Los personajes del universo de Detective Conan no me pertenecen. Es obra de Gosho Aoyama.

Info extra: Akako Koizumi es un personaje que aparece en la saga de "Magic Kaito", o su posterior versión que es "Magic Kaito 1412". Por si alguno no vio los capítulos, va a la Escuela Ekoda como estudiante de segundo año en la clase 2-B, junto con Kaito, Aoko y Hakuba. Es una bruja (literal), que siempre está intentando competir con Aoko por Kaito, dado que sus hechizos no funcionan con él.


Osaka – 20:40hs.

Con Kazuha a su lado y de la mano, ambos se dirigían a su restaurant preferido. Era el típico bodegón pequeño, donde no había mucha gente y podías tener una conversación tranquila sin tener que escuchar los murmullos constantes de fondo y el ruido de la vajilla chocar en la cocina por sacar rápidamente los platos.

Al entrar, el olor a comida casera los inundó, haciendo que sus estómagos empiecen a gruñir con anticipación, sabiendo que iban a ser llenados con un exquisito plato.

- Heiji-chan y Kazuka chan. Qué extraño verlos esta noche – Los recibió con gusto el dueño del lugar que conocían hace años.

- Buenas noches Akiyama-san. Necesitábamos salir un poco y… ¿Qué estás cocinando? Me está matando ese olor.

- ¡Heiji, deja de babear!

- La mesa de siempre si quieren está disponible – Les comentó riéndose por el comentario de la chica.

Se sentaron y miraron las opciones del menú, aunque ya se las sabían de memoria. Decidieron pedir dos platos de kitsune Udon.

- ¿Se te pasó el malestar de esta tarde?

- Más o menos.

- Hey, seguro están todos bien.

- Tengo la teoría de que si ningún padre me llamó para asistir a ningún velatorio, es porque siguen vivos. – Comentó con semblante serio.

- ¡Tonto, no digas esas cosas! Suena horrible.

- Lo sé, pero es la verdad.

- Heiji, ninguno terminó tan mal para que digas eso. ¡Extremista!.

Pero Heiji no le respondió y la seria expresión de su cara tampoco cambió.

- Hay algo que no me estás diciendo.

- Hay algo que no te conté con respecto a lo que pasó hace dos años. Y no puedo hacerlo tampoco. No es que quiera ocultarte cosas pero…

- No tienes por qué decírmelo. Solo contéstame esto, ¿Algo grave pasó con alguno de los chicos?

- Sí.

- Me imagino que es Kudo-kun o Kuroba-kun. O ambos. A Saguru-kun lo vi hace poco en las noticias en la web y no parecía estar mal. Ahora con respecto a los gemelos, desaparecieron de la Tierra. Por eso deduzco que es alguno de ellos.

- Me parece que pasas demasiado tiempo conmigo – Dijo con una sonrisa, la cual no llegó a expresarse en sus ojos.

- Por supuesto que no me voy a enojar contigo por esto. Yo también tengo esos secretos con las chicas.

- Charla entre chicas. Creo que no quiero saber.

- Con lo chusma que eres, lo dudo.

- ¡Hey! Cambiando de tema, dado que no puedo hacer nada al respecto porque no tengo ni la menor idea de donde estos idiotas están y qué hicieron, a excepción de Saguru,…este sábado, ¿Al final vas con las chicas a Shizenka?

- No, al final cambiamos de destino.

- ¿Otra vez? – Dijo rodando los ojos.

- Sí, pero esta vez es definitivo. Iremos a Hamatia.

- No van a tener mucho para hacer. Es un lindo lugar, pero me parece que no tiene muchas actividades para hacer.

- Igualmente no es que vamos a hacernos las locas. Akako-chan tiene que ir a buscar algo por lo que cambiamos de destino. La idea era salir por el fin de semana para cambiar de aire un poco.

- ¿Se quedan una noche?

- Sí. Luego te paso los detalles de donde nos quedamos y todo eso. No te preocupes.

- ¿Vas en tren? Me imagino que tomarás el tren bala.

- Sí. Ellas tienen más o menos 1 hora y 40 de viaje, mientras que yo tengo 30 minutos menos. Para aprovechar el día tomaríamos el que sale a las 7 am aproximadamente.

- Bien. Te llevo a la estación para esa hora entonces.

- Heiji, es muy temprano, aprovecha a descansar que no tienes clases.

- ¿No te voy a ver por dos días y no me vas a dejar llevarte?

- Aww, sos un tierno, ¿Lo sabías?

- Oye, los hombres no somos tiernos. No uses esa palabra conmigo.

