Sumario: "Ackerman es peligroso. No hay que atravesarse en su camino" es lo que por lo bajo murmuraban todos en el instituto. Y Moblit estaba seguro que todos pensaban así, incluso ella.


Lo que nunca empezó

Capítulo 02: Levi

La primera ocasión en que Levi fue consciente del mundo fue cuando una mancha castaña lo golpeó. Tenía alrededor de cuatro años.

Miró con claro enojo volviéndose a la patosa niña que había llevado la amiga de su mamá.

—¡Qué lindos!— escuchó a su madre chillar. —Deseo que se lleven bien.

—Si lo hacen, quizá con los años nos volvamos una verdadera familia.

Aquello incomodó a Levi. ¿Acaso iban a regalarlo a esa señora escandalosa?

—No quiero.— sentenció él con un puchero, propio de su edad. Esas dos palabras provocaron que los castaños ojos se llenaran de lágrimas que rodaron por sus redondas mejillas mientras pegaba un grito de dolor.

Años después Hanji admitió recordar aquel inocente recuerdo mientras se reía y nerviosamente miraba al piso, pareciendo pensar algo más que se negaba a compartir con él.

Su madre le alentaba a que se llevara bien con Hanji y Levi a regañadientes lo hacía, porque no quería decepcionarla. Incluso su tío Kenny lo empujaba para que fuera amable con la muchacha escandalosa e hiperactiva.

—En nuestro círculo social las verdaderas amistades son escasas... y Zöe-san es una de las pocas que aprecio.— incluso para que Kenny tratara con honorífico a la mujer, le hacía entender a Levi cuán certeras eran sus palabras. —Debes aprender que te seguirán por tu estatus económico antes de ver por tu bienestar.

Levi chasqueaba los dientes fastidiado.

Sí había logrado detectar a adultos así, que alagaban a Hanji y su inteligencia, buscando que sea amiga de sus hijos, y en cuanto ella desaparecía del rango de visión, la tildaban de loca y ser una gran carga para "enderezar"

No entendía del todo lo que aquellas personas querían decir pero el tono despectivo con el cual hablaban le daba a entender que no era bonito. Así que tuvo que proteger a Hanji de aquellas indeseables personas antes que fuera demasiado tarde.

—No te sientas obligado.— solía decirle ella cuando Levi se la llevaba, tomándola del brazo y arrastrándola como si fuera una muñeca de trapo. —No creas que caeré fácilmente en sus palabras melosas. Siempre le pregunto a mi madre por las personas que nos rodean. Y hasta ahora solo me dice que los Ackerman valen la pena.

Levi asentía en silencio. Era obvio para él que Hanji heredó la inteligencia de parte de su madre. No recordaba al padre de ella, al igual que no recordaba al propio. Al parecer ambos habían fallecido cuando ellos no tenían conciencia del mundo.

En aquella infantil época Levi siempre había visto a Hanji como una persona muy confiada, amigable y sonriente. Era como una especie de mejor amigo pero en versión mujer, y no se dio cuenta en qué momento dejó de desagradarle su hiperactividad y solo se mantenía siempre vigilante, para que nadie le hiciera daño.

Pero no siempre pudo protegerla. Reiss Frieda, una vanidosa contemporánea a ellos, la había invitado a una fiesta de té. Y Hanji, con cero conocimientos de cómo debe comportarse una "señorita de sociedad", fue objeto de burla al haber ido con un cómodo pantalón negro con botas y chaqueta de cuero a juego.

Levi había tomado la moto de Kenny y la fue a buscar en la dichosa fiesta. Las burlas se volvieron nulas al ver al heredero Ackerman yendo a buscarla. Hanji se subió a la moto sin pensarlo dos veces, se colocó el casco y se aferró a la espalda de Levi, escondiendo el rostro con ganas de llorar por vergüenza.

Ya apartados de la mansión de los Reiss, Hanji se preocupó por Levi y si acaso Kenny lo castigaría por tomar la moto sin su permiso.

—Si no quería que la tomara, no debió enseñarme a manejarla.— respondió él con simpleza, encogiéndose de hombros. Notó la mirada rojiza en los ojos castaños de ella, imaginando que en el trayecto soltó toda su frustración y vergüenza. No le gustaba verla así, derrotada y decepcionada. Pero al menos se juró estar ahí para ella, siempre. —Ya no te aflijas por esas pendejas... Están celosas de ti.

Hanji rió irónicamente.

—No tengo nada envidiable.— replicó ella. —Solo la fortuna de mi madre. Y aún así soy la de menos capital económico entre nuestros conocidos.

Aquello cabreó a Levi y la tomó con brusquedad de la coleta.

—No me salgas con esas mierdas.— le reprochó él. —Tú no eres moneda de intercambio, y mucho menos estás por debajo de esas cabezas huecas.

Levi estaba tentado de contarle a Kenny de lo sucedido, para que su tío hablara con Uri quien se encargaría de su insolente y estúpida de su sobrina. Pero esa satisfacción sería momentánea. Y necesitaba algo a largo plazo para proteger a Hanji.

