Tras lo ocurrido con Daphne, Susan estaba tomando más precauciones con aquella baratija. La tenía escondida debajo del colchón de manera que sus efectos no molestasen a su mejor amiga que seguía recuperándose de su shock emocional.

Sin embargo, el collar parecía jugar con ella como si fuera un títere, A diferencia de la Slytherin, Susan se despertaba a madrugada escuchando la voz de un adolescente fino, una voz que le helaba la sangre y que le aconsejaba sobre sus temores internos. Tras la voz a menudo podía ver en sueños cosas horribles. Cosas que no quería recordar. Esa baratija la molestaba más de la cuenta pero extrañamente no conseguía entregársela a Harry. Parecía como si no quisiese.

Por las mañanas, antes de ir a clases se iba a un lugar escondido cerca del lago donde hechizaba sin miedo aquel colgante. Ninguna maldición conseguía dañarlo y al igual que había visto con Daphne, parecía absorberlo todo. Incluso la magia oscura era reflejada por aquella cosa. Con curiosidad, Susan escuchaba lo que había dentro y si su mente no le fallaba parecía oír un latido. Sospechaba que esa maldita cosa estaba viva así que se decidió a averiguar si eso era cierto.

Arrojó el medallón unos metros y alzando su varita, decidió comprobar sus sospechas. Con dudas lanzó la maldición torturadora. El maleficio Cruciatus chocó con las esmeraldas que dibujaban la S. Instantáneamente un chillido horrible hizo que Susan se detuviese así como que todos los pájaros del bosque huyesen atemorizados. Tras eso se asomó y comprobó que seguía cerrado y sin ninguna herida aparente.

Lo sostuvo y dijo—Con que estás vivo… ¿Qué tramaba esa? —dudaba de las buenas intenciones de Daphne y de que la bruja rubia no supiese las propiedades de aquella cosa. Susan sabía lo difícil que era ejecutar un maleficio imperdonable y aquella muchacha había realizado la maldición letal sin pestañear.

Decidió ocultar el colgante en su ropa mientras comenzaba la siguiente clase. Una que compartía con Harry. Encantamientos era muy útil aunque en la guerra poco práctica. La mayoría de lo que aprendían eran cosas sin ningún sentido estratégico por lo que muy pocos prestaban atención. Molly le había aconsejado que estuviese atenta debido a que muchas cosas podían modificarse si una era lo suficientemente diestra con la magia.

Caminó hacia la clase y vio como Harry conversaba animadamente con Ron. El pelirrojo escondía su juego de ajedrez mágico bajo un libro. Hermione miraba a los chicos con algo de ira, especialmente a Ron. Susan rápidamente comprendió el porqué, Lavender Brown había comenzado a acosar al pelirrojo de forma peligrosa. La bruja estaba constantemente importunando al chico algo que a Ron seguramente le molestaba también.

Un pájaro de papel, finamente construido se dirigía a Ron en busca de entregarle algún mensaje de amor. Susan quiso intervenir pero antes de que pudiese hacer algo, el ave fue transformada en un sujetador amplio de color rosa chillón. Todo el mundo rió mientras Ron estaba algo colorado y Lavender miraba a todos en busca del culpable.

Malfoy agarró la prenda y la olfateó con ansía provocando un sonido de disgusto por parte de Greengrass y Parkinson. El pobre tenía una obsesión con los pechos enormes, algo que ni Pansy ni Astoria tenían.

Flitwick llegó meneando su varita mágica y vestido de gala. A mundo venía así tras hacer tarea con el coro de niños de tercero. El profesor rápidamente cerró las ventanas del aula mientras anunciaba ilusionado.

—Hoy encantaremos objetos inanimados…se requiere concentración para eso. Mucha y tendréis que ser específicos en vuestras ordenes…—el profesor explicó el conjunto de hechizos y técnicas, tras eso ignoró a los alumnos.

Hermione parecía trabajar en algo que había visto en la Madriguera. Había conjurado muchas sartenes, y vasos y pretendía fregarlos dando instrucciones mágicas a varias bayetas. No salió demasiado bien aunque nadie sabía el porqué, quizás era demasiado ambicioso para su primera vez.

Ron y Harry disfrutaban de su ajedrez mientras se reían de los fallidos intentos de los demás. Pocos parecían dominar eso pero curiosamente Neville fue uno de los pocos que consiguió hacer un sistema de trasplante de plantas con magia, algo que hizo sonreír al pequeño hombre.

El pelirrojo al ver que el hombre se acercaba a ellos, murmuró—Engorgio—el ajedrez mágico creció bastante de manera que ahora Flitwick podía verlo a sus ojos. El hombre estudiaba el juego con lentitud asombrado por la magia. Harry sonriendo murmuró—Caballo a E6.

La pieza hizo lo que le pidió y el hombre les premió con puntos para su casa. Se suponía que habían recreado el juego a la perfección. Internamente, ambos chicos se reían de la esperanza del hombre. Harry decidió poner fin a la inspección del profesor al decirle a Susan y Hannah.

—¿Qué tienen ustedes que mostrar Señoritas? —Susan se sonrojó al ver que el profesor las miraba. Usando su varita hizo que un tren de juguete siguiese una trayectoria imaginaria a lo largo de aula. Hannah con algo de risa, fue poniendo obstáculos que el tren esquivaba fácilmente.

