¡Hola! ¿Cómo se encuentran los lectores? Espero que todos muy bien. Un saludo para Tatis (¡Gracias por el apoyo! No te acerques tanto a la pantalla que no es bueno para los ojos XD), Faru (¡Me alegra que te esté gustando la historia! Bienvenida), y Gfriend (Kaito es todo un personaje).
No tienen idea lo que me está costando escribir el próximo capítulo (-_-;)
Los personajes del universo de Detective Conan no me pertenecen. Es obra de Gosho Aoyama.
Tampoco me pertenecen los personajes y animales de toda la saga de Jurassic Park (Y si… siempre algo raro mis historias tienen que tener).
Las canciones mencionadas corresponden a sus respectivos autores.
Equipo kamikaze
Kaito veía fijamente el número 714 en la puerta. Inhaló profundamente y dio golpes a la puerta pensando en las figuras musicales y su duración: dos negras, dos corcheas, una blanca, y dos negras más.
A los segundos se escuchó un ¿Quién es?, pero que a Kaito no le resultaba familiar. ¿Acaso estaban modificando sus voces o el idiota de abajo se equivocó de habitación?
- Soy Kuroba Kaito.
Kaito notó una sombra debajo del marco inferior de la puerta, por lo que supo que alguien se encontraba atrás de la misma, probablemente mirando a través de la mirilla.
Pensó que no le iban a abrir hasta que sintió la cadena de la puerta y la cerradura destrabarse. ¡Esto fue bastante fácil!
La puerta se abrió de golpe mientras que una mujer morocha salió de costado, agarrándole una muñeca. Rápidamente sintió como su mano era doblada de una forma que si no se agachaba, se la rompía. Al hacer esto, la mujer aprovechó para pasar una de sus manos por su cuello, y no entendió como, lo reboleó por encima de ella, haciendo que caiga de costado dentro de la habitación. Kaito emitió un quejido de dolor. Cuando quiso reaccionar, no tuvo otra opción que quedarse boca abajo con la cabeza de costado, dado que alguien le estaba realizando una toma en la muñeca, dejándolo inmovilizado.
Al segundo escuchó la puerta cerrarse con un golpe.
- ¿Quién eres? – Gritó amenazándolo.
- ¡Soy yo, Kaito! ¡Ouch, eso duele! – Se quejó mientras la mujer le retorcía más la mano.
- Tú no puedes ser Kuroba-kun. – Le exclamó la morocha.
- ¡Maldición Toyama-san! Si no me sueltas, te juro que voy a soltarme y no me hago cargo si caes de culo. Perdóname Heiji – Exclamó a su amigo sabiendo que lo estaba escuchando a través del auricular.
El nombre de Heiji desconcertó por un segundo a la mujer, por lo que Kaito aprovechó para deshacerse del agarre a gran velocidad y patearle la pierna de apoyo haciéndola caer para atrás. Kaito rodó para adelante y se levantó, a la vez que Kazuha se separaba de él con miedo por la rapidez en sus movimientos.
- Les dije que me iban a cagar a palos. – Se quejó en voz alta mientras estiraba su muñeca con una mueca de incomodidad – Cálmense, no voy a hacerles daño. Soy yo. – Dijo levantando las manos en rendición.
Kaito vio que efectivamente fue Kazuha la que lo había reboleado. Se había teñido el pelo de negro, el cual lo tenía recogido en su coleta habitual. De la única forma que la reconoció estando en el suelo fue por la técnica de Aikido que le aplicó.
Al mirar a sus alrededores, se encontró con que la que había abierto la puerta era Aoko, confirmando la versión del recepcionista que ahora se encontraba rubia. La verdad que no estaba de acuerdo con él. El rubio no le quedaba para nada bien. Es más, le quedaba espantoso.
Realizando un rápido vistazo se dio cuenta de que estaban bien y sin heridas. Sólo tenían unas grandes ojeras producto del cansancio.
- ¿Dónde está Mouri-san y qué tan grave es su herida? – Consultó al no verla.
Vio que se habían sorprendido. Pues claro, los únicos que supuestamente sabían de eso, eran los que las estaban persiguiendo. Kaito notó como el lenguaje corporal de Kazuha cambió, pasando a ser defensivo y agresivo nuevamente. Seguía sin creerle sobre su identidad y si no hacía algo rápido, iban a comenzar a pelear nuevamente e iban a lastimarse. No tenía tiempo para esto, tenían que salir de acá.
- ¡Espera! Cálmate. No me golpees. Si quieres asegurarte que no estoy del bando equivocado, pregúntame algo que solo Heiji sepa.
Después de pensarlo por un minuto, decidió qué pregunta realizarle. Sólo Heiji sabía la respuesta.
- ¿Cuáles son los dos nombres?
- ¿Nombres de qué?
- Dile Kazumi y Kai – Le contestó Heiji sabiendo a qué hacía referencia.
- Kazumi y Kai – Repitió Kaito y vio cómo Kazuha se calmó en un segundo y suspiró.
- Ok, son ellos. ¡Ran-chan! – Llamó a la del oeste elevando la voz.
- ¿Qué? ¿Sólo con eso? – Le recriminó la rubia.
- Tú lo conoces más que yo. Ya deberías haberte dado cuenta si es él.
- Pues no lo conozco del todo bien. – Dijo con cierto enojo y ojos afilados mientras lo veía de pies a cabeza.
Mentira. Desde que lo vio por la mirilla de la puerta, sabía que era él. Sólo que no podía creer el cambio que sufrió en dos años. Aunque tampoco mintió cuando dijo que no lo conocía del todo…porque esa era la verdad.
- No tenemos tiempo para discutir estupideces. – Y miró a Kazuha – Respóndeme lo de Mouri-san.
- Estoy aquí. – Dijo mientras salía de lo que aparentaba ser el baño. Vestía un short corto que dejaba ver el vendaje que llevaba sobre su muslo derecho. Su pelo… era morocho también.
- Ok. Herida pierna derecha a la altura del muslo. ¿Estás bien? ¿Puedes caminar?
- Estoy bien. Si tengo que correr lo hago.
- ¿Escuchaste eso? – Dijo con una sonrisa burlando a su amigo.
- ¿Por qué hablas así? – Preguntó Kazuha confundida. A lo que Kaito señaló con su dedo índice derecho el pequeño auricular en su oído.
- Idiota. ¿Estás vivo o necesitas que vaya? – Preguntó Shinichi.
- Estoy vivo por ahora. Shuichi me dio peores golpes.
- ¡Puedo escucharte! – Le recriminó el del FBI que si bien se encontraba en silencio, había escuchado todo.
- Siento haberte golpeado Kuroba-kun – Dijo una apenada Kazuha.
- No te preocupes. No me pasó nada. Guarden rápido todas sus cosas en sus mochilas. Dejen lo que no sea necesario como comida o bebidas. Lleven lo que sea vital y vayámonos de aquí – Dijo mientras miraba por la ventana de la habitación.
El edificio tenía escaleras de emergencia externas que daban a un pasadizo. Eran de chapa y se encontraban oxidadas y con la pintura negra saltada. Algunos escalones incluso, tenían pequeñas perforaciones.
Kaito miró su reloj después de un tiempo. Marcaba las 17.45. Debían irse ya.
- Kaito, tienes compañía – Le avisó Shinichi.
- ¿Qué? ¿Tan pronto las encontraron? ¿Cuántos son? – Dijo sorprendido llamando la atención de las chicas.
- Hasta ahora veo 9, 10…11. Son 11 en total.
- ¿Tantos? Maldición. Se metieron en una linda ustedes. No podré ir por las escaleras internas, así que usaré las escaleras externas de emergencia.
- Mira que no voy a tener visión si vas por ahí.
- No te preocupes. Vete y espérame en la calle principal que saldré con ellas.
- Toyama-san ayúdame a poner dos colchones sobre la puerta. ¡Uy qué horror! Tengo que tocar esto.
- ¿Ya escuchaste a los vecinos? – Dijo Kazuha con una tonalidad rosada en sus mejillas.
- Ah, un concierto divino escuché. Bien. Ahora movamos el mobiliario entre los tres contra la puerta. Mouri-san, tú no.
Una vez que Kaito vio que la puerta se encontraba bastante bien asegurada, se dirigió a la ventana y la abrió.
- Bien. Toyama-san y… Nakamori-san, sin prisa pero sin calma, bajen por las escaleras. Tengan cuidado porque no me fio del estado, considerando lo que vi dentro de este hotel. ¡Vayan!.
- Pero Ran-chan… - Exclamó Kazuha mientras miraba a Aoko.
- Yo me encargo de ella. – Dijo Kaito con una sonrisa de seguridad, la cual a Ran le hizo acordarse tanto de Shinichi.
- Vayan. Estaré bien. No pierdan tiempo – Les confirmó Ran con confianza.
Las chicas movieron sus cabezas en gesto de afirmación y empezaron a bajar velozmente las escaleras. Kaito se sorprendió un poco. Era como si Ran las hubiese estado guiando a ambas en todo lo que tenían que hacer desde el inicio. – "Tal cual el uno para el otro" – Pensó Kaito con una sonrisa sarcástica.
- Dime que no vamos a saltar y volar como generalmente lo haces.
- Algo así. Me conoces mejor que mi ex amiga. Me siento un poco mejor ahora.
- No lo dijo a propósito. - Y escucharon unas patadas en la puerta.
- Hazme un favor. Dejemos la charla para después. Salgamos y bajemos un piso. Quiero salir del rango de balazos.
- Otra vez no – Se quejó la pobre Karateca mientras suspiraba.
- Puede ser peor. Puedo asegurártelo – Le dijo intentando sacarla del tormento.
Kaito ayudaba rápidamente a que Ran descendiera por las escaleras. Cuando llegaron al piso 6, vio que las otras dos chicas ya estaban por el tercero.
El mago sacó una especie de pistola, que Ran jura no haber visto que traía consigo, y la apuntó al piso de la escalera del séptimo piso. Gatilló disparando un gancho que una vez clavado, tiró de él para cerciorarse de que se encontraba bien sujeto.
A los 20 segundos, empezó la ronda de balazos para literalmente, destruir la habitación. No eran simples pistolas. Sonaban ya a ametralladoras que perforaban fácilmente la puerta y las paredes.
- ¿Puedes agarrarme del cuello con fuerza, pero sin ahorcarme por favor? – Le dijo tranquilamente y con una sonrisa.
¡No podía estar tranquilo y sonriendo cuando cientos de balas estaban rozándoles las cabezas y estaban a punto de saltar de un edificio!
Ran obedeció al mago y sintió como este la tomó con una mano de la cintura mientras que con la otra se agarraba del arma.
- ¿Lista? Intenta no gritar o se darán cuenta. Cierra los ojos si te da miedo.
Ran estrujó un poco más el cuello de Kaito. La situación la estaba alterando un poco. No es muy normal que te tires de un cable por la escalera auxiliar desde el sexto piso.
Kaito corrió un poco junto con Ran, y saltaron la baranda con mucha facilidad, cayendo en forma vertical.
La velocidad impresionó un poco a Ran, con lo que escondió el rostro en el cuello de Kaito y cerró los ojos. Podía sentir cómo por el vértigo y la adrenalina, su cuerpo temblaba y su corazón no paraba de dar rápidas y fuertes palpitaciones sobre su pecho.
No pasaron 5 segundos, que Kaito disminuyó la velocidad y empezó a empujarse con las piernas contra los fierros de las barandas para terminar de descender lo que faltaba. Ran pudo sentir como era depositaba suavemente en el piso, teniendo que ser sostenida por unos segundos para poder mantenerse en pie y no caerse.
Al abrir los ojos, se encontró al mago retrotrayendo el cable de la pistola, y a sus dos amigas que descendían los últimos escalones.
- Ok, vamos. - Dijo mientras caminaban hacia la salida del pasadizo.
Cuando estaban a punto de salir hacia la calle, tres hombres se les aparecieron de frente, teniendo que frenar su escape. El que estaba en el centro se encontraba armado con una pistola, mientras que los otros dos que estaban a sus costados, no.
- Nadie escapa de nosotros, ¿Entienden? – Dijo el del medio mientras colocaba su pistola de costado y señalaba a las chicas con ella.
