Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada. Los personajes extras sus nombre apariencia y personalidad sí son de mi pertenencia (no son ni adoptables ni prestables), así como la trama y demás componentes del fanfic. Fic protegido por SC, INDA y DMCA. Disfruten el fic.
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En la bañera… Empapado de maldiciones.
Hécate… éc(h)ate pa´aca.
Por la noche, en uno de los muchos salones del palacio patriarcal…
- ¡Pero cómo se atreve! Su santidad no puede acudir al capricho de una vieja cascarrabias.
- No me hago nada con ir Shura, ella también es una habitante de Rodorio. Debemos ser justos e imparciales.
- Pero santidad ¿no cree que saldrá peor?
- ¿Qué puede salir peor que esto Afrodita?
- Que le pida algo indecoroso a usted, ciertas mujeres de Rodorio pues, son algo… particulares ¿ya no se acuerda de la de la semilleria?*
Shion abrió grandemente sus ojos… él… quizá y no… con la protección de Athena… y sí….
- Bueno –dijo algo angustiado mirando el casco en sus manos–con el yelmo no se me ve bien el rostro, y si además me llevo la máscara, puedo argumentar ser un anciano de 249 años y no estaría mintiendo. Así no tendrá interés.
- ¿Y si eso le parece atractivo y sensual maestro? –dijo MM –recuerde que ella es precisamente una anciana y quizá a usted hasta matrimonio le pida. Y si se niega nos dará una triple maldición a todos.
Su caballero tenía razón… -Oh por el tártaro… ¿Qué vamos a hacer entonces?
- Quizá deberíamos llamar a Hécate.
- Camus hijo, esa bruja tiene peor fama que Amadea. Es una Diosa impredecible.
- Pues sacrificar a una virgen o lanzar a Saga a un volcán tampoco son una opción. –decía Aldebarán.
- ¿Maestro? –dijo una voz.
El intruso que inocentemente entró a la sala provocó que instintivamente todos los dorados se escondieran tras el patriarca y Shion girando hacia el recién llegado instintivamente extendió sus brazos hacia atrás escudando a su chamacos del que acababa de llegar
- Sa-Saga hijo… ¿qué se te ofrece?
- Lo estaba buscando para consultarle algo sobre las reparaciones pero… eh… ¿Por qué están todos aquí? –preguntó Saga al notar a toda la doradisa ahí.
Todos se miraron nerviosos y luego miraron a su patriarca buscando en él respuesta.
- Ay no, no me digan que había junta para los dorados y al pazguato de Kanon se le olvidó avisarme otra vez.
- Pues…
- Bueno…
- No, no, sólo –dijo Shion recuperando la voz –fue de último momento, ya te iba a mandar llamar.
- Ah, entonces qué bueno que vine. ¿Para que soy bueno?
- Para nada –murmuró alguien entre la concurrencia.
- ¿Quién di-
- ¡Saga ya que estás aquí hazme un favor, ve por Kanon ¿quieres hijo?!
- Eh… sí su ilustrísima, ahora vuelvo –dijo mientras le dirigía una mirada de advertencia a toda la bola. Ya averiguaría que había sido el gracioso.
En cuanto Saga se fue… Los dorados intentaron correr pero Shion se giró hacia ellos y con los brazos que los protegió, ahora los retenía.
- Momento partida de cobardes, no les he dado permiso de irse.
- ¡Pero Gran Patriarca Saga va a regresar!
- Shion si de verdad los amas como un padre… y si eres mi mejor amigo nos dejarás ir ahora.
- Dohko por Dios aunque ellos alcancen a correr, tú no llegarás ni a la puerta, literalmente los años se te vinieron encima, agradece que aún estás vivo.
- Y así quiero seguir por eso ¡Milo cárgame hasta mi templo! ¡Ya!
- Dejen la paranoia –exigió Shion –aquí todos vamos a esperar a los gemelos. Y mucho cuidado con cómo se expresan delante de Saga, no quiero que lo hagan sentir rechazado, se sentiría muy mal.
- Maestro ya ha sido el rechazado antes, le aseguro que lo superará –aseguro el italiano sacudiendo las manos.
- Pues precisamente porque el pobre aun no supera sus demonios y su depresión no vamos a afectarlo más.
- Maestro es él el que nos afecta –se quejó Aioria
- Por eso vamos a hablar con él Aioria para explicarle y contarle lo que averiguamos, si está maldito tiene derecho a saber.
- Concuerdo. Usted le cuenta y mañana nos platica. Afro vámonos.
Mascara le pasó por un lado a Shion pero este sin molestarse en mirarlo con una mano lo detuvo por la parte trasera del cuello bajo de la armadura y lo lanzo de nuevo a su lugar.
- Aquí se quedan todos. Somos familia y así lo vamos a resolver.
Los dorados bajaron la cabeza derrotados. Estar cerca de Saga sólo aumentaba sus desventuras. De sólo pensarlo Shaka comenzó a perder más cabello.
- Y como tu familia también debes proteger a tus hijos putativos y a tu compañero de mil batallas, así que a ver cómo le haces Shion.
- Ah… de acuerdo. Si los hace sentir mejor…
Cuando los gemelos volvieron se encontraron a Shion sentado en la gran silla principal de piel y madera de alto respaldo del salón, y a su lado sentados en la alfombra al resto de los dorados.
- ¿Hey picnic nocturno? –el gemelo menor se dejó ir hacia ellos emocionado -¡Yo pido po-
- ¡Kanon cuidado! –pero el aviso de Shion llegó tarde, el pobre de Kanon rebotó de panza contra un muro de cristal y fue a caer de nal… de nada contra un taburete.
- Hermano ¿estás bien? –dijo Saga ayudándolo a ponerse en pie.
- Mi nariz… -dijo sobando con una mano su rostro y con la otra el trasero –Caray su santidad… cada vez me siento más aceptado en este Santuario…
- No es eso Kanon, una disculpa no pensé que fueras a dejarte venir en carrera.
Saga miró a hacia sus otros hermanos y a su santidad, en apariencia no había nada más que el aire pero de pronto pudo ver uno de los tornasolados destellos que emitía el muro de cristal avisando de su presencia.
- ¿Un muro de cristal? ¿Por qué santidad?
- Ah… Saga, Kanon, tenemos que hablar…
Rato después…
- ¿Qué nadie va a separarlos? –preguntó Shion cansado, con la cara recargada en su puño mientras miraba zendo espectáculo de lucha greco-romana entre gemelos.
- ¿Voluntarios? –preguntó animado Milo pero todos negaron con la cabeza.
- ¡Por tu culpa estamos metidos en tremendo lio hijo de #$%&!
- ¡Es la misma, idiota, somos hermanos! ¡Además, yo que iba a saber que el burro me iba a patear!
- ¿Dohko?...
- A mí no me mires Shion –dijo sentado sobre el suelo igual que se sentaba en Rozan con voz ajada y temblorosa. –Ya lo dijiste tengo los años encima, no tengo agilidad ni para pararme de nuevo hasta que uno de estos me ayude, así que tú que me presumías de tu cuerpo joven, ve y has tu trabajo de Patriarca y pon orden.
Shion parpadeó lenta y pesadamente, dando un suspiro de resignación, se puso de pie y salió de su muro de cristal, usando su telekinesis para mandar a cada gemelo a los extremos opuestos del salón.
- Matarse entre ustedes no va a solucionar nada, así que basta de pelea. Ahora lo que tenemos que ver es cómo resolvemos esto.
- Hágame el favor su santidad y cure primero a Kanon –pidió muy sentidamente Saga -… ¡Porque de verdad que tengo muchas ganas de ver como siete burros agarran a patadas a este pendejo!
- Como quiera lo mío se arregla, lo de Saga es más grave, dele prioridad… Si no lo lanza a un volcán entonces… ¡Arránquele los huevos que tal y funcionan!
- ¡Basta los dos! Por la Diosa, son hermanos, gemelos además ¿cuándo aprenderán a llevarse bien?
- ¡El día que este deje de hacer pendejadas! –dijeron al mismo tiempo apuntándose acusadora y mutuamente.
- Pues se acabará el Universo y no pasará –dijo muy convencido el italiano.
- ¡Cállate Mascara de la Muerte! –le bufaron los gemelos.
- A callar todos. Saga, entiendes que por ahora no puedes acercarte a tus compañeros, ni a nadie en el santuario, ni… en ningún otro lugar. Hasta que no podamos contactar con Hécate no podrán salir de Géminis ¿queda entendido?
- ¡¿Aresto domiciliaro?! –se quejó kanon.
- Lo siento hijo, no tengo otro remedio.
Los gemelos se miraron furibundos pero luego soltaron un suspiro de resignación. No tenían más opción que obedecer. Se acercaron al patriarca con la cabeza baja en señal de derrota y Shion tan paternal como siempre palmeó a ambos en la espalda. Y no notó como sus caballeros nada más ver que los tocó, se santiguaron, y eso que ni católicos eran.
- Animo muchachos, seguro que esto se arregla. Anden ahora vuelvan a su casa y esperen nuestras noticias.
- Esta bien su santidad. Gracias por el apoyo.
Ambos gemelos frente Shion hicieron la reverencia y se retiraron.
Cuando ambos gemelos salieron y cerraron la puerta Shion se volvió para ver a sus otros muchachos.
- Bueno ahora a-
- ¡Kanon, Saga! ¡Que gusto verlos de nuevo mis queridos caballeros! –al oír la dulce y cariñosa voz tras la puerta todos los presentes se pusieron más helados que Acuario.
- ¡Athena! –exclamaron al unísono y con terror.
- ¡¿Qué no estaba en Japón?! –preguntó contrariado Shura mientras corría con todos los demás hacia la puerta, pero ya era tarde.
Aunque Saga y Kanon trataban con desesperación de alejarse, la muchacha cariñosa los traía prendidos por el cuello.
- ¡Princesa no los toque! –Shura la tomó por la cintura con las manos, la levantó y la alejó de los gemelos.
