La situación en otra parte de la casa era todavía más extraña. Sobre una cama se encontraba Harry, inmerso en un profundo sueño y sin prestar atención a todo lo que le rodeaba. Por otro lado, el ambiente en la habitación era justo el sueño húmedo del joven Potter. Por desgracia, no podía sentir nada. Lo único que respondía es su pene que se hallaba tenso ante las caricias esporádicas de la Señora Weasley.
Sentada en la cama, la madura pelirroja conversaba con las chicas mientras su mano no dejaba de brindar placer al joven dormido. La mano se enroscaba y apretaba el falo a la vez que se detenía para exprimir sus fluidos y luego ir repartiéndolos. Poco a poco, empezó a relucir y todas las chicas lo miraban con algo de ansiedad. Los testículos se libraron del trato pero la bruja los observaba evaluando cuanto semen podían fabricar en pocos minutos.
—Veis, chicas. Hay que hacerlo con…—lo pajeó y dijo—delicadeza. Falos como esté—observó a Harry—ya no quedan. Es raro ver uno tan largo. Por desgracia, los sangre pura no suelen estar tan bien equipados—matizó la mujer.
Enorgullecida, Susan habló ante todas diciendo—Tiene usted razón…pero no quiero que a las demás—miró con ira a Ginny—se les vayan los ojos al pan.
—No te preocupes, cariño—dijo la Señora Weasley con simpatía—Ahora hay muchos peces en el mar…recuerdo cuando yo era joven y estaba en Hogwarts. Apenas había mestizos. Las chicas únicamente podían follar con sus posibles esposos o aventurarse con hijos de muggles. Solían estar bien dotados…la magia hace maravillas en los cuerpos—sentenció la bruja agitando el pene.
Sonriendo con ironía, Daphne cuestionó divertida—¿Cómo sabe usted el tamaño de los penes de los sa…hijos de muggles? —corrigió a tiempo la palabra.
Ginny y Hermione miraron a la rubia con una mirada extraña. Susan se encogió de hombros y siguió observando ensimismada la masturbación lenta que la madura le hacía al pene de su novio. Se preguntó, si ella tendría el talento de hacer eso durante las clases de Encantamientos. Molly observó a la bruja y apretó el falo inconscientemente.
—Bueno…yo solía hablar con Andrómeda Tonks…hace bastante tiempo. Siempre pensé que Charlie podría encontrar el amor con Nymphadora—angustiada dijo—pero él prefirió sus mascotas reptilianas. Ella solía hablar de su familia y de cómo se casó con Ted.
—¿Y que decía? —presionó la bruja de Slytherin lamiéndose los labios ante la información.
—Ella decía que Ted le sacaba centímetros a todos los penes de Slytherins…Decía que era el más grande que había visto. Andy era algo inquieta…se folló a casi todos los sangre pura del colegio. Decía que ya que era una Black, podía permitirse la mejor polla.
Susan rio mientras fingía toser. Molly la observó y dijo—Las familias antiguas solo dejaban que sus hijas se casasen con sangre pura. Así que era algo normal que los chicos violasen a las hembras de familias inferiores y las chicas se acostasen busca del mejor esposo—era un razonamiento aceptable.
—¿Cuándo se dejó de hacer eso? —preguntó Hermione curiosa. Pensativa, dejó el pene aunque sus ojos se dirigían a él de nuevo. La madura Weasley le dijo a la morena—Pues no fue algo sencillo de eliminar. Pero tras muchos años se dejó de hacer. El hecho de que el que no debe ser nombrado matase a muchas familias y otras fuesen a Azkaban influyó notablemente.
El pene de Harry seguía tieso pero ninguna mano lo sujetaba. Daphne sonriendo para sí misma dijo—¿Usted lo hizo?
—¡Mi madre no es una puta como tú, Greengrass! —elevó la voz Ginny. Molly la silenció con una mirada que hizo temblar a la bruja.
—Bueno…yo solo un poco. Pronto encontré a Arthur pero durante mi cuarto y quinto año probe bastantes rabos—miró el de Harry y lo volvió a masturbar—Era algo normal, Gin…solo buscábamos el mejor.
—¿Papa era el mejor? —cuestionó Gin quien sabía que los rabos Weasley eran gruesos pero claramente en longitud dejaban que desear. Había crecido con muchos hermanos y había visto la talla de cada uno.
—Usted debió de conseguir a las mejores en sus tiempos—sentenció Daphne—Solo mírese—pasó sus ojos por todo el cuerpo de la bruja—debió de ser como Susan…pero con más interés en el sexo. Ella es un poco tímida.