- Pues me parece que te quedaste corto amigo. Tres mujeres pudieron con ustedes. Eso sí es vergonzoso. – Dijo Kaito sonriendo sarcásticamente mientras que con una mano le señalaba a las chicas que se pongan atrás de él.
- ¿Te crees muy gracioso? – Mientras se acercaba y le colocaba el arma sobre la frente para amenazarlo.
Kaito aprovechó la ocasión para levantar con su mano izquierda el brazo que sostenía el arma, y con la derecha propinarle un golpe al arma para sacársela. El que lo atacaba quedó desequilibrado, por lo que bastó que Kaito con su pierna derecha, barriese las piernas del atacante para la derecha y haga que se cayera contra el suelo de forma dolorosa. Esto sucedió en menos de tres segundos.
Los otros dos al ver la escena corrieron para golpearlo con sus puños, pero Kaito los esquivaba fácilmente. Sacó de su bolsillo una capsulita, la cual al tirarla y romperla contra el suelo, provocó que las tres personas cayesen dormidas instantáneamente. No podía perder más tiempo, dado que los que estaban en el hotel podían bajar en cualquier momento.
- ¡Vámonos rápido de aquí! – Le gritó a las tres chicas mientras los cuatro empezaban a correr hacia la calle principal.
El mago estaba viendo periféricamente que a Ran le costaba seguirles el ritmo, pero aun así, no se detuvo. Realizó una rápida mirada hacia su pierna, y notó que el vendaje estaba empezando a ponerse rojo. La herida debía estar abierta y el movimiento no estaba siendo bueno para ello. También pudo notar cuando estaban descendiendo del hotel, que su calor corporal estaba un poco más elevado de lo normal, por lo que debía tener alguna que otra línea de fiebre. Se estaba sobre esforzando y eso iba a tener un costo si seguía haciéndolo.
- Préstenme atención. Pónganse esto en los oídos.
Kaito les entregó los auriculares a las tres, junto con las tarjetas de subte. Cuando vio que se los pusieron, continuó con la explicación.
- Es hora pico. Y estamos a 2 cuadras de la calle principal. Cuando lleguemos, doblen a la derecha en dirección al subte y métanse a él. Vayan caminando rápidamente pero no corriendo, sino llamarán mucho la atención y será más fácil ubicarlas.
- ¿Y Ran-chan? ¿Tú que harás? – Preguntó Kazuha con preocupación.
- Yo me encargo de ella. Mouri-san, nosotros caminaremos por la vereda de enfrente e iremos al mismo sitio pero más lento. Intentaré disfrazarte un poco así que no me golpees mientras trabajo contigo.
- Mejor que no te aproveches como las otras veces que me quisiste engañar con tus disfraces.
- Hey, siempre te terminaste dando cuenta. Además, alguien me mataría si hago eso.
- ¡Exacto! – Exclamó Shinichi del otro lado. Y las chicas si bien lo escucharon, no pudieron reconocer la voz…salvo una de ellas, que se encontraba negando la posibilidad en su cabeza.
- ¿Tienen en las mochilas ropa larga de color negra o que sea oscura?
- Yo tengo un vestido negro pero es corto – Le contestó Aoko.
- Dámelo que lo necesitaré. Ok, estamos llegando. ¿Shinichi dónde estás?
Al escuchar el nombre, Ran se tropezó y casi se cae estrepitosamente. Si no fuera por Kaito que la sostuvo, ya estaría de cara en el asfalto.
Las otras dos abrieron los ojos con sorpresa y se quedaron viendo a Kaito que tiraba del brazo a Ran para que continúe corriendo.
- En la principal. No te preocupes que las voy a ver cuando salgan.
- Ok. No voy a poder con las tres como verás así que Toyama-san y Nakamori-san quedan a tu cargo. Tienen los auriculares puestos por lo que te están escuchando, y ya les entregué las tarjetas. Nos vemos en el subte.
- Bien. Salgan espaciadas con 10 metros de distancia entre ustedes. No vayan juntas.
Llegaron a la calle principal y las chicas doblaron a la derecha rápidamente, tomando sus distancias. Kaito cruzó la calle con Ran y empezó a caminar con ella a su lado derecho para ocultar la herida.
Al verla por un momento, vio lo pálida que se había puesto. Se sacó su auricular y el de ella, cubriéndolos contra su campera para que nadie escuchara.
- Mouri-san, escúchame. Todo está bien. Ey, mírame. Salgamos de esto y después pensamos en… el resto de las cosas.
- Está bien. Perdón, tienes razón. – Dijo mientras asentía con la cabeza. Se dio cuenta de que no era el momento para pensar, sino de actuar. Kaito se puso el dispositivo en el oído nuevamente y le entregó el suyo a Ran.
- ¿Tienes dentífrico?
- Sí.
- Dámelo. Hay un callejón en la próxima cuadra. Nos meteremos en él. Ponte el vestido como si fuese una pollera larga. No te lo pongas como debería vestirse. En lo posible ajústatelo con el short que traes puesto, así no se te cae. – Mientras Ran le pasaba la pasta dental, él le pasaba el vestido.
- ¿Qué tienes pensado hacer?
- Vestirte de abuela.
- Tú quieres que te mate ¿No?
- Es lo mejor. Tienes una herida abierta que no te permite movilizarte bien, ya te vi, así que no me lo niegues – La interrumpió cuando sabía que iba a retrucarle el comentario – Hace un calor de mil demonios y si usas vestimentas largas llamarás la atención. Así que nadie sospechará de una abuelita que camina lento.
- Pero no llegaremos a tiempo.
- Si lo haremos. Tranquila, ya hiciste bastante. Ahora deja que nos encarguemos nosotros – Con lo cual a Ran se le empeñaron un poco los ojos al escucharlo. Estaba realmente muy cansada de todo esto y sólo pasaron dos días.
Al llegar al callejón, doblaron a la izquierda y rápidamente Ran puso los dos pies dentro del vestido y se lo subió a la altura de la cadera, asegurándolo con las presillas del short. Kaito se estaba encargando de su pelo, poniéndole dentífrico en todo el cabello para que parezcan canas.
Como su remera no era lo suficientemente larga para cubrir el arreglo de la parte inferior, aprovechó a sacar una blusa que había comprado y se la abotonó encima.
- ¿La menta se huele demasiado y te está haciendo llorar? - Preguntó el mago con preocupación.
- Cuando lleguemos al subte ya se habrá secado con el calor. No te preocupes por eso ahora.
- Espero que no te arda la cabeza. Cuando salgamos de esto la enjuagaremos.
Kaito hizo que Ran lo agarrara del bracete para que parezca el nieto y se puso los anteojos nuevamente. Ambos salieron del callejón para incorporarse nuevamente a la calle.
- Sígueme la corriente – Le susurró con alarma. – ¡Vamos abuela, que perderemos el subte para llegar a casa! – Le dijo en voz alta.
- Sí querido. – Dijo intentando resquebrajar la voz para parecer más vieja.
Tres hombres pasaron corriendo a su lado, sin percatarse de su identidad, por lo que ambos suspiraron de alivio al ver que el plan funcionó.
- Shinichi, nos acaban de pasar corriendo. Estate atento.-Dijo mientras le daba un pulgar para arriba a Ran por haberle seguido el acto.
- No te preocupes que ya están descendiendo por las escaleras. Ahora será más sencillo perderlos.
Era terrible la cantidad de gente que había en el subte. Hoy hacía un calor de mil demonios pero no importaba. La gente quería llegar rápido a su casa de cualquier forma después de haber comenzado el primer día de la semana laboral o estudiantil. Lo único bueno que tenían los vagones y era otra razón para tomarlo, era el aire acondicionado.
- Toyama-san, Nakamori-san, a partir de ahora miradas siempre al suelo. Eviten mirar mucho para arriba dado que hay bastantes cámaras – Les indicó Shinichi.
- De… de acuerdo – Dijo tartamudeando Kazuha. Todavía no lograba creer lo que estaba pasando.
- Bien. Cuando desciendan este tramo, sepárense. Nakamori-san ve por la izquierda. Toyama-san, a la derecha.
Equipo casa de seguridad
Rei obtuvo permiso para loguearse con su usuario y meterse al sistema de monitoreo de las cámaras de seguridad. Con lo cual, proyectó todas las cámaras de la estación de subte al televisor mientras los escuchaban por los dispositivos que habían puesto en altavoz.
Akai llamó por videollamada a Jodie para poder ver y comunicarse con ellos, y Heiji por otro lado, silenció el micrófono para que cualquier cosa que se diga acá, no interfiera en la comunicación del operativo.
- Kaito, el subte se va en 4 minutos. ¿Llegan bien?
- Sí, no te preocupes por nosotros.
- Bien. Toyama-san, ¿Ves a la persona que está más adelante tuyo, vestida con pollera negra y blusa blanca?
- Sí. Ponte atrás y síguele la marcha. ¿Ves los dos hombres parados más adelante? Son ellos. Así que suéltate el pelo y haz como si estuvieras viendo el teléfono.
Kazuha se sacó rápidamente la gomita de pelo y se acomodó el pelo para ambos lados del rostro. Agachó su cabeza y miró hacia sus manos, las cuales posicionó como si estuviese sosteniendo un teléfono. Luego movió los dedos pulgares aparentando estar escribiendo un mensaje.
Los del equipo de la casa pudieron reconocer en la cámara a Kazuha por los actos, con lo cual, tanto Heiji como los padres de ambos estaban atentos por un lado y contentos por ver que se encontraba bien. Ahora podían seguirla hasta que suba al subte.
- No veo a Shinichi. ¿Alguien lo ve? – Exclamó Jodie no recibiendo respuesta de nadie.
- Ok, ríete ahora – Se escuchó decir a Shinichi.
Cuando Kazuha largó una carcajada y pasó por al lado de los hombres, le sacaron la atención dado que no buscaban a alguien que tenga celular y esté con emociones positivas.
- Perfecto. Nakamori-san átate ahora los cordones.
- Pero no están…. – Dijo mientras veía sus zapatillas.
- ¡Agáchate ahora!
Aoko obedeció e hizo como que se estaba arreglando los cordones. La gente le pasaba por ambos lados muy rápidamente. Al levantar apenas un poco la mirada pudo ver entre la gente que había un grupo de 5 personas parado viendo para todos lados.
- Ok. Espera ahí. No te muevas. Espera… espera… a la cuenta de tres párate y sigue al chico de mochila azul que te va a pasar por la derecha. 1...2… ¡3!
La reconocieron enseguida a través de las cámaras. Si no fuese porque Shinichi estaba detallando la operación, no había forma de poder identificarlas.
- Toyama-san muévete hacia la izquierda. Nakamori-san, crúzate progresivamente hacia la derecha. ¿Kaito?
- Estamos descendiendo a la plataforma con el otro ascensor.
Un minuto después se encontraban bajando los últimos escalones junto con un montón de gente para llegar a la estación.
- Toyama-san muévete un poco a la derecha. Apenas se abran las puertas camina hacia adelante y quédate al costado de la puerta contraria a la que te subes. Quédate arrinconada ahí y de espaldas a la puerta abierta. Las próximas dos estaciones se abren de ese lado, y bajamos en la segunda.
- Ok.
- Nakamori-san, camina un po… Kaito te veo. La haré subir contigo ¿Sí? Sigue caminando Nakamori-san. Un poco más…. Detente. Como estás en el vagón del medio, quédate cerca de la puerta y de espaldas a la que se abre también.
- Shinichi tengo a uno a la derecha donde están los asientos. Por cómo está actuando, creo que reconoció a alguna de ellas.
- Voy.
De repente se veía al subte venir y a toda la gente correr y amontonarse en las entradas de las puertas, incluso la que se encontraba sentada esperando.
Por el micrófono se escuchó un ruido metálico como si algo hueco hubiera chocado contra un tubo o algo parecido.
- ¿Qué fue eso? – Preguntó Heizo.
- A mí me dices que no sea directo, pero tú no podrías ser un poco más suave ¿No? – Preguntó Kaito.
- ¿Qué querías que le cante el arrorró o qué?
- Eso sonó a hueco. ¿Tendrá algo en la cabeza ese tipo?