- Eres un tonto. Un tonto cambiado.

- ¿Tú también? – Preguntó sorprendido. Que dos veces en el día te digan lo mismo, quiere decir algo.

- ¿Qué alguien más te lo dijo hoy?

- Otaki-han me hizo el mismo comentario hoy. ¿Acaso es algo malo? Yo igual no noto que haya cambiado tanto.

- No diría que malo. Pero sí sufriste cambios. Eres más serio que antes y en algunos temas eres un poco más abierto.

- ¿A qué te refieres con otros temas? – Al mismo tiempo que hacía comillas con los dedos.

Justo en ese momento, apareció Akiyama con sus platos y las bebidas.

- Que lo disfruten chicos.

- Gracias Akiyama-san… y tú – mientras señalaba a su novia con los palitos – No te hagas la viva y respóndeme.

- Si te comparas con tu otro yo cuando tenías 17, ¿Te crees igual?

- … – Sólo le dedicó una ceja arqueada, no entendiendo la comparación.

- En esa época eras… engreído, irrespetuoso, inseguro en algunos temas, te la pasabas peleándome, competías permanentemente con Kudo-kun para demostrar quién era el mejor y tu ego hacía que a veces tu cabeza me tape la vista.

- … - Heiji se le quedó viendo incrédulamente con los ojos y la boca abierta, y con los fideos colgando de los palitos sobre el plato. – ¿Algo más que quieras decirme amor?

- ¡Ves! Eso cambió.

- Si quieres te sigo diciendo idiota como antes.

- ¡No! Me gusta que me digas así tonto – Y una pequeña sonrisa se asomó a los labios. – Solo digo que, estás mucho más maduro y serio que antes. Piensas dos veces las cosas antes de hacerlas, cuando antes te tirabas de un puente sin pensarlo. No me malinterpretes, no es que estoy quejándome. Todo lo contrario en realidad, pero si bien tienes casi 20, aparentas ser un poco mayor.

- Los dos que vamos a la universidad, vemos y escuchamos a los chicos de nuestra edad y ves cómo toman sus estudios de una forma más tranquila, salen con sus amigos casi todos los fin de semanas, se emborrachan, van de fiesta, etc.

- Hablas como si fueses muy distinta a mí. Tú tampoco aparentas la edad que tienes. Además, mis amigos verdaderos no está ninguno en el país y salir con los de la facultad a veces me aburre. Entre que dicen una cantidad de sandeces sin sentido, y encima se la pasan emborrachándose… prefiero quedarme en casa.

- Pobre Heiji. Eres sapo de otro pozo.

- A veces me siento un poco así. No creo que muchos de mi edad hayan sido tiroteados por una organización desquiciada. Tú al menos conservaste al grupo de Tokio.

- Hace mucho que no las ves, ¿No? Algún día deberías ir conmigo. Fuiste una sola vez y nunca más quisiste volver.

- Para estar yo solo con 4 mujeres locas por las compras… no gracias, paso. 5 si cuentas a Susuki-san. Y esa sí que está loca – Comentó con los ojos entrecerrados.

- Que exagerado que eres – Le exclamó riéndose. – Igualmente, sé que no vas por otra razón. Y no soy la única que lo sabe.

- Es…complicado.

- Sabes que todos cometemos errores en la vida ¿No? Somos seres humanos después de todo. ¿Qué hubieras hecho si yo no te perdonaba? ¿Qué tan distinta sería la situación de ellos con respecto a la nuestra?

- Quizás lo hubiera intentado mil veces más hasta que lo hagas.

- ¿Por qué Kudo-kun no lo hizo?

- Porque no pudo. Y tú eres distinta a Mouri-san. Sus reacciones fueron distintas.

- Tú no hiciste lo que hizo él.

- Claro. Déjame preguntarte algo y sé honesta. ¿Qué hubieras hecho si en realidad era yo el implicado y no Shinichi, y yo hubiese hecho todo lo que hizo él? ¿Hubieras reaccionado igual? – Preguntó curioso.

Kazuha se quedó en silencio unos minutos mientras meditaba la respuesta. Sabía que la conversación estaba sacando a flote el tema de 2 años atrás, un tiempo donde Heiji prefiere cerrar la puerta con 30 candados distintos si pudiese. Por lo que si estaba hablando del tema, es porque necesitaba desahogarse un poco o necesitaba otra perspectiva.