- ¡Hey ¿pero qué ocurre?!
Los gemelos estaban pálidos como la muerte y sudaban frio. Shion al ver la escena supo que ya era tarde.
Los gemelos luego de sentidas disculpas por no poder quedarse al lado de su Diosa bajaron corriendo como condenados hasta la tercera casa y se encerraron a piedra y lodo. Si Mu y Aldebarán querían volver a sus casas, sería saltando géminis como ranas.
Mientras tanto en el palacio del patriarca, en el balcón que miraba hacia el coliseo* y acompañada por su Patriarca y sus caballeros dorados Saori se enteraba de lo acontecido.
- Creo que accederá a ayudarme, ya lo hizo en el pasado –decía la muchacha convencida. –Aunque no es fiable… es nuestra única opción. Le enviaré un mensaje con Bubo para que haga el favor de acudir a mi llamado mañana por la noche. Aioros por favor trae pluma y pergamino.
El arquero así lo hizo, cuando volvió con las cosas Athena escribió una nota, y un búho Nocta descendió sobre el gran balcón.
- Bubo, lleva esto a Hécate –la joven Diosa ofreció el rollito al animal que tomándolo con una pata emprendió el vuelo hacia el cielo nocturno donde a la luz de la luna sus alas emitían un resplandor plateado con cada aleteo. –Ah… bueno, ahora a esperar hasta mañana.
- ¿Vendrá princesa?
- Lo hará Aioria. Bien entonces… creo que no queda más por hacer, vamos, iré a darme un baño y los veo en la cena.
- Princesa –dijo el anciano Dohko –le recomiendo que se haga una limpia de huevo, o le eche pirul a su bañera, no vaya a ser que a usted también la afecte.
- Jajajaja mi querido Dohko, soy una Diosa –dijo la muchacha riendo dulcemente mientras rodeaba las columnas columpiándose un poco entre ellas –te aseguro que no tienes nada de qué preocuparte. Los veo en la cena mis queridos caballeros.
Saori bajaba por el extremo de las escaleras cuando de la nada, se le quebró el tacón y la pobre muchacha rodó escaleras abajo hasta llegar al gran descanso de la escalera, donde desafortunadamente pegó en esquina y rodó hacia el vacío yendo a parar dos pisos abajo.
- ¡Athena! –a pesar de su velocidad de la luz, ninguno fue capaz de alcanzar a su Diosa antes que azotara como costal, porque por una cosa o por otra algo se les atravesó en el camino de forma que ninguno pudo salvarla, y al final todos terminaron cayendo de boca también, la mayoría sobre el patriarca y así todo mundo acabó más jodido de lo que ya estaba, definitivamente esto había sido obra de maldición.
Al día siguiente…
- Aji que eja ej la jituajion Hécate.
En silla de ruedas, con una pierna inmovilizada cual pata de pirata, un brazo en un cabestrillo y una venda que sujetaba desde coronilla hasta mentón, con un cachete todo inflado por el trancazo -gracias a los Dioses no perdió ningún diente- Saori Kido Athena hablaba con un cuervo negro que esa noche era la voz y los ojos de Hécate, que más que prestar atención a la historia de Saori parecía prestar atención a cada detalle del maltrecho estado en que estaba la Diosa de la Guerra.
Luego miró a su alrededor…. Desde el Patriarca hasta el último dorado presente, tenían vendas en distintos lados del cuerpo, vamos hasta juraría que las mismísimas armaduras tenían sus propios vendajes.
- Pues sí estás bien jodida Athena –sentenció a ojo de profesional del ramo brujeril –esto lo tuvo que hacer una colega con vasta experiencia. Entiendo que la pitia de Cabo Sunion les ofreció otras soluciones. ¿Seguros que no quieren aplicarlas?
Todo mundo negó.
-Bueno, muy bien, me haré cargo.
- ¿Odras?
- Claro, ni la propia Carridwen me desafía, soy la mejor en este ramo –dijo el animal guiñándole un ojo muy segura de sus capacidades –pero no será gratis –con Hécate nunca nada era gratis.
- ¿juanto?
- No es dinero lo que quiero, ya veré con qué me cobró.
- ¡Ah no, me vas a ejir é ieres ahora ismo!
- Así no se hacen tratos conmigo querida, la que me necesita eres tú a mí, así que la que pone las reglas esta vez soy yo. Anda no será tan malo, hasta te voy a regalar un ungüento para el cachete.
La Diosa de la guerra la miró con congoja y cansancio. Casi parecía suplicar.
- Vamos prometo que no tomaré nada fuera de tu alcance ni que involucre una guerra santa.
- Ien… -dijo resignada –e necejitas?
- Necesitare que tus gemelos se den un baño ritual con agua de romero antes de ir por ellos.
- No ienen iacuji por ajora.
- A cubetazos también sirve, sólo que sea agua de romero.
- Ien ¿E más?
- Bueno para que surta buen efecto debo tener materiales que me sirvan conseguidos por los afectados, así que tus caballeros también participaran pero sólo consiguiendo ciertas cosas. Para comenzar necesitaré muchos pétalos de rosa frescos, cortados ese mismo día.
- Ajroita se ejargara e eso. ¿E más?
- Sal rosa de los himalayas, como mínimo seis kilos.
- Mu, or javor, tú je enjargas.
- Sí princesa.
- ¿E maj?
- Abundantes frutas frescas de tu huerto, y uvas y manzanas de preferencia. Las manzanas deberán ser de la octava casa.
- ¡¿Mis manzanas?!
- Si te quieres curar sí jovencito, pero si prefieres, que las traigan de la granja, pero te advierto que las de la granja no te ayudaran a volver a tu libertinaje, perdón quise decir, libertad.
Milo lo pensó y afirmó solemne –El árbol entero si se necesita.
- También necesito ramas de pirul y maracuyá del Brasil.
- Alde.
- Cuenten conmigo princesa.
- Necesito un gran cubo de hielo de la casa de Acuario, que haya estado adherido a las paredes de la casa y que sea potable.
- Pero –dijo preocupado Shion –la casa de Acuario actualmente no tiene nada de hielo.
- No importa, lo puede hacer el caballero el mismo día unos momentos antes de mi llegada, sólo debe haber estado adherido a la pared de la casa aunque sea unos segundos, debe ser limpio y sobretodo que se pueda derretir. Como mínimo necesito un bloque de diez kilos partido en seis pedazos.
- Yo me encargo gran patriarca –aseguró Camus, ya vería como le haría pero de que le mandaba hielo le mandaba.
- Necesito judías españolas frescas dos kilos.
- Bien. –dijo Shura.
- Cinco fantasmas de la casa de Cáncer.
- ¿Mis almas en pena? –preguntó acongojado el de cáncer. -¡Pero con la casa así ya casi nadie pena, hasta los fantasmas están felices, y me cuesta mantener a las pocas que puedo penando!
- Pues las necesito en pena. Y si son de colección mejor.
- ¡¿Mis almas en pena de colección?!
- Y tu casa volverá a ser un poso de sombras lamentos y devastación.
- Lo que sea por mi hogar –afirmó rotundo el italiano.
- Necesitarás esto para encerrarlas –dijo el ave echando a los pies del italiano un pendiente en forma de cascara de nuez. –Sólo ábrela cerca del alma que deseas capturar y el pendiente se encargará del resto. No tienes que atraparlas todas a la vez, una vez que un alma entra no sale hasta que yo la saque, así que no te preocupes por tener que abrir el relicario varias veces, no se te escapara.
- Bien señora. –asintió el italiano levantando el pendiente y guardándolo.
- Necesitaré una flecha de Aioros.
- ¿Y uego el itual a deuel-es?
- Tal vez sí.
- ¿¡Al ez?¡
- No sé cómo vayan a salir las cosas.
- Ueno… -se dijo alicaída, esas flechas eran muy caras.
- Necesito a la gata de Leo.
- ¡¿Mi princesa?! ¡¿Para qué?! ¡No señora por favor le puedo conseguir otro gato, no podría vivir sin ella, la crie como mi bebé! ¡Es mi gatija!
- Tranquilo jovencito, voy a devolverla luego del ritual. Solo necesito la ayuda y presencia de un gato y que mejor que sea el gato oficial del santuario.
- El gato oficial del santuario es Aioria, ¿no le funcionaria más? –preguntó Mascara Mortal interesado en que todo saliera bien.
- Eres un…
- No, necesito un gato real, prometo que lo devolveré sano y salvo.
- ¿Y la jlecha orqué no?
- Ya te dije Athena es parte del ritual, representa la luz de la justicia y va a combatir la maldición, la fecha de oro puede salir dañada y ya no te servirá. Pero la gata volverá no se preocupen.
- Bueno… está bien –aceptó acongojado Aioria.
- Necesito toda la barba del maestro Dohko.
- ¿Mi barba? –preguntó el cascado ancianito. –Pero –dijo acariciándola –la tuve por cientos de años.
- Y es exactamente la cantidad de años que le vamos a quitar de encima maestro Dohko –dijo la Diosa a través de su cuervo.
- ¡Hecho! –dijo Dohko emocionado.
- También necesitaré un grueso y largo mechón de cabello del patriarca. Del lado más largo.
- Está bien –afirmó Shion, no le gustaba la idea de que le trasquilaran un mechon de su hermoso cabello, pero como buen papá soltero luchón, sacrificaba lo que fuera para curar a sus chamacos.
- De la casa de Virgo necesito unos lotos y una rama de cada uno de los sales gemelos. No tienen que ser muy grandes, con unas de cuarenta centímetros basta, pero que tengan bastantes hojas.
- Ien, Iaka por avor, enjargate.
- A sus órdenes mi señora.
- Y finalmente tú querida vas a tener que ir en persona a traer una piedra más o menos grande del puente del santuario y otra de tu estatua colosal. Puede ser una loza del devocionario, el punto es que ambas piedras representan los territorios del santuario desde su principio a su fin y tú como su Diosa debes ir a conseguirlas.
