Los días en el colegio pasaron volando y pronto aconteció el momento que Harry y Ron llevaban semanas esperando. Por fin se elegirían los puestos para el equipo de quidditch. Tras haber estado años de buscador, Harry conocía el proceso que había seguido Wood años antes.
Agarró su saeta de fuego y fue a desayunar preparado para lo que se vendría en la tarde. Desayunó copiosamente y observó que Ron descendía las escaleras. Se sentó junto a él y empezó a comer sin degustar nada. Los nervios no estaban perjudicando su apetito. Mientras comían, Harry explicó todo.
—Tú puesto es el último…solo no te pongas nervioso y todo irá bien—habían entrenado por días y Harry sabía lo malo que era para su amigo estar nervioso. Además el pelirrojo tenía otros problemas en mente.
Para empezar todo el trabajo de las asignaturas, a eso se le sumaba el entrenamiento defensivo y ahora la copa de quidditch. Ron estaba agotado mentalmente pero el peor bache fue la ruptura con Hermione. Harry sospechaba que en gran parte se debía a su culpa. Sus amigos estaban muy enamorado pero eran sumamente diferentes.
Hermione adoraba el estudio y el orden mientras que Ron era todo lo contrario. El pelirrojo únicamente estaba interesado en el deporte y en hacer el mínimo esfuerzo posible. Harry se le había sumado a eso, ambos chicos estaban usando los consejos del Príncipe Mestizo en Pociones y pronto sus notas habían despegado. Slughorn aún no había tomado a Ron como un alumno decente pero al menos sus notas habían superado las de Malfoy.
La bruja desaprobaba eso y junto a Ginny estaban haciendo un frente común para inspeccionar el diario. Incluso Luna se les unía a veces para lanzar hechizos y probar si era solamente un libro.
—No te preocupes…no hay rivales—dijo el pelirrojo contento—¿Crees que Herms vendrá a verme? —a pesar de su separación ambos guardaban sentimientos por el otro. Harry asintió mientras murmuraba observando el libro de Pociones.
—También vienen Encantamientos…—observó el libro y dijo—Mufliato—un zumbido se notó en el oído de Ron que comenzó a mirar a su amigo extrañado. Harry revirtió el hechizo y dijo—Hace que no escuches conversaciones…Interesante. Estos ya los sabemos…—miró varios conjuros menores escritos.
Ron leyó y dijo—Para enemigos…No creo que debas utilizarlo aquí—mientras observaba como el Gran Comedor se llenaba. Harry leyó el nombre cuidadosamente estudiando el significado pero sin dilucidar el efecto verdadero.
Hermione llegó de improvisto y les quitó el libro—¡Os parece bonito! ¡Eso es peligroso Harry! ¡Son hechizos que no sabeís que hacen y lo realizáis frente a todos!
Ron esgrimió su argumento directamente—Sigues celosa porque Harry es el favorito de Slughorn—la bruja lo negó pero Harry añadió—Entonces es porque estoy ayudando a Daphne con Defensa…—desde que habían ido a las clases de Dumbledore, ambos estaban entrenando maldiciones. El director rara vez los llamaba juntos.
La bruja indicó fríamente—No sé qué te traes con esa pero desde luego Susan acabará enfadándose. Apenas pasas tiempo con ella…—le dijo a Harry agobiada. El chico observó a su pelirroja que charlaba animosamente con Abbot y Jones en otra mesa.
—No es cierto Herms…Pasó tiempo de calidad con ella.
—Entre sus piernas—anunció la morena—Antes hablabais mucho…ahora solo os morreáis.
El pelirrojo miró a Hermione sonriéndole y le anunció con tristeza—Herms eres demasiado intensa…Dumbledore quiso que Greengrass se quedase con nosotros, luego con Sirius y luego la llamó junto a Harry para ver esas cosas…No sé porque le tienes tanta manía.
El chico siguió comiendo mientras Hermione seguía riñéndolos. Harry vaciló y la dejó hablar sola mientras meditaba en silencio lo que su mejor amiga le había dicho. Se levantó del asiento agarrando el libro de Pociones y le dijo.
—Ya comprobaste que el libro no es peligroso…le has echado más hechizos que los que el Ministerio usa en sus comunicaciones—hastiado por la actitud sobreprotectora—Es solo un libro con maldiciones y consejos. Nada más.
—No es justo que saques mejor nota por eso…Menos aún que lo compartas con Ron o Greengrass—pronunció el nombre despectivamente—Además, no sabemos si es peligroso. El diario de Tom Riddle era inofensivo.
—Salvo que pertenecía al mago oscuro más poderosos en décadas—matizó Ron.
