LAS PENAS CON HYUGAS SON MENOS


Sakura se acercó al vidrio de diez capas reforzadas y miró a Konohamaru dentro de la habitación iluminada de blanco. Tenía los ojos vendados, las manos sujetadas con dos refuerzos de cuero y cadena contra la pared, y cada dedo de ambas manos era atravesado por tubos de metal en las articulaciones para cortar los puntos de chakra. Múltiples sellos de sellado se situaban en los seguros, el torso de su cuerpo estaba paralizado por un cubo de metal que lo rodeaba y le impedía dirigirse a donde quisiera. Las piernas las tenía abiertas y separadas envueltas en ligas que prohibían que se cerraran y que siquiera se doblaran. Al lado contrario de las ligas, las piernas también eran atravesadas por grandes barras de metal que bloqueaban el flujo de chakra y también, por el extremo dolor que estas causaban, mantenían al criminal bajo presión constante. En la cabeza tenía colocado un casco con cables grandes, cilíndricos, otros planos y algunos tubos que conectaban ciertos líquidos que hacían funcionar la máquina. Aun con todo eso, alrededor de Konohamaru había cables e hilos que, si él se movía, activaban mecanismos para volverle a someter a su doloroso encierro.

―Hmp ―exclamó Sakura cruzándose de brazos―. Quiero que le inyecten un extra.

― ¿Eso no le hará más daño? ―preguntó Rock Lee detrás de ella checando los informes que le dieron los guardias de la entrada.

―Es precisamente lo que quiero ―contestó Sakura.

―Hemos traído tantas hierbas como nos pediste, Sakura ―explicó Ino parada en la esquina del cuarto. Sakura no la podía ver―. Pero aun así no es suficiente.

―Consigan más. Esta máquina no va a seguir funcionando sin el combustible ―explicó Sakura. Dio media vuelta y miró a Kakashi parado a su lado―. ¿Ya le han interrogado?

―No. Estamos esperando a que venga Shikamaru a encargarse de esto ―contestó Kakashi sin apartar la mirada del niño―. Hemos conseguido atrapar a más simpatizantes suyos, entre ellos Mirai Sarutobi y Hanabi Hyuga. Ellas dos están en otras celdas.

― ¿Se encontraban en el ataque en la frontera?

―Así es ―contestó Lee caminando a ambos. Se dirigió a Sakura―. Mientras Konohamaru entraba a la aldea, ellas dos estaban dirigiendo dos grupos para asaltar la guardia fronteriza, pero no tomaron en cuenta que Kankuro estaba en la frontera y él se encargó de todos.

― ¿Kankuro? ―pregunto Ino moviéndose detrás de unas estanterías por lo que nadie la veía―. Que sorpresa que anduviera por ahí.

―Gaara contactó con nosotros para advertirnos de las invasiones que había a las fronteras y pidió que Kankuro fuera el único contacto con las tropas especiales de Konoha para mantener el orden en esas zonas ―explicó Kakashi―. Quieren evitar que el pánico comience a reinar en las aldeas, así que seleccionamos a un representante que se mantiene en las fronteras desde hace medio año. El representante no vuelve a la aldea hasta que el representante vecino aparezca en el intercambio de guardias.

― ¿Y nuestro representante ya volvió? ―preguntó Sakura.

Ino salió de la habitación.

―Ya. Volvió con el grupo que mantuvo detenidos al grupo de Konohamaru ―contestó Kakashi viendo por donde Ino se fue―. Debe estar por la aldea, ya se ha reportado.

―Quiero hablar con él ―dijo Sakura―. Hasta donde sé, es el único que nos puede ayudar con… esa misión.

Rock Lee supo de inmediato que estaba de más y se dio la vuelta saliendo de la oficina de vigilancia. En cuando la puerta se cerró, Kakashi miró a Sakura seriamente.

― ¿Crees que es conveniente que él lo sepa?

―Ha cambiado. Sé que se mantendrá callado y podrá ayudarnos.


