Cenizas de Héroes.

Orientación.

En una casa de la ciudad sagrada una joven se preparaba para otro año mas de escuela, vestida con su uniforme y mochila cargada de cuadernos y libros tan solo le faltaba el desayuno, no iba a cambiar mucho según ella… o al menos ese día, aquella joven tenia por nombre Arceli Thulle, era la hija de aquel caballero que se aventuro al frio del espacio por la huella de un tal Dirk Strider y de el heredo parte de su personalidad que además compartía espacio con la de su madre Rukbat Arcabi, una importante diseñadora de modas que con el corazón roto por la perdida de su amado aún seguía en pie por la chica, verla sonreír era mas que suficiente para ella.

- ¿Lista para volver a clases? – preguntaba Rukbat.
- Si madre, totalmente.
- Otro año contigo en lo mas alto del cuadro de honor, me llenas de orgullo Arci.
- Debo hacerlo por la Casa de los Thulle.
- Pfff… hablas igual que tu padre.
- Ay madre.
- No te metas en problemas, recuerda, moderación.
- Ya se, ya se, no me lo recuerdes.
- Ya ándate a la escuela que el autobús se te ira.
- Ya me voy… adiós mamá… adiós papá.

Ella antes de cruzar la puerta hizo una reverencia al pequeño altar que Rukbat hizo para Gideon, donde Arceli siembre reverenciaba antes de salir, quizás nunca lo conoció salvo por las historias que le conto su madre, pero ella sabía que él le está observando desde algún lugar, si ella debía llevar su legado con gloria seria ella, pero no la única.

En otra vivienda alejada de allí, pero en la misma ciudad… un joven troll dormido sobre su mesa frente a un objeto cubierto por una manta escucha los llamados de una de sus cuidadoras Issa Belle, el lentamente abre los ojos mirando la mesa y pronto siente los rayos del sol pegándole en la cara.

- Vamos Amaury, levántate que llegaras tarde a la escuela. – le decía Issa tras la puerta.
- Ya voy, no apresures ¿quieres?
- Ve a ducharte, Cestus va a prepararte el uniforme, Casey ya tiene listo el auto para irnos, apresúrate.
- Que la… que ya voy mujer.

Aun medio dormido Amaury se levanta y antes de irse al baño mira lo que hay bajo aquel mantel, era una espada que el mismo llevaba construyendo desde que tenia seis años, si era algo seguro fue su afición por la tecnología y las armas, a pesar de su apellido la guerra le daba igual, tarde o temprano tendría que pelear, pero no quería ir por ella ni que la pelea viniese a él, dicha espada estaba ya terminada o quizás casi ya que le faltaba una pieza para que funcionara completamente, quizás la suerte se la conseguiría, pero primero a esconder la espada y después una ducha.

Luego de bañarse miro en su cama el uniforme de la escuela a la que el iría, la portentosa Academia Beforiana, una de las mejores escuelas del mundo para jóvenes como el, antes acudía a un alejado y reservado internado para estudiar, pero Kylean viendo que era lo mejor para él lo transfirió para que al menos saliera de su aislamiento considerando que Amaury no era mucho de hacer amigos, para el la soledad era como un perrito faldero que le seguía a todos lados y del cual se había acostumbrado bastante, algo que le preocupaba a su Santidad, pero ella no sabía que Amaury había conocido a una chica antes de eso, pero él no sabía si le podía considerar su amiga, aquel muchacho era todo un mundo listo por recorrer.

Mientras viajaban en un auto rumbo a la escuela Issa quiso romper el hielo con Amaury, la salamandra chofer concentrada en el camino mientras Amaury miraba el escudo de la academia en el saco de su uniforme.

- Dime ¿estas listo? – preguntaba Issa.
- Supongo.
- ¿Qué ocurre? Te veo algo… como siempre, serio.
- ¿Era necesario esto?
- El uniforme inculca disciplina.
- No me refiero a eso, me refiero a la transferencia escolar.
- Pues según su Ilustrísima era por tu bien.
- ¿Mi bien?
- Te hace bien, harás amigos, te hemos visto muy solitario ¿eso no te afecta?
- Así estoy bien.
- Mira, ahí esta mi hijo, lo recogemos y de ahí al colegio.

El auto se detuvo frente a la casa de Issa, frente a ella un muchacho de cabello oscuro con el mismo uniforme de Amaury subía al auto, era el hijo de ella.

