Los personajes del universo de Detective Conan no me pertenecen. Es obra de Gosho Aoyama.

Tampoco me pertenecen los personajes y animales de toda la saga de Jurassic Park.


Hotel de Hamatia– 20:30 hs

Akako regresaba corriendo al hotel. Su teléfono había muerto y no había podido cargarlo, por lo que comunicarse con las chicas le fue imposible.

- "Van a matarme. Se me hizo re tarde. Seguro tienen hambre y me van a terminar comiendo a mi si no me apuro".

Llegando a la habitación, abrió la puerta con la tarjeta, ingresando rápidamente.

- ¡Perdón, perdón! Me atra...se.

Pero se dio cuenta de que la habitación estaba a oscuras y no había nadie.

- ¿Aoko-chan? ¿Están aquí? – Preguntó en voz alta mientras se acercaba al baño y golpeaba la puerta. Al no recibir respuesta, paso a abrirlo dándose cuenta de que no había nadie en toda la habitación.

- "Quizás fueron a comer y me mensajearon diciendo adónde iban"- Ok, ok, cargador. ¿Dónde te dejé? – Dijo en voz alta mientras buscaba en su mochila - Aja, aquí estás.

Conectando el mismo al puerto USB de la pared esperó a que empiece a cargar antes de prenderlo. Cuando pudo iniciarlo, se dio cuenta que tenía varias notificaciones… pero ninguna era de las chicas.

Decidió llamar a Aoko. Pero no le respondió. Intentó con las otras dos chicas… y tampoco pudo.

Busco el último horario en que se conectaron al servicio de mensajería, descubriendo que fue cuando ella fue a buscar los libros.

Su sentido de bruja hizo que se le activaran las alarmas, pero se calmó por un momento y pensó.

- "¿Quizás están en algún lugar sin señal? No, es tonto. Estamos en el medio de la ciudad. Tampoco pudieron haberse alejado tanto como para no estar en área de cobertura. Bueno, quizás pudieron quedarse sin batería. No, tampoco es posible. Son 3, es mucha casualidad que las 3 se hayan quedado sin carga, y menos cuando no estuvieron usando el servicio de mensajería".

Suspirando fuertemente, decidió esperar 30 minutos e intentarlo nuevamente. Mientras caminaba de una punta de la habitación a la otra, intentó de nuevo con los 3 celulares… y ninguno conectó.

Salió de la habitación y decidió buscarlas por el hotel. Quizás estaban en el restaurant o en alguna de las facilities.

No estaban comiendo y tampoco estaban en la pileta. Considerando la hora que era, la mayoría de los servicios como el spa ya habían finalizado. Dudada terriblemente que estén en esta última opción, pero en estos momentos no podía descartar nada.

Cuando llego al mismo, se percató de que efectivamente estaba cerrado. No le quedó otra que preguntar en recepción.

- Lo siento señorita, pero no recuerdo haberlas visto. Sin embargo, entra y sale mucha gente del hotel, mi memoria puede fallar. – Le comentó la recepcionista. – Quizás están en alguna de las facilities del hotel. ¿Intentó buscarlas en el spa, en el bar o restaurant? Aunque el spa ya debería estar cerrado por el horario.

- No, no están en ninguna de ellas – Dijo preocupándose. Esto definitivamente no era normal. - Muchas gracias y disculpe las consultas.

- ¿Se encuentra bien? ¿Quiere que llamemos a alguien? – Preguntó al verla.

- No, yo me encargo. Quizás salieron a comer algo.

- Lamento no poder ayudarla. Cualquier cosa que necesite estamos las 24hs.

- Muchas gracias.

Akako se dio media vuelta y maldijo en esos momentos no tener el número de Hattori. Sin embargo sabía que tanto el padre de Heiji como el de Kazuha, trabajaban en la sede de la Prefectura de la Policía de Osaka. Así que buscó el número por internet y llamó.

- Buenas noches, ¿Podré comunicarme con el señor Toyama?

- El señor Toyama ya se ha retirado. ¿Quién le habla?

- Soy Akako Koizumi y soy amiga de su hija Kazuha Toyama. Necesito hablar con él por algo que pasó. Es urgente por favor. ¿No me podrá brindar su teléfono?

- Deme un momento por favor.

Habrá pasado el minuto más largo de su vida esperando, hasta que recibió respuesta.

- Lamentablemente no podemos brindar esa información señorita. Pero, el oficial Heizo Hattori-Sama la atenderá. Tiene suerte que todavía siga en la Prefectura. La transfiero.

- Gracias.

- ¿Diga? – Una sola palabra de cuatro letras le bastó a Akako para ponerse nerviosa. El tono imperativo que tenía el padre de Heiji denotaba porqué era el oficial de mayor rango.

- Buenas noches Hattori-kun. Disculpe la molestia pero… mi nombre es Akako Koizumi y estoy en un viaje con Kazuha Toyama.

- Algo me comentó al respecto su padre. ¿Qué pasó? El que estés llamando a la Prefectura significa que algo no anda bien.

- No las puedo encontrar.

- ¿A qué te refieres? ¿Y por qué en plural? ¿Quién más falta? – Realizó una pregunta tras otra de forma cortante para obtener la mayor cantidad de información posible.

- Nosotras dos junto con Ran Mouri y Aoko Nakamori, vinimos a Hamatia a pasar el fin de semana. Yo me separé de ellas por dos horas y cuando volví al hotel no las encontré. Las busqué por las instalaciones y no están. Las recepcionistas no las vieron, y llamo a sus teléfonos y no contestan.

- No es un comportamiento habitual en ellas. Pásame tu número por favor y el hotel donde estás. Hablaré con Ginshiro Toyama y mi hijo. Te llamaré tan pronto pueda.

- Gracias.


Sede de la Prefectura de la Policía de Osaka – 21:30 hs

Heizo entró a preocuparse luego de haber cortado. Inmediatamente inició una videoconferencia con su amigo y su hijo para comunicarles lo que estaba pasando.

- ¿Papá? – Contestó sorprendido Heiji. No era habitual que su padre lo llamase tan tarde.

- Heiji, ahora te explico. Ginshiro, ¿Dónde estás?

- ¿Heizo? Estoy en casa. Llegue hace un rato – Dijo mirando su reloj – Que raro que estés llamando a esta hora y con tu hijo. ¿Paso algo?

- Dime algo, de casualidad, ¿Tu hija se encuentra en Hamatia? – Y Heiji pasó de la sorpresa al alerta.

- Sí. Iba a pasar el fin de semana con unas amigas. – Y en ese momento se dio cuenta de por qué lo estaba llamando. - ¿Qué le pasó? – Y la madre de Kazuha dejó de lavar los platos de la cena para prestar atención a la conversación.

- Escúchenme con atención. No sé si la información es verídica. Acaba de llamar Akako Koizumi diciendo que no puede encontrarla ni a ella, ni a las hijas de Ginzo Nakamori y Kogoro Mouri.

- ¿Cómo que no las encuentra? – Preguntaron Ginshiro y Heiji a la misma vez.

- Ya buscó por las instalaciones del hotel y preguntó en recepción. Por el horario que es, no deberían estar fuera. Tampoco están contestando el teléfono.

- Heiji-kun dime que hablaste con ella.

- La última vez que tuve noticias de ella fue un audio que me envió diciendo que iban a salir del hotel mientras Koizumi-san iba a buscar unos libros o algo así. Me llamó hace una hora cuando me estaba duchando por lo que no tenía el celular a mano. Cuando intenté comunicarme con ella, no me contestó.

- ¿A qué hora te envió el audio? – Indagó su padre.

- Déjame ver, fue a las 18:07 hs. ¿Hay alguien que pueda rastrear sus teléfonos antes que se apaguen?

Heizo llamó a Investigaciones con el teléfono de la oficina, poniéndolo en altavoz.

- ¿Chiyoko-san? Soy Hattori. Necesito que por favor rastrees inmediatamente el siguiente número que mi hijo te dirá – Claramente Heiji se lo sabía de memoria por lo que se lo pasó sin problema.

- Deme un momento por favor que lo ingreso al sistema pare realizar la triangulación. – Luego de esperar unos minutos – No hay detecciones Hattori-sama.

- ¿Cómo que no se puede detectar? – Consultó Ginshiro.

- El teléfono debe estar encendido. Si se encuentra apagado o sin batería, no se registra con la red del portador celular y no se pueden rastrear.

- ¡Mil demonios! – Exclamó el padre de la chica preocupándose.

- Espera. ¿Puedes probar con otro teléfono? – Y Heiji luego de buscar el número en sus contactos, se lo dictó.

- El registro que me dictaste tampoco se encuentra disponible. La única forma de poder rastrearlos, o por lo menos la última vez que los usaron, es a través de una orden de un juez que exija a las operadoras telefónicas a compartir los datos de GPS de los teléfonos que me dictaron.

- Gracias Chiyoko-san. Buenas noches. – Y Heizo cortó para llamar a un juez que él conocía de Osaka.

- ¿Heizo-kun? ¿Qué demonios pasó para que llames a esta hora y encima un sábado?

- Lo siento Kenzo-kun. Pero necesito pedirte un favor urgente. Necesito una orden para que una compañía telefónica me brinde los datos de localización de un teléfono.

- ¿Quién murió ahora? – Y a Heiji se le cayó el corazón al suelo después de escuchar la pregunta. Si bien estaba rodeado y acostumbrado a estar cerca de gente muerta, el que su novia pueda estar dentro de esas posibilidades, hacía que su mente empiece a salirse de control. Sin quererlo, sus manos empezaron a temblar.

- No por favor, espero que nadie. Desapareció la hija de Ginshiro.

- ¿No habrá salido con sus amigas? Sabes que no puedo realizar una orden sin respetar los procedimientos habituales, dentro de los cuales, y lo sabes, tienen que pasar más de 24hs desde la denuncia de desaparición.

- Kenzo-kun, quiero evitar un mal mayor a futuro. Por favor, necesito esa orden. Son tres chicas las que están desaparecidas y sus vidas pueden estar en riesgo. Si no nos movemos ahora, mañana puede ser muy tarde.

- De acuerdo, de acuerdo. No es normal que me pidas estas cosas y menos a estas horas. La armaré. Envía a uno de tus oficiales para que venga a buscarla.

- Te debo una Kenzo-kun. Gracias.

Una vez que colgó, se comunicó con un oficial para que busque la orden y la presente a la compañía telefónica. No podían perder tiempo. En este caso… valía oro.

- No quiero ser pesimista. Pero, ¿Qué pasa si no encuentran nada? – preguntó Ginshiro.

- Ok, calmémonos un segundo – Dijo Heiji mientras intentaba pensar. Cada vez que le ocurría algo a Kazuha perdía los estribos en una centésima de segundo. Cerró los ojos un segundo, y respiró profundamente. – Incrementemos las posibilidades por si las dudas. Déjame agregar una persona más a la llamada. – Y a los segundos contestó.

- ¿Hattori-kun? ¿Sabes qué hora es? – Dijo un malhumorado Kogoro.

- Lo sé. Ahora te explico. Mouri-kun, necesito tu ayuda rápidamente. Solo escucha y luego preguntas. ¿Kisaki-san se encuentra contigo? – Ante la urgencia del muchacho, optó por contestar rápidamente.

- Sí, está aquí. Eri, ¿Puedes acercarte? Algo no anda bien.

- ¿Qué pasó? – Consulto mientras se acercaba al teléfono, sorprendiéndose por la hora y la cantidad de gente que había en la video llamada. Personas que eran sinónimo de problemas.

- Kisaki-san, ya sé que es tarde, pero, ¿Conoces a algún juez que pueda autorizarte una orden para que la empresa telefónica de tu hija y de Aoko Nakamori puedan compartirnos los datos de GPS de su teléfono? – y tanto Eri como Kogoro palidecieron. – Sé que tienen preguntas y se las responderé pero necesito que hagan eso inmediatamente.

- Dame un minuto que voy por mi teléfono – Y una alarmada Eri corrió para poder contactarse con sus colegas.

- Mouri-kun, ¿Tienes forma de comunicarte con Ginzo Nakamori? – Consultó Heizo.

- Tengo su teléfono – Y una vez que lo agregó a la video llamada, Heizo se encargó de comunicarles lo que había pasado.

Luego de una hora aproximadamente, empezaron a recibir los resultados de las compañías telefónicas. Al leer los resultados entre todos, se dieron cuenta de que estaban las tres juntas cuando ocurrió el hecho por el cual desaparecieron, dado que las antenas de telefonía o estaciones base, tienen un registro de los móviles que están conectados. Sin embargo, el área de cobertura identificada era grande.

Eri al leer el informe de su hija captó algo más.

- Esperen. El teléfono de Ran tenía el GPS activado. Acá dice las coordenadas.

- ¿Pueden enviárnoslas? Nosotros estamos más cerca por lo que llegaremos mucho antes – Exclamó Heiji con un poco más de positivismo. Que el GPS haya enviado señales, significa que se puede localizar al celular en un radio de entre 40 y 200 metros. Claramente disminuye significativamente el área de búsqueda…si es que siguen ahí.

- Ahora se las envío. Por favor intentemos comunicarnos entre todos. Nosotros mientras iremos para allá.