Con el vaso de té levemente apretado entre sus dedos, Sasuke no dejaba de mirar a la tumba de la que fue su compañera de exámenes hace muchos años atrás. No había sido cercano a Tenten, debía admitir. La ubicaba, era la mejor manejando armas ninja entre los nueve novatos, la Maestra de las Armas le decían. También era conocida por ser la cabeza más madura entre las kunoichis en la niñez y la juventud, la única de todas que se valía completamente del uso de armas para pelear. Al no poder generar algún jutsu con eficiencia por su poco control de chakra y nulo entrenamiento en el ámbito, Tenten constantemente era vista en los campos de entrenamiento acompañada de Neji afinando su estilo de batalla.

Así fue como Sasuke asumió que ellos dos terminarían siendo pareja. Neji y Tenten eran un dúo demasiado complementado para mantener batallas en pareja contra los contrincantes que fueran., eso les ganó muchas misiones únicas asignadas a ellos sin necesidad de ser acompañados por su sensei o Rock Lee. Inclusive se les veía juntos por la aldea, así que no era difícil que la gente creyera que ambos se interesaban el uno en el otro.

―Disculpa que no te ofrezca sake ―dijo Neji sentándose frente a él sobre el tatami de descanso a la orilla del piso de la casa y captando su atención―, no bebo, así que no compro ni siquiera para invitados.

―Está bien, tampoco tomo mucho ―explicó Sasuke con un aire ido.

Neji sonrió al verle seguir atento a la lápida de Tenten y no poder despegar la vista de ahí.

― ¿Se casaron? ―fue la primera pregunta de Sasuke.

―No, no. Los Hyuga no tenemos permitido contraer matrimonio hasta tener la mayoría de edad y permiso de la cabeza del clan, mi tío ―explicó Neji tomando de su vaso con té.

Neji se recargó con la mano contraria hacia el piso detrás de él y dejó caer su peso sobre esta.

― ¿Por qué el anillo?

―Fue más… aalgoooo. Hmmmm. Simbólico ―contó Neji haciendo muecas al tratar de recordar. Sasuke volteó a verlo y se sorprendió un poco de esas expresiones nada comunes en el Hyuga.

― ¿Simbólico?

―Tenten murió en la guerra ―comenzó a contar. Sasuke se calló y puso atención―. Aquel entonces Tenten, Rock Lee y yo habíamos sido enviados a distintos grupos para participar en la guerra. Separados, no teníamos contacto. Todo eso se nos advirtió inclusive antes de ir a la guerra, y los últimos días que estuvimos en Konoha, Tenten y yo platicamos mucho acerca de lo que estaba por pasar ―dio un trago al té y prosiguió volteando a ver la lápida―. Tenten y yo, bien… ya teníamos sentimientos el uno por el otro y nos lo habíamos dicho, sólo que no compartíamos esto con nadie. No éramos una pareja oficial, no teníamos restricciones para serlo pero nuestro trabajo era difícil. Las veces que nos veían juntos era porque yo estaba en la aldea y podía verme con ella, fuera de eso yo me iba a misiones que duraban mucho tiempo. Al ser jonin me separaba mucho de mi equipo para cumplir las misiones en solitario que me asignaban, así que comencé a pedir misiones especiales en las que yo sabía que Tenten podía estar.

― ¿Y nadie sospechó nada? ―preguntó Sasuke divertido.

―Sí. Mi sensei me comentó que debía tener cuidado si quería involucrar a Tenten en mis misiones ya que ella no era de mí mismo nivel y era una posibilidad que no reaccionara de la misma forma que yo a ciertas situaciones que ameritaran movimientos especiales. Esto, claro, me preocupó y desistí poco después de las misiones con acompañamiento. Tenten y yo nos distanciamos más ―volvió a dar un trago―. Por eso, cuando se acercó el momento de la guerra, le dije a Tenten que si ganábamos la guerra yo le daría mi apellido ―hundió la cabeza en los hombros y soltó una leve risa con una sonrisa apenada―. Creo que no es la mejor forma de pedir matrimonio.

Sasuke sonrió y bajó la mirada al piso.

