Los días pasaron y Katie comenzó a recuperarse. En ausencia de la chica, su estrategia para el quidditch se volvió mucho más cobarde. Instruyo a Ginny y a Demelza para que se encargasen de estorbar mientras él atrapaba las snitch en tiempo récord. Los ensayos habían salido bien y Ron parecía más confiado tras romper su relación con Hermione.

El pelirrojo había optado por sus propios pasatiempos, dormir, comer, follar y jugar. Le iba mal en casi todo pero seguía consiguiendo sobresalir. Ron estaba demostrando talento en Pociones bajo la dirección de un maestro atento, por otro lado su actitud en Transformaciones se resentía.

En el primer partido contra las serpientes, la estrategia fue un éxito. Sin Malfoy, Harry tuvo sencillo aplastar al buscador rival. Ganaron rápidamente. Mientras se dirigía de vuelta a la torre de Gryffindor, fue arrastrado por el profesor Snape. El hombre lo miro brevemente antes de darle dos indicaciones.

—El director solicita su presencia…y el profesor Slughorn solicita que asista a su gala mañana…

—¿No necesitamos a Daphne? —habitualmente acudía junto a la chica. Snape se dio la vuelta mientras decía—No será necesario.

Harry corrió hacia el despacho del director. Superó la gárgola y entró en él. Dumbledore ojeaba unos libros mientras sin mirar preparaba un recuerdo y lo introducía en el pensadero. El hombre había cubierto su brazo con un guante intentando no revelar la enfermedad que poseía. Sus ojos estaban entristecidos.

—Señor…—dijo el chico dudando de su intromisión.

Dumbledore sonrió antes de decir más para sí que para Harry—Bienvenido. Me temo que el ataque a la Señorita Bell me tiene algo absorto…Sigo preguntándome cual fue el objetivo.

—Usted…Ron escuchó a Katie preguntar sobre su paradero.

—Sí…y Tonks encontró a Rosmerta con una maldición Imperius. No hay rastros sobre la pertenencia de ese collar…aunque estamos seguros de que pertenecía a la tienda de Borgin—se acarició la barba—Quien fuera tenía como intención acabar con mi vida…en la soledad de mi despacho nadie me salvaría y la maldición habría acabado con mi frágil salud. Pero aun así fue un intento algo…mediocre.

Intentó obviar eso y le dijo—¿Qué veremos hoy, Señor?

Sonriendo el anciano dijo—Hoy veremos a nuestro gran amigo conseguir un par de objetos antiguos con poderes mágicos…Veremos cómo los consiguió o eso espero—arrojó el recuerdo y comentó primero—Como bien sabes, Tom salió de Hogwarts como un mago excepcional…poderoso, hábil…insistía en dar clases de Artes Oscuras pero el viejo profesor Dippet—señaló un cuadro—se lo negó. A pesar de sus calificaciones comenzó a trabajar como un vendedor ambulante para el señor Borgin…

Miró al profesor Dumbledore y dudando le dijo—¿Borgin? No parece el sitio más prestigioso—había visto el lugar en su segundo año. Además Malfoy había estado allí recogiendo algo.

—No. No para alguien con notas para ser director de departamento…Muchos conocidos pensaron que había malgastado su talento pero sus seguidores seguían financiándolo.

Obvio eso, pero preguntó—¿Seguidores? Pensé que no tenía amigos en el colegio.

—No amigos, Harry. Seguidores, en ese momento eran solo mecenas por así decirlo. Tom se convirtió en un matón para los sangre pura…defendía sus intereses particulares y todas sus tradiciones. Incluso estaba a favor de que se hiciesen matrimonios forzados. Pero como verás ahora…no cambio su forma de actuar.

Una voz femenina envejecida se escuchó desde la lejanía—Tom querido… ¡qué alegría verte! La última vez que viniste a verme fue tras aquella fiesta en la casa de los Mulciber.

Se escuchó un ruido de pasos al tiempo que un joven Tom de cerca de veinte años hacía una mueca de desagrado que no incomodó a la anciana mujer—Llamar casa a eso…—parecía despreciar las propiedades de uno de sus aliados.

La mujer sonrió y luego dijo—¡Y que lo digas Tom! Los Mulciber podrán ser sangre pura pero definitivamente tiene problemas económicos graves.

Riddle sonrió y matizó—También de aseo, si me permite el atrevimiento—él mismo había tenido que oler la peste de Mulciber durante sus años en el colegio. El muchacho desprendía un olor desagradable.

Una risotada se escuchó mientras la mujer se sentaba en un sofá y miraba al apuesto Tom con simpatía—¿El Señor Borgin pretende que le venda las reliquias familiares? Dile que no. Pasaran a mí hermana cuando yo fallezca.