Molly miró a la bruja pelirroja y dijo—¿En serio? Tranquila Tranquila. Acercate—Susan se sentó en la cama con ella—Tomá—tendiéndola el pene—Sacúdelo, lentamente. Arriba Abajo. Hay Hay. Muy bien. Haz eso.
Una pelirroja enseñaba a otra. Susan ya había pajeado ese pene en vacaciones bastantes veces. Si bien seguía siendo virgen, esa polla había abusado de muchas partes de su cuerpo. La bruja era adicta a los masajes que Harry le hacía. El chico respetaba su virginidad pero encontraba formas imaginativas de correrse y de satisfacerla. Desde el descubrimiento de su lactancia mágica, había pasado días enteros intentando imitarlo y llevándola al séptimo cielo. Para su desgracia, nunca más había lactado.
—Bueno Daphne, ya que lo preguntas…te contaré cosas de esos tiempos—la rubia lo agradeció con una sonrisa que muchos calificarían como falsa pero bien ensayada. Curiosa, preguntó—¿El Señor Weasley era bueno en la cama?
Molly se aclaró la garganta e inconscientemente sujetó el pene de Harry. Ahora había dos pares de manos masajeándolo y sobreponiéndose. Susan al verse superada por las manos mayores, optó por juguetear con sus testículos. Simplemente los apretaba e intentaba adivinar el diámetro como algunas doctoras muggles.
—Bueno…sí. Le gusta…le gasta darme duro. Las primeras veces—respondió la Señora Weasley tras comenzar a masturbar el miembro de Harry con fiereza—se perdía entre estas maravillas, pero siempre terminaba su trabajo. Por aquel entonces, su pene cumplía bien sus funciones.
—¡Tanto que las cumplía, siete embarazos! —dijo Susan haciendo sonreír a Daphne pero claramente incomodando a Ginny.
—Cuente más—dijo Hermione tras quitarse parte de la ropa y visualizar el pene de Harry en ropa interior. Mientras observaba el espectáculo, la bruja se masturbaba delicadamente por encima de sus bragas mojadas. Greengrass observó aquello con frialdad pero tras unos momentos miró a Susan y Molly e indicó—Tal vez, Susie deba seguir…Señora Weasley. Usted está casada.
Molly parecía darse cuenta de su acto inmoral así que tras varias sacudidas y algún que otro escupitajo, dejo aquel falo preparado para lo siguiente. Sin molestarse mucho en lo que las demás chicas pensasen, introdujo la polla dentro del escote de Susan. La magnitud de sus pechos, lo mantuvieron firme y aprisionado. El sujetador parecía resistir la tensión y las respiraciones exaltadas de la pelirroja al tener el pene de su novio tan cerca, dieron más placer al pene de Harry que apenas respondía.
—Pudiendo tener esos melones, cualquiera los preferiría a una boca—dijo Hermione quien sabía a ciencia cierta el poder que dos tetas podían tener. Ella misma había conseguido atraer a Víctor Krum y a Ron gracias a ellas—Menuda cubanas le harás, Sue.
La chica sonrojada por la excitación y por la vista ante ella, optó por comenzar a mover su pecho prodigando más caricias al falo—Soy una desconsiderada, Hermione…Perdoname—quitó el sujetador del camino y comenzó una cubana lenta pero utilizando sus propias manos.
Daphne observó aquello sonriendo lentamente. Miró alrededor y comprobó que casi todas las chicas estaban excitadas. Hermione respiraba con dificultad al tiempo que usaba sus dedos para tocarse el clítoris por encima de sus bragas. Ginny jadeaba al ver como el pene de Harry golpeaba los senos de Susan, parecía haber metido algunos dedos dentro de su coño. Molly guiaba a Susan al tiempo que intentaba mitigar los efectos sexuales en su cuerpo.
—¿El Señor Weasley…? —cuestionó Hermione excitada.
Molly ciñó su mirada y la bruja morena cuestionó—¿Tiene el pene como…?
—¿Si la tiene como Harry? —Hermione asintió pero la pelirroja madura le quitó las ilusiones—Nada que ver, hija. Este es uno de los penes más grandes que he visto en mi vida. Un lástima no ser treinta años más joven—mientras decía eso sacó su varita y conjuró un dildo enorme, de casi el mismo tamaño que el miembro de Harry.
