ESPACIO PARA DESAHOGARSE


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FLASHBACK

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No tenemos muchas opciones de búsqueda, nos hemos limitado demasiado desde que comenzamos a perseguirte ―comentó Sai mostrándole el mapa a Sasuke.

Las zonas marcadas en el mapa con puntos naranjas eran aquellas en donde probablemente (y recálquese, probablemente) podrían haber indicios de Karasuki en esa realidad. No estaba nada asegurado, según Kakashi, la mitad de las investigaciones arqueológicas o históricas habían dejado de llevarse a cabo desde que todas las aldeas se pusieron como principal objetivo atrapar a Sasuke Uchiha. Las prioridades se habían estandarizado aún más de lo que ya estaban, se agregaron reglamentos específicos para poder adquirir una misión y llevarla a cabo, y entre las preocupaciones de la aldea no estaba encontrar una tortuga con poderes o un huevo de tierra donde vendría la misma.

Podemos empezar en esos lugares por su nivel de relación con los Otsutsuki, y la forma de llegar a ellos es desde los Hyuga, los Senju o los Uchiha ―comentó Kakashi levantando la vista a Sasuke.

Sakura estaba sentada sobre la barra de bar que tenía su cocina, mirando hacia el mapa y en ocasiones a quien hablara.

No tenemos muchos registros de alguna relación entre los lugares y los clanes ―comentó Sakura en voz baja.

No habrá problema con eso ―explicó Sasuke mirando a Sakura―. Cuando volví a la aldea mientras mi hija era bebé, Naruto y yo salimos a investigar muchas zonas que tienen aquí marcadas ―señaló poniendo su único dedo índice sobre el mapa―. Nos preocupaba la invasión Otsutsuki que sufríamos en aquel entonces. Primero nos atacó un hombre de la luna que intentó llevarse a Hinata. Luego, hace unos meses, dos hombres que derrotamos. El más reciente es a quien buscamos ahora. Sospechábamos desde entonces que eran más de los que se presentaban, así que Naruto me encomendó la misión se custodiar con el nombre de Konoha todo aquel lugar que tuviese relación con el clan Hyuga, el cual parece más acercado a los Otsutsuki.

¿Hay alguna razón por la que quieran todos estos objetos? ―preguntó Kakashi mirando a Sasuke.

La misma razón que Madara. Dominar el mundo ―comentó como si fuese la cosa más obvia. Colocó su mano en la cadera y cerró los ojos―. Entiendo que Naruto no está en este mundo, así que me causa curiosidad saber cómo enfrentaron la llegada de los Otsutsuki a esta realidad.

Volteó la mirada hacia Sai confiando en que él sería quien más le diría. Al parecer, Sai se soltaba más a expresarse en esta realidad que en la suya, y eso le servía de mucho.

No tuvimos la llegada de la que hablas ―comentó Sai con calma―. Puede que también hayan cambiado esos sucesos futuros a partir de la muerte de Naruto en tu realidad.

¿Dices que Naruto pudo tener una influencia sobre los Otsutsuki? ―preguntó Sasuke con intriga.

Es probable. Naruto tiene sangre Senju en sus venas desde el lado materno familiar ―comentó Kakashi volteando a ver a Sasuke―. Puede que a quien hayan sentido fuera a Naruto pero prefirieron tomar a Hinata por tener un enlace más directo con los Otsutsuki.

Ser una reencarnación no significa tener la misma sangre ―comentó Sakura mirando a Sasuke, atinando como por su mente cruzaba el que él y Naruto eran, de alguna forma, reencarnaciones de Indra y Asura. Sasuke la miró atento―. Naruto representó el lado de la Voluntad de Fuego. Creo que fue aquello lo que llamó a la atención sobre él, así como sobre ti recayó la de-

La Maldición del Odio. Sí, me sé mi historia ―comentó hostil.

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FIN DEL FLASHBACK

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― ¿Hm? ¿No fuiste un poco duro? ―comentó Neji cruzado de brazos y enarcando una ceja.

