La luz del atardecer comenzaba a inundar aquella calle. Una gran avenida de casas casi idénticas, con poblados setos que separaban las parcelas. Las casas no eran extraordinariamente grandes y parecía más bien un lugar pobre.

Ambas brujas aparecieron en la calle expectantes por si algún muggle las había visto. El estatuto del secreto estaba por encima de cualquier fechoría. Cualquier incumplimiento se condenaba con Azkaban, algo a lo que Narcissa no pensaba exponerse. Observó detenidamente el lugar y comprobó que parecía un barrio fantasma. No había coches, motos, bicicletas…ni siquiera transeúntes caminando.

La rubia recordaba haber observado por la ventana de Grimmauld Place y haber visto miles de muggles al día. Sin embargo, este barrio estaba muerto. Las mismas construcciones lo decían. Casas antiguas y pequeñas. Con desprecio preguntó.

—¿Algún hijo de muggles? —sospechaba que este barrio era el típico entre los sangre sucia. Snape también vivía a orillas del Támesis en una casa cerca de muchas fábricas, no muy higiénico—Este lugar es repugnante.

Bella sonrió mientras observaba las casas, estudiando los pequeños detalles con los ojos. Escuchó a Narcissa refunfuñar y le avisó—Sí…hijo de muggles. La verdadera pregunta es… ¿Dónde vivía? Se me ha olvidado.

La rubia observó la extensa avenida de casas y el silencio imperante—¿Los hacemos salir?

Bella contuvo su ansía de pelear y mirando a su hermana pequeña le dijo—Espera…es casi la hora—miró su varita y observó cómo a lo lejos un hombre de unos cincuenta años se había aparecido en plena calle. Ambas mujeres se miraron entre sí, sospechando del destino de ese mago.

—Debe estar confiado para aparecerse en plena calle rodeado de muggles.

—O muy idiota—sentenció Bella, mientras visualizaba al hombre que se acercaba a ellas tranquilamente—Sígueme la corriente—le dijo a su hermana mientras aquel hombre pasaba cerca de ellas.

La mortífaga sacó pecho, dejando ver su amplio escote al tiempo que movió sus piernas para que se viese el tono blanquecino, casi antinatural de su piel. Los rizos negros, saludables cayeron por toda su cara, opacando su mirada diabólica. El hombre miró a ambas y las saludó tranquilamente sin prestarles demasiada atención.

Bellatrix no se contentó con la poca atención así que dijo—Guapo… ¿tienes tiempo para nosotras? —era lo que decían las prostitutas del Callejón Knockturn. Recordaba cómo su propio padre solía sacarse el pene en medio del lugar. Narcissa miró a su hermana dudando pero decidió dejarla. Ese hombre apenas les había saludado, no pensaba que caería ante un truco tan barato.

El hombre se detuvo en seco. Miró hacia atrás y vislumbro a esas dos maduras. Las observó de arriba abajo y luego dijo—¿Me estáis hablando a mí?

Narcissa se indignó y su rostro se puso algo rojo. Bella en cambio observó al hombre y le sonrió como nunca.

—Sí. Solo será un momento…tú esposa ni siquiera se enterará—dijo mirando el dedo del hombre.

—No creo que tenga suficiente para hacerlo—ya había reculado un poco. Bella sonrió mientras Narcissa añadía—¿Un par de sickles? —eso hizo que el hombre estallase y las mirase fijamente. Fue a sacar la varita pero fue silenciado rápidamente cuando la bruja rubia cató sus labios al tiempo que estrujaba su pene provocándole espasmos sumamente placenteros.

—Solo será un momento—dijo Bella sonriendo para sí misma—Un par de monedas para vino.

El hombre observó esos cuerpazos maduros y simplemente dijo—No parece que os lo gastéis en vino.

Narcissa sonrió mientras seguía besando el cuello y usando sus caderas para mover el miembro del hombre rítmicamente. Sabía que pronto estaría en su punto máximo y no podría resistir mucho. Bella le sonrió dejando ver que sus dientes no tenían el tono natural. El hombre se resistió un poco mientras murmuraba.