- No voy a quedarme a averiguarlo.
Rei empezó a mirar las cámaras hasta que dio con la razón. Los asientos no se encontraban vacíos sino que había una persona sentada con un diario en las piernas que parecía que se había quedado dormido.
- ¿Lo dejo inconsciente? – Preguntó sorprendido.
- Shuu, ¿Tú le enseñaste a hacer todo esto? – Consultó Jodie.
- Evaluar a la gente por su comportamiento sí. Poner a dormir a la gente… quizás. Pero nunca les enseñé estas maniobras de evasión ¡Pensé que habías sido vos!
- ¡No! ¿Fuiste tú Rei?
- ¿Cuándo querías que les enseñe eso si no estuve tanto tiempo con ellos?
- ¿Yusaku-kun, Yukiko-chan? – Preguntó Akai.
- Podemos desorientar a los fans y a los editores, pero no de este modo – Explicó Yukiko.
- ¿Entonces quien carajo le enseño esto? – Preguntó Shuichi.
- No lo sé. ¿Alguien lo vio en alguna cámara? No puede ser que seamos tantos y no lo hayamos podido localizar – Exclamó Rei impresionado.
- Espera. Dijeron que se bajan en la segunda estación, por lo que dejaron el auto en otro lado probablemente para poder escapar mejor. – Razonó Heiji – Así que ya viajaron en subte previamente.
- ¿Me estás jodiendo que se memorizaron dónde están las cámaras en el viaje que hicieron hacia el hotel? – Dijo Saguru.
- No solo eso, sino que Shinichi conoce los puntos ciegos de las mismas. Y Kaito sabía exactamente dónde estaba el pasadizo en el que se disfrazaron con Mouri-san. Estuvieron haciendo reconocimiento de zona pero a extremo detalle.
En las cámaras se pudo divisar cómo el subte ya se encontraba detenido en la estación y abría sus puertas. La cantidad de gente que entró fue impresionante. La gente se aplastaba con tal de entrar y acomodarse lo mejor posible.
Los hombres que las estaban buscando se dividieron uno por coche, para ver si las encontraban. Uno estaba pasando internamente de un coche al otro, y se encontraba muy cerca de Kazuha.
Sintió como alguien la apoyaba contra la pared y la daba vuelta mientras una mano y un brazo se apoyaban al costado de su cabeza sobre la pared del subte, cubriéndole casi el cuerpo entero.
El persecutor pensó que era una pareja y no le llevó el apunte. Al escuchar la alarma de cierre de puertas, se apresuró a bajarse.
Si bien no estaban fuera de peligro, todos estaban un poco más tranquilos que todo haya salido bien. Los del cuarto suspiraron y dejaron salir de a poco el aire que había quedado en sus gargantas todo este tiempo.
- Bueno al menos veo que no están tan serios como pensé – Exclamó Aoko.
- La única forma de que los veas así, es si los dos trabajan en equipo. El resto de las situaciones, sí los vas a ver serios. No es normal que estén bromeando – Explicó Jodie analizándolos.
- Están nerviosos y con una gran dosis de adrenalina en sus cerebros por el estado de alerta máxima en el que se encuentran. Si no hacen eso, saben que ellas se pondrán más nerviosas y el nivel de estrés de ellos aumentará significativamente – Explicó Yusaku.
- Estarán todos bien. Las sacarán de todo esto sin problemas. – Agregó Shuichi por el teléfono con confianza.
- No me digas que no hice bien en apodarlo Blue – Le replicó Rei.
- ¿Van a decirnos qué demonios es eso? – Preguntó Heiji nuevamente.
- ¿Alguno vio Jurassic World?
- ¿El velocirraptor? – Exclamó Eri mientras lo veía como si tuviera dos cabezas.
- Sabes que es una ella y no un él ¿No? – Mencionó Akako.
- Bueno, veo que la vieron varios. Sí lo sé. Es más por la… - Intentó explicar Furuya.
- Personalidad – Terminó Ai entendiendo el por qué al compararlos.
- Y capacidad – Agregó Rei.
- Dime que tú no estabas de acuerdo con esto Jodie-san – Exclamó Saguru no creyendo esto mientras la del FBI asentía con la cabeza.
- Los tres en realidad. Es muy inteligente, astuto, estratégico, observador y tiene liderazgo. Su punto fuerte son las piernas, que al haberlo entrenado todo este tiempo, logró adquirir una gran musculatura que le permite ser rápido y ágil. – Explicaba Rei mientras enumeraba con sus dedos.
- No solo eso, si tiene que mostrarte las garras y los dientes… no tiene problema. Eso lo transforma en un sujeto bastante peligroso con el cual no vas a querer meterte. Y mucho menos cuando se enoja. – Explicó Jodie.
- Agrégale un arma y es totalmente letal – Agregó Shuichi.
- Dale un arma a Shinichi o a Kaito, y los dos son letales – Terminó Jodie. – Incluso disparan mejor que yo, teniendo yo más años de entrenamiento.
- Así que, no se preocupen por sus hijas que en mejores manos no van a poder estar – Terminó diciendo Rei con una sonrisa.
- O sea que si… - Pensaba en voz alta Heiji – Él es blue… Delta, Eco y Charly somos Saguru, Kaito y yo… con lo cual gracias, porque terminan todos muertos.
- Entonces, ¿El t-rex es Shuichi y la Organización estaría siendo representada por la Archaeornithomimus?- Terminó Saguru.
- ¡No puedes acordarte de ese nombre! ¿Cuántas veces la viste? – Le recriminó Akako.
- Nunca lo vi de esa forma pero sí, es verdad. Si no fuera por Blue… alguien estaría bien muerto hoy en día – Dijo Rei con una sonrisa descubriendo un nuevo punto de fastidio para el del FBI.
- Llegas a empezar a cargarme con eso a partir de ahora, y te convertiré en el cerdo. ¡O sea... en el almuerzo de él!
- ¿Qué edad tienen ustedes dos? – Exclamó Ai.
Ex equipo kamikaze – Ahora quinteto problemático.
Kazuha se encontraba entre la pared del subte y Shinichi. Se había congelado en el lugar cuando éste la ocultó con su brazo, apoyándolo al lado de su cabeza. Veía como miraba disimuladamente para la puerta que se acababa de cerrar, y sólo cuando el subte tomó más velocidad y se alejó de la estación, fue que se alejó de ella para darle su espacio.
Kazuha no lo vio muchas veces en su forma original en el pasado. Creo que si contaba las veces con los dedos de una mano, le sobrarían. Recordaba que era un chico muy parecido a Heiji en cuanto a físico. Pero esta persona no era como Heiji, y tampoco podía creer que haya sido el pequeño y dulce Conan que le llegaba a la cadera.
Ahora parecía ser una muralla en comparación con lo chiquita que era la estructura de ella. Le llevaba un poco más de media cabeza de altura, y cuando subió la mirada hacia su rostro, se encontró con unos anteojos negros que cubrían sus ojos. No sabía por qué pero inconscientemente se aplastó más contra la pared. No entendía si era porque su rostro se encontraba serio o si era porque su cuerpo emanaba una energía amenazante. Se sentía como si ella fuese la presa y él la pantera a punto de saltar sobre ella. Se sintió cohibida e intimidada.
- ¿Estás bien? ¿Tienes frío? – Preguntó Shinichi al verla temblar un poco y con piel de gallina.
- Eh, estoy bien. Es el aire acondicionado – Mintió para intentar salir del bochornoso estado.
Shinichi sabía que no era por el aire. Si bien estaba fresco aquí dentro, afuera hacía un calor de infierno… y ellos con campera. Se dio cuenta de que se encontraba incómoda por la situación. Pero a decir verdad no se le venía nada a la mente para evitarlo. Todavía estaba maquinando escenarios en su cabeza.
Llegaron a la primera estación, y se abrieron las puertas de su lado. La gente se apresuraba a salir empujando, porque no podía salir. Lo bueno es que no entró tanta gente como la que había bajado, por lo que los vagones se descomprimieron un poco.
El subte no se encontraba silencioso. Había grupos de adolescentes hablando sobre un nuevo manga que había salido y de lo que había pasado en el colegio, adultos que hablaban por teléfono como si el mundo tuviese que enterarse de su vida privada, chicos que escuchaban música con auriculares o con el altavoz del teléfono, personas que se quejaban de que estaban siendo aplastadas... lo usual que uno escucha todos los días al subirse al subte en la hora pico.
- ¿Kaito, todo bien?
- Abuela, ¿Estás bien sentada?... ¡Ouch! – Exclamó Kaito al sentir el pie de Ran sobre el suyo.
- Perfecto nietito de mi corazón. Eres un encanto. – A lo cual Kazuha se rió y se relajó un poco al recordar que no estaba sola en esta situación.
- ¿Nakamori-san? – Preguntó Shinichi mientras una leve sonrisa se asomó a su rostro al escuchar su voz. Escucharla de esta forma después de dos años era…una extraña sensación.
- Bien. – Contestó secamente.
- She's ok. On the other side and not happy at all. – Dijo en perfecto inglés de forma melodiosa para aparentar que estaba cantando. Kaito recibió una mirada de furia y sintió una puntada en la cabeza. – Pensé que la única que podía hacer males de ojo era Akako-san.
- Apestas como siempre en Karaoke.
- Bue, vos porque no escuchaste a Shinichi cantar. – A lo que Ran se rió un poco al recordar las pésimas entonaciones de él.
- Gracias Kaito. Nakamori-san cuando bajes, ve a la salida de la calle Yoho. Te esperamos ahí con Toyama-san.
- Está bien. – Y Kazuha no entendía por qué apareció una sonrisa maligna en el rostro de Shinichi al escuchar la respuesta.
- Kaito, irás por… - Insinuó en tono de burla sabiendo lo que iba a pasarle.
- Sí, sí, sí. Señora. Por el ascensor.- Decía mientras parecía hablarle a Ran.
- No, no, no. – Decía Ran mientras negaba con la cabeza.
- Abuelita, no te hagas la joven… ¡Ouch! Oye Shinichi, eres vengativo eh. Sabías que iba a hacer eso.
- Ya sabes la frase. La venganza es un plato que se sirve frio, se disfruta lento y tiene un sabor muy dulce.
- ¿Cómo hice para aguantarte todo este tiempo? – Preguntaba con los ojos en blanco mientras las chicas se daban cuenta que todo este tiempo el par estuvo junto.
- A veces me pregunto lo mismo contigo.
- Tú eres el desquiciado que se levanta a las cinco de la mañana todos los días.
- De qué te quejas si ni te despiertas. Te la pasas serruchando la casa con tus ronquidos cada vez que duermes, y que conste… babeas.
- ¡Claro que no!
- Te sacaré una foto la próxima vez y la publicaré en…
- ¿Me estás cargando? ¡No tienes ni una red social, así que cállate! Eres más ermitaño que el pobre Curiosity Rover que se cantó como cuatro años el feliz cumpleaños a sí mismo. - Las tres chicas empezaron a reírse a carcajadas por el intercambio entre ambos. La gente estaba sumisa en su mundo así que no les llamó la atención.
- Pobre Kudo-kun. Si tuviera mi teléfono te sacaría una foto - A lo cual Shinichi solo hizo un gruñido con la garganta en desaprobación.
El subte empezó a disminuir la velocidad, lo que significaba que debía bajarse. Preguntaron quién iba a descender para poder ubicarse mejor.
- Ojos al piso de vuelta. No quiero que las cámaras graben como casi te caes la última vez – Dijo indirectamente a Kazuha para que el comentario no parezca tan fuera de lugar.
- No me lo recuerdes por favor – Le comentó con una sonrisa mientras le seguía la corriente.
Bajaron a la plataforma y el calor acumulado del asfalto los golpeó a todos. Shinichi iba delante y Kazuha a metros atrás suyo.
Aoko se encontraba un poco más lejos, y aunque no los podía visualizar, vio la salida que tenía que tomar. Cuando subió las escaleras mecánicas, se encontró en lo que aparentaba ser un parque. Vio a un par de pasos de distancia a Kazuha caminar, y a un hombre que las estaba guiando mientras miraba con disimulo para todos los ángulos en búsqueda de alguna anomalía. Supuso que era Kudo, al cual no conocía dado que nunca lo vio.