Sasuke suspiró mirando más allá del jardín hacia la noche.

―La Sakura de mi realidad jamás recalca esos temas ―contestó molesto―. Ella sabe que quiero evitarlos, prefiero que Sarada no se vea envuelta en mi pasado.

Neji se encogió de hombros.

―Los hijos se ven inevitablemente involucrados en nuestro pasado cuando el que nos afecte a nosotros les transmita a ellos el sentimiento que cargamos ―comentó mirando hacia el pasillo al interior de la casa―. Naoki pasó por eso.

Sasuke bajó la mirada al pasto pensativo.

Tras que Sai se había recompuesto de su llanto y que él y Sasuke hablaron a fondo sobre la vida de Sai en la otra realidad, Kakashi y Sakura propusieron comenzar a trazar el plan para ayudar a Sasuke a volver a su realidad, todo a partir de la idea de Sasuke de que podía existir otro Karasuki. Se habían movido a la casa de Sakura bajo la excusa de que era el lugar más privado para tratar la presencia de Sasuke, tomando en cuenta que en la oficina podía haber mucho ninja metiche detrás de la puerta o interrupciones abruptas e inesperadas. Kakashi quería evitar eso.

Luego de mucha plática, replanteos tras replanteos y movimientos sobre el mapa, Kakashi y Sai abandonaron la casa de la pelirrosa y Sasuke esperó a que ella se durmiera para escapar hacia la casa de Neji. Sakura no se despertó, lo sintió a kilómetros.

Para su suerte, Neji estaba aún despierto, así que no tuvo problema en recibirlo. Por su lado, Naoki dormía plácidamente en su habitación en algún lugar del primer piso, así que Sasuke no se molestó en pasar a saludar al niño.

― ¿Participo en alguna parte de este plan? ―preguntó Neji con calma volviendo a llenar los vasos con té de manzanilla.

Sasuke negó con un gesto de cabeza.

―Al menos hasta que lo requiera, te quiero a ti alejado de esto ―dijo volteando a verlo y recibiendo el vaso que Neji le entregaba―. No quiero que te pase nada. Quédate con tu hijo.

― ¿Crees que soy débil? ―preguntó Neji poco ofendido.

―No, pero no conoces a estos Otsutsuki… Ninguno de ustedes lo hace ―contestó serio mirándolo―. Son peores de lo que cualquier enemigo del pasado representó para nosotros. En la actualidad, Naruto y yo podemos darles pelea sin problema, pero todo eso gracias a que los vivimos y nos enfrentamos a ellos. Ustedes están muy expuestos.

―Pero Sakura sí figura en esta misión ―comentó Neji torciendo la boca.

―Pareces esposa celosa ―comentó Sasuke antes de darle un trago al té. Dejó que el líquido le quemara un poco la garganta antes de seguir―. Ella insistió. Al parecer supo que la metería en un genjutsu en cuando nos fuéramos y me advirtió que ella conocía formas de dejar mi sharingan fuera de juego. Y créeme que luego de estar casado con Sakura, lo último que cruza mi mente es desafiar sus habilidades médicas.

Neji sonrió.

―Bien, pero exijo que me dejes participar en algún punto. Vas a necesitarme ―comentó Neji burlón.

Sasuke le miró beber de su té y sonrió con diversión.

―Podría pedirle ayuda a Hinata ―contraatacó.

Neji se quedó callado.

Tras unos minutos de silencio, Sasuke volvió su mirada a Neji y notó que este miraba al suelo ido. Frunció el ceño. Desde que había llegado, sus respuestas acerca de sus conocidos siempre nacían de una pregunta que retorcía todo.

― ¿Qué le pasó a Hinata? ―preguntó con calma.

Neji enderezó la espalda y tomó aire mirando hacia el techo mientras con sus dos manos se sostenía del piso a su espalda.

