ESTADO ROSA


Perfecto, todo era malditamente perfecto. Konoha con tecnología que jamás imaginó vivir de genin, la bendita tienda de Ramen expandiéndose como una franquicia de esquina, y el departamento en el que vivía con su familia estaba exactamente ubicado en el mismo lugar, sólo que con la diferencia de que Konoha no tenía siete rostros Hokage, la tienda de ramen era una franquicia que ya no era dirigida por el dueño original ni sus allegados, y la última y más importante: el departamento no era suyo y ahí no vivía ninguna Sarada, solo una mujer con su apellido de soltera: Sakura Haruno.

Si supiera desmayarse a lo dramático ya lo habría hecho, pero Sasuke tenía autocontrol sobre sus emociones a sus ya treinta y dos años como para dejarse sorprender. Aunque bien sí lo estaba considerando la barbaridad que había ocasionado.

El futuro era diferente, la había regado a nivel Madara confiando en Zetsu.

―Tcht ―se quejó al ver de nuevo a Sakura salir del departamento y no traer en la espalda de su ropa el símbolo del clan Uchiha.

Karasuki les había advertido a Boruto y a él que cualquier interacción en el pasado con gente cercana a sus círculos sociales y familiares sólo generaría cambios radicales en el futuro, cambios probablemente imposibles de alterar, y bueno, ahí estaba el ejemplo. Cuando Sasuke se cruzó con la Sakura de doce años y supo que esta reconoció no solo su persona sino su chakra, él entendió que todo estaba perdido. Tan pronto como la pequeña le llamó por su nombre y corrió a él para abrazarle, él y Boruto desaparecieron del viejo Konoha y no quedó únicamente ahí. Cuando Sasuke quiso tomar al niño para protegerlo durante el nuevo viaje temporal, Boruto ya no estaba a su lado.

Cuatro días habían pasado desde aquel suceso, cuatro días desde que Sasuke había vuelto a "la actualidad", la que él no conocía.

Disfrazado en miles de personas gracias al ninjutsu y un poco de genjustu, Sasuke recopiló tanta información como pudo del mundo ninja que ahora desconocía.

Datos importantes: sí habían ganado una Cuarta Gran Guerra Ninja, Kakashi seguía en su puesto de Hokage, Naruto no estaba por ningún lado y Sakura no era Sakura Uchiha.

Algo que lo traía con un desenfrenado estrés era que nadie podía darle información sobre él mismo. Cada que preguntó o trató de obtener esa información, algo le decía que en ese futuro no existía hablando de la forma más literal posible.

Sasuke miró hacia la tortuga Karasuki AKA viajeslocoseneltiempo con una leve esperanza de que esta despertara de su estado de ahorro de chakra. La tortuga había viajado con él pero se mantuvo en su caparazón desde el aterrizaje en el tiempo, así que no podía confiar en que esta le ayudara en lo que Sasuke pretendía hacer.

Regresaría a la actualidad real, a su actualidad. No sabía cómo lo haría pero quería de vuelta a su familia, así que pondría inclusive esa realidad en riesgo con tal de volver a la suya.

―Hey tú, Capeado ―le llamó alguien a sus espaldas.

La voz la conocía perfectamente, así que no le molestó nada presentarse adecuadamente dando la vuelta y encarando al sujeto. No había motivos para esconderse.

―Konohamaru ―"saludó" con calma.

Konohamaru, cruzado de brazos, frunció el ceño y apretó la boca desconfiado. Con su único ojo bueno observó de arriba abajo al azabache, juzgando mentalmente si proceder de la forma personal o la shinobi.

―Sasuke Uchiha ―susurró Konohamaru con un leve tono de sorpresa en su voz―. Ese maldito chakra manchado jamás lo olvidaría.

Sasuke frunció el ceño. Bajó la cabeza en seña de clara duda pero mantuvo su rostro impertérrito.

― ¿El motivo por el cual mi chakra es llamado maldito y manchado en una sola frase es el motivo por el cual no debería de estar aquí? ―cuestionó con calma.

