La voz risueña del director Dumbledore despertó a Daphne. El anciano parecía más cansado de lo normal y miraba a todos en la sala juzgando. Parecía mirar a Fleur con una mezcla de ira y algo que nadie supo adivinar.

—Es bueno que esté despierta Señorita Greengrass…este tema va sobre usted—la rubia siguió fingiendo que estaba dormida pero el director rápidamente añadió—Creo que merecemos una explicación más detallada, de lo ocurrido esta tarde.

La chica con la voz entrecortada miró hacia abajo en señal de respeto y dijo—Derroté a Susan en duelo y está…—con desprecio—me atacó. Yo no hice nada…casi me mata…usó una maldición oscura.

Levantó la vista de sus gafas de media luna y dijo simplemente—Creo que…ambas tienen cosas que aclarar sobre la magia oscura—ciñó su mirada en Fleur y la veela simplemente dijo.

—Defendí mi honogg y el de mi especie—con odio hacia la chica.

Dumbledore obvió eso y dijo—Y es una buena razón para iniciar un conflicto, Fleur pero no aquí…—miró a Daphne—El Ministerio no presentará cargos contra usted por el uso de la maldición Cruciatus en una persona…

—No es una persona…un ser humano no me atacaría de esa manera. Me defendí de ese monstruo…además no permitiría que una niña fuese a Azkaban—dando un nuevo argumento más sibilino.

—La juventud debe ser recordada en todo momento, no solo cuando nos interesa—ciñó Dumbledore mientras movía su guante—Ahora qué tal si la Señorita Delacour nos cuenta porque hizo eso y nos ayuda a entender el malentendido y a castigarlo con la severidad que se merece.

La veela dirigió una mirada dura a Daphne y tras eso miró a todos los presentes. Bill se mantenía tenso a la espera pero claramente dirigía una mirada heladora a la Slytherin. El resto estaba dividido aunque parecía que Fleur contaba con la mayoría.

—Durante el torneo de los Tgges Magos…nosotras pasábamos mucho tiempo en las mesas de Hufflepuff y Ravenclaw. Pagecían ser los más amables y ggespetuosos con nuestra…—se detuvo y dijo—Condición—Susan sonrió descaradamente captando un elogio para su desprestigiada casa—Cuando andábamos de vuelta a nuestros carros…todos los días. Un grupo de seggpientes, nos acosaban. Solían ser mayores de séptimo…intentando ligar pero no eran demasiado listos. Hasta que una noche vino un niño de vuestra edad—señalando a Harry. —Egga rubio…albino…enfeggmizo. Como vous—señaló a Daphne. Su odio era tal que su problema de pronunciación se agrandaba.

Ron miró a Hermione y Harry para decir—Adivina quién…

—¿Malfoy? —dijo Hermione—No puede ser ella—defendiendo a la rubia— Daphne se junta con Tracey únicamente…No con ese idiota. Son muy diferentes.

—Sé lo que vi…Ese oxigenado tenía a mi hermana de ggodillas…y la obligaba a hacer cosas. Iba acompañado de dos estúpidos gorilas…

Ron miró a sus amigos—Obviamente es Malfoy—Harry le secundó pero dijo—¿Qué tiene que ver Daphne?

—Ella acompañaba al ggubio junto a varias niñas…Felicitaba al chico por poner a la criatura en su lugar…Luego el chico fue hacía mí y ella…huyó—miró a Daphne—Os deggoté a todos y tú, ahogga, también has sido deggotada. Confirma mí historia, zogga.

Daphne sollozó y asintió mientras el director observaba fijamente a ambas chicas en silencio. Los ojos a través de la gafa de media luna brillaron levemente algo que Daphne notó. La chica dijo simplemente.

—Yo…yo iba con Pansy cuando vimos a Draco haciendo sus cosas con aquella niña—tartamudeó y dijo—Nos dijo que los había insultado y le estaban enseñando una lección. Estaba recubierta de un fluido blanco desconocido. Pensé que era pus de bubotuberculo…a Longbottom suelen hacerle esa broma. Simplemente, decidí no meterme en problemas—justificándose y mirando al director fijamente dijo—En cuanto pude avisé al profesor Snape de lo ocurrido.

