La primera visita a Hogsmeade había comenzado y los chicos se miraban entre ellos ansioso por ver qué hacer en el pueblo. Ron conversaba alegremente con Neville sobre dulces, y artículos de broma. Hermione charlaba animosamente con Susan sobre plumas y pergaminos algo que la pelirroja toleraba vagamente.

Harry en cambio tenía otros pensamientos en mente. No estaba tan feliz como antaño por visitar la ciudad y en gran parte se debía a que sabía lo vigilada que estaría. Los aurores ya patrullaban el exterior del colegio, Tonks y Remus lo hacían por dentro, por lo que estaba seguro de que por fuera sería peor. A pesar de todo, el espíritu se le estaba contagiando, deseaba salir de esas paredes.

Tras pasar ratos dialogando, Susan se marchó junto a sus amigas, no sin antes guiñarle un ojo y mover su cadera de tal forma que Harry estaba seguro de que su escote estaría pagando el precio. Hermione anduvo junto al pelirrojo caminó al pequeño poblado.

—¿No la vez más afectada que antes? —señaló Hermione mientras caminaba y delante de ellos se divisaba a Tonks mucho más ensombrecida.

Ron miró hacia la mujer y señalizó—Sí. Ahora parece una versión masculina de su tía loca—Harry observó y comprendió que podía ejemplificarse bien. Tonks había dejado de lado sus transformaciones por lo que sus rasgos faciales y cabello delataban su ascendencia. Lo que lo cambiaba era su musculatura y su pelo corto.

—Atacaron a su familia…Dumbledore me lo dijo—informó Harry—Es normal que esté afectada.

Ron secundó eso diciendo—Mamá habrá sollozado durante días—preocupado dijo—eran amigas…

—La madre de Tonks escapó. Dumbledore no dio más detalles.

Hermione desvió la conversación y dijo—¿Qué opinas de que Ginny esté con Dean, Harry? —el pelinegro se encogió de hombros, ayer había quedado claro que la pelirroja era masilla en sus manos.

—Me es indiferente…

—No sé qué ha visto mi hermana en el chulo ese—despectivamente señaló Ron—Ni siquiera saca tan buenas notas…Yo sacó más que él en Pociones.

Hermione lo miró con mirada asesina y se justificó diciendo—Solo por el libro ese…Si no lo tuvieseis estaríais fuera inmediatamente. El profesor Snape puede haber sido duro pero en eso tenía razón…no valéis para Pociones.

—¿Profesor? —dijo Ron—Solo es bueno en torturar…visteis lo que hace en las clases. Nos enseña duelos y no deja que nadie se enfrente a Malfoy…únicamente algún amigote suyo.

—Lo hace por una buena razón—señaló Hermione—Malfoy parece más avanzado que el resto.

—Que se lo digan a las gemelas…Mando a Parvati al hospital por una maldición anticoagulante…tenía la regla y no le paró—dijo Harry con ira—Parece recibir clases particulares de su tía…No aparece en el mapa…—señaló dando a entender que lo vigilaba—Va y viene de algún lado.

Ron escueto dijo—Hay sitios que los merodeadores no encontraron…El colegio es enorme…habrá muchos sitios sin cartografiar. La cámara secreta…la sala de los Menesteres…

Hermione suspiró y cuestionó—Siempre me pregunté cómo hicieron el mapa…debió de ser una tarea ardua…

—Tus favoritas…

Ron tembló con horror mientras decía—Podían convertirse en animales…igual ver un ciervo andando por los corredores es raro pero sería mucho más rápido que a pie—el chico había sospechado que para dibujar correctamente la forma de cada corredor, alguien debía de medirlos. Seguramente por el tamaño, Scabbers era la más útil.

—Igual a Sirius y Remus se les ocurre como modificar el mapa…ellos ayudaron a crearlo—dijo Harry—Espero saber dónde se enconde Malfoy y que trama.

Hermione una vez más calló a los chicos diciendo—Aunque pudiesen revertir ciertos encantos del mapa, sería imposible que saliese de forma correcta. Los cuatro hicieron una red de encantamientos muy compleja…sus magias se entrelazaron en ese momento. Probablemente ni siquiera el Profesor Lupin fuese capaz de modificarlo…sin tú padre sería imposible y Pettigrew está…

—Fuera—dijo el pelinegro con odio, mientras se acercaban a las tres escobas. La tetona cambió de tema drásticamente y dijo sonriente—Por ahí va la persona favorita de Ron…Madame Rosmerta.