- Ejtá ien ¿Algo maj?
- Vino, mucho vino, pero de los toneles de Dionisio, como tienes tan buena relación con él yo se lo pediré en tu nombre y seguro no se negará, le diré que te lo envíe. Y claro, para finalizar necesito a tus gemelos de géminis. Yo me encargaré del resto.
- E odo?
- Sí.
- Ien… Hecate.
- Dime.
- No as a ejar que un urro patee a mi Kanon ¿erdad?
- Claro que no linda, con mis poderes tengo otras opciones. Ten todo eso listo para la siguiente luna llena, será pasado mañana.
- Ejara listo, o jrometo.
- Bien. ¡Ah mira! –dijo el animalito acercándose a saltitos a la Diosa y sacando de entre sus plumas un frasquito con un ungüento de un llamativo color violeta tan iridiscente como si estuviera bañado en purpurina. –Con esto mañana podrás hablar bien y tu cara será la de una mujer normal, porque con ese cachete inflado parece que se te atoró una manzana en el lado izquierdo.
- Acias. No jabes omo e lo agaesjo.
- Bien, subiré con mi corte a la casa de géminis la próxima Luna llena cerca de las once de la noche para llevarme a tus gemelos, diles que estén listos y que vistan estos peplos –de la nada doblados pulcramente sobre el suelo, aparecieron dos peplos ceremoniales azul índigo con cordones dorados y unas sandalias a juego.
El cuervo que representaba a Hécate alzó el vuelo y dejó el salón y todo mundo soltó un suspiró de resignación. Ahora sólo había que esperar.
Shion dio las órdenes pertinentes y todo mundo se encargó de conseguir lo que la Diosa Hechicera había solicitado. Y mientras de momento toda la orden dorada estaba alojada en el gran palacio del patriarca ya que luego de la caída habían quedado de convalecientes, Saga y Kanon se preparaban para la próxima luna en que el ritual de limpieza que haría la Diosa de la hechicería se llevaría a cabo.
Luna llena, veinte a las once…
Los gemelos estaban nerviosos, habían pisado el mismo infierno pero, de brujería ellos no sabían nada, aunque también hubo grandes magos y hechiceros, la verdad era que la brujería era terreno femenino, secretos que solo una mujer podía comprender por su propia naturaleza y eso les daba bastante miedo. Además pesaba sobre ellos una maldición… ellos jamás habían enfrentado algo así. No les haría daño físico a ellos, pero sí que arruinaría su vida por completo. Sobre todo la de Saga.
Ambos se habían dado un baño a cubetazo con agua de romero, traían los peplos largos índigo con cordones dorados, estaban acicalados, perfumados, con sus largos y sedosos cabellos salvajes cayendo sensualmente por su espalda, y que… espalda. Esos brazos bien trabajados luciendo su vigor por el peplo sin mangas. El cordón que se ataba a su cintura acentuaba la curvatura de sus firmes posaderas y con esos rostros… Y la verdad se veían muy muy apetecibles pues parecían un par de semidioses griegos, de esos héroes que arrancaban suspiros en la Ilíada o la guerra de Troya. Ni Helena hubiera causado tantas muertes por su belleza como este par ocasionarían ahora.
Pese a su maravillosa apariencia ellos estaban impacientes y ansiosos, no sabían qué les esperaba.
El viento que corría por el santuario se tornó gélido, una bruma misteriosa se hizo presente subiendo por los escalones hacia géminis y un sin número de perros comenzaron a aullar, mientras el manto negro de la noche parecía oscurecerse aún más, los gemelos vieron con temor como por las escaleras que venían desde Tauro una mujer en negro manto se aproximaba seguida de una tenebrosa corte fantasmal y una jauría de perros negros.
- ¡Saga! ¿Pero… que es esto! ¿¡Están atacando el santuario?!
- No señor Kanon –dijo uno de los siete donceles que conformaban la comitiva de los gemelos, quienes transportarían las canastas con las cosas que la Diosa Hécate había pedido –Ella es la Señora Hécate con su corte de fantasmas y sabuesos del infierno.
- ¿Corte de… fantasmas y sabuesos del infierno? –preguntó el menor de los gemelos con una mueca de preocupación.
- Así es.
- ¿Se le permite entrar con ellos al santuario?
- Nuestra Señora lo permitió, es parte de la naturaleza de Hécate, jamás camina sola por las sombras que reina. Ella es la que brinda luz con su antorcha a los hechiceros en los momentos más desesperados. Posee las llaves de los reinos, y por ende siempre se encuentra vigilando, pero no deben temer su penetrante mirada, salúdenla y denle la bienvenida y ella iluminara con su antorcha su camino, en momentos de angustia puede pedirse su protección y ella dejará caer su daga contra quien intente haceros daño. Es una Diosa temida y mal comprendida pero puede ser benevolente.
La visión era impactante digna de la mejor película de época sobre brujas y fantasmas en las leyendas del reino medio. Y pese al temor que sobrecogió a todos los presentes estos se avinieron a recibirla con todo el respeto que merecía una Diosa.
- Diosa Hécate, bienvenida seas al santuario de Athena y al templo de Géminis. –saludó el gemelo mayor reverenciándola.
- Señora de la noche, nos honras con tu favor. –Secundó Kanon.
La mujer de penetrante mirada clavo sus ojos en los gemelos y escudriñando cada aspecto les dijo- Buenas noches Caballeros de Géminis, muy buenas las tienen, ¡digo las tengan!. ¿Ya listos para el ritual?
Ambos hermanos se miraron nerviosos y luego a la Diosa con congoja.
- Jóvenes mancebos, no se preocupen, sé que el campo de la hechicería es terreno peligroso e impredecible, y me alegra que les genere respeto, pero estando conmigo no tienen nada que temer.
- Mi señora, puedo preguntar si este ritual de limpieza… ¿nos va a doler? –preguntó el menor angustiado, es que él de eso no tenía ni idea, y como la pitia había dado soluciones una más dolorosa que la otra, pues estaba asustado.
- No jovencito. No tienes nada que temer.
- ¿Jovencito?
- Niños, puede que ya tengan treinta pero yo tengo miles de años, así que para mí son unos niños. Y como tales les cuidaré y les guiaré en este camino. –La Diosa desvió la mirada a la corte de donceles que portaban lo pedido y dijo –veo que ya tienen todo listo para partir. Bien, andando.
La mujer dio media vuelta y volvió escaleras abajo, seguida esta vez por los gemelos y su sequito.
La Diosa encabezó el sequito que comprendían los dos gemelos y siete donceles del santuario y su corte de fantasmas y perros infernales.
En medio de todo eso, los gemelos iban nerviosos, la bruma, el frio de los fantasmas y la llameante y rabiosa mirada de los perros no eran para tranquilizar a nadie pero, valientes siguieron a la Diosa.
Al dejar el puente que conectaba al santuario con el mundo mortal, Hécate abrió un portal y por este entraron todos, dejando así el santuario de Athena para reaparecer en el santuario de Hécate.
El lugar era impresionante y digno de una película de mitología. Nada más llegar los sombríos y extraños habitantes del lugar reverenciaron a su señora y siguieron con los suyo no sin antes dirigirles miradas curiosas y perturbadoras a los gemelos y su corte de donceles que temblaban de miedo.
En las instalaciones había un gran jardín, diferentes edificaciones, patios con símbolos grabados en el piso y algunos tenían preparadas lo que sería un devocionario o mesa ritual. Entraron a uno de los palacios y en la nave central había un enooorme caldero negro cuya fogata estaba al centro de un símbolo mágico que abarcaba todo el radio del círculo de piedras en que estaba encerrado.
El caldero hervía con una enorme cuchara de madera adentró y los vapores que manaba tenían deliciosos aunque misteriosos aromas de plantas y cortezas. La Diosa pasó al lado del caldero y siguió caminando dentro del gran templo.
Cuando los gemelos vieron el caldero pensaron que sin duda sería el lugar donde haría el ritual de limpieza, pero no fue así, siguieron avanzando dentro del gran templo que les recordaba a las doce casas pero cuya decoración evidentemente estaba llena de secretos ocultistas y había cosas realmente interesantes ahí. La Diosa siguió caminando hasta salir del templo a otro jardín en que una avenida recta se abría paso en la noche para conectarse con intrincados caminos labrados entre los altos arbustos.
Por el laberintico lugar la Diosa los guio hasta una plazoleta donde había un yacusi de piedra redondo y grande, con una rotonda detrás, bañado por la luna llena, al parecer por su material y diseño era de la época del mito. Y ahí ordenó a los donceles portadores disponer de lo encargado. Unas cosas fueron dispuestas en una mesa de ritual mágico, y otras cosas como los pétalos de rosas, los lotos y la sal rosa fueron dispuestos al lado del lago. La Diosa envió una de las ánforas de diez litros con vino al interior de su templo y dejó la otra ahí para el ritual.
Les dijo a los donceles que podían volver al santuario y envió a dos personas encapuchadas a guiarlos de regreso.
Cuando se vio sola con los gemelos se acercó primero a Kanon y tomándolo del mentón le miró el rostro como examinando. Kanon por su parte se dejó hacer sin chistar, estaba muy nervioso así que no ponía objeción a nada.
Hécate luego hizo lo mismo con Saga y retrocediendo con una mano en su mentón miró a Kanon y comentó.
- Jum… tú serás el más sencillo jovencito. Vamos a ver –la mujer dio la vuelta y rodeó la mesa mágica donde al lado tenía tres fogatas cada una con un caldero negro con una capacidad para cinco litros.
Tomó a Princesa y trepándola a la mesa, Hécate comenzó a trabajar, con la gata muy atenta a lo que hacía.
De las cosas que había pedido, tomó los bloques de hielo de Acuario y vertió a partes iguales dentro de los tres calderos donde de inmediato el hielo comenzó a derretirse. Mientras tanto ella preparaba las cosas en la mesa para tenerlas listas en cuanto el hielo estuviera en estado líquido.
