Los días de Navidad pasaron en la Madriguera como si hubiese sido un suspiro. Harry dedicaba todo su tiempo a entrenar junto a los miembros de la Orden, tal y como estaba el panorama todos sospechaban que el enfrentamiento con el Señor Oscuro sería tarde o temprano. Además Harry sospechaba que Dumbledore no le salvaría la próxima vez, el anciano se debilitaba considerablemente y aun siendo un as, era un anciano en vías de extinción.
Ron y él habían decidido estudiar cada hechizo que el libro del Príncipe Mestizo tuviese. Eso era útil pero muy tedioso y para colmo no contaba con la aprobación de Ginny o Hermione. Ambas chicas detestaban lo que los chicos hacían.
Ambos estaban en ese momento hechizando gnomos de jardín. A ojos de cualquiera, parecían dos psicópatas maltratando a pobres criaturas sin raciocinio. El chico pelirrojo estaba cansado y simplemente murmuraba.
—No hay nada útil…Sería un genio en Pociones pero en maldiciones dejaba que desear—la mayoría de los encantamientos eran protectores o simples bromas de escuelas. Nada útil.
Harry apuntó a un árbol y dijo—Sectumsempra—la maldición golpeó el árbol quebrándolo en trocos—Simplemente una variante de Diffindo…nada más—obviaba el resultado en un cuerpo humano. Ron simplemente añadía—Con estas cosas no lograremos nada… ¿si robamos los libros de Grimmauld Place?
La biblioteca de la mansión Black contenía suficientes maldiciones letales como para formar un verdadero ejército. De hecho la fama de los Black no era inmerecida. Aquella familia entrenaba a sus vástagos desde pequeños en el uso de las Artes Oscuras. La línea entre lo ilegal y lo amoral estaba lejos para esa familia. Durante su quinto año, habían encontrado cientos de maldiciones letales pero no habían conseguido aplicarlas a nada en particular.
Lanzó una luz roja que provocó que el gnomo gritase de dolor al tiempo que sus ojos explotaban. Harry jadeó de horror mientras decía—No todos son tan inútiles al menos… ¿Tu familia no tiene libros?
—Los de ese imbécil de Lockhart…hechizos de chicas—instruyó el chico asqueado—¿Vendrán los demás en Navidad?
Harry sacudió la mirada y dijo—Tengo entendido que sí… ¿los gemelos y Bill vendrán? —Ron asintió, a lo que Harry dijo—Sirius vendrá con Bones supongo.
Los dos chicos siguieron practicando hasta que la luz del día desapareció de repente. Fueron llamados por la Señora Weasley y allí vieron que se había montado una media reunión de la Orden. Muchos miembros estaban ausentes e incluso su fundador no se encontraba en la sala. El lugar había sido ocupado por Amelia quien observaba a los presentes con una mezcla de pesar y dolor. La mujer intentaba controlar a Sirius quien pisoteaba el suelo con nerviosismo.
Se ajustó el monóculo y dijo tranquilamente—Me temo que las sospechas de ayer fueron verídicas…Las tumbas de James y Lily fueron asaltadas…no encontramos el cadáver de James. Y las sospechas de la Señorita Tonks—echó un vistazo a su ayudante—también son verídicas. Andrómeda Black parece haber vuelto al rebaño…—la metáfora hizo que todos se estremecieron—No sabemos qué magia fue capaz de lavarle el cerebro de tal manera.
Tonks habló diciendo—Destruí la imagen de James…se esfumó como si fuese un simple inferi…No creo que debamos de preocuparnos más por esa, quitando la carga emocional—dirigió la mirada Remus, que se mordía las uñas, a Sirius que simplemente movía las piernas o a Harry.
Sirius intervino diciendo—No. No—miró a Amelia y Tonks antes de decir—Conozco a Bella—la familiaridad heló la sangre de la mayoría de los presentes—El cuerpo de James sigue por ahí…
—Lo quemé hasta reducirlo a cenizas
—¡Soportó maldiciones capaces de romper paredes! ¡Un inferi no debería aguantar eso sin ser incapaz de moverse! —negó con la cabeza y dijo—El cuerpo de James sigue por ahí…
Harry recordó las clases de Snape. El profesor había insinuado que el Señor Oscuro disfrutaba de la tortura psicológica de sus víctimas. Quizás esto fuese solo una vulgar demostración de su poderío.
