso te enemiste con los que quieres, porque muchas veces puede ser un juicio nublado, y se esclarece ya que uno de los dos no está ahí para arreglarlo.
— ¿Cómo lo arreglaste con el Hokage?
Sasuke sonrió, inclinando la cabeza a un lado.
—Pues peleamos, Naruto habló conmigo, peleamos de nuevo, Naruto me dio otra plática, peleamos otra vez, perdimos un brazo, y finalmente pude ver que estaba equivocado. Me disculpé, acepté la derrota —se encogió de hombros—. Así de complicado, y me estoy saltando detalles y años de enfrentamientos con Naruto. No seas cabeza dura como yo y no pierdas un brazo. Arregla las cosas con Chocho y vayan a ver la película con sus amigos. Deja que los adultos sigamos preservando esa paz, cuando te toque a ti ser esa defensora, lo serás. Mientras no sea así, no busques el conflicto donde no lo hay.
Sarada miró pensativa hacia el barandal, sopesando la situación en su mente y permitiendo que las palabras de su padre participaran en ello.
Sasuke se puso de pie lentamente para no sacarla de su análisis, caminando hacia el interior del edificio para comenzar a organizar su papeleo y guardarlo.
—Estaré dentro. Indícame cuando quieras irte.
Sarada caminaba junto a Sasuke en dirección a la oficina del Hokage. Iban a dejar los documentos revisados porque Sasuke le había comentado al salir que algunos de ellos estaban mal, así que debía de hablar con Naruto.
Iba callada pero ya no desanimada, más bien pensativa. Quería tener una buena disculpa organizada en su cabeza para cuando viera a Chocho, así que estaba escribiendo un guion mental (bastante largo, debía admitir) para poder expresar todo lo que le aquejaba.
El sol estaba en un punto en el que su luz era bastante cálida, talvez ya eran alrededor de las tres o cuatro de la tarde, y pronto comenzaría a oscurecer, así que había mucha gente moviéndose por la aldea para cerrar los puestos de mercado del día, y los locales nocturnos comenzaban a abrir, por lo que había bastante ruido de fondo pero lejano, pues mientras más se acercaban a la zona del edificio Hokage, menos ruido había por la restricción de "comercio prohibido" que lo rodeaba, así que Sasuke y Sarada entraron poco a poco en una calma sonora a su alrededor, con el aire siendo lo único que provocaba un ruido entre los árboles y las casas.
— ¡Saaaraaadaaa!
Sarada se detuvo de golpe, volteando su mirada a la izquierda. Sasuke se detuvo dos pasos delante de ella, mirando a la misma dirección y viendo a una persona bajita corriendo hacia ellos.
Sarada se sorprendió al notar que era Chocho, con sudor en la frente y dos bolsas de papas debajo de su brazo izquierdo, mientras que el derecho se agitaba en un movimiento lado a lado para que la azabache pudiera notarla a la distancia.
— ¡Llevo buscándote toda la tarde! ¡Tu mamá me dijo que no habías vuelto a tu casa y me preocupé!
Chocho llegó hasta Sarada, frenando de golpe y acuclillándose por el cansancio. Sarada levantó las manos, sorprendida por la reacción desgastada de su amiga, y la observó mientras se recomponía entre respiraciones profundas en el piso.
— ¡Chocho! ¿Estás bien?
La chica tomó tres respiraciones más y levantó la cabeza.
— ¡Claro que no! ¡Llevo buscándote horas, los demás igual! No entramos a ver la película porque nos faltabas tú, y no he comido en media hora, ¡en media hora! —se enderezó y puso una expresión serena mientras jalaba ambas bolsas de debajo de su brazo, extendiéndole una a Sarada, quien miró la bolsa con confusión— Te traje las papas que te gustan. No me gusta que peleemos, así que te las compré como oferta de paz. Quería comprarte el paquete familiar porque mis disculpas son más grandes que el tamaño individual, pero había una familia delante de mí llevándose ¡tooooodas las papas grandes! Fue injusto, y como me puse a discutir con ellos, la señorita del...