No supo cuánto tiempo estuvo sosteniendo a Hanji contra él hasta que notó la mirada sorprendida de Hanji.

—Tienes unos hermosos ojos azul gris.— dijo ella de la nada.

Y ya que estaban en modo random, Levi aprovechó la cercanía para atraerla hacia él y besarla torpemente en los labios.

Como todos los adolescentes inexpertos en la vida, Levi y Hanji no hablaron de aquel día, pero algo había florecido en la relación de ambos. Levi pasaba noches de insomnio pensando cómo llamar a esa nueva etapa, por lo cual aparecía con una expresión de hastío ante las pocas horas de sueño, pero bastaba ver a Hanji sonriente, más confiada, volviendo a ser la hiperactiva muchacha que lo atrajo, y siempre se decía que en otro momento hablarían sobre su situación.

Hasta que en segundo año escolar fueron de viaje al bosque para una maldita reunión de integración estudiantil.

Genial, pensaba con ironía Levi. Rodearse de idiotas y aguantarlos por cuarenta y ocho horas largas y eternas.

Frieda seguía con su estupidez de querer hacer ver ridícula a Hanji, obviamente envidiando la fuerza magnética de la castaña con los nuevos estudiantes. Incluso quiso hacerla blanco de burlas cuando Hanji se presentó con pantalones y una camisa holgada para bañarse en la cascada, mientras las chicas iban en sus bikinis.

Hanji trató de no darle importancia, se metió a pescar con los demás, atrapó la mayor cantidad de peces aunque no fue el de mayor tamaño, ese mérito se lo llevó Mike quien se lo obsequió a Nanaba.

Ya después, Hanji quiso quedarse nadando más, diciendo que disfrutaba la naturaleza. Smith Erwin, el profesor a cargo, se lo permitió solo porque Levi le dijo que estaría pendiente que no se ahogara.

Aquello, en pubertos calenturientos era una clara invitación a andarse besuqueando, viviendo una especie de amor prohibido.

Pero no era la situación, menos con Hanji estornudando, la mucosidad saliendo de sus narices.

No. Nada atractivo.

Levi soltó un chasquillo de fastidio mientras buscaba en su bolsillo un pañuelo y se lo lanzaba en la cabeza.

—Mocosa.— le reprochó mientras Hanji tomaba el pañuelo y se limpiaba.

—Esa es Mikasa.— observó Hanji, refiriéndose a la prima pequeña de Levi.

—Tsk... te comportas igual o peor que ella.

Hanji volvió a sumergirse en el agua, luego salió a la superficie, notando que Levi no le despegaba la mirada.

—No tienes que quedarte aquí.— dijo ella, con voz apagada. —No te obligues...

—Nadie me obliga una mierda.— le interrumpió Levi. Odiaba cuando ella se apagaba, emocionalmente hablando. Se lanzó al agua y nadó hasta llegar a ella. Él sintió que Hanji se sintió tentada a escapar, pero en el fondo ella sabía que con él jamás podría. Si, Hanji en ocasiones demuestra su alta inteligencia. —¿Qué te sucede?— le preguntó, una vez que estuvo frente a ella.

Levi notó cómo Hanji lo observaba, abriendo la boca algunas veces, pero pareciendo no poder decirlo con claridad.

Demonios.

Odiaba presionarla.

Pero en ocasiones Levi siente que Hanji se puede escapar de sus manos como si fuera agua y aquella sensación de perderla no le gustaba ni una pizca.

Hanji bajó la mirada, al parecer viéndose a sí misma unos instantes.

—...Tú no...— murmuró ella por lo bajo, tan despacio que solo porque Levi estaba cerca pudo escucharla.

Su voz se apagó.

—...yo no... ¿Qué?— la presionó un poco.

Levantó el rostro de la castaña usando sus dos manos, deseando borrar la expresión de tristeza que veía en su rostro.

Hanji parecía feliz cuando él la besaba, así que se sintió tan natural para él acercarla a su rostro para besarla. Sus labios reconociendo los de ella con más familiaridad. Con una extraña sensación de experimentar más, Levi la hizo abrir la boca y deslizó su lengua dentro de la de ella, logrando que se estremeciera en sus brazos.

—Eso me gustó mucho.— dijo ella, con los ojos vidriosos y oscurecidos. Deslizó las manos por los brazos de ella y sintió cómo se le erizó la piel, así que volvió a besarla con intensidad mientras la aferraba contra sí. Ella se cohibió.

—¿Qué pasa?— preguntó Levi, sintiendo su propia voz ronca.

—Mis pechos... son tan pequeños.— dijo ella, encogiéndose entre sus brazos.

Levi empezó un camino de besos desde el rostro y bajando por el cuello de ella, mientras las manos se deslizaban por los brazos, hasta el vientre.