Riddle cambió su rostro y con sorpresa fingida, anunció—¿Qué reliquias? —la mujer habiendo captado el interés del joven comenzó a decir con gracia—Sí. Esas reliquias llevan en mí familia siglos, una de ellas al menos. La otra se la compré a una muchacha embarazada y desnutrida hace años…pobrecilla. Debió ser una sangre sucia preñada por algún mago. A veces ocurre Tom…muchas mujeres se dejan preñar para conseguir un matrimonio. Pero cuando el mago ya estaba casado…ocurren estas cosas.

La mirada del chico se volvió oscura mientras sonreía lentamente y anunciaba—¿Puede mostrármela? Me encantaría verlas…

La mujer miró al chico con recelo y ordenó a un elfo domestico traer las reliquias. Tom obvió la esclavitud de la criatura y simplemente miró el lujo del lugar con algo de desdén, envidia tal vez.

—Debería presentarte a mi sobrina Tom…es de tu edad. Seguro que formáis una buena pareja.

Se disculpó diciendo—Aunque aprecio la solicitud, no veo mi vida anclada a nada…de momento quiero ser mejor mago…indagar en el conocimiento. Luego ya veremos…—parecía tener un objetivo que no desveló.

—Otro como Dumbledore…luego se os pasa el arroz muchacho—el elfo vino con dos objetos. Una copa plateada y un medallón, el mismo que había visto llevar a Daphne. La mujer puso los objetos sobre la mesa y comenzó a contar ilusionada de la atención del joven.

—Esa copa perteneció a la mismísima Helga Huffelpluff. Dicen que cualquier líquido bebido de ella se convierte en un manjar curativo y afrodisiaco…una genial magia sin duda. Lo usábamos para inaugurar matrimonios…los esposo bebían y tras eso tenían noches de pasión. Además cualquier veneno desaparece si se bebe de ella. Esto…se parece a una reliquia de Slytherin se lo compre a una muchacha mugrienta—con desprecio en la voz dijo—Mi familia puede ser sangre pura pero no somos serpientes por lo que este medallón es solo una joya más y encima muy común. Como bien sabes, Tom todas las familias de Slytherin poseen uno igual. Saber cuál es el auténtico es difícil.

El chico murmuró algo en parsel y el colgante se abrió revelando un fluido negro que parecía corrosivo. Estaba suspendido en el aire por algún tipo de magia extraña. Harry observó cómo Tom sin usar la varita movía un pequeño hilo de ese líquido y lo dejaba caer sobre el té de la mujer, que no se dio cuenta.

—Es increíble señora…aunque como usted dice. No debería ser el verdadero—la mentira era obvia en sus ojos. La mujer añadió tímidamente—Al menos sirve para reforzar mi estatus…dile al Señor Borgin que no…—bebió de la copa y puso una cara amarga en poco menos de un minuto la mujer murió frente a Tom. La elfina que los acompañaba intentó hacer algo para socorrer a su ama pero Tom rápidamente dijo.

—Obliviate.

Habiendo visto aquello murmuró—Robó esos objetos a esa mujer y la mató.

—Así es e inculpó al pobre elfo. Para conseguir ese recuerdo tuve que usar Legeremancia dentro de su mente. No fue divertido volver loco a un pobre elfo—murmuró para sí mismo—Pero en efecto robó esa copa y el famoso guardapelo.

—¿Por qué es tan famoso?

—Dicen que contiene algo de veneno de basilisco…un producto que ya en la época de Slytherin era cotizado pero del que no se disponía en Bretaña. El único basilisco registrado que se conoce descansa debajo de nosotros—Harry pensó en aquella bestia muerta en la cámara.

—Sí…me sentí igual cuando ese colmillo me atravesó el brazo…por suerte Fawkes—el fénix entonó un llanto triste.

Dumbledore habló diciendo—Como bien has visto, Tom usaba su carisma para encandilar a las personas. En el colegio fue igual, solo yo vi a través de su mentira. Cuando no conseguía lo que quería usaba la fuerza. No le importaba matar. Esa fue una de sus primeras víctimas. Ambos objetos están en paradero desconocido desde hace décadas.

Pensando en Daphne, le dijo—Greengrass lleva un guardapelo similar al del recuerdo…quizás Narcissa Malfoy le dio el de Voldemort. Su marido hizo algo similar con Ginny.

—¿De dónde lo podría sacar la Señora Malfoy? —increpó Dumbledore.

—Mundungus lo tomó de la casa Black.

—Entonces me temó que es probable que sea falso…como oíste hace unos minutos las familias de sangre pura de Slytherin guardan un objeto similar para emparentarse con su casa. Los Black eran una familia oscura y purista, además de rica probablemente tendrían joyas como esa.

—Quizás Sirius

—Tras doce años en Azkaban, no tiene la memoria muy fresca—acotó Dumbledore—De todos modos tendré y tendrás un ojo en la Señorita Greengrass…de hecho la próxima que nos veamos vendrás con ella. La semana que viene—terminó Dumbledore mientras le conducía a irse.