El beso entre ambas chicas se volvió muy intenso. Susan siguió intentando mostrar su maestría en esto ya que era la más experimentada de las dos usando su lengua. Sin embargo, la personalidad de Daphne le impedía quedar relegada de esa manera y usó todo lo que tenía.

Mientras sus lenguas libraban una batalla sin cuartel, la rubia agarró los dos pechos de la pelirroja. Susan abrió los ojos y ese segundo de vacilación la hundió totalmente. Daphne avanzó, agarrándole la cabeza mientras usaba su lengua como un ariete, inspeccionando todo el rostro de la bruja. A la vez que eso pasaba, Daphne masajeaba los sensibles pechos de la bruja, le abrió la camisa destruyendo los botones y comenzó a hurgar para sacar ese tesoro a la luz.

Susan observó aquello anonadada hasta que escuchó la burla de la Slytherin—Harry es capaz de sacar leche de aquí…—estudió uno de los senos dejándolo botar en su mano—Me pregunto si seré capaz de hacer lo mismo—usando sus manos y su boca comenzó a mordisquear y sorber aquel pecho. Susan gemía y agarraba la cabeza de la bruja con ímpetu impidiendo que descansase de su actividad.

Debajo de la mesa todo era diferente. El movimiento de ambas chicas en su danza de besos y caricias provocaba que el coño de la rubia chocase con la nariz de Hermione. La bruja se resistía a darle placer a su enemiga pero cada vez era más difícil. El olor de la vulva frente a ella la estaba provocando, a eso se le sumaba lo que podía oír arriba y todo lo que percibía alrededor. Estaba en una jaula de sensaciones.

Una jaula de la que no podía escapar, cada vez que lo intentaba, Daphne usaba sus piernas para volver a acercar, mientras Susan dejaba caer parte de su peso en su pobre espalda. Ambas chicas disfrutaban de su sumisión sin siquiera prestarle un mínimo de atención. Tras varios minutos en los que su presencia fue anecdótica, decidió inmiscuirse más.

Si ambas chicas estaban ocupadas, intentando extraer leche, ella se dedicaría a su nuevo foco de curiosidad. Lo que tenía frente a ella era un mundo desconocido. La única experiencia que había tenido con una chica fue hace meses cuando masturbó por primera vez a Ron y vio como Ginny se metía la mano entera. Ambas se habían masturbado repetidamente aquella noche. En los dormitorios de Gryffindor también había oído a Lavender o Parvati jugando con sus conejitos. Hasta ella misma había decidido hacerlo en una de las noches más salvajes.

Ahora era su momento de experimentar un coño de verdad. No el simple tacto que ella se hacía sino todo en su conjunto y lo que tenía ante ella era algo cegador. Quizás para un hombre fuese hermoso pero para ella también resultaba irresistible. El coño de Daphne era igual de hermoso que la chica. Los labios eran simétricos, de un tono blanco que se volvía más rosado conforme se iba adentrando en su vagina. El clítoris parecía encajar como si fuese parte integral de la piel, no mostraba nada de excitación. Lo único que delataba a la rubia eran los movimientos de cadera que hacía y el olor que iba impregnando las fosas nasales de Hermione.

Con curiosidad, pegó su rostro a la almeja y comenzó a catarlo brevemente. Las lamidas fueron débiles y poco entusiastas pero consiguió que Daphne se quedase quieta y no la apretase más. Eso le permitió profundizar mucho más. Su lengua comenzó a expoliar aquella cripta mientras poco a poco su nariz rodaba sobre el clítoris y sus dedos comenzaban a tocar las piernas de la bruja. Deseaba levantarla la falda para que la egocéntrica rubia viese quien le estaba brindando verdadero placer.

Los gemidos de Daphne se volvieron más fuertes y sus manos comenzaron a apretar el rostro de Hermione contra su centro. La rubia gemía mientras compartía con Susan un magreo total. La pelirroja con envidia había decidido maltratar los pechos de la Slytherin. Ahora todo era un colapso para ella. Daphne agarró la melena de Hermione mientras usaba su otra mano para sostener a Susan contra sus mamas. Llegado el momento, se relajó y dejó fluir todo lo que contenía.

Hermione recibió en su rostro los primeros fluidos cristalinos con algo de alegría. Era un trabajo bien hecho, similar a cuando Ron descargaba en sus tetas. Sin embargo, decidió probarlos y ese fue su gran error. Cuando abrió la boca, más flujos salieron pero de repente, el olor cambió y Granger se dio cuenta demasiado tarde de lo que ocurría. La Slytherin estaba orinando sobre ella. Le dio repulsión pero ya lo había probado y estaba por todo su rostro.

Tras eso, Daphne se relajó y dijo—Hay que admitir que se esfuerza en ser la mejor aunque sea en vano—quitó las piernas y observó a Hermione desnuda y mojada. El olor era demasiado fuerte pero poco importaba.