Su mente, nublada por las expresiones que veía en ella, grababa a detalle cada acción que parecía agradarle. Subir las manos por el vientre hasta sentir el borde del top deportivo la hizo suspirar. Parecía que la presionaba demasiado porque le dio la impresión que sus pechos crecieron cuando levantó el top aunque la camisa holgada seguía cubriéndola de miradas de curiosos. Sintió los brazos de Hanji apoyarse en él para evitar caer en el agua. Si alguien los pillaba creía que eran dos adolescentes dándose besos en el agua.

Hanji usó una de sus piernas para rodear a Levi, haciendo que sus partes íntimas chocaran. Levi la vio sonrojarse más y aquello lo fascinó. Él imaginó que ella tampoco estaba con la cordura al momento de deslizar una mano por su endurecido falo, acariciándolo por encima de la ropa.

—¿Está bien?— preguntó Levi, sintiendo su propia voz más espesa.

Hanji asintió aunque el labio inferior le temblaba. Levi sintió entre sus dedos cómo los pezones se endurecían bajo su toque y no sabía sí era por frío o excitación. Volvió a besarla, para acallar cualquier sonido.

Continuaron en aquellas caricias cada vez menos inocentes y más osadas, pareciendo anhelar descubrir en aquellos temblorosos toqueteos lo que les encantaba. Los instintos, primitivos y curiosos, iban haciendo que descubrieran el placer, como Levi deslizando entre las piernas de ella su endurecido pene.

Un anhelo lo invadió, pronto no sintiéndose tan satisfecho con aquellos movimientos. Sentía a Hanji también frustrada, mordiendo su boca entre cada beso. No eran ignorantes sobre la sexualidad, pero solo tenían conocimiento teórico, nada los hubiera preparado para esa mezcla de sensaciones contradictorias, anhelos, ansiedad, frustración, satisfacción.

Levi iba a preguntar si Hanji quería ir hasta el final cuando sintió cómo ella misma lo guió hacia su interior. Sus bocas se separaron, observando cómo ella tomó una bocanada de aire. Levi hubiera deseado pensar que se preocupó por ella, por si acaso le estaba haciendo daño, pero sus pensamientos terminaron por envolverse en una luz de placer y opresión. Era una jodida sensación que le bloqueó todo, concentrándose en el apretado interior de la fémina. Ni siquiera fue tan consciente de los dientes de Hanji aferrándose a su hombro, las uñas de ella, pequeñas y sin pizca de maquillaje, deslizándose por la blanca piel de su espalda. Quizá mañana le ardería, ahora le importaba un carajo.

Deslizó su boca por la piel de Hanji, bajando la camisa de ella por el inicio de sus pechos, dejando un chupete ahí mismo, para que ella lo viera en lo posterior y recuerde este momento.

Ante la inexperiencia y el cúmulo de sensaciones descubiertas aquellas embestidas de caderas no dudaron mucho pero los marcó de por vida.

Después de que terminara, Levi se encargó de acomodar las ropas de Hanji y deslizó una mano por el rostro sonrojado de ella.

—Muchas gracias.— le murmuró él, provocando que las mejillas de Hanji enrojecieran más.

—La siguiente ocasión... será mejor.— dijo ella con inusual timidez.

Y ella no se equivocó. En la siguiente ocasión, en la habitación de ella, pudieron experimentar más aún aquel placer físico que sus cuerpos provocaban. Descubrieron que sus cuerpos se volvían sudorosos y calientes, que las mantas quedaban empapadas de fluidos espesos (imposible hacerlo pasar como agua derramada) y que el aroma de Hanji se quedaba impregnado en su piel, haciéndolo sonreír en inesperados momentos.

Conforme iban aumentando los encuentros todo se volvía más placentero, dejando hermosos recuerdos.

Y así fue como Levi bajó la guardia.

Kenny lo descubrió sonriendo viendo una foto de Hanji en su celular y descaradamente le preguntó si aprendió a hacerse una paja dedicándosela a la hija de Zöe. Irritado por haberle arruinado el momento, Levi respondió mordazmente que no necesita las pajas cuando la tiene a ella...

Se mordió la lengua, pero ya había dicho demasiado.

Kenny soltó alrededor de cien maldiciones en menos de un minuto. Y quiso darle "la plática" Levi se negó de inmediato.

—¡Carajo! Estoy tratando que no tengas consecuencias...

Levi clavó sus ojos azul gris en la pared de su habitación.

—La primera vez conseguimos la pastilla del día después en la farmacéutica Zöe. Le dije al médico que necesitaba la fórmula para una tarea de química.— dijo el menor sintiendo el rostro tibio. —En las otras ocasiones he usado condón.

Kenny soltó aire entre los dientes. Levi fue consciente que hablaba de los encuentros de manera plural.

—Eres solo un adolescente...— dijo con recelo Kenny. —No es una decisión que debas tomar ahora... pero...¿planeas quedarte con ella?

Levi le miró extrañado. No estuviera haciendo todo lo que hace con Hanji si no sintiera un profundo afecto por ella.

—Claro que sí. Me casaré con ella.

Kenny rió irónicamente.