Sarada miró a las papas en la mano de Chocho, pensando en el gesto de su amiga como algo importante: había pensado en ella, la buscó aun después de que la insultó, y encima le regalaba algo que a ambas les gustaba para decirle, de alguna forma, que todo estaba bien aun después de que se portó muy grosera con ella.
Las lágrimas se comenzaron a acumular en sus ojos, sintiendo cómo una de ellas caía directamente sobre la mica de su lente, haciéndole reconocer su reacción y soltándola.
— ¡Ah! Hola señor Uchiha, no lo vi. Debería de ponerse colores más claros, o quitarse la capa, en la tarde y en la noche no se le puede distinguir. ¡Digo! Se ve muy bien, es muy guapo, pero un color más vivo le luciría genial. Talvez un rojo con bla-
— ¡Chochoooo!
Chocho miró sorprendida a Sarada cuando esta abrió los brazos y la abrazó con fuerza, hundiendo la cabeza en su hombro y llorando a mares. Espantada, no sabía si moverse o no, pues tenía sujetas unas papas en un brazo atrapado por la pequeña Uchiha, y las otras estaban entre su estómago y el de Sarada, apretando su mano e impidiéndole sacarla.
— ¿Qué-Qué pasa, Sarada! —preguntó perpleja, asustada por la reacción instantanea de su amiga.
— ¡Perdonameeee! ¡Perdón! ¡Lo siento mucho!
Sasuke sonrió mientras miraba la adorable pero algo caótica escena, retrocediendo un par de pasos sin dejar de observar todo. Sarada estaba realmente arrepentida, de lo contrario no se hubiese soltado a llorar. Y claro que había visto su mente trabajar, él podía oler los engranajes en llamas en su cerebro desde que la conversación entre ellos acabó, pero le encantó que cualquier discurso perfecto que pudo tener su hija fue totalmente hecho a un lado en favor de dejar que fueran unas palabras sinceras, pero de gran peso, lo primero que saliera desde el corazón de Sarada para Chocho.
— ¡No quise ofenderte, yo te quiero mucho, y te agradezco que te preocupes por mí! —decía Sarada entre sollozos— ¡Claro que podemos ver series juntas, y comer, salir a pasear, leer las revistas de moda que te gustan!
Sasuke comenzó a alejarse lentamente, dejando que las chicas tuvieran su momento juntas. En su camino a la oficina del Hokage, Naruto iba en sentido contrario, mirando hacia Sarada y Chocho mientras se acercaba al encuentro con su amigo.
El rubio enarcó una ceja y puso ambas manos sobre sus caderas en forma de jarra.
— ¿Qué les pasa? —preguntó curioso y preocupado— ¿Están bien? ¿Necesitan-
—No, déjalas.
Sasuke pasó a su lado y lo jaló del cuello en cuando Naruto se dispuso a ir hacia las adolescentes, obligándolo a trastabillar y caminar en reversa.
— ¡O-Oye, Sasuke! ¡¿A dónde me llevas?!
—Traje documentos, tienes que revisarlos.
— ¡Pero acabo de salir! —se quejó Naruto.
—No me importa, no dejaré que arruines ese momento, cabeza hueca.
— ¡Pero no he comido!
—Yo tampoco, muévete.
FIN DEL FLASHBACK
Sasuke y el Sasuke "malo" estaban parados al borde de la gran barrera de chakra, observando las paredes alzarse hacia el cielo, formando un gran prisma rectangular de color magenta. Habían jutsus de sellado involucrados en la creación de este escudo, así que el color se justificaba con ello.
Todos sus compañeros se encontraban a varios metros lejos de la barrera, algo que Sasuke agradecía porque sería un pendiente menos del que estar atento.
Urashiki, aun flotando al centro de la zona delimitada, no se había molestado en reaccionar ante las precauciones que estaban tomando. Sasuke sabía que esto venía también de su confianza en que ganaría la batalla, y no dudaba de que el Otsutsuki podía llegar a tener una idea de cómo deshacerse de esta técnica de protección, así que no iba a jugar con la suerte y confiar en que podrían mantener su pelea en el centro del mapa planeado.
