Los días en Hogwarts estaban siendo algo mejores para Harry. Pasaba el tiempo estudiando o planeando quidditch. En ambos temas tenía compañía. Ron y Ginny le aconsejaban sobre cómo ser capitán. McGonagall le había ofrecido el puesto tras irse Angelina y sentía que era su lugar. Mientras que por otro lado, la guerra acechaba y debía mejorar en Defensa. Allí Hermione lo ayudaba a conseguir maleficios poderosos.
Los ratos libres los pasaba entrenando aunque debía tener cuidado pues había un gran número de chicas que deseaba encamarse con él. El resto del tiempo a su disposición lo pasaba con Susan, ambos compartían momentos apasionados juntos pero nunca llegaba la temida penetración. La preocupación que sentían provocaba que ninguno estuviese muy receptivo.
No había visto a Daphne estos días pero tampoco le era relevante. Sabía que no era bienvenida en las mazmorras y que se estaba hospedando en una habitación única que Dumbledore le había ofrecido. Su paradero era desconocido, tanto que ni el mapa la mostraba. Hoy sin embargo, debía de verla. Era la primera clase que Snape iba a dar.
Sus amigos se habían mostrado asqueados de que el profesor de Pociones hubiese cumplido su fetichismo prohibido. Ahora podía torturarlos con impunidad. Sin embargo, Harry comprendía que era hasta cierto punto necesario. Snape era bueno en las Artes Oscuras, trabajaba con Voldemort de espía y probablemente podía ayudarle bastante.
Caminó junto a sus dos amigos hasta el aula de Defensa. Allí Snape la había redecorado para darle su toque de oscuridad perpetua. Al contrario que en muchas materias, la clase estaba llena de alumnos, probablemente debido a la desastrosa gestión de Umbridge el año anterior.
Susan lo saludó cuando se sentó. Intentó ver si Daphne estaba por allí pero fue silenciado cuando Snape entró luciendo su nueva capa. Rápidamente cortó cualquier conversación y comenzó su diatriba.
—Por fin el director ha decidido que estáis capacitados como para dar una clase conmigo. En referencia a una materia tan cambiante, tan imaginativa como las Artes Oscuras…debéis de saber que solo quiero lo mejor, lo mejor de vosotros. No me conformaré con conjuros mal lanzados—miró a Longbottom pero no se acobardó— El Señor Oscuro y muchos de sus lacayos son expertos en todas las ramas de las Artes Oscuras. Aquí os enseñare a defenderos…pero primero debéis de ser capaces de lanzar hechizos en silencio. Cualquier encantamiento lanzado en mi clase será castigado…La mayoría de los maleficios y hechizos poseen un nombre…pero eso es una debilidad. ¿Alguien me puede decir por qué? —se detuvo en seco mirando a todos.
Hermione levantó la mano. Snape con horror dijo—¿Sí, Señorita Granger?
—Ofrece información…
El hombre asintió y dijo—Si alguien escucha vuestro lanzamiento puede intentar esquivarlo u ofrecer una defensa mejor. Si no lo escucha debe de esquivar o adivinarlo por el color o el efecto. Si bien hay maldiciones poderosas que necesitan de pronunciación para ser canalizadas, la gran mayoría no.
Harry intercedió levantando la mano—¿Las imperdonables pueden ser lanzadas en silencio?
Snape miró fijamente la cicatriz y se detuvo antes de matizar con un hilo de voz—Cualquier hechizo puede ser ejecutado en silencio…pero hay maldiciones que por su poder o dificultad requieren casi ineludiblemente la voz del usuario. Sin embargo…algunos magos poderosos pueden hacerlo sin necesidad.
—¿Cómo el director Dumbledore? —acotó Harry sabiendo que ese hombre había detenido los ataques de Voldemort sin hablar. Solo el Señor Oscuro había hablado en ese duelo.
Snape asintió y dijo—Señor Potter…levántese. Protéjase en silencio…Expelliarmus—Harry lo intentó pero fue inútil, tuvo que decir el encantamiento—De nuevo. Todos practiquen por pareja. Potter con Granger.
Ron protestó pero Snape añadió—Nuestro nuevo héroe debe de mejorar su lanzamiento Señor Weasley no divertirse con charlas inmaduras—sentenció mientras caminaba con visible desdén y se acercaba a conversar con Draco Malfoy.
Pronto vieron un problema venir. Malfoy estaba practicando con una chica de Ravenclaw. En vez de lanzar encantamiento básicos como desarmadores o aturdidores había lanzado algo extraño. Una luz negra se precipitó sobre Padma Patil. Snape fue a proteger a la chica pero fue demasiado lento en llegar hasta ambos. Fue Ron el que en un alarde de reflejos interpuso una maldición en el camino. El choque desvió el de Malfoy que chocó con una estantería prendiéndole fuego.