—Si Zöe-san y Kuchel hubieran estado de casamenteras, seguro que no les hubiera salido tan perfecto.— soltó con sorna. En el fondo se sentia orgulloso que su sobrino haya confiado un poco en él sus pensamientos. —Entonces haz que ella también desee casarse contigo.

.

.

.


.

.

.

Que ella deseara casarse con él.

Parecía más sencillo decirlo que hacerlo.

Hanji en apariencia era transparente y muy extrovertida. Conociéndola más a profundidad uno descubría que era una forma de camuflar sus verdaderos sentimientos.

Y Levi no sabía qué era lo que exactamente ella quería. Pero al mismo tiempo tampoco deseaba presionarla a etiquetar su relación.

La quiere tal como es, libre, desinhibida, ocurrente... Demonios, para él Hanji era la perfección hecha mujer. Y no, no se cegaba en sus sentimientos. También sabía que Hanji era perfectamente capaz de poner el bienestar de otros por encima de los de ella.

Y es lo que Levi temía.

Que Hanji aceptara sus atenciones por no hacerlo sentir mal.

Maldita sea.

Hubiera deseado tener esos conflictos en unos cinco años más, cuando pudiera huir de ella si descubría que solo él estaba enamorado. Puesto que obligarla... Ni siquiera quería pensar en esa posibilidad.

Si acaso ella no lo quería en su futuro, al menos Levi deseaba ser el hombre que le enseñó a disfrutar de su sexualidad sin restricciones y que no esperara menos del maldito afortunado que estuviera destinado a ser su compañero de vida.

Mierda.

A este paso iba a acostumbrarse a dormir poco o nada.

Pero se negaba a conciliar el sueño teniéndola junto a él, durmiendo en un futón cercano, pudiendo admirar su rostro descansando.

.

.

.


.

.

.

En el baile de fin de año Levi obviamente fue con Hanji. Habían logrado hacer más amistad con Nanaba y Mike, unos adolescentes que confesaron estarse conociendo porque sus padres consideraron entre sus familias un matrimonio concertado.

Al inicio se habían extrañado por aquello, pero Nanaba les indicó que ninguno en la familia los estaba obligando, solo crecían juntos y quien sabe, si el afecto crecía también.

—Después de todo... muchos están como pirañas queriendo devorarnos y de mala manera. Más aún, obligados por sus padres.— agregó ella, tomando del jugo de naranja sin licor. Luego, de manera imprudente, según Levi, Nanaba preguntó descaradamente sobre las relaciones que él planeaba tener. —Todos saben que Frieda quiere contigo. Quizá presionada por su padre. Quiere romper la sociedad de Kenny con Uri, así que debes tener cuidado.

Levi arqueó una ceja. Al parecer todos sabían de ese interés, menos él.

—No creo que Frieda esté siendo obligada.— comentó Hanji con voz tensa. —Ella está más que dispuesta a ser carne de sacrificio.

Lo último lo dijo con clara sorna y amargura.

—¿Y mi opinión acaso no cuenta?— recriminó Levi, enojado por la perspectiva de unirse con una chica tan soberbia. Kenny sabe lo que él siente y jamás le insinuó o incentivó algún acercamiento con la sobrina de Uri.

Hanji enmudeció ante aquello. Fue demasiado transparente para Levi logrando entender que ella no había considerado que él no deseara aquella unión.

—Pero ella es tan... señorita.— murmuró, un poco apenada.

Levi se encogió de hombros, sin importarle lo que sucediera o pasara con Frieda. Pero al menos aquella conversación, que al principio le había parecido absurda, parecía haber abierto una brecha hacia las emociones de Hanji.

¿Acaso se sentía intimidada por esa cabeza hueca?

Tsk.

Hanji vale millones de veces más que Frieda.

Y hablando de la susodicha, la misma desfilaba como pavo real por la pista de baile, al parecer buscando a alguien con la mirada, con un vestido demasiado ajustado y un escote inevitable de pasar por alto debido a lo profundo que era. Frieda había ignorado el regaño de una profesora que le había pedido que mínimo se pusiera un chal para disimular un poco.

Levi no le prestó mayor atención mientras se acercaba al oído de Hanji para decirle que, en cuanto pudieran, salieran del baile porque tenían que hablar.

La vio parpadear continuamente, como si evitara las lágrimas. ¿Será que ella no quiere verse en la tensa situación de negar sus atenciones? Levi volvió a chasquear la lengua.

Aprovecharon la situación cuando Frieda llamó la atención, pero no de la manera que ella hubiera deseado, pues tropezó con el borde de su largo vestido haciendo que su escote brincara e hiciera caer dos almohadillas color piel. Levi no quiso ser testigo de la burla que Frieda misma había provocado contra sí misma. Aprovechó aquella fuerte distracción y se llevó a Hanji de la fiesta.

Llegaron al poco a la mansión de ella, buscaron el jardín y se sentaron en la banca de madera.