―Créeme que hay peores formas ―comentó Sasuke recordando como él y Naruto tuvieron muchas noches de meditación entre ambos para pedir matrimonio a las que serían sus esposas. Los dos eran un lío.

Neji volvió a enderezarse y cerró los ojos unos segundos antes de seguir.

―Espero que opaquen la mía ―comentó divertido―. Ese anillo en la lápida es un regalo que le traje a Tenten unos meses antes de la guerra cuando regresé de una misión de la Aldea de la Roca. Usamos ese anillo como promesa de que la boda sería únicamente con nosotros, Rock Lee, Guy sensei, Hinata y Naruto como testigos. No nos preocupaba que alguien más supiera de la boda pero jamás deseamos algo ostentoso o público. Queríamos privacidad. Pero eso nunca pasó.

Sasuke bajó la mirada en cuando el tono de Neji bajó considerablemente de ánimo y volumen.

― ¿Cómo… ―ni preguntar podía.

―Tenten protegió a Hinata de morir ―contó Neji―. Durante la guerra comenzaron a caer grandes trozos de madera que estaban matando a la alianza ninja. Hinata quiso proteger a Naruto del ataque. Yo no estaba cerca cuando vi que Hinata hizo eso, y Tenten me escuchó gritar. Fue sobre Hinata y la cubrió de recibir el ataque. Murió al instante.

Sasuke apretó la boca. Imaginaba cómo debió haber sido, él no estuvo en ese momento cuando Neji murió en lugar de Tenten. Fuera quien fuera, para alguien era doloroso.

―Cuando la guerra avanzó y tuvimos que reagruparnos se perdió su cuerpo. Jamás la encontramos ―explicó Neji mirando al cielo―. Así que cuando regresé a la aldea me mudé de la mansión Hyuga y me vine aquí. Dime, Sasuke, ¿reconoces este lugar?

― ¿Mmm?

Sasuke levantó la mirada confundido y miró todo a su alrededor con mucha atención. Trató de reconocer los detalles que había a la orilla del patio trasero de la casa, notando tres estacas plantadas a lo lejos cerca de los árboles del bosque. En ellas, nueve blanco de tiro para practicar con kunais y shurikens. Esas nueve las había fabricado Guy hace años, lo recordaba bien.

―Era el campo en el que tú equipo practicaba ―afirmó Sasuke en un suspiro.

Neji asintió.

―Decidí venir a vivir aquí por mis recuerdos. Hablé con el jefe de los Hyuga y con Hinata para decirles que me iba, no me detuvieron. Supongo que sabían cuán importante era para mí tener mi independencia ―dejó el vaso de té en el piso a su lado y suspiró―. Mandé a hacer esa tumba con el permiso de mi tío. Le pedí que me dejara nombrarla Hyuga oficialmente como mi esposa. Como si hubiese ocurrido la boda. No quería que Tenten se fuera sin tener una familia detrás y alguien que la recordara.

― ¿Y sus padres?

―Tenten no tiene padres ―explicó Neji―. Jamás se lo dijo a nadie más que al equipo. En realidad, sus padres fallecieron cuando ella era muy pequeña en el ataque del nueve colas a la aldea. Quedó al cuidado de sus familiares pero vivió sola. Así que cuando murió, los familiares sí se lamentaron y recogieron sus cosas para simplemente marcharse. No sé a dónde se fueron pero me dejaron uno de los pergaminos que ella usaba para las batallas. El último que usó antes de morir.

Señaló detrás de Sasuke con un gesto y el azabache volteó sobre su hombro. Al fondo de pasillo en la esquina dentro de la casa, un pergamino gigante se encontraba guardado dentro de una vitrina de cristal y bambú.

―De ella.

―Así es ―contestó Neji.

Un golpe en alguna puerta corrediza se escuchó al fondo y unos pasos apresurados sonaron en la madera. Sasuke se enderezó de inmediato alerta, pero Neji soltó una leve risa.

― ¡Papá, ya volví! ―exclamó una voz nasal.

