PRECIO POR TU CABEZA


Sasuke frunció el ceño a cada persona, ser y cosa que se le cruzó en su camino a la oficina de Kakashi. Todo era tan igual y a la vez tan diferente a lo que tenía en su actualidad que le frustraba un poco creer que realmente no estaba en casa.

Kakashi se había mantenido alejado de él siempre, exactamente a diez pasos de Sasuke, sin aumentar ni disminuir la distancia. Sasuke había notado eso con una facilidad increíble, era casi como si Kakashi quisiera recalcar que no quería estar cerca de él. Con lo que se avecinaba y el aparente desprecio con el que todos se dirigían a él, Sasuke podía adivinar que el motivo era el aparente acto de matar a Naruto cometido por él.

Observó las fotos de los Hokages en la pared notando que el rostro de Naruto no se mostraba en ninguno. También la oficina estaba pintada de negro, el techo de un gris grafito muy opaco y los muebles eran de tonos terrosos. Nada de la vida que tenía la oficina del Hokage, nada del ambiente cálido y de seguridad que ese lugar generaba. Era como si estuviera en una actualidad alternativa.

Miró a Kakashi sentado del otro lado del escritorio con los brazos cruzados, devolviéndole la mirada con unos ojos analíticos terriblemente fríos.

No era su Kakashi.

― ¿Qué ocurrió durante y después del diez de octubre de la Cuarta Gran Guerra Ninja en tu actualidad? ―preguntó Kakashi colocando sus manos unidas y los codos sobre el escritorio.

Diez de octubre. Once de octubre. Ambas.

―Cuarta Gran Guerra Mundial Ninja. Ganamos. Dejé a Sakura en un genjutsu y tú te quedaste a cuidarla. Naruto y yo tuvimos nuestra batalla final. Él ganó, regresé a la aldea como un desertor y criminal. Tuve que cumplir una serie de misiones antes de poder ser declarado completamente libre de cualquier acusación que todas las aldeas tuvieran en mi contra ―volteó la mirada a un lado tratando de recordar más y colocó una mano en su cadera―. Me casé, tengo una hija, trabajo para el Hokage en una misión especial fuera de la aldea.

Kakashi respingó en un segundo sin cambiar su expresión.

― ¿Esposa?

―Sakura Uchiha ―contestó Sasuke volteándolo a ver.

― ¿Hija?

―Sarada Uchiha ―contestó esbozando una leve sonrisa imperceptible para cualquier ojo humano, pero no para Kakashi.

― ¿Y quién es el Hokage? ―preguntó Kakashi inclinándose más hacia adelante― No quiero asumir que sigo siendo yo por la naturalidad y tranquilidad con la que te moviste en cuando notaste que soy el Hokage en este tiempo, imaginándome que en el tuyo lo soy o lo fui.

Sasuke le miró serio por un minuto con mucha calma acumulada en su pecho.

―Naruto Usumaki.

La fluidez y cariño con el que lo dijo, unas palabras que se deslizaron por la boca de Sasuke con una facilidad y tan livianas le hicieron sentir a Kakashi el mismo orgullo que Sasuke sentía por el rubio.

En su tiempo Naruto estaba muerto, su sueño de ser Hokage jamás se concretó en vida ni pudo sentirlo como tal. Aunque le nombraran algo como un "Hokage Honorario" por respeto al héroe de la guerra durante su funeral y el posterior mes del luto, todos se habían quedado con un amargo sabor de boca al entender que no, el rubio no cumplió sus dos más fervientes sueños: ser Hokage y rescatar a su mejor amigo de la oscuridad.

Kakashi enderezó la mirada que no había notado que había bajado poco a poco hasta un punto indefinido en su escritorio y miró a Sasuke.

―Te toca ―dijo el Uchiha.

Kakashi tomó aire y suspiró de una forma tan pesada que se sintió la pena en él. Sasuke frunció el ceño.