El Sasuke "malo" estaba analizando los alrededores, pues habían acordado que la mejor forma de mantener un desarrollo rápido y fluido para acabar rápido con la misión, era tener en cuenta todo lo que implicaba el terreno. Aunque tenían unas notas principales, como los pequeños portales, el Sasuke "malo" había notado ciertas zonas desniveladas que podrían ser un peligro si ambos caían en ellas, riesgos seguros de un entierro completo. Y tenían mucha fuerza, pero tampoco eran Sakura, así que cualquier piedra del doble de su tamaño cayendo sobre sus cuerpos podría ser considerada su lápida.
―Vamos a tener problemas con el borde Este ―comentó el Sasuke "malo". Ambos estaban en el borde Suroeste―. Hay agua abajo. Zona lodosa, resbaladiza, nada de tracción. Si lo llevamos a él allá, estaremos en desventaja nosotros porque él puede volar.
―Evitemos esa sección. Intentemos quedarnos entre el Norte y el Oeste. La zona central está inclinada hacia el Norte. Si tratamos de forzarlo a estar en el piso, perderá su atención del terreno riesgoso ―explicó Sasuke a su compañero.
Otra decisión que se había tomado en ausencia de ambos, era que la zona sería ubicada lejos de los restos de lo que fue el Dios Árbol, ubicándolo a varios kilómetros del área elegida. Esto había sido marcado por el hecho de que los Otsutsuki podrían llegar a tener alguna especie de reacción o ventaja con este elemento (pruebas adjuntadas gracias a Kaguya) y nadie quería saber el desenlace de ese posible desarrollo. Así que, jugando con todas las piezas en el tablero, habían encerrado esa parte en otra barrera de chakra en forma de cubo, previniendo que su radiación energética llegara a Urashiki para que este ni siquiera tuviera en cuenta la posibilidad de usar las raíces del viejo árbol.
―Zona con portales inestables ―dijo Sasuke, señalando un espacio vacío que tenía tres pequeños portales dimensionales que se distorsionaban en espirales y volvían a crecer luego de una pequeña vibración―. Será problema para los tres.
―Usémoslos en su contra ―propuso el Sasuke "malo" ―. Alrededor de ello podemos administrar una cantidad adecuada de energía para forzarlo a entrar a ellos y perderse ahí.
Sasuke lo miró de reojo.
― ¿Quieres usar el Shinra Tensei sobre él?
―No veo mejor forma de suprimirlo a la distancia ―contestó el Sasuke "malo". Miró a su homologo y achicó un ojo hacia él―. ¿Te da miedo romperle un par de huesos?
―Me preocupa que absorba la técnica ―respondió Sasuke―. Si bien sólo ha adquirido técnicas que requieren el control de algún elemento, como la sombra, el fuego, la tierra, metales, entre otros, no he sido capaz de comprobar si él tiene la posibilidad de almacenar la fuerza repulsiva a voluntad si es que la recibe de algún usuario el Shinra Tensei.
Ambos miraron hacia Urashiki.
―La presión de la fuerza repulsiva no es un elemento maleable a voluntad. Funciona como un despliegue de ondas de distintas formas, que bien puede ser suprimido o expandido, pero jamás será igual que moldear un material. Por ello es que no tengo la certeza de que Urashiki pueda utilizarlo. La única vez que usé el Shinra Tensei fue contra Momoshiki Otsutsuki, y él jamás intentó absorber la técnica.
―Tenemos que tomar el riesgo ―dijo Sasuke "malo" ―. No podemos guárdanos todo nuestro arsenal por miedo a ver qué puede hacer él. Conocemos cada habilidad y técnica que empleamos, sabemos cómo contrarrestarla en caso de que las use hacia nosotros. Sólo tendríamos que preocuparnos porque no encuentre la forma evolutiva de estas.
―Si te refieres a algo similar al chidori, me ha visto usarlo muchas veces. Solamente usan el rayo, pero la técnica como tal no la emplean ―explicó Sasuke.