- La verdad, no sé cómo hubiera reaccionado en ese momento. Es difícil posicionarte en el lugar de ellos. Hay muchas cosas que nunca experimenté como para formar una opinión, como por ejemplo, estar meses alejada de ti sin saber dónde estás y cómo estás. Por otro lado, hay cosas que después de 2 años, desconozco o no entiendo con respecto a esa Organización o al resto de los chicos. Por lo que responder lo que me preguntas es un poco difícil.

- Yo no lo veo tan complicado, dado que solo veo dos caminos: si y no.

- Eso es si lo ves de una forma racional y estructurada. Los caminos que pensás, sólo tienen en cuenta la narración de los hechos. Es blanco, negro y fin. Además, tú estuviste en primera persona sufriendo todo en carne y hueso, siendo muy distinto a lo que puede llegar a pensar o sentir un tercero. Yo no creo que existan solo dos caminos, no somos cursogramas.

- Entonces, ilumíname. ¿Qué hubieses hecho?

- Es muy probable que me hubiese enojado. Me sentiría angustiada y dolida. Pensaría que jugaste conmigo todo este tiempo. Me la pasaría llorando como un marrano y estaría totalmente confundida.

- O sea que básicamente terminaríamos como ellos. Blanco y negro. Dos caminos.

- No, si me das tiempo para procesarlo. Y ahí está el tercer camino.

- ¿A qué te refieres? – Preguntó mientras fruncía el entrecejo.

- Piensa lo siguiente. Imagínate que te despiertas una mañana pensando en lo que vas a desayunar, y de repente te enteras que tu novio se metió con una organización criminal donde estuvo involucrada la CIA, el FBI, la Interpol y hasta la policía secreta de Japón. Donde casi terminas muerto, y además – Exclamó resaltando las palabras – Te enteras que ha estado al lado tuyo escondido en un pequeño que tratabas como un hermano menor. Dime… ¿Qué mente humana puede procesar todo eso Heiji? Ninguna. Si me tirases una bomba de esa manera, lo primero que pensaría es que estás drogado y que me estás haciendo una broma de mal gusto. Luego me decepcionaría porque pensaría que o nunca te conocí como eras, o que realmente nunca fui lo suficiente para ti para que confiaras en mí.

- Si piensas cualquiera de las dos te mato.

- Entonces no lo hagas nunca tonto – Comentó mientras le sacaba la lengua en forma de burla –Probablemente una vez que termine de estallar, empezaría a pensar detenidamente. Y ahí es cuando tendría muchas preguntas sobre lo que pasó. Por eso te dije que me des tiempo. ¿Conoces el dicho "Después de la tormenta viene la calma"? Yo creo que si Kudo-kun hubiese esperado un poco a que Ran-chan asimile todo, podrían haber arreglado las cosas.

- El problema es que no podía esperar.

- ¿Por qué no?

- Tiene que ver con su problema. Por eso se fue. No tenía otra opción. Quiso contarle todo para que sepa la verdad de una vez. No es muy lindo estar mintiéndole a la persona que más amas con tal de protegerla a toda costa. No es una carga fácil de llevar.

- O sea…que el del problema es Kudo-kun – Afirmó la de Aikido, y Heiji abrió los ojos al darse cuenta que inconscientemente le dijo quién de los dos era. – Me dan pena que esos dos no estén juntos. Si bien no conozco mucho a Kudo-kun, sé que eran inseparables antes. - Dijo una deprimida Kazuha. – Por eso te digo que cuando puedas vayas a Tokio conmigo.

- Lo sé – Dijo suspirando. – Pero me daba bronca. Esa vez que fui no podía ni mirarla a los ojos. Cada vez que lo hacía recordaba a Shinichi al teléfono, y me daban ganas de gritarle absolutamente todo.

- Sé que estás enojado con Ran-chan, pero... ella también pasó por mucho.

- Lo sé.

- No, no lo sabes – Y Heji la miró sorprendido.

- ¿A qué te refieres?

- Ran-chan tuvo varios problemas por un año después de que pelearon.

- ¿Qué tipo de problemas? ¿Por qué no me dijiste algo?

- Secretos entre chicas, al igual que tú los tienes con los chicos. Además, ella piensa que la odias. Obviamente no iba a querer que te comente nada.

- ¿Por qué todo es tan complicado? – Comentó mientras se frotaba los ojos con los dedos, en señal de cansancio. – Debería saber que no la odio… solo que…

- Lo sé, los extrañas. Como te cuesta abrirte con algunas cosas todavía eh.

- Que bobada es esa. Los hombres no extrañamos a nadie – Dijo con la cabeza en alto.

- ¿O sea que no vas a extrañarme este fin de semana? – Dijo escandalizada, en forma de broma.