El director se sujetó la cabeza, agotado y asintió, creyendo todo lo que la rubia le había explicado. Tras eso, dijo.

—Entiendo tu malestar Fleur pero no podemos hacer nada. Te has extralimitado en tus decisiones…Daphne no tiene culpa…ella intentó avisar a alguien cualificado para solucionar la agresión—dijo intentando justificarse—Espero jovencita que no te dejes guiar por lo que hacen otras personas…a veces no es muy moral.

Ron carraspeó mientras murmuraba—¿Snape? ¿Cualificado? —abrió los ojos incrédulo. Harry asintió en silencio—Cualificado para torturar alumnos…

—Es un profesor.

—Un idiota—secundó Ginny.

La veela anonadada miró al director suplicante e incluso intensificó su encanto pero Dumbledore permanecía impasible. El anciano se sujetó la barba y mirando fijamente a todos en la habitación dijo riéndose.

—Detectó cierta deuda de honor…Has mancillado el honor de la Señorita Greengrass impunemente Fleur…No podemos permitir esas deudas entre aliados, soluciónala—detalló el director. La bruja atractiva añadió—Haggé lo que deseé director…pero si escucho algo más proveniente de esa rubia de bote…Le juro que tendrá más preocupaciones que los colores de sus batas.

Sonriendo, Dumbledore se retiró zumbando mientras que la rubia dijo—¿Qué desea? —la ira era evidente en su voz. No deseaba tener que hacer eso. Daphne esperó y dijo sonriendo con frialdad—Ven conmigo. Voy a desflorarte…puta francesa—lo último solo fue escuchado por Fleur que la miró con puro odio.

Tras un breve intercambio de palabras entre todos los presentes, la rubia arrastró a la veela hasta un cuarto vacío. Sonrió para sus adentros, había elegido bien. El lugar estaba decorado con poster de quidditch naranjas y en ella había una cama y un colchón. Allí dormían Harry y Ron. El olor masculino era abundante en la pequeña buhardilla que ambos ocupaban.

Así mismo había otras cosas que delataban a sus ocupantes. Un lechuza blanca observándola en el alfeizar junto a mucho desorden delataba a los chicos. Además, Weasley no era la persona más pulcra y todo el cuarto tenía ropa sucia en un rincón amontonada. Potter había hecho su cama y ciertamente parecía ser mucho más ordenado. Al menos no tenía sus calzones manchados sobre la cama, razonó Daphne.

Fleur al ver el cuarto preguntó—¿Qué hacemos aquí? ¡Ni siquiera es tu cuagto!

—En eso tienes razón—masculló la rubia mientras blandiendo su varita amenazaba a la veela. Sus heridas producto de los duelos, estaban curadas y ya podía utilizar magia sin preocuparse. Un conjuro ató a la mujer y de un empujón estuvo tumbada en una de las camas. Sin preocuparse demasiado por la bruja atada, fue investigando el lugar.

Abrió los armarios del lugar y comprobó el estado pésimo de las ropas de Weasley así como las cotidianas de Potter. Extrañamente sus túnicas parecían estar mejor cuidadas y de mucha más calidad. En el baúl del niño que vivió había multitud de objetos interesantes que la rubia inspeccionó con cuidado.

—No son tuyas—dijo Fleur—Acaba ya con esto. Me duelen las ggodillas—al parecer la postura estaba haciendo sufrir a la mujer.

Meneando los ojos con frustración dijo—¡Cuando te vas a enterar! ¡Tú opinión para mí es igual que la de un elfo doméstico! ¡Estamos aquí para solucionar tu deuda de honor! ¿No te gusta? ¡Quejate a Dumbledore o vuélvete a Francia!

—¡Se lo contaggé en cuanto pueda…estás espiando! —dijo Fleur.