Sasuke sabía cómo reaccionar a las adversidades, lo que no sabía cómo controlar era a la gente a su alrededor con una actitud diferente. Bien, conocía a Konohamaru como alumno de Naruto y sensei de Sarada, el nieto del tercer Hokage y un shinobi honrado y respetable, alguien con todos los conocimientos necesarios para llevar una vida adulta por el buen camino; pero este Konohamaru no tenía visión en un ojo, una gran cicatriz le cruzaba de frente a barbilla del lado derecho por sobre el parpado, su ropa shinobi era de los difuntos Anbu en lugar del traje tradicional jonin y, lo más importante, su bandana ninja tenía una recta y profunda raya que atravesaba el logo de Konoha.

Este no era su Konohamaru.

―Es el motivo por el cual me vas a acompañar ―puntualizó el joven con un tono áspero―, sea por la fuerza o por tu propia voluntad. Como quiera, cualquier opción estas en desventaja.

Konohamaru giró las manos desde la muñeca y de inmediato aparecieron dos grandes cuchillos ninja uno en cada mano. Sasuke los reconoció, eran los de Asuma Sarutobi.

― ¿Qué te hace creer que estoy en desventaja? ―preguntó con calma. No iba a pelear.

Konohamaru soltó una leve risa burlesca.

― Oh, vamos. Con la paliza que te dimos cuando mataste al maestro Naruto, dudo mucho que tus habilidades hayan podido seguir creciendo.

Sasuke se quedó helado.

― ¿Ma… matar a Naruto? ―dijo en un susurro con los ojos abiertos como luna llena.

― ¡No te hagas el chistoso conmigo y te burles de su memoria! ―gritó Konohamaru.

Se aventó en fracciones de segundo a Sasuke apuntando con la cuchilla derecha al abdomen del azabache. Sasuke se había quitado ya cuando Konohamaru estaba a un metro de él, pero eso no impidió que le siguiera con la mirada hasta verlo estamparse con la orilla de la azotea donde se encontraba. El barandal de concreto crujió al quebrarse de piso a borde al impacto de Konohamaru que se recompuso con rapidez.

Para entonces los transeúntes ya habían notado lo que ocurría arriba y no podían dar crédito a lo que veían.

― ¡Son dos ninjas desertores! ―gritó una mujer desde una azotea más alta del edificio a la derecha de Sasuke.

Sasuke miró a la mujer con recelo antes de abalanzarse sobre Konohamaru y usarlo de impulso para saltar sobre su espalda hacia el siguiente tejado. Konohamaru no pudo moverse tan rápido como esperaba al verle alejarse del escenario principal, pero apresuró el paso corriendo tanto como podía detrás de él.

― ¡Detente, no hemos terminado! ―bramó con una rasposa furia. Cada palabra parecía gruñirla.

Sasuke no quería herir a nadie, pero sus únicos métodos aprendidos para salvarse eran, en su mayoría, dejar fuera de juego al oponente y eso haría con Konohamaru en el desesperado caso de que le alcanzara.

Antes de poder definir si esta vía era la mejor, frente a su camino aparecieron dos escuadras de ninjas de Konoha con el traje jonin, y en medio de ellas el Hokage Kakashi se cruzaba de brazos con una mirada amenazante hacia Sasuke.

Este detuvo su paso y bajó la mirada al pensar en algo.

―Espera ―murmuró. Miró por sobre su hombro a Konohamaru cayendo a su espalda con las cuchillas alzadas― ¿eres un ninja desertor?

Konohamaru gruñó con enojo y se colocó en posición de ataque.

― ¿Qué te pasa, Uchiha? Parece que se te olvidó todo lo que pasó desde ese diez de octubre ―se burló Konohamaru.

Sasuke sintió el odio y la repulsión transmitidos en su apellido, sintiendo que había vuelto a su época genin donde el apellido transmitía tanto respeto como agresión y desagrado. Le dolía más el hecho de que fuese usado de esa forma considerando que ahora tenía una esposa y una hija que lo compartían con él, y lo último que quería para ellas era que fueran consideradas una deshonra por la línea familiar. Pero claro, lo olvidaba, en esta realidad no tenía ni una esposa ni una hija.