- Yo también – Dijo el padre de Aoko.

- Nos vemos todos en Hamatia entonces – Y fueron colgando todos, menos los de Osaka.

- Ginshiro, paso a buscarte con tu mujer.

- Te espero – Dijo mientras cortaba.

- Heiji, ¿Estás bien? – Le preguntó mientras salía de la oficina para dirigirse al estacionamiento.

- Un poco alterado.

- La encontraremos. Tranquilo. Si vas a ir con la moto, ve con cuidado, no te excedas en velocidad. No me sirve que tengas ningún accidente, ¿De acuerdo? Te necesito centrado en esto.

- Sí lo sé. Le pido un taxi a mamá para que vaya a lo de los Toyama y yo voy para allá directo. Llegaré más rápido y puedo avanzar.

- Está bien. Ve con cuidado dado que puede ser peligroso. Nos vemos allá.

Heiji al cortar se quedó estático por un minuto. - "¿Cómo pasé de despedirme con Kazuha esta mañana a esto?" – Y sintió un frío estremecedor por todo el cuerpo, el mismo que sintió cuando Shinichi lo llamó antes de irse ese día. – "Maldición. Que semana de porquería. Es como si los fantasmas del pasado viniesen con sus malditos cuchillos" – Pensó mientras se pasaba la mano por el pelo, el cual ya se encontraba alborotado.

Vio como Eri creó un grupo telefónico con todos los que participaban, probablemente para centralizar los datos y ganar tiempo. Al segundo, envió las coordenadas que aparecían en el informe.

Sin tardarse un segundo más, mientras pedía un taxi para su madre, revolvió su habitación para buscar su mochila y poder guardar sus llaves, celular, billetera y documentos. Guardó también, su notebook con el cargador por si las dudas.

Bajo corriendo las escaleras para comentarle rápidamente a su madre lo que pasó. Luego pasó a ponerse el casco, subirse a la moto, colocar en el teléfono las coordenadas y salir disparando.

Considerando que ya eran las 23.30 hs, por suerte no había casi gente en la calle, y mucho menos en la ruta. Por lo que eso le iba a dar ventaja de acelerar todavía más, aunque la oscuridad del camino le jugaba en contra.

Su cabeza no dejaba de pensar en las múltiples variables que podrían haber llegado a ocurrir.

- Basta Heiji. Tranquilízate. – Se decía internamente a él mismo - No sirve de nada hacer conjeturas sin evidencia. Necesito estar ahí para empezar a saber qué pasó.

- Si esto se va de las manos, tendré que llamar a Saguru para que me ayude. No podré yo solo. Y si sigue escalando severidad… ahí sí que no sabría qué hacer. Quizás podría pedirle ayuda a Rei.

- Maldición. Espero que se encuentren bien. Justo las tres juntas, no podían ser otras personas. Tenían que ser justo ellas tres. Si algo les pasa, no voy a ser el único que va a explotar y se va armar la podrida. Igualmente… hasta que ellos se enteren, si es que se enteran… ¡Esos dos estúpidos tiene que ser tan poco comunicativos! – Y Apretó los dientes por la frustración, mientras aceleraba todavía más.


Hamatia – 2:30 hs

Heiji llegó al lugar de las coordenadas y dio un par de vueltas para reconocer la zona y ver que no haya señales de peligro. Luego llamó al grupo con los auriculares inalámbricos y esperó que todos respondan.

- ¿Heiji, llegaste? – Preguntó su padre.

- Si, y no entiendo cómo terminaron acá. De lo poco que vi de la zona, esto es lo peor.

- Descríbenos, así adelantamos tiempo – Dijo Ginzo.

- La zona de por sí es oscura. No tiene mucha iluminación de la calle y estoy usando las luces altas de la moto para poder ver. En uno de los lados del camino hay un montículo de maleza crecida y arbustos, donde luego desciende a un río sin cerco. Del otro lado sólo hay fábricas, algunas cercadas y otras no. No se observa gente en los alrededores producto de ser una zona fabril. Claramente, a simple vista no veo que estén aquí. Pero algo tiene que haber que nos dé un indicio de lo que pasó – Comentó mientras se bajaba de la moto y encendía la linterna del celular para ver. – ¿Alguno tiene la dirección a mano del hotel para decirme dónde se encuentra con respecto a este lugar?

- Yo la tengo en un mensaje Heiji-chan – Agregó la madre de Kazuha – Dame un segundo… para que te des una idea, el hotel está cerca del tren bala y del tren común.

- Ok, entonces fueron claramente desde el sur hacia el norte. – Dedujo mientras corría para el sur unos 300 metros. Se dio la vuelta y empezó a caminar sentido norte observando todo a su paso.

200 metros más adelante, encontró latas de gaseosas. Al girar con la luz de su celular, se dio cuenta de que había tachos de basura cerca, por lo cual, le llamó la atención de que no las hayan tirado a los cestos. Se acercó a las mismas para examinarlas.

- Encontré unas latas de bebidas. Oh casualidad que son tres y una es la preferida de Kazuha – Dijo mientras las miraba con detenimiento. – Una de ellas no está del todo vacía pero está apretada de un lado.

- Lo que significa que pudo ver algo que le produjo nerviosismo e inconscientemente apretó la lata – Dedujo Kogoro.

Heiji se sorprendió que haya podido razonar de esa manera. Claramente Mouri fue cambiando a lo largo del tiempo.

Heiji dejó la lata sobre el césped como referencia, y siguió caminando por el mismo por unos 200 metros más, no encontrando nada más que lo ayude. Por lo que volvió trotando donde dejó la bebida. Prestó atención a la maleza, encontrando que a un par de metros, se encontraba aplastada. Incluso, había un par de ramas rotas de los arbustos. Se subió al montículo, iluminando como pudo el descenso hacia el río. Notó que había tierra desplazada en una gran proporción. No vio ningún objeto, pero se acercó al río para evaluarlo.

Agachado, fue mirando la orilla yendo en dirección al norte. En una parte notó que la tierra era un poco más húmeda, dejando evidencia de algunas huellas de zapatillas. Si bien eran pisadas irregulares y distanciadas puesto que la tierra no se encontraba tan mojada, pudo analizar que se trataba de pisadas femeninas, por la medida de las huellas.

- ¿Heiji que estás haciendo? ¿Pudiste ver algo más? – Consultó Ginshiro. El silencio sepulcral lo estaba poniendo nervioso.

- Si es que son ellas, pasaron sobre la maleza y los arbustos. Una de ellas se cayó al no percatarse que iba en descenso, dado que hay un desplazamiento de tierra. También a algunos metros encontré huellas de zapatillas femeninas, dado el tamaño de la suela. Por la distancia entre las pisadas claramente se encontraban corriendo, por lo que debían estar escapando de algo. La pregunta es… ¿Hasta dónde siguieron corriendo?

- Heiji, nosotros estamos llegando a las coordenadas. Espéranos que buscaremos más detalles todos juntos – Exclamó su padre.

Una vez que Heizo vio la moto de su hijo y estacionó al lado, subieron al montículo para verlo. Ahora con 4 personas más y la iluminación de 4 celulares más, podían avanzar un poco mejor. Mientras las dos mujeres veían entre la maleza, los hombres descendieron para evaluar mejor el terreno.

A los pocos minutos llegaron los de Tokio, realizando las mismas acciones que los anteriores.

- El río no parece ser profundo y su corriente tampoco es fuerte, por lo que si estaban escapando, no les iba a ser de mucha utilidad. Sólo les queda correr – Comentó Ginzo analizando la situación. El haber perseguido al idiota de Kaito por tanto tiempo le sirvió de algo – Se deben haber dado cuenta de que la oscuridad les servía para camuflarse mejor, por lo que tuvieron que seguir por un buen trecho de esta manera.

- Hay un puente más adelante, por lo que tuvieron que sí o sí salir de este camino. Salvo que lo hayan cruzado lo cual dudo – Respondió Heiji.

- No creo. El agua les llegaría a la cintura. Si están escapando, no van a meterse al agua dado que las alcanzarían – Le contestó su padre.

Mientras seguían caminando hasta el puente, las mujeres en la maleza dieron un grito a los hombres para que se acerquen.

- Esto es de la remera de Aoko. – Dijo Ginzo mientras examinaba un pedazo de tela que se había quedado entre las ramas de unos arbustos.

- Deben haber salido a esta altura, el meollo de la cuestión es… ¿A dónde fueron? – Comentó Eri mirando los alrededores.

- Cruzar el puente no es una opción. Se alejarían de la mayoría de los transportes, dado que irían para el este. Tendrían que haber ido en dirección contraria.

- Kazuha y Mouri-san están acostumbradas a este tipo de situaciones. Por lo que me imagino que reaccionaron rápido y fueron al oeste.

- Si, el gran problema es que Ran no es muy buena con las direcciones – Dijo Kogoro – Así que espero que tu novia sea buena con ellas. – Y Heiji empezó a sudar. Claramente… no.

- Cambiemos el punto de vista – Exclamó Heizo – Pensemos como ellas. No se las hijas de ustedes, pero Kazuha-chan sabe defenderse bien.

- Ran también sabe artes marciales. – Agregó Eri.

- Entonces, si decidieron correr y no enfrentarlos, puede deberse a dos razones: o las superaban en número, o estaban armados. Si corrían al puente, sabían que eran blanco fácil tanto para secuestro como para en el peor de los casos, matarlas. Por ende, eliminemos esa opción.

Ahora, tienen que perderlos. Separarse sería la mejor opción.

- Y la peor para nosotros. Perdemos totalmente el rastro. Sabemos que corrieron de algo, el acertijo es… ¿De quién y por qué?

- Hagamos lo siguiente – Intervino su padre. – Yo iré con Ginshiro, Heiji, Nakamori-kun y Mouri-kun a la jefatura de policía de Hamatia. Preguntaremos si hay modo de ver las cámaras de la zona, si es que las hay. Las mujeres vayan al hotel donde está Akako Koizumi dado que está sola y probablemente asustada. Por lo menos tendremos un punto de reunión. Shizuka, te paso el teléfono que me dio la chica.

- Dado que soy el único que vino solo, vayamos en mi auto, así les dejan sus autos a ellas. – Comentó Ginzo.


Jefatura de policía - Hamatia – 5:00 hs

Una vez que Heizo pudo relatar todo lo que pasó, los oficiales que estaban de turno en la Jefatura, no les llevaron mucho el apunte, dado que nunca realizaron la denuncia de desaparición, y que no habían pasado 24hs del hecho.

Sin embargo, los cinco hombres se dieron cuenta de que el tema protocolar, era una excusa. Indirectamente les estaban diciendo que no harían nada.

Heiji estaba a punto de bullir como un volcán dado que habían pedido un tiempo tremendo para nada, por lo que Kogoro al verlo, lo agarró y se lo llevó afuera. Si no podían solucionar las cosas de la manera formal, había que buscar otros caminos.

Kogoro intentó llamar a Megure para ver si no tenía algún modo de conseguir algún contacto que los ayude.

Heiji al verlo y escucharlo, decidió llamar a Rei para que lo ayudara.

- ¿Heiji-kun? – Dijo mientras miraba el reloj de su mesa.

- Lamento llamarte a esta hora Rei-kun. Tengo un problema y necesito tu ayuda – El agente al escuchar su voz estresada se despertó enseguida. No era normal que hablasen y menos a esta hora.

- ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Y le comentó todo lo que había pasado y lo poco que habían podido averiguar. Cuando Heiji terminó, Rei ya se había vestido y estaba en su auto yendo a las oficinas, a pesar de ser domingo.

- Ok, déjame ver qué puedo averiguar y a qué puedo acceder desde la oficina. Probablemente tenga que mover un par de fichas de dominó, así que dame un poco de tiempo. – Le contestó por el altavoz. – Tú sí que sabes divertirte el fin de semana Heiji-kun.

- Prometo compensártelo de alguna manera – Le comentó con burla.

- Olvídalo. Ya ayudaste bastante con la Organización. Cuando tenga algo te llamo. Tranquilízate que las encontraremos.

- Gracias.

Cuando cortó, se dio cuenta que Kogoro estaba esperando que termine.

- ¿Tuviste suerte Mouri-kun?

- No mucha. Megure no tiene contactos dentro de la Jefatura o por la zona. Igualmente iba a preguntar a un par de conocidos ¿Qué tal tú?

- No lo sé. Puede que tenga algo de información pero en un par de horas.

- Bueno, vayamos al hotel. Es inservible que nos quedemos en este lugar – Dijo un enojado Ginshiro mientras salían del edificio.


Hotel - Hamatia – 7:15 hs

Una vez que las madres calmaron a una estresada Akako y le comentaron todo lo que habían podido averiguar, decidieron dejar de hablar sobre posibles conjeturas que no llegaban a nada y pasaron el tiempo conociéndose un poco entre ellas. Nunca habían tenido la chance de estar todas juntas, a excepción de Shizuka y la madre de Kazuha que ya se conocían.

A Akako la invadió el cansancio después del largo día, por lo que se apartó de la conversación de madres y se acostó un poco en la cama.

Cuando Ginshiro envió un mensaje al grupo diciendo que no habían podido lograr mucho y que estaban yendo para el hotel, el rostro de las mujeres cambió a preocupación agravada.