—¿Juntos o separados? —observó a ambas damas mientras su miembro le pedía acción. Llevaba años sin tanta emoción y nunca había hecho un trío. Las mujeres se quedaron pensativas y adivinó que la morena parecía ser la que llevaba la batuta.

Bellatrix le sonrió sabiendo que había caído en la trampa—Mitad y mitad—jugaba finamente con su prisa esperando su oportunidad. El pobre hombre no las había reconocido, algo con lo que contaba de antemano. Eran muchos años sin verse. —¿Dónde lo hacemos?

Narcissa animosa por sentir un pene crecer, le dijo—¡Podemos hacerlo aquí mismo! —el hombre se estremeció y dijo—No. No. Si me ven los vecinos…mi esposa…me matará—Bella sonrió ante eso—Vamos a mí casa.

Ambas acompañaron al hombre hasta su casa. Nada más entrar comprobaron que el exterior era solo apariencia. Por dentro la casa, relucía y estaba decorada con objetos emblemáticos mágicos. Si bien no había hechizos permanentes de limpieza, todo parecía pulido de forma magistral. Narcissa observó los cubiertos de plata mientras Bella decía.

—¿Slytherin? Tienes más madera de Huffelpluff—dijo observando varias bufandas colgadas con el eslogan de la serpiente. El hombre se sonrojó mientras decía—Lo era. ¿Eres adivina? Mi esposa era una serpiente.

—Soy bruja—indicó está sonriendo como si fuese tonta. Narcissa escuchó aquello y dijo—Quizás la conozcamos…presentánosla.

—Otro día mejor… ¿la cama? —indicó fríamente la bruja morena mientras acompañaba al hombre escaleras arriba hasta una gran habitación donde tan solo había una cama de sabanas negras. Narcissa miró el lugar y observó que pegado a la pared había fotografías mágicas. Observó detenidamente todas y estuvo a punto de sollozar brevemente al reconocer quien era ese hombre. Sin embargo, no podía parar lo que iba a suceder.

Observó a ambas brujas y preguntó—¿Quién primero? —Bella sonrió. Miró a Narcissa y la empujó de cuclillas para que su boca estuviese en la posición perfecta. Luego dijo—Yo es que soy más estrecha. Mi esposo es un inepto—no estaba mintiendo.

El hombre sonrió mientras se sacaba el pene y ponía a la rubia a devorarlo. Mientras está hacía su trabajo, observó a la morena y dijo—Tranquila…la estiraremos con cuidado.

Mientras tanto, el hombre se relajó sobre las mantas. Apoyado en el cabezal, se relajaba mientras Narcissa se situaba sobre su entrepierna y comenzaba a comérsela. No parecía optar por un enfoque artístico sino que se limitó a hacerlo bruscamente. Ansiaba la corrida, aunque fuese de aquel hombre. Su mente se nubló tras ver el miembro del hombre.

Para su desgracia, le agarró del cabello despeinándola y fue indicando el ritmo con pequeños tirones. Odiaba aquello pero se dejó hacer mientras su boca y su lengua comenzaban a masajear más aquel falo. La saliva comenzó a manchar las sábanas y pronto toda la carne estuvo lubricada. En un arrebato, le insertó más de la cuenta su polla. La nariz de la bruja tocó la pelvis del hombre y esté gimió con todo su ser. La nariz tuvo que comprimirse por cómo el hombre seguía intentando atravesar su garganta. A pesar de no tener grandes atributos, ciertamente estaba mejor que su esposo. Manteniéndola ahí, observó a la otra bruja.

A Narcissa no le molestaba especialmente su situación. Ese pene no era muy grueso ni demasiado largo, estándar en todo. Por lo que podía hacer esto sin problemas. Recordaba sus ensayos periódicos en el colegio y mantenía su técnica fresca a juzgar por los gemidos y la brutalidad con la que le hacía la garganta profunda. Lo que la molestaba era el tener que olfatear el sudor y el olor varonil de aquel sangre sucia, más aún el verse sometida a él cuando debería ser al revés. Además de eso, toda su belleza había sido ultrajada.