Con tres distintos cucharones de madera con extraños símbolos Hécate golpeaba el hielo de cuando en cuando para que se derritiera más pronto. Una vez estuvo listo…
Del montón de hierbas velas encendidas y cosas raras que había en la mesa Hécate tomó seis murciélagos recién matados y con un cuchillo les cercenó las alas, las cuales echó a uno de los calderos.
Tomando la larga barba del maestro Dohko la echó en el segundo caldero. Tomó una de las manzanas de la octava casa y le dio una mordida, con expresión complacida asintió, pues al parecer la manzana estaba muy buena y mientras comía, siguió preparando las cosas. De los murciélagos a los que previamente les había cortado las alas, ahora les cortó la cabeza y fue a exprimir la sangre de los cadáveres frescos sobre el tercer caldero, cuando los cadáveres estuvieron secos los llevó a la mesa, les quitó la piel y las vísceras y echó la carne al primer caldero donde previamente había echado las alas.
Fue a colgar las pieles para que se secaran y de las vísceras echó los seis corazones al caldero que tenía las barbas de Dohko. Las demás vísceras como los higaditos se los dio a princesa que los comió con gran placer.
Tomó distintas hierbas que echó a distintos calderos. Giró con la cuchara cada uno y al final echó una cola de burro al tercer caldero.
Mientras el agua se calentaba se dirigió al yacusi y comenzó a verter la sal del Himalaya reservando sólo un kilo, y pasando su mano en círculos sobre el yacusi, con magia este comenzó a girar como si con una enorme cuchara invisible le batiera para que la sal se disolviera.
Los gemelos veían en silencio y angustiados todo lo que la Diosa Hechicera hacía. ¿Para qué era todo eso?
Tomó la cesta de judías que enviara Shura y murmuró unas palabras incomprensibles sobre ella luego trazó el signo de X sobre de estás, montó la flecha de Sagitario sobre ellas y las reservó en otro lugar de la mesa. Tomó el pirul que enviara Aldebarán y echó la mitad en el último caldero y reservó la mitad en la mesa.
Donde había echado la barba de Dohko echó una de las ramas completas de los sales gemelos y giró con la cuchara para que estas terminaran lo más al fondo posible.
De la otra rama, cortó solamente las hojas y las vertió al primer caldero, y en la rama desnuda sobrante amarró el largo mechón de cabello de Shion y la echó donde estaban las barbas de Dohko. Girando con las cucharas los tres calderos volvió a la mesa.
El agua comenzaba a calentarse. De la sal del himlaya que había reservado en un tazón mediano, vertió tres cucharadas soperas en el primer caldero y mientras removía cantaba una canción en un idioma desconocido. Fue a la canasta con judías españolas y las vertió en el primer caldero y luego agregó unos polvos sobre este.
Fue al segundo caldero y vertió las uvas de dos racimos.
Hécate se dirigió hacia los gemelos con un átame en la mano y de la parte de atrás del cuello, para que no se les notara, les cortó un mechón de cabellos a cada uno. Hécate vertió parte de los mechones en el segundo caldero y parte en el tercero.
Ya que Hécate trabajaba a la luz de la luna, velas y fogatas, algunas de las cosas que usaba o hacia no eran muy claras. En esa penumbra, Kanon vio a la Diosa lanzar varios trozos piedras rojas lustrosas sobre un mortero de piedra, y comenzar a molerlas, agregó un poco de sal del Himalaya, dos ajos, hojas de laurel y clavos de olor, y seguir moliendo. Del agua del propio caldero tomó un cucharon que vertió sobre el mortero, agregó un polvo rojo y siguió moliendo. Al final la Diosa había formado una pasta espesa que vertió sobre el primer caldero y enjuagó los residuos del mortero con más agua del caldero.
Echó siete clavos de olor, tres ramas de romero, dos cucharadas de hojas de ruda y dos sapos al tercer caldero, y estuvo batiendo suavemente mientras cantaba un encantamiento. Cuando Hécate comenzó a cantar Princesa se erizó del todo y comenzó a bufar haciendo que los dos gemelos tuvieran escalofríos.
Hécate miró a la gatita y le sonrió sin dejar de cantar, luego lanzó una enigmática mirada a los gemelos que los erizó y volvió su atención al caldero.
- Saga me quiero ir a mi casa… -le susurró angustiado el menor a su hermano.
- Tranquilo Kanon, seguro que estaremos bien.
Hécate dejó que el agua siguiera girando y sacudió el cucharon que puso al lado del caldero. Se aproximó al yacusi de piedra y sacó una cubeta de agua, se disponía a sacar otra pero Saga siendo un caballero tomó la pesada cubeta.
- Permítame por favor –Saga llenó la otra cubeta de treinta litros y la puso al lado de la otra.
- Muy amable caballero –dijo ella deleitada de ver esos fuertes brazos en acción, la forma en que esos músculos se tensaban era simplemente deliciosa.
La Diosa tomó unos lotos de la cesta y los vertió sobre el segundo caldero.
Volvió donde los gemelos y los paró frente al yacusi al lado de las cubetas sobre las cuales vertió liquido de unos frascos, una poción desconocida, distinta para cada cubeta. Y echando dos mitades de coco cual jícaras sobre las cubetas se acercó a Kanon.
- Primero tu –llenó una mitad de coco y le pidió –híncate muchacho. –Kanon así lo hizo y la diosa cual si lo estuviera bautizando, inició por verter agua en su cabeza, puso su mano izquierda sobre esta y comenzó a hablar en un idioma incomprensible, mientras su voz se tornaba extraña. Con su otra mano vertía agua sobre Kanon con el cocó y al final le vació la mitad restante de la cubeta encima. Estaba helada hay que decir.
Hécate fue al tercer caldero y con el cucharón sirvió una copa de plata grande con la poción resultante. Volvió donde el gemelo y se la ofreció.
- Bébela toda.
Kanon la miró acongojado. Luego que la vio echar un sin número de cosas asquerosas sobre los calderos ya no sabía cuál tenía qué pero sabía que lo iba a vomitar.
- Sin miedo –le animó la Diosa.
Kanon miró acongojado a Saga quien con semblante preocupado sólo asintió.
Kanon dio el primer sorbo y nada más la lengua saboreó el gemelo estuvo a punto de vomitar.
- Es difícil lo sé, la sangre cocida como quiera, pero, los sapos amargan la mezcla.
Al gemelo todo le dio vuelta y casi suelta la copa, pero la Diosa la aferró a las manos de Kanon y le dijo.
- Cuidado que es bendito. Sé que es difícil pequeño –le dijo con compasión y animada como abuela a la antigua le dijo -¡Yo te ayudo!
Hécate le tapó la nariz a Kanon que a falta de aire abrió la boca y Hécate le retacó la copa hasta que se hubo tomado todo. Con magia le tapó la boca de modo que por más que le gemelo quería abrirla para vomitar no podía y así peleando terminó por pasarse todo el buche. Dos veces se le subió todo a la garganta pero con la boca cerrada por obra de magia, dos veces se tuvo que tragar las cosas otra vez.
El pobre Kanon torció los ojos y cayó al suelo. Saga ya iba a socorrerlo pero Hécate lo detuvo.
- Tranquilo, está bien, pobrecito fue mucho potaje, en breve estará bien. Ahora sigues tú. Híncate.
- Pero…
- Ya, Kanon estará bien, deja que viva su asco. Anda muchacho no tengo tiempo que perder.
Frunciendo los labios y dirigiendo una mirada de preocupación a Kanon, Saga asintió y se hincó.
Hécate repitió el baño ritual que hiciera con Kanon y luego fue al caldero y le dio la misma pócima a Saga.
- ¿Necesitas ayuda? Si no puedes yo te puedo obligar a tomártelo –pese a sus palabras no era amenaza, de hecho la Diosa estaba siendo amable y considerada.
- No gracias… creo que… puedo sólo.
Saga dio el primer sorbo y nada más tocarle la lengua este quiso vomitar pero se aguantó y se pasó el trago, y quiso vomitar otra vez. Con gran esfuerzo reprimió los impulsos de su cuerpo. Pero solo había sido un trago. Viendo la gran copa miró a Hécate acongojado y pidió…
- Mejor sí oblígueme.
- ¡Con gusto! –dijo animosa repitiendo lo que hiciera con Kanon. Cuando todos los impulsos por vomitar se vieron reprimidos por la boca sellada, Hécate retiró el hechizo y Saga abrió la boca por fin y tomó aire tomándose la panza.
- Espera que aún te está haciendo efecto.
- A qué se… Rayos… creo… creo que… ahora sí voy a vomitar –dicho esto Saga sintió que de nuevo algo se le subía a la garganta y se tapó la boca para evitar escupir pero Hécate se plantó frente a él con una vasija de cobre y se la ofreció.
- Tú sí puedes vomitar, de hecho esperaba que lo hicieras.
No pudiendo contenerse más Saga tomó la vasija y vomitó, pero para su sorpresa vomitó pedazos de huesos y unos pequeños huevos negros, como si fueran de codorniz.
Cuando el gemelo hubo devuelto todo, Hécate le pasó un pañuelo rojo empapado en un alcohol de hierbas para que se limpiara y tomó la vasija para ver lo que el gemelo había devuelto.
- Aquí está… que cruel es Amadea, estos huesos son de alguien que murió en un accidente violento, y estos huevos negros son semillas de mala suerte. Era para que sólo trajeras desgracias a la vida de las personas y así terminaras sólo y despreciado. Es mucho castigo por un bote de pintura… pero así son las gitanas. Los humanos se pasan de vengativos.
Saga sorprendido atisbaba a la vasija y Hécate la bajó a la altura de sus ojos para que la viera.
- ¿Ves?
En efecto aparte de dos huevos negros y lustrosos había lo que parecían ser pedazos de huesos, pequeños pero eran varios. ¡¿Pero… cómo? ¡Él nunca comió huesos! ¡Menos huevos negros!