- Voy a ir a recepción a pedirles si no tienen disponible una habitación para los hombres. Por lo menos van a poder darse una ducha. Heizo no pudo pasar por casa antes de venir para acá dado que se quedó trabajando hasta tarde – Informó Shizuka levantándose.

Cuando Shizuka terminó de hacer el check-in y de extender el horario de salida de la habitación de las mujeres, fue que llegaron los hombres con semblantes serios.

- Toma querido – Dijo Shizuka entregándole la tarjeta de la habitación– Vayan a darse una ducha. Mientras tanto pediré el desayuno a la habitación nuestra, por lo que después de asearse vengan y vemos como seguir.

- ¿Cómo está Koisumi-san? – Consultó su hijo mientras caminaban hacia las habitaciones.

- Recién se durmió un poco. Estaba estresada y muy preocupada. La dejaré dormir hasta que vengan a la habitación. ¿No tienen ninguna novedad?

- No nos dieron mucha atención. Te daré más detalles cuando estemos todos. En un rato estamos ahí – Le dijo su marido mientras entraban a su habitación.

Una hora después, se encontraban todos en la habitación. Si bien el desayuno había llegado y se veía de lo más exquisito, ninguno de ellos tenía hambre como para comer. Lo que sí fueron bienvenidos fueron los cuatro termos de café para despertarlos un poco.

Ninguno sabía que hacer o qué decir, creando un ambiente incómodo y preocupante.

Una vez que la cafeína empezó a hacer efecto en Heiji, éste decidió sacar su notebook, emparejarla al televisor y empezar a buscar noticias sobre Hamatia. El resto de a poco se fue incorporando a la búsqueda, usando sus celulares, mientras se rotaban para cargarlos.

Luego de un rato, empezaron a descubrir que si bien la zona era hermosa por los paisajes y actividades que podías realizar, había demasiadas noticias recientes sobre desapariciones misteriosas y asesinatos.

Se hicieron las 10 de la mañana y el celular de Heiji sonó. Éste al ver que era Rei, atendió inmediatamente, logrando la atención del resto.

- Rei-kun.

- Heiji-kun, estoy yendo para allá. Te contaré mientras tanto lo que pude averiguar – Esto encendió la alarma del detective. Si estaba viniendo, es porque estaban en problemas.

- Espera, estamos en un hotel. ¿Del 1 al 5 qué nivel de riesgo estamos metidos?

- Entre un tres y un cuatro – Y Heiji abrió los ojos. Eso… no era bueno.

- Te llamo en 15 minutos.

Cortando la comunicación, pensó por 5 segundos. La habitación donde estaban ahora, compartía una de las paredes con otra habitación. Mientras que la de ellos, se encontraba al final de pasillo, por lo que sería más segura.

- De acuerdo. Necesito que hagamos lo siguiente. Mudémonos a la otra habitación.

Una vez que lo hicieron, Heiji continuó con la explicación rápidamente.

- Bien, ahora necesito que las mujeres tengan por un rato los celulares que conforman el grupo que Kisaki-san creó. Las llamaré a todas. No usen altavoz. Si tienen auriculares mejor y hablen bajo en caso de necesitarlo. Agregaré a Rei-kun a la conversación así pueden saber qué está pasando. Mientras tanto, mamás de Osaka, necesito que se queden en el lobby del hotel y me digan si ven a alguien sospecho. Kisaki-san y Koizumi-san, necesito que merodeen por el pasillo, y presten atención a dos cosas: si se acerca alguien a la puerta de esta habitación, lo cual me avisarán inmediatamente y las salidas de emergencia que haya en el pasillo. Hasta que no terminemos de hablar con Rei-kun, nadie se mueve, ¿Entendieron?

Todos asintieron dándose cuenta que la situación era más grave de lo que parece ser. Una vez que las mujeres salieron rápidamente de la habitación, Heiji empezó a hacer la llamada grupal. Cuando contestaron todas, agregó a Rei.

- Ok, veo que tenemos un escuadrón entero en la conversación – Se sorprendió Furuya al ver la cantidad de contactos, aunque todos conocidos.

- Ahorro de tiempo en explicaciones. Y nosotros por lo menos, te conocemos todos.

- Bien. Voy resumidamente al punto entonces. Busqué información sobre la ciudad donde están, y no son buenas noticias.

- Sí, vimos que hay un alto índice de desapariciones misteriosas y asesinatos.

- Exacto. Pero lo que no está diciendo, es que en un 80% de los casos, hubo involucramiento de personas relacionadas a la compra y venta de estupefacientes.

- ¿Por qué lo están manteniendo oculto? – Preguntó Kogoro.

- Hay una investigación confidencial en curso muy compleja al respecto.

- Furuya-kun… la ecuación es simple si me respondes lo siguiente. ¿Qué clase de personas están involucradas en esto? – Consultó Heizo. Sus años como oficial le hicieron ver todo tipo de situaciones, dándole una mirada mucho más clara y rápida.

- Gente con bastante poder y conocida.

- Diablos – Exclamó Toyama mientras se agarraba la cabeza - ¿En qué se metieron?

- ¿Por qué esto me suena conocido? – Dijo un cansado Heiji. El tener que revivir todo esto por segunda vez no le agradaba en lo absoluto. Menos cuando las involucradas eran ellas y no ellos.

- De lo que estoy seguro, es que no va a llegar al nivel de los cuervos de hace dos años. Dudo muchísimo que haya llegado a expandirse fuera de Japón, por eso no te dije nivel 5. Por otro lado, no sé qué apertura de jurisdicciones tiene esto. Puede que la célula se concentre solamente en Hamatia, con lo cual sería un nivel 3, o puede que se haya ramificado a las ciudades de alrededor, convirtiéndose en un nivel 4.

- ¿Qué hay de las coordenadas que te pase? – Preguntó Heiji.

- A decir verdad, no existen muchas cámaras en el área. Ya cuando me describiste que la iluminación era escasa en la zona y era una zona fabril, automáticamente di de baja la posibilidad de conseguir algo potable. Sin embargo, estoy intentando que los del departamento de Investigaciones accedan a las grabaciones de las cámaras de seguridad que están del otro lado del río y las que se encuentren en un radio razonable. Quizás al aumentar el zoom de las mismas, podamos obtener alguna imagen orientativa.

- Heiji, creo que hay cuatro personas extrañas aquí – Le comentó su madre.

- Sácales foto sin que se den cuenta y envíala al grupo.

- Ahí va.

- Espera un momento – Exclamó Ginshiro al ver la foto. – El que está a la derecha, estaba dentro de la Jefatura.

- Te llamo en 2 minutos exactos. - Exclamó Rei.

- De acuerdo. Escúchenme todos con atención. – Dijo una vez que el de Seguridad había salido de la comunicación. – Les daré las indicaciones a todos. Una vez que termine, todos desconectan el wi-fi y las redes móviles del teléfono. Por si las dudas desconecten el GPS y bluetooth, y saquen el chip del teléfono. Mamá, haz el check-out de ambas habitaciones y espérennos en el auto. Kisaki-san, trata a Koizumi-san como si fuese tu hija. Si se los topan, distráiganlos diciéndoles que les saquen una foto con el celular de Koizumi-san. De esa manera tendremos tiempo para salir de acá. Luego vayan al auto de Mouri-kun. ¿Dónde están las salidas de emergencia?

- Mitad del pasillo, lado derecho si vienes para acá.

- Listo. Hagan todo lo que les dije, y actúen normal – Y cortó la conversación. – Mientras, ustedes, váyanse por la escalera de emergencia. Dispérsense, no salgan todos juntos, y tomen distintas vías con los autos. – Y le dio las llaves de su moto a Ginshiro.

- ¿Tú qué harás? – Preguntó su padre mientras sacaba el chip del teléfono.

- Limpiaré la habitación de al lado y ganaré tiempo. Déjenme la moto encendida. Puedo perderlos más fácilmente.

- ¿Dónde vamos? – Inquirió Kogoro mientras desarmaba su teléfono también.

- Dame… 5 segundos más – Y pasado el tiempo, lo llamó Rei.

- 19-3-M-O-1. – Fue todo lo que dijo antes de cortar. Heiji les dijo el código mientras sacaba el chip de su teléfono.

Una vez que salieron de las habitaciones, Heiji se limitó a vaciar la habitación de las chicas, con lo cual puso toda la ropa en la mochila y se llevó un par de cables que habían quedado en los enchufes.

Salió apresuradamente dejando la puerta abierta y cuando dio cinco pasos...

- ¡Tú! El de la mochila – Le dijo uno de los de la foto mientras le apuntaba con un arma. –Sube las manos y date la vuelta.

Heiji se dio cuenta de que no iba a llegar a las escaleras. Por lo que lentamente subió las manos mientras se daba la vuelta, para luego tirarse hacia adelante y rodar hacia la habitación de la que acababa de salir.

El oficial disparó, por lo que la gente que se encontraba en las habitaciones entró en pánico al escuchar los disparos y empezó a gritar, causando al corto plazo, una conmoción general en el hotel.

El resto del equipo que se encontraba afuera en los autos, escucharon lo que estaba pasando.

- ¿Qué hacemos Heizo? – Preguntó asustada su esposa.

- Hagamos lo que nos dijo. Si sobrevivió antes, podrá con esto. Confía en él. Debemos escapar de este lugar ya. Seguro la policía viene en camino y ya sabemos que si nos encuentran estamos perdidos. – Si bien Heizo tenía puesta su máscara de seriedad, por dentro estaba hecho un manojo de nervios. Es su hijo después de todo, y realmente se encontraba preocupado por él.

Obedeciéndolo, todos se dividieron en los autos, tomando distintos caminos para evadir cualquier seguimiento.

Heiji al atravesar la puerta de la habitación, la cerró de una patada y giró el pestillo. Puso la única silla que había, debajo de la la manija de la puerta. Si bien se abría por medio de una tarjeta, debías realizar el movimiento hacia abajo con la manija para poder abrirla.

Por el ruido, se dio cuenta de que el agente estaba intentando tirar la puerta abajo. No pasaría mucho tiempo más hasta que el resto de los policías aparezcan.

Luego corrió a abrir la ventana de la habitación, para recordar que estaba en un tercer piso.

Las camas estaban lejos de las ventanas y no tenía nada con que atar las sábanas para usarla de cuerda. Además, después no podría deshacerse de ellas y le dejaría el camino solucionado a ellos. Si lo iban a atrapar o matar, que al menos les cueste un poco.

Sacó su torso por la ventana para ver el escenario un poco mejor, dándose cuenta de que la ventana de la habitación de ellos se encontraba abierta. La misma se encontraba bastante lejos, por lo que estirarse no servía de nada. La única opción, era saltando. Una sola chance para hacerlo o caía.

Respiró profundamente, puso sus pies en el borde de la ventana mientras se agarraba con las manos del marco superior de esta y midió el ángulo que tendría que realizar para llegar a su destino. Cuando se sintió equilibrado, realizó dos pasos fuertes para generar mayor poder en el salto y se impulsó hacia la ventana vecina mientras giraba su cuerpo en el aire para quedar paralelamente a ésta. Se agarró a la ventana con los antebrazos y subió.

Sigilosa pero rápidamente se acercó a la puerta de la habitación, abriéndola de a poco. Ahora había tres personas, de las cuales dos, estaban intentando forzar la puerta. Por el chirrido que hacía el marco de la puerta, no iba a pasar mucho tiempo más para que lo logren.

Cuando pudieron abrir la puerta y entraron, Heiji aprovechó para salir y empujar al tercero hacia adentro, y salir corriendo hacia las escaleras de emergencia.

Llegó al lobby del hotel y salió al estacionamiento donde encontró su moto encendida. Ni se puso el casco y salió picando. Pudo ver por el espejo retrovisor como los agentes se quedaron en el estacionamiento hablando por teléfono.

- "Las patentes serán un problema" – Pensó velozmente mientras se metía entre los autos y realizaba zigzag.


Kogoro y Eri – 11:30 hs

- Kogoro, ¿Dónde tenemos que ir? No conozco la zona y no podemos acceder al GPS del celular.

- Necesito que saques el mapa de la guantera y la birome.

Una vez que vio que había encontrado las cosas, prosiguió a explicarle.

- Anota el siguiente código: 19-3-M-O-1. El primer número es la prefectura ordenada por habitantes. El segundo, es el número del municipio.

- Ok, ¿Qué son las letras?

- La primera letra hace referencia a la ciudad. Para la segunda es un poco más compleja. Debes dividir la ciudad en 4 cuadrantes, y la O hace referencia…

- Al oeste – Le respondió con certeza, encontrando la lógica en el código.

- Bien – Le dijo con una sonrisa. – ¿Y el último número?

- El primer cuadrante, por lo que sería al noroeste de la ciudad. Ahora todo divino, pero ¿Cómo pretendes que sepa las jurisdicciones por cantidad de gente? No tengo el registro en la cabeza del último censo. – Le contestó irónicamente.

- Tendremos que preguntarle a alguien. Haz una cosa, cargaré nafta en efectivo. Nada de usar tarjetas. Intenta en lo posible siempre mirar para abajo y evita cualquier cámara. Si bien las patentes nos delatarán, tardarán más en reconocernos.