Flitwick obvió aquello mientras elogiaba a Harry y Ron. Ambos chicos tuvieron miedo ante las miradas de Hermione. La bruja parecía más enfadada que nunca y ambos temblaron de miedo. Para su suerte, la furia de Hermione se fue a otro lado cuando Greengrass dejó anonadado a todos al encantar varias figuras de arcilla. Las figuras se movían mesa a mesa e iban cambiando en función de cada persona. Ron sonrió al ver como la de Hermione comenzaba a mostrar dolor de espalda por sus increíbles pechos.

Flitwick orgulloso dijo—Está vez os han superado chicos…—Ron y Harry obviaron aquello mientras jugaban entre ellos. Aunque el pelirrojo solía ganar a su amigo ambos se divertían.

Tras acabar la clase, ambos fueron retenidos por Hermione. Susan se unió a ellos solo para escuchar el sermón que la bruja les daba. Un sermón que iba también dirigido a Daphne. Harry optó por mostrar paz mientras se iba al campo de quidditch para entrenar. Ron fue a por las escobas mientras su amigo preparaba los ejercicios.

Susan se quedó quieta mientras el collar en su bolsillo le murmuraba en la mente que siguiese a su novio, algo tramaba. Alertada por la voz corrió todo lo que pudo hasta llegar al campo. Se infiltró en los vestuarios y comprobó que Harry se estaba cambiando sin problemas. Solo o eso parecía. Ginny Weasley llegó sumamente feliz y tras ver a Harry desnudo ni siquiera se ofendió.

—¡Harry! Debes avisar antes de quedarte así…imaginate que te ve Katie…le podría dar otro chungo—bromeó la bruja.

—Solo es un momento Gin—se excusó Harry murmurando perdones a la bruja. La pelirroja le sonrió mientras palpaba el rabo y decía—No te disculpes Harry…siempre es un placer ver esa gruesa y larga…hermosa…apetecible polla. Definitivamente si tu quisieras podríamos…ya sabes—le guiñó un ojo mientras meneaba su cadera.

—¿No estabas con Dean? —dijo Harry alucinando.

—Soy un alma libre…además quiero probar cosas nuevas y no tan nuevas—sonrió descaradamente.

Susan observó aquello con el labio de abajo temblando de furia. La voz le decía lo que en efecto estaba pasando. Su novio estaba siendo excitado por aquella comadreja impía. Debía ser castigada y ella se encargaría de eso pronto. Decidió subir a las gradas para ver el entrenamiento. Mientras veía las jugadas en el aire, no podía dejar de imaginarse a Harry y Ginny follando en una escoba. Algo que sin duda podrían hacer juntos. Era lo único para lo que la zorra valía.

Levantando la varita murmuró un encantamiento vibratorio. La luz blanca acertó la escoba de la zorra y en poco tiempo Ginny se volvió errática en sus movimientos. Parecía incluso disfrutar de aquello. La vibración iba dirigida a su clítoris tal y como Susan lo veía. Sollozó levemente al ver que la zorra se preparaba para una futura penetración. Harry no paraba de mirar el trasero de la chica incluso más que a la snitch. Gin se movía sobre el palo provocando que el chico mirase ese culo con más ansía aún.

La voz le susurraba ideas pero Susan las ignoró mientras pensaba en algo más útil. La voz sibilina de Daphne se materializó desde detrás suya. La angelical rubia miraba a la Huffelpluff en la grada con una sonrisa, parecía más feliz desde que se había quitado aquel collar que afectaba a Susan.

—¿Puedo ayudarte? —vaticinó la rubia viendo lo que Ginny hacía.

Susan asintió con pesar aunque sin prever lo que ocurriría. Daphne rápidamente sacó su varita y sin apuntar murmuró—Aresto momentum…—el tiempo se ralentizó lo suficiente como para que la pelirroja apuntase correctamente y nadie se percatase de ese efecto. Daphne también disparó algo desconocido. Ambas luces impactaron en Ginny tirándola de la escoba. El golpe seco contra el suelo no era suficiente para matarla.

Daphne fingió sorpresa mientras se asomaba y contemplaba como la pelirroja Weasley estaba estampada contra la hierba chillando de dolor. Tenía una pierna rota y la muñeca lastimada, además de un corto muy feo en la espalda. Harry fue a socorrerla, pero Katie lo sacó de su mente.

—Necesitamos entrenar para el partido…alguien más puede llevarla.

Mirándolas a ellas, Harry les dijo—Daphne, Susie…llevadla a la enfermería. Por favor—era una petición que no ignoraron.

Susan asintió mientras Daphne sonreía—La primera vez que hacemos algo en equipo…no es emocionante—lo decía chuleándose mientras ambas descendían las escaleras. Ginny Weasley parecía haber recobrado la cabeza ya que cuando vio a ambas chicas, les dirigió una mirada de puro odio. La chica Weasley la miró a los ojos y dijo sonriendo con aparente dulzura.

—¿Dónde está Harry? ¿No me acompaña él?

Daphne sonrió ante la falsedad de aquella muchacha y dijo—Es mejor de mujer a mujer…imaginate si Harry tuviera que desvestirte enfrente de Pomfrey—la pelirroja echaba chispas. Todos sabían que los chicos no podían tocar a una bruja delante de la enfermera.

—No habría visto nada nuevo—masculló mirando a Susan. La pelirroja entrecerró los ojos mientras intentando averiguar la lesión agarró bruscamente un brazo de la chica. Ginny dio un grito de dolor que ambas chicas disfrutaron de forma diferente.