Hécate leyendo las dudas del gemelo respondió.
- Son los polvos que te lanzó. Era polvo de huesos. No trates de comprender como es que tenías huesos y huevos dentro de ti. Los caminos de la magia son misteriosos, no fueron hechos para que los comprenda el hombre. Por eso las mejores hechiceras pero también las más peligrosas son mujeres. Los magos varones pueden tener más fama, y llegar a tener poder, pero no tienen más poder que un par femenino. Si Rasputin hubiera enfrentado a Shipton hubiera salido perdiendo. Si Merlín hubiera enfrentado a Cerridwen no hubiera quedado ni recuerdo de Excálibur. Además que pecado… –La Diosa miraba a las llamas con mirada profunda mientras le decía esto a Saga, pero luego cambiando a un ánimo más jocoso le dijo –Pues ya casi estamos.
- ¿Casi? –dijo angustiado.
- Claro –la mujer se dirigió a la mesa, tomó otra copa de plata con cuarzos incrustados y se paró frente al caldero que contenía las barbas de Dohko y llenó la copa con esa poción. Volvió donde el gemelo mayor y se la ofreció. –Toma, bébela.
- ¡¿Cómo?!
- Pues cómo cómo, con la boca.
- ¿No-no-no es ese el caldero que tiene las barbas del maestro Dohko?
- Sí, y los pelos de Shion, los de tu hermano y tuyos, corazones de murciélago entre otras cosas, pero tiene uvas para mejorar el sabor. Además lo colé, no te van a salir pelos, anda.
Saga miró la pócima con congoja, ¿la maldición era para tanto? ¿Podría él mejor vivir con ella?
- Vamos que se enfría y sabe peor.
- Mi señora, puedo preguntar por qué… con los pelos de Dohko y el maestro Shion?
- Las células humanas guardan muchas cosas como energía vital y poder, tienen memoria pero también poseen magia, y en este caso, telómeros niño, el poder del tiempo, Cronos, que acumula fuerza conforme pasa, esos hombres han vivido más de doscientos años y han acumulado poder y sabiduría, el poder del tiempo puede romper cualquier cosa ¿nunca has oído que el tiempo acaba con todo? La maldición de una gitana cascarrabias es también una magia ancestral que pasa de generación en generación desde hace siglos, volviéndose más fuerte. Necesitamos algo del mismo calibre para combatirla.
Saga comprendiendo miró con congoja la copa y resignado cerró los ojos y le dio el primer trago. No sabía tan mal como la anterior, estaba firme en obligarse a tomar el líquido, pero a la mitad se acordó de las barbas de Dohko y casi escupe, pero Hécate benévola lo tomó de los cabellos, lo jaló hacia atrás quedando su cara totalmente al cielo y así de a huevo lo obligó a tomarse todo, le selló la boca con su hechizo y dejó al pobre gemelo debatirse un rato con la imposibilidad de vomitar.
Al final Saga acabó tendido en el suelo igual que Kanon peleando con los remanentes del asco.
Mientras tanto Hécate fue a su mesa de trabajo, acarició a princesa quien le paró el lomo y luego se puso a cortar unas manzanas en gajos. Dispuso dos platos de estás y las bañó con miel y las reservó. Tomó el ramón de pirul que había reservado, lo metió en agua con sal, lo sacudió un poco y fue donde los gemelos y mientras estaban tendidos en el suelo se los agarró a ramazos con el pirul. Un ramón digno de las manos de Aldebarán que era casi un pequeño árbol en sí y con los ramazos hasta Kanon despertó.
- ¡¿Quién?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué hice?!
- Tranquilo muchacho –ordenó la Diosa –es una limpia de ramo, así que quieto.
La Diosa los siguió ramenado mientras recitaba un encantamiento en tanto los gemelos sólo se cubrían los ramazos. Una vez hubo terminado fue donde los calderos y lanzó la rama de pirul con furia al fuego de la hoguera.
- ¡Quémate mal gitano!
La mujer se volvió y fue al yacusi, sacó media cubeta de agua, luego volvió al caldero hirviente que tenía las barbas de Dohko y las ramas de los sales gemelos y con una coladera y un guante de cocina vació lo que quedaba de agua del caldero en la cubeta. Así templada, más caliente que fría, le dio medio cubetazo a Saga y el otro Kanon. Los pobres gemelos quedaron como pollos para pelar.
- ¡No que no nos iba a doler! –se quejó Kanon.
- Tranquilo, ahorita pasa la quemada. –Hécate llenó de nuevo la cubeta con agua del yacusi y le lanzó la cubeta de agua fría a Kanon y luego otra a Saga.
Nuevamente le lanzó un cubetazó a cada gemelo y luego les tendió la mano a cada uno para que se pusieran de pie.
Todos asustados quemados y con mal de estómago los gemelos tomaron su mano y se pusieron de pie, Hécate los hizo girar y tomándolos de la mano los guio hacia el yacusi, deteniéndose ella en los primeros escalones y haciendo que los gemelos entraran del todo, sentándose en el fondo y el agua les llegaba a cuello.
Hécate fue donde los altos cestos de mimbre llenos de pétalos de rosas y con cuidado comenzó a verterlos en el yacusi, hasta que se hubieron vaciado del todo quedando una firme película de pétalos cubriendo toda la superficie del agua.
- Saga…. Afro si nos mandó rosas normales… ¿verdad?
Saga sólo puso cara de circunstancias. No lo sabía.
Hécate tomó los cestos medianos que contenían los lotos he hizo lo mismo vaciándolos al yacusi.
Hécate fue donde los calderos, recogió los corazones colados del caldero y se los dio a princesa que al comerlos, mágicamente fue curada de las pulgas que la aquejaban y su pelo adquirió brillo y sedosidad. Hécate tomó la flecha de Sagitario, las piedras del santuario y una vianda con frutas de la granja el relicario con las almas y volvió donde los gemelos
Se hincó al lado del yacusi, tomando la flecha de Sagitario recitó en un murmullo un hechizo sobre ella y la flecha comenzó a brillar, tiró la flecha de Sagitario en el agua junto con las piedras del santuario y la fruta, puso un velón negro frente al yacusi y el cosmos de la Diosa se encendió en una luz violeta iridiscente, metiendo su iluminada mano en el agua, su cosmos mágico se extendió por las aguas causando una sensación peculiar en los gemelos y que los pétalos y lotos comenzaran a soltar su esencia sobre el agua.
Conque esto era la magia… era… ¡Era genial!
Dejando el relicario pender de su mano Hécate pronunció unas palabras y la cascara de nuez se abrió liberando cinco almas en pena que salieron del cascaron aullando como los condenados que eran.
Saga y Kanon se abrazaron instintivamente mientras veían con temor a las almas revolotear sobre el yacusi.
El viento comenzó a soplar fuertemente y las velas de la mesa y dos fogatas de los calderos se apagaron, pero en cambio con una explosión mágica las antorchas de la rotonda del yacusi y el velón negro se encendieron por sí solos iluminando el sitio.
- Almas perdidas –les llamó con voz imperante –Yo soy Hécate, su señora y venido a liberarlas de su calvario. –Ante el llamado las cinco almas que vagaban descontroladas alrededor del yacusi flotaron frene a la Diosa y la reverenciaron.
Al levantar su rostro las expresiones adoloridas y llenas de tristeza y desesperación le miraron con suplica.
- Se terminó su tormento, yo soy la guía de las almas en la Tierra, y les llevaré a su eterno descanso, alégrense, porque no penarán más en este mundo.
La mujer de penetrante mirada flotó en el aire hasta quedar al nivel de las almas y tomando su cinturón zafó la argolla de las llaves y levantando una de ellas, hizo que un portal se abriera.
Un portal al yomotsu.
- Debo llevar a estos condenados al lugar de descanso –le dijo a ambos gemelos. –Ustedes quédense aquí mientras regreso. Este baño es purificante, deberán permanecer unos minutos aquí, ya pasó lo peor.
Y caminando en el aire entró con su ondeante vestido purpura al portal de la muerte seguida de las almas que iban cambiando su expresión dolorida por una pacífica. Los guiaría por el yomotsu más allá hacia los campos elíseos, para así liberar a los inocentes que Mascara Mortal había condenado al sufrimiento eterno.
La mujer y las almas atravesaron el portal y este se cerró.
Al momento en la casa de Leo, los gatos que la invadían fueron expelidos por una fuerza que les erizó el lomo y salieron en tropel de la casa de leo junto a sus pulgas para no volver jamás. El triste jardín de piscis y su vivero comenzaron a cobrar nueva vida y color inundando todo de verde y vivos colores y aromas. La casa de Acuario comenzó a enfriar y el gran cántaro central comenzó a vibrar como refri recién conectado, comenzando a echar aire helado.
Por arte de magia el martillo de aries se tornó de nuevo en una sola pieza y brilló como nuevo mientras que las demás piezas del artesano adquirían brillo y todo el óxido desaparecía dejando los instrumentos como recién comprados. Toda cosa afilada en Capricornio recuperó su filo, incluida la propia Excálibur y la estatua castrada volvió a la normalidad. Shaka sintió que algo le picaba en la cabeza y cuando fue a revisar en su espejo descubrió con emoción que le estaba saliendo un montón de cabello nuevo que no dejaba de crecer alcanzando su largo normal mientras que el que le quedaba recuperaba su brillo y sedosidad. ¡Ya no tendría un estropajo por cabello! ¡Su mayor tesoro terrenal había vuelto!
La casa de Tauro comenzó a oler delicioso, toda la comida estaba como recién hecha. Y sobre su mesa principal apareció una despensa como para un mes.
A Milo le llamó su farmacia de cabecera avisándole que había llegado un cargamento de condones de distintas marcas y tipos con novedades y que si quería que le apartaran algunos. Milo pidió tres cajas.