Antes de cualquier otra palabra de ambos, todos guardaron silencio cuando vieron un hilo rojo comenzar a dar vueltas en el aire. Urashiki movía la caña de pescar a su alrededor sobre su cabeza, y el hilo de esta, desplegado hasta el piso, comenzaba a elevarse en un círculo conforme más fuerte era el tirón.
Ambos Sasuke entraron de inmediato a la barrera, permitiendo el completo sellado de esta por parte de todos los ninjas que la levantaban. Con un llamado de confirmación, Sasuke se enteró de que estaban finalmente encerrados, así que la pelea comenzaba sí o sí.
Urashiki miró hacia abajo a ambos mientras el hilo subía y subía, cada vez más lejos del piso. Sonrió.
― ¡Parece ser que por fin nos largaremos de esta detestable realidad! ―exclamó el hombre, soltando una risa entre dientes, lleno de diversión.
Sasuke enarcó una ceja.
― ¿Nos? ―cuestionó con seriedad― Creo que tu tumba le queda mejor a este campo de batalla. Ya tenemos suficientes en la mía.
― ¡Oh, vamos! ―exclamó él sin borrar su rostro alegre y juguetón― ¡El Nueve Colas está en tú realidad, y el poder que alberga es malditamente inmenso! No me iré a ningún lado hasta obtenerlo.
Sasuke soltó una risa burlona.
―Como si Naruto fuera a permitirlo. Estás muy lejos de entender cuán bajas son tus posibilidades de ganar contra él ―bajó su mano a su cadera, tomando el mango de su espada y empujándola con el pulgar fuera de su funda―. Y conmigo a su lado, ten por seguro que no permitiré que eso pase.
Urashiki inclinó la cabeza, como si estuviese contemplando las palabras de su rival.
― ¿Sabes? Creo que mis posibilidades aumentan si primero ataco a tu querida esposa. Dime… la señora Uchiha ¿desde cuándo tiene tanto chakra almacenado?
Sasuke frunció el ceño, arrugando la nariz en el proceso y apretando la boca. Claro, los Otsutsuki tenían la información universal en la palma de su mano. Era detestable.
Urashiki amplió la sonrisa.
―Es una cantidad… ―pasó la lengua con lentitud por su labio superior, haciendo un gesto vocal ofensivo de hambre― exquisita.
El primer ataque no vino de ninguno de los azabaches.
En menos de un segundo, el gran latigazo de la caña llegó hacia ellos y golpeó el piso, provocando un enorme estruendo. Con dos grandes borrones, uno azul y otro violeta, ambos Sasuke se separaron para lados opuestos con un gran salto.
Kakashi se enderezó.
― ¡Empezó la batalla! ¡Todos listos!
Sasuke corrió lejos del hilo de la caña, pues este fue impulsado hacia él siendo el objetivo. Escuchó los pasos del Sasuke "malo" al alejarse, pero con un rápido chequeo de reojo, notó que este rodeaba el campo para encontrarlo al otro lado.
No podían ir ambos contra el hilo de la caña, así que decidió dejarse ser perseguido mientras su contraparte se encargaba del ataque libre.
El Sasuke "malo" observó como Urashiki estaba parcialmente concentrado en el otro, siendo completamente consciente de que no lo había ignorado. Urashiki apenas estaba en una etapa temprana de esfuerzo, por lo que sus sentidos estaban perfectamente agudos ante sus dos contrincantes.
Lo mejor que podía hacer era comenzar a orillarlo al desgaste innecesario, lo cual también lo forzaría a él a usar muchos de sus recursos, pero no tenía de otra.
Así que, confiado de lo más fácil en su plan, comenzó a realizar sellos de manos, desplegando lo primero y más característico de su catálogo.
― ¡Estilo de fuego: Jutsu bola de fuego!
Sasuke observó la gran llamarada salir de su igual "malo", contando los segundos que le tomaba al fuego llegar al enemigo. Urashiki no se había movido, llevando la mano contraria a la que sostenía la caña hacia su espalda. Extendió los dedos abriendo la mano, desplazando, sin ni siquiera invocarlo, una ráfaga de viento contra el ataque del azabache detrás de él.