La chica fue agarrada por las otras dos y se la llevaron a la enfermería. No duraron mucho allí, la enfermera curó todas las heridas y le pidió descanso y cuidado extremo. Susan se mordía las uñas ya que sospechaba que la iban a culpar a ella de todo lo ocurrido. Había sido su mente la que había jugado con dañar a Ginny. Ella no quería hacerlo realmente. Odiaba a la niña pero no deseaba herirla.

Daphne en cambio jugueteaba con su varita mientras observaba como la otra chica cambiaba de dirección en un vaivén frenético. Con tranquilidad le dijo.

—Cálmate no es para tanto…

—Por poco la matamos…—suspiró Susan—Si Harry se enterá me dejará—parecía visiblemente atemorizada con esa realidad.

Daphne fijó sus ojos en los de la otra bruja y le dijo—¿Por qué se tiene que enterar? No parecía muy enfadado antes—en eso la bruja tenía razón. Harry estaba tan ensimismado con la snitch y el culo de esa furcia que ni siquiera había visto la obra de hechizos que habían lanzado.

—La comadreja se chivará—era el mote que usaban contra Weasley, heredado de Malfoy al parecer.

Poniendo un dedo en las cejas, la rubia cuestionó—¿O no? —Susan observó a la otra bruja brevemente. Parecía intentar convencerla de que hiciese algo para evitar que la bruja se chivase.

—¿Quieres que le hagamos…? —sospechaba que callar a la pelirroja exigía un uso de la violencia y la intimidación algo común en la casa de las serpientes. Daphne a pesar de dormir en otro lado seguía manteniendo las mismas costumbres.

Con ojos centelleantes de alegría, Daphne murmuró—Enseñale su lugar…ella es una traidora a la sangre y tú una heredera sangre limpia…—dudó brevemente y dijo—A ver estás en Huffelpluff—eso se ganó algo de ira de la bruja—pero sigues siendo mejor que ella. ¿A quién crees que dejará viva quien tú sabes?

—Pero Harry…—dudaba la chica todavía. Daphne puso sus manos sutilmente encima de sus pechos, apretándolos a intervalos mientras notaba la respiración agitada de la bruja así como su sonrojo—Estoy segura de que le importará poco si lo convences de otras maneras…—apretó el pezón derecho haciendo que la pelirroja sonriese.

—¿Qué quieres a cambio? —sospechaba que no sería gratis. La rubia murmuró—Solo buscó justicia ¿no crees? Tú eres mejor que ella—Susan asintió convencida de eso—Además de una pequeñísima contribución…

Rodando los ojos ante la falta de disimulo, la pelirroja cuestionó—¿Cuál?

—Quiero verlo

—¿el castigo a esa perra?

—Y el premio—se mordió el labio como una colegiala caliente, a lo que Susan sonriendo aceptó. Su venganza parecía calmar el calor proveniente del medallón en su falda.

Ambas chicas comenzaron a instigar un plan en los próximos días. Su amistad se había fortalecido tras encontrar un objetivo en común. El día llegó y Daphne ya se había encargado de realizar un plan adecuado. Harry fue sacado del desayuno tras recibir un aullador y un presente sumamente curioso.

Desde las mesas de Huffelpuff y Slytherin, ambas chicas reían al ver cómo Harry se sonrojaba furiosamente mientras escuchaba un cántico familiar. Hermione mientras tanto miraba aquello con algo de incredulidad mientras Ron simplemente añadía desinteresado.

—Será una fan guarrilla…

La bruja morena acotó—Romilda Vane estaba fabricando pociones de amor para vosotros…

Harry suspiró y dijo abiertamente—creo saber quién es…—era el mismo poema que Ginny le había escrito para San Valentín años atrás. Pero junto a eso iba una braga negra sumamente mojada. El olor era tan intenso que hasta Neville se vio tentado en preguntar y observar la prenda. Tan solo Hermione la miraba con asco.

El chico caminó para encontrarse con Ginny en el baño de Myrtle la llorona. Un lugar con especial significación para ambos. Susan lo siguió de cerca junto a Daphne. La pelirroja tetona murmuro.

—¿Cómo hiciste eso?

—Ese poema fue patético…—dijo Daphne sonriendo—aún recuerdo a Lockhart asombrado de que no fuese para él.

—¿Y la braga?

La bruja rubia se sonrojó mientras decía—Una tiene sus necesidades después de todo—Susan no la regañó sino que dijo—¿todo está en orden?

La rubia asintió mientras decía—Weasley ya debe de estar en ese lugar…vamos por aquí—hizo que ambas se metiesen detrás de un tapiz para llegar antes que Harry al rellano donde se encontraba aquel baño. Esperaron para entrar en aquel lugar pero lo que vieron dejó en shock a ambas.

Ginny Weasley estaba desnuda, mirándose a uno de los espejos mientras se aseaba un poco. La bruja se estaba dando un agüilla mientras esperaba a que Harry llegase. El plan había funcionado, tan solo había necesitaba una pluma trampa para copiar letras y algo de astucia. La pelirroja olió algo de su aliento mientras lo olfateaba algo asqueada. Tras eso se fue peinando el cabello y dejándolo suelto a la vez que iba poniendo poses sensuales en el espejo.

Ambas observaron cómo la chica hacía poses frente a los espejos, mostrando su juvenil y atlético cuerpo. Daphne murmuró en voz alta—Suerte con tu estreno Weasley…aunque el estreno te lo daremos nosotras… —la bruja observó a ambas, la deslumbrante rubia que se aproximaba así como la decidida pelirroja que la seguía.