—No deberíamos exagerar…solo fue un intento de desmoralizarnos—instó Harry—Si el cuerpo de mi padre sigue por ahí…entonces lo encontraremos. Pero no quiero que hagas estupideces Sirius…
Todos sonrieron ante lo cuerdo que había sonado el mensaje. Tonks intentó acercarse a Remus pero el hombre lobo le dio la espalda de mala manera mirando al fuego de la chimenea. Mientras eso ocurría, Molly decoraba el árbol de Navidad y Sirius discutía con Amelia sobre su posible futuro fuera de Azkaban. Inmerso en charlas ociosas, Harry corrió a saludar a Susan una vez ella, llegó por red flu.
Mientras la abrazaba, escuchó un zumbido en las protecciones, así como la ausencia del típico dolor que sentía cuando se acercaba a ella últimamente. Faltaba algo en la apariencia de la tetona.
—¿El collar…?
La Huffelpluff instó razonadamente—Se lo devolví a Daphne ayer…yo no lo quería…además me hacía sentirme pesada—dijo con una sensación extraña.
Harry le dijo riendo—¿Te hace sentir gorda un simple collar? —todos sabían que no debían meterse con el peso de la chica. La pelirroja alardeó diciendo—¿Te parece que son muy gordas? ¿O esto? —situó primero sus pechos cerca de su rostro, para luego restregar su trasero contra el chico. Amelia corrió a saludarla para impedir que esos dos hiciesen más actos impropios de una dama cuando todos sintieron la caída de las protecciones alrededor de la Madriguera. Una capa de protección se había roto y ahora todos podían ver la luz azul neón cambiándose a rojiza mientras iba desmembrándose y destruyéndose.
Molly observó por la ventana aquello y nerviosa dijo—¿Esa fue la protección antimuggles? —Bill negó mientras levantaba su varita y lanzaba conjuros para describir el estado actual de las protecciones. Mientras el chico estudiaba todo, otro chisporroteó hizo que los adultos sacasen sus varitas y mirasen a todos lados.
Tonks en un alarde de gracia dijo—¡Nunca está Ojoloco cuando se le necesita! —la chica tenía razón, el exauror era capaz de mirar en todas direcciones y rastrear en segundos. Ahora no era tan sencillo. Dos barreras habían caído y no sabían que ocurría.
Un apurado Bill dijo—Pueden atacarnos…La barrera ha caído…No pueden atravesar nuestra barrera pero si disparar a través…
Molly susurró con pesar—Al menos dentro estamos seguros…—su alivio duró poco ya que pudieron escuchar la voz chillona de una mujer en el exterior. Una nube negra se alzó en el cielo, rodeando la Madriguera y prendiendo fuego a los pastos cercanos. El fuego se convirtió en una serpiente que se enredó en sí misma y comenzó a estrujar el área para quemar el tosco edificio.
—¡Yo mate a Sirius Black! —la risotada amplificada se escuchó por toda la casa. Tonks, Remus y los Weasley intentaban apagar la serpiente de fuego. Harry corrió fuera de la casa dispuesto a enfrentarla y hacerle pagar todas las bromas que la mujer elucubraba en cada enfrentamiento. Mientras el muchacho corría, pudo escuchar las frases apresuradas de los adultos regañándolo.
—¡Harry Noooo! —el grito de Remus no fue suficiente para evitar que el chico corriese y de un salto sobrepasase el fuego que irónicamente no parecía muy interesado en calcinar la debilitada casa de los Weasley. Permanecía estático a la espera y solamente se movía para evitar que alguien pasase. El hombre lobo y Tonks sacaron sus varitas para abrir un hueco entre las llamas y poder correr tras el chico que estaba entrando en el maizal que cubría la extensión entre los Lovegood y los Weasley.
