Caminó pausadamente hacia los vestuarios masculinos. Sospechaba que lo que había pasado no era del todo normal. Si bien Ron había sido un excelente guardián, parando casi todos los remates de las cazadoras, McLaggen había sido incluso mejor. A eso se le sumaba que el chico de séptimo tenía mejor forma física y un cuerpo mejor para su posición.

Harry únicamente había conocido en Gryffindor a otro guardián. Oliver Wood era un chico delgado y enorme, era el mejor en su posición. Ron había intentado igualar sus técnicas el año pasado y ciertamente era un buen jugador. Pero la información contradictoria había venido cuando Cormac había chocado con el poste.

Puede que fuese un soberbio pero no era tan ciego. McLaggen había sido saboteado y mientras salía del recinto sospechaba de quien se trataba. Hermione estaba leyendo arriba, sin prestar mucha atención. Harry sospechaba de ella más que de cualquier otra. A pesar de estar contento con su decisión, sabía que eso haría que Ron dudase más de sí mismo.

Se desnudó en la ducha pensando en todo lo ocurrido. Mientras el agua fría tranquilizaba sus músculos escuchó pasos detrás de él. Agarró su varita y se dio la vuelta solo para ver a Ginny sonriéndole.

—Harry…sabes que es varita no es la más interesante—la bruja estaba mirando su pene que comenzaba a responder, encogiéndose por el nerviosismo.

Con algo de sorpresa, el chico se limitó a decir—Ginny sabes que no deberías estar aquí—quería mantener el control todo lo que pudiese—Estás con Dean…—justificando su renuncia.

La pelirroja simplemente comenzó a sacarse las túnicas escarlatas dejando su tonalidad rosácea al descubierto. Su blancura contrastaba con su cabello pelirrojo y con sus ojos chocolate dándole un aspecto emotivo. El ejercicio físico le había venido bien a su cuerpo ya que ahora sus muslos estaban tonificados y su cadera se había reforzado. El resto apenas había tomado cambios salvo engordar algo más sus nalgas.

Una vez desnuda, la chica se acercó invadiendo el espacio personal y mojándose con el agua de las duchas. Su piel empapada a la altura de sus pechos hizo que Harry se encogiese. Tenía ganas de lamer el canalillo y quitarle esas gotas. Sin embargo, el pecho de Ginny no era nada comparado con otros así que eso al menos le quitaba excitación.

—Si esto es obra de Hermione para convencerme de lo del libro. Dile que no va a funcionar—le instó Harry a sabiendas de que no era por eso. La chica negó mientras agarraba sus dedos y los lamía seductoramente. Era una especie de anticipo de lo que recibiría—Tampoco pienso dejar a Sue o de comunicarme con Greengrass—quería dejar las cosas claras entre ellos. El año anterior la había desvirgado pero eso no significaba que fuera propiedad exclusiva de ella.

Ginny se acercó hasta que sus manos sujetaron los pectorales del chico y comenzó a arañarlo despertando instintos en él que permanecían oprimidos. La pelirroja era como una gata en celo y Harry sabía que podía empujarla contra los azulejos y montarla salvajemente pero no deseaba hacer eso. Ni ella, ni Ron, ni Dean, ni nadie se merecía eso.

La chica sonrió y abrió sus piernas enseñando su tesoro pelirrojo abierto. Era rosado y estaba abierto, Ginny se encargaba de ello al separar sus labios con los dedos. Sobre él había una fina tira pelirroja simulando un rayo. Harry movió la cabeza con aparente disgusto. Seguía viéndolo como el niño que vivió, aunque le excitaba también sabía que no era lo que prefería.

—Esto Harry es tu premio por ser capitán…y el mío por ser la segunda al mando—lo dijo arrastrando la voz con sensualidad mientras iba metiendo dos de sus dedos tranquilamente en el interior. Parecía querer calentar el horno hasta que explotase.

Harry sonrió ante su intento acertado. Ginny era una putilla feroz en sus intentos de seducción, pero él tenía otros problemas en su plato. Además sabía medir a las chicas y no iba a cambiar un dulce de confitería por algo de bollería industrial. Sabía que chicas merecían la pena, una de las pocas lecciones que Sirius le había inculcado.