―Naruto murió, Hinata cayó en depresión, el líder del clan no pudo ayudarla a animarse ―contó Neji―. El clan Hyuga seguía siendo importante ante todo. Nuestros ninjas aun al servicio de la aldea. Pero ocurrieron muchas cosas. Hanabi se fue, el tío Hiashi tuvo muchos problemas emocionales y políticos dentro del clan porque Hanabi era la heredera del clan. Hinata no estaba mejor. Finalmente, con todo lo que se venía encima, Hiashi envió a Hinata lejos de la aldea a un pueblo pequeño a que viviera. Hinata no quería recordar más a Naruto, todo a su alrededor le hacía pensar en él y eso sólo la lastimaba más.

Sasuke se extrañó de ello. Hinata siempre había sido una mujer fuerte. El haber crecido en una situación emocional difícil, como Naruto la había descrito cuando él y Sasuke se veían para cenar semanas antes de su boda, habían forjado en la Hyuga un carácter duro y una pared que rodeó sus emociones de forma tan protectora que resultó en una mujer impenetrable sensitivamente. Hinata era sensible, pero siempre procuró tener una buena distancia entre los enemigos y su estabilidad mental. Era difícil hacerla flaquear luego de su encuentro nada grato con Pain.

Esto le hizo entender a Sasuke que Hinata era más fuerte de lo que creía, y esta Hinata era muy diferente.

― ¿Hinata no soportó la muerte de Naruto? ―preguntó Sasuke con tristeza.

―No ―levantó el vaso a la altura de sus labios―. Creo que ni yo había logrado lastimar de esa forma a Hinata cuando estuve fuera de mis cabales. Quedó destrozada.

Sasuke asintió dando por hecho haber entendido.

No había pensado en ningún momento desde su llegada a la nueva actualidad, cuánto había cambiado para que Boruto no existiera. Naruto muerto era claro que se acababa la descendencia Uzumaki. Hinata se había ido, el famoso núcleo familiar del séptimo Hokage no existía. Entre la aldea era una insignia esa familia, así que entendía cuánta marca dejaba el que no existían.

― ¿Cuándo se ponen en marcha? ―preguntó Neji cambiando drásticamente el tema y mostrando un falso ánimo alegre.

Sasuke levantó la vista sobresaltado por su nuevo ánimo y le miró.

―Mañana temprano. Quiero ponerme en marcha cuanto antes para volver a mi tiempo ―dijo Sasuke con decisión.

Neji, con los brazos cruzados e inclinado un poco sobre su torso, tomando con una mano el vaso de té, sonrió interesado.

― ¿Extrañas a tu hija?

Sasuke le sonrió levemente de vuelta.

―Sí. Puede que no le haya visto mucho cuando estaba en mi realidad, y vaya que me demore en verla; pero cada que estaba en casa era feliz ―dijo Sasuke―. Sarada es una perfecta mezcla entre Sakura y yo, y como no la conozco mucho porque he pasado la mayoría de sus años de vida fuera de la aldea, el verla y conocerla se ha vuelto un reto. Ella constantemente me contradice.

―Es lo normal en los hijos ―comentó Neji encogiéndose de hombros divertido―. Aunque no tuve esa época tan marcada con Naoki, por conocidos sé que los hijos suelen salir tan iguales a los padres que pueden darles batalla en los argumentos.

― ¿Alguien de la generación, aparte de ti, tuvo hijos? ―preguntó Sasuke dejando el vaso a su lado sobre el tatami.

―No que yo sepa ―respondió Neji mirando hacia el techo pensativo―. Sólo sé de Sai pero ya sabes la historia.

Sasuke asintió.

―Hablando de Sai ―dijo Neji volviendo la vista a Sasuke. Él también le miró―. Quiero que tengas cuidado con lo que hablas.

Sasuke enarcó una ceja con incertidumbre.