Ginny dubitativa dijo—Yo sí he follado con un hombre tan dotado—sabía que era el momento de sincerarse. Todas estaban excitadas y su madre parecía haber perdido el norte por unos momentos—Fue delicioso sentirlo dentro de mí.
—¿Quién es el afortunado?
Gin abrió los ojos temerosa mirando a Hermione en busca de una solución. Daphne preparó su varita por si esto avanzaba hacia una confrontación con Susan. La rubia sospechaba que Harry era el pene más grande de todo Hogwarts, descontando el falo de Hagrid.
—Dean Thomas—dijo Hermione—Gin y él, estuvieron algún tiempo juntos.
—Le gustan negras—sentenció la Slytherin—¿Es verdad que la tienen grandota o es solo un dicho popular?
Gin tembló ya que sabía que no podía decir la verdad delante de su madre y de Bones. Sonriendo falsamente dijo—Lamí hasta el último centímetro de aquel rabo, Daphne—su sonrisa fue reflejada por la rubia—Era enorme. Estoy segura de que a alguien como tú…le causaría problemas vaginales permanentes.
—Algo así—Susan riéndose comenzó a felar. Lamió la parte superior del pene. Rodeó el glande con su lengua y la pasó por los lados, bajando hasta la base para luego subir en espiral. La pelirroja dejó el amarre de sus pechos y poco a poco tragó algo más de la mitad del pene. Tras unos minutos, estaba brillante debido a la limpieza. Molly secundó a la chica, haciendo lo mismo con el dildo conjurado, salvo por el detalle que pudo tragárselo entero sin siquiera toser. Hermione y Ginny observaron a la Señora Weasley incrédulas, al tiempo que la rubia llegó a magrearse las tetas por encima al ver tan asombroso despliegue de garganta profunda.
Molly replicaba todo lo que Susan hacía. Estaba dando tanto placer a ese objeto que sintió lástima por desperdiciar su talento. Sin embargo, la situación la mantenían caldeada y no deseaba parar bajo ningún concepto. La madura estaba feliz de tener a tantas chicas en edades fértiles, ya que nunca había podido hablar con mujeres sobre estos temas. Ese era el problema de tener tantos varones en la casa.
—Para tu información, jovencita. —riñendo a su hija—No eres la única en probar algo tan dulce—presumió Molly ante todas—Una mamada es disfrutable pero sin duda los hombres adoran lo que solo algunas podemos ofrecer—La madura recordó aquel breve intercambio de fluidos en la casa de los Blacks. Cada vez que miraba el pene de Harry, recordaba como lo había catado. Si hubiese tenido más tiempo, le habría hecho una cubana al mago. Sin embargo, ahora tenía a Susan para eso. Miró a la joven quien disfrutaba prodigando caricias al rabo más grande que probablemente vería en su vida.
Molly comenzó a masturbar con las tetas al dildo. Era un espectáculo a pesar de la edad y de las enormes mamas desinfladas de la bruja. Susan se unió a la mujer, con la diferencia de que su falo si era real. Hermione se quitó las bragas y comenzó a masturbarse más en serio, Ginny siguió su ejemplo poco después. Sonriendo, Daphne se quitó la ropa que llevaba para igualar a todas las demás. En bragas y sujetador, jugó con sus pechos al tiempo que usando su varita lanzó un encantamiento a Molly. La madura no se dio cuenta pero una vibración comenzaba a calentar su centro. Hermione y Ginny fueron las siguientes víctimas del maleficio.
Las ventanas de la habitación estaban empeñadas. La temperatura había subido varios grados. En el cuarto, todas las mujeres se miraban entre ellas al tiempo que disfrutaban de la vista en frente. Casi como si fuese un mundo espejo, todas se veían entre sí y eso las calentaba aún más. Los gemidos se interrumpían y todas se masturbaban con un ritmo casi unísono. Las mujeres se hacían esclavas del deseo, al tiempo que disfrutaban de sus manos y de sus pensamientos jocosos con el rabo de Harry. Daphne a pesar de todo seguía el ritmo. Aunque únicamente se tocaba las tetas había llegado a salivar ante la vista del pene de Harry humedecido por los labios de Bones.
—Necesito verlas—dijo Ginny hastiada de que sus dedos no causasen el impacto apropiado. El comentario hizo que todas se mirasen entre sí. Susan y Molly se encogieron de hombros y ambas siguieron con sus trabajos. Susan masturbando y Molly cabalgando su enorme dildo.
