TE DECLARO CULPABLE. PARTE 1.


Miró en todas las direcciones a su alrededor. Su shanringan estaba activado y su rinnegan expuesto, el genjutsu de Shin Haruno había caído mucho rato atrás. Kakashi le miraba atento sin entender sus movimientos.

Tomó aire y lo soltó con fuerza.

―Bien, esto es lo que haremos ―le dijo Sasuke a Kakashi―: Dejemos que Sakura y Sai se encarguen de conseguir lo que sea que esté protegido en esta cueva ―dio media vuelta y miró hacia la cascada debajo de la pequeña montaña a su lado derecho―. Tengo que seguir a Urashiki rápido, si pierdo su rastro nos costará más encontrarle aunque sepamos su destino.

Kakashi asintió e hizo un movimiento de manos para aparecer un clon de sombras, el cual se posó a un lado de Sasuke y le levantó el dedo pulgar.

―Haz dicho que lo mejor es no enfrentarnos directamente a Urashiki ―explicó Kakashi―. Te seguirá mi clon de sombras. En caso de que Urashiki nos ataque, me quedaré atrás. Trataré de ayudarte lo mejor que pueda, y si amenaza con hacerme algo, el clon desaparecerá pero sabré tu última ubicación. Me quedaré con Sai y Sakura.

―Es mejor que estés aquí ―le dijo Sasuke―. Si Urashiki escapa y los busca a ustedes, quiero tener la seguridad de que estarán los tres, podrán protegerse entre ustedes.

Kakashi observó a Sasuke en silencio y le examinó. Por primera vez en su vida desde la última vez que vio a su estudiante, no sintió miedo de perderle de vista. Una confianza ciega se empezaba a fundar en él tan solo por la percepción de energías que este hombre mostraba. Era casi familiar.

―Sasuke ―le llamó. Él le miró expectante―, confiaré en ti esta vez. Si alcanzas a Urashiki quiero que nos esperes. Terminando nuestro trabajo aquí iremos detrás de ti.

Sasuke quería refutarle para impedirle que pusiera en riesgo a Sakura, pero su palabra estaba más que nula en opinión. Sabiendo la pared entre él y la pelirrosa, Sasuke sólo podía confiar en que Kakashi mantendría a salvo a la que, de alguna manera, consideraba una hija.

―Bien. Por favor, cuídense ―dijo Sasuke.

Kakashi asintió.

Con esta confirmación, Sasuke se alejó corriendo hacia donde Urashiki desapareció entre las nubes. La noche le favorecía porque el hombre era increíblemente blanco, así que se reflejaba cualquier tipo de luz en su piel y podía distinguirse entre el cielo y las estrellas.

Esperaba que con todo y esa ventaja, Sasuke no tuviera que enfrentarse de frente al hombre si llegaban a entrar en territorio de la Aldea de las Nubes, o habría verdaderos problemas que no podría enfrentar.


Kakashi cruzó la cascada con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, poniendo de nuevo su mirada sobre las paredes de la cascada. No estaba realmente interesado en aquello a lo que le decían "creencias" o las "divinidades" de los clanes. Sabía de ellos, eran estudios básicos de cualquier ninja y conocimientos obligatorios del Hokage, pero él realmente no fundamentaba sus entrenamientos y aprendizaje personal en historias que difícilmente podían comprobarse en su actualidad. Sí, mucha tecnología pero poco cerebro le pusieron a lo que no era físico y táctil. De ahí que las herramientas ninja fracasaran desde su fase de creación. El laboratorio principal de estudios dirigidos al ninjutsu había funcionado únicamente tres meses antes de que su evidente inutilidad los mandara directamente ante el Consejo de Konoha con Kakashi a la cabeza del jurado, y se decidieran suspender indefinidamente todos sus experimentos y propuestas.

Los únicos laboratorios actualmente disponibles dentro de Konoha constaban del Laboratorio de Pruebas, el Laboratorio Médico, el Laboratorio de Cifrado, el Laboratorio de Químicos y el Laboratorio de Torturas. Este último era un laboratorio creado únicamente para espantar a la gente y mantener el caos criminal controlado. Quien propuso esta idea estaba realmente alejado de cualquier moralidad que le hiciera sentir pena por el control mental sobre la gente, pero esta misma persona era quien mejor podía saber qué pasaba con ese descontrol como para solicitar ese laboratorio.

Alejó la mirada de los dibujos y miró hacia sus dos compañeros. Sai estaba sentado junto a Sakura, quien se encontraba hincada frente a una manta con utensilios médicos y con un tubo conectado a una jeringa que entraba en su brazo derecho. La poca sangre de Neji había sido mezclada con algún tipo de químico que Sakura había creado con medicamentos y hierbas, y Kakashi supuso que eso le ayudaría a la pelirrosa a mantener alejada la sangre del Hyuga de la suya.

― ¿Cómo va eso? ―preguntó Kakashi al estar al lado de ellos.