Recordó que hace poco había ido a la casa de Ran y había visto la foto en su escritorio, la cual no entendía por qué Ran aún conservaba. En ese momento lo encontró físicamente parecido a Kaito, pero ahora no se parecían en nada. Y tampoco se parecía al de la foto, aunque sólo le estaba viendo la espalda.
- Kaito, ¿Necesitas que me acerque con el auto? Recuerda que lo dejamos a cuatro largas cuadras.
- Sería bueno. Recién vamos a tomar el ascensor, y si no me equivoco está un poco más alejado que la salida de las escaleras.
- Ok. – Dijo mientras ubicaba la salida de ellos y miraba el parque - Espérame donde está el cruce peatonal del lado izquierdo cuando salgas.
- Listo.
Los tres se apresuraron a caminar para llegar más rápido y así buscar a los chicos. Al dar la vuelta a una cuadra, vieron como Shinichi miraba a ambos sentidos de la calle y se cruzaba para entrar al asiento del conductor de un auto color gris oscuro.
Las chicas subieron por el lado izquierdo. Kazuha fue primero hasta situarse en el medio y Aoko se sentó atrás del asiento del acompañante. De esta forma, Ran podía subir sin problemas del lado derecho e ir más cómoda con su herida.
Shinichi se sacó la campera para dejarla en el asiento del acompañante y encendió el auto. Luego salió rápidamente en busca de Kaito y Ran mientras se ponía el cinturón de seguridad.
Pasó un minuto y ya se encontraban en el punto de retiro, con lo cual Kaito ayudó a subir a Ran y luego ocupó el último asiento que quedaba. Shinichi mientras tanto, estaba conectando el teléfono al puerto USB para cargarlo y sincronizarlo con el auto. Presionó la dirección a la cual debían ir, la cual ya tenía previamente cargada, y empezaron el viaje hacia allá.
Shinichi le dio su auricular a Kaito para que lo apague, y éste pidió los de las chicas. Ya no eran necesarios usarlos por lo que los guardó en el bolsillo con cierre de su campera.
- Hora estimada de llegada, doce de la noche. – Leyó Kaito mientras se sacaba la campera. La alarma del auto empezó a sonar por no llevar puesto el cinturón – Ya voy, ya voy buchón – Le hablaba al auto mientras se ataba.
- Con lo cual tardaremos mucho más. Ya el Sol está casi oculto por lo que no podré ir tan rápido.
- ¿Dónde vamos? – Preguntó Kazuha.
- A un sitio bastante lejos. Lamento comunicarles que nos tendrán que bancar hasta que el resto resuelva todo este tema. – Respondió el mago.
Kazuha no tenía inconveniente. Si bien moría por ver a Heiji y a sus padres, entendía que tenía esperar un poco más.
Vio rápidamente a Ran que se había recostado un poco sobre el cabezal del asiento y no parecía preocupada. En cambio, al ver a Aoko… no podía decir lo mismo. Se notaba que la chica no estaba ni un poco contenta con la decisión.
- Ran-chan, hueles a menta. – Comentó la de Osaka para cambiar el tema.
- Shinichi, cuando estemos un poco más encaminados en la ruta vamos a tener que parar un minuto para sacarle eso de la cabeza.
- No me molesta Kuroba-kun. No te preocupes – Dijo con voz cansada.
- Te va a molestar después. ¿No sientes frío en la cabeza o ardor? – Preguntaba mientras se giraba sobre el asiento para ver hacia atrás.
- No por ahora.
- Ran, ¿Estás bien? – Preguntó Shinichi con preocupación mientras la veía por el espejo retrovisor.
Ran atinó a esbozar una sonrisa mientras un par de palpitaciones se saltearon su frecuencia cardíaca normal al oír mencionar su nombre. Dos años que no escuchaba esa voz, que había sufrido cambios, pero que era su voz finalmente.
- Estoy bien – Dijo con la voz resquebrajada. – "Maldición. Tengo ganas de llorar como nunca. Maldito cansancio. Maldito estrés.".
- Kaito, tiene fiebre, ¿No? – Con lo cual Ran y Kazuha se sorprendieron. La última le puso una mano en la frente a la primera para constatar lo que dijeron, confirmándolo.
- Sí. Lo sentí cuando nos tiramos de la escalera.
- ¿¡Por qué no dijiste nada tonta!? – Le recriminó Kazuha a la karateca.
- Teníamos muchas cosas en la cabeza para agregar una más.
- ¿Y tú como te diste cuenta tan rápido? Apenas la viste después de dos años y por un mini espejo donde sólo le ves parte de la cabeza – Exclamó la de Osaka al de Tokio – Bah, qué pregunta estúpida voy a hacerte. A ver, déjame que te ayude a sacarte esa blusa y el vestido. Si sigues así de vestida vas a tener más calor y la fiebre aumentará.
- Dame el vestido así me siento sobre él y no mancho el asiento con la venda.
Shinichi a los 10 minutos empezó a ver el comienzo de la ruta, por lo que después de encender el aire acondicionado y decirles a todos que cerraran las ventanas, empezó a acelerar progresivamente para salir más rápido de la zona y aprovechar el poco tiempo de Sol que les quedaba. Avanzó unos 20 kilómetros más, antes de indicarle al teléfono que realice una llamada a Haibara-san.
- ¿Kudo-kun? ¿Están bien? – Se escuchó la voz de Ai por el audio del auto.
- Estamos bien y yendo para allá.
- ¿Cómo está la herida?
- No tuvimos la oportunidad de verla todavía. Pero que está abierta seguro porque cuando empezamos a correr, el vendaje se puso rojo. – Explicó Kaito. – Además tiene unas líneas de fiebre.
- Ok, ¿Qué tratamiento le estuvieron dando?
Kazuha al ver que Ran estaba media débil y agotada emocionalmente, decidió comunicarle lo que estuvieron haciendo.
- Ai-chan, soy Kazuha. No sabíamos que hacer así que compramos jabón de glicerina neutro para lavar la herida dos veces al día. Luego compramos en la farmacia un spray antiséptico y se lo aplicábamos cada 6 horas. También desinfectamos la habitación roseando alcohol etílico por todos lados e intentamos que quede seca y vendada para que no entre ninguna bacteria. Pero veo que no sirvió de mucho.
- Ok, hicieron bien. ¿Viste si tiene unos puntos negros en la herida?
- Mmm, Ran-chan se encargaba de limpiársela.
- Pude sacarle un par de esas cosas, pero no del todo.
- Ok, te quedaron restos de proyectil entonces y eso es lo que te está generando una leve infección. Es normal. Nada grave si la tratamos como corresponde. Hicieron bien, así que no se preocupen. Kudo-kun, ¿Tienes el blíster que te entregué?
- Lo tengo en la mochila en el baúl.
- Ok. Onee-san, ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo?
- Mmm creo que almorzamos a las dos de la tarde.
- Última consulta porque sería grave si mezclamos las dos drogas. Sé que lo hiciste pero es mejor cerciorarse. Dejaste de tomar la Paroxetina ¿No? – A lo cual Kaito abrió los ojos con sorpresa mientras cruzaba miradas periféricas con Shinichi.
- Sí, hace casi un año Ai-chan. No te preocupes.
- Bien. Kudo-kun, tienen como mínimo cinco horas de viaje. Tiene que tomar esa medicación por lo menos dos horas antes de llegar. Si puede ser antes mejor. Pero necesito que coma algo o le caerá como el demonio.
- ¿Qué es? ¿Un antibiótico?
- Sí. Y es bastante fuerte, por lo que puede causarle sueño o desorientación una vez que lo tome. Intenten mantenerse hidratados. Hace bastante calor, y ustedes dos, no comieron ni tomaron nada desde que aterrizaron.
- Sí, no te preocupes por nosotros.
- Esperen que voy por la voz de la razón – Contestó Ai.
- ¿Qué cosa? – Preguntó Kaito viendo a Shinichi.
- Los muelo a palos cuando lleguen. ¡Así que mejor que coman algo y se hidraten en el camino! – Les gritó Shuichi por el teléfono. Las tres chicas se sobresaltaron por el susto.
- Shuichi, acabas de despertar más a Ran.
- Y las otras dos tuvieron un infarto – Dijo Kaito con tono desaprobatorio.
- Qué vergüenza.
- Inconcebible.
- No las usen como medio para zafar de esto. Odio cuando los dos se ponen en sintonía. Shinichi, ¿Tú estás bien para manejar tanto tiempo? Fue un viaje largo.
- Estoy bien.
- Ok. Cualquier cosa nos llaman.
- Sí, no se preocupen.
Cortando la llamada, se quedaron un rato en silencio.
Kaito no estaba cómodo por lo que empezó a mover la pierna al mismo tiempo que apoyaba el brazo en el borde de la ventana que se encontraba cerrada.
Shinichi se encontraba atento al camino pero divagando en sus pensamientos. El escuchar que Ran estaba tomando Paroxetina no le gustó para nada. Era la misma clase de droga que le dieron a Kaito en su momento, cuando estaba en el peor estado de depresión y con paranoia. - ¿Por qué demonios tuvo que tomar eso? ¿Acaso tuvo depresión también? ¿Qué paso durante estos dos años para que haya terminado así? - Se hizo tantas preguntas internamente que no se dio cuenta de que Kaito lo había estado llamando hace dos minutos, y las chicas lo estaban mirando de forma preocupada.
- ¿Qué? Perdón, me fui por ahí.
- Si, ya me di cuenta. Sólo tú puedes prestar atención a todo lo que pasa alrededor y no escuchar a nadie, salvo a tu cabeza.
- ¿Qué quieres molesto? Y no sé qué me vienes a reclamar si tú haces lo mismo.
- Repito… son las 19.45. Hay un par de lugares más adelante que puedes comer en el lugar o pedir para llevar ¿Quieres que paremos ahí?
- ¿Cuántos kilómetros?
- A 30 km. – Dijo mientras miraba el mapa en su teléfono.
- ¿Hay otro posterior? Quiero aprovechar los últimos rayos de Sol.
- Déjame ver. El próximo parador es 80 km después. Vas a llegar después de las nueve de la noche.
- Llegaré antes.
- Estamos a 110km de distancia.
- Ya no. Y no estoy yendo a 100 para que calcules ese horario.
- ¿Qué? – Dijo mientras miraba el velocímetro, el cual marcaba 150. - ¿No estás yendo un poquito rápido?
- ¿Por qué diablos no se siente la velocidad en este auto? – Exclamó la del asiento del medio.
- Con la velocidad no hay problema. El camino es totalmente recto en este tramo y tampoco hay mucho tráfico dado que estamos saliendo de prefectura. En cuanto a por qué no lo sientes, es porque el auto tiene una forma que lo hace aerodinámico, por eso les pedí que cierren las ventanas.
- Ok. ¿Todos tienen el cinturón puesto no? – Preguntó Kaito asegurándose.
- Oye, qué confianza que me tienes.
- Shinichi, fui con Yukiko-chan varias veces en el auto. No necesito decirte más nada. – A lo cual Shinichi sonrió - Vayamos al segundo parador entonces, así Mouri-san puede tomar el medicamento.
- ¿Qué opciones de comida hay? – Dijo curioso mientras lo miraba un segundo y posaba la vista en el camino nuevamente. Estaba empezando a tener hambre.
- Por lo que veo sushi, udon y soba, tempura de vegetales o de mariscos, pizza, gyudon, tonkatsu y katsudon, okonomiyaki…
En ese momento el estómago de Kazuha resonó con tanto ruido que Kaito se dio vuelta lentamente para constatar que lo que escuchó fue cierto, y Shinichi la vio por el espejo retrovisor sorprendido. La pobre chica del oeste se puso más roja que una frutilla madura.
- Me diste mucha hambre – Dijo apenada mientras colocaba una mano sobre su estómago.
Kaito se le quedó viendo como por diez segundos con la boca semi abierta hasta que se le achinaron los ojos y estalló de risa sin poder parar.
- Kaito, ya para – Le suplicó Shinichi mientras se mordía los cachetes.
- Tú me dices… eso pero… te estás… conteniendo – Intentó decir entre risas. Ya tenía lágrimas en los ojos con lo cual se las tuvo que sacar con los dedos.
