Harry miró hacia arriba y comprobó que Tonks seguía igual que cuando la había visto horas antes en el tren. Más apagada que de costumbre pero igualmente hermosa, solo que en un estado diferente.
Había dejado las pintas de choni mágica y ahora se asemejaba a sus tías en sus momentos más bajos. La auror llevaba el cabello negro, rizado pero corto. No parecía muy bien peinado pero con la cantidad que llevaba no le hacía falta.
La túnica de auror rojiza junto a los vaqueros hacían que su vestimenta no fuese normal en ella. Solía ir con ropa muggle y no con las pintas típicas de una auror mágica. Harry la estudió mientras ella lo liberaba de los hechizos. La chica estaba más apagada de lo normal. Ni siquiera su rostro, senos o trasero parecían haber sido modificados, algo también inusual en ella.
—Ya está—finiquitó la bruja—Aunque quizás para lo de la nariz debas ir a Pomfrey. Salgamos antes de que acabes en Londres—le indicó. Ambos corrieron por los pasillos y saltaron para salir del tren en movimiento.
Una vez en la estación, Harry observó a la mujer. Tonks lo estudiaba de arriba abajo, en especial su nariz y las señales de los maleficios que le habían lanzado. El niño que vivió escondía su capa de invisibilidad para evitar que se diese cuenta de que la llevaba con él.
—¿Qué hacías en ese compartimento…así—ejemplificando su pregunta con la apariencia de Harry.
Mientras andaban rumbo a los terrenos del colegio, Harry le contó todo. Tonks escuchaba mientras lanzaba encantamientos a cada ruido extraño que escuchaba. La paranoia de Ojoloco parecía afectarla un poco.
—Fui a espiar a los Slytherins y me atraparon.
—¿Quién te hizo eso?
—Malfoy
La metamorfomaga suspiró y mirando al chico le dijo—Deberías dejar las rivalidades de casas…o acabarás como Sirius y Snape. Incapaces de estar en la misma habitación sin matarse.
Sabía que no eran rivalidades de casa. Lo había visto en el pensadero y era más bien un abuso constante, aunque probablemente Snape se lo merecía. Mirando a la mujer decidió confesar sus sospechas.
—Fui porque era todo muy sospechoso—la mujer lo miraba interrogante—Vi a Draco en el Callejón Diagon…venía de probarse túnicas y llevaba el brazo vendado. Se pasa el día en mangas largas e incluso ha renunciado a su puesto de prefecto. Es muy raro todo…Vimos a su madre junto a Bellatrix…tienen un plan…Malfoy tiene un plan—le dijo especificándose.
La auror miró al chico en silencio y acotó—Da igual lo que planeen esos enfermos—parecía confiada—El castillo está más protegido que nunca. No solo la magia ambiental y las propias defensas, sino que hay aurores fuera de los terrenos. Los miembros de la Orden patrullan por dentro. Y tenemos a Dumbledore.
Harry escuchó aquello y dijo—Dumbledore está viejo y tiene una mano un poco…—había visto que la tenía negra y que probablemente esa infección acabaría con su vida en poco tiempo.
—Debes dejar de guiarte por corazonadas Harry—le instruyó la mujer—Malfoy puede ser un supremacista, un idiota, un loco…pero es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Lo demás son solo hechos aislados que no podemos correlacionar.
El chico con ira por ver que lo retenían a pesar de tener razón informó—¡También estaba protegida la casa de Madame Bones o Privet Drive! Puede que Dumbledore no se tome en serio la seguridad pero yo sí…Malfoy y los Slytherin traman algo. ¡Hemos metido a muchos de sus familiares en Azkaban!
Tonks se apoyó en una valla metálica antigua que delimitaba el colegio y le dijo rápidamente—Lo que ocurrió en la casa de los Bones fue algo impredecible…pero las pérdidas de la Orden fueron mínimas y conseguimos frustrar el ataque.
—Huir no es frustrar el ataque—indicó el mago.
—Disparar a todo el que no te guste tampoco, Harry—sentenció la auror—No tenemos nada contra Draco ni su madre. Son libres…de momento. Tan solo son vigilados pero para tú información…Narcissa apenas sale de su hogar. Visita el Callejón Diagon y poco más.
—¿Voldemort? —sentenció Harry interesado en saber más.
La mujer tuvo un escalofrío y dijo—Nada desde lo de Bones…escondido. Utiliza a sus tropas para sembrar el caos. Gigantes, vampiros, hombres lobo—eso la detuvo y miró hacia abajo con algo de pesar—Mirá lo único que sabe la Orden es lo que Snape nos ha dicho…Ha elegido a Malfoy para una misión.
—¿No pensáis averiguar cuál? Con la profecía pusisteis a muchos guardias.