Eri se soltó el pelo de su típico rodete, y tapó parte de su cara con el mismo. Miró un poco la estación de servicio para ubicar las cámaras y saber por dónde moverse. Agarró el mapa doblándolo, y se bajó del auto. Hizo como que estaba estirando las piernas y la espalda de un largo viaje.

Se acercó a los baños, donde era imposible que no haya gente. Vio que había un hombre de unos 30 años esperando fuera de ellos, por lo que dedujo que esperaba a que alguien saliera del baño de mujeres.

- Discúlpame, ¿Puedo preguntarte por unas direcciones? Estamos en un viaje para ir de unos amigos y se nos acabó la batería de los celulares, por lo que no podemos consultar el GPS – Le explicó mientras le mostraba su celular.

- Sí por supuesto. ¿Dónde tienes que ir?

- Es un poco extraño. Nos dieron una especie de acertijo para llegar. Tengo que saber la prefectura, ordenada numéricamente por demografía.

- Tienes unos amigos un poco extraños – Dijo mirándola raro. Es la primera vez que alguien le preguntaba por direcciones de esa forma. Se preguntó por un momento si no estaba media loca. Aparte, ¿Quién no tiene un cable para cargar el teléfono en el auto hoy en día?

- Están un poco mal de la cabeza. Les encanta bromear. – Dijo mientras una gota de sudor resbalaba por el costado de su frente.

- A ver, déjame buscarlo por Internet. Aquí están. – Le dijo mientras le mostraba la pantalla.

Eri vio cual era la prefectura, con lo cual le pidió si no podía buscarle las ciudades que la componían.

El hombre considerando que no tenía otra que hacer y tenía que esperar a que su mujer termine de cambiar al bebé, decidió seguir ayudándola.

Una vez que Eri logró tener la información que necesitaba, le volvió a agradecer al hombre y volvió al auto.

- Tenemos que ir para el oeste de esta prefectura. ¿Nos iremos de aquí sin encontrar a nuestra hija? – Le preguntó con cara preocupada.

- Tenemos que hacerlo si queremos encontrarlas.

- Tengo miedo que les haya pasado algo malo. Me muero si le pasó algo – Dijo mientras cerraba los ojos y tiraba su cabeza sobre el asiento.

- Eri – La llamó seriamente mientras colocaba una de sus manos sobre las suyas. – Sabes que ya pasó por millones de situaciones como esta y sabe cómo manejarlas. Confía en ella, estará bien. La encontraremos.

- ¿Pero qué pasa si no lograron escapar? ¿Qué tal si las secuestraron? O peor… - Y la garganta se le cerró por la angustia.

- Yo también estoy asustado por ella. Pero necesito que estés concentrada en esto y apartes esos pensamientos de tu cabeza. Si no me ayudas, no podré yo solo en esto. – Le explicó mientras la mano que estaba sobre las de ella subió para tomar su mejilla y acariciarla con el pulgar.

- Tienes razón amor. – Mientras una sonrisa se colaba por sus labios.

Eri puso una de sus manos sobre la de él y cerró los ojos por unos segundos, saboreando la seguridad que le transmitía. Cuando volvió a abrir los ojos, su determinación volvió a su máximo.

- ¿Podemos agarrar la autopista? - Preguntó mientras le mostraba el mapa.

- No. Demasiado visible. Tenemos que agarrar una ruta que si bien es más larga, no tiene tantos controles. En la autopista es fácil porque leen las patentes. Esta ruta – Le dijo mientras señalaba un camino. – ¿Puedes guiarme? – A lo cual Eri confirmó con la cabeza.

Después de 2hs, llegaron al cuadrante que necesitaban. Aun así la zona era bastante grande. Por lo que Kogoro empezó a dar vueltas con el auto, hasta encontrar algo que le llame la atención.

- O sea que básicamente daremos vueltas todo el día.

- Los protocolos de seguridad son así. Sobre todo los de último momento.

- ¿Cómo se metió Ran en esto? – Dijo mientras colocaba su codo en la ventana y apoyaba su cabeza en su mano mientras veía las casas y los negocios al pasar.

- No lo sé. Esta vez fue ella. Que conste que esta vez yo no tuve nada que ver. – Comentó mientras recordaba la cantidad de veces que Ran terminó involucrada con sus casos.

- ¿Quién deja una botella de bourbon arriba de un buzón? No puedo creer que la gente sea tan sucia a veces.

- ¿Dónde viste eso?

- 50 metros atrás.

- Márcalo en el mapa por si llegamos a perdernos. Es Rei-kun.

Kogoro hizo unas cuantas cuadras más, buscando lugares que sean oscuros y con varios autos. Encontró un lugar sobre una calle que era óptima, y bajaron del auto.

Mirando los alrededores, encontró que había un charco de barro. Agarró un poco con las manos y fue tirando sobre el auto. Realizó la operación una y otra vez hasta que el auto aparentaba haber sido ensuciado por pasar por un terreno lodoso.

Luego, fueron caminando a la casa que Eri había visto, mientras miraban disimuladamente para todos los lados, cerciorándose así, que nadie los estaba siguiendo.

Se acercaron a la puerta y tocaron el timbre. A los segundos, Furuya abrió la puerta mientras los dejaba pasar.

Cuando cerró la puerta, guardó el arma que tenía escondida en su otra mano.

- Kogoro-kun, Eri-san – Dijo en forma de saludo - ¿El auto?

- Camuflado a unas cuadras de aquí. No nos siguió nadie. – Le contestó mientras le mostraba las manos llenas de barro.

- Excelente. Síganme. Solo falta que llegue Nakamori-san. - Comentó mientras pasaban a una sala que aparentaba ser un living pero sin ventanas – El baño se encuentra a la derecha – Le señaló a Kogoro con una de las manos.

- Hattori-kun, ¿Estás bien? – Preguntó Eri preocupada mientras se acercaba a él.

- Sí, no me pasó nada.

- Estos tipos están locos.

- No, no lo están. Se dedican a eso. Tuvimos suerte de poder escaparnos. Aun así, no se detendrán. Saben que las estamos buscando, lo que nos indica que están vivas y que aparentemente no las tienen en su poder. Rei-kun, ¿No tienes novedades sobre los videos de la zona todavía?

- Me están por mandar algunos videos aunque salvo uno, no son del todo buenos, según me escribieron. – Y justo sonó el timbre nuevamente – Debe ser Nakarori-kun. Ahora vengo.

- Todos dejaron sus celulares sin los chips ¿No? – Consultó Heiji por si las dudas. La seguridad y el anonimato eran primordiales ahora.

- Sí relájate un poco hijo. También sabemos que no podemos usar las tarjetas de crédito y todos hicimos maravillas con las patentes de los autos. – Le contestó Heizo. – Va a costarles encontrarnos.

- Bueno, ya estamos todos y recibí los videos. Veamos que podemos sacar de ellos – Exclamó Rei mientras entraba al Living nuevamente acompañado de Ginzo.

Proyectó su notebook al televisor para que sea más cómodo y todos puedan ver. Las parejas empezaron a agarrarse de las manos con ansiedad, temiendo por lo que podían llegar a visualizar.

- Por lo que veo, hay 3 videos en total. Los de Investigaciones me dijeron que estuvieron analizando las cámaras según las coordenadas y horarios que por lo menos, se conectaron la última vez.

El primero tenía procedencia del otro lado del río. Cuando lo empezó a reproducir, a los minutos se podía visualizar borrosamente, cómo dos personas quisieron bajar al río y una terminó tropezando y cayéndose de rodillas. Una sombra más se unió a ellas para ayudarla a levantarse, y las 3 empezaron a correr por la orilla del río a gran velocidad. Lo que más alertó a los receptores del video, era ver como 4 personas más descendían el montículo de tierra para ir tras ellas.

Las primeras tres, al ver que a la altura del puente se acababa el camino, decidieron subir nuevamente. En ese momento, fue cuando se vieron destellos de luz por parte de los perseguidores. Aun así, las 3 primeras personas parecería que lograron salir del montículo.

La cámara se encontraba tan lejos, que era imposible identificarlas con certeza. Igualmente, la imagen acompañaba el razonamiento que tuvieron todos cuando examinaron la zona, por lo que no cabía duda de que eran ellas.

- ¿Qué eran las luces? – Preguntó Akako con miedo.

- Disparos – Le respondió Ginshiro mientras apretaba con más fuerza la mano de su esposa.

- Lo que no entiendo es cómo no encontramos los cartuchos en la orilla, luego del pequeño rastrillaje que realizamos. Deben haber caído al agua – Relató Nakamori.

- Sigo sin entender cómo se metieron en esto – Exclamó Eri.

- Sigamos viendo a ver si podemos obtener la respuesta.

El segundo video, era muy corto. Apenas duraba 4 minutos, y mostraba una de las cámaras del puente. La visión que mostraba era muy corta, dado que estaba localizada a la mitad del puente, siendo el inicio del mismo, lo más lejano a la misma.

En los pocos minutos, podían ver como salían las 3 personas, y que una de ellas con una campera oscura, intentó querer cruzarlo. Sin embargo, una de las personas del trío que vestía de claro, la agarró del brazo para tirarla hacia el lado contrario, yéndose todas del alcance de foco de la cámara.

Luego, se veía como un par de hombres las seguían.

No había otra cosa en el video.

- Espera. ¿Hay forma de que amplíes sus rostros? ¿Al menos un poco? – Consultó Heiji.

- Lo intentaré, pero no te prometo que la calidad de imagen sea muy nítida.

Al hacerlo, notaban como la imagen se distorsionaba un poco. Aun así, todos los presentes pudieron reconocer a las chicas.

Intentó realizar lo mismo con los rostros de los perseguidores, haciendo un print de pantalla con el horario del video, y guardando las mismas para ver si alguien de Investigaciones podía realizar algún cruce de identificación.

El tercer video enfocaba a una calle. Se ve que se encontraba en los laterales de alguna de las fábricas.

Por el momento, era la mejor cámara, dado que pudieron verlas correr de frente a la misma. La calidad de la imagen era superior, permitiendo identificarlas sin dudas.

Se podía ver cómo Kazuha y Aoko corrían delante de Ran, dando a entender por los colores de las ropas, que esta última es la que agarró del brazo a Aoko para que no cruzara el puente.

Ran se dio cuenta de la existencia de la cámara a varios metros de llegar a la misma y miró para atrás para ver la ubicación de los perseguidores. Rápidamente mostró como sacaba el chip de su teléfono, y los ponía delante de su pecho para que vieran ambos objetos. A su vez, también podías ver como abría y cerraba la boca, para luego ir hacia la izquierda y tirar ambas cosas con algo de fuerza para que cayeran rápido, y que no sean visibles. Esto le ralentizó la marcha por un momento, donde sus captores aprovecharon para volver a disparar. Lamentablemente, su imagen ya estaba fuera del ángulo de la cámara, no pudiendo saber qué pasó después.

- Maldición. ¿No hay otra cámara cerca Rei-kun? – Dijo un exaltado kogoro. Ahora sí estaba preocupado.

- No. Lo siento. Es todo lo que hay.

- ¿Tienes la dirección de dónde se encuentra la cámara? – Preguntó Heiji. – Iré nuevamente a investigar la zona. Veré si hay rastros de Mouri-san y de su teléfono.

- Heiji-kun, no puede ir ahí y lo sabes.

- Pero Rei-kun…

- Yo iré – Le dijo interrumpiéndolo y explicando al resto – Sabes que puedo infiltrarme fácilmente en cualquier lado, y soy el único al que no le vieron el rostro. Ninguno de ustedes puede salir en estos momentos sin comprometer la seguridad de todos. Y vuelvo a recitar las palabras que dijiste hace un momento. Es primordial que lo hagamos. Es una porquería de situación y los entiendo. Sabemos que estos tipos son peligrosos y están armados. Y no sabemos si están heridas. Pero conociendo bien a Ran-san, estando herida o no, sé que salió de esta. Tenía la cabeza bien en frío y los sentidos alertas. Fíjate cómo rápidamente pensó que ir por el puente no era una opción segura y agarró a Nakamori-san para que evite ir. Además pensó en sacar el chip del teléfono para que no lo rastrearan. La verdad que cuando la vea la aplaudo. Mientras me voy, intenten descifrar que quiso decir a Ran-san en la cámara. Ganaremos tiempo. Los teléfonos que hay acá son descartables, y las PC son seguras. Úsenlas si quieren para investigar un poco.

Cuando Rei se fue, el ambiente seguía tenso. La combinación de miedo, incertidumbre y preocupación, estaba creando una atmósfera donde era complicado respirar.

- De acuerdo. Positivémonos. Vamos que debemos encontrarlas. Heiji, encuentra a mi nuera o te líquido. ¿Entendiste? – Lo amenazó seriamente. – Te juro que no te doy más de comer.

- Muy graciosa mamá. – Le respondió Heiji con los ojos en blanco, mientras se sentaba en la mesa para volver a retroceder el último video y entender que quería decir Ran. A los segundos se acercaron Kogoro y Eri para ayudarlo.

- Qué tal Akako-chan si me ayudas a cocinar algo y servirles café. Ya llevamos más de 36hs despiertos, y necesitamos un poco de energía.