La risa de Kaito era tan contagiosa que Ran, Aoko y Kazuha también se sumaron a la euforia de risas por la situación. Shinichi no pudo contenerse más tampoco.
- Se me acalambraron los cachetes – Comentó Kaito mientras se los masajeaba y respiraba hondo para tranquilizarse. – Hacía rato que no nos reíamos así. – Comentó mientras miraba por la ventana de costado.
Al escuchar ese comentario, Ran y Kazuha dejaron de reírse para mirarlos con un poco de empatía.
Kaito sabía que estaban siendo observados otra vez. Así que para desviar la atención sacó su teléfono e hizo una videollamada con Heiji.
- ¿Kaito? – Preguntó el del oeste con confusión. Por supuesto, dicha voz no pasó desapercibida por la de Osaka.
Kaito le entregó el teléfono a Kazuha, la cual al verlo no pudo contener las lágrimas.
- ¡Eres una tonta! – Le gritó dando luego un gran suspiro de alivio. - ¿Estás bien? – Kazuha sólo afirmaba con la cabeza mientras se sacaba las lágrimas con sus dedos.
- ¿Es Kazuha-chan? – Exclamó Shizuka mientras se acercaba a Heiji para ver.
- ¿Qué? – Gritó Ginshiro. – Déjame verla.
Al poco tiempo pudieron ver como todos se acercaban al teléfono y se amontonaban encima de Heiji para poder ver, aplastándolo en el proceso. Las otras dos chicas se acercaron al teléfono para ver la escena no pudiendo evitar reírse de la situación.
Los próximos 40 minutos se la pasaron entre llantos, risas, más lágrimas exageradas de Kogoro y millones de preguntas.
Cuando el GPS advirtió que quedaban 10 kilómetros para llegar, Shinichi empezó a disminuir progresivamente la velocidad y las chicas se fueron despidiendo hasta que terminaron con la llamada. Cuando se acercaron a los paradores al costado de la ruta. Shinichi se detuvo en una zona no tan luminosa pero cerca de los restaurantes.
- ¿Cómo quieres hacer? – Preguntó Kaito a Shinichi una vez que apagó el auto.
- Me parece que exponernos no es lo más recomendable. Y creo que Ran no está para caminar tanto tampoco.
- Entonces iré yo a comprar las cosas.
- Espera, yo te acompaño – Dijo Kazuha. – No podrás solo con las bebidas y la comida. Aoko-chan, vas a tener que bajar igualmente para que pueda salir.
- Tú también puedes ir Aoko-chan – Sugirió Ran. – Así los ayudas. Somos muchos.
Shinichi se sacó los anteojos que había posado sobre su cabeza cuando el Sol terminó de ocultarse. Tocó un botón del tablero para abrir el baúl, y salió del auto a buscar su mochila. Kaito lo imitó.
- Pero te quedarás sola con él – Le susurró bien bajo Aoko a Ran.
- No hay problema. En serio. Vayan.
- ¿Estás segura? – A lo que Ran asintió con la cabeza y con una sonrisa.
- Ran-chan, ¿Qué vas a querer de comer? – Preguntó la del medio mientras le acomodaba el pelo.
- Cualquier cosa estará bien.
Shinichi al abrir el baúl vio que tenía el bolso de su madre. Al abrirlo y revolver un poco encontró una gorra azul.
- Kaito ¿Tienes otra gorra?
- En mi bolso debería haber una – Comentó mientras tomaba el suyo y hurgaba entre sus cosas. – Sí, aquí está.
- No tendrán una campera o una remera ¿No? – Preguntó Aoko que había salido del auto.
- Tienes razón. Sería mejor si nos cambiamos el color de ropa con el que huimos por si las dudas – Comentó Kazuha.
- Fíjense en este bolso si encuentran algo. Creo que mi madre tiene más o menos el mismo tamaño que ustedes.
- ¿Quieres algo en particular? ¿O vas a comer pollito con ensalada y arroz como casi todos los días? – Le preguntó Kaito.
- ¿Tienes algún problema con eso? – Preguntó arqueando una ceja.
- Es comida de hospital. Comete algo potente de una vez en cuando. Tus análisis dan asco.
- Es la idea ¿No? – Dijo con ironía mientras Kaito negaba con la cabeza viendo al cielo.
- Veré que te encuentro.
- Trae una botella grande de agua natural, así vemos de sacarle el dentífrico del pelo. Se va a quedar pelada si sigue con eso.
- Uff, muy sexy – Dijo Kaito imaginándosela.
- Te estoy escuchando Kuroba-kun. Te pisaré devuelta – Dijo fuertemente la karateca.
- No, por favor. Basta por hoy.
Mientras las chicas estaban escuchando la discusión, Kazuha encontró una campera blanca con dos líneas negras verticales en cada lado, y Aoko encontró una lisa de color azul. Ambas se las colocaron y se pusieron una de las gorras para ir con Kaito.
Shinichi abrió el bolsillo de su mochila para buscar el antibiótico. Una vez que lo encontró dejó la mochila en el baúl abierto y dejó el blister sobre el tablero del auto… y ya no sabía qué más hacer. Así que se acercó para ver cómo estaba Ran, abriendo la puerta de su lado.
- ¿Estás bien?
- Sí. – Dijo mientras cerraba los ojos e intentaba sonreír.
- No, no lo estás – Le replicó mientras colocaba una mano sobre su frente. – Estás tomando temperatura y tienes los ojos vidriosos. Además nunca vi las ojeras que tienes ahora. Estuviste haciendo guardia todos estos días por más que se rotaban ¿No? – Con lo cual Ran suspiró.
- Tú y tu poder de observación. Nunca pude ocultarte nada.
- Es porque eres sencilla.
- ¿Me estás diciendo que soy fácil? ¡Ouch!. – Quiso rodarle los ojos pero eso aumentó su dolor de cabeza.
- No. Sólo significa que eres…tú.
- Creo que el dentífrico realmente está haciendo algo con mi cabeza, porque no te entiendo.
- Me refiero a que no eres una mujer superficial. Eres simplemente tú. Te muestras como eres y no das vueltas aparentando ser algo que no eres. – Y era una de las cosas que amaba de ti.
- ¿Eso es bueno o malo? – Preguntó con duda.
- ¿Acaso te importa lo que piensa la gente de vos?
- A veces. ¿Acaso a ti no te importa lo que la gente piense de vos?
- No, para nada.
- Envidio tú autoestima. – Dijo cerrando los ojos.
- No es un tema de autoestima. Sólo me importa lo que la gente cercana a mí piensa. ¿Por qué motivo me voy a preocupar por lo que piensa otra gente que ni conozco o que ni me importa?
- Buen punto. Al final no me dijiste si era bueno o malo.
- ¿Te importa lo que piense?
Ran no sabía cómo tomarse la pregunta. Estas situaciones no fueron planteadas en sus clases en la Universidad. Tampoco estaba en las decenas de libros que tuvo que leer. Quizás debería exponer el caso en sus materias para que los profesores le digan qué había que responder en estos casos. Era fácil verlo desde afuera, pero no cuando le pasaba a uno mismo.
- "¿Acaso es una pregunta con doble sentido? ¿Sólo me está preguntando algo simple, o está preguntándome indirectamente si lo considero o no cercano a mí? ¿Qué demonios se contesta en este caso?" – Pensaba la karateca.
Un silencio los envolvió por un momento. Pero por algún motivo no lo encontraron incómodo. Quizás se debía a la situación, al lugar o al cansancio. No lo sabían con exactitud.
Shinichi vio como Kazuha se acercaba a ellos con dos bolsas de plástico con dos botellas de agua en cada una, con lo cual se adelantó para ayudarla.
- Le dije que comprara agua pero tampoco para tanto – Exclamó Shinichi al tomar las bolsas.
- Dijo que es mejor que sobre a que falte. Además el viaje es largo.
- Espera… Lo dejaste solo con Nakamori-san – Dijo dándose cuenta de la situación.
- Sí, ¿Por qué? ¿Eso es malo?
- Un poco – Dijo preocupado.
- A ustedes no los veo matándose. - Razonó la del oeste.
- Es…distinto. Creo. – Dijo dubitativo mientras veía a Ran. – Sólo por si acaso vuelve con ellos.
- No te querrás quedar sola con ella ¿No? – Le susurró bien bajo con sarcasmo para que solo escuche él.
- No seas tonta. Además, si no quieres que vuelva a resolver casos de asesinatos, mejor que vayas a evitarlo antes de que suceda.
- Ok, ok. Los dejo tranquilos. Volveré con ellos a ayudarlos con el resto de las cosas. Pórtense bien que tardaremos fácil 30 minutos hasta que la comida esté lista.
Shinichi vio cómo se alejó mientras negaba con la cabeza. Dejó una botella sobre el pasto y fue al baúl abierto para dejar las otras tres y ver si había algunas toallas. Conociendo a su madre era muy probable que encuentre un par en su bolso. Y así fue.
- ¿Estás lista para sacarte eso de la cabeza? – Dijo mientras se acercaba.
- Sí, ya me está ardiendo.
- Ok, recuéstate en los tres asientos con la cabeza para afuera. De esa forma evitarás mojarte. ¿Puedes con una mano sostenerte la cabeza?
Ran hizo lo que le pidió mientras cerraba los ojos. Shinichi se puso a un costado y empezó a tirarle el agua desde la frente hacia atrás, mientras que con la otra mano pasaba sus dedos entre su cabello para deshacer el dentífrico que se encontraba seco.
Cuando su madre o Sonoko jugaban con su pelo, siempre se terminaba relajando al punto de casi quedarse dormida. Sin embargo esta situación no tenía comparación. Quizás era porque el contacto con el agua provocó que el dolor de cabeza por la fiebre se evapore. Quizás porque sabía que podía bajar la guardia estando con él. Quizás porque se sentía segura estando con él, lo cual era ilógico al mismo tiempo, dado que no se veían hace dos años y se habían enviado mutuamente al diablo y tres cuadras más lejos. Pero en ese momento, no le importaba nada. Le bastaba con sentir el contraste de la suavidad y aspereza de las yemas de sus dedos mientras intentaba lavarle y desenredarle el pelo. Se sentía muy bien y en paz. Él estaba acá y ella no estaba sola.
- ¿A qué te referías con volver a resolver asesinatos? ¿Hace cuánto que no resuelves uno?
- Mucho tiempo.
- ¿Por qué? – Preguntó extrañada.
- Tenía… otras cosas que hacer.
- Oh.
- ¿Te teñiste el pelo? – Preguntó sorprendido mientras le escurría el pelo y se agachaba atrás suyo en cuclillas para terminar de secarle la cabeza con la toalla que había dejado sobre su hombro.
- Según la etiqueta debería irse con algunos lavados. Raro que recién te hayas dado cuenta. Las tres lo hicimos. ¿No me digas que no viste a Aoko-chan rubia o a Kazuha con el pelo negro?
- A Nakamori-san no la conozco, por lo que no sabía cuál era originalmente su color. Y en el caso de Toyama-san se me ocurrió que quizás quería cambiarse el pelo.
- Supusimos que sería más difícil engañarlos si cambiábamos nuestras apariencias un poco. ¿Me queda bien?
- ¿Qué quieres escuchar?
- La verdad.
- Te queda fatal.
- Vaya que eres sincero – Dijo con los ojos en blanco.
- Tú lo pediste. Pero no me hagas caso. Me quede con tu imagen de dos años atrás, así que…
- Vaya pesadilla entonces.
- ¿Por qué dices eso?
- No, por nada. Igual no veo que haya servido de mucho teñírselo, al final lograron encontrarnos.
- Ayudó a que escaparan. ¿Dónde aprendiste eso?
- De ti.
- No recuerdo haberte dicho algo sobre teñirte el pelo.
- No. Pero te pusiste anteojos para cambiar tu apariencia. Intenté hacer algo similar.
Ah, ese comentario abrió viejas heridas que todavía no habían cerrado. Ran al abrir los ojos y verlo desde abajo, notó su mirada seria y fría. Parecía enojado e hizo que se sintiera incómoda.
- No te enojes. Sólo estoy diciendo que tomé la idea. Entiendo por qué lo hiciste y estaba intentando hacer algo parecido.