Harry no escuchaba nada, corría tras la voz de la mujer y el sonido de sus pasos. Iba rápida para ser una mujer en tacones pero eso no le detendría. Se dio cuenta de su error cuando pudo escuchar más pasos entre el maíz. Estaban rodeándolo y no podía hacer nada. Todo esto era show. Destinado a causar esa impresión. Sacó su varita y recordando hechizos antiguos disparó chispas rojas al cielo.
Escuchó que algunos más habían cruzado las llamas y corrían hacia él. Esperó pacientemente hasta que escuchó una luz dirigirse a él. La esquivó y dijo—¡Muéstrate cobarde!
Una voz profunda se escuchó de nuevo, junto a un sonoro gruñido animal. Reconoció a la persona al instante, el hombre lobo más temido de la historia. Greyback estaba oculto entre los matojos y no podía verlo pero sí oírlo.
—Tiene agallas…—gruñó mientras dijo—Una lástima…la pelirroja será un buen bocado—se relamió los labios pero fue rápidamente acallado por un silbido proveniente de la casa. Alguien había logrado hacer algo y los mortífagos escapaban corriendo del lugar.
El chico sonrió mientras veía como múltiples sombras se desaparecían rápidamente. No sabía que lo había provocado pero se lo podía imaginar. Las llamas estaban siendo dispersadas hacia los campos. El fuego y un enjambre de hechizos en plane oscuridad, los estaban haciendo retroceder. Harry se tiró al suelo para esquivar los maleficios pero comprobó que había sido un gran error. En el suelo divisó unos tacones negros. Al levantar la cabeza supo de inmediato que estaba en problemas.
Bellatrix reía mientras observaba a Potter en el suelo—¿Siempre buscando la muerte Potter? ¡Igual que tú padre, supongo! —suspiró antes de lanzar un maleficio que Harry esquivó rodando por el suelo. Cubierto de barro intentó poner metros entre ellos. Rocas fueron lanzadas hacia el chico que las esquivó e incluso agarró alguna con sus reflejos de quidditch.
El ataque duró poco cuando desde la lejanía, se escuchó un trino que heló la sangre de Harry. El fénix de Dumbledore había venido en auxilio. Apagó las llamas aspirando el calor y luego se marchó. Ahora todos corrieron para socorrer a Harry. Bella suspiró al sentir que pronto tendría que marcharse.
—Nos volveremos a ver Potter…—antes de marcharse, levantó la varita y un gran destello recorrió el espacio hasta golpear la segunda planta de los Weasley. La Madriguera crujió ante el ataque pero permaneció en pie. Tras eso, se desapareció.
Remus agotado, llegó diciendo—¿Dónde está Greyback? —parecía sumamente alterado al haber escuchado los aullidos del hombre. Harry simplemente dijo—Se marchó rápidamente.
—Siempre tan cobarde—dijo el hombre con desprecio. Miró la casa de los Weasley y comprobó que el ataque había sido un desastre. No había bajas, ni tan siquiera un daño sustancial, solamente la casa parecía haber sufrido. Su estabilidad, que Harry especialmente siempre había dudado parecía haberse afectado más de lo normal.
Arthur llegó también agarrando su varita con firmeza—¿Algún problema? —Remus negó mientras le decía—No hay ninguna víctima… ¿venían a ver las defensas? No creo que pensaran que seríamos tan tontos como para tener la principal base sin proteger.
El hombre lobo se estremeció ante sus palabras—Debemos agradecerle a Dumbledore…ese ave. Sino hubiese sido por él, habríamos tardado más tiempo en intervenir…
Agradeció mentalmente a la magia de Dumbledore, tan atenta a todo lo que acontecía. Siempre había pensado que el director vigilaba la casa de sus tíos pero al parecer, tenía controlada también la Madriguera. Esperó hasta que el Señor Weasley añadió—Puede que no sea segura—miró su hogar que estaba algo calcinada y no parecía estable.
—¿Lo fue alguna vez? —murmuró Harry. Remus rio mientras el pelirrojo se ajustaba las gafas y decía—Sí, hijo. Hace tiempo éramos una familia semejante a los Malfoy en riquezas…la Madriguera brillaba en todas las lomas inglesas.