La bruja cansada se sentó bruscamente haciendo que sus melones botasen. El chico Weasley observó aquello embelesado mientras Harry escupía algo de jugo de calabaza. Ambos chicos sonrieron a su mejor amiga, decidido a tranquilizarla le insinuó.
—Si quieres practicaremos los encantamientos y maldiciones contigo…o te daremos consejos en Pociones—intentó aplacarla, pero la bruja se defendió manteniendo su honorabilidad—No podéis comprarme. Y una advertencia Harry… ¡Dejá a Greengrass!
La bruja se fue en dirección al campo de quidditch mientras leía un libro grueso. Ron observó a su amigo y le cuestionó—¿Qué le ha dado con eso?
Se encogió de hombros y dijo de broma—Será la regla. O tiene envidia de los privilegios de Daphne. Habitación propia, tutorías conmigo y con Dumbledore…mejores notas en Pociones—luego pensó brevemente en todo y dijo—Aunque tiene razón con lo de Susan…
—Dejate de chicas…ahora toca lo importante—agarró su escoba como si fuese un garrote y se dirigió al campo. Lo siguió riendo mientras le indicaba todo a su mejor amigo con extrema claridad. Esquivaron escaleras y alumnos mientras llegaban al lugar donde había un gran corro de chicas.
Harry se quedó expectante al verse rodeado de chicas. Ron sonrió mientras se ponía las coderas y el uniforme de quidditch de Gryffindor. El niño que vivió observo a las chicas y con algo de furia indicó.
—Esto es una prueba de quidditch no una orgía…—lo dijo en voz alta y muchas chicas retrocedieron. Con algo más de espacio observó que entre la multitud había una cantidad pequeña de chicas de su casa. Contrariado dijo—Megan por favor…—la chica sonrió y con un gesto se llevó a las Huffelpluff y Ravenclaw fuera del campo. El resto de las niñas se largó quedando solo los que se iban a presentar.
Ron estudió aquello y dijo—¿Qué pinta Megan aquí?
—Espiar…igual que aquellas—señaló a la grada y observó que en ella se encontraba Hermione leyendo, Cho y otras chicas. Distinguió el cabello rubio de Luna charlando con otra chica.
Intentó explicarse pero el sonido era demasiado fuerte. Incluso entre el tenue grupo que quedaba, Harry no podía hablar. Un sonido de cañón silenció a todos y Ginny vestida como si ya formase parte del equipo se adelantó y situándose junto a Harry comenzó a ordenar.
En pocos minutos las pruebas comenzaron y Harry observó que los dos nuevos golpeadores no estaban al nivel de Fred y George. No había nadie como ese par, tenía que admitirlo. Entre los cazadores hubo más polémica, Katie Bell y Ginny quedaron seleccionadas rápidamente. El tercer puesto fue para una chica amiga de Ginny llamada Demelza. La joven lo había hecho bien y merecía el puesto.
Pronto llegó el momento de los guardianes y Ron se mostraba confiado hasta que un gigante se aproximó junto a él. Cormac McLaggen era un joven Gryffindor de séptimo año, alto, fornido y con un rostro que parecía pintado. Ciertamente se hacía notar en las salas aunque no destacaba por su inteligencia.
Ron al verle, preguntó—¿Para guardián? No te pega…tienes más cuerpo de golpeador.
El chico sonrió y dijo—Tranquilo Weasley…No quiero opacar tu momento de fama, después de todo soy el mejor guardián. Por cierto, esa amiga vuestra…la de allí—señaló a Hermione—¿me la presentáis? Dicen que es muy lista. Estoy seguro de que por una comida de coño podría hacerme los deberes.
Dudó de mandarlo a la mierda y darle el puesto a Ron pero supo que no podía. Tenía que haber igualdad. Ambos volaban bien pero en los aros, McLaggen tenía ventaja. Al ser más alto y grande cubría más y pronto se hizo notar esa ventaja. Únicamente Ginny fue capaz de meterle goles. Harry supo que si ese idiota no fallaba tendría que darle el puesto. Miró a Ron intentando infundirle confianza y le susurró.
—No quiero meter a ese imbécil…por favor—no sabía que suplicar le pondría más nervioso. Ron empezó a fallar menos y se movía con seguridad, sin embargo no era suficiente. En el último lanzamiento, McLaggen chocó con el poste en un movimiento extraño.
El chico se excusó diciendo—Ha sido el viento…
—Estás fuera. El deporte es en el aire…si te chocas cuando hay viento no mereces la pena.
—Solo lo haces porque Weasley es tú amigo, Potter…vaya capitán. Iré a McGonagall.
Harry obvió aquello y miró a Hermione tentativamente. Sospechaba que se trataba de algún conjuro de ella. Obvio eso ya que no deseaba tener a ese imbécil en el equipo. Se dirigió a los vestuarios seguido de cerca por Ginny y Demelza.