- No estoy enojado.
- Transmíteselo a tus ojos entonces porque no se nota.
Shinichi movió la cabeza para abajo, quedando sus labios al final de la frente de ella y sus ojos al mismo nivel. Ran al ver sus orbes tan de cerca quedó hipnotizada por un momento, mientras que una fuerza inexistente aplastaba su corazón y sus pulmones contra los asientos del auto.
Sus ojos tenían una mezcla de oscuridad y frialdad que nunca había visto. Le dio incluso un poco de temor. Se sentía diminuta. ¿Cómo pasó de sentirse tan bien con él hace un minuto atrás, a sentirse como una hormiga bajo su zapato?
- Creo que tu cabeza está lista. Ponte esta toalla seca en los hombros así no te mojas– Dijo mientras se la colocaba sobre el rostro y se separaba.
Mientras Shinichi estrujaba la toalla mojada para sacarle la mayor cantidad de agua, Ran se quedó inmovilizada por medio minuto hasta que pudo volver a respirar normalmente y acomodarse en su asiento nuevamente. - ¿Qué demonios fue eso? – Pensaba la Karateca.
- ¿Crees que podrás caminar hasta el baúl si te ayudo? – Preguntó por el espacio que había entre los asientos y el baúl. Lo cual hizo que Ran se pusiese tiesa como tabla.
- …
- ¿Ran? – Preguntó con preocupación mientras veía la rigidez en su postura. – Oye, ¿Estás bien?
- Eh, sí… me… asustaste.
- ¿Podrás?
- ¿De qué hablas?
- Ok. – Contestó sabiendo que algo no estaba bien - ¿Qué te pasa?
- "¿Además que casi me das un infarto, me asustaste y ahora no quiero mirarte a los ojos por miedo a que me vayas a matar con esa mirada?…no me pasa nada. Estoy perfecta. Solo tengo ganas de largarme a llorar como si tuviera dos años y eliminar estos días de mi vida" – Pensó la pobre chica mientras suspiraba y cerraba los ojos.
Cuando volvió a abrir los ojos se encontró con Shinichi a su lado, con lo cual volvió a saltar por el susto mientras se colocaba una mano en el pecho.
- ¿Por qué estás tan asustadiza? – Preguntó con sospecha.
- …
- ¿Ran?
- Estoy bien, solamente estoy cansada. No me hagas caso. No te escuché y estoy un poco nerviosa todavía.
En cierto modo era verdad. Estaba a punto de estallar. Fueron unos días muy complicados para agregar el factor ex novio a la ecuación.
- Puedes caminar hasta el baúl.
- ¿Para qué?
- Tengo más espacio para cambiarte esa venda que está seca. Debemos hacerlo o se pondrá peor en el viaje y te molestará.
La verdad que no tenía ganas. Pero sabía que tenía que hacerlo. Así que bajó los pies al pasto mientras se paraba y estiraba su pierna herida. No pudo evitar realizar una mueca de dolor al moverse. Shinichi al ver esto, y que ponía todo su peso sobre un pie, decidió tomarla entre brazos.
- ¡Bájame que peso! ¡Yo puedo! – Exclamó la chica.
- ¿Me estás cargando? No pesas nada. Y sé que eres tan cabeza dura y que puedes contra el mundo. Pero ahora cálmate y quédate quieta. – Dijo mientras la sentaba sobre el borde del lado derecho del baúl.
Buscó y abrió el kit de primeros auxilios que tenía en el auto, poniéndolo al lado de ella.
Ran al ver que no iba a poder discutir mucho, se arremangó lo más que pudo el borde del short, dado que la herida se encontraba un poco más arriba que la mitad del muslo, y la ropa lo tocaba.
Shinichi vio que el vendaje estaba manchado con sangre seca, y daba bastantes vueltas a la pierna. Le colocó una toalla bajo la pierna y agarró unas tijeras, cortando el vendaje con cuidado en uno de los lados sanos. Quitó la venda de ambos lados, quedando adherida solo la parte de la herida.
Luego se puso un par de guantes y sacó el suero fisiológico. Empezó a mojar por debajo del extremo de la venda mientras la despegaba con facilidad.
- Si hubiera sabido que había un método más sencillo para sacar la venda, me hubiera evitado varios insultos.
- Ahora lo sabes. Aunque, quizás me insultes en un segundo dado que algunas zonas de la venda está bastante pegada a la herida y el suero será lo mismo que nada.
Y justamente llegaron a esa zona. Shinichi estaba intentando sacarla de a poco para que no le doliese tanto, pero era inútil. Él sufrió por eso y sabía que no había otra forma. Tendría que sacarla de un tirón.
Antes de que pueda hacerlo, Ran tomó la venda y terminó tirando de ella mientras apretaba sus labios con fuerza y emitía un gruñido.
- ¿Por qué eras tú la que se limpiaba la herida y no el resto de las chicas?
- Se impresionaban un poco y las veía mal cada vez que yo daba un indicio de dolor – Decía con la cabeza gacha.
Oh, Shinichi sí sabía de qué hablaba. Al verla pudo recordar lo que se sentía. Era como si le pusieras sal y limón a una herida bien profunda. Sientes el ardor y las puntadas de ácido que te queman internamente, y dolía como el demonio. Lo peor de todo, es la recuperación si no estás hospitalizado. No había nada que te quite el dolor. Tenías que aguantarlo.
Se apresuró a revisarla un poco con la linterna del celular y la luz del baúl. Por suerte no era muy profunda, pero la zona de alrededor se encontraba un poco rosada y efectivamente tenía unos puntos negros que indicaban que algunos restos de proyectil quedaron adheridos. Limpió la herida con chorros de suero fisiológico para intentar barrer la mayor cantidad posible. Con una gasa secaba la nueva sangre que empezó a emanar del tirón hasta que el sangrado se controló. Le aplicó un antiséptico, le colocó unas gasas sobre la herida y un nuevo vendaje alrededor.
Luego tiró todo lo que usó en una de las bolsas de plástico que contenían las botellas de agua, y acomodó tres de los bolsos en el fondo. Ran se dio media vuelta para apoyar la espalda contra la parte interna del auto y así poder estirar la pierna sobre el bolso que le dejó Shinichi, para que quede con un poco de elevación.
Se quedaron en silencio nuevamente mientras Shinichi veía como Ran se estaba conteniendo para no llorar. Se notaba por cómo tragaba más rápido y por sus cortas respiraciones. Debía estar sufriendo esas oleadas de dolor punzante que aparecían y desaparecían como si nada.
- ¿Puedes sentarte al lado un ratito? – Pidió con voz temblorosa.
Era un auto de tamaño normal, por lo que el baúl no era muy grande para que los dos entraran. Aun así, hizo lo que le pidió y se sentó con la mitad derecha de su cuerpo tocando el de ella, mientras que apoyaba la pierna izquierda sobre el suelo.
Ran se apoyó sobre él y le dio leves empujones, haciéndole entender que quería apoyar su cabeza en su hombro. Por lo que sacó su brazo derecho del medio y lo dejó sobre el espacio entre el cabezal del asiento de Ran y el de Kazuha.
- Siempre me importará lo que pienses.
Pareja despareja
Si hay algo que Kaito odiaba, era sentirse incómodo en algún sitio. Cuando esto sucedía, la mayoría de las veces lo que hacía era simplemente desaparecer. Lamentablemente acá, no tenía esa opción.
Kazuha tuvo la gran idea de comprar agua mientras esperaban a que la comida esté lista, la cual les dijeron que iba a tardar entre 30 y 40 minutos. Pero tuvo una idea más brillante todavía, irse con las botellas, y dejarlo solo con Aoko, la cual no paraba de verlo de la peor forma posible.
Terminó de pagar las órdenes y el dueño del lugar le dijo que podían sentarse en una de las mesas mientras esperaban.
Se sentaron frente a frente en un box con ventana que daba al costado del restaurante. Desde acá, no podía ver a Shinichi, dado que el auto se encontraba atrás. Apoyó el antebrazo izquierdo y el codo del brazo derecho sobre la mesa, mientras posaba su mentón sobre su mano. Para no verla a ella, desvió su mirada hacia la ventana mientras se perdía en la oscuridad de la noche.
Aoko si bien seguía mirándolo mal, aprovechó la ocasión para terminar de examinarlo mejor, llegando a la misma conclusión que antes.
- "No es la misma persona que yo conocía. Y no me refiero sólo al físico, el cual, voy a reconocerlo sin dar vueltas… había cambiado mucho y para mejor. Si antes era atractivo ahora estaba hecho todo un… ok. No. No voy a decirlo. Me niego" – Pensó mientras achinaba los ojos y ponía los labios en una línea.
- "¿Por qué tuvo que venir? ¿Por qué ahora? Si somos dos extraños. No lo conozco y él tampoco me conoce. ¿Por qué demonios viniste entonces? ¿Acaso pensabas que iba a gritar de alegría y me colgaría de ti como una estúpida adolescente, a la cual tuviste engañada desde siempre? Pues déjame decirte algo Kuroba-kun. Jamás pasará eso. No volverás a engañarme jamás. Desde que me dijiste que eras Kid decidí que no entrarías nunca más a mi vida. No necesito mentirosos como tú."
- ¿Podrías dejar de verme como si fueses a acuchillarme con el cuchillo de la mesa de al lado?
- ¿Por qué estás aquí? – Preguntó sin dar vueltas, con lo cual, Kaito dejó de ver por la ventana para mirarla.
- Porque quiero. ¿Contesté tu pregunta?
- No.
- Bien – Y volvió a mirar a la ventana. Acción que hizo que Aoko empiece a enojarse y a ponerse morada.
- Eres exasperante.
- No más que tú. - "¿Por qué demonios me deje convencer de todo esto? Sabía que iba a ser un maldito error desde el primer momento. ¿Por qué diablos dije que sí? ¿Por qué carajo no me bajé de ese avión?"
Kaito suspiró cansado. Sabía muy bien por qué había venido. No le servía de nada negarlo. La persona que estaba enfrente seguía siendo una de las personas más importantes en su vida, por más que ella lo haya terminado de destrozar.
Cuando la vio dentro de la habitación del hotel en buena forma, sin heridas y sana, sintió literalmente, como se quitaba una montaña de peso de encima. No le importaba más nada. Y así tenía que seguir siendo. No tenía que preocuparse de otra cosa que no sea sacarla de este desastre. Una vez que terminara con esto, se iría nuevamente y volvería a su vida normal….vida normal…vida normal. Eso resonaba en su cabeza como eco. ¿Acaso su vida era normal? No. Era de todo menos normal. Era una maldita montaña rusa que nunca terminaba de girar.
- Nakamori-san. Sé muy bien que soy tu persona menos favorita en este mundo. Pero ahora, no tienes otra opción. Shinichi y yo nos quedaremos hasta que esto se acabe. Y quieras o no, ustedes se quedan con nosotros. Así que, soporta la situación y colabora con nosotros. No nos sirve de nada que estemos peleando por algo que ya quedó enterrado en el pasado. En esto necesitamos mantenernos y cuidarnos todos juntos, o si no, no sobreviviremos. Cuando todo esto termine, cada uno por su camino, nos decimos adiós y no nos volvemos a ver las caras.
Aoko se sorprendió por dos cosas. Primero que no esperaba que Kaito haya madurado tanto. Y segundo, le dolió su comentario sobre haber enterrado el pasado.
No entendía lo que le pasaba. Por un lado lo odiaba por lo que le hizo en el pasado, al punto de no querer saber nada con él. Pero por otro lado, no quería enterrar el pasado. Quería tenerlo vivo y presente para recordar que lo odiaba. ¿Pero por qué le molestaba tanto entonces? - "Porque parece que tú si pudiste enterrarlo y yo no. Tú le pusiste cemento encima y yo sigo en el mismo episodio como disco rayado" – Terminó razonando.
- ¿Hacemos las paces momentáneamente?
- Haré las paces por ahora. Pero no me pidas que no siga odiándote ahora o mañana. Eso no cambiará jamás.
El comentario le había dolido como la mierda, pero no sacó su cara de póker en ningún momento ¿Qué otra cosa podía esperar? Ya sabía que esto iba a pasar.