—¿Quién dijo que fueras mi segundo al mando? —instó el chico divertido por ver el rostro romperse en un mar de emociones. Parecía que la tranquilidad y sensualidad se fundían en una ira agresiva que luego volvió a mutar.

—¿Quién sino? —indicó ella—¿Demelza? Apenas la conoces.

—Esquiva bien las bludgers.

Ginny amagó y dijo—Sí. Pero no es eso lo que se busca en una número dos, ¿verdad? Los números dos estamos allí para relajar y evitar presiones innecesarias en sus jefes—lo dijo de tal manera que Harry incluso se excitó un poco—Como Ron con Herms…

Harry estudió el rostro de la chica mientras está seguía arrimándose y tocándose. Su coño ya chorreaba y se vio tentado de apagar el grifo de la ducha. El pelo mojado de Ginny había perdido el color ardiente y ahora se pegaba por su cuello. El mago sonrió mientras se planteaba eso y fijándose en la chica le dijo—¿No hay nadie más aquí?

Ginny le sostuvo la mirada pero luego bajo la cabeza y dijo en silencio—Katie y Demelza llegarán pronto…no da tiempo—la chica había pensado que el mago al verla desnuda y ofreciéndose la follaría bruscamente. Terminarían antes de que sus compañeras llegasen. Sin embargo no había sido bien.

—Creo que deberíamos hablarlo con ellas cuando lleguen—le dijo sonriendo mientras agarraba a la chica y la ponía bajo el chorro de agua. Su cuerpo volvió a estar húmedo y Ginny sonrió. Quiso agarrar el pene pero Harry se lo impidió voluntariamente—Quiero un espectáculo—se lo dijo mientras agarraba la mano de la chica y la dirigía hacia su coño. La hija menor de Molly Weasley comenzó a hacerse el dedillo más húmedo posible. Mientras lo hacía observaba como el pene de Harry engordaba al verla y eso aceleraba su ansía.

En poco tiempo, el chapoteo de la pelirroja se hizo oír. A pesar de que el agua lo enmascaraba pronto no fue suficiente. El pene de Harry reaccionaba ante la espectacular vista ante él. Era bellísimo observar cómo la pobre muchacha hacía su mejor esfuerzo para mantenerse de pie mientras sus dedos aceleraban y seguían intentando excavar en su interior.

Un sonido hizo que la pelirroja se sonrojase furiosamente y detuviese su actividad. Harry se giró sonriendo mientras dejaba que su polla fuese visible para las chicas que habían entrado de camino a su propio baño. Demelza tenía los ojos abiertos con horror mientras Katie sonreía con algo de picardía.

—¿Qué coño es…? —la nueva cazadora observaba aquello con una mezcla de horror y anticipación. Como amiga íntima de Ginny sospechaba que la pelirroja era capaz de provocar situaciones como está.

Harry simplemente apagó el grifo dejando que todo sonido se esfumase. Las chicas pasaron su vista por el pene pero se centraron más en la pelirroja excitada y desnuda que estaba junto al mago. Ginny parecía haber tenido un orgasmo pero curiosamente su cuerpo estaba impoluto salvo por la humedad.

—Pues…—la pelirroja no sabía que decir. Ella había provocado la situación pero no había podido controlarla.

Katie sonriendo irónicamente miró a Harry. Se lamió los labios y como si nada añadió—Es solo una ceremonia de iniciación. Harry ya la hizo el año pasado con las chicas…

Ginny observó al mago fijamente como si no creyese eso. El mago no negó nada simplemente sonrió a Katie y le dijo serenamente.

—En efecto…Angie y Alicia me iniciaron en el quidditch el año pasado—no quería dar detalles de cómo había follado a las negras en el vestuario de las chicas. Hoy le tocaba al de los chicos. Los golpeadores ya se habían ido y Ron estaría ocupado con Hermione o con la pesada de Lavender.

Demelza miró curiosa y dijo—Pero tú ya jugabas en segundo…siempre has estado en el equipo—la forma en la que lo dijo hizo ver que no estaba tan indispuesta a este tipo de iniciación. Katie no supo que decir pero Harry rápidamente dijo.

—Era demasiado pequeño como para que Angie y Alicia me quitaran la virginidad. Era inexperto…—sonrió socarronamente—Sin embargo, la iniciación debe de realizarse tarde o temprano…

—Yo no la realicé—explicó Katie—Esas dos siempre me excluían por ser un año menor…y no tener sus traseros—sentenció la rubia mientras sonreía.