- Mira Amaury, el es mi hijo Charles, Charles el es Amaury. – diciendo mientras los presentaba.
- Soy Amaury. – saludaba Amaury con la mano.
- Charles, un gusto. – respondió.

Luego de eso solo hubo silencio, Charles no era muy platicador, sociable tal vez, pero de charlar no creemos, Issa puso cara larga al ver a ambos ocupados en lo suyo, Amaury viendo por la ventana y su hijo en el teléfono, el viaje pasaba de tedioso a incomodo y se tendría que acostumbrar a eso todos los días.

Luego de un viaje que se sintió eterno los dos chicos llegaron a la escuela, antes de irse Issa le encargo a Charles guiar a Amaury a la oficina de orientación, el joven acepto y ambos caminaron hacia la puerta de la escuela, los estudiantes se quedaron mirando a Amaury con bastante curiosidad y escepticismo, él se sentía incomodo con las miradas sobre él.

- No te detengas y llévame a orientación lo antes posible por favor. – dijo Amaury a Charles.
- ¿Cuál es la prisa hombre?
- No me siento a gusto siendo el centro de atención.
- Tu tranquilo, solo ignóralos.

Mientras subían las escalinatas hacia el interior del recinto se toparon con uno de los amigos de Charles, el nombre del chico era Harry Anderson Egbert, tanto el como el otro chico llamado Tavros Crocker se quedaron mirando al chico nuevo y luego a los estudiantes que le miraban y murmuraban, la curiosidad le invadió enseguida.

- Oye Charles cuanto tiempo ¿Quién es tu amigo? – preguntaba Harry.
- Me llamo Amaury, y no soy tu amigo. – respondió molesto.
- Cálmate, ni te conozco y te pones en ese plan.
- Déjalo Amaury, el es Harry Anderson Egbert, hijo de John Egbert y Roxy Lalonde. – le decía Charles a Amaury.
- ¿Amaury? Creo haberte conocido y visto en algún lado ¿El Santuario?
- Si.
- Tu amigo no es muy sociable por lo que se ve.
- Es nuevo, déjale que se aclimate.
- Es cierto, si estamos en la misma clase seria una coincidencia curiosa casi.
- Ojalá y no ¿ya podemos irnos?
- ¿A dónde con tanta prisa?
- Le dije que lo llevaría a Orientación.
- Ah bueno, suerte con ello Amaury y bienvenido a la Academia Beforiana.
- Como digas.

Luego de aquel encuentro los dos chicos se adentraron por los pasillos adornados de casilleros, mientras caminaban el vio a la misma chica que conoció hacía varios días en la Plaza de los Santos ¿era coincidencia que ella también fuese estudiante de la academia o solamente veía cosas?, lo que sea que fuera llegaron a la oficina de orientación.

- A partir de aquí estas solo. – le dijo Charles.
- No te preocupes, estaré bien y gracias.
- De nada.

Al entrar en la oficina hizo una reverencia ante la encargada llamada Nikech Amenoi, ella era quien introducía a los nuevos alumnos a la academia, esa reunión será bastante curiosa.

- Usted debe ser el joven Amaury.
- Amaury, Amaury Thulle. – saludo mientras hacia reverencia japonesa.
- Que educado… espere ¿dijo Thulle?
- Si, es mi apellido.

Sorprendida quedo Nikech al oír ese apellido, inmediatamente tomo la carpeta donde venia toda la información de Amaury y confirmo sus sospechas, era un Thulle.

- ¿Ocurre algo señorita? – preguntaba Amaury.
- No, nada. – dijo alarmada Nikech. – Por favor tome asiento.

Los dos se sentaron en su lugar y Nikech procedió a hablar para conocer a Amaury.