- No te lo pedí y me parece bien. Haz lo que tú quieras. Si eso te hace sentir bien y estar contenta contigo misma, adelante.
Kazuha entró por la puerta y los vio sentados, con lo cual se unió a ellos. Se sentó al lado de Aoko y notó como la atmósfera estaba horriblemente asfixiante. - "Kudo-kun tenía razón. Algo acá no está bien. Menos mal que vine entonces, aunque me parece que un poco tarde".
- ¿Ran-chan estaba bien?
- Sí estaban bien. Iban a aprovechar para sacarle ese mejunje de la cabeza. Por eso quería llevarles el agua.
- ¿Estás segura que no necesita que vayamos?
- No. Estará bien. No te preocupes por ella.
- Un poco difícil lo que pides, considerando con quien se quedó.
Ayyy y Kaito se estaba conteniendo con su cara de póker. Que se la agarre con él, estaba bien. Pero que se meta en la relación de Shinichi y Ran, cualquiera que sea, ya le dio por la zona baja de su anatomía.
- ¿A esto le llamas hacer las paces? Mierda. ¿Qué significa una declaración de guerra por parte tuya entonces? Ok, ok. Hora de los ejercicios. Inhala 1,2,3… exhala 1,2,3. No respondas. No respondas. No vale la pena.
Kaito se concentró tanto en contar y respirar, que si bien veía todo y estaba atento a cualquier movimiento y persona que salía y entraba por la puerta, no escuchaba nada y a nadie. No oía a las dos mujeres discutir en la mesa. Tampoco escuchaba la gente que chocaba los vasos contra los platos al bajarlos. Hasta que Kazuha puso una mano sobre la suya, sacándolo de su mundo.
- Kuroba-kun ¿Estás bien? – Preguntó sacándolo de su estado.
- Sí, ¿Qué pasa?
- La comida está lista.
- ¿Ya? - Dijo mientras miraba su reloj y se dio cuenta que habían pasado 20 minutos.
- Vaya que estaremos seguras – Dijo irónicamente su ex amiga.
- Aoko-chan, ya basta. – Intervino Kazuha cansada del continuo piqueteo contra los dos hombres. - ¿Qué demonios le pasa? No es normal que se esté comportando así.
Los tres fueron a retirar la comida y bebida, y se dirigieron al auto en silencio. Kaito agradeció salir a la oscuridad y a oxigenarse nuevamente. Siempre le gustó el fresco y el rocío de la noche.
Al acercarse, notó que Shinichi se encontraba parado y hablando con alguien en el baúl. Supuso que había mudado a Ran atrás para que esté más cómoda.
Le extrañaron dos cosas de todo esto: lo relajado de ver a su amigo aunque sabía que estaba atento viendo a todos lados, y la mancha que había en su hombro derecho. Bastó con ver el pelo mojado de Ran para entender qué había pasado. Aja... esto era algo que iba a guardarse para molestarlo después.
Miró a Aoko y la mirada de furia que tenía era indescriptible. Se rio internamente con venganza por eso.
Las chicas comieron sentadas en el baúl, mientras que ellos dos se fueron arriba del capot del auto.
- ¿Todo bien allá dentro? Estabas medio tenso cuando volviste.
- Está un poco…agresiva. Como predije. Pero veo que tú estabas bien – Dijo mientras se tocaba el hombro derecho. Oh, sí, era hora de molestarlo.
Luego de 40 minutos…
- Kaito, creo que te convendría ir atrás ahora – Comentó Shinichi mientras las chicas tiraban las bandejas en una bolsa de plástico.
- ¿Por? ¿Te estás vengando otra vez? ¿En serio? Madura.
- No es eso idiota. Necesito que te duermas. Llegaremos como a las dos. Y sabes que uno de los dos necesita estar más descansado por si las dudas. Además, no dormiste casi nada en el avión.
- ¿Puedo ir adelante entonces? – Preguntó Kazuha. Yo estoy bastante despierta y te puedo servir de copiloto. – Shinichi miró a Kaito preguntando si estaba bien.
- De acuerdo. Iré en el medio. Pondré a cargar el teléfono que está por morir.
- Ran, tómate el antibiótico – Shinichi le entregó el blíster al verlo sobre el tablero.
- Esto no es una pastilla. Es un misil. – Comentó con desgano al ver el tamaño de la pastilla. Se la metió en la boca y con varios tragos de agua logró tomarla. Sabía horrible.
Diez minutos después, Shinichi se encontraba al volante nuevamente. Tenía un poco más de 400 km de plena oscuridad para hacer y ya eran pasadas las 10 de la noche.
Al ver por el espejo se dio cuenta que Kaito estaba con su cara de póker nuevamente. Shinichi podía ver a través de ella, y sabía que se encontraba incómodo con Aoko al lado. Lo que no supo explicarse es cómo Ran se dio cuenta de ello y fue tranquilizando de a poco mientras le hablaba de cualquier cosa para sacarlo de ese estado.
Decidió poner la radio, lamentando la elección a los 2 minutos.
- ¿A esto le llaman música? ¿Qué demonios es esto? – Preguntó mientras cambiaba las estaciones de radio, encontrándose con el mismo tipo de música.
- Son los temas de ahora. ¿No las pasan en Estados Unidos? – Preguntó Ran con curiosidad mientras que Shinichi se sorprendía por el comentario.
- ¿Cómo sabias que estaba en Estados Unidos? – Preguntó Kaito al ver la expresión de Shinichi por el espejo retrovisor.
- No te quieras salir de la fórmula. Simple, por cómo los retó Akai-kun cuando hablábamos con Ai-chan. ¿Estuvieron siempre los tres juntos no? Si es así, ellos siendo del FBI y sabiendo dónde están radicados, no hay mucho más que analizar. Además, tus padres viven allá.
- Sabes escuchar bien Mouri-san.
- Déjame de llamarme así. Antes me decías Nee-chan así que síguelo haciendo. Me haces sentir vieja.
- ¿Quieres que te diga abuelita de nuevo?
- ¿Quieres que vuelva a pisarte? – Con lo que Kaito se rió.
- Porque no pones una de las tantas playlist que tienes – Le sugirió el mago.
- Nah – Dijo Shinichi.
- ¿Por qué no? – Dijo Kazuha. - ¿Puedo? - Preguntó señalando el teléfono.
- Adelante. Total tengo el mapa en el tablero.
- Kudo-kun, tienes que personalizar un poco el teléfono – Exclamó Kazuha mientras veía la pantalla negra con los íconos de las apps. – ¿No tienes ni siquiera un fondo de pantalla?
- Es uno provisorio. El mío está en Tokio.
- O sea… ¿Le llamas provisorio a algo que tienes hace más de dos años? Ya tu otro teléfono quedó obsoleto.
- Buen punto.
- En fin. Tiene huella para desbloquearlo.
- Pero puedes poner el PIN. Es 7266.
- ¿Significa algo eso o es un número al azar?
- Ambas.
- Tarea para Heii cuando lo vea.
- ¡Oye! – Exclamó mientras Kazuha se reía.
Kazuha entró a la app y empezó a ver el contenido. Había muchos artistas que no conocía, así que se decidió por apretar la opción de aleatoriedad.
- No conozco a muchos de los artistas que tienes.
- La mayoría cantan en inglés. Así que quizás no te gusten mucho.
- Ah esto sí que es irónico – Dijo Kaito mientras escuchaba la letra de Nicknames de Walk Off The Earth & Gnash.
- ¿De qué hablas?
- ¿En serio Shinichi? ¿Tienes esto en tu lista?
- No es fea. Tiene ritmo. – Le exclamó Kazuha
- Eso porque no entiendes lo que dice la letra – Exclamó Kaito con ojos entrecerrados.
- El inglés y yo no nos llevamos del todo bien. – Dijo sonriéndole.- ¿La saco?
- Por mí está bien. Prefiero esto antes que la radio. Si quieren empiezo a cantar.
- No por favor – Dijeron Kaito y Ran al mismo tiempo provocando que Shinichi sonriera.
Cuando iban por la mitad de la canción de Ink de Coldplay, Ran empezó a cabecear un poco hasta quedarse dormida. La pastilla y el día le estaban pasando factura.
- Toyama-san, ¿Me pasas la campera de Shinichi? – Dijo en un susurro el mago.
- Habla tranquilo que le puede pasar un tornado por al lado que no se despertará – Le dijo su amigo.
- Me hace recordar a alguien – Dijo con los ojos entrecerrados.
Se extrañó al no sentir ninguna aura poderosa, con lo cual, al mirar a su lado izquierdo, se encontró con que Aoko también se había quedado dormida.
- Le tocó hacer guardia hoy. Así que no durmió casi nada – Le explicó Kazuha al verlo.
- Ahora me puedo relajar un poco al menos. Ojala estuviese así de tranquila cuando está despierta.
- Tenle paciencia. Sabes que Aoko no es muy buena frente a los cambios. Y ha tenido algunos episodios… estresantes últimamente - Kazuha le pasó ambas camperas. Suponía que Kaito iba a dormirse prontamente también.
Kaito cubrió a Ran con la campera de Shinichi y corrió su cabeza que encontraba colgando, hacia el hueco que se formaba entre la puerta y el apoyacabezas. Al hacerlo se dio cuenta de que tenía el pelo húmedo por lo que cerró la ventanilla. No era buena idea que además de combatir la infección tenga que pelear contra un resfriado.
Se acomodó en el asiento del medio mientras escuchaba los versos de I hold you de Clann. Se cubrió con su campera y al poco tiempo se quedó profundamente dormido.
- Si quieres puedes dormirte. Tuvieron unos días difíciles.
- No, estoy bien. Además, creo que nunca tuve la oportunidad de hablar contigo.
- No es verdad.
- De hablar con el tú grande. No con el tú chico. No te hagas el gracioso conmigo.
- Ok. ¿De qué quieres hablar?
- Puff. Tengo 20 mil preguntas para hacerte.
- ¿Cómo por ejemplo?
- ¿Hablarás con Ran-chan cuando todo esto termine?
- Empiezas con la más sencilla de todas.
- En realidad… mejor no me contestes. Solo habla con ella cuando esto termine. ¿Por favor?
- …
- Eres igual que Heiji – Dijo mientras miraba para arriba y suspiraba.
- No me hables de tu novio por unos días.
- Uh. ¿Te lo dijo?
- Si me tenía que decir algo, pues no. No nos hablamos para nada desde que llegué. Lo único que quiere hacer es molerme a palos por haber desaparecido.
- Me parece que más de uno tiene esas ganas.
- No pretendo que lo entiendan – Dijo enseriándose. Actitud que preocupó a Kazuha.
- Sabes, antes de que todo esto pasara, Heiji estuvo bastante deprimido estos días. Los extraña a todos, sobre todo a ti que te considera como a un hermano.
- Pues no me dio esa sensación cuando nos vimos.
- Sabes que Heiji es cerrado en cuanto a sus emociones. ¡Vamos! Estamos hablando de la misma persona que necesitó que la Organización esté a punto de matarnos a todos para que me diga lo que sentía por mí. ¿En serio? – A lo que Shinichi no pudo evitar una sonrisa al recordar la escena. - También piensen que ustedes se fueron de un día para el otro y jamás volvieron. Quedó en cierto modo solo y con un vacío que, por más que tenga algunos amigos, no puede llenarlo porque no es lo mismo. Y esto es deducción mía. ¿Pero le pediste que vea a Ran-chan mientras tú no estabas? – A lo cual Shinichi se sorprendió. – Me lo imaginé.
- ¿Por qué? – Preguntó mientras veía como Kazuha se daba vuelta para cerciorar de que estaban todos dormidos.
- Heiji no me cuenta mucho sobre sus cosas. Ambos entendemos que ustedes tienen sus temas, y nosotras tenemos los nuestros. Pero la primera vez que fui a Tokio después de… bueno…todo lo que pasó… él me acompañó. Estuvo incómodo todo el día, no podía ver a Ran-chan a los ojos y no pudo volver a Tokio otra vez. Recién la semana pasada, después de dos años, pudo finalmente decirme el por qué. Me dijo que todavía recuerda tu voz al teléfono el día que lo llamaste del aeropuerto, y la impotencia de no poder gritarle a Ran-chan todo lo que pasó en realidad, porque sabía que no podía. Por eso… sé que estás enojado con él. Pero también compréndelo. No lo hizo a propósito. Tampoco fue fácil para él. Iba a venir conmigo la próxima vez que fuese a Tokio.