El mago observó a las tres y dijo rápidamente—No harán falta traseros…un oral será suficiente para que os iniciéis—su pene pedía acción y no se oponía ante eso—Katie querida…como la mayor tienes la última palabra. ¿Aceptas mi forma de iniciación?

La rubia lo miró a los ojos y dijo—Por supuesto Harry…las cazadoras debemos aprender a trabajar en equipo. No nos llamaban las zorras voladoras por nada—acotó la bruja. Harry sabía el apodo no era por el trabajo en equipo, se debía a que el anterior equipo era el sueño erótico del colegio. El ancho trasero de Angelina dividido por una escoba, la belleza y las tetas de Alicia y la inocencia blanca de Katie.

Katie se arrodilló para acercarse al rabo del mago. Harry simplemente agarró su pene y lo apuntó directamente a la boca de la bruja. Ginny decidió que debía seguir el ejemplo comenzó a lamer el tronco carnoso. Demelza, reticente observó por largo rato hasta que viéndose superada por sus compañeros comenzó con sus testículos.

Mientras la rubia mamaba el glande, Harry se planteó si debía abusar de las tres bocas individualmente o hacerlas trabajar y compartir el regalo. Su debate se vio opacado por la forma de mamar de Katie. La rubia parecía no tener mucha experiencia y a pesar de la belleza de su rostro era incapaz de tragar más que el glande. A menudo lo golpeaba con los dientes e incluso su lengua era insuficiente.

Agarrando la cabeza de la chica, alertó a Demelza y Ginny. Ambas se apartaron a tiempo para poder observar cómo Katie obtenía una follada dura. La polla se internaba en la garganta e incluso llegaba a hacer que sus huevos chocasen con la barbilla. La saliva comenzaba a impregnar todo el rabo dejándolo mucho más húmedo.

—Siguiente—dijo mientras sacaba el pene de aquellos labios. Katie acabó su trabajo con una pequeña succión en el glande y tras eso se dedicó a besar el pecho del mago. Harry agradeció eso mientras dejaba que Ginny y Demelza ocupasen su lugar.

La pelirroja inmediatamente sació sus labios con el tronco del mago. Ginny parecía haber mejorado muchísimo en el oral y eso se agradeció. Con la bruja mamando bruscamente y Demelza deleitándose con sus testículos, Harry se concentró en otras cosas. No le importaba demasiado correrse ahora mismo. Sospechaba que Ginny pretendía acaparar su rabo pero no la iba a dejar.

La joven podía tragarse todo el pene sin pestañear, tan solo algunas lagrimillas corrían por su rostro por el tremendo esfuerzo. Su nariz se movía con rechazo, no sabía si por el olor o por la falta de aire. En cualquier caso, apenas retrocedía. Ginny parecía hacerlo acabar con poca gracia. Sus habilidades orales se habían convertido en un perro rabioso. Tras haber visto la ineptitud de Katie, la chica parecía querer extender su influencia y posicionarse como la líder.

No necesitaba agarrarla y follarle la boca, ella ya lo hacía. No era necesario. Ginny apenas se quitaba de su polla y cuando lo hacía era únicamente para coger aire y volver a sumergirse. Con el cabello mojado y pegado al rostro, parecía que había venido de ser increíblemente follada. Para su desgracia, el único placer que había obtenido era el de la masturbación. La succión se volvió más dura conforme pasaba el tiempo pero Harry tenía otros planes.

Con sus manos fue tirando del rostro de la chica hacia atrás, queriendo expulsarla de su rabo. Gin se aferraba con su lengua y labios pero era incapaz de mantenerse por demasiado tiempo. Una vez fuera, la chica comenzó a pajearlo con furia.

—Córrete…derrama tu semilla sobre mí. Soy la mejor, Harry. La única que se la merece—la chica parecía querer subirle el ego, pero no era el momento. Harry había cavilado anteriormente convertirla en un simple juguete sexual pero valoraba demasiado a Ron para hacerle eso a su hermana. Si bien es verdad que estaba con Susan, no pensaba mantener su fidelidad atada hasta que la magia confirmase el voto de matrimonio.