Hanji se mordía el labio inferior, pareciendo esperar alguna sentencia. Levi, de manera impulsiva, deslizó un pulgar para que ella dejara de lastimarse. Entonces Levi inspiró aire y buscó ordenar de una vez por toda aquella extraña relación.

—¿Estás bien con todo esto, Hanji?— preguntó sin rodeos, notando la sorpresa en los ojos castaños de ella.

—No sé a qué te refieres.— respondió ella con debilidad. —¿Esto es...?

—Tú y yo.— siguió diciendo Levi, sintiendo que estaba presionando en las emociones de ella. No le gustaba verla con los ojos brillantes y los labios temblorosos. Soltó otro chasquido de frustración, quizá se arrepienta mañana de lo que va a decir. —Tal vez todo fue muy apresurado y te sientas obligada...

—Levi... no...— de inmediato refutó Hanji. Levi la tomó de las manos. De haber estado mínimamente seguro que Hanji sí tenía una pizca de afecto verdadero hacia él hubiera tomado esa oportunidad a ciegas.

—Por ahora... será mejor que pienses bien lo que quieres, Hanji.— Besó las manos de ella y las presionó con cierta fuerza. —Si quieres seguir avanzando con esta relación estaré aquí para continuar. Si decides que no deseas seguir, entonces... estaremos bien como amigos. — Hanji abrió la boca, pero Levi evitó que dijera algo. —Piénsalo bien, Hanji. Sin presiones. Sin importar nada, solo lo que tú quieres.

Dicho aquello se retiró de la mansión, dispuesto a darle tiempo para que ella decidiera lo que realmente quería.

Ella jamás se enteraría lo que a Levi le costó tomar aquella decisión.

.

.

.


.

.

.

Y cómo le costaba cada día que la veía en el nuevo ciclo escolar.

Sus miradas se encontraban. A veces él apartaba primero la mirada, por no querer obligarla a dar una respuesta. Pero en ocasiones se sentía ansioso por una respuesta y dejar esta maldita incertidumbre.

En especial cuando lo notó a él.

Bānā Moblit.

De Segundo Año, clase media baja, mantiene una beca en el instituto. Su familia tiene buenos antecedentes personales aunque muy ajustados en cuestiones económicas. Bastante amable y atento con Hanji, inscribiéndose en el Club de Biología para acercarse más a ella.

Levi jamás se consideró una persona celosa, pero tampoco podía mentirse a sí mismo.

El temor por perderla lo inundaba y con ello sentía una desconocida rabia correr por sus venas e inundar todo su torrente sanguíneo.

Pero debía contenerse.

TENÍA QUE CONTENERSE.

Lo que solía darle una satisfacción silenciosa es que Moblit no conocía demasiado a Hanji.

La vio tomar un envase que Nifa le entregaba, sabiendo que ella no solía tomar bebidas al inicio de la jornada estudiantil, solo bebe café con trozos de chocolate y eso solo durante el almuerzo y cuando tiene mucho que estudiar.

Pero le preocupaba que Moblit tenga más oportunidad de conocer a Hanji en cada gesto de ella, cada interacción, cada palabra que intercambiaba.

Levi no culpabla a Moblit de enamorarse de Hanji.

Lo que temía era que ella se decidiera por él.

Mierda.

Ahora pensándolo mejor Levi cree que odia a Moblit.

Mike le preguntaba si estaba bien y Levi murmuraba que no podía estar mejor. En el fondo Levi envidiando que Mike esté totalmente consciente de su situación con Nanaba y puedan decidir juntos hacia dónde llegar la relación.

Notó cómo Moblit tomaba de la mano a Hanji y colocaba su mano contra la de ella.

Doble Mierda.

A él le costó años siquiera atreverse a tomarla del rostro.

Y besarla.

La bandeja del almuerzo se le cayó de las manos.

Levi murmuró una disculpa a Mike quien le dijo que se encargaría de todo, así que le dio la oportunidad de huir, como una perra cobarde.

Le dolía el pecho.

Le faltaba la respiración.

Se pasó la mano por el rostro, descubriendo que las lágrimas salían sin poder evitarlo.

Triple mierda.

Le valió un carajo todo y no asistió al resto de clases. Afortunadamente sus notas no eran del todo malas así que en nada afectaba si se marchaba aquel día a su casa.

Ya en los días siguientes, y mejor asimilada la decisión de ella, notó la mirada de Hanji en él pero él no la devolvía pues se dio cuenta que le había mentido prometiéndole poder ser amigos. Levi no estaba preparado para aquello. O quizá sí podía hacerlo, solo necesitaba unos días más.

Llegaba a su mansión abstraído y meditabundo, buscando la forma de volver a esa etapa donde Hanji le interesaba pero de manera amistosa, sin esa necesidad de tocarla y abrazarla.

Notó en la entrada el auto de Uri, detrás del de Zöe-san y más automóviles, así que asumió que estaban teniendo una reunión de adultos. Soltó un chasquido entre dientes, queriendo caminar lo más sigiloso para pasar desapercibido pero parecía que el destino quería actuar en contra de cada uno de sus deseos.