―Escucha, Sasuke ―Neji se enderezó y bajó el vaso hacia el centro de sus piernas cruzadas―. Entiendo perfectamente que estés curioso acerca de todos los cambios que se generaron de tu realidad a la mía tomando en cuenta que los sucesos de la batalla entre Naruto y tú no desembocaron en que lo mataras en tu actualidad; pero aquí si lo hiciste y todo es diferente, así que tienes que respetar la privacidad de la gente a nuestro alrededor tal y como creo que lo haces en tu propia realidad. Desgraciadamente, en este lugar no puedes preguntar abiertamente a todos sobre sus vidas ―bajó la vista al piso y cerró los ojos mostrando una expresión seria―. No estamos en la misma línea de vida, cada quien vive sobreviviendo a los recuerdos de la guerra, a las tragedias que hemos pasado desde entonces y nuestros propios miedos y demonios. No hay una esperanza de algo aquí, la Aldea de la Hoja no es más aquella en la que todo habitante era familia por la Voluntad de Fuego. Sasuke ―abrió los ojos y levantó la vista entregándole una expresión fría al azabache―, aquí todos somos enemigos de todos.

Sasuke sintió una corriente eléctrica pasarle por la columna vertebral y paralizarle los hombros. El estómago se le apretó como si le hubiesen dado un golpe, y el pecho le dolió. Este no era su hogar, en otras palabras más claras.

Asintió.


Con una leve línea de luz amarilla al borde del horizonte, Sasuke apretó sobre su cuerpo la gran capa negra que cargaba desde su llegada, afirmando en su única mano la bolsa que Naoki le había dado aquella madrugada cuando pasó por última vez a casa de Neji antes de prepararse para su misión.

Sakura estaba a su lado vestida con su ropa ninja, la cual había dejado de usar desde que ambos se habían asentado en la aldea a vivir con Sarada. En esta realidad, Sakura sólo la usaba para las misiones cuando eran verdaderamente importantes y sabía que no requería de ningún esfuerzo del tipo batalla.

―Cómodo ―comentó Sasuke para él mismo.

Sakura le escuchó pero no hizo comentario alguno, prefiriendo en su lugar tomar entre sus manos una cinta negra de su bolsa de kunais y enrollarla alrededor de su muñeca como protector.

Los pasos detrás de Sasuke llamaron la atención de ambos y voltearon a encontrarse con Sai y Kakashi. Sai vestía la misma ropa ninja con la que lo había encontrado ayer, y Kakashi solamente había dejado el sombrero de Hokage fuera de su atuendo. Era común verle con el traje jonin.

―Buen día chicos ―saludó Kakashi con un gesto de mano al llegar a ellos―. Sakura, llevaremos a Shin en el centro para protegerle.

Explicó Kakashi señalando con la ceja derecha hacia su lado derecho, donde los ninjas que cuidaban la entrada se acercaban al grupo con una tabla con papeles. Sasuke no estaba preocupado de que le vieran, a ese punto de interacción con todos alrededor, había aprendido a activar el genjutsu apenas saliera de la casa de la pelirrosa.

―Sí, Kakashi-sama ―contestó Sakura.

―Hokage-sama, ya nos han avisado de su misión ―comentó uno de los ninjas de la guardia acercándose a Kakashi―. Discreción ante todo, no se comentará de su salida.

―Nadie en la aldea debe de saber que me fui. Sólo están informados los altos mandos de mi comité personal, pero nadie más ―dijo Kakashi en un tono tan serio y estricto que Sasuke se sintió un niño de doce años de nuevo. En cuando Kakashi pareció sonreír debajo de la máscara y cerró los ojos con aparente calma, Sasuke volvió a sentirse adulto―. Si alguien pregunta, díganles que me fui a pasear.

Los ninjas asintieron.

Sai caminó a la cabeza del grupo de cuatro y emprendió carrera hacia la salida de la aldea. Sasuke le siguió desde atrás con Sakura y Kakashi a cada lado de él, fingiendo la formación que comentaron segundos atrás.