―Konohamaru ―alzó la voz Kakashi pasando de largo al Uchiha en su atención.

Sasuke volvió rápidamente su mirada a Kakashi y desenvainó su katana con rapidez. Todos los ninjas alrededor del Hokage se pusieron alerta en segundos.

Kakashi miró de arriba abajo a Sasuke y mantuvo la mirada estática en la katana por unos segundos, aunque pronto Sasuke reparó en que no veía su katana.

― ¿De dónde sacaste el brazo? ―preguntó Kakashi con calma.

Sasuke frunció el ceño aún más de lo que era posible en él y apretó el agarre de la katana, percibiendo el leve temblor que ahora él presentaba.

―Es mi brazo original ―contestó tan calmado como pudo―. Kakashi, ¿qué está pasando aquí?

Kakashi miró hacia sus ninjas y asintió con una lentitud que Sasuke creyó que su calma era meramente disimulada.

―Deténganlo.

Ambas escuadras se pusieron en marcha apenas Kakashi dio la orden. Pasaron de largo a Sasuke y fueron detrás del persiguiendo al joven Konohamaru que escapaba sin darle tiempo a Sasuke de darse cuenta. Cuando Sasuke giró en su lugar y vio a Konohamaru tratar de perderse entre los edificios, Kakashi caminó hacia él con calma y le examinó con detenimiento.

―Así que ¿eres Sasuke? ―preguntó Kakashi debajo de la máscara. Inclinaba un poco la cabeza con curiosidad y mantenía los brazos cruzados sobre su pecho.

Sasuke le miró y asintió levemente.

―Yyyy… ¿eres Sasuke? ―preguntó con la misma calma.

Sasuke negó con un gesto único.

―Eso pensé.

Kakashi se enderezó y suspiró con fuerza mirando al cielo. Se mantuvo en silencio muchos minutos dejando a Sasuke intrigado con su siguiente paso. Kakashi era el sujeto más impredecible que el Uchiha conocía.

―Debes tener treinta y dos, más o menos, ¿me equivoco? ―preguntó Kakashi colocando una mano en su barbilla y mirando a Sasuke.

―Tengo treinta y dos ―contestó él―. ¿Por qué?

―Bueno, tengo que hacer mis conjeturas antes de lanzarme a la gran pregunta. Evidentemente quiero saber cómo es tu presente en comparación con este ―comentó Kakashi mirándolo de reojo―. Me intriga saber si en tu futuro Naruto no murió.

Sasuke cerró los ojos ante su alteración. Escuchar esa frase le ponía de los nervios. Naruto y muerte en la misma frase le tocaba las fibras más sensibles de su endurecido corazón, y eso sólo lo lograba hacer Sarada cuando se quejaba de que él no pasaba tiempo con ella.

―A ver a ver… a ver ―interrumpió Sasuke antes de que Kakashi lanzara otra pregunta. Se sobó el puente de la nariz y apretó con fuerza los ojos tratando de calmarse―. Kakashi, tu y yo sabemos que vengo de otra… actualidad, así que el que me estén diciendo que Naruto está muerto me tiene preocupado –alejó la mano de su rostro y la movía para darle énfasis a sus palabras mientras miraba a Kakashi―. He visto, en lo que llevo aquí en la aldea, muchos altares y un templo con cosas que me decían que sabía a quién estaban ofrecidos, pero Konohamaru confirmó todo, así que será mejor que antes de que yo te cuente quién soy y qué hay en mi actualidad, tú me digas qué demonios pasó en esta actualidad.

Kakashi parpadeó serio ante lo que Sasuke le decía. No continuó hablando al darse la vuelta, no le dirigió ni una mirada o una seña antes de salir brincando por los tejados hacia la mansión Hokage. Sasuke tomó eso como una invitación a seguirlo y así lo hizo.

Necesitaba respuestas desesperadamente.