- ¡No seas tonta! – Comentario que hizo reírse a la de Osaka – De acuerdo. La próxima vez que te reúnas con ella, iré. ¿Contenta? – Y Kazuha le dio una amplia sonrisa.

Luego de terminar de comer y haber conversado por dos horas sobre lo que hicieron hoy, las materias que cursaban y sobre temas en general, decidieron terminar el día.

- Bueno, hora de ir a casa. Voy a ver si me pongo a estudiar un poco. Tenemos finales en un mes.

- Como si necesitaras estudiar mucho. A veces te envidio por eso. Eres capaz de estudiar 2hs antes del examen que sales aprobando.

- No es verdad. Hay cosas que son complicadas.

- Mentiroso. Estamos en segundo año y tú ya estás por terminar las materias de tercero.

- No es mi culpa que entienda las cosas rápidamente. Ponle ánimo que falta poco y empiezan las vacaciones de verano. ¿Ya tienes planes o alguna idea de qué harás?

- No organicé nada. Quizás podamos ir los dos unos días a algún lado.

- Me gusta la idea. Cuando estemos más tranquilos vemos que podemos hacer – Y Kazuha asintió entusiasmada.

Pasaron los días, y el sábado llegó más rápido de lo que habían pensado. Ambos se bajaron de la moto sacándose los cascos. Kazuha con una mochila sobre la espalda, se acomodaba los mechones de pelo que por la fricción se habían levantado.

- ¿Segura tienes todo?

- Sí. Son sólo dos días, tampoco necesito mucho. No quiero ir sobrecargada. Pórtate bien estos días, ¿Si?

- No soy un perro che. – Y la comisura de los labios de Kazuha se levantaron.

- ¿Vas a extrañarme un poco estos días?

- Claro que no. Voy a aprovechar a respirar que no estás encima de mí todo el día.

Se lo dijo tan seriamente que no cabía duda que se lo estaba diciendo en serio. Esto trajo un pequeño destello de tristeza y decepción en sus ojos. Aunque duró sólo unos segundos dado que Heiji la había abrazado fuertemente, atrayéndola hacia él.

- Tonta. Claro que te voy a extrañar. ¿Qué clase de pregunta es esa?

- ¿Seguro? – Al mismo tiempo que sus manos apretaban la campera sobre su espalda y hundía la cabeza en su cuello.

- Sí. Y más que vos – Comentario que hizo que Kazuha se separe inmediatamente para regañarlo.

- No empi..mmm.

Y no pudo terminar dado que Heiji unió sus labios con los de ella para silenciarla.

No podía negar que su mayor diversión en la vida era fastidiarla. Si hay algo que le gustaba ver, era su cara cuando se enojaba. El ver como arrugaba su entrecejo y se encendían sus ojos verdes, como inflaba las mejillas y las mordía internamente haciendo que sus labios se contraigan, era la mejor imagen que podía tener.

Mayor fue el placer cuando descubrió que podía hacerla enojar y callarla como lo estaba haciendo. El contraste entre el fuego de su ira y la suavidad de sus labios y caricias, lo hacían estremecerse al punto de olvidarse de todo.

Siempre empezaba con un beso corto y con los labios cerrados. Cuando veía que se le pasaba el enfado, empezaba a abrir un poco la boca para que sus labios tomen el labio inferior de ella. Combinando besos largos y cortos, sintiendo la humedad de sus labios y conectándose a través del tacto y la mirada, hacía que ninguno de ellos se quiera separar del otro.

Heiji le dio un último beso a presión y se separó de ella.

- Vas a perder el tren.

- Odio que hagas eso. Ahora no quiero irme. Vuelve acá.

Y Kazuha lo agarró de la parte de delante de la campera, atrayéndolo hacia ella para volver a unir sus labios.

Tren bala – 6:45 am - Tokio

- ¡Ran-chan!

- ¡Aoko-chan, Akako-chan!

- Pudiste llegar bien. Qué pena que Sonoko-chan no pudo venir.

- Sí, pero quería aprovechar que Kyogoku-kun volvía de una competencia en China. Últimamente entre los estudios de ella y los torneos de él, no han podido verse mucho.

- Me imagino lo eufórica que debía estar.

- No tienen idea. Le enviaré un mensaje a Kazuha-chan para ver si ya está en la estación.

Cuando las puertas del tren se abrieron, acomodaron las mochilas en el compartimiento superior de los asientos, y se sentaron. Por suerte pudieron reservar una hilera de tres y estar todas juntas.

Al instante, Ran sintió como vibró su teléfono. Al verlo, leyó que tenía una notificación de Kazuha.