Sasuke respingó en el lugar y volteó a ver a Neji al instante. Por la misma esquina por la que llegaron, un joven se apareció corriendo pero se detuvo de golpe al ver a Neji acompañado. Sasuke también se petrificó al verlo.

―Shin, él es Naoki, mi hijo.

Sasuke examinó atento al niño. Tenía el cabello castaño un poco más oscuro que el de Neji y corto con un peinado de púas paradas, la piel blanca, los ojos cafés chocolate, un rostro redondo y una bandana color negra que le rodeaba la frente. Vestía una camisa sin mangas parecida a los atuendos que usó Neji cuando tenía dieciséis años, y un pantalón café casi negro que llegaba poco debajo de las rodillas. En sus manos y brazos, unos calentadores blancos y delgados le cubrían hasta arriba del codo. Un claro estilo Hyuga.

―Alto ―dijo Sasuke―. ¿Tú y Tenten…

Neji brincó en su asiento y abrió los ojos sorprendido.

― ¡¿QUÉ?! ¡No, no, no, no, no! ―dijo Neji exaltado.

― ¿Qué pasa con mamá? ―preguntó Naoki caminando hacia ambos con curiosidad.

Sasuke volteó a ver a Neji acusador. Neji suspiró derrotado.

―Nada, Naoki. Ven, te quiero presentar al primo de tu tía Sakura ―dijo Neji con la mentira de frente. Sasuke supo entonces que Naoki no debía involucrarse en nada con él fuera de la mentira―. Se llama Shin Haruno.

El niño se acercó con las manos en la cadera y cautelosamente se asomó para ver a Sasuke. Sasuke le sonrió.

―Hola, soy Naoki Hyuga ―saludó el niño extendiendo una mano a Sasuke.

Un poco confundido por esta formalidad, Sasuke estrechó la mano con el niño antes de que el último se dirigiera a un lado de Neji y se sentara a su lado.

― ¿Qué tal el entrenamiento? ―preguntó Neji con una sonrisa acariciando la cabeza de su hijo.

―Bien. Iruka sensei dice que necesitamos más tiempo en campo para entender sobre los riesgos de invasiones no esperadas ―comentó Naoki.

Sasuke enarcó las cejas curioso.

― ¿Iruka es tu maestro? ―preguntó al niño.

Naoki le sonrió―. Así es. Equipo tres, equipo Iruka.

― ¿Dejó las clases de la academia? ―preguntó Sasuke a Neji.

Neji hizo una mueca y miró a otro lado.

―Naoki, ve por dinero, ya sabes dónde. Trae lo suficiente para dos ramos ―ordenó Neji a Naoki.

Este asintió y se puso de pie corriendo rápidamente hacia el pasillo y perdiéndose. Sasuke siguió al niño con la mirada y luego volvió su vista a Neji que se ponía de pie. Le imitó mientras le escuchaba hablar.

―Iruka-sensei abandonó las clases en la academia tras ser notificado del fallecimiento de Naruto ―dijo caminando hacia el interior con Sasuke a su lado―. Perdió mucho ánimo de enseñar, inclusive abandonó la escuela por dos años antes de que finalmente Kakashi le convenciera de volver. Como la academia le traía recuerdos de Naruto, Iruka-sensei solicitó ser asignado como maestro de un equipo genin. Así fue llegando a varios y finalmente con Naoki hace cuatro años.

― ¿Naoki tiene dieciséis? ―preguntó Sasuke.

―Sí. Sé que no lo parece, Naoki aún tiene una estatura mediana para su edad ―comentó sonriente.

―Y él… ¿de quién es hijo? ―preguntó Sasuke con nervios de tantear el terreno.

―Legalmente, mío. De sangre, de algún padre que no pudo o no quiso tenerlo y lo abandonó en un orfanato.

Sasuke se detuvo a mirar una serie de fotos que estaban colgadas en una pared de madera y mostraban el crecimiento de Naoki desde su aparente primer año hasta sus quince. Sintió nostalgia al recordar las pocas fotos que tenía en casa de Sarada y Sakura. Él sólo salía en una de esas fotos y eso era lo que más le hacía sentirse mal. Quería ser recordado por su hija, entendía que lo material era otra cosa mientras le mantuvieran en mente, pero de él no había realmente nada en su casa. En ocasiones se sentía sólo como un pasante que rentaba un cuarto en su departamento y luego se iba por mucho tiempo más.