Misty y su banda que otra vez habían subido a tomarse fotos para su face en la preciosa casa de Cáncer salieron despavoridos y casi orinados en las mallas cuando el ambiente se tornó sombrío lleno de luces fatuas, el frio de la muerte y los rostros sonrientes estallaron en horribles alaridos acompañados de escalofriantes muecas de dolor. La casa perdió todo color y se tornó en una oscura y bizarra versión del purgatorio. Es decir, volvió a ser la misma de antes…
Dohko que se miraba con congoja al espejo mirando lo viejo y feo que era, vio como su cara y cuerpo se transformaban ganado más estatura y volviendo a tener sus jóvenes y apuestas facciones. Cuando el cambio estuvo completo Dohko emocionado verificó de nuevo su gallardía en el espejo y acto seguido corrió a medirse con un metro. Un metro setenta… ah… no lo habían hecho ni dos centímetros más alto, se hubiera conformado con eso pero… bueno ¡Había recuperado su juventud!
Shion quien ya no se ponía sus túnicas porque siempre se tropezaba con ellas y francamente con todo lo que se le atravesaba, se puso su bata de dormir y viendo que era larga se la iba a quitar para evitar un accidente pero al caminar para dejarla en el sillón esta se le atoró en la pata de la cama de forma violenta pero… no se cayó. Sólo se quedó atorada. Shion le dio de jalones hasta zafarla y extrañado de adrede la atoró contra otra cosa pero de nuevo no se cayó, intentó patinar con la alfombra del baño, pero no tuvo ningún accidente, se puso a correr por las escaleras del segundo piso, pero igual no tuvo contra tiempos.
Emocionado, pensó que seguro ya estaba haciendo efecto la brujería de Hécate y del puro gusto bajó a la cocina a brindar con su lechita caliente, sí porque aunque se veía como tal ya no era un muchacho para andar con vinos y licores.
Subió a su cuarto y se puso a brincar en su cama de pura alegría pero en uno de esos saltos sí se fue para atrás y se dio un lomazo contra el suelo. Aunque eso sí fue su culpa, no cuestión de maldición.
Athena que caminaba pegada a las paredes de su santuario temiendo otro accidente, por andar pegada a la pared no se fijó y le pegó a una enorme vasija de cobre mal puesta que adornaba el salón de estar que estaba en reparación y esta se fue contra una escalera que se fue contra un librero que se fue contra una mesa que salió volando hacia una columna que se fue contra la pared de la chimenea y le hizo un hoyo prendiéndole fuego a las cortinas del salón, pero en medio de esa destrucción, la Diosa que se tomaba de la cabeza esperando un golpe, descubrió que estaba sin un rasguño. Todo había caído a su alrededor como evitando dañarla. Saori emocionada se puso a brincar por el lugar en tacones y por más jarabe que bailó no se cayó.
Salió en tacones emocionada a pedir ayuda porque esa ala del palacio se quemaba pero por más escalones que bajó y brincó corriendo en tacones no se cayó ni perdió el equilibrio. ¡Había recuperado su toqué! ¡Saori siempre le entraba a la pelea en tacones y siempre salía airosa porque… Siempre diva, nunca indiva!
Al final el incendio se apagó casi de inmediato y no pasó a mayores.
Mientras tanto en el templo de Hécate los gemelos estaban tranquilitos en el agua. Kanon miraba con absoluta desconfianza los pétalos de las rosas y Saga se relajaba de lo lindo ¡Un yacusi, al fin! Al fin esa sensación del agua acariciando su cuerpo y relajando cada musculo, sentía como si le hubieran quitado un gran peso de encima.
Un portal oscuro se abrió y de él la Diosa hechicera salió sola, habiendo liberado las almas en pago.
La mujer se dirigió a su mesa de rituales y tomó los dos platos con manzanas enmieladas y se las llevó a los gemelos.
- Coman de la fruta prohibida, les hará bien.
La mujer fue hacia el ánfora de vino y llenó dos copas, mismas que envió volando con magia hacia los gemelos.
- Beban, les asentará el estómago y les evitará un empacho, el vino de Dionisio es un gran remedio para muchas cosas. Ah… hoy fue una noche productiva. –dijo ella tomando una copa de vino y tendiéndose perezosa y sensual sobre un chasie que estaba al lado del yacusi. –Salud caballeros de géminis, por su curación.
Los gemelos la miraron con algo de angustia y levantaron la copa para brindar algo inseguros con ella ¿Ya, estaban curados? Al dar el primer sorbo su estómago se comenzó a sentir mejor.
Conforme bebían, el licor de Dionisio les iba relajando los nervios e iban soltando sus temores, angustias, miedos y preocupaciones.
Ambos gemelos comenzaron a relajarse y a disfrutar ese baño de rosas y lotos.
Sólo quedaba encendido un caldero, y Hécate fue hacia él luego de terminarse su copa y removió con el cucharon de madera y símbolos extraños.
Luego se aproximó al yacusi quedando frente a las escaleras, zafó los broches de su vestido que cayó al piso, metió un pálido pie de luna en el agua, y comenzó a bajar los escalones para entrar en el yacusi.
Los gemelos miraron con respeto hacia otro lado, pues la bella diosa había quedado apenas en un fondo blanco largo casi transparente que tenía dos aberturas a cada lado de sus piernas.
Con magia atrajo las mitades de coco y poniéndose detrás de los gemelos dentro del agua comenzó a ungir con el agua de rosas las cabezas de ambos hermanos.
- Que queden limpios de todo mal y maldición, por la pureza de la luna que nos baña, queden sus auras tan blancas como tu luz Artemisa.
Dándose cuenta que era parte del ritual los gemelos se dejaron hacer aunque estaban algo apenados y nerviosos, pues con ese fondo la tela era totalmente traslucida mojada y si Hécate salía fuera del manto de pétalos seguramente todo su bello cuerpo sería visible a ambos caballeros. Era casi como tenerla desnuda por un lado.
Saga aunque nervioso se dio cuenta que de verdad algo se había obrado en su favor y quiso agradecer a la Diosa.
- Mi señora –dijo mirando hacia el otro lado por respeto a la mujer –quiero agradecerle profundamente su ayuda, no creo que hubiéramos salido de esto sin usted.
Kanon haciendo lo mismo dijo –Yo también le gradezco gran señora de las sombras por habernos librado de la maldición. Sin que me patearan siete burros…
- JAJAJA de nada mis queridos muchachos. De nada…o bueno… Decir nada, es realmente impreciso, porque verán la magia siempre tiene un precio. –Saga le miró a los ojos acongojado y ella se apresuró a responder. –No se preocupen, no es algo que no puedan pagar. En realidad, la bruja le pone precio a su trabajo y se debe pagar el precio que ella pida. Puede ser incluso una tontería sin importancia, siempre y cuando sea algo que la bruja quiera.
- Y… y qué desea mi señora. –preguntó Saga algo temeroso.
- Mi señora, usted le dijo a nuestra Diosa que le haría saber el precio, por favor díganos ¿qué deberemos hacer? –preguntó Kanon igualmente preocupado pues no quería que Hécate se cobrara a la mala pidiendo algo que perjudicaría a su Diosa o la humanidad.
- No se asusten, no pediré nada que no puedan dar. Verán –dijo ella de forma sugerente y metiendo las manos bajo el agua tomó ambos cordones de los peplos y los desató.
Al ser peplos de los antiguos, estos cordones eran los que mantenían los peplos cerrados y en su lugar y al desatarlos, los peplos se abrían por los lados dejando el cuerpo vulnerable a ser visto, y bajo el agua era peor, pues de inmediato ambos lados del peplo flotaron hacia la superficie dejando bajo el manto de pétalos desnudos a ambos gemelos.
Saga asustado intentó rescatar su peplo pero antes que pudiera Hécate los hizo flotar en el aire fuera de su alcance.
- ¿Se-señora que hace? –exclamó Kanon asustado.
- ¿Cómo qué? Me cobro.
- ¡¿Cómo?!
- Es una bagatela muchachos –les dijo desconcertada. –No quiero guerras, ni la Tierra, ni el santuario, ni siquiera dinero. Sólo pido que me regresen el favor liberándome del estrés. Ser una bruja no es fácil ¿Saben de cuantas brujas soy patrona y cuantos hechizos y maleficios quito y hago a la semana? ¡Ni se lo imaginan! Necesito mis cinco minutos Milkyway. Y… ya escogí con quien.
- ¡Pe-pero señora, nosotros no podemos hacer eso!
- Sí pueden.
- ¡No! Señora por favor entiéndalo, servimos a Athena, no podemos… pues… no podemos… ceder nada a ante otra Diosa. ¡Mucho menos eso!
- ¡¿NO!? –preguntó escandalizada y ávida de chisme -¡¿No me digan que están consagrados a Athena también para sólo… con ella?! ¡Pero si Athena alega que es virgen!
- ¡Y lo es! –aclararon ambos escandalizados.
- ¿Entonces?
- Señora, nosotros no le debemos esa clase de…. libaciones a nuestra Diosa, pero no podemos servir a otros Dioses ni… bueno… no… no es correcto.
- ¿Y qué tal con humanas?
- Ah bueno eso ya es otra cosa –admitió Kanon.
- Pues eso es lo que quiero como pago –sentenció la mujer – la bruja elige, es la ley. Y no aceptaré otra cosa. ¿Por qué se ponen así por tan poco? Fue su Diosa la que me buscó, y creo que les estoy cobrando barato. Pude pedir algún país de la Tierra o parte del reino humano y su Diosa estaría obligada a pagar mi precio. Pero sólo pido una noche de atenciones. Lo que les estoy pidiendo es nada.
Saga y Kanon se replegaron a las escaleras y se iban a poner de pie, y casi lo hacían cuando la mirada llena de emoción de la Diosa les recordó que estaban desnudos y justo a centímetros de exponer las joyas de la familia se zambulleron de nuevo para decepción de Hécate.
Saga y Kanon se miraron, no podían salir del agua sin mostrarse desnudos ante una Diosa, ante humanos era una cosa, pero ante una Diosa era problemático, era una falta de respeto y además de todo el protocolo que los guerreros divinos debían seguir frente a los Dioses desde la era del mito, Hécate quería darse gusto con eso y ellos no querían provocar más a la mujer.