El chico sonrió internamente al pensar que todos recordaban tiempos antiguos de brillantez pero nadie estaba dispuesto a asumir su culpa en la caída de estos tiempos. Para él, estaba claro que los Weasley habían colaborado en su decadencia, al igual que Dumbledore había colaborado en la prematura caída de los seguidores de Voldemort.
Remus brillante como siempre dijo—Hasta que se casaron con una dama Black…Los Black demostraron ante el primer ministro de ese entonces que la familia Weasley carecía de valores y tuvieron que darles indemnizaciones millonarias por permitir un casamiento.
Arthur miró enfadado al hombre y dijo—Aun así tenemos dinero…Somos autosuficientes en casi todo—masculló, al saber que las túnicas de sus hijos estaban descoloridas.
Harry una vez más pensó que tener muchos hijos probablemente influenció la pobreza de los Weasley. Así como el punto radical promuggle que tenía. Él estaba de acuerdo en defender la igualdad de magos pero no planeaba fundir ambos mundos o que hubiese un respeto mutuo eterno. Sus tíos odiaban la magia, muchos muggles los odiarían…
Mientras los adultos admiraban la casa, se escuchó a Tonks hablar pausadamente—Creo que deberíais iros a otro sitio en lo que…Dumbledore y vosotros…—en referencia a los Weasley mayores de edad—lográis estabilizar eso que llamáis casa.
El Señor Weasley suspiró mientras marchaba a la casa para ver si algún elemento había cedido ante el choque. No sabían que hechizo había enviado la mortifaga por lo que no podían evaluar su impacto real. Madame Bones charlaba con una entristecida Molly dentro.
—Tranquila…Dumbledore se encargará de esto pronto…el Ministerio mismo os dará dinero para que la reparación sea rápida. Estarás celebrando la Navidad pronto, Molly…—la normalmente estoica hembra intentaba aparentar comprensión con su compañera.
Sirius por otro lado lanzaba puyas al aire, al ver cómo Bill restauraba las barreras caídas. Remus decidió ayudarlo en su tarea.
—Esas barreras no detendrán a Voldemort…—decía Sirius en voz alta. Todos sabían que era verdad pero al menos detendrían al grueso de sus tropas. Bill amagó diciendo—Bueno…será suficiente. Hasta que la casa no esté curada, será mejor no tocar más…Iré con Fleur…Mama.
Molly amagó con decir algo pero fue reprendida por su esposa. El Señor Weasley conocía de primera mano la animosidad existente entre nuera y yerna. Al igual que su hija, su esposa no soportaba a la veela francesa. De hecho Molly parecía haber acogido como sus hijas adoptivas a Susan y a Daphne. Siendo este caso debido al enfrentamiento puntual que había tenido con la veela.
—Pero esa…—recobró el tono más alegre y dijo—No deberíais veros antes de la boda…Luego vienen los accidentes, William.
Madame Bones tragó saliva, mientras Sirius añadía—Este lugar está lleno de accidentes, ¿verdad? —los gemelos rieron con él, mientras Harry observaba a Ron y Hermione apenados—¡Venga Hombre alegría! Podéis ir a Grimmauld Place hasta que todo acabe…
Arthur aceptó mientras le decía a todos los de su apellido—Todos vendréis conmigo para las reparaciones…para el día de Año Nuevo debe de estar acabado—todos aceptaron, incluida Ginny, Hermione y Harry. Tras eso, todos fueron encaminándose a la chimenea, para trasladarse a la casa de los Black.
Al llegar allí, Ron sospechoso indicó—¿Kreacher? ¿Dónde está el elfo?
Sirius con retardo, espetó—Viene y va entre Hogwarts y la casa. Le tenemos prohibido comunicarse con alguien que no sea de la Orden y salir de esos lugares. A veces trabaja en las cocinas donde dos elfos le vigilan—miró a Harry—y últimamente parece que disfruta sirviendo a vuestra amiguita…—todos sabían que se refería a Greengrass.
—También debía de ser dueña de esclavos—vaticinó Hermione con claro disgusto por la rubia.