Hermione desterró su sujetador azulado que apenas ofrecía cubierta en este momento. La hija menor de los Weasley inmediatamente hizo a un lado su ropa interior y se lanzó a mamar de los increíbles senos de su amiga. Daphne observó aquello sobresaltada, quizás su idea de avivar el momento no había sido tan buena. Ahora se encontraba rodeada de perras cachondas, únicamente Susan permanecía estable mentalmente.
Hiperventilando y fijando sus ojos en los rostros de sus compañeras, todas continuaron a diferente velocidad, hasta que coordinadas gimieron intensamente. Hermione arrimó más la cabeza de Ginny, bien encajada en su escote, dedicó todos sus esfuerzos a inspeccionar a fondo a su mejor amiga. Molly en cambio, posó el falo en el suelo y descendiendo de la cama se insertó sobre él, dando un buen espectáculo. La polla de Harry desaparecía con una sencillez inhumana cuando era sumergido por la carne del escote de Bones. El glande siempre estaba sumergido en la boca y el resto era ocupado por sus pechos. Ambas mamas desafiaban la gravedad, aferrándose con todo al pollón de su novio.
Molly dudó por momentos al ver que Daphne permanecía ajena a todo y únicamente se magreaba los senos. El coño de la rubia, tapado por una braga permanecía cerrado y apenas destilaba fluidos. Decidió avivar el fuego mientras observaba a la rubia.
—La obsesión de algunos hombres por los pechos es algo…enfermo—sonrió al notar que Hermione y Susan, las más aludidas la miraban—No solo Arthur…creedme, le venía de familia.
Susan la miró interrogante pero Daphne quien lo comprendió al vuelo dijo—¿Le ha puesto los cuernos? —mientras se pellizcaba los pechos.
—No. No. No. Soy una Gryffindor por dios—Daphne bajó la mirada con algo de pesadez. Estaba harta de que los miembros de la casa del león fuesen todos unos santos. Durante sus años en Hogwarts había visto que claramente no lo eran—Nadie lo sabe pero antes de Arthur…en una fiesta yo…estuvo con su hermano—se sonrojó furiosamente.
Ginny abrió los ojos y dijo—¿El tito Bilius?
—Dicen que el Grim lo volvió loco—indicó Molly avergonzada ante su hija—Nunca creí aquello. Tras la muerte de mis hermanos—cerró los ojos, amagando con derramar una lágrima—nunca volvió a ser el mismo. Luego se suicidó.
—¿Amaba sus pechos, como su esposo? —preguntó Hermione.
—Todos los hombres lo hacen…a algunos les gustan los traseros pero sin lugar a duda una bruja perfecta debe de tener grandes mamas—dijo la Señora Weasley sin pudor—Cuando iba al colegio, incluso el director Dumbledore ojeaba a las chicas tetonas de séptimo.
—¿Dumbledore? —curiosa dijo Daphne—Pensé que era gay.
—Sí, eso dicen—dijo Hermione—Pero bueno tenía treinta años menos…igual es bi.
Molly acalló a ambas diciendo—Bueno…hay que decir que los Weasley siempre han sido muy viriles. Bilius tenía un rabo gordo…parecía un salchichón…era delicioso. Ese pollón se llevó mi virginidad y fue el primero al que hice una cubana. Le encantaba sentir mis melones en su rostro, agarrar uno y luego…succionarlo. A la vez que me la metía entera. ¡Qué gusto por dios! —mientras se corría por sus pensamientos y por el falo que montaba.
Las chicas se derretían ante las historias de la Señora Weasley. Veían aquellas historias en sus propias carnes y cada una revivía los encuentros sexuales que habían tenido, solo que elevándolos más en sus pensamientos. Hermione quitó a Ginny de sus pechos y ambas se posicionaron para un sesenta y nueve improvisado. Ninguna lo veía como un acto sexual. Tan solo usaban sus dedos para masturbarse entre ellas, mientras observaban el rostro y los pechos de Molly.
—¿Alguna vez se los folló a ambos? —Hermione preguntó, curiosa. Ella misma había tenido pensamientos con Ron y Harry follándosela muchas veces.
Montando a toda velocidad el rabo—Sí…Sí, sí, sí. Bueno—bajó del clímax y dijo—Una vez me estaba follando a un chico en un baño y vi de reojo a Arthur mirándome. El pobre no veía, el rabo que tenía entre mis piernas. Me estaba espiando. Hice que el otro chico se corriese rápido. Luego por la noche tuve una cita con Arthur. Fue la primera vez que me folló…en un armario de escobas a las cinco la mañana. Apenas aguanto cinco empujones—se corrió rápidamente sacando el dildo manchado y le dio un lametón antes de desvanecerlo mágicamente. Extrañamente, el zumbido en su vulva no desaparecía. Tuvo que hacer un contrahechizo regular que anuló los zumbidos de Hermione y Ginny también.