- Te ayudaré también – Se ofreció la madre de Kazuha.

- Siento no ayudar mucho en ese ámbito. Mi comida no es del todo buena todavía. – Se disculpó Eri.

- Perdónenla. Pero si comemos algo que hace ella, vamos a terminar haciendo fila en el baño y no es el mejor momento. – Explicó Kogoro, quien a los segundos dio un grito del pisotón que le dedicó su esposa.

- No hacía falta la aclaración, querido.

La imagen de la pareja hizo al menos sonreír un poco a los presentes, haciendo que se distienda un poco el ambiente.

Akako a la media hora volvió a la sala dándole una taza de café a cada integrante.

- Por cierto Koizumi-san, ¿No quieres llamar a tu papá? – Preguntó Heiji mientras aceptaba la taza con mucho gusto.

- Ya lo llamé cuando estábamos en el hotel y le expliqué lo que pasó. Le dije que no viniera porque no iba a ayudar mucho y la verdad que estoy rodeada de detectives y policías. Más segura que eso imposible – Le dijo. –Gracias por preocuparte Hattori-kun. Y no te preocupes por Kazuha-chan, sabes que es fuerte y terca como mula. Así que estará bien.

- Sí lo sé.

- ¿Pudieron descubrir que quería decir Ran-chan? – Preguntó dirigiéndose a los padres de la referida.

- No. Todavía no. – Dijo Kogoro mientras repetía la escena una y otra vez.

Akako al ver la escena, intentó leerle los labios e imitarla, para saber si podía traducirlo.

- ¿Se puede aumentar la imagen de los labios un poco?

- Déjame ver – Dijo Heji - ¿Así? – Mientras volvía a repetir la imagen más ampliada.

- Repítela… una vez más… otra vez…- Mientras movía los labios como ella y arrugaba el entrecejo tratando de entenderla. – Está diciendo un código en números.

- ¿Qué? – Se sorprendió el detective del oeste.

- Fíjate bien, está diciendo números.

- Tienes razón – Dijo Eri, mientras el resto se acercaba para ver si podían ayudar a descifrarlo.

- ¿7476? ¿Quiere decir algo eso? – Consultó Kogoro.

- ¡Maldición! ¿Por qué las cámaras no tienen sonido? – Se quejó Eri.

- No creo que sea 7 el primer número – Y la bruja intentó nuevamente imitar los labios de Ran. – Creo que es un cero en vez de un siete.

- ¿0476? ¿0406? – Intentó Kogoro de nuevo.

- No me dice nada tampoco. – Comentó Heizo.

- No. Es 0405. Estoy segura ahora – Exclamó Akako al ver reiteradamente el video.

- ¿0405? ¿A qué se refiere con eso? – Preguntó Ginshiro a los padres.

- No tengo idea. ¿Tú Eri?

- Me resulta conocido, pero en estos momentos no puedo ubicar donde conozco los números.

- Pensemos… no es el número de una casa porque no empiezan con cero. ¿Qué otra cosa tiene números? – Preguntó Heizo.

- ¿Número de teléfono? Quizás quería que llamemos a alguien. – Sugirió Akako.

- ¿Con solo los primeros o últimos 4 números? – Preguntó con duda Heiji. – No creo. Rei-kun tenía razón. Tenía la cabeza bien fría en toda esta situación. Así que si lo dijo, es algo bien específico y directo.

- Cuatro números son los del cajero automático. También un año, pero empieza en cero así se descarta. ¿Un código postal? Pero no hay ninguno que empiece con cero tampoco. No hay letras con cero, salvo que se refiera a las letras O-D-O-E… ¿Existe esa palabra o significa algo? – Dijo Eri.

Estaban tan concentrados en entender el código que se exaltaron al escuchar uno de los celulares que estaban en la mesa.

Heizo se apresuró a atenderlo y ponerlo en altavoz.

- ¿Diga?

- Soy Amuro-kun, ¿Quién eres?

- ¿Quién? – Preguntó Heizo.

- Es Rei-kun papá. Se estaba asegurando que no habíamos comprometido la operación. – Explicó Heiji tranquilamente mientras las mujeres salían de la cocina para escuchar. – Dime que no llegaste.

- En realidad sí.

- ¿Estás loco? Tardamos casi 2 hs en llegar acá, ¿Cómo hiciste para llegar tan rápido? – Mientras Ginshiro entrecerraba un ojo.

- Saben que pasó hora y cuarto desde que me fui, ¿No?

- Aun así llegaste muy rápido desquiciado. –Le recriminó Heiji. – Igual… no me quejo. Respuestas más rápidas.

- ¿Qué diablos estuvieron haciendo todo este tiempo? ¿Ya perdieron la cordura?

- Estuvimos intentando descifrar lo que mi hija quiso decirnos. En fin… ¿Estás dónde está la cámara? – Preguntó Kogoro.

- Definitivamente perdieron la cordura entonces. Sí, estoy acá. Me disfracé de operario de telefonía para pasar desapercibido.

- Me encantaría saber dónde guardas todos esos trajes – Se preguntó Heiji.

- Pregúntale a Kaito-kun lo mismo. El sí que es experto. Bueno bueno, nos estamos yendo de tema. Volvamos al tema en cuestión. Veamos, si la cámara está por acá… tuvo que tirarlo por esta zona. – Pensaba en voz alta mientras miraba el terreno.

- ¿Qué hay en la zona?

- El costado de una fábrica sin ventanas y con enrejado alto. Hay puro césped y bastante alto. Por eso me imagino que debe estar escondido entre la maleza. – Dijo mientras se agachaba y buscaba entre la hierba.

Luego de unos minutos…

- ¿Es que la gente no conoce lo que es la podadora en este lugar? – Dijo cansado de pincharse con la vegetación. – ¡Ajá bingo! Los encontré. ¿Es uno que tiene una cadena con…? ¿Qué bicho raro se supone que es esta cosa? – Dijo mientras miraba más adelante para ver si veía algo más que le diera algún indicio.

- Sí, es algo que le había pedido a Kudo-kun cuando le compró el teléfono – Le respondió simplemente Akako.

Nombre y objeto que trajo miradas de desconcierto en Heiji.

- "Si se supone que se habían peleado para mal… ¿Lo más lógico no es deshacerte de todo lo que te haga recordar a esa persona? ¿Qué hacía todavía con la cadena? Es como si guardaras todo lo de tu ex".

Al mirar a Mouri-kun y Kisaki-san, quedó aun más perplejo al ver que no estaban sorprendidos por el tema. - "¿Qué demonios está pasando acá?"

- Y si intento prenderlo… está sin batería. Obviamente. Ahora lo cargo en el au…

- ¿Qué paso? ¿Por qué te callaste? – Dijo Heiji seriamente. - ¿Hay alguien?

- No. No es alguien. Es algo.

- ¿Qué hay?

- Alguna de ellas está herida. Hay un rastro de sangre en el camino. Es relativamente abundante al principio y luego disminuye significativamente. Deben haberle causado la herida justo en este lugar. Seguro que fue alguno de los disparos que vimos. Al correr el rastro se pierde. También encontré los cartuchos de una semiautomática. – Dijo mientras que con un pañuelo los agarraba para examinarlos – Parece ser una Walther P99.

- Arma típica de policía – Exclamó Heizo.

- Yo creo que aún heridas, escaparon. No veo que haya rastros de ellas. Iré al auto a cargar el teléfono y vuelvo a llamarlos.

Al cortar la comunicación, Kogoro que se encontraba sentado y apoyado sobre la mesa, se agarró la cabeza con la mano derecha mientras daba un fuerte suspiro. Estaba seguro de que Ran era la que estaba herida. No se necesitaba ser un genio para esto. Era la que iba atrás y estaba más cerca de ellos. Además, para dejar la pista disminuyó la carrera por unos segundos, dándole ventaja a esos tipos de acercársele.

Eri palideció de preocupación, por lo que Shizuka y la madre de Kazuha se encargaron de tranquilizarla.

- Mouri-kun, Kisaki-san, escúchenme un segundo. No sabemos quién de las tres es, o si son las tres. Y si fuese tu hija, y Furuya-kun no la encontró, es porque escapó. Las chicas no iban a dejarla tampoco. Están las tres juntas, más cuando Kazuha trata a su hija como una hermana – Intentó tranquilizarlos Toyama.

- Sé que no es el mejor escenario. Pero piensen que si escaparon, están vivas. Si están heridas, van a saber sobrevivir. Nos encargamos de enseñarles eso durante toda su vida. – Explicó Heizo para apoyar a Toyama en su punto de vista.

Kogoro y Eri se vieron a los ojos por un par de segundos, transmitiéndose mutuamente el miedo que estaban sintiendo. Pero también, la fuerza por encontrar a su hija. Y entre los dos, sabían que harían hasta lo imposible hasta que la encuentren.

El momento se vio interrumpido por un celular sonando.

- Perdonen que tardé 15 minutos, pero por si las dudas me fui del lugar dado que no había mucho más que encontrar. Ahora estoy en una zona céntrica con el auto encendido. Ya conecté el celular sin el chip. Está por llegar al 10%. Cuando llegue, lo encenderé e iré inmediatamente a los videos y fotos. No tendré mucho tiempo. Luego deberé sacar el chip nuevamente y apagar el teléfono. Enviaré los archivos al teléfono que tienen ahora e iré para allá.

- De acuerdo.

- Bien, lo enciendo y… ¡Demonios! Tiene PIN. ¿Alguien lo sabe? Tengo 5 intentos.

- No lo sé – Dijo Eri asustada mientras veía a su marido. Si no lo adivinaban estaban en graves problemas.

- Espera. Prueba con cero cuatro cero cinco. – Sugirió Akako.

- A ver… ¡Sí! Entró. ¡Bien! – Y todos suspiraron.

Se apuró para ir a la carpeta de Media, donde encontró varias fotos del día de ayer en un parque con flores. Fueron las últimas, y no encontró más fotos. Fue a los videos, y vio uno que era oscuro, por lo que decidió enviárselo a Heiji.

- Escúchame Heiji-kun, no veo que tenga fotos. Hay un solo video oscuro que coincide con la hora que se activó el GPS, por lo que debe ser este. Te lo estoy enviando. Cuando lo recibas, envíamelo a mí celular.

- Ahí me llegó.

- Ok. Apago el de ella y saco el chip. Mientras hablamos con el mío. La verdad que su PIN es bastante fácil…poner el cumpleaños de Shinichi.– Comentó risueño mientras miraba el celular de Ran y lo guardaba en la guantera del auto.

- ¡Sabía que de algún lado me sonaba! – Exclamó Eri furiosa por no haberlo recordado.

- Yo ya no entiendo más nada – Dijo un cansado Heiji mientras se refregaba los ojos con las yemas de los dedos. Claramente nunca iba a entender estos temas.

- Bueno, ponle play al video que ahí me llegó. ¡Play play!

- ¿Estás de buen humor Rei-kun?

- Siempre. Tú eres el ogro con mal genio. Si fuera por vos nos suicidaríamos todos.

- Mejor no te respondo – Comentó Heiji mientras ponía a reproducir el video en el televisor.

La posición de la cámara del teléfono estaba casi al ras del suelo. Por el viento se podía ver como unos flecos de maleza intervenían en la cámara. Ran grabó lo que pasó, mientras estaba agachada contra el montículo de tierra y maleza que se encontraban antes de descender al río.

El escenario se desarrollaba dentro de una de las fábricas que no se encontraban enrejadas, donde se podían observar un grupo de personas armadas, de las cuales una, se encontraba tirada sobre la tierra, rodeada de un charco de sangre.

- ¡No puedo creer que hiciera eso! – Exclamó Aoko en voz baja. Se notaba el miedo que tenía por cómo le temblaba la voz.

- ¿Qué hacemos? No podemos salir ahora – Preguntó Kazuha al ver las posibilidades de escapatoria. – ¿Estás grabando? Bájale lo más que puedas el brillo de la pantalla.

- Tienes razón. – Y se veía como la iluminación de lo que rodeaba el teléfono disminuía – Al menos alguien sabrá que nos pasó con esto. – Le contestó la karateca. – Al que vea esto, los hombres que están en la fábrica, acaban de matar a alguien con un arma.

A continuación se veía como de los baúles de uno de los autos, descargaban 4 bolsos negros y los tiraban hacia la gente reunida. Una de ellas se acercó para abrirlos y mostrar lo que aparentemente era dinero.

El cabecilla del grupo levantó las manos a la altura de su cuello e hizo un movimiento hacia delante, indicando a los que estaban atrás de él, que prosiguieran.

Dos hombres se acercaban con carretillas con lo que aparentaban ser ladrillos, descargándolos en los baúles nuevamente.

- Intenta acercarte más con el zoom. – Recomendó la del oeste.

- Lo intentaré, pero están muy lejos como para tener buena imagen. Intenta llamar a Hattori-kun. ¿Alcanzas a ver las patentes de los autos? La camioneta negra es VBO456, pero no logro distinguir la de los autos.

- Yo tampoco. Está muy oscuro. Heiji no me está atendiendo, no debe tener el celular con él.

Mientras tanto, dos hombres agarraron el cuerpo del que se encontraba tendido en la tierra y fueron arrastrándolo hasta el río. Y ahí fue que se dieron cuenta de la presencia de las mujeres.