Severus observó aquello y como siempre fue injusto—Weasley diez puntos menos por apuntar mal. Señor Malfoy parece demasiado avanzado…puede retirarse de esta clase.
Los chicos se congelaron ante eso. Draco había sido capaz de lanzar aquella luz en silencio, todos sus encantamientos y maldiciones durante la clase habían sido en silencio. No parecía costarle mucho esfuerzo hacerlo. Ron amargado dijo.
—Sigue igual que siempre.
Hermione le rectificó—Se comporta mejor…no humilla tanto a los Gryffindor. ¿Visteis aquella luz? Me pregunto qué era.
Padma asustada agradeció a Ron mientras decía a los chicos—Esa maldición es muy oscura—los chicos esperaron una respuesta pero la india simplemente sollozó y abrazó a Ron mientras murmuraba—Si golpea provocá que las trompas de Falopio se cierren…—era temor lo que los chicos escuchaban en la voz de la chica.
Hermione se asustó y mientras practicaban observaron que Draco huía bajo la atenta mirada del profesor Snape. —¿Creen que Snape lo sabía? —la chica estaba con Harry mientras que Ron, Neville y Padma practicaban en trío.
—Por cómo actuó sí…—dijo Harry—Aunque si no hubiese sido por Ron.
El chico se sonrojó por momentos pero luego dijo—¿No os parece curioso esa maldición? Parecía demasiado específica… ¿no? Una maldición que hace que los genitales internos puedan estallar—resumiendo el efecto— Parece demasiado femenina…no son tonterías o simples explosiones.
Hermione y Padma escucharon aquello. La india simplemente dijo—Malfoy parece diferente. Abatido. Ha dejado de ser prefecto.
—Y el equipo de quidditch—dijo Harry ante un pelirrojo abierto de ojos—Lo comprobó ayer en las listas provisionales de los jugadores. Había dejado su puesto. ¿Creen que tenga una misión? —sospechaba de Malfoy no solo por lo del tren sino por lo del Callejón Diagon.
Ron simplemente dijo—Malfoy no tiene madera de mortífago…es demasiado imbécil.
—Solo lo dices por lo de Borgin y Burkes…—sentenció la morena.
—¿Qué creen que hacía en ese lugar?
—Es un lugar asqueroso y él es un asqueroso—sentenció Ronald mientras conseguía lanzar su primer encantamiento sin pronunciar vocablo. Todos lo dominaban pero no eran capaces de lanzar muchos encantos en silencio.
Tras una hora de lanzamientos poco efectivos, Harry se dio por vencido. Si bien era útil no era su fuerte. Le gustaba sentir la seguridad de que su hechizo serviría de algo. Necesitaba pronunciarlo claramente en su mente. Visualizarlo no infringía suficiente poder.
Snape dio por finalizada la clase, por lo que todos se fueron caminando a otros lugares. Por el camino, Ron habló diciendo.
—Esa maldición parecía ser expresamente femenina…es tan especifica que a un hombre no le haría daño—lo meditó y dijo—¿Creen que Malfoy esté recibiendo aprendizaje de su tía?
Hermione tembló ante eso mientras que Harry dijo—Lo vigilaré mediante el mapa del merodeador…poco más podemos hacer.
Mientras se dirigían de nuevo a la sala común, Ron fue agarrado por Parvati que le agradeció por salvar a su hermana. La chica india se lanzó a él y lo morreó por cinco minutos. Las manos de Ron agarraron instintivamente las nalgas de la chica y la sujetaron en peso. Harry asombrado por esa demostración de fuerza, observó aquello sonriendo.
Dudaba que él hubiese podido con muchas chicas en peso. No eran tan fuerte. Vio como su amigo comenzaba a excitarse sin remedio, por suerte Parvati lo guio lentamente al dormitorio para agradecerle. Harry suspiró sabiendo el gran polvo que le esperaba a su amigo.
Hermione anonadada dijo—Se ha ido…a follarla
—Sí. Eso parece—dijo Harry con simpleza—Iré a ver a Susan…Vienes Nev
El chico asintió mientras murmuraba—Quizás Hannah quiera enseñarme alguna planta.
Harry sonrió y dijo—Sí. Sí. La zanahoria. Ella te enseña la zanahoria y tú la sigues…
Todos dejaron a Hermione sola y con una pequeña lagrima corriendo por su mejilla.