Con algo de vergüenza en sus rostro, ambas chicas se fueron. Hermione amagando disculpas por su comportamiento, Ginny observando de reojo el pene de Harry mientras ceñía su mirada a Susan con odio. Molly se retiró tras volver a acomodarse el sujetador y arreglar su apariencia. Mirando a Susan dijo.
—Si necesitas poción anticonceptiva…llámame.
La pelirroja lo agradeció brevemente pero el gesto fue mucho mejor que las palabras. Una última sacudida hizo que semen brotase de la polla de Harry como si fuese una fuente. Susan agarró con sus manos un poco y se lo entregó a la madura pelirroja para que lo catase. Ambas recibieron algo de leche y la degustaron entre risas y promesas de que nunca se repetiría. El resultado fue que Harry, estaba desnudo, dormido y sin poder despertar y con todo el tres inferior manchado de gotas de semen. El aire del cuarto por otro lado estaba inundado de perfumes femeninos y olor a corridas.
Susan se recostó en su cama junto a un Harry dormido y estático. Daphne sin reparar en vestirse de nuevo preguntó—¿No sería mejor si lo despertases?
Encogiéndose de hombros la chica dijo—Hermione tiene la cura. Se la veía cansada—simplemente la bruja pelirroja se arrimó al cuerpo aparentemente sin vida de Harry arropándolo. La imagen era la de una chica junto a su peluche favorito, salvo por el hecho de que era un ser humano vivo y que tenía toda la entrepierna manchada de semen. Un olor y un fluido que se iría pegando a las nalgas de la bruja pelirroja.
Fuera de la habitación, Hermione hablaba con Molly y Ginny. La madura pelirroja dijo—Yo la veo una sangre pura normal y corriente.
—Es una frígida—sentenció Ginny—No comprendo cómo Harry prefiere a esa serpiente antes que a mí.
—No la prefiere Gin—dijeron ambas pero la chica no se dio por aludida. Iracunda dijo—¿Qué me decís de Bones? Toda la noche pegada a su polla, como si fuese un mono. Podría haberla compartido un poco…No se separá de Harry la muy…
—Deberías olvidarte de él, Gin—dijo su madre—Yo la he visto muy enamorada.
—De su polla.
Hermione dejó el tema ya que era imposible conversar con la pelirroja sobre esos temas—Solo dale celos…Harry es un hombre. Zorreale un poco y será fácil…después de todo esté año estarás en el equipo de quidditch. Más tiempo con él.
Ginny se alegró por eso y regresó al tema—¿Qué opinas de Greengrass, mama?
—Una sangre pura al uso…estrecha y fría—sin preocuparse mucho dijo—Dumbledore sospecha infundadamente. Es solo un chica solitaria que ha perdido a su familia…como muchas.
—Salvo que está posee un patrimonio bancario comparable al de Malfoy—dijo Hermione ciñéndose a los datos—Nos conviene tenerla de nuestro lado.
—No voy a hacerle la pelota, Herms.
—Ni vamos a ofrecerle nada—dijo Molly—Ella es libre de tomar sus propias decisiones…Venga a dormir…mañana iremos al callejón Diagon.
Una vez se fueron todos a dormir, unos pasos resonaron por el suelo de madera. Unas uñas verdes levantaron la sabana que envolvía a Harry y Susan desnudos. La bruja recogió parte de las gotas que había pegadas a las nalgas de la chica. Saboreó el fluido y sonriendo dijo.
—Pronto acabará esto…Potter—un destello de luz inundó el lugar y otra vez femenina mucho más seria habló en la penumbra y el silencio—Enfoca su pene, niña—Daphne maniobró con su espejo hasta enfocar el rabo desinflado del mago que chocaba con la carne blanca de Susan Bones.
—Ya tienes lo tuyo.
—¿Dónde?
—Madriguera. Fuera de las protecciones.
El silenció y la oscuridad volvieron a reinar a la vez que la voz recobró el sentido y dijo—Es más grande de lo que pensaba… ¿Te ha hecho daño?
—Aún no hemos hecho nada
—Daté prisa, estúpida…nuestro plan ya está en marcha…Debes seducirle, necesitamos que rompa tu himen.
—Se hará—sentenció Daphne.