—¿Qué haces aquí? ¿Y tú, Bones? ¿No tienes dignidad? Harry me prefiere a mí…mirá lo que me envió—sacó un bote lleno de un fluido viscoso y blanco que la muchacha había catado repetidamente ya que estaba por la mitad.

Ambas chicas rieron provocando una impresión de enojo explosivo en Ginny. Odiaba a esas dos y odiaba que se metieran con ella. Susan tenía a Harry y la otra zorra era más astuta y por tanto no era fácil engañarla.

—Eso no es semen…deberías notarlo—añadió Daphne mirando a la chica—Después de todo tú y esa veela estáis acostumbradas a verlo de cerca…—Susan obvió el insulto a Fleur y simplemente dijo—Es miel transfigurada. Debes ser muy tonta Gin Gin…

Furiosa dijo—¿Me estáis llamando puta? —Susan retrocedió por la impresión mientras la rubia añadía—Sí…para tu desgracia hoy no es tú día Weaslette…—sacó su varita sonriendo. Pudo ver que la bruja desnuda no podía hacer nada. Ginny cargó contra su atacante pero un Impedimenta la dejó paralizada—Depulso—eso la arrojó contra la pared. Daphne sonrió y dijo.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —Susan miró al suelo y dijo—Poco…Harry se conoce el castillo bien. Incarcerous. Palalingua. —Ginny atada y muda se quedó quieta observando cómo Susan se desvestía delante de ambas chicas.

Daphne murmuró—Vaya vaya…no está nada mal…Pero me temo que no me pueden ver aquí…Recuerda desmemorizarla…—Susan añadió—No hará falta…estará tan humillada que cerrará su bocaza. Después de todo ese cuerpo solo sirve para un calentamiento pero nunca para un verdadero partido…—sonrió mientras Daphne decía—Desde luego querida. Nos vemos luego de que acabes—usó magia para volverse invisible parcialmente. Su cuerpo se amoldó a las texturas volviéndola indetectable.

Susan masculló—No entiendo como sabes esos hechizos

La voz risueña y ególatra de Daphne la sacó de su mente—Superar a Granger trae consecuencias. Ahora suerte—la puerta se abrió y Harry entraba viendo a Ginny atada y a Susan desnuda. Tragando saliva se esperó lo peor.

El chico avanzó con indecisión mientras veía a la hermana de Ron atada y jadeando, extrañamente ningún sonido complejo llegaba a sus oídos. Parecían más bien los jadeos típicos de muchos animales. Sus ojos dejaron el cuerpo desnudo y atado de Ginny para volver a la delicia frente a él, Susan lo miraba al tiempo dubitativa. Intentó mediar ya que sabía que sus instintos se impondrían si duraba mucho esto.

—¿Qué significa esto? —lo dijo sin dureza. La tetona se relajó mientras Ginny no paraba de intentar chillar.

—Está…—con desagrado dijo—chica lleva intrigando entre nosotros demasiado tiempo. Es hora de darle una lección apropiada…

—No creo que…

—Harry nos estaba separando…se estaba aprovechando del quidditch para llamar tu atención, acaso no la viste en los entrenamientos—recordó claramente como Gin había estado meneando su coño contra su barredora. Sus ojos se habían desviado bastante en ese momento—Y te pone celoso con Dean, ni siquiera follan…es solo para ponerte celoso. Debes reaccionar…debes demostrar a quien prefieres…—lo dijo con seguridad en sí misma aunque no hubiese hecho falta. Harry ya estaba embobado con sus pechos—Es solo una intrigante pelirroja.

El mago no sabía quién de las dos chicas se ajustaba más a la última descripción. Quizás Ginny había aprendido desde pequeña a ser astuta para conseguir lo que quería sin importar los medios, pero al parecer Susan no estaba muy en contra de usar la fuerza para lo mismo. Harry no se dignó a pensar en eso, simplemente optó por seguirle la corriente a su novia y comenzar a disfrutar de todo lo que se le ofrecía. Además de eso, tenía la excitación de otra pelirroja observándolo inmóvil. Iba a demostrarle a Ginny que él era mejor que Dean.

Llevaba semanas sin comprender muy bien eso. No entendía como Gin había cambiado su objetivo de forma tan rápida. A principios del año pasado, la bruja se entregaba a él con facilidad. Ahora en cambio, solo le zorreaba y Dean se llevaba las caricias. Era hora de demostrar que eso no funcionaría y de paso darle una lección gracias a las grandes curvas de Susan.

La bruja avanzó a por él y Harry esperó paciente su llegada. Nada más llegar la chica le agarró la cabeza y comenzó a besarle con fuerza. Harry respondía sumisamente mientras notaba como los labios de ella se humedecían y como su ávida lengua comenzaba a juguetear en el limbo. Más abajo, todo era al revés.

Harry llevaba puesta su túnica pero los olores comenzaban a embriagarle. El olor afrutado de Susan junto a los fluidos que destilaban por sus muslos comenzaba a meterse en su nariz. Esos olores le pedían seguir más y más. El beso se había vuelto dominante y ahora el mago agarraba la garganta de la chica, sometiéndola a su propio placer. Dejaba que ella guiase y mojase todo lo que quisiese pero la tenía sujeta y segura. Era todo para él.