- ¡Maldición! ¡Aoko-chan, salta los matorrales! – Dijo Kazuha mientras la ayudaba a moverse.

La cámara se empezó a mover violentamente, dado que Ran tuvo que salir del lugar. Lo siguiente que se escucho fue el grito de Aoko al resbalarse al bajar.

- ¿Estás bien? – Preguntó Ran mientras ayudaba a Kazuha a levantarla rápidamente.

- Sí.

Fueron los dos minutos más largos del video para los que lo estaban viendo, dado que sólo podían observar como la cámara se movía de arriba hacia abajo permanentemente, y escuchar las respiraciones agitadas de las chicas debido a la carrera que estaban realizando en la penumbra.

- ¿Se acaba el camino? – Preguntó Ran al ver el puente.

- Tendremos que salir nuevamente al camino principal – Exclamó Kazuha.

- ¿Y luego qué? – Consultó Aoko.

- Seguiremos corriendo. Pase lo que pase, nadie se detiene. – Le indico Ran.

- Tiren sus teléfonos apenas puedan. Nos causarán problemas – Comentó Kazuha mientras se veía por la grabación, como ella y Aoko agarraba los suyos y los tiraban al agua.

Lo próximo que se escuchó fueron los disparos de sus persecutores junto con el grito de las tres por el fuerte estruendo, cuando estaban subiendo el montículo de tierra. Rápidamente saltaron por encima, quedando ligeramente enganchadas por la cantidad de ramas. Ejercieron fuerza para terminar de salir y desenganchar sus ropas.

Ran pudo ver como dos hombres habían salido de la fábrica y venían por la izquierda. Estaban corriendo por el camino principal para dar con ellas.

Al hacer un rápido escaneo de la zona, se dio cuenta de que el puente estaba demasiado luminoso y abierto. Cuando vio que Aoko quería dirigirse hacia el mismo, la agarró del brazo.

- ¡No! Por ahí no es seguro. Vayamos por acá. Pude ver el mapa por un segundo cuando active el GPS. – Les comentó mientras emprendían la carrera devuelta.

Si bien el video seguía por unos segundos más, ya todos sabían lo que pasó a continuación. Iban por el camino donde Ran se dio cuenta de la existencia de la cámara en la calle, por lo que a los segundos, se terminó el video sin más información que explotar.

El silencio reinó por unos minutos, y sólo se escuchaba las nerviosas respiraciones de todos, hasta que Heiji dio un golpe fuerte en la mesa con su puño mientras se levantaba de golpe. Acción que hizo que todos se exaltaran por un momento. Sin embargo, no podían reprocharle nada. Todos se sentían igual: impotentes, con miedo, frustrados.

- Voy para allá – Comentó Furuya al terminar de ver el video.

- ¿Tenemos forma de conseguir los datos de esa patente? – Consultó Ginshiro.

- Ahora se las pido al equipo. – Y cortó la comunicación.

Luego de una hora y media, Rei llegó finalmente a la casa. Si bien estaba intentando ponerle la mejor intención, se le estaba complicando trabajar en esta atmósfera, lo que provocaba que se encuentre más cansado de lo normal. Lo peor de todo… es que traía más malas noticias.

Cuando entró al living y todos lo miraron, no sabía si irse o quedarse. El ambiente era de lo más asfixiante.

- Tengo más malas noticias. Recién me llamaron los chicos de Tokio. La patente del video es de Hiroto Ken.

- ¿Y ese sería…? – Indagó Kogoro.

- El hijo del gobernador de la prefectura. Por lo que estamos hasta las manos con esto – Contestó Heizo.

- ¿Por qué? ¿No se puede hacer nada? – Preguntó Akako.

- Tienes el peor de los cocteles: política, droga y dinero. Te puedo asegurar, que vas a tener la peor resaca de tu vida. – Le contestó Ginshiro.

- No solo eso. Si se manejan con esa impunidad significa que el grado de corrupción de la prefectura es altísimo. Y lo pudiste comprobar al leer todas las noticias de la zona. – Agrego Nakamori.

- Por ende, sabes que la policía y los organismos judiciales de la Prefectura son manejados por ellos también, por lo que tienen la vía libre para hacer lo que quieran. – Explicó Eri.

- Y lo peor que todos ustedes fueron identificados. Por lo que necesitamos gente nueva – Agregó Rei.

Furuya suspiró fuertemente y se dirigió a la notebook para sincronizarla con su teléfono y el televisor. Empezó por contactarse con Hakuba a través de video llamada.

Saguru atendió al quinto pitido, mostrándose en lo que parecería ser su habitación. Estaba vestido con una simple remera blanca y con el pelo ordenado como siempre. Sus rasgos se volvieron más masculinos desde la última vez que todos lo vieron.

- ¿Rei-kun? Qué raro que me estés llamando por video… y con un montón de gente. – Su rostro se ensombreció de repente esperando lo peor. – ¿Quién murió?

- ¡No, nadie! Tranquilízate. Si tenemos un problema, pero no murió nadie. Dame un par de minutos que quiero agregar más gente a la llamada.

- Dale, no hay problema… Heiji…te ves para el demonio.

- Gracias. No sabes lo que te extrañé – Le dijo irónicamente.

- Por cierto Saguru-kun, ¿Qué hora es en Inglaterra ahora?- Preguntó Rei. – Este tipo no me está contestando el teléfono.

- Hay 8 horas menos que en Japón. Así que si allá son las 18:11:41 – Dijo consultando su reloj afinado – Acá son las 10 de la mañana.

- Por ende, en Estados unidos son…

- Tienes 13hs de diferencia. Son las 5 de la mañana.

- Ah, me va a insultar de lo lindo. Así que seguiré llamándolo – Dijo con una mueca divertida.

- ¿Rei? – Preguntó con su voz grave tan característica de siempre.

- Oye, estás demasiado despierto para ser las 5 am.

- Son las 10 de la mañana. No estoy en Los Ángeles.

- ¿Estás en Inglaterra? – Preguntó Saguru.

- Sí, estoy visitando a mi hermana y a mi madre. ¿Y qué hacen todos ustedes en la llamada?

- Tenemos un problemita aquí en Japón. – Dijo Rei

- ¿Otra vez?

- Oye, que el anterior fue mundial. – Exclamó Furuya.

- Agrega a Jodie a la conversación para que esté en tema.

- ¿Por qué yo? – Preguntó mientras buscaba su contacto y la agregaba.

- Yo no voy a ser el culpable de que la despiertes a las 5 am. Sabes cómo se pone cuando la despiertas a la madrugada.

- No, en realidad no. Pero por otro lado se ve que tú eres todo un experto en el tema ya.

- ¡No seas estúpido! – Le recriminó el del FBI.

- ¿Rei? Mejor que te estés muriendo para que me llames a esta hora un día domingo – Dijo lentamente la persona con una voz ronca. Claramente estaba bien dormida.

- Te avisé.

- Buenos días Jodie, hora de levantarse. – El de Seguridad empezó a transpirar. Ahora entendía lo que Akai le quiso decir.

- ¿Qué demonios quieres? ¿Encima por video llamada? ¿Por qué hay tanta gente? – Observó mientras abría un poco más los ojos y se iba despertando.

- Jodie, pasó algo en Japón – Le informó Akai.

- ¿Shuu? ¿También está Saguru-kun en la llamada? – Ahora sí se alarmó al verlos a todos conectados. – ¿Qué demonios pasó ahora? – Dijo mientras prendía el velador de la mesa y se sentaba en la cama apoyando los pies en el suelo. Su pelo, el cual dejó crecer en estos 2 años, caía por sus hombros. Sus ojos celestes eran más llamativos que antes debido a la ausencia de los anteojos de su padre, los cuales decidió dejar una vez que terminó de cerrar el caso de su muerte.

Furuya fue contándoles todo lo que había pasado, lo que habían podido averiguar, y el lugar y la situación en la que se encontraban actualmente.

- Me puedes explicar Heiji, ¿Cómo se metieron en esto? ¿Y dónde están Susuki-san y Akako-san? ¿No están siempre juntas? – Consultó Hakuba mientras se lo veía teclear rápidamente en su computadora.

- Con respecto a lo primero, no me preguntes algo que no puedo contestar. Con respecto a la segunda y tercer pregunta, Suzuki-san no fue al viaje y Koizumi-san está acá con nosotros. – Le respondió mientras Akako se acercaba y lo saludaba con una mano y una sonrisa para que la vea mejor. Fue por un segundo, pero Heiji pudo observar como la expresión de Hakuba se calmó un poco al verla.

- Shuichi… sabes por qué te llame – Le dijo el de Seguridad Nacional, mientras que su amigo lo miraba seriamente a través del teléfono.

- Sabes que todavía no estamos al… 100% – Comentó mientras debatía sobre como terminar la frase para no dar demasiada información sobre sus estados, considerando la cantidad de gente que había en la llamada.

- Lo sé. Pero necesito neuronas acá. Estás al tanto de que Tokio no ha estado muy bien tampoco, por lo que pedir ayuda es inútil.

Akai meditó un poco el pedido del rubio mientras reinaba el silencio en la comunicación. Les había costado mucho sacarlos adelante para que ahora se metan en esto.

Por otro lado, pensó poniéndose del otro lado. – "Si fuese ellos, primero que me hubiera gustado enterarme de lo que pasaba. Y segundo… sería capaz de ir aunque me falten las dos piernas". – A lo cual sonrió.

- Shuu, no es una decisión que debamos tomar nosotros – Comentó su pareja mientras leía lo que estaba pensando.

- Ok… llama a Shinichi que seguro está despierto. – Dijo con seguridad Akai mientras suspiraba y veía como el resto se sorprendía.

- ¿Y Kaito? – Preguntó la rubia.

- Si quieres inténtalo, pero dudo que responda. Sabes que ese duerme como un saco de piedras.

- Me están jodiendo que esos dos estuvieron con ustedes todo este tiempo – Les reprendió Heiji.

- Si supieras a qué montaña rusa nos subimos los dos durante estos dos años. - Le contestó el del FBI.

Akako, Ginzo, Kogoro y Eri abrieron los ojos ante lo dicho. No sabían que Shinichi y Kaito se encontraban con Akai en Estados Unidos y con problemas. Es más, nadie de lo que estaban presentes sabía que había pasado con el joven detective y el mago después de aplastar al Sindicato…salvo Heiji. Aunque éste, solo sabía un cuarto de las cosas.

- ¿No son las 5 de la mañana allá? – Preguntó Hakuba arqueando una ceja. – ¿No es normal que esté durmiendo también?

- Saguru-kun… esos dos, son de todo menos normales – Le contestó Jodie con un deje de diversión.

- ¿Jodie? – Dijo una voz grave y algo agitada. Una voz que ninguno reconoció.

- Shinichi, tenemos una situación… ¿Dónde estás? Está todo oscuro. ¿Estás corriendo a esta hora? – Jodie vio como el teléfono se movía permanentemente hacia adelante y hacia atrás. Por lo que dedujo que lo tenía sujeto con la banda en el brazo como hacía siempre cuando salía a correr.

- Sí. ¿Qué pasó? ¿Te equivocaste y realizaste una video que me estás viendo?

- ¿No te había dicho de no correr a la mañana?... ¡Y encima un domingo! El día que me hagan caso ustedes dos... – Dijo Akai mientras se pegaba la cara con una mano.

- El día que eso pase te conviertes en Chris Patt. – Se burló Furuya. Chiste que sólo entendieron Akai, Jodie y Shinichi.

- ¿Shuichi? ¿Rei? – Preguntó un sorprendido Shinichi. No esperaba que haya más integrantes en la conversación.

- Hola Blue. Saguru-kun y Heiji-kun también están, junto con… el resto de la gente. Somos un escuadrón ahora que lo pienso.

- ¿Cómo? – Preguntó mientras hacía caso omiso del apodo que le había puesto el rubio.

Shinichi detuvo la marcha al instante para agarrar su teléfono y ver qué estaba pasando. Al verlo, se dio cuenta de que efectivamente estaban casi todos….salvo…

- ¿Qué les pasó a Ran, Toyama-san y Nakamori-san? – Dijo seriamente mientras que sus ojos azules se oscurecían. Fue directamente al punto sin perder tiempo.

Todos estaban sorprendidos como en los tres segundos que le tomó ver la escena se dio cuenta de lo que pasaba. Pero lo que más les llamó la atención, era que, si bien la iluminación de lo que lo rodeaba era pobre, no dejándose ver del todo su figura, los dos zafiros se podían apreciar perfectamente. Y esos ojos…no eran los mismos ojos del adolescente burlón, divertido e inocente que conocían. Estos eran fuertes, directos, fríos y calculadores.

Dicen que los ojos son el espejo o la ventana del alma. Pues si esto era cierto, entonces su alma pasó por los peores rincones del infierno.

- ¿Cómo…? ¿Hay micrófonos acá o qué? – Dijo Rei mientras miraba a Heiji con sospecha.

- Te dije que no eran normales – Le dijo Jodie entrecerrando los ojos.