Tonks simplemente dijo—Eso fue porque el Ministerio estaba corrupto hasta los cimientos. Ahora podemos confiar un mínimo—miró a Harry y dijo—Dumbledore confía en que Malfoy es solo un estudiante confundido…no un asesino—silenció al chico y dijo—Expecto Patronum—una figura fantasmal se materializó y voló rumbo al castillo.
Harry miró el patronus extrañado—¿No era un conejo antes?
Tonks respondió—Una liebre—miró al chico y le dijo—Los patronus pueden cambiar.
Observó la figura y vio que era una singular mezcla entre lobo y perro. Desde la distancia no podía discernir nada. Mantuvieron conversaciones triviales hasta que el lobo regreso, escoltando al profesor menos favorito de ambos. Severus Snape sonrió mientras usando su varita, abrió la valla metálica.
—Me preguntaba porque el joven Potter no había llegado al Gran Comedor pero veo que sigue con sus ansías de protagonismo—indicó fríamente.
Tonks le respondió sin preocuparse demasiado por las tonterías de aquel murciélago humano—Recibió un ataque…lo escolté de regreso.
Snape cambió su miraba hacia la bruja y añadió—Entonces hiciste mal tu trabajo…debías informar sobre posibles problemas en el tren. Supongo Nymphadora—la mujer cambió el tono del cabello a un rojo—que te has vuelto débil…tu patronus te delata. Un pobre lobo angustiado—Harry presenció como la criatura parecía tener un semblante triste y no algo alegre como era costumbre.
La metamorfomaga miró al profesor algo enfadada y le dijo seria—Informa a Dumbledore del problema que Harry tuvo con Malfoy y lárgate—informó mientras se giraba para marcharse rumbo a Hogsmeade. Snape en cambio se quedó con el dato y observándolo bien dijo.
—¿El Señor Malfoy? Supongo que usted, Potter, estaba haciendo de las suyas…—miró al chico y con una señal lo hizo pasar para dentro hacia el castillo—Serán cinco puntos para Gryffindor por supuesto—al ver la mirada interrogante del chico, le contestó—Tardanza y altercado…suficiente para ese castigo. Poco me parece.
Tonks quiso hablar pero Snape la silenció murmurando—Deberías prestar más atención a lo que tus familiares traman… ¿No estuvieron tus tías involucradas en lo del Callejón Diagon?
Harry observó la sonrisa tirante del hombre. Lo había visto junto a ellos el día del ataque. Algo tramaba y no estaba equivocado está vez. Snape, junto a Malfoy estaban en el ajo y encima vivían en Hogwarts.
Nymphadora respondió—¿No estuviste tú involucrado con la batalla del Departamento de Misterios? Pusiste en peligro a seis niños…al enviarlos allí.
—Os enfrentasteis a una panda de inútiles recién salidos de prisión…—sentenció el profesor de pociones—Algunos de ellos tenían enfermedades o estaban medio lisiados.
Recordó brevemente el rostro de Rookwood, consumido por la viruela. Luego su mente voló a la imagen de los Lestrange antes de la prisión y en el Departamento. Claramente Azkaban dejaba su huello física y mental pero dudaba que eso aminorase sus capacidades mágicas.
Jactándose, el hombre añadió—La elite del cuerpo de aurores…incapaces de pelear contra una sola persona—riendo miró a la mujer y dijo—¡Como puede el lobo tener seguridad contigo! ¡Eres una inútil…igual que Black!
Nymphadora soltó una lagrimilla ante la crueldad del hombre solo para decir con severidad—Lo que nos diferencia de ellos es eso, Snape. No ponemos vidas en peligro. Los callejones son lugares transitados y mágicos…cualquier problema podría ser detectado por muggles.
El hombre le tendió un periódico muggle donde aparecía el incendio a Privet Drive y la rotura del puente. Harry observó aquello meditando como sacaba ese hombre tantas pruebas muggles. Siempre había pensado que su profesor era casi igual que Malfoy. Tonks observó aquello y dijo.
—Concéntrate en tus clases…yo lo haré en mis asuntos—se marchó caminando mientras Snape miraba a Potter con odio y le decía—Apúrate…al Gran Comedor… ¡Ya!
Harry corrió como pudo por los terrenos. Entró por las puertas y atravesó todo hasta llegar al Gran Comedor, que estaba tan concurrido como siempre. La diferencia era que parecía haber más sitios vacíos que de costumbre en las mesas de las casas. Lo atribuyó a los ataques de Voldemort.
Inmensas cantidades de comida sobresalían por las mesas, mientras que Harry de incognito intentó sentarse junto a Ron, evitando llamar la atención. Algo que no fue posible, ya que muchos lo observaban. Especialmente los profesores y sus compañeros del ejército de Dumbledore.