Las caderas comenzaron a restregarse intentando excitar más al chico y provocar sus más bajos instintos. Para su desgracia Harry se mantuvo sereno. A pesar de la gran erección que tenía, el chico no cesó de controlar su garganta. Apretaba cuando quería respirar y acercaba más el cuello cuando quería dar intensidad al morreo. Mientras eso ocurría, sus manos se deleitaban con algo mucho más importante.

Los grandes pechos de Susan estaban pagando el costo, incrementando el placer que la bruja tenía a costa de recibir algo más que caricias. A diferencia de unos húmedos besos o paseos con la lengua, está vez el mago estaba usándolos como si fueran ubres. No es como que no se acercaran en tamaño, pero claramente eran humanas y en este estado mucho más sensibles. Harry las apretaba a intervalos, jugueteaba con ellas mientras apretaba y torcía los pezones provocando jadeos.

Cesó el beso viendo cómo sus labios estaban hinchados, como respiraba a duras penas y como su cabello comenzaba a pegarse por su rostro. La visión ya de por si excitante se volvía más cuando vislumbraba las mamas bamboleantes, unos pechos que ya tenían una terminación cónica.

—Susan no tenemos tiempo para esto…—intentó poner orden- No quería hacerlo frente a Ginny en el baño de Myrtle la Llorona. La fantasma ya lo había visto desnudo pero no quería que lo viese follando. A pesar de eso se le hacía difícil resistirse—No está bien…

—No tenemos clases u otros compromisos…—era verdad y ciertamente nadie los buscaría en este lugar. Era un baño abandonado que nadie usaba, además era de chicas. Eso tranquilizaba a Susan, si alguien la veía no sería un hombre.

Harry se vio tentado a intervenir más pero la chica seductoramente dijo—Tal vez necesites que alguien más te pula la escoba—quiso arrodillarse para sacar a la luz ese falo pero la detuvo a medio camino. El mago añadió—No te adelantes querida…tenemos mucho tiempo—le dio un beso fuerte que hizo que sus pechos se apretasen mucho y tras eso, comenzaron entre los dos a desvestirlo.

Mientras la bruja besaba su cuello, sus dedos iban desabotonando su camisa y quitando su túnica. La corbata quedo colgando de un maltrecho nudo pero acabó en el suelo como todo lo demás. La parte baja seguía intacto, por lo que Harry dejó de prestarle atención a los pechos frente a él y se centró en quitarse sus zapatos y otras prendas. Su falo quedo al descubierto y chocó repetidamente con el estómago de la chica.

Viendo que estaba todo listo, Harry añadió—Ya puedes hacerlo…si quieres—quería tenerla de rodillas, como dios la trajo al mundo. Mientras mamaba su miembro y él se entretenía con aquellas tetas. Sospechaba que Susan sonreiría ante tan básico sueño. La bruja en cambio sonrió de nuevo y dijo—Tenemos una invitada para eso…—se acercó a Ginny hasta situarle el falo justo en la boca. El aliento y los gritos reprimidos de la joven provocaba que su polla se retorciese y se pusiese aún más gruesa.

Harry deseó en un primitivo instinto introducirlo por la fuerza entre aquellos labios. Sin embargo, se contuvo y esperó para ver cómo respondía Susan. La pelirroja miraba la situación con impaciencia parecía querer retratar a Ginny en su deseo y no lo estaba consiguiendo. El enfado de la bruja era tal que ni siquiera respondía ante el olor del falo.

Impresionada Susan añadió—Parece que no pescamos nada hoy…Supongo que Dean es mejor ya que no hace nada frente a esta…gran y gorda polla—las palabras de la chica hicieron que Harry golpease con su polla las mejillas de Ginny provocando que está bufase ofendida. La Huffelpluff dejó ese devenir y sujetando con fuerza las mejillas de la chica atada, la impulsó a tragarse esa polla.

Sin poder usar la lengua y sin capacidad de movimiento, la boca de Ginny era lo más cercano a un coño que Harry había visto nunca. Sentía únicamente los labios constriñendo su rabo así como los sonidos y las arcadas. La saliva goteaba y cubría su pene con cada empuje pero no había apenas ningún atisbo de placer. Todo era mental ya que los labios de la chica tocaban las zonas menos sensibles. Susan decidió ayudarlo y con los dedos contrajo las mejillas y haciendo que su pene tuviese más sensaciones.

La bruja sonrió ante eso y dijo—Pareces una niña con un caramelo en la boca…—la alegría en su voz heló la sangre de Harry por momentos. No deseaba abusar de Ginny y dudaba que Susan lo hiciese. —Vamos Harry…está puta ya ha catado suficiente—retrajo los labios hasta que el pene salió. Una vez fuera, Ginny se vio obligada a oler el pene húmedo del mago. Conforme el olor subía, su rostro se calentaba.

Susan al ver esto, rió—Voy a darte material suficiente para tus fantasías de los próximos años…—agarró la barbilla para centrar su mirada y le dijo—Solo piensa que eres tú…con ocho meses y medio de embarazo—Ginny la miró interrogante—Es que sino no hay forma de que tengas estos—movió sus enormes pechos en un vaivén que se detuvo cuando Harry los sujetó y sin previo aviso empezó a follarla.