Iba a ser un movimiento muy insignificante en comparación con sus técnicas de élite, pero él sabía que lo mejor contra los Otsutsukis era la aleatoriedad. A esos seres les era tan fácil el usar habilidades de sus contrincantes sin poner nada de esfuerzo y chakra en ello, sólo copiando o re-lanzando, que el proceso de las técnicas realmente no les era del todo conocido.
Confiando en lo que tenía, usó su rinnegan e intercambió lugar con la ráfaga de aire, llegando a la misma trayectoria entre la bola de fuego y Urashiki. Desplegó una pequeña forma del susanno, cubriéndose el cuerpo completamente mientras rodeaba lo más ágil posible la esfera ígnea y la dejaba pasar por su lado para llegar a Urashiki. El último entrecerró los ojos al ataque, alejándose lo más rápido posible del fuego y recibiendo apenas unos cuantos mechones quemados mientras el fuego se desvanecía tras pasarlo de largo.
Sasuke cayó de pie rápidamente frente a su igual "malo", quien se detuvo con él y lo miró con desagrado.
―Ese fue el movimiento más mediocre que jamás he visto en mis técnicas ―se quejó el Sasuke "malo"
―Al menos evité que siguiéramos separados, detuve la caña y su ataque de viento ―se defendió, levantándose derecho y mirando al enemigo, quien levitaba ahora de pie, con el hilo de la caña recogido―. Sabes a dónde van esa clase de movimientos.
―No hay mucho contra qué trabajar ―dijo Sasuke "malo", desplegando los brazos al frente―. Atacaré de inmediato.
Sasuke lo miró de reojo.
—Tienes la suficiente información temprana como para que ambos podamos cansarlo, no la desaproveches.
—No me estorbes —indicó el Sasuke "malo", entrecerrando los ojos hacia él.
Sasuke le sonrió.
—Ve.
Sasuke "malo" se movió en su lugar, extendiendo los brazos a los lados fuera de su capa, deshaciéndose de ella con un movimiento suave de hombros que la tiró de su cuello al piso. Sasuke vio con disgusto los brazos de Orochimaru unidos a la piel de los hombros de su contraparte, notando cuán inhumanos lucían en su imagen.
No iba a quejarse si ya tenían tres brazos de su lado, pues era una ventaja grande, por mucho que quisiera negarlo. Siguió con su postura a su compañero, mirándolo avanzar con decisión hacia el objetivo.
Y hubiese seguido en silencio de no ser por la extraña habilidad que su homólogo mostró, asustándolo levemente y haciéndolo expresar su disgusto con un gesto facial lleno de asco y la cabeza hundida entre los hombros.
— ¿Qué-es-eso? —preguntó Sasuke, mirando hacia los brazos que se expandían más y más hacia el piso.
Sasuke "malo" sonrió sin voltear a verlo, encantado con la reacción. Sabía que los brazos elásticos serían una especie de sensación para quien se atreviera a enfrentarse a él… en el remoto caso de que existiera algún valiente que quisiera intentarlo.
—Robar los brazos de Orochimaru tuvo sus ventajas —comentó, enfocando su mirada en Urashiki, quien lo veía sin ningún tipo de reacción—. Puede usar habilidades desplegadas de todo tipo de técnicas de chakra que involucren la creación de un poder… pero no puede copiar taijustu.
—Tiene el Byakugan y el Rinnegan, puede adivinar qué haremos y saber dónde estamos.
—Tú lo dijiste: puede adivinar qué haremos. Pero no lo que harán todos los de afuera —dijo en voz baja, volteando a verlo por sobre su hombro—. Haz que los demás le den problemas.
Sasuke miró hacia el borde, donde solamente determinadas personas estaban autorizadas a estar presentes. En ese caso, Kakashi, Gaara y Tsunade. Los tres estaban separados por muchos metros, siendo los controladores de comunicación entre los Sasuke y el equipo táctico fuera de la barrera.