—Al parecer tienes más cerebro del que pensé—masculló—Una lástima que no sirva para nada…Ahora comencemos con tu deuda…Diffindo—varios conjuros cortaron la ropa de Fleur hasta hacerla harapos. Su pálida piel quedó al descubierto mientras Daphne se lamía los labios ante lo que tenía delante.

—¿Pagga eso? ¡Egges como las demás! ¡Quiegges abusagg de veela!

—Dejá de parlotear quieres—silenció Daphne—Solo quiero comprobar que te ven los hombres…Eres una perra insufrible—sentenció la sangre pura—No entiendo como has conseguido que alguien como ese pibonazo de Weasley este que no caga contigo.

Alarmada dijo—¿Te gusta William?

—Por dios… ¡No! Solo me preguntó qué te ha visto—se fijó en su cuerpo desnudo y atado—Supongo que eres solamente un trofeo…Te exhibirá por las reuniones sociales. ¿No te da asco?

—¡No conseguiggas liaggme! Amo a William

Hastiada azotó el perfecto trasero de la bruja—¡Quieres callarte! ¡Solo quiero ver que te hace tan especial! Sois una especie de mujeres nórdicas francesas destinadas a ser folladas y encontrar un macho dominante—era la definición de veela que Umbridge les había dado el año anterior—Para tú desgracia…—matizó—Potter está con Bones. No podrás atraparlo…Y cuando acabé con ella, estará conmigo. Y yo no permito que nadie intenté seducir a mí novio…

—Yo no quieggo nada con Haggy—dijo Fleur.

—¡Vamos, no seas mentirosa! ¡Queda bien con tu actitud de zorra narcisista pero no cuela! —Daphne la tocó y dijo—Cuando Potter derroté al Señor Oscuro…todas querréis un pedazo de su rabo…—matizó—un pedazo de su poder. Y no dejaré que arrimadas como tú, hagáis eso.

—No es tú novio

—Lo será—sentenció Daphne con otro azote—Ahora evaluemos tu cuerpo de zorra—se sentó en la cama a su lado y comenzó a toquetearla. Primero se centró en las mejillas, tocándolas como una abuela a una niña—Veamos que escondes tras esas rosadas mejillas. Buenos labios…hechos para chupar sin duda. Eres guapa de cara. Ese tono de piel pálido…pocas brujas pueden igualarlo…y ese color de cabello casi antinatural. Pareces una Malfoy—dijo despectivamente mientras toqueteaba su cabello dejándolo lacio—Hay que decir que tienes tetas pequeñas…supongo que debe ser la primera vez en tu vida que te sientas en inferioridad, no Fleur—preguntó curiosa.

Miró a Daphne curiosa y está explicó lentamente—Puede que seas una dama perfecta…el sueño húmedo de cualquier macho pero…en tu área toráxica. Dejas que desear, Fleur—condescendientemente dijo—Observa a la Señora Weasley, Hermione o Bones…Grandes masas de carne listas para ser chupadas…En cambio esos pezones rosados y esas tetitas. Tienen el tamaño perfecto para una cubana pero no son ni tan siquiera un atractivo. Solo sirven para ser exhibidas en coquetos vestidos.

—Son más grandes que las tuyas—dijo la veela ofendida. Daphne pegó golpes a los pechos de la mujer provocando gemidos incontrolables y mojando la cama—Puede. Pero los míos son naturales. Tú cuerpo, en cambio, es similar a las aletas de una sirena. Magia. Sin magia y sin calor…digamos que vuelven a su estado original.

Fleur negó diciendo—Veela somos mujeres…igual de ggeales que vosotras.

Daphne se levantó para agarrar su varita. Desde arriba comprobó que Fleur estaba mojada y ya había dejado una buena mancha en el colchón. Sus pechos, mutilados, estaban rojos por el trato recibido y ella jadeaba. Aunque no lo quisiese, sus genes veela la hacían calentarse rápidamente.