La bruja ni siquiera supo el momento en el que ese trozo de carne dividió sus labios y comenzó a el vaivén soñado. Lo único malo que tenía el baño de las chicas era que no poseía lugares apropiados para follar cómodamente. Susan supo que esto era un gran inconveniente cuando se vio obligada a intentar mantener la postura mientras Harry no cesaba en su empeño. De pie y curvada, le resultaba difícil. Más un al tener la mirada histérica y ofendida de Ginny mirando su espalda. Susan temía que en un arrebato la chica se lanzase contra ella y le partiese la espalda. Para su suerte, la pelirroja simplemente miraba la penetración con algo de adoración. Como si disfrutase ver a su macho dominando a hembras calientes.

Para su desgracia, la visión de aquella chica era la equivocada. Susan lo sentía claramente. Ella era la que había planeado esto y ciertamente lo disfrutaba. Mucho más cuando pudo oír no solo sus gemidos sino también los de Harry. El mago disfrutaba de la visión de su espalda curvada y de sus nalgas siendo golpeadas por su entrepierna. Mientras la follaba, una de sus manos se paseaba por su trasero. Moviendo las nalgas juguetonamente, dando algún que otro azote e incluso separándolas para ver su obra realizada así como el último orificio sin explorar de todos. La otra se centraba en los pechos, pechos que había dejado de lado cuando decidió incrementar su velocidad dentro de la bruja.

Los gemidos se convirtieron en chillidos e incluso ella misma temía que la puerta del baño contuviese esos gritos. El bamboleo de sus manos se volvió tan feroz que incluso la pelirroja Weasley tuvo que esquivarlas en alguna ocasión. Agotada por el placer, se dejó caer de rodillas. Harry no la abandonó y siguió golpeando su coño en esta postura. Repartiendo su peso en cuatro apoyos, le fue más fácil seguir y mover más aun su cuerpo voluptuoso.

Harry disfrutaba de la perspectiva y simplemente se dedicó a follarla a un ritmo lo suficientemente alto como para que el sonido fuese un excelente aliciente para ambos. El placer se iba sumando a esto y Susan pronto notó como su mente solo tenía fuerzas para continuar con esto. Cualquier otra cosa se había ido de ella en este momento. Decidió relajarse en medio de las embestidas, pero el mago no se lo permitió. Un feroz mandoble en su nalga la sacó de su ensoñamiento. Las embestidas se volvieron brutales y los pechos de Susan cogieron el suficiente impulso como para que Ginny agarrase uno y lo mantuviese sujeto.

Susan quiso devolverlo a su posición original, bamboleante pero Weasley tenía otros planes. Aunque no podía manipularlo como quisiese debido a sus ataduras, la joven se dedicó a apretarlo con fuerza e incluso clavó sus uñas todo lo que pudo. No duró mucho aquello pues un empujón lo sacó de ella. Ambas chicas parecían jugar así, Susan bamboleaba más mientras Ginny intentaba cazar uno y provocarle el mayor dolor posible.

Harry se divertía bastante viendo estoy viendo las nalgas redondas y esas buenas caderas siendo penetradas salvajemente. Sin embargo, tal y como antes habían dicho. No tenía prisa. Pero eso no frenaría su ritmo. La aceleración volvió y Harry agarró el pelo de la bruja con fuerza, obligándola a tomar una postura diferente. Sus mamas golpearon directamente el rostro de Gin, haciendo que Susan riese de placer mientras derramaba por primera vez sus fluidos sexuales. El líquido brillo mientras envolvía el eje del mago antes de caer al suelo. Dos fuertes mandobles hicieron que la bruja gritase con fuerza mientras sus mamas soltaban un pequeño hilo de leche que Ginny cató.

Tras eso, Harry sacó su eje, más fuerte que nunca y esperó a que Susan se recuperará. No tardó mucho ya que excitada, la bruja añadió—Esa es la única leche que probaras hoy, Weasley—Harry no estaba tan seguro de eso. Pensaba alimentar a Susan con grandes cantidades de semen y sentía que su cuerpo y magia querían tanto como él ese deseo.

La bruja cabalgó al mago mientras esté se centraba en tocar su coño, excitar su clítoris. Aunque su pene permanecía dentro, la cabalgada fue pausada e incluso inexistente. Susan disfrutó de cuatro manos manipulando su clítoris mientras Harry chupaba su oreja. A veces daba algún sentón para que el pene no perdiese fuerza o para que su coño no lo aplastase. La penetración era algo secundaria en este momento, algo que nunca se había planteado. Sabía que para los hombres era lo más importante pero Harry en cambio parecía disfrutar de tocarla y llevarla al siguiente nivel.

Dejó de lado su coño para que ella sola se diese placer. No le importaba tanto el sexo, solo quería divertirse y esa diversión llegó de las mamas que estaban casi quietas en estos momentos. Harry besó el cuello y agarró las dos tetazas de Susan, las apretó mientras su pene retomaba la entrada a un ritmo pausado para que ella pudiese sentir cada arruga.

La bruja disfrutaba de todo aquello mientras despedía pequeños gemidos. Era todo tan diferente al ritmo alocado de antes, ahora podía suspirar y sobre todo respirar. Mientras se masturbaba abrió los ojos y comprobó que Ginny seguía mirándolos…la maldición había sido muy efectiva al parecer. Le sonrió descaradamente mientras sus dedos comenzaron a vibrar en su botón, Harry al escuchar el roce decidió dar más motivación y usando su fuerza fue levantando a la chica varias veces para que su pene entrase. Llegado el momento, otro orgasmo sacudió a Susan y Harry sonrió ante eso. Un lluvia salió disparada y aterrizó en el suelo y sobre Ginny. Tras eso, la pelirroja descabalgó, cambió de posición y dejó que Harry obtuviese lo que quería de sus pechos mientras ella montaba aquel rabo con todo su poder.