Sasuke sacó el comunicador que no se había colocado, prendiéndolo una vez que estuvo asegurado dentro de su oído.
Cruzado de brazos, Kakashi miraba hacia el campo con algo de sorpresa grabada en los ojos. Ver la desagradable muestra del poder de los brazos de Orochimaru en su Sasuke no era una gran noticia, pues al punto mental en el que estaba el azabache, podría esperarse cualquier cosa de él. Sin embargo, aun así, era decepcionante ver ese tipo de cosas realmente pasar, fuera de la imaginación y las suposiciones.
Lo estudiaba con atención, notando cuán versado seguía en el arte del combate ninja. Había pensado que sus habilidades podrían haberse quedado estancadas tras pasar tantos años fuera del ojo activo de la batalla. Tras la muerte de Naruto, nada se había sabido de Sasuke por ningún lado, y si acaso algún dato salía, era completamente irrelevante. Aunque Kakashi y los otros gobernantes no tomaban a la ligera el simple avistamiento del Uchiha descansando en algún pequeño pueblo, o la presencia de sus pertenencias en medio del bosque, todos sabían que seguirle la pista, pocas o nulas veces iba a traerles resultados satisfactorios, pues el azabache estaba muy bien entrenado en desaparecer sin dejar rastro o deshacerse de sus rastreadores.
Esta falta de presencia o pelea de parte de Sasuke les había hecho idealizar que él podría haberse retrasado en comparación con todos en cuanto a su entrenamiento, conocimientos y experiencia como ninja, queriendo creer ciegamente que tenían alguna ventaja sobre él, por muy mínima que esta fuese.
Ahora tenía la oportunidad de ver de cerca su forma de pelea, Kakashi estaba entendiendo que Sasuke no necesitaba unirse a grandes batallas para mejorarse, apreciando que sus sentidos seguían igual de agudos que antes, talvez hasta mejores. La destreza era incomparable, la agilidad digna de alguien experimentado en la defensa y la respuesta, y su estilo estaba refinado.
Era igual que el Sasuke de la otra realidad, y era terriblemente preocupante. No había ninguna ventaja por donde él lo viera.
De no ser por los pequeños datos de debilidades que el Sasuke alternativo les había proporcionado, Kakashi se sentiría abrumado por la realidad de no tener forma alguna de contraatacar a su antiguo alumno.
Tomó aire.
—Kakashi.
Levantó la cabeza con un ligero brinco, saliendo de su concentración entre el Sasuke que se movía alrededor de Urashiki, y miró hacia la derecha, captando al Sasuke alternativo parado lejos del enemigo, mirando hacia él.
— ¿Qué ocurre? —preguntó llevándose una mano al comunicador.
—Necesito que muevan el terreno de forma aleatoria. Que nos apoyen los de control de elementos para cambiar el campo —pidió el azabache, moviéndose poco a poco mientras la pelea se acercaba a él—. Sus habilidades oculares las tiene centradas en nosotros, no en ustedes. Sabe de su presencia, pero somos dos batallas diferentes: ustedes desde fuera, nosotros dentro. No podrá con ambos.
—Sorprenderlo con el terreno para que no pueda contrarrestar sus ataques, ¿es eso? —preguntó Kakashi.
Sasuke asintió en su dirección.
—Exacto. Háganlo. No se preocupen si eso interfiere con nosotros, deben ser acciones diferentes para que él no nos lea.
La comunicación se cortó.
Kakashi dio media vuelta y miró detrás de él, donde su línea de comunicación, los ninjas asignados, se enfilaban hacia las pequeñas bases que distribuyeron alrededor de la gran barrera, con todos los participantes listos para recibir órdenes.
Sai, parado cerca de él, se acercó un par de pasos.
— ¿Qué ocurre, señor?
—Prepara a los usuarios de doton. También necesito usuarios de suiton y futon —ordenó con su tono de líder, indicando cuán urgente era.
— ¡Enseguida!
Sai activó su comunicador y corrió hacia la base establecida lejos de ellos, informando sobre las instrucciones.