― ¿Por qué lo adoptaste?

Neji se encogió de hombros.

―Yo quería una familia. Él necesitaba una.

Naoki apareció corriendo de regreso con un dinero entre sus manos que le mostró a su papá. Tras intercambiar unas palabras, Naoki metió el dinero en su bolso ninja y regresó hacia la puerta principal de la casa. Sasuke y Neji le siguieron de cerca. El niño se colocó unas sandalias blancas que le llegaron hasta la espinilla y se puso de pie.

― ¿Nos acompañará por las flores, Shin-san? ―preguntó Naoki a Sasuke.

―Él vendrá con nosotros pero lo pasaremos a dejar a la mansión Hokage ―explicó Neji. Naoki asintió. Neji le sonrió a Sasuke―. Tal vez es hora de que vuelvas con Sakura, te has ido ya tres horas.

―Créeme ―volteó a ver a Naoki saliendo de la casa―, lo valieron.


Con el niño por delante de ambos, Sasuke, disfrazado de nuevo de Shin Haruno, miraba a la ciudad tratando de memorizar cada espacio. Quería recordar cómo era su propio Konoha en su actualidad para saber hasta dónde habían cambiado el futuro él y Boruto. Se convencía de que lo que había cambiado era la gente y no el avance tecnológico y rural, así que comenzaba a ponderar muchos riesgos que podrían cubrirse en caso de que alguien supiera que él era Sasuke Uchiha.

No llevaban mucho tiempo en el camino cuando Naoki salió corriendo hacía una floristería que Sasuke reconoció como la floristería Yamanaka, pero esta no tenía a Ino o su madre como vendedoras del lugar y tampoco el apellido familiar en letras grandes.

― ¿En dónde están los Yamanaka? ―preguntó Sasuke deteniéndose de golpe.

Neji se detuvo con él y le miró por sobre su hombro. Luego miró a la floristería y cerró los ojos.

―Tras que Inoichi Yamanaka falleció en la guerra, la Señora Yamanaka se fue de aquí a vivir a un pequeño pueblo a dos días de la aldea. Ino se quedó para seguir su trabajo como ninja pero poco después se fue también. Hace apenas un año nos enteramos que ella está trabajando como una ninja de recolección y compra. Se encarga de buscar todo lo que los laboratorios médicos necesiten y lo trae para luego volver a marcharse. Viaja por el mundo, ese es su trabajo ―explicó Neji.

Sasuke se mordió la lengua aún más apenado por otro cambio drástico.

― Entonces… no se casó con Sai ―afirmó Sasuke.

Neji parpadeó confundido.

― Sí, se casaron. Pero luego se divorciaron ―contó Neji. Sasuke le miró pero no quiso preguntar más―. No me toca a mí contarte la razón.

Sasuke asintió.

― ¡Oh!, ¡tío Sai! ―exclamó Naoki saliendo de la tienda con dos grandes ramos, cada uno abrazado por un brazo diferente.

Sasuke siguió con la mirada al niño hasta pararse delante de un adulto Sai. Sasuke le miró. Era el mismo, exactamente el mismo de su tiempo. Condenado, el mismo, ¿cómo podía ser todo tan igual y diferente?, se preguntaba Sasuke.

Sai acarició la cabeza del niño y sonrió, pero con una sonrisa falsa. Sasuke ya no había visto esas sonrisas en Sai desde que se había casado y formado una familia, así que le era extraña esa expresión retomada.

―Buen día, Naoki-kun ―saludó Sai―. ¿Esas flores son para tu mamá?

―Ajá. Papá las pone cada mes y esta semana le toca ―explicó Naoki con seriedad como si fuera una gran misión el conseguir las flores―. Hace mucho frío así que no han florecido por casa, se mueren de inmediato. Por eso tengo que comprarlas.