Con el sol indicando que ya eran las siete de la mañana, Sasuke percibió lo alejada que estaba la aldea tras dejar de sentir muchos chakras de la población. Quería deshacerse de su genjutsu, tampoco podía abusar tanto de sus poderes, pero temía que, aun estando dentro de terrenos de la aldea, se fueran a encontrar a alguien conocido de su vida diaria que le reconociera y cayeran en las mismas situaciones que había estado pasando hasta ahora con sus actuales contactos.

No obstante, la curiosidad de saber qué pensarían los demás de esta realidad al conocerlo aún le daba cosquillas en el cuello. Eran nervios, porque estaba experimentando una bienvenida diferente a la acostumbrada. Sí, sus amigos (los que él consideraba sus amigos en su realidad) lo odiaron en algún punto, les costó volver a confiar en él; pero luego de todo lo que pasó con Naruto y el intentar redimirse de sus errores, siempre que él volvía a la aldea todos le saludaban entusiastas, conocedores tanto de que Sasuke había cambiado como de la emoción que compartía su familia y su viejo equipo siete cuando él estaba en casa.

Aquí siempre era todo hostil, y tan pronto como aparecía, alguien quería cortarle el cuello.

―La primera parada será la Cueva de los Hyuga ―comentó Sai desde el frente del grupo.

Sakura levantó la cabeza a Sai y se acercó a él por un lado.

― ¿Qué es ese lugar?

―Un viejo templo en el que los Hyuga acostumbraban casarse ―comentó Sai volteando a ver a Sakura por un lado―. Era de conocimiento popular del clan que esa cueva salvó a muchos Hyuga cuando sus ninjas se movían constantemente en misiones para atrapar a aquellos que querían secuestrar a Hinata para robarle su byakugan. Se dice entre ellos que ahí iban a parar muchos Hyuga enfermos, lastimados o a punto de morir, todos por estar en cumplimiento de su misión. En las historias se cuenta que en esa cueva aparecía un ser divino que cuidaba de los Hyuga y les curaba para que volvieran a su misión. Asociaron ese ser a su poder ocular ya que sólo podían verle si usaban el byakugan, así que creyeron que era un ancestro de la familia que les protegía. Para agradecerle por salvarles la vida y honrar al espíritu, los ninjas que llegaban a esa cueva en mal estado y salían curados, volvían con sus parejas a casarse y entregarles su matrimonio, su voluntad de fuego y espíritu al ser. Desde que Hinata se fue, dejaron de hacerlo.

Sasuke estaba sorprendido por la historia. Esa clase de leyendas entre clanes o historias populares de la aldea rondaban muy poco. En un mundo en el que cualquier cosa divina, sujeto poderoso o ser extravagante o extraño podía existir, la creencia sobre seres superiores estaba algo manejada por la realidad. En su tiempo, a Naruto le consideraban un ser de otro nivel en algunos pueblos, le veneraban y hacían tributos por salvar a la tierra, pero Naruto siempre se presentó como un mortal que sólo quería proteger al mundo, jamás alardeando de sí mismo como alguien inalcanzable e intocable y pidiendo que no le tratasen como tal.

― ¿Hay algo en esa cueva que nos ayude? ―preguntó Kakashi a Sai desde atrás del grupo.

―Sasuke dice que en su realidad lo más normal era encontrar objetos sagrados, ancestrales o poderosos ocultos en lugares donde alguna vez, en la historia, algo importante ocurrió. Nos estamos centrando en buscar todo aquello relacionado con los Otsutsuki que cae directamente sobre los Hyuga, y como es una "tradición" que cualquier objeto de gran valor se ponga bajo custodia de algún "guardián" ―Sai sonrió satisfecho―, pensé que ese ser divino del que hablaban los Hyuga podría haber sido un guardián de algo en esa cueva, y por eso se quedaba ahí. Algo importante para los Hyuga, sino ¿por qué el espíritu se molestaba en quedarse ahí a seguirles cuidando?

Para todos sonó lógico. Bueno, a medias para Sasuke. La historia era muy linda y la lógica muy acertada, pero había algo que flaqueaba en el plan de Sai.