- Te transfirieron del internado de Tromso.
- Si, el frio era lo de menos, la comida ni que decir.
- Bueno, según la información que se me proporciono por parte de tu tutora y una de renombre.
- No me lo recuerde.
- Durante tu tiempo en el internado fuiste de los alumnos mas destacados en lo académico y deportivo.
- Solo hacia lo que tenia que hacer, es todo.
- Pero eso se contrasta por tu nula interacción con los demás compañeros de tu internado.
- No soy de hacer amigos, de vez en cuando me pedían algo y lo hacía, solamente era cortesía.
- Amaury ¿puedo llamarte por tu nombre?
- Claro.
- Mira Amaury, la escuela es una etapa maravillosa de la vida, aprender, disfrutar y sobre todo convivir con los demás, siento que veo en ti a alguien reservado, entiendo que quieras disfrutar tu espacio personal y soledad, pero tampoco esta de mas que hagas amigos de vez en cuando.
- Entiendo eso pero ya me he acostumbrado a ella, no siento que la soledad me afecte de forma negativa en lo mas mínimo.
- Comprendo, en esta academia las cosas son diferentes, convivir no te hará daño, hacer amigos con tus compañeros de clase puede ser una experiencia maravillosa, podría decirse que seria como salir a ver mundo y descubrir las maravillas que este tiene para ti ¿podría al menos intentarlo?
- Supongo que sí.
- Excelente, mire, este es el salón y grupo al que fuiste asignado además del horario de clases. – dijo Nikech mientras le daba una hoja a Amaury con toda esa información. – Déjame llevarte a tu aula si no te molesta.
- Claro, no conozco mucho por aquí, me haría falta un poco de orientación.
- Tienes gracia, vas bien.
- No era chiste.
- Perdón, bueno vayámonos adelantando.

Los dos salieron de la oficina a los pasillos vacíos y silenciosos, habían comenzado las clases y Amaury solo quería que el día terminara rápido, tras presentarle con la maestra de su clase Amaury se despidió de Nikech y junto a la profesora entro al aula donde las miradas se enfocaban sobre él.

- Estudiantes ¿me permiten su atención? – dijo la maestra en voz alta. – Quiero informarles que es un placer para nosotros que un nuevo alumno se integra en nuestra clase, denle la bienvenida a Amaury Thulle.

Los alumnos quedaron en silencio, salvo una que al oír el apellido quedo estupefacta, "¿otro Thulle? ¿Cómo era posible?" se preguntó, la maestra miraba a la clase que no dejaba observar a Amaury que se sentía incomodo con las miradas.

- ¿Quisiera presentarse joven Thulle?
- Me llamo Amaury Thulle, es un honor y un placer compartir clases con todos ustedes, espero que podamos llevarnos bien.
- Eres muy educado Amaury.
- Solicito permiso para tomar asiento profesora.
- Claro, puedes sentarte ahí si quieres. – señalar el pupitre justo detrás de las mesas de la pared.
- Se lo agradezco y lamento interrumpir.
- No hay problema, bueno clase vamos a comenzar…

Amaury se sentó en el pupitre y puso sus cosas, la chica de al lado, una troll de pelo rizado y ojos verde se le quedo mirando, el simplemente se sorprendió y fijo su mirada en el pizarrón.

- Eres el chico nuevo en el barrio ¿no es así? – le preguntaba la chica.
- No soy de los que habla en clase sabes.
- Entiendo, te vi en el Santuario aquel día.
- ¿Y?
- Vas a necesitar un guía por este frio mundo llamado escuela, soy Shylia Loftus.
- ¿No eres la hija de Kylean o sí?
- La misma.
- Ya veo.

Pasado un rato y en medio del tortuoso tedio que implicaba la clase de matemáticas la profesora llama a Amaury para resolver una ecuación que había formulado en el pizarrón, quería desempolvar las cabezas de los alumnos tras un par de meses de vacaciones, Amaury se levanto y tomando el gis procedió a resolver la ecuación de una forma fácil para el pero increíble para los demás que se quedaron atónitos, muchos susurraban quien era y la maestra quedo impresionada por lo que paso, Amaury pidió permiso para volver a sentarse y regreso a su lugar, Shylia volteo a verlo y con una sonrisa de impresión le dirigió la palabra.

- Vaya forma de lucirte genio.
- Solo es una ecuación simple, nada del otro mundo.
- Un consejo, debes andar con cuidado.
- Lo tomare en cuenta.

Luego de esto los dos guardaron silencio y se concentraron en la clase, el solo quería que el dia terminara, pero sería el primero de muchos.

En el Santuario una joven vestida de armadura ligera aparecía en el despacho de Kylean Loftus, ella le había mandado a llamar, el asunto era uno importante para Amaury en el futuro.

- He pedido que acudiese a mi presencia, Amaury ha comenzado una nueva etapa de su vida en otra escuela, pero siento que ha llegado el momento de que sea parte de ellos. – dijo Kylean pensativa.
- ¿De ellos?
- Así es, he visto algo en el que lo haría un elemento perfecto y sé que usted podría guiarlo en ese asunto con su experiencia y capacidad,]
- Hare todo lo que se puede su Ilustrísima.
- Cuento con usted… sargento Astrid…