—¿No vienes guapa? —indicó el hombre a la morena que simplemente observaba el espectáculo bochornoso de su hermana mientras sonreía al aire y jugueteaba con su varita.

Se vio tentada a hechizar al idiota pero sonrió y dijo—No. Prefiero mirar—mientras contemplaba al hombre intentaba pensar en el pasado y en todos los errores que había cometido por ser demasiado blanda. El Señor Tenebroso no habría arruinado su belleza si hubiese asesinado a Potter en el Ministerio hace mesas. Por suerte, todo volvía a estar en orden.

El hombre sonrió y dijo—Bueno…vas a mirar de cerca—usó la varita y la mujer fue acercada a la cama, concretamente situándose casi encima de donde su hermana. Bella miró la situación y su rostro se contrajo en una mueca de asco durante unos minutos. Disimuló un poco y el hombre rápidamente la miró y sonriendo dijo—¿Arriba o abajo?

El hombre la miraba ansioso y la morena dudó por unos instantes. Sin poder mirar a Narcissa no supo qué hacer. Se vio tentada de utilizar magia para torturar a ese gusano, pero sabía que eso arruinaría parcialmente sus planes. Recordando sus mejores momentos con Sirius dijo—A cuatro…—el hombre la miró lamiéndose los labios y ella dijo—Como un perro…negro—probablemente no captaría la indirecta, pero el hombre dudó y preguntó nervioso.

—¿Cómo os llamáis? —Narcissa detuvo su succión mientras que Bella nerviosa presionó sus rodillas contra el pecho del hombre.

La rubia más asertiva dijo—Narcissa…—sospechaba que mentir no serviría de nada. Más aun con el destino que le esperaba a ese hombre. Realmente iba a tener una muerte placentera.

—Que bella flor…—miró a la morena y le dijo a la cara sonriendo—Voy a desflorar a tu hermana.

Sin comprender del todo, Bella añadió—No somos vírgenes—el hombre rodó los ojos con exasperación y afirmó—Es una forma de hablar—sacó el pene de la boca de la mujer y ya estaba bastante rojizo. Tras eso, el hombre quitó a la morena sobre él y agarró los hombros de la rubia.

—Empezaré contigo…lo mejor para el final—indicó mirando a Bella quien estaba retraída en la cama, con una mezcla de odio, excitación y asco por ser tocada por un sangre sucia. Agarró a Narcissa y la puso a cuatro patas. Le levantó el vestido y en pocos movimientos se la insertó.

Los gemidos de la bruja inundaron el dormitorio. El hombre parecía ser capaz de provocar gran placer a la rubia y no parecía ser muy agresivo con ella. La pobre, tenía el cabello y la cara destrozadas. Saliva mezclada con pintura de ojos y labios enturbiaban su rostro dejándola como una vulgar zorra.

El hombre simplemente la percutía sin pensar en nada. Únicamente deseaba quitarse este momento de su vida y expulsar a esas dos zorras lo antes posible. Una vez terminase con está, podría destrozar a la morena que apenas se había dejado tocar. Cuando notó los rastro del primer orgasmo, sacó su miembro y apuntó con él a Bella.

Está hizo un movimiento de disgusto con el labio y añadió—Iré a asearme al baño…

—¿Para qué? —indicó el hombre caliente—No seas tonta. Ven aquí—dijo impaciente. Bella en cambio sarcástica dijo—Dejala dentro de Narcissa…yo voy a echarme aceite al baño…para que lubrique mi ojete—el hombre echaba chispas y su miembro incluso se volvió más rojo. La insertó brutalmente y comenzó de nuevo a castigarla. Para su desgracia, la fuga de la morena no se debía a nada sexual.

La presencia de alguien familiar ya había sido sentida por la bruja que se refugió en el baño a la espera de su momento cumbre. Mientras los gemidos de Narcissa inundaban las paredes, su otra hermana acababa de cruzar el umbral de la puerta. Escuchó los gemidos y se preguntó si su hija estaba jugando con algún chico. Nymphadora no habitaba en casa pero solía venir con algunos chicos en sus momentos libres.