― ¿Cómo pretendes encontrar algo en la cueva si no tenemos un byakugan? ―preguntó Sasuke.

Sai metió una mano en el bolso pequeño de herramientas ninja en su cadera y sacó un frasco con un líquido rojo dentro de él. Era muy poco y muy pequeño el recipiente, pero se entendía qué era.

― ¿Para qué la sangre? ―preguntó Sakura curiosa.

―Es de Neji. Le pedí que me regalara un poco de su sangre para esta misión. Como sé que Sasuke y Neji ya interactúan sin el disfraz de Shin Haruno, supuse que no habría problema en contarle a Neji de la misión ―contestó Sai guardando el frasco de nuevo―. Él entiende y no tuvo problema al dármelo ―Sai miró sobre su hombro de reojo hacia Sasuke―. Lo que tienes en el ojo izquierdo, el rinnegan, tiene la capacidad de ver cosas que en el plano normal, el del ojo humano, no puede se pueden ver. Estudié las habilidades oculares del rinnegan y considero que son las suficientes para que puedas percibir al ser apenas aparezca. La sangre es sólo una carnada para hacerle presentarse. Tú lo detectarás.

Sasuke asintió dándole la razón.

― ¿Y crees que tendrá alguna prueba o algo parecido como para que nos deje saber si custodia algo en esa cueva? ―preguntó Sakura con escepticismo.

Sai se encogió de hombros.

―Se sabrá cuando Sasuke le vea. De todo lo que se sabe de ese ser, nadie dice cómo aparece o llega. Supongo que habrá que esperarle.


A las doce del día, el grupo se detuvo en un pequeño lago a un costado del camino para descansar. Mientras Sai llenaba de agua su cantimplora, Sakura limpiaba unas hierbas en el agua, las cuales había encontrado en el camino y decía que servirían para algo que tenía que hacer en la mansión Hokage.

Sasuke no quiso preguntar, saber más aspectos de la vida de esa pelirrosa sólo le estaban trayendo molestias y enojos. Mejor se los ahorraba.

Sentados bajo un árbol, Kakashi y Sasuke miraban en silencio a Sai hacer más tinta para el viaje ayudado del agua del lago. El ambiente era muy tranquilo, el viento apenas soplaba y el sol calentaba lo suficiente para no mantenerlos muertos de frío. El cielo estaba despejado, así que estaban bien prevenidos de cualquier ataque aéreo.

―Quiero preguntar ―dijo Kakashi atrayendo la atención de Sasuke. Sasuke despegó su atención del cielo para dirigirla a su viejo sensei, expectante a la duda del peliplata. Kakashi carraspeó―. ¿Cómo es tu vida de casado en tu realidad?

Sasuke dio un respingo en su lugar y abrió los ojos sorprendido. No lo estaba por el interés de Kakashi, lo conocía muy bien como para saber que Kakashi era una persona del tipo que juntaba parejas a sus ideales y las destinaba a unirse para toda la vida, aunque fuera en su imaginación. Eso le había pasado con su propia relación. Lo que le sorprendió era que él no estaba en su disposición de responder esa pregunta. Jamás hablaba con nadie de esos temas, y rara vez los trataba con Naruto, y mucho menos esperaba tener que hablar de eso en esta realidad. Aunque bueno, Neji llevaba un terreno ganado.

― ¿Te refieres a? ―preguntó Sasuke con calma.

Kakashi le miró desde su lugar con los brazos cruzados y una mano en la barbilla.

―Creo que puedes entender a qué me refiero a partir de tu relación con esta Sakura ―señaló Kakashi con un leve gesto de la cabeza al lago.

Sasuke giró la cabeza y miró a la pelirrosa a lo lejos.

―Sí, entiendo que aquí me odia ―contestó― ¿Qué pasa con eso?

― ¿Hm? ―Ok, Kakashi estaba extraño. Sasuke le miró curioso. Kakashi le miró intrigado―. ¿Sakura no te ha contado?