Su madre, enorgullecida y con las mejillas sonrojadas quizá por el alcohol, lo llamó, haciendo que todas las miradas de los adultos se volvieran hacia él.

—¡Levi! ¡CARIÑO! ¡VEN AQUÍ!— insistió ella, haciendo señas sin dejar su amplia sonrisa.

Levi notó que Kenny parecía esconderse bajo su sombrero.

—Buenas tardes.— dijo apenas estuvo en la sala.

—Estoy tan orgullosa de ti.— dijo Kuchel, agarrando las mejillas de su hijo y pellizcándolas.

—Deja de maltratar a mi yerno.— la señora Zöe apartó las manos de Kuchel, en silencio Levi le agracedió al tiempo que se tomaba sus mejillas enrojecidas.

Entonces cayó en cuenta lo que había dicho la madre de Hanji.

¿¡Yerno!?

Miró a Kenny con intensidad y enojo, quien se atrevió a sonreír desvergonzadamente.

—No me culpes por no poder guardarte este secreto.— dijo con sorna. —Solo que mi primo estaba preocupado porque Grisha, aquí presente, se le acercó para pedirle permiso para que Eren sea candidato a prometido de Mikasa. Le preocupó que sean demasiado jóvenes y... bueno, le dije que los muchachos de ahora toman sus buenas decisiones y se me escapó tu nombre con tu elección de casarte con Hanji.

—Mi bebé nunca me mencionó al respecto.— dijo la señora Zöe y aquello puso más peso en el corazón de Levi. —Pero ella en ocasiones es tan reservada en sus emociones que temí que estuviera enamorándose de cualquier idiota que lastime su bondadoso corazón... Pero si es Levi, puedo finalmente estar tranquila.

Alzó su copa en claro brindis hacia el aludido.

Levi no tuvo valor para hablar delante de tantos adultos celebrando por él y una inexistente relación con Hanji.

Se marchó hacia su habitación pero, rumbo a la misma, notó a su prima mirando ansiosamente hacia los adultos, como si deseara escuchar la plática. Detrás de ella, un castaño también indisimuladamente buscaba enterarse de la situación.

—¡Levi!— expresó ella con ansiedad. —¿Papá dijo que sí?

Él arqueó una ceja. Se mordió la lengua antes de decirles a esos mocosos que son unos acelerados calenturientos. No, no tenía capacidad moral para reprocharles.

—No dijo nada al respecto.— se limitó a contestar con la verdad.

Mikasa hizo un puchero. A su lado, Eren la tomó de la mano.

—No te preocupes, Mikasa.— dijo con decisión. —Esperaremos pacientemente a que me apruebe, así pasen dos mil o veinte mil años.

Levi envidió la audacia de Eren expresando tan descaradamente sus intenciones.

Mikasa asintió, secando una lágrima que había escapado.

—¡Oye! ¿Estás haciendo llorar a mi princesa?— se escuchó la voz del padre de Mikasa.

Pero había algo indudablemente en la genética Ackerman que delataba el carácter fuerte que se cargaban, en especial en momentos de gran estrés.

—¡Eres tú quien me hace llorar! ¡Papá malo!— gritó Mikasa, encaprichada mientras jalaba de la mano de Eren y salían al patio. Su voz aún así fue bastante audible por toda la mansión ante sus gritos declaratorios. —¡Me casaré con Eren y tendremos diez hijos, y no te visitaremos en Navidad ni en tu cumpleaños!

—¡Sí iremos a verlo! ¡Lo prometo!— refutó Eren, sin duda alguna esperando poder congraciarse con el hombre que quería como suegro.

Kenny se acercó y golpeó en la espalda a su primo.

—Ya ve asimilándolo. Tu hija ya tiene decidido con quien quiere casarse.

—Es muy pequeña.— reclamó el otro.

Uri, que se acercó para apaciguar los ánimos, reflexionó con certeza.

—No vamos a ir mañana mismo a inscribir su matrimonio.— comentó, observando con sus ojos inusualmente violetas cómo ellos estaban jugando en los columpios. La risa de Mikasa era perfectamente audible y los ojos de Eren brillaban al verla tan feliz. —Pero si te sigues oponiendo, los obligarás a que hagan cosas precipitadas como huir de ti en cuando se den cuenta que pueden hacerlo. Y sabes que allá afuera el mundo, a pesar de ser hermoso, también puede ser bastante cruel.

Grisha se acercó también, sondeando la situación.

—Mi hijo es muy impulsivo y aún debe madurar.— agregó él. —Es mi segundo hijo y con él puedo ser mejor padre que con mi hijo mayor. Me avergüenza decirlo pero quise controlar a Zeke y solo logré que me odiara y se apartara para siempre de mí. Ahora quiero darle a Eren la confianza para que tome sus propias decisiones y guiarlo de la manera más adecuada. Lo que sí tiene claro Eren es que debe prepararse si quiere formar una buena familia.