- Kazuha-chan dice que casi pierde el tren pero que ya está sentada a punto de salir. – "Y ya me imagino la razón" – Pensaba sin poder evitar sonreír.

- Esa Kazuha-chan. Últimamente está muy en las nubes. Vamos a tener que tener una seria conversación con Hattori-kun cuando lo veamos – Se burló la bruja.

- Pobres. Dejémoslos en paz. No saben lo que le costó confesársele.

- ¿En serio?

- Lo intentó mil veces pero siempre le surgía algo que arruinaba el momento. Al final, se lo terminó diciendo en el peor momento y en el peor lugar.

- ¿Me estás cargando?

- No, para nada. Pregúntale cuando la veamos. Igualmente pienso que, tanto el lugar como el momento, no son lo importante. – Le comentó Ran con un deje de nostalgia.

- Lo bueno es que ya estamos todas encaminadas a vernos. Hacía mucho tiempo que no nos reuníamos todas juntas. Por cierto Akako-chan, ¿Qué es lo que tienes que buscar? – Consultó Aoko para evitar retroceder en el tiempo. En "ese" tiempo que traía un sabor muy amargo para ella.

- Papá les prestó una colección de libros antiguos a unos amigos de ellos, y justo llamaron la semana pasada para decir que la habían terminado de leer. Querían venir para Tokio a devolverla, pero la mujer no estaba muy bien de salud, por lo que decidieron permanecer en Hamatia. Por eso les pedí de cambiar el destino, perdón por cambiar el rumbo a último momento.

- No tienes que pedirnos perdón Akako-chan. Ninguna conoce Hamatia, por lo que va a ser divertido visitar algo nuevo– Exclamó Ran.

- Ya que estamos ahí, papá me comentó que hay un parque floral. Habría que tomar un tren por 45 minutos para llegar, pero me dijo que en esta época es hermoso porque está todo florecido. Miren.

Y buscando en el teléfono, les fue enseñando fotos del sitio web. Tanto Aoko como Ran se sorprendieron por el tamaño del parque y la cantidad de flores que se podían ver. Además existía un lago con los árboles flor de cerezo que estaban en su máximo esplendor, y hacían un paisaje realmente alucinante. Por supuesto que estaban de acuerdo en ir, con lo cual consultaron con Kazuha para ver si le gustaba la idea, no obteniendo ninguna queja de la misma.

Mientras hablaban de las clases, los profesores que tenían, de sus familias y amigos, se hicieron las 8.20 am. Por lo cual, Kazuha avisó que las esperaba en la estación. A ellas le quedaban 30 minutos, los cuales pasaron rapidísimo al seguir hablando.

Una vez que bajaron del tren bala, se encontraron con la chica de Osaka sentada en los bancos y al teléfono. Cuando se dio cuenta que habían llegado se despidió, y corrió a abrazarlas por no verlas hace tanto tiempo.

Decidieron ir a desayunar para ver cómo organizarse de la mejor manera, por lo que entraron a una cafetería, siendo recibidas por ese exquisito y peculiar aroma del café. Mientras dos esperaban las órdenes, las otras dos se llevaron las mochilas de todas y se sentaron en un box a esperarlas.

- ¿Entonces, que les parece si primero vamos al parque floral? Recién van a abrir y cierra como a las 5 de la tarde. – Consultó Akako.

- ¿No tenías que retirar las cosas de tu padre?

- Si pero es una colección de varios libros. No podemos hacer el check-in en el hotel hasta las 3 de la tarde. Así que, si busco los libros sería una molestia porque tendría que cargar con ellos todo el tiempo. Y me imagino que son pesados, por lo que entre la mochila, que si bien no pesa mucho pero es un estorbo, le sumo los libros… no gracias.

- Buen punto – Dijo Aoko.

- ¿Queda lejos para retirarlo?

- No, queda cerca del hotel por suerte. Le escribiré a papá para que les avise que pasaré tipo 6:30 de la tarde. Creo que estaremos bien con el horario. Así hacemos el check-in, nos bañamos tranquilas y aprovechamos a cenar algo en algún lado.

- Que nadie te diga que no eres organizada – Comentó Ran.

- ¡Razón por la cual estudio organización de eventos! – Y entró a reírse. – Por cierto Kazuha-chan, avísame cuando te casas así organizo tu boda.

Comentario que hizo que tragara mal, y se le vaya el jugo de naranja que estaba tomando por el otro conducto de la garganta. La chica de Osaka empezó a toser y ponerse colorada, con lo cual no sabían si se estaba ahogando o estaba avergonzada por el comentario.