Harry la ignoró diciendo—¿La sirve? ¿Sin ser su maestra?
—En realidad…Kreacher se piensa que es Narcissa Malfoy cuando joven…responde ante ella como si fuese la Señorita Cissy a veces…Resulta extraño—agregó Madame Bones—pero es funcional. Limpia un poco. Solo tengo que controlar que este ceporro no lo maté…
Todos observaron cómo Sirius entrecerraba los ojos y añadió—Debía haber dejado que Bella aprendiese el Cruciatus con él…—todos lo miraron sin saber si era broma o no. Se justificó diciendo—Solo tenía ocho años…fue sin maldad…
Mientras tanto, los adultos se quedaron en las cocinas discutiendo sobre lo ocurrido. Parecían querer llamar a Dumbledore, pero el director no pensaba acudir a sus llamados. La única que ofrecía un punto de vista sensato era Amelia pero claramente era ignorada por todos en la sala. Tras varios minutos, Harry decidió marcharse escaleras arriba al que un día fue su dormitorio.
Allí encontró algo que le heló la sangre. El mismo zumbido que años atrás había oído en las paredes del castillo, un dolor de cicatriz junto a un pequeño estímulo en parsel. Todo eso emanaba del cuarto y en poco tiempo vio que se trataba de Daphne durmiendo mientras sujetaba su preciado collar. Estuvo tentado de cogerlo para él, pero retrocedió e imitando el tono de voz de Umbridge dijo.
—No deberías estar aquí…Es nuestro cuarto—fue la frase que hizo que la rubia abriese un ojo y despectivamente le respondió—Pregunté al carcelero de la barba…Yo no quiero estar aquí…
Entendió que al igual que Sirius, la joven aborrecía la casa en su totalidad. Estaba encerrada en vacaciones y ahora también encerrada en el castillo. Por seguridad, Dumbledore la tenía en un lugar apartado de toda su casa y la chica había llegado a desconfiar de todos excepto de él y en parte de Susan. Lo único que tenía era ese collar y se abrazaba a él como si fuese un ser vivo.
—Ha llegado tu mejor amiga…—le informó lentamente mientras se sentaba en la que había sido su cama. Daphne simplemente lo miró y preguntó—¿Vuestro cuarto? —ignoró el comentario del chico, a lo que Harry señaló la decoración y el nombre en la placa de la puerta.
La rubia se levantó del asiento y dijo—Ahora es mío…—no hubo discusión ahí, pero Harry intentó convencerla de que no hiciese eso—Ron ronca mucho…
—Que duerma con Granger o con Weasley…—no había tono de discusión en su voz—Aquí solo tiene permitido dormir Bones y en caso de que lleves un cinturón de castidad, tú también.
Bromeando—¿No sabía que eras lesbiana?
—Si fuese lesbiana…me habrían desheredado o probablemente drogado y preñado a traición…O podría haber hecho algo interesante con la veela…—vio que Harry se sonrojaba ante eso—¿Te gustaría verlo? ¿Debo proponerle a Bones un espectáculo para tus pajas?
Irritado por ver que la bruja lo superaba en cada intercambio verbal, le dijo—¿Qué te traes con Susan? ¿De hechizaros a ser amigas…pasa más tiempo contigo que con Abbot o Jones?
—Exagerado—le dijo la rubia—Bones es como yo…simplemente—era un respuesta seca y tajante—¿Por qué no vienes aquí? —señaló la cama, pero Harry se contuvo. Si bien guardaba sentimientos sexuales sobre la chica, sabía qué hacerlo en la casa rodeado de seres queridos y de la familia de su novia era un suicidio. Se sentó en la cama y esperó hasta que Daphne le tendió la mano con la que sujetaba el collar. Ambos hicieron contacto brevemente y Harry sintió un verdadero escalofrío.