- Que tipo con suerte.
- ¿Eh?
- Mejor que después de esto se case contigo porque no va a encontrar a otra mujer igual que tú.
- ¡Qué dices idiota! – Dijo poniéndose colorada. – ¡Hablo enserio y tú te burlas! – Exclamó intentando no gritar mientras Shinichi sonreía.
- No me estoy burlando. Te estoy diciendo la verdad. Y gracias por haber estado con ella.
- Es mi amiga. Estaré siempre con ella. Por eso quiero que me prometas que hablarás con ella.
- Y otra vez volvimos al punto de inicio.
- Hazlo… Por favor. – Shinichi suspiró y Kazuha con eso dio por terminada la conversación.
- De acuerdo. Prometo hablar con ella.
- ¿En serio?
- Sí. ¿Contenta?
- Muy. – Dijo con una amplia sonrisa.
- También le diré a Heiji que te pida matrimonio.
- ¡Kudo-kun! – A lo que Shinichi comenzó a reírse.
- Oye, no puedes reclamarme nada si ya están pensando en los nombres de sus hijos – Kazuha abrió los ojos como platos.
- ¿Có…Cómo…?
- ¿Cómo lo sé? Estaba escuchando a través del auricular de Kaito cuando le hiciste la pregunta a Heiji. Para que la respuesta sea algo que solo él y tú sepan es porque claramente es algo especial entre ustedes dos. Si esto es así, entonces quitas del medio la opción de que sean personas conocidas, dado que el resto de la gente sabría de qué estarían hablando cuando escucharon los nombres. Por otro lado, son nombres de sexos opuestos, por lo que generalmente esa situación se da cuando quieres o esperas tener un hijo y no sabes todavía el sexo del mismo.
- Ah, malditos maníacos. ¡Dejen de poder deducir todo maldición! ¡No nos dejan nada de privacidad de esta forma! – Dijo colorada a más no poder.
- Tengo que preguntar esto. La situación es…hipotética ¿No?
Kazuha no entendió la pregunta, por lo que lo vio con confusión por unos segundos… hasta que entendió lo que le está preguntando.
- ¡Idiota! ¡Por supuesto que es hipotética, no estoy embarazada! ¿Acaso me viste rellenita? Respondes eso y te aniquilo.
- Oye, tengo que asegurarme el estado de todas considerando la situación en la que estamos metidos. Uno nunca está exento.
- Cierra la boca antes de que te mate. ¡Son cosas que si tienes pareja es normal que las imagines! No estoy hablando de estos temas contigo. Que vergüenza – Decía mientras miraba por la ventana. – Oye espera… ¿Cómo pasamos de hablar de ti a hablar de… mis temas? Eres disuasivo Kudo-kun. Además, ¿Qué es eso de no estar exento? Pareces experto en el tema.
- Pensé que había terminado tu listado de preguntas.
- Está muy lejos de terminarse. ¡Sólo te hice una! Y ni siquiera fue una pregunta, sino un pedido. ¡Y deja de ser disuasivo devuelta y contéstame experto!
- ¿Qué quieres saber entonces?
- ¿Fuiste papá y no nos enteramos? Si me dices que sí… me tiro por la ventana.
- ¿De dónde sacaste esa idea?
- No lo sé. Dímelo tú mister exención.
- Fue un comentario realista, científico y de conocimiento general. Sabes que ningún método es 100% seguro... bueno...salvo algunos.
- Kudo-kun… Al grano. ¿Tienes o tuviste novia?
- Como si tuviera tiempo para eso. Y sólo tuve una novia en mi vida.
- ¿Entonces eres de lo que se divierten una noche? – Preguntó Kazuha escandalizada.
- No tienes una buena imagen mía ¿No?
- Vamos. Me vas a decir que con… – Mientras lo señalaba con una mano y la movía de arriba hacia abajo – Que con el físico que tienes no estuviste con nadie.
- ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
- Generalmente están ligadas.
- Entonces pertenezco a la minoría.
- ¿O sea que no?
- No.
- ¿Seguro?
- ¿Quieres llamar a mi madre? O despierta al de atrás. ¿Acaso no me dijo que era peor que el Curiosity Rover?
- ¿Entonces tampoco fuiste papá entonces?
- ¡Claro que no! ¡Perdón por estar criado a la antigua! Próxima pregunta.
- Creo que Ran va a querer hacértelas antes. Así que le daré el privilegio. Pero cuéntame… ¿Cómo es Estado Unidos? Cuéntame cosas generales.
Shinichi se sintió cómodo hablando con Kazuha todo el camino. Si bien la conocía, no es que en el pasado haya podido entablar conversaciones de adulto tan fácilmente. Por lo que le agradó que su personalidad sea tan sencilla y directa. Cuando se dio cuenta, faltaban solo 35 km para llegar. A ambos se les hizo más corto de lo que parecía.
La expresión de Shinichi cambió a una de confusión cuando llegó al destino y no había nada más que una niebla baja. Así que estacionó sobre el costado izquierdo de la ruta y puso las balizas.
- No me digas que nos equivocamos de camino – Exclamó Kazuha con miedo. La oscuridad y la niebla no eran dos elementos que al mezclarse resulten en una agradable combinación.
- No. Escuché que era de difícil ubicación. – Dijo mientras llamaba a Shuichi y ponía el teléfono entre él y Kazuha para que escuchara también.
- Shinichi, ¿Dónde estás?
- Supuestamente llegué. Estoy en la ruta todavía, pero no veo el camino.
- Ah, es que está más oculto que un pulpo camuflado. ¿Ves de casualidad dos pinos enanos sobre la derecha?
- Ahí están – Le susurró Kazuha mientras señalaba con el dedo hacia adelante.
- ¿Están dormidos? – Preguntó el del FBI al escucharlos susurrar.
- Sí. Todos menos Toyama-san.
- Ah ok. Ten cuidado cuando bajes la mini pendiente entre los pinos. Nosotros casi rompemos el auto. Sigue derecho por unos 400 metros y dobla a la izquierda. Ahí verás un sendero de pinos. Tómalo y al final dobla a la derecha. Ahí está la casa. Te espero ahí.
Shinichi vio que no venía nadie de ninguno de los dos lados de la ruta y se apresuró a atravesarla.
Cuando se acercó a los pinos enanos, fue avanzando milímetro a milímetro hasta que notó como el auto en una zona, bajaba casi de repente, chocando la chapa de abajo del auto contra el terreno.
- Ahora entiendo por qué casi hicieron pelota el auto.
Una vez que bajaron la pequeña pendiente, siguió el camino que Shuichi le indicó. Cuando estaba terminando el sendero de pinos notó que había alguien haciéndole señas bajas con una linterna. Era Shuichi. Por lo que se dirigió hasta donde estaba él.
- ¿No tuviste problemas? – Preguntó mientras Shinichi bajaba del auto y se estiraba.
- No. Todo estuvo tranquilo.
- ¿Cómo está Mouri-san?
- ¿Drogada por el antibiótico? No es tan grave. Va a putear un poco a Ai porque tiene que limpiarle la herida pero una vez que le dé el tratamiento no tardará en recuperarse. Dudo que necesite puntos.
- Buenas noticias entonces. Hola Toyama-san.
- Hola Akai-kun.
- Veo que Kaito quedó jamón del medio. Increíble que no esté babeando – Dijo mientras miraba los asientos de atrás a través de la puerta abierta del conductor. - ¿Quieres que lleve a Mouri-san? Haibara-san tiene todo preparado.
- Te advierto que te va a golpear por más que esté drogada.
- ¿Tú dices?
- Te va a golpear – Le repitió.
- Hazlo tú entonces – Dijo con una mueca divertida.
- Me va a golpear.
- Shinichi déjate de joder que son pasadas las tres de la mañana.
Shinichi abrió la puerta y mientras la miraba y dejaba levantada una mano, con la otra buscó de desatarle el cinturón de seguridad. Sintió el click indicándole que pudo destrabarlo y cuando quiso sacárselo, Ran despertó desorientada y de una forma muy veloz dirigió su puño al rostro de Shinichi. Pero en vez de a la cara, terminó en la palma de su mano, dado que Shinichi ya se había preparado para recibirlo.
- Tranquila. Soy yo. Ya llegamos. Te llevaré adentro - Dijo mientras bajaba la mano de ella a sus piernas. Cuando vio que se había calmado, se agachó y colocó una mano atrás de su espalda y la otra a la altura de sus rodillas - ¿Puedes sostenerte de mí cuello?
Ran estaba desorientada y cansada. Pero lo reconoció y entendió perfectamente lo que le pidió. Así que ni lo pensó dos veces que rodeó sus brazos a su cuello con la poca fuerza que tenía, escondiéndose en él.
Shinichi se sorprendió al principio, dado que no se estaba sosteniendo. Estaba literalmente abrazándolo. Pero luego de unos segundos se relajó. La sacó del auto y se quedó parado por un momento, esperando al resto.
El movimiento despertó a Kaito, que se encontró con el rostro de Shuichi, el cual le dijo - Despierta princesa, ya llegaron.
Kaito zarandeó levemente a Aoko, despertándola también.
- Shinichi, llévala que nosotros bajaremos los bolsos y las mochilas – Le comentó el del FBI.
Shinichi subió los cinco escalones de la entrada y se encontró con Chikage quien le estaba manteniendo las dos puertas abiertas para que pasara. Una vez que entró a la casa, se encontró con Ai. Ambas estaban cansadas, pero despiertas y listas. Probablemente se debía al exceso de café que estuvieron tomando.
- Ven que le preparamos una cama. – Le dijo Ai.
Shinichi la siguió hasta un cuarto que estaba con cosas medicinales y…ugh, como odiaba ese olor a desinfectante y a hospital. Le hacía recordar cosas que prefería olvidar.
Shinichi se acercó a la cama y depósito a Ran con cuidado. Liberó la mano de sus piernas y cuando apoyó su espalda sobre la cama y sacó su brazo…Ran no lo dejaba ir. Lo tenía sujeto del cuello y no parecía tener intenciones de soltarlo.
- Ran, tenemos que curarte esa herida. Estarás bien. Haibara-san está acá – Intentó tranquilizarla el de ojos marinos, no consiguiendo su objetivo.
A Ran no le importaba su herida. No quería que se vaya. No quería que desaparezca. No quería que la deje sola nuevamente.
- Onee-san, Kudo-kun se quedará afuera. No se irá.- Ai entendió lo que estaba pasando por lo que intervino.
Shinichi notó cómo Ran se tensó aún más por el comentario.
- No es verdad. Vas a irte de nuevo - Dijo en un doloroso, quebradizo y casi inaudible susurro.
Pero bastó para que Shinichi lo escuchara y se desarmara en pedazos. Se sentó sobre la cama a su costado mientras que seguía agachado sobre ella. Apoyó los brazos al costado de su figura para sostener su peso y no aplastarla.
- Ran, escúchame. Oye, mírame. – Dijo mientras que con su mano la tomaba por el hombro izquierdo para intentar apartarla un poco. Sólo cuando ella se separó lo suficiente para mirarlo a los ojos decidió continuar. – Haibara-san tiene razón. No me iré a ningún lado. ¿De acuerdo? - Le explicó mientras subía su mano por su cuello y la posaba en su mejilla. - Estaré afuera de la habitación.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo. Sabes que las promesas, es algo que nunca rompo.
Ran lo sabía muy bien, y al ver la sinceridad en sus ojos, se tranquilizó. Sus rostros estaban a centímetros de distancia y le hubiera gustado quedarse así por siempre. Pero su cabeza estaba embotada y pronto perdió la fuerza alrededor de su cuello. Shinichi aprovechó para acomodarla y alejarse, dejando que Ai se ocupe de ella.
- Llámame cualquier cosa.
- Lo haré. No te preocupes – Le dijo Ai.
- Imposible no hacerlo – Dijo con una leve mueca mientras se daba la vuelta y salía de la habitación un poco confundido.