―Entiendo. Espero que estas duren. Ponlas en un florero ―aconsejó Sai. Naoki asintió sonriente.

―Sai ―saludó Neji.

Sai volteó su vista a Neji y Sasuke y les sonrió. Se acercó a paso tranquilo a ambos con Naoki a su lado.

―Hola Neji, buen día ―saludó al Hyuga. Volvió su mirada a Sasuke y mostró una expresión de confusión―. A ti no te conozco, ¿eres hermano de Sakura?

―Soy su primo, Shin Haruno ―se presentó Sasuke con una leve reverencia. Comportarse como él no lo haría iba a facilitarle alejar la atención de todos sobre su genjutsu.

― ¡Oh! No sabía que tenía un primo. Te pareces bastante a ella a excepción de los ojos ―dijo Sai cruzándose de brazos―. ¿Qué te trae por aquí?

―Vengo de paso a visitar a Sakura y conocer bien la aldea ―contestó rápidamente.

―Pues bienvenido, estamos a tus ordenes ―dijo Sai sonriente.

― ¡Oye papá! ―llamó Naoki interrumpiendo a los adultos. Los tres prestaron atención al niño― El tío Sai no suele estar en la aldea, ¿podríamos ir a comer algo con él antes de que tenga que volver al trabajo?

―No sé si sea lo adecuado, de seguro estas muy ocupado, Sai ―dijo Neji volteándose al hombre pálido.

Sai sonrió y negó con la cabeza.

―Aun no tengo que tomar ninguna misión. Como volví apenas y mi reporte es extenso, me han pedido que me quede a dar todos los detalles ―contestó Sai―. Aun no es mi cita en la oficina del Hokage, podríamos ir a comer algo.

En cuando Sai volteó a Naoki, este sonrió y celebró brincando en su lugar. Neji y Sasuke sonrieron ante la felicidad del joven.

― ¡Muy bien! Vamos a la tienda de postres, ¿podemos papá? Es una buena idea.

Neji enarcó una ceja divertido al ver la insistencia de su hijo y le empujó con una mano de la frente. Naoki se tambaleó en su lugar mientras se carcajeaba, su chantaje siempre podía contra su padre.

―Bien, vamos.


Sasuke observó a Sai comer un pastel de arroz con dulce de leche y frutas mientras él comía una sencilla orden de dangos por no ser fanático del dulce. Neji comía un pastel de naranja y Naoki había pedido uno igual al de su padre pero con chocolate encima. Los cuatro estaban sentados en una mesa con dos bancas para cuadro fuera de la tienda de postres donde Naoki los había conducido; con Sai y Naoki de un lado, Neji frente a su hijo estaba al lado de Sasuke que quedaba frente a Sai.

―Así que eres un ninja especial ―explicó Sasuke. Al menos eso no cambió, pensó.

―Así es. Trabajo en la frontera de Konoha desde hace seis meses ―explicó Sai tras pasar un bocado de su pastel.

― ¿Y qué haces ahí? Si se me permite preguntar ―dijo Sasuke tomando un dango.

―Claro que puedes. Después de todo mi misión no es algo que esté prohibido comentar en la aldea, es de conocimiento popular gracias a las noticias ―explicó Sai volteando a ver su postre―. Como han estado atacando las fronteras, para evitar el pánico de la gente hemos mantenido un perímetro vigilado por tropas de cada aldea y un representante directo del Hokage. Gracias a ese control logramos disminuir un gran avance de ataques a los países, así que tengo que mantenerme en el punto de encuentro con la Aldea de la Arena para mantener las vigilancias activas. Soy algo así como uno de los líderes de tropas fronterizas.

― ¿Enserio? Suena peligroso ―comentó Sasuke.

―Sí, lo es, pero alguien tiene que hacer el trabajo ―dijo Sai con una sonrisa de derrota.

― ¿Y no te dice nada tu familia? ¿No están preocupados?