- ¡Tonta! No hagas esos comentarios de la nada y menos aun cuando estoy tomando líquido.

- Apa apa, ¿Por qué? ¿Acaso Hattori-kun insinuó algo? – Preguntó haciéndose la inocente mientras enarcaba las cejas.

- ¿Qué? ¡No!

- Ah, entonces el que casi pierdas el tren esta mañana no tiene nada que ver con cierto muchacho de tez morena y ojos verdes ¿No? – Dijo la bruja sonriéndole con picardía, lo que hizo que Kazuha se pusiera más colorada al recordar lo de esta mañana, y recordarlo a él, y recordar sus ojos, y sus labios...

- Ya Akako-chan. Vas a matarla si sigues con tus indagaciones – Se reía Ran mientras intentaba salvar a su amiga.

- De acuerdo, de acuerdo – Dijo mientras levantaba sus manos en señal de rendición. - Vayamos al parque si les parece, así aprovechamos el día.

- Con el calor que está empezando a hacer yo creo que nos vamos a cocinar - Exclamo Aoko.

- Estamos en mayo, ¿Qué esperabas? Si hiciese frío entonces significaría que el calentamiento global ya nos estaría por acabar pronto. - le contesto Akako.

- Pues...conociéndote a ti y tus hobbies... me podría esperar cualquier cosa. - Comentó con los ojos en blanco, recibiendo una mirada asesina por parte de su amiga.

Parque floral – Hamatia – 11 hs

Una vez que llegaron al parque, se dividieron en dos hileras de dos, yendo Akako con Aoko a la delantera y Kazuha con Ran atrás.

Se quedaron maravilladas con la cantidad de colores de las hortensias y rosas. Entre ellos podías encontrar azules, violetas, amarillos, rosas, rojas y naranjas. Tanta concentración de colores llamativos, provocaba que las chicas sonrieran y no dejen de hacer comentarios sobre lo hermoso que era todo.

Atravesaron el túnel de azaleas violetas y rosas, encontrándose con otra especie de flor en forma de pompón. Finalmente, terminaron en el lago Hamia, rodeado de flores de cerezo. Al caminar cerca de los mismos, podían verse envueltas en pétalos, provocando una profunda sensación de felicidad y suavidad. Por supuesto, no faltaron las fotos y las poses.

Mientras rodeaban el lago en dos hileras como al comienzo, las últimas dos chicas empezaron a conversar sobre sus vidas y reírse de las cosas que hacían sus compañeros de estudio en la facultad. Aunque luego de un momento, Ran notó que su amiga estaba media pensativa. Así que disminuyó un poco más la velocidad para quedar a una distancia más prudencial con respecto a las otras dos chicas de Tokio.

- Kazuha-chan, ¿Estás bien? – Y la de Osaka se sorprendió, confirmándole a la de Tokio que estaba bastante distraída en sus pensamientos.

- Sí, si todo está bien – Le contestó mientras sonreía.

- ¿Segura? ¿Todo está bien con Hattori-kun?

- Entre nosotros sí. Aunque estuve un poco preocupada por él esta semana.

- ¿Le pasó algo malo?

- Mmm no, no es eso. – Y Kazuha calló, mientras su mirada iba a ella y al piso continuamente. No sabía si hablar del tema o no, dado que no sabía si podía traerle malos recuerdos a Ran.

- Puedes hablar conmigo si es algo referido a lo que pasó hace dos años atrás. A diferencia de Aoko-chan, opté por procesarlo de otra forma - Y Kazuha se detuvo en el lugar mirándola sorprendida.

- ¿Cómo sabías que estaba pensando en algo referido a eso?

- Se nota por cómo me estás mirando. No sabes si decírmelo o no, porque piensas que puedes incomodarme. ¿Es eso? – Y Kazuha asintió con la cabeza.

- ¿No te molesta que pregunte? En realidad, nunca hablé del tema porque…no lo sé. No quería lastimarte recordando a…tú sabes.

- ¿Te refieres a Shinichi? – Y no pudo evitar sonreír melancólicamente.

- Ran-chan…no tienes que…

- Tranquila, no pasa nada. – Y le dedicó una sonrisa - Dime, ¿Qué pasa con Hattori-kun?

- No lo sé. Empezó a estar raro esta semana y un poco bajo de ánimo. Cuando empecé a preguntarle, me dijo que estaba así porque básicamente extrañaba a sus amigos.

- Y es lógico. Ellos dos eran como dos hermanos. ¿Pero entre ellos no se hablan?