- Por favor señora elija otra cosa.
- Ah… -dijo suspirando resignada –podría forzarlos con magia a actuar cual marionetas y obedecer contra su voluntad, pero eso no es lo que quiero. Tiene que salir de ustedes para que sirva a mi propósito…
Saga y Kanon se miraron aliviados, al parecer la mujer comprendía.
- Por eso… ¡Afrodita!
Saga y Kanon voltearon a todos lados esperando ver por ahí a su compañero pero en cambio se encontraron con una bruma rosa que los envolvió y les entró por boca nariz y ojos. Los ojos de ambos gemelos se tiñeron de una capa sutil rosácea iridiscente y de pronto se relajaron demasiado comenzando a sentir mucho calor interno. Hécate se puso de pie en el yacusi quedando su bello cuerpo rodilla para arriba fuera del agua y casi del todo expuesto ante los gemelos pues su fondo de gaza no dejaba casi nada oculto a los ojos de ambos hombres que inmediatamente se vieron avasallados por el deseo.
- Nos sean tímidos –les tentó con voz sensual –acérquense mis pequeños. Los llevaré a una tierra de encanto –dijo soltando una sutil y sensual risa.
Ambos hombres se pusieron de pie y lo que las fans nunca vieron de Saga, Hécate se lo chuto en vivo y a todo color.
Un largo rato después…
Saga y Kanon despertaron en el yacusi sintiéndose deliciosamente cansados pero extrañamente relajados y en paz.
Ambos hermanos se miraron y miraron a su alrededor. La Diosa de la hechicería estaba tumbada en su Chasie leyendo un libro, parecía un grimorio.
- Vaya pequeños, al fin despiertan. –dijo prestándoles atención.
- ¿Qué… qué pasó? –preguntó Saga desconcertado.
- Pues que se quedaron dormidos luego del ritual de limpieza, es normal, esto jala mucha energía, se sentirán muy cansados, pero más tranquilos, la maldición desapareció.
- ¿Ya? –preguntó emocionado Kanon.
- Sí.
- Una disculpa mi señora, no sé en qué momento nos quedamos dormidos.
- No te preocupes Saga, es lo normal en estos rituales de limpieza. No se apenen.
Los gemelos trataron de incorporarse pero se marearon un poco. La Diosa se puso en pie y entrando al agua con su bello vestido purpura les ayudó a ponerse en pie.
Los peplos de los muchachos escurrieron pegándose a sus pectorales, diablos que hermoso paisaje pensó la Diosa.
- Tengan –dijo entregándoles a ambos unos peplos blancos con bordados y bastillas azul rey –pónganse estos. Los dejaré para que tengan privacidad de cambiarse. Ahí junto al yacusi hay unas toallas. Llámenme cuando estén listos.
La mujer se fue para respetar el pudor de los gemelos y estos se miraron confundidos. Sólo recordaban cuando Hécate entró con ellos al agua y les bañó cual bautizo con los cocos, luego… nada… simplemente nada.
- Seguramente hizo algún hechizo cuando nos bañaba con esos cocos y quedamos inconscientes ante el poder de su limpia.
- Seguro fue eso –le respondió Saga.
- Vistámonos rápido, no podemos hacer esperar a una Diosa. Seguro ya vamos a volver a casa.
Ambos gemelos se secaron y cambiaron sus peplos índigos mojados por los blancos. Cuando estuvieron listos y vestidos llamaron a la Diosa que volvió con uno de sus sirvientes.
- Bueno ya están listos, es hora de volver a casa pero antes los invitaré a cenar, está clase de limpiezas suelen dejar exhaustas y débiles a las personas, apuesto a que están muy cansados, como si hubieran hecho mucho ejercicio.
Los gemelos se miraron sorprendidos y asintieron, ¿cómo sabía ella?. Bueno era obvio, ella era profesional en esto de limpias energéticas y brujerías.
- No es conveniente que vuelvan a casa así.
- No quisiéramos dar más molestias mi señora.
- No es molestia e insisto, de aquí no se van sin cenar. Vamos pequeños síganme. Poe –ordenó a su sirviente –apaga la última fogata y lleva el caldero restante a donde ya sabes.
- Sí ama.
Ambos gemelos siguieron a la Diosa quien los guio fuera del laberinto llevándolos a una parte abierta del jardín donde había una mesa para cenar dispuesta e iluminada con una lámpara en forma de Luna.
- Tomen asiento –les invitó sentándose ella en la silla de la cabecera –espero les gusten los estofados.
- Ya es un honor estar en su mesa mi señora
– Me halagas jovencito.
El sirviente encapuchado comenzó a servir los platos y sirviendo primero a su señora, sirvió despues a los guerreros.
Una vez todo estuvo listo Hécate los instó.
- Por favor, coman y buen provecho.
Los chicos comenzaron a comer el estofado de color rojizo anaranjado acompañado de guisantes y para beber un jugo de frutas natural de sabor exótico pero delicioso. Estaba realmente bueno y ellos tenían un hambre… no sabían por qué pero comían como si los hubieran tenido amarrados.
- Este jugo está delicioso. –exclamó Kanon.
- Es de maracuyá –dijo la Diosa.
Tomando hasta la última cucharada en el plato al final ambos gemelos se sintieron satisfechos. Panza llena y ya tenían el corazón contento.
Despues de agradecer Kanon sintió curiosidad por el guiso de carne tan suave y sabor tan exótico que preguntó.
- Esto ha estado delicioso mi señora. ¿Qué es?
- Me alegra que les gustara, yo misma lo preparé –dijo emocionada. –Es estofado de murciélago en salsa guajilla a los sales gemelos. Los arboles benditos le dan un sazón especial a los guisos, además que combaten las maldiciones. –dijo ella orgullosa de sus dotes de cocinera.
Los gemelos pusieron cara de espanto abrieron grandes los ojos y se les revolvió la panza.
- ¿A… los sales gemelos dijo?
- ¿Murciélago? –dijo Kanon mirando a la nada, pensando que traía murciélago en la panza.
- Sí, pechugas de murciélago, son muy ricas. Y sí, dije sales gemelos, esas hojas dan más sazón que las hojas de Laurel y limpian el aura, es un plus. Pero es muy difícil conseguir hojas de los sales gemelos. Desde Buda hasta los caballeros de Virgo son muy celosos con sus árboles, no regalan ni tres hojas para un caldo, esa no es la generosidad de la que presume Buda. ¡Ay ya tenía yo tanto tiempo queriendo echarme un guisado sazonado con los sales gemelos!
- En…. entonces… esos murciélagos que echó al caldero… -dijo Saga.
- E… e… ese caldero era… -completó Kanon con un tic en el ojo.
- Sí –dijo apuntado a su espalda donde en la mesa de servicio estaba el caldero negro –era la cena para la noche, como ya tenía planeado invitarlos a cenar luego del ritual preparé todo de una vez para que estuviera cocido a tiempo. Una que es mujer y sabe aprovechar el tiempo en la cocina.
- Pero… pero… ¡Yo la vi echar piedras rojas lustrosas al mortero y luego echarlas al agua! –dijo Kanon espantado.
- ¿Piedras rojas lustrosas?... ¡Ah sí, no, no eran piedras, era el jitomate en trozos! Es que apenas con la luz de las velas seguro no alcanzaste a ver bien.
- ¿Es… estás judías… entonces no… eran para el ritual? –dijo Saga recordando las judías de Shura.
- Ah no, eran para el guisado, las judías españolas son deliciosas, pero no me gusta ir hasta España por ellas, los españoles son desesperantes y gritan mucho si no hablas bien el español, no veo la conexión entre entendimiento y sordera.
- Pero entonces la casa de capricornio no quedará curada de…
- Claro que sí, les eché mi bendición para la casa de capricornio antes de echarlas al caldo y con eso basta para que la décima casa quede libre.
- Pero… la sal del Tibet… y el agua de Acuario.
- Guardé un poco de sal del Tibet para mi cocina porque no solo es útil en magia sino en la comida, es la sal más sana que existe en todo el mundo, protege el organismo rejuvenece y un sinfín de beneficios más, y el agua de acuario es la más limpia pura y benéfica del mundo, despues de todo es la jarra de Ganimedes la que representa, con el balance justo de minerales no sólo para mantener una hidratación perfecta sino que trae más propiedades que agua de manantial, por sus cualidades conserva la comida por más tiempo incluso si no está en refrigeración, y enfatiza el sabor de la comida, además que mágicamente hablando, purifica, refresca, brinda sabiduría, visión clara y conocimiento a quien la bebe. Potencializa todas las pócimas, es una maravilla. De ahí me gustarían mis garrafones, pero como siempre los caballeros de acuario crean hielos eternos, y si ellos no lo quieren, derretir su hielo es un imposible. Yo me he robado varios bloques de esa casa y ahí los tengo todavía, nunca los pude derretir. Por eso pedí a su caballero que fuera hielo derretible.
- ¿Y las manzanas de Milo?
- Son deliciosas, son casi casi tan buenas como las del jardín de las hespérides, pero igual los caballeros de escorpio son unos egoístas codiciosos, nunca dejan que nadie toque sus manzanas, tienen fijación con ellas. Ni el Dios abrahámico tenía tanta fijación con sus manzanas del edén como los caballeros de escorpio las tienen con las de su casa. ¡Además miren! son el postre, mientras dormían hice una tarta con ellas. ¡Es una receta alemana de internet, esta tarta sale en quince minutos! Eso sí es magia.
- Pero su casa…
- También bendije las manzanas, y las usé en su baño ritual, eso limpió la casa de escorpio.
- ¿De verdad?