Neji miró a Sasuke de reojo entendiendo a dónde iba la conversación. Estaba manejándola a su antojo y eso le inquietó. Conocía a Sai de una forma personal gracias a Naoki, así que temía por el siguiente paso que los dos fueran a dar. Y hablando de Naoki…

―Naoki ―llamó Neji a su hijo llamando la atención de todos en la mesa―. Acompáñame. Trae tu postre si quieres.

Neji se puso de pie mientras el joven le miraba confundido.

― ¿A dónde vamos? ¡No he acabado! ―se quejó.

―Creo que a partir de aquí Sai puede darle a Shin el tour a la mansión Hokage ―contestó volteando a ver a los dos ninjas―. Disculpen, Naoki y yo aún debemos hacer unos recados y se nos va el día. Sai, te encargo a Shin.

Sai asintió con una sonrisa mientras Naoki se ponía de pie refunfuñando y tomando su pastel con una mano mientras con la otra trataba de maniobrar para tomar los ramos.

―Nos vemos luego tío Sai, espero encontrarte de nuevo antes de que vayas de regreso a la frontera ―dijo Naoki. Volteó su vista a Sasuke e hizo una difícil reverencia―. Un placer haberle conocido Shin-shan.

―El placer fue mío, Naoki ―dijo Sasuke con una sonrisa.

Sai se despidió de Shin con una palmada en su espalda y el joven corrió hacia Neji. Neji asintió a ambos ninjas.

―Te veo luego, Shin ―dijo a Sasuke con una mirada que le advertía que debían hablar después―. Que bueno que estés de vuelta, Sai. Pásate por la casa antes de irte.

Sai asintió a Neji. ―Por ahí me verán.

Neji y Naoki se alejaron a paso rápido de la mesa entre una discusión en la que Naoki le decía a Neji que le ayudara con las flores para no dejar caer su pastel, y Neji le decía algo acerca de que eso le ayudaría a practicar su equilibrio.

Cuando Sasuke los perdió de vista detrás de él, la voz de Sai lo jaló de nuevo a la conversación.

―No tengo familia.

Sasuke volteó y miró al ninja pálido acabarse su postre. Tragó saliva con fuerza.

― ¿N-No tienes? ―preguntó nervioso.

Sai suspiró y su rostro cambió a uno inundado por la tristeza.

―La tuve en algún momento. Hace unos años me casé con una mujer maravillosa ―contó con una sonrisa triste. Recargó su mejilla en su mano y miró a la mesa recordando algo detrás de su relato―. Antes de ella no tenía nada. Nos casamos y tuve algo. Y pudimos haberlo tenido todo pero no fuimos fuertes para intentarlo.

Sasuke frunció el ceño y miró hacia abajo tratando de adivinar a qué iba. No conocía de nada a Sai, aunque llevaran una relación cordial y, podría decirse, amistosa en su actualidad, ninguno de los dos se preocupó verdaderamente por intercambiar un rato personal entre ambos. Siendo así, Sasuke no podía imaginar qué habría llevado al divorcio a la pareja Yamanaka.

― ¿No se entendieron? ―preguntó con duda. Pregunta más estúpida, Sasuke, se regañó mentalmente.

Sai soltó una amarga risa.

―Que va, nos entendíamos perfecto. A mí siempre me costó expresarme a todos y todo, y luego de ella yo era un libro abierto al mundo ―contó con burla―. Fue únicamente que la vida no me quería ver con familia.

Sasuke tomó su último dango y acabó con su postre.

―Entonces…

Sai sopló con fuerza y miró a Sasuke con seriedad. Los apagados ojos de Sai hicieron que a Sasuke se le helara la sangre.

―Nuestro hijo murió antes de nacer.

Sasuke se paralizó. Esto se ponía peor.


Hola a todos :D

Quiero agradecerles por sus comentarios e interés en la historia. Me alegra que les esté gustando.

Disculpen si de repente ven un cambio raro entre el uso de "Sasuke" y el nombre de "Shin". Manejar a este personaje con identidad de Shin pero con mente de Sasuke me confunde un poco xD

Espero les guste este capítulo.

Nos vemos :3

Ana Kogane Holt.