El chico se sonrojó mientras veía a la dueña y camarera del bar del pueblo caminar y conversar con algunos aurores. Parecía sumamente preocupada pero su apariencia física eclipsaba todo lo demás. Rosmerta había sido posiblemente la primera paja de muchos adolescentes de Hogwarts. Era diferente a otras maduras que Harry había conocido. No poseía un físico escultural o desarrollado, sino que era una belleza fofa. Tenía suficiente edad como para superar a la Señora Weasley pero la ganaba en trasero. Todo el cuerpo de Madame Rosmerta pedía sexo duro aunque nadie nunca lo admitiría públicamente.

Harry fijo su mirada al igual que Ron en lo que llevaba aquel día. Una delantal y una falda, debajo de esta nada. Carne rosada y sin pelos. El pelirrojo rojo como nunca, instó a su amigo.

—¿Parece cambiada?

Sostuvo la mirada y supuso que podría ser verdad. Rosmerta era consciente de su atractivo físico pero nunca iba provocando deliberadamente, era una mujer simpática y bromista. Se decía que el Ministro Fudge a menudo la follaba. El chico asintió.

—Sí. Parece que busca que alguien la empotre contra la puerta…

Hermione los recriminó mientras andaba hacia la librería del pueblo—Hombres. ¡Solo pensáis en sexo! ¿Por qué no puede haber querido ir sensual? Siempre en lo peor…

Ron agobiado porque la joven siempre estaba a la defensiva con él, estalló. Hermione siempre había sido su amor incondicional y desde que follaron, ambos disfrutaban de una lujuria terrible. Sin embargo, la joven tetona parecía haberse relajado y vuelto a centrar en los estudios. A eso se le sumaba el interés de Lavender por Ron. La chica estaba ahora mucho más sensible con todos los fallos del chico.

Odiaba todas sus decisiones y discutía con ellos por el libro del Príncipe Mestizo. Ron simplemente le dijo a su amigo—¿La escuchaste? Es idiota, ¿o qué? ¿Qué razón tendría una mujer de sesenta años para ir pidiendo guerra? Tan solo busca carne joven…

—Rosmerta no es una puta—razonó Harry—Pero es sospechoso, sin duda—se acercó a las tres escobas, y el pelirrojo sonriendo preguntó—¿Si le pago de más, nos hará una mamada? —soñando despierto y riéndose.

—Espero que no.

Ambos entraron y la cara del pelirrojo se contorsionó cuando observó a Ginny sobre las piernas de Dean. El chico tenía las manos sobre las nalgas de la chica, disfrutaba separándolas mientras la bruja ejercitaba su lengua con el mago. Harry sintió un escalofría pero se relajó cuando dijo.

—Es su novio Ron…

—Sí—suspiró y dijo a duras penas—Dean es un tío listo…y guapo. Hay que admitir que elige bien…aunque siempre pensé que serías tú.

—Gracias por la confianza—sabiendo que para el pelirrojo era muy importante su hermanita pequeña—Aunque igual Sue no lo ve tan bien…—suspiró mientras observaba el lugar y vio que su pelirroja estaba aburrida mientras Hannah charlaba ociosamente con Neville.

Ron observó a Neville y dijo—No hay manera de que pille cacho…pobrecillo. Llevate a Susan de allí, anda. Dale una oportunidad—solidarizándose con el chico.

—¿Y tú?

—Yo vigiló a Rosmerta…—dijo el pelirrojo lamiéndose los labios con fruición. El pelirrojo observó cómo la camarera seguía atendiendo a todas las personas del lugar. Con una mueca de ira, observó cómo Ginny estaba a medio minuto de comenzar sexo en público. La joven pelirroja disfrutaba de mecerse y de palpar toda la hombría del chico.