- Soy una Diosa mancebo, no soy una bruja cualquiera, con mi sola bendición basta para erradicar el problema de las doce casas, lo suyo era más serio porque eran quienes traían la maldición dentro. Ustedes eran la causa, lo de ellos eran los simples efectos. Ahora –dijo partiendo la tarta –disfruten el postre –dijo ofreciendo tarta y malteada a los chicos –esta malteada fue hecha con leche de Amaltea, está deliciosa.
Los chicos se miraron y se avinieron a comer la tarta.
Y mientras disfrutaban el postre Saga dijo –Mi señora no quiero ser descortés, pero… Athena preguntará por la flecha de oro de Sagitario. ¿Qué… debo decirle?
- Ah sí. Verán aunque la flecha salió ilesa del yacusi, ya decidí con qué cobrarme.
Saga y Kanon pusieron cara de angustia.
- Díganle a su Diosa que me voy a cobrar con esa flecha de oro, para mi colección de tesoros míticos. Y con eso, está saldada su deuda, ya no me debe nada.
- Mu… Muy bien –a Saori no le iba a gustar pero, sabían que a fin de cuentas aceptaría darla en pago, pues era una bagatela para el problemón que había evitado y no se había cobrado a la mala. Saga pensando en todo esto añadió –Estoy seguro que mi señora aceptara entregarla en pago, es usted generosa, muchas gracias.
- Yo le agradezco también, a como son los Dioses, pensé que nos iba a costar un ojo de la cara.
- ¡Kanon!
- JAJAJAJAJA déjalo muchachote, no reprendas a tu hermano, tiene razón, muchas veces los Dioses se cobran a la mala… pero yo no soy así. Pero sigamos disfrutando el postre, y cuénteme –dijo animada -¿es verdad lo que dice Rhadamanthys? ¿que Kanon pelea en calzones?
Luego de disfrutar de la tarta Hécate condujo a los chicos hasta la entrada de su templo, abrió un portal y los llevó hasta la primera casa donde se despidió de ellos y volvió a sus dominios.
Saga y Kanon sintiéndose ligeros, sonrieron al volver a casa y comenzaron a subir a su templo, ya mañana les darían los pormenores a sus compañeros que seguro a estas horas todos estarían profundamente dormidos.
…
Cuando la Diosa volvió a su templo subió a su habitación, se estiró y se tendió muy feliz y eufórica en la cama.
- Te ves sumamente satisfecha, si sabes a lo que me refiero –dijo una voz desde las sombras en una esquina de la habitación.
- ¿No lo estarías tú querida? –respondió Hécate incorporándose para ver a su visitante.
- Con ese par mucho, no lo niego, y aunque se ven deliciosos, ellos podrían ser el postre, porque es otro mi plato fuerte…
- Ah… gracias por tu ayuda. No quería obligarlos a nada, no me hubiera servido. Ya sabes que a la fuerza ni los zapatos entran, ni la comida sabe bien…
- El amor o el placer sólo saben bien cuando ambos lo comparten. Sobre todo cuando se tiene un propósito. Me debes una.
- Y ya sé más o menos cómo te piensas cobrar.
- Sólo en caso de necesidad linda, no me gusta dejar nada al azar.
- Bien, yo cumpliré si llegas a necesitar mi ayuda. Aunque lo dudo Diosa del Amor, seguro bastarán tus propios poderes para obtener de él lo que quieres.
- No siempre es tan fácil Diosa Hechicera, puede que necesite más magia que la del amor o el deseo. Algunos corazones son capaces de resistirse a mi mandato, sobre todo si están quebrados, es como una copa rota, el líquido se puede escapar. Bueno… Me retiro, disfruta tu noche, sé que vas a soñar muy bonito. –dijo acercándose al balcón para marcharse, pero antes de irse se detuvo y volteó hacia Hécate. Con una sonrisa malévola le preguntó -¿Si sabes que ciertos placeres tienen consecuencias?
- ¿De qué hablas? –dijo haciéndose la desentendida.
- ¡De lo obvio! –dijo entre risas, y maliciosa preguntó -¿Acaso no has pensado que pudiste quedar encita de este desliz? ¿Qué harás si es así?
- Hace mucho que el mundo no tiene semidioses ni semidiosas… eso podría cambiar las tornas a nuestro favor. Además si Cerridwen tuvo a Merlin, ¿por qué no he yo de tener al próximo mago de leyenda?
- ¿Y acaso sabrías quién sería el papá? –preguntó irónica.
- Jajajaja eso es francamente lo de menos, quien fuera, el niño saldría igual, son gemelos después de todo jajaja.
- Ja… bien linda, espero que unos meses no estés tan gorda como la luna llena. –dijo la Diosa del amor y se marchó.
- Ah, veremos –dijo la Diosa Hécate acariciando su vientre.
No sabía si había quedado encita, pero un hijo con los poderes de semejante padre y los de semejante madre… sería interesante para el decadente mundo de los Dioses. En buena hora Athena necesitó su ayuda.
Santuario, al día siguiente…
Todo era alegría en las doce casas para sus dueños.
Shion en calidad de sumo pontífice y encargado principal del santuario bajó para revisar desde Aries que todo estuviera en orden. Y desde Aries, la mugrosa casa de Cáncer, hasta Piscis, los templos y sus habitantes habían vuelto a la normalidad.
En la casa de Cáncer había una gran banda de tela en la entrada que decía "¡Gran reapertura!" y se había informado a todo el santuario que sería hoy a las cuatro de la tarde. Obviamente NADIE se presentó a las cuatro de la tarde, pero claro que eso para nada desanimó al italiano, al contrario, fue una alegría, porque eso sólo enfatizaba el hecho que su casa había vuelto a ser tan aterradora como siempre. Sólo algunos de sus pares dorados fueron porque pues… eran familia y la familia te apoya hasta en tus locuras y está ahí en tristezas y alegrías. Y esto para Mascara Mortal era una gran alegría. Hasta regaló cervezas a los asistentes. Y tan alegre se sentía que tuvo a bien ser considerado y tener juguitos de uva en caja para quienes no bebían licor. Se desvivía repartiendo cerveza y jugos a los asistentes a quienes decía "¡Pero pasen, pasen!" mientas de un aventón los hacia entrar a la casa.
El lugar había quedado siniestro y horrible, ¡Justo como a él le gustaba!
- ¡Afro tú ya conoces el lugar! Hazme el favor y guía al grupo por los nuevos pozos de muerte.
- ¡No soy tu maldito guía de turistas! –se negó recargado en una columna de la sala de la casa.
- Bueno bueno voy yo estirado. No te haces nada con enseñarles el lugar. Pero sí, es mejor que lo haga el experto en persona. Bueno camaradas como podrán ver a la izquierda tenemos…
Y mientras tras la bola iba Mascara Mortal empujándolos por toda la casa como niños que no quieren entrar al consultorio y les describía "las bondades de la casa", Shion parado al lado de Afrodita, Saga y Kanon en la sala, suspiraba tranquilo, al fin todo había vuelto a la normalidad.
Mientras tanto en Japón…
- ¿¡De dónde salió esto?! –decía una incrédula Saori al revisar los estados de cuenta del banco y ver el cargo de doce mil seiscientos euros.
- Mmm –dijo su contador tomando el papel y cotejando con otros informes –Sí, esto es el cargo por reparar el yacusi de la casa de Géminis.
- ¡Pues ni que se hubiera venido abajo toda la nave central!
- Es patrimonio de la humanidad señorita Kido, cualquier mínimo arreglo que planeé usted hacer en esas ruinas le saldrá en dos ojos de la cara. Por eso le recomiendo dejar que se termine de caer a pedazos, que a como esta, no falta mucho –dijo el contador como si nada dejando muy pensativa y angustiada a Saori –el gobierno de Grecia no cobra ni exige cuidado a esas ruinas en particular pues no están abiertas al público, si se caen no hay multa por eso, pero por reparación sí se deben pagar permisos y hacerlo con restauradores profesionales.
Saori se mordió el labio. Las palabras de su contador le preocuparon. Su santuario, ese lugar consagrado a ella desde la era del mito, se estaba cayendo a pedazos.
"Mira que si te hubieras casado conmigo Saori, yo le mandaba reparar los doce templos a los caballeros dorados" y "Mi santuario estará reparado querida no te preocupes"
Las palabras que Julián-Don-Pose le dijera luego de su última y agitada ROA se le vinieron a la cabeza. ¡Ese prófugo de jetset no iba a humillarla con un santuario en mejor estado!
Si bien le había dicho Mu que como Diosa de ese santuario tenía responsabilidades que asumir. ¡Y ahora lo comprendía! (Aunque el pobre Mu no se refería precisamente a eso…) ¡Ella debía tomar la iniciativa, ella, nadie más lo haría por ella!
- Aoyama, hay algo que necesito que investigues a fondo. –sentenció determinada la muchacha.
- ¿Eh? ¿Y qué es señorita Kido?
FIN
*…*…*…*…*
* La loca semillera de fic La vida en el santuario en el capítulo "guardia para la guardia"
* Ahí les puse una foto de esas peligrosas escaleras.
Hola hola, muchas gracias por leer el fanfic, coméntenme qué les pareció y para wattpad aparte de votar si te gusto, deja tus comentarios, ¿qué harían ustedes con los gemelos a su disposición? ¿Alguien se apunta a cuidar a Kanon? ¿Alguien a Saga? Necesitan amor luego de una limpia.
Yo tengo una lectora querida que sé que va a pedir a Kanon así que Eraman cuídalo mucho que no sabe que necesita amor y comprensión luego de… bueno lo bueno es que no sabe, pero tu consiéntelo.
Missmomoka: Je suis très contente que vous ayez aimé la fanfic. Je pense qu'Amadea aurait accepté le Grand Patriarche, mais cela aurait été pire, car Shion n'allait pas accepter. C'est pourquoi ils ont demandé l'assistance divine. Oh et concernant la fanfic Hand Of Sorrow, j'ai déjà réédité la fanfic qui a donné naissance à celle-là, elle parle d'Aphrodite. Désolé, je n'ai pas utilisé le français depuis des années, désolé si j'ai des erreurs.