La mujer observó que todo estaba vacío y que el ruido provenía de su dormitorio. Abrió la puerta y conmocionada observó a su esposo follando brutalmente a su hermanita pequeña. A aquella hermosa bebe rubia que Andrómeda había jurado proteger hacía demasiado tiempo. Lo observó por unos momentos, catatónica hasta que Ted la miró a los ojos y supo de quien se trataba. El color del cabello era inconfundible así como las señales de furia.

—¡Que hace aquí! ¡Como te atreves a hacerlo en mí casa…con mi hermana! —indicó furiosa a chillidos. Ted retrocedió asustado y dijo—¿T…u hermana? …Andy no es lo que parece. Me han engañado. No sabía quiénes eran.

Se acercó lentamente al hombre desnudo y dijo asustando a todos—¡Me estás diciendo! ¡Que no sabías quien era Narcissa Malfoy hasta hoy! ¿Crees que soy idiota, Ted? —le miró a los ojos con furia y dijo—Por mucho que trabajes en el mundo muggle debes de saber algo de nuestro mundo—señaló a la rubia que estaba abatida de la follada—¿Que hace ella aquí?

Sin saber qué decir, dijo con dudas—Estaban en nuestra puerta…dijeron que eran prostitutas…y yo decidí…

—¿Engañarme? ¿Con cuantas lo has hechos? ¿Desde que nació Nymphadora? —la histeria se apoderaba de ella hasta que enfadada miró a su hermana que estaba casi escondida entre las sábanas. Parecía haber sufrido algún tipo de ataque. Estaba quieta y jadeaba por aire. La follada la había dejado en ese estado. Parecía más una violación.

Ted intentó razonar de nuevo y dijo—Solo con ella. Nunca te he engañado. ¿Por qué te engañaría Andy? Vivimos en el mundo perfecto…somos felices. Solo con ella—dijo con pesimismo—la otra fue al baño…se parecía a ti—dijo con temor.

Los ojos de Andy se abrieron mientras sacaba su varita y se dirigía al baño. Tras abrirlo no había nadie por lo que iracunda se volvió hacia el dormitorio y observó que su otra hermana se encontraba allí. Vestida de negro y amenazando a su esposo. Normalmente habría intentado enfrentarse a ella con más ímpetu pero, agobiada por la infidelidad y por ver de nuevo a sus hermanas pasó por alto todo y dijo.

—¿Qué te trae a mí humilde morada?

Bella miró a Ted con asco y dijo—Atacó a Narcissa mientras paseábamos… la ha violado—la certeza en su voz era algo que Andy tuvo que soportar. Su hermana parecía confiada y segura de lo que había ocurrido.

Ted intentó defenderse—Ellas se me ofrecieron…yo no…no sabía nada.

Andrómeda asqueada y ofendida, dijo—Me dices… ¡que no conoces a la mayor torturadora de Gran Bretaña en tres décadas, ni a la mujer de Lucius Malfoy! ¡Crees que soy idiota, Ted! Estabas follandola.

—Ella me dijo que quería…

Temblando de ira le dijo—Eres abogado. ¿recuerdas? Esas son las contestaciones que dicen los hijos de puta como tú.

Intentó mediar al darse cuenta de quienes eran las personas en la habitación. No había tenido ningún encontronazo con Narcissa en su juventud y a Bellatrix únicamente la había visto en pocas ocasiones. Distinguirlas se le hizo difícil pero ahora, optó por el buen juicio de su esposa.

—Cariño…luego discutimos eso…Podemos entregarla—miró a su esposa y dijo—Es una asesina. Seremos famosos—apeló a la vanidad de su esposa brevemente.

Andrómeda apuntó con su varita a su hermana. Bella le devolvió la mirada pero no había ira ni odio, sino indiferencia ante las amenazas de su hermana. Casi parecían gemelas, eran capias casi iguales una de la otra. Se diferenciaban únicamente porque Andy tenía un tono castaño de cabello, ojos marrones y rasgos algo más pulidos debido a no haber estado en Azkaban. El resto del físico era similar entre ambas, salvo que Andy parecía haber engordado y eso hacía que sus pechos y trasero estuviesen más llenos de la cuenta. El aire de simpatía que tenía la hacía más accesible.