El hombre Ackerman suspiró cansadamente. Era duro ver a su princesa crecer y amar a otro que no fuera él.

—Levi...— dijo el mayor. —Te encargo que los cuides en el instituto. Hanji y tú son lo suficientemente maduros para darle un digno ejemplo de cómo se lleva un adecuado y sano compromiso de matrimonio.

—¿Estás con Hanji-san?— exclamó Mikasa desde la entrada.

—¿Eso significa que sí estoy aprobado?— preguntó Eren con ilusión.

—Hanji-san entonces es mi prima... Viste, papá, si Levi puede, yo también.— agregó la adolescente con un tono esperanzador.

Con una expresión desoladora el hombre asintió, provocando la felicidad en los adolescentes.

—Pero Eren... ya sabes.— agregó de inmediato Grisha. —Debes convertirte en el mejor hombre del mundo para Mikasa.

Los ojos verdes de él no dejaron de ver a la muchacha mientras asentía a las palabras de su padre.

Levi se apartó del grupo rumbo a su habitación, sintiéndose un poco incómodo ante la felicidad de su prima.

Y fue como si Mikasa, inconscientemente, le estuviera restregando su felicidad, debido a que, a todo lado que iba, estaba con Eren y otro muchacho rubio llamado Armin.

Y hubiera sido fácil para Levi ignorarlos, de no ser porque Mikasa andaba pendiente de cada detalle de su compromiso y lo comparaba con el que supuestamente tenía él.

¿Por qué no andas con Hanji-san?¿Acaso están enojados? ¿Cómo puedes vivir asi? Seguramente fuiste el culpable, pídele disculpas y ella te perdonará. No entiendo cómo es que Hanji-san aceptó casarse con un cara amargado como tú.

—Si sigues jodiendo mi cabeza, le diré a tu padre que anule tu compromiso.— la amenazó, harto de tanto palabrerío de parte de su prima.

Mikasa lo miró enfadada.

—Levi-senpai... Lo lamento mucho.— replicó Eren en lugar de Mikasa. —Es que estamos aprendiendo y queremos hacerlo todo bien. Por cierto, en unos días será el viaje de integración. ¿Me acepta como su kōhai?

—Si no lo haces, le diré a Hanji-san que te castigue.— amenazó Mikasa.

—Mikasa... no puedes ir por la vida amenazando, menos a tu primo.— argumentó Armin tenso ante la mirada gélida que el mayor les dirigió.

Ella hizo un puchero y pareció ver a alguien a la distancia por lo cual ignoró a su primo y corrió hacia allá. Eren miró a Levi y miró hacia donde Mikasa se fue. Levi volvió sus ojos azul gris hacia donde su prima había ido, frunciendo el entrecejo al ver a la mocosa hasta haciendo una reverencia de saludo mientras Hanji sonreía apenada.

Maldita mocosa.

Desvió la mirada de las féminas y se encontró con Eren aún esperando la respuesta. Chasqueó los dientes porque había planeado no ir al maldito viaje, peero quizá por añoranza o por masoquismo, aún no podía definirlo bien, le dijo al muchacho que más le vale comportarse o lo golpeará sin dudar alguna.

.

.

.


.

.

.

El mentado viaje llegó y Mike fue su acompañante de viaje, lo cual lo tranquilizó, porque el rubio es callado y le permitió que solo sus pensamientos inquietos lo perturbasen.

Durante el desembarque Levi notó que un muchacho de primer curso empezó a fastidiar a Eren, llamándolo mentiroso entrometido, provocando que Eren le respondiera con insultos parecidos. La agresividad entre ambos muchachos iba creciendo hasta que pareció que realmente iban a irse a los golpes, en especial el brillo de rabia que observó en el castaño que quería ser su primo político.

Se acercó a los adolescentes y los golpeó para parar aquella estúpida pelea, logrando obtener a cambio un puntapié de su prima irritada, acusándolo de atacar a Eren. Levi iba a darle su merecido, por muy muchacha que sea, ser su familiar le da cierta ventaja en su educación estricta. Le pareció interesante que ella se viera con toda la intención de devolverle el ataque pero no pasó a mayores porque Hanji apareció y se la llevó, diciéndole primo a Eren, logrando bajarle toda la intensidad a Mikasa y llevándosela como un manso corderito.

Levi soltó aire entre los dientes. La mocosa de su prima necesitará firmeza o se echará a perder en sus ridículos caprichos. Y como Levi no tiene la más remota gana de cuidarla, entrenará al que sí está absurdamente loco para querer hacerlo.

Se llevó a Eren, queriendo ignorar el sonrojo de su rostro. Odiaba su pálida piel y si alguien le pregunta por qué está en ese estado le responderá con una patada y quizá lo atribuya al clima.

Después de algunas horas Levi estaba rogando por la paciencia que jamás tenía.

—Debes empezar a ser firme con tu carácter.— le dijo Levi a Eren quien estaba un poco irritado porque Jean se la pasó lanzándole bolas de nieve y Levi no dejaba que se las devolviera. —Si descubren cuál es tu punto débil, te van a atacar por ahí.