Sai volteó su atención al Hokage y le miró atento antes de voltear a los lados y detrás de él. Sai se inclinó en su lugar escaneando la cueva con la mirada, pero no encontró lo que buscaba.

― Bien ―dijo Sakura.

― ¿Hm? ―exclamo Sai poniéndose de pie. Miró a Kakashi― ¿Y Sasuke?

Sakura levantó la cabeza al escucharlo y miró acelerada a todos lados. Apretó la aguja sobre su lugar para que no se moviera ni se saliera.

― ¡¿Escapó?! ―exclamó Sakura espantada y, evidentemente, enojada.

Kakashi negó con un gesto tranquilo de cabeza.

―Descubrimos a dónde se dirige Urashiki, así que Sasuke decidió seguirle ―explicó el peliplata.

― ¿Y usted confió en él? ―exclamó Sakura molesta.

Sai la miró de reojo con el ceño fruncido. Dio media vuelta hacia ella y se cruzó de brazos.

―Sakura, no es el Sasuke de esta realidad, dudo mucho que quiera darnos una apuñalada por la espalda ―dijo Sai con seriedad. Se volvió a Kakashi y le miró atento―. ¿A dónde fue?

―Descubrimos que Urashiki va a la Aldea de las Nubes. Va por el Cuarto Raikage ―contestó Kakashi.

Sai enarcó una ceja extrañado. Entendía que había figuras poderosas en el mundo ninja a las que cualquier criminal aspiraría a derrotar o poseer bajo su control, pero ya había sido más que comprobado que el intentar ir sobre un Kage era un suicidio. Inconscientemente de que los kages anteriores fueran, de alguna forma y en su propia palabra, ancianos, el poder que albergaban era malditamente enorme, así que cualquier joven completamente experimentado en el área táctica de una batalla podía reducirse a un tronco de entrenamiento si esperaba obtener una muestra de poder de alguno de los grandes.

― ¿Por qué Urashiki va tras el Raikage? ―preguntó Sai.

―Sasuke sospecha que Urashiki usará al Raikage para encontrar a los bijus. Parece ser que son su objetivo principal ―explicó Kakashi―. El Raikage convivió toda su vida con el poder de un biju, el que se encontraba dentro de su hermano, así que le es fácil identificar grandes chakras de ese característico poder.

― ¿Y qué piensa hacer cuando tenga los chakras? ―preguntó Sakura intercalando la mirada entre Kakashi y Sai.


―Fin de la conversación, no le digas más.

Kakashi miró a Sasuke por sobre su hombro, él iba corriendo a su izquierda guiando el camino aunque iba unos pocos pasos más atrás del clon.

― ¿No deberíamos hacerles saber lo que puede pasar? ―preguntó el clon.

Sasuke negó con un gesto firme de cabeza y le adelantó.

―Con lo poco que he convivido con esta Sakura, entiendo que es más… ―parecía dubitativo de decir su descripción. No sabía qué tan sincero podría ser sin que Kakashi le diera un chidorazo―, extremista.

―No te niego eso.

El clon de Kakashi asintió y se mantuvo callado. Todo lo que le había contestado a Sakura y Sai habían sido respuestas que Sasuke le dio, evidentemente tratando de controlar la situación entre ambos grupos ahora semi-separados. Sabía que Sakura no confiaba en él, así que tenía que hacerle entender que no era el bando malo; de alguna forma, pero debía hacerlo pronto para que ella cooperara con él de mejor forma para ayudarle a volver a su tiempo. Era un ganar-ganar que Sakura no contemplaba en su enemistad con él.

―Urashiki está a una distancia prudente de nosotros, pero si nos alejamos más le perderé. Su rastro apenas es perceptible ―comentó Sasuke―. Necesito que apresures el paso, voy a ir más rápido ―Sasuke volteó la vista hacia el clon―. Y digo esto para que no te esfumes por el uso de chakra sobre el clon.

―Podré con esto ―dijo Kakashi con indiferencia.


Sakura se sentó en el piso de la cascada y tomó el kunai que había sacado de sus herramientas ninja. Sai y Kakashi estaban fuera de la cueva, así que podía trabajar en paz.

Luego del proceso de transfusión de sangre, Sakura había definido que su siguiente paso era fingir una herida mortal. Conocedora bien de qué tanto podía curarse a ella misma de una herida de ese nivel, decidió que lo mejor era realizar un corte en el abdomen y hacer que la sangre de Neji saliera por la herida con rapidez. Así podría no solo sacar la sangre sino hacer de alerta para el ser divino. Si bien llevaba años lejos del área médica, confiaba en sus habilidades.

Con la confianza que la caracterizaba ahora de adulta, Sakura tomó el kunai y lo enterró sin titubear en su cuerpo. La sangre comenzó a brotar de inmediato, su ropa se tiñó de un tono aún más obscuro que el rosa que vestía.