―Ese día ha sido el peor que he vivido en toda mi inútil vida ―comenzó a contar dejando la vista sobre las teclas de su computadora―. Ganamos la guerra finalmente, los bijus estaban liberados y toda la Alianza Ninja estaba libre del tsukuyomi infinito. Jamás reparamos en que Zetsu seguía con vida, no murió como creímos. Él se ocultó el tiempo suficiente y luego nos atacó. Nos dejó a Sakura y a mí fuera de combate. Tú y Naruto quedaron libres y se alejaron con él ―volteó a verlo con una mirada de navaja―. Zetsu poseyó tu cuerpo y atacó a Naruto. No lograste liberarte de él, al menos hasta donde logré ver que se fueron. Cuando pude recomponerme un poco, fui hacia el Valle del Fin donde siempre supe que sería su batalla final. Llegué y vi lo peor que pude haber vivido en toda mi vida.

Kakashi se puso de pie y caminó detrás de su silla hacia la ventana recargándose en el borde de esta y metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. Bajó la mirada al piso y luego cerró los ojos antes de seguir con el relato. Sasuke jamás alejó su mirada de él.

―Atravesabas el corazón de Naruto con un chidori emergente de tu puño, desde el codo hasta la mano cruzaban el cuerpo de él.

Sasuke abrió los ojos sorprendido y descolocado. Retrocedió un paso que no notó.

―Pero… no fue Zetsu quien te obligó a hacerlo. Él ya no te poseía cuando mataste a Naruto. Hiciste lo que prometiste que harías desde que eran niños.

El piso se movía, todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas. Trastabilló unos pasos hacia atrás y adelante antes de sostenerse con su única mano del escritorio. El aire le faltaba, así que comenzó a inhalar tan fuerte y tanto como pudo sin importarle incluso si parecía que jadeaba.

Kakashi se recompuso y le miró preocupado.

― ¿Qué-

―No lo hice ―susurró Sasuke sin levantar la mirada. Kakashi le prestó atención―. No lo hice, no lo hice, no lo hice.

―Sasuke.

― ¿Dónde estoy ahora? ―preguntó levantando el rostro y mirando a Kakashi con el sharingan activado.

Kakashi caminó hacia él rodeando el escritorio y le levantó del hombro con suavidad. Sasuke se sorprendió del tacto, no era una suavidad parental como alguna vez su sensei la tuvo con él, era más una suavidad de no querer tocarle más, de querer únicamente moverlo rápido por mera responsabilidad u obligación y alejarse con la misma velocidad. Y de esa forma alejó la mano.

―Dime tú a dónde irías después de matar a Naruto ―le cuestionó con un deje acusador―. En cuando te diste cuenta de que yo estaba ahí viendo todo, soltaste a Naruto y huiste. Nadie jamás te volvió a ver desde entonces.

― ¿Y no me-

―Sí se te buscó por todos lados. Se levantó una alarma por todo el mundo shinobi para buscarte vivo o muerto. Se ofrecieron millones y millones de recompensas en dinero sólo porque alguien entregara tu cabeza ―volvió a rodear el escritorio, se sentó y regresó a su pose con los codos sobre la mesa y los dedos entrelazados―. Pero, como ves, nadie ha dado contigo.

Kakashi señaló a la pared a su derecha y entonces Sasuke pudo ver el afiche donde su rostro de dieciséis años estaba impreso sobre un papel amarillo con toda la descripción de su persona y sus crímenes. Una impresionante suma de dinero estaba escrita debajo en números remarcados, y la leyenda "VIVO O MUERTO" resaltaba en color rojo sobre su cabeza. El "Se Busca" ya parecía un mero adorno, el letrero decía todo sin necesidad de esa pequeña frase.

Volvió su vista hacia Kakashi que también miraba al afiche, y percibió el odio que navegaba en cada pequeña célula de su viejo sensei… y se sintió mal.

―Necesito volver a mi actualidad ―dijo Sasuke buscando cambiar el ambiente y desactivando su sharingan en el proceso―. De verdad tengo que volver.