Negó con la cabeza y mirando a la chica que seguía con ambos huevos en la boca le dijo—Robbins tu turno…

Demelza dejó sus testículos y se subió para comenzar a mamar su rabo. Extrañamente su boca nunca fue a parar allí. La chica agarró su miembro con firmeza y comenzó una paja rápida. La saliva que Ginny había depositado era un excelente lubricante y pronto Harry entendió que el verdadero talento de aquella chica estaba en las manos.

La bruja poseía unos bíceps decentes, tanto que incluso podía dar más velocidad que él a la paja. Parecía experta en masturbar de esta manera y Harry supuso que la chica debía ser bastante pura. La paja fue excelente. La bruja era buena y había suficiente saliva como para que hubiese demasiada fricción.

Mientras todo se llevaba a cabo, observó a la bruja y concluyó que las tres tenían grandes cosas en común. Las tres poseían cuerpos delgados y con cintura y piernas atléticas, físicos de quidditch, concluyó Harry. Pechos pequeños y traseros destinados a montar por horas escobas u otros instrumentos. Sus rostro eran diferentes pero proyectaban inocencia desmedida. Ginny poseía un cabello ardiente, labios preparados para felar y una vez más bronceada rociada de pecas que le daban el aspecto de una niña. Katie poseía un cabello rubio sucio, piel rosada casi blanquecina y siempre estaba sonriendo. Demelza por otro lado tenía el pelo castaño en un matiz pelirrojo tenue. La chica tenía aun la grasa infantil en el rostro.

—Voy a acabar…—dijo Harry con un hilo de voz agudo intentando retrasar lo inevitable.

Demelza cesó su paja y con un gesto de cabeza, Ginny y Katie fueron a ayudarla. Las tres se posicionaron al lado, abrieron sus bocas, desvelando sus dientes. Eran tres dianas perfectas ofreciéndose ante él. Harry comenzó a masturbarse con fuerza pero se dio cuenta de que Demelza le ofrecía una ayuda desinteresada. Una de sus manos apretaba sus huevos rítmicamente intentando que hubiese más semen.

El disparo roció a las tres chicas por igual. Harry movió su miembro cual manguera intentando rellenar las tres bocas por igual. Cuando hubo terminado, se relajó y observó cómo Demelza y Katie atacaban el rostro de Ginny para lamerle los restos. La pelirroja sonreía mientras alimentaba a sus dos amigas con la semilla sobrante.

Ginny abrió sus piernas con dulzura y dijo—¿No hay una iniciación en profundidad? Demelza necesita probar que puede manejarse en una escoba—la sonrisa falsa que puso heló la sangre de Harry. Se contuvo y dijo.

—Quizás haya alguna celebración después de los partidos…más os vale que ganemos la copa. Al menos una alegría…—sentenció duramente con voz de instructor. Las tres asintieron y se retiraron a sus baños para quitarse el olor, sudor y las sobras de Harry.

El chico se relajó mientras salía del lugar. Todavía se podía oler el aroma femenino y el sudor por su repentina corrida pero le daba igual. Caminó rápidamente solo para ver cómo detrás de un árbol cerca del bosque prohibido estaba Ron tumbado. Sobre él, una chica rubia y tetona montaba su polla con dureza. El chico parecía hacer su mejor esfuerzo mientras agarraba sus tetazas.

Sonrió al escuchar los gemidos de la bruja—Vamos RO RO…más más… —riéndose quiso acercarse más pero se contuvo, desde esa distancia no lo verían. Ciertamente Lavender era una furcia pero al menos era un polvazo. Se había enamorado de Ron y parecía disfrutar de follárselo en todos los rincones. Con una risotada, decidió acabar con el momento de su amigo.

Conjuro una araña y la acercó mágicamente a su amigo. Cuando Ron la vio pegó un grito y con Lavender sobre él comenzó a huir desnudo. Conforme corría su pene se internaba más y más en el interior de la bruja. La fuerza necesaria para levantar a Lavender hizo que Harry se impresionase. No era una bruja liviana como Gin o Luna, Lavender tenía curvas y grasa en los lugares adecuado.

Sonriendo vio que el chico se corría en el interior de la bruja y tras huir lo suficiente, azotó el trasero y se tumbó en el suelo húmedo del bosque. Lavender rápidamente corrió a reanimarlo mediante un trabajo de tetas. Mientras eso pasaba, su coño comenzaba a destilar fluidos blanquecinos.