- Son las únicas tres personas que faltan. Hace dos años que no veo a ninguno de los que está ahí y de repente tenemos una video llamada colectiva a las 5 de la mañana, estando a casi 9 mil kilómetros de distancia. Eso sin comentar que se ven para el demonio porque no duermen hace tiempo. Vuelvo a preguntar, ¿Qué diablos les pasó? – Su tono de voz era cada vez más grave. Sonaba amenazadora.

- No me podía esperar otra cosa de ti, blue– Le dijo el de Seguridad mientras le sonreía, sabiendo lo mucho que odiaba que le diga así.

- Córtala con el apodo de una vez – Le dijo irritado.

- ¿Te lo resumo? Están desaparecidas hace casi un día. Se toparon con un grupo dedicado a la venta de drogas, donde el cabecilla parece que es el hijo del gobernador la prefectura de Hamatia. Nosotros no podemos involucrarnos mucho porque nos han visto. Y yo ya pasé por la ronda de balazos – Le contestó Heiji sin dar vueltas. – No podemos pedir ayuda a Tokio porque es un desastre. Ahora, ¿Vas a venir para acá o tengo que incendiar todo Japón para encontrarlas? Te aviso que si decides volver, te golpearé por haber desaparecido y no haberme ni siquiera llamado una sola vez en dos años. – Dijo resentido el del oeste.

- Vaya forma de recibimiento. – Dijo irónicamente entrecerrando los ojos. Luego salió de la imagen de la cámara.

- ¡Oye! ¿Vas a seguir corriendo como si nada? – Preguntó Heiji enojado.

- A ver pedazo de idiota, ¿Quieres que me quede estático viéndolos por una pantalla y pierda tiempo, o prefieres que llegue a mi casa más rápido para ver qué vuelo tomarme?

- Te golpearé dos veces ahora – Dijo mientras lo amenazaba cerrando un puño.

- Inténtalo – Le contestó provocándolo.

- Qué lindo verlos a todos de vuelta – Exclamó Hakuba.

- Ok, basta. Tienen que ser hombres – Intervino Jodie exasperada mientras Shuichi la miraba con escepticismo por el teléfono. – ¿Qué hay de Kaito?

- Roncando como siempre. Ahora cuando llego veo que hace.

- Entonces… ¿Vendrás? ¿Seguro? – Le preguntó Heiji intentando cerciorarse bien.

- ¿Por qué no lo haría?

- "¿En serio estás preguntando eso?" – Pensaron Heiji, Kogoro y Eri al mismo tiempo.

- Ok. Estamos a 20 minutos del aeropuerto de Shiyenka. – Informó Heiji con una leve sonrisa. Al menos el panorama estaba empezando a cambiar.

- ¿Shuichi-kun? ¿Dónde estás? – Preguntó Hakuba.

- Halloway.

- No estás para nada lejos de Londres. Hay un vuelo directo que sale a las 13:20hs. Llega a las 8:55 am hora de Japón, del día lunes.

- Compárteme el link por mensaje. Nos vemos en el aeropuerto.

- Gente de Los Ángeles, ustedes tienen un vuelo directo que sale a las 7. Llegarían a las 10:15 aproximadamente del lunes. Si quieren llegar a ese… empiecen a correr. Bueno, a excepción de Shinichi que ya lo está haciendo.

- Muy gracioso.

- Ok. Shuu, llama a James que tienes más tiempo que yo. Shinichi, nos vemos en el aeropuerto.

- Esto me recuerda a los viejos tiempos – Mencionó Rei.

- Intenta que no – Le respondieron Shuichi y Shinichi al mismo tiempo.

- Shuichi, pásame el número de Haibara-san. – Pidió el del este.

- Ahora que tengo los números de todos, creo un grupo. Será más sencillo compartir la información. Nos vemos. – Dijo el rubio de Seguridad.

Y la conversación se terminó.

Furuya designó un celular por pareja y creó un grupo nuevo, eliminando el viejo. Cuando le tocó el turno de darle a kogoro el suyo, éste último aprovechó para preguntar lo que todos querían saber.

- Rei-kun, ¿Qué se supone que le pasó? Ese no es el mismo mocoso que conocí desde que tenía 4 años.

El rubio suspiró y cerró los ojos. Las preguntas iban a ser inevitables. No obstante, el que responda iba a ser otro tema.

- No puedo decírselos. Sabrán comprender que es un tema personal de ellos.

- Pero sus ojos… – Eri no pudo evitar que un escalofrío recorriera su cuerpo al recordar esas orbes tan filosas.

- Y eso que no vieron el resto del cuerpo. – Dijo de forma divertida - Solo puedo decirles una cosa. No esperen a los adolescentes de 18 años que conocían.

- ¿Los has visto antes de esto? – Preguntó Kogoro.

- Viajé un par de veces a Estados Unidos dado que Shuichi necesitó ayuda. Estuve más presente en el primer año que en el segundo. Hacía ya un rato largo que no los veía.

- ¿Qué significa que no estén al 100%? ¿Están desequilibrados de alguna forma? – Preguntó Heizo pensando si esto podía llegar a perjudicar la misión.

- Si te refieres a si alguno fue por mal camino… la respuesta es no. Despreocúpate si piensas que pueden perjudicar esto en algo. – Le contestó leyendo la mente del oficial.

- ¿Y por qué diablos no nos llamaron a mi o a Saguru? Podríamos haber ayudado – Exclamó algo indignado el detective del oeste.

- Antes de responderte, déjame preguntarte algo. ¿Tú sabes lo que le pasó a Kaito? – Preguntó seriamente el rubio.

- No. Shinichi me comentó lo de él antes de irse, pero no me mencionó nada al respecto de Kaito.

- Porque no había pasado todavía. Kaito cayó después. Lo importante ahora es que ambos están bien, como dijo Shuichi, no al 100%, pero están bien. Mi consejo es que no los bombardeen cuando lleguen. Me parece que la situación amerita a que nos encarguemos de resolver los problemas antes de interrogar sobre qué pasó en sus vidas. ¿De acuerdo? – Preguntó Furuya para terminar la conversación.

El resto solo pudo asentir, sin poder preguntar más nada.


Los Ángeles - Estados Unidos – 05:15 hs (hora local)

Shinichi llegó a casa de sus padres para cerrar la puerta de un golpazo, lo cual despertó a su padre.

Subió corriendo de dos en dos los escalones de la gran escalera de madera para meterse en la habitación que compartía con Kaito y encender las luces.

- ¿Qué demonios te pasa? ¿Qué hora es? – Dijo de muy malhumor mientras agarraba el despertador. - ¿Estás loco o qué? ¡Son las 5 de la mañana! – Rezongo mientras se ponía la almohada sobre la cabeza.

Shinichi al ver su teléfono se dio cuenta que ya el grupo estaba creado, y tenía un mensaje privado de Saguru con el link del vuelo.

Yusaku y Yukiko estaban entrando a la habitación para saber qué eran todos esos ruidos y gritos, cuando vieron como su hijo guardaba su notebook y algunas pertenencias en la mochila.

- Shin-chan ¿Qué pasa? ¿Qué haces? – Preguntó su madre mientras veía a Yusaku para ver si comprendía lo que estaba ocurriendo, encontrando la misma confusión.

- Ran, Toyama-san y Nakamori-san fueron testigos accidentalmente de un grupo de venta de droga cuyo líder parecería ser el hijo del gobernador de la prefectura de Hamatia. Hace un día que están desaparecidas y no las pueden encontrar. – Los miró seriamente.

- ¿Qué? – Pregunto Yukiko sorprendida.

- Recién corté de una llamada con toda la gente de Japón. En 40 minutos hay que estar en el aeropuerto. Si quieren venir, son libres de hacerlo. Shuichi y Jodie irán también – Comentó mientras agarraba una muda de ropa – Papá, te envío el link del vuelo. Usa mi tarjeta que está en la billetera arriba del escritorio – Le grito mientras se iba rápidamente a duchar para sacarse el sudor del ejercicio.

- Como si la fuese a usar – Susurró.

- ¡Llamaré un taxi para que esté en 20 minutos! – Gritó Yukiko mientras que salía corriendo de la habitación con su esposo a prepararse como podían.

Kaito se quedó bajo la almohada sin saber cómo reaccionar. Quería reaccionar al igual que todos, pero algo se lo impedía. Es como si su cuerpo fuera en contra de su mente… o al revés. Algo no estaba coordinando. Quizás porque hace un minuto atrás se encontraba plácidamente dormido y su cerebro todavía no se había despertado.

Luego de 5 minutos de estar congelado, escuchó como Shinichi salía del baño y se adentraba en la habitación para terminar de guardar sus cosas. Se había cambiado y ya estaba listo para salir.

- "Maldición. ¿Cómo lo haces? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué corres así? ¿Por qué no necesitas pensarlo dos veces?" – Pensaba Kaito al verlo.

- No tienes por qué ir si no quieres. Nadie te obliga a nada – A lo cual Kaito abrió sus ojos con sorpresa.

- ¿Por qué vas?

- ¿Por qué no iría?

- Tengo 20 millones de razones para darte. – Le respondió mientras sacaba su cabeza de abajo de la almohada y lo miraba con ironía.

- Bien por ti. Yo necesito solo una para ir. – Le contestó seriamente mirándolo a los ojos.

- ¿Por qué? Si te terminó de destruir.

Shinichi paró lo que estaba haciendo y se dio cuenta que nunca habían hablado de esto, y claramente notó que Kaito no había superado todavía la situación.

- Déjame preguntarte algo. Si algo le pasa a Nakamori-san, ¿Podrías vivir con ello, sabiendo que quizás podrías haberlo evitado? Realmente piensa bien la respuesta. Sabes lo mucho que la consciencia nos jugó en contra todo este tiempo. Así que sé lo más sensato posible contigo mismo, y fíjate qué decides hacer. – Y le revoleó su celular. – Mira el video mientras bajo mis cosas. Shuichi no te agregó al grupo dado que no sabe lo que quieres hacer.

Kaito notó el grupo creado y empezó a leer la conversación. Había un archivo de video el cual reprodujo. Era el video que grabó Ran, el cual empezaba con la voz temblorosa de Aoko.

Dos años hacía que no escuchaba esa voz, y los tres segundos que es lo que duró su exclamación en la grabación, bastó para derrumbarlo nuevamente.

Vio el miedo que tenía, cómo se caía por la tierra y como corría. Cómo los disparos le pasaron cerca al intentar salir del camino…y cómo desaparecía.

- "Si algo le pasa a Nakamori-san, ¿Podrías vivir con ello, sabiendo que quizás podrías haberlo evitado?"

Mientras Shinichi estaba apoyado de espaldas a la mesada de la cocina, y tomaba un vaso de agua para bajar la ansiedad y el calor de su cuerpo con el ejercicio, su padre se le paró enfrente.

- ¿Kaito?

- En la habitación. No sé si vendrá.

- ¿Qué hay de ti? ¿Estás realmente seguro de hacer esto? – A lo que Shinichi le arqueó una ceja mientras dejaba el vaso vacío sobre la mesada.

- ¿Me viste dudar en algún momento?

- No, y por eso te estoy preguntando.

- Sabes que estamos preocupados, no nos puedes recriminar eso – Dijo Yukiko mientras dejaba su equipaje en la entrada. Había escuchado la conversación mientras bajaba la escalera.

- Dejen de preocuparse. Estoy bien. Estaré bien – Dijo mientras se daba vuelta y lavaba el vaso para dejarlo en la mesada.

- Pero… – Yukiko no estaba convencida de la reacción de su hijo. ¡No podía estar tan tranquilo!

- Sabes dónde te estas metiendo ¿No? No solo vas a involucrarte en un escenario peligroso nuevamente, que por cierto, es bastante similar al último. Sino que también te va a jugar en contra ver a Ran-chan nuevamente. Vas a estar involucrado a los tres niveles: mental, físico y sentimentalmente. Y tanto tú madre como yo, vimos cómo casi terminas destruido por completo. Por ende, te vuelvo a preguntar. ¿Estás realmente bien con revivir todo esto nuevamente?

Shinichi se secó las manos con el repasador y se dio la vuelta para mirarlo directamente a los ojos.

- Tengo muy claro lo que quiero hacer y dónde me estoy metiendo. Si mamá estuviese en esa misma situación, ¿No intervendrías?

- Estamos casados y es tú madre. Es diferente.

- No, no lo es. Si estuvieses divorciado y no la hubieses visto hace 10 años, ni lo pensarías y harías exactamente lo mismo, y sabes muy bien por qué.

- Aun así… - Quiso reprocharle aunque haya entendido bien lo que le quiso transmitir.

- Sé que el escenario lo tengo bien oscuro. Sé que volveré a pisar territorio prohibido. Pero eso no evitará que vaya.

- De acuerdo. Sólo me aseguraba de que tú estés seguro – Le dijo sonriendo mientras le ponía una mano sobre un hombro. – Estamos para apoyarte.

- Que sentimentales que están todos – Dijo con sarcasmo Kaito mientras aparecía con un bolso y una mochila en mano, ya vestido.

- ¿Kaito-chan quiere un abrazo? – Preguntó Yukiko mientras lo abrazaba con fuerza, a lo cual, Kaito ya se rindió hace tiempo de evitar que lo haga. Después de todo, Yukiko lo trataba como si fuese otro hijo.