El enfoque de Urashiki estaba sobre el Sasuke "malo", pero eso no había impedido que lanzara una que otra mirada hacia el Sasuke "bueno", pues claro que había notado que este estaba comunicándose con el exterior.
Si bien no podía leer los labios, que hubiese sido el talento más estúpido que podía haber aprendido pero que le daría una ventaja bastante buena, podía imaginar que estaba recurriendo a la ayuda de sus nuevos amigos. Por su forma de expresión, no estaba invocando ningún jutsu, por lo que asumía que estaba dando indicaciones o analizando su propio movimiento.
Eran pocas las posibilidades, pero todas giraban en torno a que estaba listo para hacerle frente.
El Sasuke "malo" estaba siendo muy violento con sus ataques, usando sus brazos para lanzar puñetazos o latigazos en su dirección, sin acertar ninguno gracias a que podía verlos antes de asestar el golpe. No había forma de que pudiese hacerle ningún daño.
—Eres increíblemente patético —dijo el Sasuke "malo" mientras saltaba hacia atrás con un pie, moviendo los brazos en una sacudida para poco a poco encogerlos a su tamaño original—. Hacer un alarde inútil sobre cuán experto eres en batalla o cuánto podemos aburrirte, sólo me indica cuán fácil serás quebrantado cuando pierdas contra nosotros.
Urashiki bajó desde su altura a casi cinco metros sobre el Uchiha, levitando apenas a centímetros del piso, pero no tocándolo. Sonrió.
—Sólo porque una marioneta se me rebeló, no significa que perdí el control de la obra de teatro.
— ¿Una marioneta? —se burló el Sasuke "malo", escupiendo las palabras— Dices tener el control, pero ya hemos resguardado todo lo que te pudo servir, te hicimos venir hasta aquí y estás jugando dentro de nuestro campo. Creo que te falta cerebro para entender que tienes las de perder.
Con velocidad se volteó y desplegó un brazo a Urashiki, haciéndolo deslizarse con rapidez hacia la derecha para esquivar el golpe. Mientras contraía ese brazo, dio un medio giro y aventó el otro brazo mientras se extendía, buscando crear un latigazo duro hacia Urashiki en una persecución pequeña.
El Otsutsuki se elevó lejos del brazo en cuando este apenas llegó a hacer contacto con su pie, alejándose del ataque.
Gracias a su percepción, el ataque de rayo que vino desde un lado no fue gran problema, esquivándolo justo cuando el Sasuke "bueno" se emparejó al Sasuke "malo".
—Bien, si van a jugar a quedarse a la distancia, tengo muchas técnicas guardadas para ello —murmuró Urashiki con una sonrisa.
Sasuke sacó su espada mientras el Sasuke malo hacía un movimiento de impulso para levantar los brazos. Justo cuando estos comenzaban a elevarse, Urashiki se preparó para recibirlos. Pero justo antes de que estos mismos siquiera llegaran a la mitad, una enorme pared de arena se levantó justo frente a su vista, cortándole la atención.
Abrió los ojos con sorpresa y desconcierto, retrocediendo abruptamente.
— ¿Pero qué-!
Volvió su vista a la derecha para ver al Kazekage pelirrojo parado al otro lado de la barrera con ambos brazos elevados y las manos abiertas, controlando la arena que se había acumulado debajo.
Gaara le devolvió la mirada con una emoción fría dentro de sus ojos, casi calmado.
— ¡Ese maldito niño de arena! —susurro Urashiki con molestia.
— ¡Mejor concéntrate en el niño del rayo!
Urashiki volvió la mirada justo para ver al Sasuke "bueno" elevándose del piso hacia él en un salto feroz, con el raikiri desplegado en una mano. Sasuke lanzó el elemento hacia Urashiki esperando lograr asestar el golpe, pero el Otsutsuki se valió de abrir un portal detrás de él y dejarse caer al interior, su ropa siendo alcanzada por el rayo que cortó un trozo antes de desaparecer.