El movimiento permitía que Harry tuviese todo el tiempo aquellos pechos, él mismo sostuvo el cuerpo de la bruja lo más cercano posible e incluso impidió que hiciese movimientos diferentes. El único movimiento permitido sería de culo. Iba a convertir a su novia en una verdadera maestra. Solo necesitaba una motivación, una que tenía entre las piernas. La lengua de Harry hacía que los pechos sensibles goteasen lentamente mientras que su coño fluía solo. La humedad era demasiado alta pero poco importaba, eso ayudaba a que el sexo de Susan fuese aún más severo.

Usualmente, la bruja era incapaz de dar tanta cinética a sus acciones. Harry tenía más fuerza y cuando dominaba la acción, se notaba bastante. Sin embargo, parecía que Susan había aprendido nuevas técnicas con su trasero. Movía las nalgas como una experta provocando que su polla se entretuviese dentro de aquel coño.

Mientras ambos se divertían entre gemidos entrecortados, algo sacó de su ensimismamiento al mago. Un sonido reconocible levantó su ánimo aún más. Un azote chocó con la nalga sudorosa de Susan, uno que no había sido obra suya. Susan gimió de placer ante eso.

—¡Como me pone cuando te azotas a ti misma!

Dubitativa, la pelirroja asintió entre gemidos mientras ella misma, usando una mano se azotaba. La bruja sabía de quien era obra y fue aún más claro cuando notó la sutileza de una lengua deslizándose por el delicado pliegue entre su ano y su coño invadido. La bruja tuvo que maniobrar para impedir que Harry notase aquello en sus testículos. Parecía que Daphne había decidido intervenir sutilmente, calentando más a la chica. En un intento de evitarlo, tuvo que conducir el rostro invisible a su agujero recóndito. Dejó que la rubia se divirtiese profanando su trasero mientras ella recibía por los tres frentes.

Cuando Harry hizo un abuso prolongado de sus pechos, Susan volvió a terminar. Esta vez, el pene no aguantó más y terminó de derramar todo su contenido en la matriz de la bruja. El mago había aprendido a no preocuparse en excesivo por eso, Hermione le había dicho que había pociones anticonceptivas en los desayunos de las chicas e incluso que los dormitorios y baños de Hogwarts tenían encantamientos para evitar que el esperma fuese fértil. Los pocos embarazos que había visto en el último siglo se debían a que los jóvenes practicaban sexo en casa y venían ya en cinta o a que follaban en el bosque u otros lugares.

Mientras salía de su cueva, Harry suspiró y comprobó que la bruja se hallaba rendida en el suelo, aun contrayéndose de placer. Su coño tenía jugos por todos lados e incluso su ano parecía más abierto que antes. Se vio tentado de jugar con aquel hoyo pero decidió no hacerlo. Observó a la chica que se recuperaba lentamente de la subida de placer. Su pene ya había dicho basta una vez, pero Harry sabía que era cuestión de tiempo que resurgiese.

—Tranquila cariño…aún hay más de donde vino eso—no era un alarde, ambos lo sabían. Harry tenía buena resistencia física y pronto su pene volvería a estar listo. Mientras esperaba, se dedicó a tumbarse en el frío suelo y abrazar a la pelirroja. Sus manos jugueteaban con sus enormes pechos maltratados o con su trasero mientras prodigaba besos donde podía.

Susan en armonía y algo cansada dijo—Sin que yo me mueva…hay que batir el récord—era una broma que ambos tenían. Sin embargo, Susan estaba segura de que nunca conseguiría ese récord. La propia biología estaba en su contra. Si bien una mujer podía correrse varias veces sin problema, Harry no podía igualar sus corridas.

El mago añadió—sin dudarlo—sin estar duro se situó entre las piernas de la pelirroja. Las abrió y comprobó cómo su coño estaba abierto, rojizo y reluciente por la cantidad de flujo. Curiosamente algo de su semilla comenzaba a salir ya coagulada. Harry sonriendo para sí mismo, agarró esas gotas con su pene antes de meterlo para dentro. No deseaba que nada saliese de aquel lugar estando él presente.

Metió su durísimo falo lentamente hasta que la chica lo detuvo. Harry observó embelesado como todo estaba ya dentro. Estaban totalmente unidos. La bruja gimió tres veces antes de rodear su cuerpo usando sus piernas y darle vía libre. Teniéndolo sujeto, comenzó a recibir estocadas profundas y duras, nada importaba ya. Harry solo tenía ojos para la belleza frente a él así como en aquellos pechos que ahora caían a los lados. Los sujetó como pudo mientras seguía dándole lo que merecía. En un momento Harry se vio obligado a despegar a la bruja del suelo y ambos en un abrazo, se besaron mientras su polla pulsaba contra el estómago. Algo que Ginny pudo ver desde su posición. Una lágrima se deslizó por sus ojos mientras Susan recibía una corrida mientras era besada.

Las horas pasaron mientras Harry y la pelirroja pasaban de sexo tranquilo a frenético. Ambos estaban sudorosos y completamente maltrechos en este momento. La peor parte la estaba recibiendo el coño de Susan que ya parecía estará lleno de semen. El abultamiento era visible y comenzaba a fluir lentamente fuera de su cuerpo. Para su desgracia, la polla del chico impedía esa salida. El mago también tenía un problema, su miembro perdía dureza y cada ver era más doloroso. Ya apenas sentía placer, su cuerpo estaba seco.