Sasuke apretó la boca.

― ¿Qué cosa?

―Cuando mataste a Naruto ―van de nuevo con otra tragedia, pensó Sasuke―, Sakura y yo fuimos los primeros en llegar con ustedes. Primero yo, luego ella. Yo estaba con el cuerpo de Naruto cuando escapaste y Sakura se reunió conmigo. Se detuvo un momento conmigo, intentó revivir a Naruto y luego nos dimos cuenta de que era tarde.

La forma en la que lo narraba Kakashi era muy vacía, como si le diera igual el contar eso a contar un cuento para dormir a un niño, y eso a Sasuke no le gustaba. Era como estar con el Kakashi que conoció durante sus exámenes chunin, un Kakashi que se preocupaba poco por sus alumnos y quería hacerles aprender a la mala.

―Pero no se detuvo ahí ―levantó la mirada y soltó su barbilla―. Sakura fue detrás de ti a buscarte y te encontró rápidamente. Ibas muy cansado y mal herido, te quedaba poco chakra, ella lo aprovechó.

Sasuke sintió su brazo temblar.

― ¿Qué hizo? ―preguntó de inmediato.

Kakashi le miró unos segundos en silencio antes de responder con seriedad.

―Sakura se enfrentó a ti en una batalla en la que ella llevó mucha ventaja y te arrancó el otro brazo. El primero lo habías perdido por Naruto, Sakura te quitó el otro.

Sasuke abrió los ojos desmesuradamente y se removió en su lugar unos centímetros alejándose de Kakashi. Volteó su mirada hacia Sakura le observó, petrificado, espantado.

No le impresionaba que Sakura fuera así de fuerte, ella era una mujer indomable, indestructible. Sasuke la había visto encargarse de tantos enemigos a la vez, acabar con grandes lugares, crear grandes destrucciones, que su fuerza bruta heredada a su hija ya no le sorprendía. Lo que molestaba e inquietaba a Sasuke era saber, verdaderamente saber, cuánto odio cupo en el corazón de Sakura como para cometer un acto que sólo Sasuke había hecho en su tiempo y se prometió jamás volver a hacer si no era en defensa de su familia y la aldea.

No podía creer que él fuera el fruto de un odio totalmente justificado que se dio en la pelirrosa, y repudiaba la idea de tener que infectar a un ser tan puro a su vista con algo tan detestable. El tener tanto odio en el corazón era dañino, enfermizo, consumible, y Sasuke jamás quería ver a Sakura pasar por la situación de enloquecimiento que él cruzó por ese sentimiento. La quería a salvo de todo ese dolor, y con haber movido una pieza pequeña en el pasado había provocado que su mujer se volviera todo lo que él trató de quitarse. Y le entristecía saberlo.

Bajó la mirada al pasto y soltó el aire que retuvo, frunciendo el ceño en una expresión de derrota. Kakashi le miró curioso.

―Nos amamos.

Kakashi abrió los ojos sorprendido y se inclinó sobre su cuerpo para poder ver un poco a través del pelo del azabache hacia su cara.

― ¿Cómo?

―Nos amamos, Sakura y yo. Ella es buena, es una buena madre y cuida la casa. Entrenó a Sarada, le enseñó, la educó cuando yo no estuve ―decía sin levantar la cabeza―. Me recibía con los brazos abiertos cuando llegaba a casa; aun lo hace pero ahora se desmaya. ¡Je!, supongo que es porque vuelvo después de mucho tiempo y sin avisar.

La leve risa sin ganas que salía de Sasuke no le gustaba a Kakashi, era una risa desesperanzadora.