El director algo más pálido se levantó de su asiento dorado y caminando con lentitud, se alzó hasta el atril en forma de águila. Mientras preparaba el lugar, Harry le preguntó a Hermione.
—¿Algo interesante?
La bruja lo miró asustada y dijo—¡Donde estabas!
—Malfoy—indicó provocando que sus dos amigos girasen el cuello para encarar a las serpientes. Irónicamente, Draco parecía ser el rey de la casa. Se encontraba en el centro, en un hueco y rodeado únicamente de mujeres. La única apestada, parecía ser Daphne quien estaba en un extremo de la mesa sola. No parecía importarle mucho ya que estaba usando un espejo con tranquilidad y parecía hablar con Susan de mesa a mesa. Harry entrecerró los ojos pero no supo que tenían que hablar esas dos.
—Me atacó en el tren. Tonks me salvó.
Ron miró a su amigo y vio que su nariz tenía una forma extraña. Observando la actitud de Malfoy, le dijo—¿Le damos de ostias?
Harry sonrió pero dijo—Espié su compartimento. Me merecía esto—sabía que era verdad—Además…Pomfrey lo aliviará rápidamente—Hermione sacudió la cabeza diciendo—Es solo practica—lanzó un encantamiento que limpió la sangre, otro que hizo que su nariz se perfilase más natural—lo único que faltaba era el hueso. De eso sí se encargaría la enfermera.
—Deberías aprender sobre hechizos curativos—dijo la bruja.
Ron añadió serio—¿Dónde aprendiste tú? —anonadado. A pesar de la inteligencia, Hermione obviaba muchos conjuros sencillos destinados a amas de casa y novias.
La bruja morena mordiendo el labio con timidez dijo—Molly y las chicas me han estado enseñando algunas cosas.
Harry sonrió diciendo—Sí. Practicaron en el dormitorio—Ron se lamió los labios imaginándose las circunstancias. Por desgracia, un codazo de Harry le hizo detenerse—Escuchemos a Dumbledore—poniendo paz.
El anciano usó su varita para encender velas y antorchas. Cerró las puertas del Gran Comedor, desvaneció la comida e incluso quitó manchas de las mesas. Parecía utilizar la magia con pulcritud y de una forma tan precisa que maravilló a todos los presentes. Una vez se ganó el silencio del lugar, comenzó a hablar.
—Bienvenidos de nuevo a Hogwarts…las normas de seguridad a cargo del Señor Filch están disponibles como siempre en su despacho. Como siempre las visitas al bosque prohibido fuera de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas son sancionadas. El bosque no es un lugar seguro. Ahora que nos hemos quitado los problemas habituales…he de decir que el conserje me ha avisado de un nuevo surtido de productos prohibidos Weasley—observó a Ginny y Ron y les devolvió la sonrisa a los pelirrojos—Ahora sin más preámbulos, he de advertir del porque muchos de vuestros compañeros no han regresado este año. Eso se debe a que Hogwarts, ya no es un lugar seguro—causó conmoción en todos—Durante años he intentado que el colegio permaneciese fuera de cualquier disputa…lo conseguí a medias pero está vez he de advertir que el mal intenta atravesar estos muros diariamente…Ahora, mientras coméis, mientras estudiáis…cada minuto hay fuerzas oscuras intentando penetrar en este lugar. Y llegará el momento en el que no pueda protegeros, pero recordad… ¡Hogwarts siempre prestará ayuda a quien lo pida! —hubo un aplauso generalizado que fue opacado cuando Dumbledore volvió a decir—Vosotros todos…aquí. Sois armas preciadas…hace muchos años. Un alumno caminó por estos pasillos…estuvo en vuestras clases. Su nombre Tom Riddle…mejor conocido como Lord Voldemort. —todos se estremecieron salvo Harry y otros pocos—Él cometió errores…muy graves. Irreparables. Atentó contra la magia, la naturaleza y el mundo. Mucho más que cualquier otro. He de advertir ante todos que Lord Voldemort no tiene amigos, ni tan siquiera compañeros…únicamente siervos. Sea lo que sea que busquéis en la vida, el camino elegido por Tom nunca es el indicado. Os puede tentar con poder, honor, conocimiento, riqueza…vuestros deseos son sus armas…pero debéis manteneros fuertes. Y una vez dicho esto…—alzó la varita en el aire algo apagado y dirigió un rayo de luz al cielo. El techo encantado se revirtió hasta ser engañoso y asemejarse a un día cálido, impresionando a todos—podéis ir en paz—Repitió su encantamiento provocando alucinación en todos ya que se suponía que nadie podía hechizar el techo.