Decidieron terminar con su actividad favorita. Harry dejó su miembro entre las mamas de Susan, mientras que el glande lo situó entre sus agotados labios. Usó sus mamas para conseguir la fricción necesaria. Follarle las tetas era increíble aunque tras tantas horas ya había perdido la intensidad necesaria. La paja fue tediosa pues a menudo Harry paraba por cansancio, Susan en cambio mamada su glande lentamente. En un momento su pene dijo basta y derramó lo poco que quedaba. Susan intentó aspirar todo lo posible pero únicamente un puñado de gotas llenaron su paladar.

La bruja tragó todo y dijo—No ha estado mal…—se limpió el sudor de la frente y dijo—no siento las piernas…Creo que necesito más nutrientes…—guiñó un ojo al mago. Harry vistiéndose de nuevo, matizó—Si quieres un poco lo tienes ahí abajo—señaló su coño—Deberías limpiarte, cariño…

Ambos miraron a Ginny quien yacía dormida en sus ataduras. Harry murmuró la contramaldición para desatarla al tiempo que Susan le quitó la maldición de la lengua. A pesar de todo, la chica seguía durmiendo. Las horas de ver su humillación fueron demasiadas.

—¿Qué dejaremos para la próxima vez? —preguntó Harry mientras le tocaba el trasero con fuerza haciéndole ver que tras todo lo de hoy, lo único que faltaba por explorar era su ano virgen. Susan simplemente dijo.

—Para la próxima vez ya estaré embarazada…tan solo mírame—su cuerpo estaba exhausto pero sobre todo tenía un claro indicio en su vientre de su actividad de hoy. El mago ya vestido, insistió—¿Te acompaño a…?

Susan negó diciendo—Me daré un agüilla en el baño…Nos vemos en clase Harry…y procura que esa—miró a Gin—no te lie más…—Harry asintió mientras vestido a duras penas se marchaba del baño. Susan en el suelo, se levantó como pudo y comenzó a vestirse. Risueña y agotada por todo lo que habían hecho, miró al espejo y retirando la capa de vapor que ambos habían generado, murmuró.

—Ya puedes volver…

Daphne quitó su conjuro y su apariencia era algo mejor que la de la pelirroja. Parecía que la bruja rubia había disfrutado de la vista ya que su ropa inferior y sus pechos estaban fuera. La masturbación parecía haber sido extensa en función de cómo iba vestida actualmente. La rubia se miró al espejo y dijo.

—Juraría que estábamos en el desayuno antes de que Harry te rellenase como a un pavo—la bruja no encontraba un lengua menos soez para describir lo que había estado viendo por horas. Era como una repetición de sus sueños pero multiplicados por diez mil.

Susan murmuró—Sí. Teníamos mucho tiempo sin hacerlo…supongo que estábamos entusiasmados—ambas chicas se vestían y arreglaban lentamente. Daphne bufó y dijo—¿Nada que ver con la compañía? —negó pero la rubia dijo.

—Vamos…ambas sabemos que te ponía enseñarle su lugar…mirá como la has dejado. Sumisa y derrotada…se ha ido a dormir mientras tú tenías esa polla para ti…Ahora tú mandas…Harry es tuyo.

La bruja se mordió el labio mientras decía—La verdad es que no ha estado mal su presencia…a ver si es verdad y deja de molestar…En cuanto a ti—observó a la rubia que parecía haber recuperado gran parte de su ropa y ya lucía más adecuada—¿Por qué hiciste eso en mi culo?

—Quería ver si han explorado esas opciones…—Susan se sonrojó mientras decía—Eso es sucio…y duele.

La rubia murmuró—Es lo más normal, Sue. Todo el mundo lo hace. Evita embarazos por lo que los amantes no están obligados a casarse…

—Hogwarts me protege—el argumento de Susan hizo que Daphne riese mientras miraba la zona abdominal de Susan—Si es igual aquí que fuera, dudó que te proteja mucho… ¿Por cierto que harás con eso? —señaló la rubia. Susan dijo simplemente.

—Lo de siempre…un baño largo y un masaje para que sus fluidos me abandonen y recupere mi cuerpo habitual…—Daphne arrugó la nariz y dijo—Yo tengo otra idea mejor…para aligerar el proceso. Observa—la llevó donde Ginny estaba dormida. Presionó su abdomen al tiempo que la pelirroja levantaba su falda y abría sus piernas. El flujo de semen salió disparado cubriendo todo el cuerpo de la pelirroja, despertándola.

—¡Esto no quedará así! —gimió la pelirroja mientras se levantaba lentamente e intentaba limpiarse de la mezcla nauseabunda de esa zorra. Daphne agarró a Susan y se la llevo corriendo. Ambas rieron al ver a Ginny tan humillada. La rubia ya lejos le dijo al oído.

—Lo disfrutas, Sue…eso que hemos hecho es justicia querida…una justicia gratificante…—la agarró del culo bruscamente y mientras amasaba las nalgas de la bruja, le dio un casto beso que importunó a la pelirroja. Tras varios azotes, Daphne se retiró diciendo—Si necesitas ayuda con Weasley llámame…estaré encantada de eliminar mi frustración viéndoos…

Susan observó el cuerpo de la rubia y murmuró—¿Harry estaría dispuesto a dejarla mirar? —esa pregunta inundó su mente mientras se marchaba a su sala común.