- ¿Decidiste bajar?

- Ya le avisé a mis padres que vayan también. Y que conste que voy solamente por ti.

- Seguro – Le dijo con ironía.

- Además, Heiji te escribió algo por privado que no va a gustarte para nada. – Le comentó mientras le arrojaba el celular. – No es que haya querido leerlo pero apareció la notificación.

Shinichi se esperaba un rosario de insultos o un mensaje de mil palabras. Sorpresa fue cuando solo leyó un par de oraciones.

- "No es para alarmarte y no sabemos que es ella. Pero existe la posibilidad de que Mouri-san esté herida. Encontramos rastros de sangre cerca de dónde tiró el teléfono y cartuchos de 9 mm".

El rostro de Shinichi pasó de algo pacífico a uno de contenida furia. Mientras contestaba el mensaje, el iris de sus ojos se ensombrecía y sus pupilas disminuían de tamaño.

- "¿Cómo era el rastro?"

Yusaku vio el cambio en su rostro. Cuando iba a preguntarle qué pasaba, se dieron cuenta de que llegó el taxi.

Kaito iba delante mientras que la familia Kudo iba en la parte trasera. Una vez arriba del vehículo, Shinichi escuchó la recepción de un mensaje. Claramente era la respuesta de Heiji.

- "Según dijo Rei-kun (yo no estaba), el rastro era abundante al principio y luego desaparecía. Por ende, no creo que sea una hemorragia muy severa. Tampoco hemos podido encontrarlas por los alrededores, ni tampoco se vio más rastros, por lo cual, estimamos que escaparon. Si escaparon, entonces puede moverse, por lo que la herida no debe ser del todo profunda. El problema que no sabemos dónde está originada la herida, y si la bala salió. Sabes también que el tiempo es vital ante infecciones acá.".

- "Ok Ahora veo de decirle a Haibara-san que vaya para allá. Por cierto… ¿Desde cuándo la llamas Mouri-san? Me parece que tú y yo vamos a tener una larga y seria conversación cuando esto termine".

- "Cuando todo esto termine si quieres hacemos una lucha libre. Así me desquito contigo".

- "¿Yo propongo una seria conversación y tú quieres trompearme? Hablaré con Haibara-san".

Shinichi al ver que Shuichi le pasó el contacto, decidió llamarla.

- ¿Sí? – Contestó fríamente como siempre.

- Haibara-san, soy Shinichi.

- Ah, ¿Estás vivo?

- Otra persona que me pasa factura.

- ¿Qué esperabas? ¿Una fiesta por literalmente desaparecer de la faz de la Tierra?.

- Necesito que me hagas un favor junto con el profesor. – Intentó desviar la conversación para no caer en una discusión.

- Me encanta que llames sólo para eso. – Le reprendió irónicamente.

- Cuando te vea puedes insultarme todo lo que quieras. Ahora escúchame. Necesito que agarren mi auto, lo equipen con los bolsos negros que están en el armario de mi cuarto y vayan ambos a la dirección que te pasaré por mensaje.

- ¿Tengo que saber que tienen los bolsos?.

- Es todo el equipamiento que usamos para comunicarnos cuando estábamos persiguiendo al sindicato.

- ¿Qué? ¿Qué paso ahora?. – Dijo con incredulidad.

- Ran, Toyama-san y Nakamori-san se metieron en una grande. Te explicarán cuando llegues al lugar que te diré. Heiji está ahí.

- Con razón onee-san no me contestaba los mensajes.

- No solo eso. Hay altas probabilidades de que tenga alguna herida de bala de 9 mm. Por eso necesito que vayas – A lo que Yukiko y Yusaku lo vieron con alerta. Ahora entendían por qué la cara de enojo de antes.

- Soy científica, no médica.

- Lo sé. Pero si algo pasó, no podemos llevarlas a un hospital. Quedarían expuestas. Y tú tienes gran conocimiento médico también.

- Ok, veo de conseguir las cosas que pueda llegar a necesitar. ¿Tú estás viniendo a Japón?

- Sí. Llegamos mañana a las 10 aproximadamente.

- Bien. Tendremos todo listo.

- Gracias.

Shinichi colgó y guardó su celular en el bolsillo delantero de su pantalón, sumiendo el viaje en un intranquilo silencio. Su madre que iba a su lado, sólo atinó a palmear la rodilla de su hijo en señal de apoyo.

Al llegar al aeropuerto, se encontraron con Jodie al teléfono. Se ve que estaba realizando los últimos chequeos con su pareja, a la cual no veía hace una semana.

Hicieron el check-in en persona, para despachar los bolsos. Las mochilas irían con ellos.

Una vez que pasaron los controles de seguridad, se sentaron cerca de la puerta donde iban a ser llamados para abordar.

Shinichi al saber que iba a estar sentado por 16 horas aproximadamente, decidió caminar un poco y quedarse parado frente a los grandes ventanales donde podías ver los aviones despegar y aterrizar. Kaito se le unió, apoyando los antebrazos sobre la barra, y quedándose ambos en sosiego mientras veían como la oscuridad ya dejaba de existir en el horizonte. Al ser un poco más de las 6 de la mañana, el Sol ya se asomaba a la distancia.

- Todavía estás a tiempo de decir que no – Le dijo Shinichi.

- Ya tomé la masoquista decisión de ir.

El pequeño fuego, crecía lentamente en anchura como un manto de lava por unos minutos. Hasta que la enorme bola amarilla empezó a hacer acto de su presencia en el centro.

- ¿Sabes? No puedo comprender cómo… – No sabiendo como continuar la oración.

- ¿Puedes seguir preocupándote por una persona que te odia y que piensa que sos la peor mierda del universo? – Le consultó Shinichi.

- Exacto.

- Me hice esa pregunta un par de veces.

- ¿Y conseguiste la respuesta?

- Tú lo dijiste. Somos masoquistas – Le contestó con una sonrisa.

- Dale tonto. Estoy hablando en serio.

- Dime algo sencillo. ¿La quieres o no?

- ¿Sencillo? ¿Eso te parece algo sencillo de contestar?

Se quedaron otra vez en silencio por un tiempo. La pregunta había descolocado a Kaito teniendo que pensar mucho la respuesta. Era muy temprano, y era la segunda pregunta que le hacía en lo que iba del día, que lo obligaba a maquinar demasiado y a sacar esos fantasmas nuevamente a la luz.

- No lo sé – Le dijo finalmente suspirando con un deje depresivo. – No sé qué sentir al respecto después de todo lo que pasó. Parte de mí quiere odiarla y dejarla ir, y otra me dice todo lo contrario. Me gustaría que una se decida y elija de una vez. ¿Qué hay de ti? Tengo la sensación de que una balanza está más inclinada que la mía en este caso.

- Es que no tengo esas pesas en las balanzas – Le contestó mientras miraba fijamente el horizonte.

- Te mandó a volar a… 9 mil kilómetros de distancia.

- No por eso voy a odiarla. Y no es que me haya ido por eso tampoco. Me fui porque era la única forma de recuperarme.

- ¿Me vas a decir que nunca la odiaste ni un poco por el dolor que te causó?

- No.

- ¿Me estás cargando?

- No.

- Pues no te creo.

- Una cosa es que me haya molestado o me haya enojado al discutir con ella, donde creo que ambos nos terminamos lastimando más de lo que queríamos por orgullo. Y otra cosa totalmente distinta es llegar a odiar una persona. Si me preguntas si la odio, la respuesta es no. No puedo odiarla por algo que yo hice.

- Le salvaste la vida. ¿Esa no es razón suficiente?

- A costa de mentirle y lastimarla permanentemente. Dicen que una mentira duele más que mil verdades. Multiplícala por la cantidad de veces que lo hice y obtendrás el resultado de lo que le hice. Además, me dijo un planteo que nunca me podré olvidar. Me dijo… "No puedes decidir por el resto de las personas sobre sus vidas. Aunque no me guste la verdad o no sepa qué hacer con ella, debía ser yo la que tenga la opción de querer involucrarme o no. Hazme llorar con la verdad, no que has destruido la confianza que tenía en ti con tus mentiras". Y tenía razón – Terminó con una melancólica sonrisa.

- Ouch – Exclamó Kaito. – Hazme un favor.

- ¿Qué?

- Ni se te ocurra dejarme solo con ninguna de las dos. – A lo cual Shinichi largo una pequeña carcajada.

- Bueno, veo que están de buen humor para estar otra vez metidos en todo esto – Dijo la del FBI junto con los padres de Shinichi.

- Jodie, ponle un poco de onda. ¿No es lo que nos dices siempre con Shuichi?

- Kaito, ¿Por qué tengo el presentimiento de que te estás burlando de nosotros? – Dijo entrecerrando los ojos. – ¡Mira que te duplico la carga de peso cuando volvamos a entrenar!

- ¡Oye, oye!

- Préstenme atención ambos. Ya les dije esta frase varias veces. Pase lo que pase desde ahora, deben ser capaces de superar los retos a los que se enfrenten. ¿Entendieron bien? Ahora nos subimos al avión, y se van directo a dormir. Nos esperan unos días de mil demonios y los necesito enfocados.

- ¡Sí señora! – Dijeron ambos saludando como militares.

- ¡Listo! Peso duplicado para ambos cuando volvamos. – Dijo mientras colocaba sus manos en las caderas en forma de reto. – Y otra cosa más. Y esto va en serio. Si alguno se siente mal, o le pasa algo, nos avisan inmediatamente. Shinichi, sabes que te queda un 25% todavía para estar en óptimas condiciones. Ten en cuenta que el estrés y las emociones te van a jugar muy en contra ahora. Así que si tienes que parar, lo haces. Sino, junto con Shuichi te damos unas gotitas y te juro que te atamos al asiento del primer vuelo que encontremos.

- ¿Para tanto? – Preguntó mientras una gota de sudor caía de su frente.

- ¡Recuerda lo feo que estabas al principio del primer año! – Con lo cual Yukiko asintió con la cabeza varias veces.

- Sí que estabas feo Shin-chan.

- Gracias mamá. – Dijo incrédulo. – Tú defiéndeme de alguna forma – Le recriminó a su padre mientras lo señalaba.

- Sabes que nunca hay que contradecir a las mujeres Shinichi. Regla número uno de la supervivencia masculina.

- Ah, no te puedo creer que esté escuchando esto.

- Y tú Kaito, va lo mismo para ti – A lo cual asintió.

A los segundos fueron llamados para abordar al avión. Jodie iba más adelante que ellos, dado que encontrar asiento para uno era muchísimo más sencillo. La pareja Kudo iba más atrás y en el centro, y Kaito y Shinichi iban del lado izquierdo, en la hilera de a dos personas.

Kaito obviamente eligió la ventana. Shinichi si bien odiaba el pasillo, sabía que su compañero iba a estar más tranquilo si se distraía con las alturas.

No pasó una hora, que el ex detective del este, se había caído dormido.

- "No puedo creer que se haya dormido como si nada. Está bien que no durmió mucho y se despertó a la madrugada… encima para correr. Pero ¿Cómo hace para estar tranquilo ahora? Claramente tienes tu objetivo bien claro" – Pensaba mientras lo ojeaba un segundo.

Volvió a posar su mirada a la ventana. Sentía la presión en sus oídos por la altura en la que se encontraba el avión, y el ruido permanente que hacían los motores.

Los rayos del Sol que todavía estaba intentando desperezarse, se veían dispersados por el cielo en distintas tonalidades, no pudiendo atravesar las espesas nubes.

- "¿Eras tú todo este tiempo? ¿Te causaba gracia ver a mi padre sufrir horrores por intentar atraparte y aguantarse los insultos de sus superiores? ¿Te divertías burlándote de la policía y de su trabajo? ¿Disfrutabas ver a la prefectura quedar en ridículo frente a todos por tus hazañas? ¿Te causaba placer verme a mí despotricar contra… ti? ¿Tan poco significamos todos en tu vida que tienes que hacer esto? ¿Acaso significo algo para ti, o soy uno más de tus juguetes a los cuales usas cuando estás aburrido? Pues déjame decirte algo Kuroba-kun. ¡Te odio! ¡Jamás te perdonaré esto! Así que mejor vete de aquí y no vuelvas a hablarme nunca más."

No pudo evitar recordar el pasado nuevamente. No es que lo olvidó. El pasado nunca se fue y sabía que viviría con él por siempre. Había aprendido con ayuda de los chicos del FBI y la familia Kudo, a convivir con él y a superarlo. Pero eso no quitaba que a veces no doliera.

Perdió a la única amiga que lo conocía desde que eran unos críos. Perdió así también a su primer amor y a la única persona que lo acompañó toda su vida. Y ahora tenía que verla nuevamente cara a cara, sabiendo el odio y resentimiento que tenía hacia él.

No quería odiarla por no entenderlo y no dejarle explicarse. Tampoco le deseaba el mal. Pero realmente la herida que le dejó, fue muy grande y se dio cuenta de que todavía no había cerrado del todo.

Sin embargo, ese video lo hizo estremecer.

- "Si algo le pasa a Nakamori-san, ¿Podrías vivir con ello, sabiendo que quizás podrías haberlo evitado?"

La respuesta era no, aunque le doliera mil veces.