Orgullosa dijo—Soy la mejor en todo…mejor que tú—obviando eso. Daphne murmuró—No estás en posición de creerte superior sangre sucia…

Susan amagó también al decir—Dejá esa tontería Daph…quiero ver lo buena que es—agarró a Hermione y la sujetó contra su coño. Dejó que el rostro de la bruja se apretase contra su coño pelirrojo. La bruja morena notó las diferencias claras y no supo cual prefería.

La rubia la dejaba a su royo, parecía disfrutar de la sumisión consciente. La dejaba trabajar como si esa simple obediencia ya bastase para verse superior. Susan en cambio la agarraba del pelo y la acercaba a su coño. Simplemente la apretaba contra él, era una dominación mucho más agresiva, algo que en secreto disfrutaba. Para desgracia de la pelirroja, su coño ya había sido expoliado y tenía más sensibilidad que el de Daphne. En pocos minutos derramó su semilla sobre el rostro de Hermione.

—Nada mal…si supiese parsel sería fantástico—vaticinó Susan—Harry por supuesto es mejor.

Daphne escuchó eso y dijo—¿Le habla parsel a tu coño? ¿Se imagina que es una cobra? —reía mientras observaba a Hermione llena de fluido—Bueno perra…empieza lo bueno. Diviértete…—una luz golpeó a Hermione. La bruja comenzó a moverse hasta que quedo atada a un escritorio.

—No podéis dejarme así—sentenció Hermione—Harry o Ron notaran mi ausencia.

Susan rio al murmurar—No lo notará… ¿A cuánto podemos cobrar este coño? ¿Diez galeones?

—Muy caro para una sangre sucia…—agarró su espalda y con su varita instruyó—Flagrate—la piel de la chica fue tallada dejando un mensaje con el rojo de su sangre—Dos galeones su coño…Suerte Granger la necesitarás—la rubia apuntó al cuerpo de la chica y a su rostro e hizo un encantamiento de no notarme. Un típico encantamiento que usaban las chicas y las veela para evitar llamar la atención. Así nadie se fijará en la chica a la que follaban. Dejó un bote encantado y ambas chicas se fueron del lugar.

—¿No deberíamos lubricarla? —pensó Susan. Daphne agarró su varita y dijo—Cierto. Glacius—una estalactita de hielo comenzó a crecer hacia dentro del coño. La rubia consiguió detenerla antes de que atravesase a la muchacha como un espeto. El hielo comenzó a derretirse pronto a la vez que Susan usaba una de las magias enseñadas por su tía.

—¿Qué te parece? —Daphne leyó el mensaje y sonrió—Una perra amante de los rabos. 2 galeones por una corrida. Bono hasta las dos de la madrugada…—rio y dijo—Mándalo a las cuatro casas incluso a Dumbledore. Hasta pronto Sangre sucia…—ambas chicas se marcharon riendo dejando a Hermione atada, dispuesta y asustada por lo que le esperaba. El mensaje fue transmitido por todo Hogwarts y en menos de veinte minutos, Hermione ya tenía una gran lista de hombres detrás.

Las dos chicas abandonaron a Hermione a su suerte, pero la morena al final del día acabaría agradecida de aquello. Sola y oculta en aquel lugar esperó a ver qué ocurría. Lo primero que sintió fue el frío que había en el castillo. Las túnicas pesadas le permitían ocultarlo pero ahora desnuda, lo sentía en su totalidad. Eso le duró poco ya que en apenas cinco minutos escuchó la voz de varios chicos. Quiso hablar para decirles que la liberaran pero ningún sonido escapó de sus labios.

—Dos galeones…—dijo uno de los chicos con desaire—Es caro pero merece la pena—Hermione escuchaba todo pero nadie podía notar que era ella o escucharla. Incluso las sogas impedían que se moviese ante lo que ocurría. Irónicamente, su ego se infló al oír eso. Por fin alguien que no era Ron la valoraba sexualmente y eso sin ver sus mayores atractivos.

Notó como un pene se metía en su entrepierna y comenzaba a embestirla torpemente. Hermione se dedicó a usar sus músculos para que ese rabo acabase lo antes posible. El chico agarró sus nalgas para impulsarse, a pesar de todo no fue tan malo. No eran empujes muy fuertes y su rabo era promedio. La excitación de la bruja comenzó a fluir con fuerza cuando oyó la voz del chico agotada.

—Es bastante buena…Ahí va tu leche—insertó todo lo que pudo el miembro y derramó sus fluidos dentro. Hermione orgullosa por aguantar esto sin gemir siquiera, sonrió con orgullo.

Otra voz más gruñona, sacó a Hermione de su ensoñación—Has sido muy blando Ernie…Lo necesita duro…acaso no hueles la peste a coño—dijo con odio el chico cuya voz reconoció. Era Smith. Un Huffelpluff idiota.