―Cuando Sarada se duerme, Sakura y yo nos sentamos en la sala a platicar de misiones y cosas de la aldea. Nos vamos a dormir en la madrugada, ella prefiere el lado derecho de la cama y me deja el izquierdo. El baño tiene en un estante nuestras cosas, Sakura siempre cambia mis jabones y aceites para que estén frescos cuando vuelva, y me prepara el baño todos los días para dejarme descansar ―levantó la cara un poco pero no despegó la vista del suelo―. Yo le llevo la compra cuando me quedo en la aldea, le ayudo a lavar los trastes y a poner la mesa, Sarada siempre es quien levanta todo cuando acabamos de cenar. Cuando Sakura tiene mucho trabajo por papeleo, me siento con ella en su escritorio y bebemos té juntos hasta que ella se queda dormida, y entonces yo la llevo al cuarto conmigo. Guardo sus cosas porque sé que al otro día se despertará tarde y atareada, así que preparo todo para que sólo cocinemos el desayuno y ella se vaya. Como Sarada lleva más tiempo que yo en la casa, ella hace el desayuno y la cena cuando me quedo, yo me encargo de guardar todo y limpiar para que Sakura sólo se preocupe por acabar sus pendientes.

Se enderezó y se recargó en el tronco del árbol, volviendo de nuevo su vista a la Sakura en el lago. Su expresión se volvió triste.

―Y cuando me tengo que ir siempre me hace un almuerzo para el camino. Jamás le doy besos frente a nadie, me da pena, no estoy acostumbrado. Ella es feliz mostrándole a todos que le pertenezco ―sonrió con tristeza―. Y siempre que estoy de viaje, les envío regalos como pueda. A Sarada libros porque sé que le gusta leer, y a Sakura siempre le mando diferentes piedras preciosas ―soltó una leve risa y sonrió―. No le gustan mucho las joyas, pero esas piedras son las que encuentro cuando viajo con el rinnegan a lugares que nadie toca o son difíciles de llegar. Las recoleto y le envío las piedras en frascos con la ubicación de dónde las encontré.

―Eso es un poco raro ―comentó Kakashi sonriendo debajo de la máscara.

―Sí, lo es ―dijo Sasuke con una sonrisa nostálgica―. Pero cada que vuelvo a casa y veo las piedras en un pequeño cuenco de madera sobre la mesa del comedor, rodeado de la cena puesta, con Sarada y Sakura sentadas conmigo, recuerdo que el viaje que hago siempre es para proteger lo que tengo en casa, y también recuerdo que tengo un hogar al que volver.

Kakashi lamentó internamente que ese no fuera el caso actual, que la pelirrosa de su realidad viviera sola en un departamento que parecía bodega, que se ausentara de su casa muchas veces para cumplir misiones, y que no existiese ningún ambiente familiar al cual ella acudiera. Sintió pena por el Sasuke Uchiha delante de él, porque había llegado a una realidad en donde no había ni habría nada de lo que le contaba, donde su único hogar podría terminar siendo una celda si lo descubrían, y donde no tenía una familia a la cual acudir.

Y se sintió increíblemente motivado a hacerle volver a su realidad cuando vio que Sasuke sacó del interior de su chaleco en su pecho una pequeña foto, en la cual apenas pudo distinguir desde su lugar, una niña pelinegra que sonreía a la cámara con una radiante felicidad que le removió el corazón.

Sasuke le tendió la foto.

―Ella es Sarada, mi hija. Y ella Sakura Uchiha, mi esposa.

Tal y como debía ser, pensó Kakashi.


¡HOLA A TODOS! Espero se encuentren muy bien.

Una disculpa porque no subí capítulos durante la última semana. Me enfermé grave de una infección y estuve atendiendo unos pendientes importantes, así que se me hacía imposible sentarme a terminar el capítulo.

También estuve dudando mucho de algunos sucesos descritos en este capítulo tras ver el último capítulo de Boruto, peeeero ya vi que puedo seguir mi argumento sin miedo, jajaja.

Muchas gracias a todos por leer y darse una vuelta por el fanfic, me alegra que esté gustándoles :)

Espero siga siendo así el resto del fanfic.

Nos vemos en el siguiente capítulo :D

Ana Kogane Holt