Haciendo uso de magia mental enseñada por Voldemort comenzó a aumentar la paranoia en la mente de su hermana. Bella mantuvo su mirada mientras Andy movía la varita y apuntaba a su esposo—Crucio.

La maldición chocó con el hombre que comenzó a gritar de dolor. Sus ojos se contrajeron y los capilares de su nariz y boca estallaron. Sus músculos hacían una presión desmedida, hasta llegar al punto de que su esqueleto no podría soportarlo. Bella dejó ir su influencia y Andy dejó caer su varita sollozando.

—¿Cómo pudiste hacerme esto? Pensé que me amabas… ¿No soy atractiva? —dijo encogiéndose de hombros mientras lloraba.

Tras minutos de agonía, Ted arremetió—¡Eres igual que ella! ¡Hija de puta!

Bella se arrodilló ante su hermana mayor y cogiéndole la cabeza con las manos, le secó las lágrimas mientras le hacía arrumacos infantiles—Las únicas que te amamos somos Cissy y yo… ¿O no lo recuerdas?

Con tristeza dijo—Amenazaste con matarme…tuve que dejar mi trabajo en San Mungo—miró a su hermana morena y dijo—Lloré cuando me enteré de que fuiste a prisión…junto a Siri.

El ceño de Bella cambió ligeramente—¿Siri? ¿Dónde se esconde? —Andy retrocedió por la agresividad de la voz de su hermana pero se relajó cuando una destruida Narcissa se acercó y le dijo con voz apenada.

—Te hemos echado de menos, Andy—sonreía a pesar de encontrarse en el peor estado posible.

La bruja sollozó y dijo—Yo también…—miró a Bella y dijo—No puedo volver a atrás con vosotras, al menos contigo. Todas las personas que mataste…—la morena ni siquiera tembló ante esto—¿no sientes algo de pena?

Sonrió levemente y dijo—¿Sientes pena por…él? —despreciando al pobre hombre que seguía gimiendo de dolor—Se lo merecía, Andy. Él te traiciono…con tus propias hermanas. Nos deseaba a las tres…se conformó con la más crédula…estaba claro que quería formar un harem con princesas de sangre pura—al ver que su hermana temblaba con emociones extrañas, siguió—Violó el rostro de Cissy—Andy vio el desastre en el que estaba todo el maquillaje de su hermanita—su vagina—miró brevemente como había grandes manotazos en las nalgas de la chica—Y quería…mi…—se mantuvo callada pero Andy cerró los ojos con furia—Él lo ha hecho…sabes el conjuro.

—No se puede retroceder el tiempo—dijo la bruja con tristeza—Daría lo que fuera por volver y corregir todos los errores de la familia.

Bella sonrió levemente y dijo—Podemos hacerlo…un buche y todos tus problemas desaparecerán—le tendió el frasco que el Señor Oscuro les había propuesto.

Con algo de desconfianza, agarró el vaso de pruebas de Pociones y lo olfateó. El olor le hizo sudar e incluso llegó a ponerse roja. Había algo que erotizaba su magia, algo poderoso.

—Pero…—dudaba aun mientras tenía el vaso cerca. Justo cuando fue a hablar de nuevo, el vaso fue rellenando su boca como si fuese el buche de una paloma. Obligándose a tragar, miró a sus dos hermanas en busca de confianza. Bella administraba el fluido con pesadez pero en su mirada había algo que hizo relajarse a Andy brevemente.

Narcissa sonrió al ver que se lo había tragado todo—¿Ahora qué?

—Esperamos a que diga algo—sentenció la morena—Mientras tanto…Crucio—el hombre volvió a gritar de dolor pero esta vez la potencia aumentó hasta llegar al punto en el que las uñas comenzaron a desgarrar la piel en varios puntos. No llegó a alcanzar vasos importantes pero las convulsiones duraron minutos. Mientras esperaban, preguntó con curiosidad—¿Lo hizo bien?

Cissa dijo—Lo hizo bien para ser un sangre sucia. Tenía un rabo bonito—sentenció—pero era brusco. Parecía tener prisa.

—Las prisas dan excelentes polvos—dijo su hermana sonriendo.