—Veremos si eso es real…—sacó su varita y apuntando a la chica hizo aparecer una neblina blanca a su alrededor. La neblina parecía quemar el cuerpo de Fleur pero no causaba heridas visibles. La joven gemía y gritaba de dolor conforme el aire iba entrando en su cuerpo. Al cabo de minutos, Daphne detuvo su magia e hizo aparecer un espejo de cuerpo completo. Donde antes había una cachonda mujer atada, ahora estaba una criatura emplumada que lloraba. El aspecto real de las veela era ese. Mujeres emplumadas, listas para empollar huevos de hombre.

—Incendio—el encantamiento calentó de nuevo el cuerpo de Fleur devolviéndolo a su estado de hembra—¡Decías! —sonriendo descaradamente.

—Esto no quedagga así…—masculló enfadada del trato que había recibido. Daphne sonrió—En eso estamos de acuerdo, cariño—apuntó de nuevo a la espalda—No te muevas, no quiero ponerlo todo perdido—un nuevo conjuro hizo que la piel se abriese en cortes y fluyese sangre rosada. La chica elevó toda la sangre en una esfera líquida que guardó en una gran botella. Tras este procedimiento, Fleur la miró horrorizada.

—Mi sangre…no te llevagga a Haggy—dijo entre sollozos de placer y dolor.

—A mí no, pero a otros sí—agarró el tarro contemplando como la sangre seguía líquida. Lo sujetó gracias a la magia y con un simple movimiento de varita lo desterró lejos de la Madriguera. Sobrevoló el aire del lugar hasta impactar con una gran barrera que curiosamente no lo desintegró. Tras atravesarla, el bote se depositó suavemente entre matojos.

Contemplo a Fleur que parecía curarse de sus heridas y dejar ir su excitación—Eres una asqueggosa cerda—masculló. Daphne sonrió y poniéndose a su nivel dijo—Yo tampoco quiero esto…Tú me atacaste recuerda. Ahora perdoname…es tarde. Diviértete Fleur. Obliviate—el conjuro le arrebató los recuerdos de la última hora. Tras eso otra luz estalló en su cuerpo transformándolo en una versión de Hermione mejorada.

Incluso las transformaciones tendían a mejorarse cuando había magia veela a su alrededor. Ahora sus pechos habían crecido hasta el tamaño de la bruja morena, su cabello se había rizado y puesto morena. Su piel se había tostado un poco y había menguado en estatura.

Daphne se despidió dejando a la falsa Hermione a su suerte, atada desnuda y excitada. Sonriendo para sí misma dijo—Tranquila cariño…cuando la maldición se pasé volverás a tu cuerpo normal. Pero no lo disfrutes demasiado que la magia vuestra es impredecible—riéndose mientras salía de la habitación rumbo a su propio cuarto.

Llegó al cuarto que compartía con Susan y encontró una situación aún más escandalosa. En una cama se encontraba Harry Potter, desnudo. Su verga, una que ya había podido intuir tiempo atrás en el Bosque se encontraba tiesa y apuntando hacia ella. Escandalizada se quedó mirándola e incluso chilló.

—¡Qué coño es eso! ¡Me podéis explicar qué coño hace Potter! ¡Potter!

El chico seguía dormido profundamente sin prestar atención. Ante él, un cúmulo de mujeres observaban a la rubia sin prestarle atención. La voz maternal de Molly Weasley hizo temblar a Daphne.

—Está dormido…es una reunión para que Gin aprenda de sexo—indicó la madura—Está ya en la edad hija.

Daphne alterada dijo—Creo que no necesita aprender mucho…—Susan observó con odio a la pelirroja menor y a la rubia y dijo—Hermione le echo filtro de muertos en vida. No se despertará. La Señora Weasley nos está enseñando muchas cosas. Ven Daph…así me haces compañía. Tú y yo somos las que menos sabemos—palmeó una cama invitándola a sentarse.

La Slytherin caminó y se sentó con la chica Bones. Luego dijo—Creo que yo tengo más experiencia que tú, Sue.