- No. Hace 2 años que no sabe nada de ellos. Del único que sabe es de Hakuba-kun que está en Inglaterra. Se hablan de vez en cuando, pero no tienen la misma relación que con Kudo-kun.

- ¿Cómo? – Y la de Tokio se sorprendió. Esperaba que entre ellos por lo menos se estuviesen comunicando.

- ¿Puedo preguntarte algo?

- Sí, por supuesto.

- Kudo-kun… ¿Estaba bien antes de irse?

- ¿Bien en qué sentido? Emocionalmente no creo que haya quedado intacto con todo lo que pasó.

- No hablo a nivel emocional. Hablo… no lo sé. ¿A nivel salud o físico quizás? Heiji me hizo un comentario la otra noche que fuimos a cenar, y no puedo dejar de darle vueltas.

- ¿Qué te dijo?

- Ran-chan, no sé si es buena idea – Y la de Osaka empezó a dudar.

- Kazuha-chan, por favor. Dímelo.

- Heiji me matará por esto. – Dijo mientras se ponía una mano en la cabeza - Me dijo que tenía la teoría de que si ningún padre lo llamó para asistir a… – Y tragó saliva fuertemente – A un velatorio, entonces es porque por ahora siguen vivos. También me dijo que tenía un problema, pero no quiso decirme cual.

Y Ran se quedó muda y helada. Ella había armado una teoría y se podía esperar cualquier cosa, menos lo que Kazuha le acababa de decir. Esa variable, no se encontró jamás en su ecuación.

Sí, pelearon hace dos años. Fuertemente. Al punto que se separaron y jamás volvieron a verse o a contactarse.

Pasó aproximadamente un año de la pelea cuando Ran se decidió por enviarle mensajes o llamarlo, pero jamás recibió una respuesta, llamada o una simple confirmación de lectura de los mensajes. Días después de eso, decidió ir a su casa para ver si encontraba a alguien. Pero lo único que halló fueron las hojas de los árboles caídos en la entrada de la casa y el césped crecido. La casa no había sido habitada por mucho tiempo.

Cuando fue del profesor Agasa a preguntar sobre su paradero, tampoco supo decirle donde estaba. No había podido comunicarse con él en todo este tiempo. Lo único que sabía era que, al ir a limpiar su casa con Ai, encontraron su teléfono sobre la mesa del living.

Ran le agradeció con una simple afirmación de la cabeza, y no recuerda como había vuelto a su casa. Se sentó en el escritorio de su habitación, y al levantar la vista, se encontró con la foto de ellos en Kyoto.

La situación era muy clara en ese momento. Ella enojada le dijo que la dejara en paz… y así lo hizo. El que haya dejado el teléfono significaba que, no le mandaría mensajes, no la llamaría y no la contactaría. Caminaría y se iría de su vida, dejándola tranquila como lo pidió.

Esa era su dolorosa teoría. Pero no esto….

Kazuha al ver que palideció de repente, la guió hasta unos bancos de madera que había a un costado. Las chicas de Tokio se acercaron rápidamente al verlas, con lo que Kazuha les pidió si no podían ir a conseguir alguna bebida fresca con azúcar.

- Creo que eso nos dará un poco de tiempo dado que el kiosco queda en la otra punta. ¿Estás bien Ran-chan? No debí decirte esto.

- No te preocupes. Estoy bien. Solo… no me esperaba esto.

- Igual no sabemos qué pasó.

- A Shinichi la última vez que lo vi, no se encontraba del todo bien.

- ¿A qué te refieres?

- Pensé que estaba cansado, herido y hecho un lío emocionalmente. Acabábamos de discutir y todo se había ido al diablo. Éramos un desastre los dos, pero, ahora que lo recuerdo él se encontraba como agitado y con el entrecejo siempre tenso. Como si haber discutido o hablado le hubiera costado y dolido físicamente. Que tonta. No me di cuenta hasta hoy que algo quizás no estaba bien.

- No te auto flageles. Sabes que eso no te ayudará.

- Lo sé pero…sólo espero que se encuentre bien.

Pasó un momento de incómodo silencio donde Kazuha no sabía que decirle. Luego de la charla que tuvo con Heiji en el restaurant, sentía que los dos años que habían pasado, estaban siendo revividos de vuelta.

- Sabes, creo que de esa noche, nunca voy a poder olvidarme de sus ojos. Él nunca fue una persona fácil de leer. Pero esa noche, fue como mirar los peces en un lago transparente. Pero estaba tan cegada con mi egoísmo y enojo, que no pude verlo.