―Sé que llevas días aquí, fui yo quien te percibió en un momento y me di cuenta de que me buscabas ―comentó Kakashi volteándolo a ver y logrando, brevemente, retirar esa mirada de repulsión que no aparentaba frente a él―. Y también sé que no eres como el Sasuke de nuestra actualidad. Creo que tú y yo podemos llegar a un acuerdo para que estés en la aldea.

Sasuke colocó una mano sobre su cadera y le miró dubitativo.

― ¿Kakashi? ―dijo con incertidumbre.

―No sabemos cómo sería el Sasuke actual en nuestra realidad, al menos, los demás no lo saben porque no te han visto ―argumentó levantando un dedo índice y haciendo ademanes muy propios de él. Sasuke sentía que el peliplata se habría un poco a su persona―. Y siendo así puedes quedarte en la aldea como un ciudadano más, pero tendremos que darte una identidad falsa temporal para que no tengas problemas en moverte por la aldea.

―Puedo trabajar así. Ha sido mi modus operandi la mayoría de las veces que salgo de la aldea a lugares donde la guerra jamás llegó o afectó ―comentó Sasuke con seguridad.

―También tendrás que quedarte con alguien de confianza. No voy a darte una casa porque no confío en ti completamente. Quiero que alguien te vigile ―dijo Kakashi tajante. Sasuke asintió sin más remedio―. Y como sólo tengo una persona en quien confiar en este momento Y esa persona también era la más estable de los seis, ella será la otra conocedora de tu existencia y tu historia real.

Sasuke entrecerró los ojos hacia él.

― ¿Ella?

―Ambos sabemos que Sakura será la única que pueda detenerte a estas alturas si se te ocurre hacer una estupidez. Eso lo hemos comprobado todos de una forma no muy… grata ―comentó mirando de reojo el brazo de Sasuke.

Sasuke sintió cierta mala vibra con ese comentario una vez que notó la atención sobre su brazo.

―Hazlo, llámala. En cualquier realidad a la que vaya no creo confiar en nadie más que en ella y Naruto ―comentó Sasuke.

Kakashi enarcó una ceja confundido por la actitud tan amistosa y participativa de este Sasuke. Era como si conviviera con una versión muy abierta y adaptable del Uchiha.

―Bien.


El cabello era igual de corto. La ropa era la misma. Su figura era exactamente igual. Su altura. Su cuerpo. Toda ella. Pero esas esmeraldas apagadas que llevaba por ojos le helaron el alma a Sasuke. Y cuando estas esmeraldas le miraron con odio, un odio acumulado y creciente, Sasuke supo que le costaría llevar una convivencia con una mujer que claramente no era su Sakura.

Había llegado una hora atrás a la oficina tras recibir la llamada de Kakashi por medio de Pakkun, quien también había visto al Uchiha con algo de curiosidad y desprecio antes de acatar las órdenes de Kakashi e ir por la pelirrosa.

Sakura siempre se mantuvo en calma desde que llegó. Evidentemente desconcertada por la presencia de Sasuke, en un principio estuvo cerca de atacarle e iniciar una pelea al creer que era el que ella conocía, pero Kakashi había logrado frenar todo tan rápido como sus reflejos le permitieron volver a entender que ese Sasuke no era el mismo de su actualidad. Sakura rechistó y forcejeó mucho contra su maestro tratando de que este le dejara llegar a Sasuke, pero en cuando Sasuke emitió una frase tajante tal cual era "No soy quien crees", Sakura se detuvo. Se quedó quieta, en silencio, mirando al Uchiha sin emoción ni ganas como si esas palabras la hubieran dejado dormida.

Kakashi procedió entonces a contarle a Sakura sobre ese Sasuke para ponerla al tanto de la ayuda que buscaba de ella.

Y por fin llegaban al tema de interés.

― ¿Por qué acabaste aquí? ―preguntó Kakashi.

―En mi actualidad estamos persiguiendo a unos sujetos que parecen tener lazos con Kaguya. Todos ellos aparecieron después de la guerra ―comentó Sasuke mirando a Kakashi. Quería evitar la mirada de Sakura―. Buscan el chakra del zorro de las nueve colas, así que fueron por Naruto a la oficina del Hokage. En la aldea todos estaban en alerta máxima por la posible intrusión de esos sujetos, así que yo me uní a las patrullas junto a Boruto Uzumaki, el hijo de Naruto.