El chico la metió hasta el fondo y comenzó a dar empujes cortos, muy cortos. Hermione acostumbrada al sexo duro, el de meterla y sacarla entera en poco tiempo, no estaba gozando tanto de esto. A pesar de todo, el roce de otra polla hizo que su coño chorrease y ella gimió sin que nadie la escuchase. Smith fue más inteligente y palpó sus mamas, anonadado por tocar semejantes ubres dijo.

—¡Es una verdadera zorra! Seguro que es un encantamiento—sonaba desconfiado de la veracidad de sus mamas. Quiso mostrárselas en directo y que se las chupase pero recobró la conciencia y siguió gozando de ese mínimo roce hasta que su verga se llenó y el chico se corrió por toda su espalda—¿Tienes más? Quiero estrenar su culo—Hermione se estremeció ante eso. Su ano también estaba a la vista y para su desgracia era virgen. Para su suerte, ninguno de los dos llevaba más que unas monedas y no pudieron gozar más de ella.

En unas pocas horas, un desfile de chicos entró en la sala y gozó de su coño. Algunos se corrían en su espalda, otros en su coño que ya rezumaba más semen que fluidos femeninos. Algunos ni siquiera se la metían, procedían a pajeare o intentaban romper los encantamientos de Daphne y Susan. Nadie podía liberarla, pero poco le importaba ya. Su mente volaba entre nubes ácidas de lujuria y no le dejaba ver la realidad. Cualquiera que la viese, pensaría lo peor de ella. La chica "más" estudiosa e inteligente del castillo convertida en una vulgar zorra.

Tras mucho tiempo escuchó voces conocidas. Harry, Ron y Neville observaban lo que quedaba limpio de sus partes bajas. La mayoría de su piel había sido cubierta de semilla fresca o seca. A cualquier hombre le daría asco acercarse y tocarla, por lo que muchos se contentaban con simples pajas mientras su glande estaba metido dentro.

—¡Que zorrón! Una lástima que no sepamos quien es—increpó el pelirrojo.

—¿No estabas con Lavender? —dijo Neville. El pelirrojo le reprendió—¿Y tú con Abbot? Venga Nev es tú momento…lo tienes a huevo. Has visto que coñito tan abierto…Metéselo—Harry miró al pelirrojo y luego a Neville.

—Venga Nev no seas tímido…es un coñito gratis y bastante bonito—dirigió ese apelativo. El pelirrojo dijo—Si no estuviese manchado se lo comería entero…—una lástima que no podamos aprovecharnos de su cara. Lo mejor son las mamadas.

El tímido chico se armó de valor y sacó su miembro al aire. Ron lo miró y señaló—¿Te picó una avispa? —el chico se avergonzó de su polla pero Harry lo ignoró mientras miraba el rabo de Neville. Estaba más familiarizado con el de Ron que era gordo pero no demasiado largo. El del otro chico parecía ser un un atentico demoledor de coños, grueso más aun que el del pelirrojo y de longitud apreciable.

—No te avergüences Nev…seguro que a Hannah le encanta—Harry sospechaba que con esa polla podría incluso hacer gozar a Madame Maxime sin demasiado temor. Ron observó aquello y dijo—¿Quizás podríamos probarlo con Parkinson? Esa zorra se merece unos duros empujes.

El chico obvió lo dicho y se acercó a Hermione para meterle el rabo sin compasión. No había dudas, el coño de la bruja se iba ampliando poco a poco dejándole pasar. Ciertamente había tenido suficientes pollas como para que se acostumbrase a diferentes grosores. Una vez estuvo dentro de la bruja, observó el panorama y como esas paredes le apretaban deliciosamente su rabo. El chico no parecía gozar demasiado de la parte estática así que se puso manos a la obra. Su nueva forma física le permitió dar empujes sin mancharse las manos de semen. Hermione por otra parte recibía aquello con los ojos en blanco y la lengua fuera, deseosa de haber desvirgado a Neville años atrás. La chica derramó sus jugos repetidamente mientras Neville ni siquiera gemía. Solo estaba concentrado en la joven que penetraba.

Ron y Harry miraron aquello expectantes, pero Neville no se corría. Tuvo que darle más duro para luego derramar todo el semen posible dentro de aquella bruja. Hermione curiosamente no se sintió insultada por todo aquel deposito, era una forma de agradecimiento por parte del chico. Ella lo había ayudado hace tanto tiempo y ahora él le regalaba su leche fresca.

Neville sacó su rabo flácido, ya que no había tenido aguante ninguno. Ron decidió ocupar su lugar, dándole todo lo duro posible a aquel coño. No estaba tan apretado como de costumbre pero poco importaba. Tanto él primero como Harry después lo llenaron de semen. Luego de esto se largaron entre risas.