- ¿Jamás te olvidaste de él no? En todos estos años…

Y Ran le sonrió sinceramente después de tanto tiempo.

- No. Y aunque sé que probablemente me odie por lo que le hice, creo que nunca voy a poder olvidarme de él.

- La foto de Kyoto…

- Sigue en mi escritorio.

- ¿No es una carga difícil de llevar?

- Sabes que estuve haciendo terapia más de un año. Me ayudó a entender y ver las cosas desde otro ángulo, y no sólo del mío.

- Si pero, aun así, no pensarás pasar tu vida soltera, ¿No?

- Se sincera conmigo. ¿Por qué perdonaste a Hattori-kun? – Y la pregunta agarró desprevenida a Kazuha – Responde simple porque no es difícil la pregunta. Vamos.

- Ran-chan, estás haciendo que me ponga colorada.

- Kazuha-chan.

- Ran-chan – Y Ran la miró seriamente reprochando la actitud.

- ¡Kazuha-chan, dilo de una vez! – Le gritó mientras le sonreía.

- ¡De acuerdo! Porque lo quiero.

- ¿Solo lo quieres? ¿Tan poco?

- Ok, lo amo. ¿Contenta? Ahora estoy roja por tu culpa. – Dijo mientras se ponía las manos en la cara para tratar de enfriar sus mejillas. Y Ran no pudo evitar reírse.

- Ahora entiendo por qué Hattori-kun hace que te enojes tan seguido. Te ves adorable amiga – Dijo burlándose. A lo que Kazuha sólo hizo trompa. – Ahora dime algo, ¿Podrías olvidarte de él si se pelean gravemente por algo que descubres que tiene una razón de fondo, pero que no quisiste ver en ese momento?

- No – Le contestó sin dudar. La charla que tuvo con Heiji en el restaurant, le había hecho pensar en lo que haría si la situación le hubiese pasado a ella.

- Entonces respondí tu pregunta.

- ¡Ran-chan! – Dijeron las de Tokio al mismo tiempo que corrían para entregarle le bebida. – ¿Estás bien?

- Sí, es sólo el calor. Me maree un poco, nada más.

- Has estado comiendo bien, ¿No?

- Sí, no se preocupen. Esta semana estuve un poco estresada por los exámenes. Ya estoy bien, en serio. Perdonen por preocuparlas. ¿Vamos? – Les dijo con una sonrisa.

Centro de Hamatia – 18 hs

Una vez que realizaron el Check-in en el hotel, se ducharon y cambiaron de ropa, Akako les comentó que iba a buscar los libros y que en un rato volvía. Seguro que la iban a invitar a pasar a la casa y no quería que sus amigas se aburran. Por lo que en aras de salvarlas de una tortuosa y larga conversación de gente que no conocían, y donde no iban a entender nada, decidió ir sola.

Por otro lado, las tres chicas salieron a conocer un poco la ciudad. Considerando que no tenían carteras, dejaron la poca ropa que llevaron en el hotel, y salieron con sus mochilas para que les sea más cómodo.

Pasaron por unos negocios, comprando souvenirs para Sonoko y Kyogoku, y mientras charlaban y caminaban sin sentido viendo las vidrieras y las casas de la ciudad, llegaron a unas máquinas de bebidas. Cada una sacó una para hidratarse un poco, luego de haber caminado todo el día.

Vieron que cerca de ellas había un río por lo que decidieron continuar su caminata por la orilla del mismo.

- No sé ustedes, pero mis pies me están matando. Menos mal que vinimos en zapatillas – Exclamó una cansada Aoko.

- Estuvimos caminando todo el día. Que nadie nos diga cuando volvamos que no nos aireamos – Dijo Kazuha.

- Lo que va a necesitar airearse son las zapatillas Kazuha-chan.

- ¿En serio? – Preguntó Ran riéndose del comentario. – ¿Por qué no volvemos?...Por cierto, ¿Dónde estamos?

Y fue en ese momento que las tres se dieron cuenta que estuvieron deambulando sin prestar atención a sus alrededores, o a dónde se dirigían. Las tres al mirar bien donde estaban, empezaron a alarmarse. No había otra cosa que alta maleza a la orilla del río y fábricas. Las cuales por el horario tan tardío, ya se encontraban cerradas y a oscuras. La iluminación de la calle a medida que la tarde fue acabando, se fue haciendo cada vez más nula.

Cuando Ran sacó su teléfono, activando su GPS rápidamente para fijarse en el mapa donde estaban y poder volver, fue cuando los hechos empezaron a desencadenarse uno tras otro como una baraja de dominó.