—Una mamada sacaleches es propia de prostitutas no de damas como yo. Lo mío no es por placer es por arte.

Bella rodó los ojos y miró a su hermana mayor—Andy… ¿estás bien? —no había mucha preocupación en su voz pero miró a su hermana estudiando su expresión brevemente. Había cambiado de una plácida a otra algo más exagerada.

—¿Bella? ¿Cissa? —miró a ambas mujeres brevemente estudiando sus rostros. La morena le entregó su varita de nuevo y le dijo—Encárgate de él—esperó ansiosa el Cruciatus pero fue sorprendida cuando una luz verde enfermiza destruyó el cuerpo de su esposo.

—¿Lo has matado? —dijo Narcissa con visible temor. Si había matado a su esposo, bien podría matarla a ella. Bella sonrió mientras decía—Necesita un pequeño cambio de actitud desde luego…

—¿A qué te refieres? —dijo Andy mientras pensaba en cómo había logrado usar la maldición asesina con tanta facilidad. Bella se acercó hasta quedar pegada a ella, la sujetó y sus ojos comenzaron a enfocarse en ella. Pasaron diez minutos conectadas, en los que ninguna pestañeó. Narcissa observaba todo con algo de temor.

—¿Qué le has hecho? —cuestionó a su hermana mientras observaba todo detenidamente. Tenían un cuerpo asesinado justo en frente de ellas. Si bien nadie vendría pronto a ver si estaba bien, el asesinato no sería silenciado.

Sonriendo, la morena añadió—Ahora es mucho mejor que antes…siempre pensé que Andy era demasiado ligera en sus formas de pensar. Ahora es una más—observó cómo Andrómeda se levantaba con algo de dolor de cabeza. Miró el cuerpo frente a ella y dijo.

—¿Quién es? —Narcissa miró a Bella esperando una explicación de la amnesia. Al ver que no recordaba nada, la rubia le indicó—Ted. Tú esposo.

—No digas tonterías Cissy. ¿Cómo me voy a casar con un sangre sucia? ¿Has visto está pocilga? —miró la habitación—Ni siquiera el suelo es de mármol. Además Ted no es un nombre común en el mundo mágico.

Bella sonrió y dijo—Los Nott suelen llamar Theodore a sus hijos—Andrómeda la miró y dijo riéndose—Los Nott. Acaso no escuchaste las charlas de madre. Tienen de sangre limpia lo mismo que de modales en la mesa. En fin…—miró el cuerpo convaleciente y dijo—¿Quién lo mato?

—Tú—dijo Narcissa con algo de horror. Andrómeda sonrió brevemente antes de decir—Deberíamos decírselo al tío Orión…él se encargará…no quiero acabar en Azkaban.

Ambas hermanas observaron lo que decía y mientras Bellatrix reía a carcajadas por la fascinación. Narcissa intentó aclararlo todo—Mírate al espejo—la otra bruja lo hizo y horrorizada comprobó que tanto ella como sus hermanas habían abandonado los cuerpos juveniles y ahora poseían cuerpos de maduras sensuales.

—¿No tengo 21? —preguntó con curiosidad. Bella negó y dijo—Este asqueroso…secuestró tu mente. Te hizo cosas…—se retorció brevemente—Incluso corrompió tu matriz.

—¿Maldijo mi útero? —era una práctica común en las viejas familias. Andrómeda se tocó el estómago intentando sentir algo. Narcissa en cambio dijo—Te dio una niña…Una mestiza metamorfomaga.

Andrómeda sonrió y dijo—Genes Blacks…Sabía que te superaría Bella—le guiñó un ojo a su hermana y dijo—Ya que sois tan torpes con la magia lo haré yo…—apuntó con la varita al cuerpo de su esposo y le prendió fuego. Mientras la carne quemada comenzaba a oler, el brillo de hechizos comenzó a verse por la calle.

Narcissa observó aquello y dijo—¿Protecciones?

—Al morir se habrán activado—indicó Bellatrix—Andy nos vamos—sujetó el brazo a su hermana e intentó aparecerse. Por desgracia no funcionó bien. Narcissa rápidamente comenzó a intentar desarmar las protecciones que bloqueaban la huida. Bella intentaba tranquilizar a Andy quien tenía recuerdos únicamente de su juventud.