Sasuke llegó al punto máximo de altura de su salto y comenzó a caer, planeando lo mejor que pudo hasta que encontró el piso con un golpe seco. El Sasuke "malo" se acercó a él en segundos, parándose a su espalda y viendo a Urashiki reaparecer en otro extremo del campo.
Urashiki salió del portal con un quejido, mostrando que, si bien pudo salir ileso, la sorpresa del ataque claramente le disgustó. Su rostro estaba descompuesto en una mueca de molestia y el ceño fruncido, pero no parecía dispuesto a ceder su cordura tan fácilmente.
Sasuke se paró y lo miró, devolviéndole con la mirada la misma convicción de no rendirse.
Esto va a ser más difícil de lo que pensaba.
¡Hola a todos! ¿Cómo están? Espero se encuentren muy bien.
Un año aproximadamente desde que publiqué el último capítulo, y les debo una enorme disculpa por ello.
Vamos a rememorar un poco de los motivos por los que no actualicé cuando indiqué que lo haría, y es porque siento que sí merecen esta explicación u.u
Ha sido un año tremendamente difícil para mí. Los detalles me los voy a ahorrar para no hacer un capítulo entero de puros motivos, me iré por lo sencillo: Básicamente empecé a trabajar en un empleo que me quita tiempo y energía. Cuando quería sentarme a escribir o hacer algo sobre el fanfic, la verdad es que me sentía desganada mentalmente y emocionalmente, y desde que inicié el trabajo ha sido muy difícil para mí el motivarme a hacer lo que me gusta, porque, honestamente, no es un empleo que me guste, sino que estoy en el por necesidad, y es algo pesado el entender que a veces hay que poner en pausa los sueños para poder salir adelante y que eso de pie a poder seguir con ellos. La verdad es que me quitó mucha inspiración, ganas y amor por escribir, y estuve mucho tiempo sin hacerlo.
Aunado a ello ha sido un año que me ha quitado muchas cosas y me ha dado otras a cambio, y todo ello ha venido de un desgaste emocional muy cañón que, como anteriormente ya lo dije, mentalmente me quitó cualquier ánimo de seguir en el fanfic. No lo quería abandonar, la verdad es que traía bien atorada la preocupación de dejarlo, porque siempre me ha disgustado el que un fanfic se quede a medias o me dejen con la curiosidad, sólo que simplemente no sabía cómo continuarlo a pesar de saber a dónde quería llevarlo.
Junto con ello vino que la serie de Boruto está en pausa, todos sabemos qué ha pasado con Naruto, Sasuke y Sakura, y, honestamente, la animación del especial de Sasuke y Sakura sí que me quitó muchísimo el hype de escribir sobre ellos, porque si bien nos dieron más de la shipp, dista mucho de lo que se vio en el manga, y además siento que hicieron a un Sasuke muy desganado en algunas de esas escenas y nos quitaron muchos momentos de la pareja que sí me hicieron molestarme por ello. No me inspiró a nada todo lo último que ocurrió en el ánime, y realmente esperaba que me diera algo de inspiración o ideas pero fue todo lo contrario.
Claro que no voy a poner detalle por detalle, pero creo que este año ha sido básicamente mi evento canónico, porque, como dije, me tomó mucho el volver a conectar con lo que amaba de escribir y el porqué amaba compartir estas historias con todos, con ustedes los lectores y fans del ánime que amo, y eso fue algo muy desalentador en cuando me di cuenta de que había perdido eso en mí.
Es por ello que fue muy difícil el volver, y realmente lamento mucho el haberlo dejado así. Estoy buscando el volver a tomar esto en mis manos, y no puedo prometer que publicaré pronto, pero sí el que no dejaré el fanfic y haré lo posible por terminarlo adecuadamente y no darle otro año más XD.
De verdad que me disculpo por la demora y espero que este corto capítulo les haya gustado. Si llegaron hasta aquí, muchísimas gracias por seguir leyendo, esperando, dándose la vuelta a ver si se aparece algo, y espero sigan aquí hasta el final.
Como siempre digo, nos estaremos leyendo en el siguiente capítulo, cuídense mucho.
Nos vemos :D
Ana Kogane Holt