Sus emociones comenzaron a implosionar mientras observaba el rostro inmaculado de la chica Slytherin. Ahora mismo solo deseaba una cosa, y esa cosa no estaba en la oferta. Su miembro comenzó a crecer ante la llegada de sangre caliente. Harry se vio tentado a simplemente tomarla en esa cama, tal y como tiempo atrás había tomado a Ginny. Dos vírgenes de diferentes colores. Ciertamente era poético. Esperó pacientemente mientras su respiración jadeaba y su pene ya empezaba a apuntar hacia la bruja que lo ignoraba bastante bien.
Daphne se peinó con la mano y dijo—¿Cómo crees que será tu vida cuando esto acabe?
Bromeando dijo—Pues moriré…—la bruja lo reprendió pero este se excusó diciendo—Todos moriremos algún día, Daphne…Ya en serio…pues bueno supongo que asumiré el control de todo mi patrimonio, me casaré, tendré hijos…y trabajaré en algo…En realidad no lo necesitó pero quiero ser útil. ¿Sorprendida?
Recatada se lamió los labios—Para nada. Pensé que irías al quidditch como tantos idiotas…
—Me gusta volar…—le advirtió—Pero no quiero estar más tiempo del necesario en la enfermería ni rodeado de más fans…
La bruja sonrió al ver que aunque ella había apartado la mano, Harry aún seguía sujetando el collar. Lo que sea que hiciese le estaba afectando en vista de cómo sus emociones tomaban el control. Daphne había vivido eso mismo hace tiempo y sabía lo que provocaba. Decidida a echar más leña al fuego, vaticinó.
—Sabes—captó la atención del mago—Yo también me he preguntado mucho últimamente porque está ocurriendo todo esto…Llevamos más de un siglo de guerra casi continua…Necesitamos una sociedad fuerte, estable, anterior a la irrupción de los hijos de muggles despóticos como…
—Hermione—intervino Harry a sabiendas de que aunque su amiga tenía buenas ideas de igualdad muggle, estas no serían aplicadas en un mundo donde los esclavos querían servir a los amos.
—Sí. Y para eso necesitamos a un líder fuerte…más que el Wizengamot. Una persona que lideré a la sociedad hacia su estado pleno. Que no insulte las viejas tradiciones ni discrimine abiertamente a los nacidos de muggles. Una sociedad homogénea basada en el respeto, la tolerancia…
—Y el poder—finiquitó Harry sabiendo que la idea de Daphne era una utopía. Si la sociedad se basase en los designios de un líder al que todos respetaran, estarían basándose en una especie de teocracia. No diferente a lo que Voldemort pensaba implantar. A pesar de todo, simpatizaba con lo que la rubia pensaba. Claramente necesitaban paz y no se conseguiría con una guerra civil de derrotados y vencidos.
Continuó a pesar de sus interrupciones constantes—Dumbledore…el vencedor de Grindelwand. La persona viva con más conocimiento mágico, la luz que debía guiar al mundo. Acabó convirtiéndose en un defensor de los muggle y echando por tierra a las antiguas familias. La influencia de estas se vio empañada cuando el director comenzó a meter en el Wizengamot a aliados suyos como Elphias Doge. Nadie confiaría en alguien que desdeña a la otra mitad de la población, a la que tiene la riqueza.
Harry añadió—Dumbledore es un gran mago pero se equivoca en muchas cosas. Solo es un anciano demente—esas palabras no salieron de su boca pero realmente sentía que era una descripción adecuada. El collar comenzaba a interactuar con su mente—Como bien dices…no se puede apartar a la mitad de la población. Hay que llegar a un pacto por así decirlo.
Sonriendo dijo—¿Un pacto? Un pacto estaría bien pero qué tal si somos más ambiciosos…un ejemplo a seguir. Un ideal de perfección, un canon. Eso serviría más. Y que mejor canon que el niño que vivió—sonrió haciéndole saber a Harry cuál sería su destino real tras la guerra. Él apretó los puños mientras decía con claro enfado.
—¡Yo no seré el conejillo de indias del Wizengamot, Daphne! —con enfado murmuró—Me cansé de ser el elegido por más tiempo…si realmente quieren que lideré el mundo entonces tendrá que ofrecerme algo.