Sakura brincó en su asiento, una silla delante del escritorio de Kakashi, y tomó con la mano derecha su brazo izquierdo y apretó cerca de la muñeca. Su rostro se iluminó y Sasuke captó su atención entonces.

― ¡¿Naruto tiene un hijo?! ―exclamó con sorpresa la mujer.

Sasuke quiso sonreír al distinguir la sorpresa y la leve chispa de felicidad en el tono de voz de ella, pero tan pronto como esa chispa se apagó, sus ganas de reaccionar también.

―Dos. Un niño y una niña. El niño es un genin y es muy cabeza dura como Naruto cuando niño ―recordó con calma volviendo a mirar a Kakashi―. Boruto y yo nos dimos cuenta pronto que Urashiki Otsutsuki, uno del clan de Kaguya que busca al zorro, no iba detrás de Naruto en ese momento sino de un artefacto ninja para viajar en el tiempo, artefacto que yo tengo en este momento.

Sasuke sacó a Karasuki de su bolsa escondida en la capa y lo mostró a ambos. La tortuga seguía metida en su caparazón y se negaba a salir.

―Es una tortuga. Está recuperando chakra en este momento, razón por la que no la puedo usar. Y también me veo imposibilitado de usarla porque no sé cómo hacerlo ―comentó Sasuke.

Sakura y Kakashi fijaron sus miradas en la tortuga y luego en Sasuke.

― ¿Haz probado-

―No, hablándole bonito no abre ―comentó Sasuke interrumpiendo a Kakashi.

―Tal vez puedan examinarla en los laboratorios científicos ―comentó Sakura volteando a ver a Kakashi.

―Consideraba eso una opción, pero estoy seguro de que no nos dejarás tenerla en los laboratorios sin tu supervisión ―comentó Kakashi volteando a verlo.

Para sorpresa de ambos ninjas, Sasuke colocó la tortuga con delicadeza sobre el escritorio de Kakashi y le miró.

―Confío en ti, Kakashi ―cuando retiró la mano de la tortuga, un sello se hizo visible sobre el caparazón unos minutos antes de desaparecer―. Pero no en los demás ―se alejó dos pasos―. Dejaré que la tortuga se quede y la examinen. Al paso que voy yo solo jamás sabré cómo regresar a mi propio espacio-tiempo. No puedo usar mi rinnegan para esa clase de viajes, no tiene esa función. El sello es para saber cuando la estén usando o alguien la tenga en su posesión. No seré tan abierto a confianzas si eso esperas.

―No, no, de ti no lo espero.

El susurro tan desganado con el que dijo eso molestó a Sasuke. Quería hacerles entender que él no era el Sasuke de su actualidad, era otro. Pensaba que si no lograba dejarlo en claro pronto, muy difícilmente lograrían ayudarle con más rapidez a volver a su propia misión lejos de ese lugar.

―Urashiki usó a la tortuga para viajar a la infancia de Naruto y robar al zorro, pero Boruto y yo frustramos sus planes y terminamos cayendo en una época cuando yo ya había dejado la aldea y Naruto entrenaba con Jiraiya, Tsunade apenas empezaba como Quinta Hokage ―continuó Sasuke―. La tortuga nos advirtió que no debíamos de interactuar con aquellos que en nuestro tiempo fueran cercanos a nosotros, esto con el fin de evitar alterar el futuro. Y bueno, cometimos un error y yo me crucé con alguien que me reconoció. Cuando eso pasó y entramos en contacto, la tortuga se activó, volvimos al viaje temporal, perdí a Boruto y acabé aquí ―señaló con su única mano hacia su alrededor con desgana.

― ¿No sabes dónde podría estar el niño? ―preguntó Kakashi.

Sasuke apretó la boca y cerró los ojos dirigiendo su mirada al piso.