Mientras miraba de reojo el bamboleo pesado de Rosmerta, sus ojos captaron algo extraño. Los ojos de la mujer parecían nublados. Un efecto típico de la maldición Imperius cuando era efectuada sin demasiada destreza. Obvio aquello cuando en su campo de visión se colocó Lavender. La muchacha rubia había comenzado a perseguirlo a todas partes, si bien era algo pesada, compensaba aquello con su lujuria. Observó a la chica y está sugerentemente se fue al baño mientras se azotaba una nalga.

Miró su pene y supo lo que debía de hacer. Siguió a la muchacha sin percatarse en lo que hacía Madame Rosmerta. Nada más entrar al pequeño cubículo fue asaltado por la rubia, Lavender se subió encima suya y comenzó a besarlo salvajemente. Llegado un punto era incapaz de seguirle el ritmo y simplemente la dejaba morrearse mientras sus manos cataban otras carnes apetecibles.

Sujetando sus nalgas, firmemente disfrutó de cómo la chica bailoteaba sobre su polla. Una técnica que había aprendido de Parvati, seguramente. Sonriente, avanzó decidido hacia el escote y se dio un festín con lo que había allí. Había suficiente carne como para no aburrirse por horas. El lugar era tan caliente y apretadito que se olvidó de todo y se centró en que los pezones de la bruja se volviesen puntiagudos.

Oyendo los gemidos de la bruja se relajó y fue amasando sus nalgas y sorbiendo sus pechos. Con Lav todo era así, intenso, duro. Era su idílico lugar. Hermione era una bomba sexual en su momento, le gustaba duro pero siempre siguiendo una secuencia lógica. No lo dejaba disfrutar a su antojo. Primero besos, luego oral, luego perrito…y así. Ron a veces quería extralimitarse, no follarle la boca y pasar horas besando sus mamas. Sonrió al darse cuenta de que había salido ganando con el cambio. Con Hermione se sentía mal la infidelidad, su amiga no se lo merecía.

Lavender era otra cosa. Podían intercambiar fluidos todos los días y no había pesadez mental ninguna. La bruja respetaba su lugar y aunque algo controladora y pesada, no odiaba la infidelidad. Parecía esforzarse más para que Ron no la olvidase. Únicamente toleraba a las Patil como compañeras de cama. El pelirrojo estaba deseando montarse una bacanal pero era difícil.

La bruja decidió dar el salto y sacó la polla del pelirrojo. En una maniobra rápida y entrenada, la insertó en su coño y comenzó a cabalgar como una posesa. Abrió su escote para que el chico siguiese mamando de sus pechos y comenzó a botar. Ron se sentía en el cielo y tenía todo a su disposición, a menudo azotaba para que ralentizase el ritmo o simplemente por diversión. Sin temor ninguno derramaba sus fluidos dentro de aquella furcia. Tras la primera corrida, Lavender descabalgó y comenzó a practicarle una cubana. Con su saliva y los fluidos vaginales que portaba el falo, no fue difícil.

Ron gozaba sentado en la taza del váter mientras la joven seguía haciendo eso, lentamente pero con destreza. Las cubanas eran algo común en el mundo mágico, la mayoría de las chicas desarrollaban grandes senos sin embargo saber hacerlas era diferente. El chico gemía.

—Sí…ahh…ahh…Lav…—gemía anunciando otra corrida. Con Lavender no tenía que aguantar, ella se encargaba de reanimarlo aunque tardase horas en ello.

La bruja ronroneaba como una gata en celo—Vamos Ro Ro…quiero mi leche—el chico se corrió al tiempo que Katie Bell abría la cortina algo nerviosa. Cargaba con una caja y parecía sumamente confundida. Ante la visión de su compañera de equipo, Ron descargó en Lavender.

La bruja toda llena de fluidos dijo alterada—¡Bell! ¡Vete! ¡Qué haces aquí! —la cazadora alterada dijo tartamudeando—¿Profesor Dumbledore? ¿Dónde está?

Ron simplemente dijo—En el colegio…Dumbledore no baja nunca…—la joven se largó rápido con el collar en mano y el chico detectó algo raro. Sin embargo se le olvidó cuando la boca de Lavender comenzó a succionar salvajemente su polla.

—Sigue sigue—dijo el pelirrojo gozando mientras se olvidaba del asunto de Katie sin sospechar nada.