Daphne animó eso con ojos soñadores al murmurar—Director de Hogwarts…eso te pondría más allá de lo que Dumbledore consiguió nunca. Tú de director y Bones como Ministra de Magia…Ambos podrán liderar Gran Bretaña como quieran…
—Sí—era un pensamiento claramente obsesivo pero se comenzó a grabar en su cráneo. Dominar el mundo mágico sin la necesidad de la fuerza, usar su fama, poder y oro de igual manera que Lucius Malfoy lo había hecho años atrás. Ciertamente no estaba en contra de eso.
—Cuando domines el mundo mágico podrás tener todo lo que quieras…—indicó la bruja, pero rectificó al darse cuenta de que Harry como cualquier persona con pérdidas tan solo deseaba recobrar a sus padres—Podrás tener cualquier mujer que quieras…Todas se someterán ante ti Harry…incluida yo—eso heló la sangre al mago pero se contuvo mientras tragando saliva le preguntó—¿Qué propones?
La rubia se encogió de hombros mientras murmuraba—Podemos contar a Susie como esposa fiel y en posición de poder—comenzó a enumerar a sus posibles chochos—Supongo que Lovegood y Weaslette estarán más que dispuestas de aliviar tu presión testicular. Llegado el momento tendrás que silenciar a Granger ya que poner muchos problemas a todo…sería una buena mascota para tu familia. Podría ser un lindo perrito. Como vencedor de la guerra no solo obtendrás la mayor parte de las riquezas de los derrotados, también podrás abusar de las hembras…—comenzó a enumerar—Malfoy, los Carrow, Parkinson…incluso Millicent si eres de esos…—Harry negó abiertamente—Mi hermana o Tracey…todas las hembras Slytherin se arrodillarán ante ti, Harry…pero no es eso lo que buscas, ¿verdad? Te gustá lo prohibido…—pensó por un momento al decir—¿Por qué no completar la colección? Ya tendrías a Weasley y Granger…las otras caerían eventualmente o tal vez sus pequeñas hijas—se lamió los labios con fruición. Al parecer esos pensamientos también conseguían hacerla hervir—Podrás dejarme a la hija de la veela o a la de Granger. Pagaría porque me comiesen el coño—Harry asintió mientras la bruja seguía diciendo cosas—La veela probablemente caerá sin pelear mucho, Susan me ha dicho el fantástico tamaño de ese falo. Dudó que a una zorra como esa le cueste resistirse…Luego están las cazadoras. En vista de cómo Ginny alardea de vuestros encuentros en las duchas supongo que ya te las has follado varias veces. Las negras suelen tener culos listos para una buena cabalgada—pensó ella misma—¿Quién queda? Ah sí, el premio gordo—vio que Harry miraba con algo de pesar pero ella le quitó esa mirada—No te pongas así…ya te la follaste una vez. Podrás someterla de nuevo…las brujas envejecen más lento que las humanas normales. Luego ya de profesor tomaras a todas las alumnas rebeldes y a las profesoras…Sinistra y Vector tienen una buen culo—alabó la bruja sonriendo.
Caliente como nunca, dijo—¿Y para finalizar, tú? —riendo, Daphne dijo—¿Dejar lo mejor para el final? ¿Tan guapa soy? No, Harry no…yo me merezco un buen premio y castigo…Pero primero debes de convencer a Bones…suele ser amigable pero quizás compartir cama sea demasiado…Convencela…hazla tuya.
Harry se levantó de la cama esgrimiendo una gran erección y sujetando el collar. Se lo puso del cuello, algo que heló la mirada de Daphne. Luego con animosidad vaticinó—Volveré con Susan a mis pies, Daph…—parecía decidido y en su mirada había algo de locura y odio.
La rubia intentó advertir al decir—Deja mi collar…
—O el collar o tu virginidad…—Daphne se quedó perpleja al ver cómo abandonaba la habitación con aquella cosa maligna colgada del cuello. No sabía su verdadero naturaleza pero estaba claro que influía diferente sobre las personas. Era difícil resistir su magia y la rubia no estaba segura de si alguien podría derrotar a Harry y arrebatarle el collar sin que sufriese daños. Con esperanza, pensó—Espero que Susan tenga ganas de follar…