―Creo que desapareció ―contestó. Se sentía culpable―. Cambiamos el futuro, este es el nuevo futuro, nuestra actualidad, y si Naruto está muerto, asumo entonces que Boruto jamás existió.

La oficina se quedó en silencio.

Era una verdad dura de afrontar pero era clara y concisa, no había otras alternativas a lo que podría haberle pasado al pequeño niño. Y si la realidad estaba tan alterada como Sasuke mostraba su sorpresa por esa actualidad, Kakashi supo que no debía dejar pasar esto por cualquier caso ni mucho menos dar por sentado el tema. Parecía haber un futuro mejor que ese, y si podían ayudar a ese Sasuke a cambiarlo, lo haría.

Sí, eran muy vagas las explicaciones y no podía fiarse del todo de este Uchiha, aun no sabían nada de su propio Sasuke como para confiar en uno que era el polo opuesto al que ellos conocían o creían conocer, pero algo que siempre caracterizó a ese muchacho que en algún momento consideró su hijo, era que jamás se iba por las ramas usando la punta de los pies como mentiras. Sasuke podría ser un ser sin escrúpulos ni lealtad en su realidad, o ese Sasuke abierto y entregado a su propio mundo, pero Sasuke que fuese, inclusive una versión incluso más extraña que las dos anteriores, siempre era honesto. Crudamente honesto.

Sakura se puso de pie y colocó las manos sobre su cadera mirando a Kakashi.

― ¿Qué hay que hacer para que él vuelva a su realidad? ―preguntó con firmeza. Kakashi le miró curioso y Sakura entendió―. Sí hay una actualidad mejor que esta, un futuro mejor, un Naruto vivo, quiero hacerle volver ―señaló con el dedo a Sasuke― lo más pronto posible.

Sasuke no sintió ninguna familiaridad con esa Sakura, pero de alguna forma podía sentir que su propio interior le decía que confiara en ella y le permitiera participar en la solución.

―Bueno, ya te he dicho que necesito que se quede contigo, sólo esperaba tu respuesta, querida ―contestó Kakashi con calma.

Sasuke brincó en su lugar enojado y molesto, se volvió de inmediato a Kakashi en cuando le escuchó hablar y frunció el ceño. Le habían activado la fibra más sensible en su corazón.

― ¿Querida? ―cuestionó con veneno en la voz.

Kakashi le miró de reojo sin preocuparse y exclamó con calma.

― ¡Oooohhh! Lo olvidaba. No, no te confundas Sasuke, Sakura es como una hija para mí, es mero cariño paternal ―contesto Kakashi sonriéndole sin nada de alegría o intenciones amistosas por debajo de la máscara.

A Sasuke le saltó una ceja mientras le daba un tic nervioso en el ojo. Si no fuera porque Kakashi era su única salida y contacto de confianza en esa actualidad, Sasuke ya lo hubiese ahorcado.

Sakura le miró curiosa al verlo tan alterado.

― ¿Te molesta? ―preguntó Sakura sin verdadero interés. Eso molestó más al azabache.

Sasuke cerró los ojos y ladeó la cabeza soltando un suspiro rendido.

―S-Sólo… no lo hagan delante de mí. O lo menos posible que puedan, no soy nadie para interferir en esta actualidad ―comentó con voz tranquila. Abrió los ojos y miró hacia la ventana más allá de la aldea, recorriendo rincones que realmente no podía ver―. No es mi actualidad.

―Bien, puede quedarse conmigo. ¿Qué nombre tendrá? ―preguntó Sakura a Kakashi.

Kakashi volteó a Sasuke y le pasó una mirada analítica sobre el cuerpo, antes de ponerse de pie con la propia elegancia que el Hatake tenía, y volver a poner las manos en los bolsillos de su pantalón.

―Shin Haruno, primo lejano de Sakura Haruno ―informó Kakashi a Sasuke―. Ese será tu nombre en esta realidad.

Sasuke miró a Kakashi y tragó saliva con fuerza. Bueno, si Sakura no se iba a llamar Sakura Uchiha en esa realidad, él podía vivir siendo Haruno. De una forma u otra, seguían siendo el uno del otro, ¿no?