—Hay que ser puta para atarse ahí en medio—dijo Neville sin dudas.

—Ojalá fuese Parkinson…—dijo Ron.

—Estás obsesionado con esa puta…

—Bueno ya sabes qué hacer con Abbot solo controlate más o le harás un desgarro—pensó Harry—Y usa sus pechos y su boca…así será más completo.

Mientras los chicos se iban, un nuevo sujeto entró en la sala solo que nadie podía verlo. El director había recibido el mensaje y con clase decidió investigar que era. Esperaba a Malfoy deseoso de matarlo, si ese fuera el caso tendría que enviarlo a Azkaban. Para su suerte, lo que vio fue a una joven atada y llena de fluidos sexuales. Nada más verla supo que era Hermione Granger, como había acabado así, no lo sabía. Observó el estado mental, el temblor de sus mie Bros, su respiración jadeante e incluso la circunferencia en su vagina. Se habían estado divirtiendo con ella durante horas.

Observó a Hermione y con curiosidad estudió el diseño de hechizos que la mantenían a merced de todos los hombres. Con curiosidad, vio que el trabajo era impecable y lo suficientemente fuerte como para que durase por horas. Él podría romperlo fácilmente pero era innecesario. Terminaría por la madrugada y lo que estaba sucediendo le vendría bien a la actitud estirada de Granger. Observó la piel tallada de Hermione y con pesar masculló.

—Supongo que no hay solo uno queriendo matarme…Parece que la Señorita Greengrass es el plan B…esto—observó horrorizado la sangre coagulada producto de la maldición flagrante, esculpiendo en su piel un mensaje—parece obra de Bellatrix…Una sangre sucia marcada con un mensaje…un mensaje que nadie había quitado de su piel—esgrimió su varita y borró aquella marca tan vil.

—El viejo Dippet hubiese considerado esto una provocación y te hubiese violado en su despacho—conocía de antemano lo que solía hacer su predecesor con las jóvenes provocadoras. Él había elegido otro camino, en particular por sus sexualidad. Había dejado a los jóvenes hacer lo que quisieran siempre que no causasen daño. Miró ese culo que lo observaba sin tocar. Decidió complacerse por escasos minutos, su vejez no le daba la suficiente fuerza como para mantener una erección completa.

Con cuidado, metió su miembro en aquel culo. Abriéndolo con cuidado, la intrusión fue tan leve que la chica siquiera lo notó. Tras tenerlo entero, dentro embistió con delicadeza aquel lugar recóndito. Derramó su semilla y agotado, masculló—La juventud es increíble…si me hubiese cogido con treinta años menos…—se desapareció tan pronto como escuchó la engreída voz de Daphne Greengrass entrar en la sala.

La joven observó lo de dentro y anonadada, miró a Granger que permanecía sumisa, dormida y agotada. Susan limpió todos los restos de semen mientras que la rubia le dio un azote sonoro en las nalgas, despertándola.

—Buen trabajo Granger…si hubieses sido una sangre limpia tendrías más dinero que muchas familias mágicas—Susan sacó varios botes llenos de monedas de oro jactándose de lo que habían conseguido. Ambas liberaron a Granger de todos los hechizos posibles y luego le hicieron beber varios frascos de poción. Eso evitaría posibles embarazos. Justo cuando se iban a ir, Hermione notó algo extraño.

—Me duele un poco el trasero…

Daphne sonrió al decir—Supongo que alguna polla se habrá divertido con eso…—Susan estudio su agujero y dijo—Una polla pequeña y en poca cantidad…no parece en mal estado…Daphne haz los honores—la rubia sacó su varita y conjuro una dildo de hielo que se metió en su culo dejándolo taponado—Esto te ayudará con el dolor…se derretirá en poco tiempo.

Hermione estaba tan ida que olvidó todo cuando ambas brujas usaron en ella un conjuro desmemorizante. Luego Susan y Daphne sonriendo entre sí decidieron cargarla al dormitorio de la rubia. Ambas entraron a la sala tras el cuadro que Dumbledore le había cedido este año. La tumbaron en la cama y empezaron a usar encantamientos para limpiar todo su cuerpo del semen en él. Al cabo de varias horas, la joven estaba prístina.

—Dejala aquí…—dijo Susan—debería ir a mi cuarto o Hannah se extrañará.

Daphne en cambió la agarró del cuello y murmuró—¿No te gustaba tanto tener público? —la besó profundamente mientras le sacaba los pechos. Ambas chicas se unieron a la pasión mientras Hermione dormía profundamente a su lado. La morena se llevó lametones, mordiscos e incluso besos pero estaba tan inmersa que ni siquiera respondía a los ataques de ambas que cuando se aburrieron de sus propios cuerpos, comenzaron a follar a una indefensa y dormida morena.