Eren se tensó más aún.

—Jean dice que su familia tiene más dinero que la mía y que me quitará a Mikasa para hacerla heredera de la cadena de repostería.— dijo en voz baja el muchacho.

Levi se pasó la mano por la cara.

—La mocosa se ha pasado haciéndole la vida imposible a la familia sin dejar de gritar que se va a convertir en tu esposa y a tener tu decena de hijos.— le reprochó Levi con voz tensa y baja, pero todo el que los veía notaba claramente que lo estaba regañando. —No hagas que se arrepienta de sus palabras y de verdad busque a ese...

—Cara de caballo.— completó la frase Eren con una sonrisa maliciosa.

Mike se acercó a calmar a Levi, que parecía que iba a explotar en cualquier momento.

—Debes bajar la intensidad de tu mirada asesina, así no lograrás educar bien a tu primo.— dijo para ambos. Luego bajó la voz para que solamente Levi lo escuchara. —O los consejos que le estás dando a Eren será más bien dirigidos a otro... ¿De verdad busque a ese...?

—Eren es así. Cuando se ha decidido por algo puede arder el mundo y él no cambiará de parecer.— comentó Armin.

Eren asintió, al parecer no sintiéndose ofendido con las palabras del rubio adolescente.

Levi se distrajo un momento al ver a Hanji deslizarse por la nieve, su prima siguiéndola con cierta dificultad.

—Levi-san tiene razón.— La voz enérgica de Eren sacó a Levi de sus pensamientos, luego pareció darse cuenta que llamó demasiado la atención y bajó su voz.—Debo esforzarme y ser digno de ella.

Mike asintió, estando de acuerdo con lo último que Eren había dicho.

—Levi-san tiene razón.— repitió, ya queriendo que regrese aquel muchacho más tolerante a socializar y no ver al estresado que parecía esperar en cualquier momento su sentencia de muerte.

—¿Quieres esquiar?— le preguntó Levi a Eren, a quien le brillaron los ojos y asintió de inmediato antes que se le ocurra a Levi querer hacer muñecos de nieve, actividad en la que Jean parecía haberse querido dedicar.

Se equiparon y se acercaron a la zona de esquiar. Eren no necesitaba muchas indicaciones porque con su familia solían pasar las vacaciones en Suiza y era una de las actividades que aprendió siendo más pequeño.

Hanji los notó casi de inmediato y Levi casi podía decir que hasta su mirada pareció sonreír, como si le diera la bienvenida a algo. Aquello, en vez de estresarlo, le dio cierta calma. Parecía que ella iba a darle su respuesta y ahora Levi se sentía preparado para escucharla.

—Más arriba hay una zona para expertos.— dijo ella a pasar junto a él. Levi asintió, entendiendo que ella se refería que ahí podían hablar con más libertad y calma.

Aproximadamente un par de horas después, y luego de dejar a Eren y Mikasa con Nanaba y Nifa, Hanji y Levi se dirigieron en la parte más alta de la montaña. Habían más curvas y algunas pendientes pero no era problema para ellos.

Levi no sabía si el destino estaba a favor o en contra pero pronto sintió un temblor acompañado de un fuerte ruido. Hanji se había sorprendido y desestabilizado por lo cual Levi fue veloz hacia ella y forcejeó para ayudarla a salir de la nieve, apenas con el tiempo suficiente para salir del camino del deslave que pasó en cuestión de segundos posteriores. Pareció como si la naturaleza, de manera cruel y hermosa al mismo tiempo, volvía a hacer pistas de nieve para los humanos.

—¿Estás bien?— preguntó Levi quitándose su bufanda, porque por la adrenalina sentía demasiado calor.

—Sí. Solo tengo un poco de frío por la caída.— confirmó Hanji, observando alrededor. —Mira, allá hay una de las cabañas de emergencia. Busquemos ahí.

Levi asintió, pero al avanzar unos instantes notó una punzada a la altura del tobillo izquierdo, lo cua lo hizo tambalear unos instantes. Hanji se acercó y lo ayudó a estabilizarse.

Dejaron en la entrada el equipo de snowboard e intentaron encender la luz, pero no funcionaba. Levi encontró un teléfono y en la base estaba impreso algunos números asi que llamó a la cabaña principal.

Le informó que salieron del camino del deslave pero ahora estaban buscando algo con lo cual calentarse un poco antes de bajar.

El hombre les indicó que no debían arriesgarse y le informó dónde estaba el generador de energía eléctrica y unas cobijas. De fondo se escuchó a Hanji decir que había encontrado comida así que el guía omitió esa parte en la plática.

Levi en lo que pudo moverse fue hacia el bodegón a encender el generador de energía antes que todo se volviera más oscuro. Al regresar notó que Hanji regresaba de la puerta principal con una tela entre sus manos.

Ella cerró la puerta y se acercó hacia Levi. Al parecer iban a tener mucho tiempo para hablar.

Continuará...