Pasos se escucharon desde la entrada de la casa. La voz de Ojoloco hizo que Narcissa temblase con pavor. Si ese hombre la atrapaba estaría en Azkaban rápidamente y no podría escaparse. Bella miró rápidamente a la puerta abierta y mientras observaba todo, indicó a su hermana mayor.

—No te dejes engañar. Son traidores a la sangre.

Una voz preocupada sonó desde la otra sale.

—Cállate, son mis padres—un gruñido se escuchó mientras una chica joven de veinte años se acercaba al dormitorio—Mama…que hacen ellas aquí.

Antes de que hubiese alcanzado el dormitorio, Andy levantó la varita y del suelo comenzaron a emerger cadenas metálicas que atravesaron los brazos de su hija. La levantaron y la colgaron. Parecía una maldición preparada para ahorcar a alguien y Andrómeda la estaba realizando a la perfección. Tonks por suerte, amoldaba su cuerpo para evitar la presión y limitar las heridas.

—Flagrate—indicó Bella con seguridad. Las cadenas comenzaron a ponerse al rojo vivo y Tonks gimió de dolor. Ya no podía esquivar las cadenas. Ahora el dolor la estaba torturando hasta dejarla inconsciente. Si no venían a socorrerla su vida se acabaría.

—Mama—gimió débilmente por el dolor. Andy levantó la varita provocando que las cadenas dejasen de apretar y simplemente se contentó con los sonidos de la tortura. Observó a la chica con desinterés antes de decir—Alguna idea para el viejo del bastón.

Ojoloco venía hacia ellos. Usaba su bastón para detener los encantamientos al tiempo que atacaba con la varita. En una de sus refriegas, Tonks fue liberada de sus ataduras pero tenía serias marcas en todo el cuerpo. Parte de su ropa había sido calcinada incluso.

—Ataca niña—instruyó Alastor brevemente mientras su varita danzaba maleficios poderosos. Tonks se resistía al ver la mirada algo apagada de su madre. Parecía perdida pero decidida a pelear contra ellos.

Bella miró al viejo que se aproximaba y cuestionó—Cissa, las protecciones. ¡Ya! No puedo retenerlo indefinidamente.

Andy cuestionó—¿Por qué? Somos Blacks.

—Ese viejo—le dijo exasperada—es un dolor en el culo. La mitad de Azkaban las atrapó él. Es un loco enfermo. Cualquier maldición es de las artes oscuras para él.

—Enseñémosle está—dijo Andrómeda inquieta mientras miraba a sus dos hermanas con algo de ansiedad. Levantó la varita y todas las tablas de maderas se descompusieron en pequeñas astillas. Para su desgracia, las gruesas botas del hombre y su pata metálica no fueron afectadas por ese truco—O está—una pared de hielo bloqueó la habitación hasta que fue destruida por un conjuro de Alastor.

—Dejame a mí—instruyó Bella—Ayuda a Cissa—un latigazo de su varita hizo que esas astillas se volvieron polvo y comenzasen a moverse en suspensión. Pronto acabaron prendiendo encendiendo todo el lugar. Ojoloco agarró a Tonks y se marchó al ver que la casa acabaría en ruinas.

—Mama—chilló Tonks al ver que su madre no la miraba siquiera.

—Yo no soy tu madre—fue la sentencia de Andrómeda mientras desaparecía en un clac acompañada por Bella y Narcissa.

Alastor miró a la chica que parecía abatida y algo agobiada. La pobre había cambiado su apariencia hasta ser una mezcla extraña entre sus tías. Ojoloco apagó las llamas como pudo y mirando a la chica, asintió entristecido. Una mueca se hizo en su rostro mientras murmuraba.

—Vuelve al colegio…Tus padres han muerto…

—Mi madre—dijo la auror pero fue silenciada por el veterano anciano al declarar—Dumbledore se encargará de eso—le dio unas palmaditas torpes antes de desaparecer. Tonks se quedó llorando pensativa frente al lugar destruido.