Y como si ella lo hubiese invocado junto con el ente que llegó a su falsa salvación, cuando Sakura vio su sangre no pudo evitar recordar cuando, muchos, muchos años atrás, una furiosa pelirrosa de dieciséis años le arrancaba el otro brazo al que en algún momento consideró el ser más importante de su vida.

No recordaba eso como un evento traumático, sino como uno lamentable. Había dejado de ser un recuerdo triste desde que comenzó a detestar a Sasuke tras entender que su odio se había transformado en algo irracional luego de que sus motivos detrás de su batalla contra Naruto fueron sin fundamento. La primera vez que discutió con ella misma frente al espejo de su habitación, se había derrumbado en lágrimas de coraje cuando recordaba, una y otra vez, el momento exacto en el que Sasuke gritaba con desespero al serle arrancado el otro brazo. No había sido satisfactorio para ninguno, pero Sakura quería verle sufrir más. Le dio rabia saber que lo mucho que pudo hacer por su difunto amigo para vengarle había sido dejar sin manos al que Naruto consideró su hermano, sintiéndose una deshonra como amiga al no poder detenerle y culparle públicamente de todos sus crimines. La siguiente vez que Sakura se puso a pensar en ello estaba acompañada de Ino. Sakura lloró, pero de tristeza, porque se daba cuenta que detrás de la muerte de Naruto, su automática desconexión con Sasuke y el futuro impuesto sobre Kakashi-sensei como el siguiente Hokage y su evidente renuncia al cargo de sensei del equipo siete para tomar el puesto, ella se quedaba sola. El equipo siete estaba muerto, y todos sus integrantes se habían transformado en nada. La siguiente noche no lloró, pero cometió una estupidez.

En sus intentos desesperados por dar con Sasuke para imponerle la debida pena, Sakura atacó los laboratorios de estudio de clanes donde se almacenaban años y años de datos de los más importantes clanes del mundo. Robó toda la información sobre los Uchiha y huyó. Estuvo cuatro meses escondida en el bosque del País del Fuego analizando todos los datos y preparando planes para destruir los ojos de Sasuke, ya que detrás de ellos muchos otros poderes que él poseía se vendrían abajo. Kakashi fue quien la encontró y la obligó a regresar a la aldea tras una fuerte pelea entre alumna y maestro en la que Kakashi estuvo seguro que vio en los ojos de la pelirrosa el mismo odio que alguna vez vio en los del azabache cuando le juraba muerte a Itachi. Sakura estaba envenenada de ira, y Kakashi batalló bastante con hacerla regresar a la realidad y aterrizar su cabeza llena de ideas locas y suicidas en el piso. Sobre el asalto se inventaron historias para que Konoha estuviera en calma, Sakura jamás fue sospechosa y no se vio involucrada, pero fue duramente castigada por los altos mandos de Konoha y el Hokage. Perdió su licencia ninja por dos años antes de finalmente decidir renunciar a ella como médico ninja y comenzar a usarla como Kunoichi.

Eso la llevó a dejar la medicina y jamás volver a tocarla por ningún motivo. Los dos motivos eran sus recuerdos detrás de su ataque a Sasuke, pues los principios de un médico ninja era jamás entrar al campo de batalla a herir o pelear, solo a curar a sus camaradas, y solamente podía intervenir al ser el último en la línea de defensa. Sakura había quebrantado estas reglas, y no le parecía correcto ponerse el título de doctora luego de haber dejado a alguien en un estado tan deplorable cuando lo que más necesitaba era ayuda. Su segundo motivo era que toda mancha de sangre le hacía regresar a la escena sangrienta que ella provocó, y eso sólo la privaba de la realidad y la metía en un estado caótico de coraje y renuencia. Eso, como médico, no era nada bueno y mucho menos correcto. Y siendo completamente consciente, sabía que debía alejarse de ese oficio.

Volvió a la realidad cuando un escalofrío pasó por sus brazos y se detuvo en su cuello. Fue un escalofrío doloroso, como si le hubieran enterrado una cadena de agujas y la paralizaran. Levantó la mirada de golpe y logró ver a aquel ser que no era una mujer como imaginaban, ni un hombre como Rikkudo se presentó.

Frente a ella, un pequeño niño de ojos blancos brillantes, piel de un precioso color azul cielo, cabello corto y puntiagudo del mismo color que sus ojos, una sonrisa enorme, y cubierto con un kimono que le llegaba hasta por debajo de los pies, tomaba a Sakura por los hombros y la observaba atento.

Sakura contuvo el aire por la extraña pero muy linda inocencia que reflejaba el rostro del infante.

― No eres un Hyuga, ¿o sí? ―preguntó el niño con un tono que expresaba mucha curiosidad. El niño inclinó la cabeza a un lado y casi aplastaba su mejilla con su pequeño hombro derecho.

Sakura negó con un gesto de cabeza leve.

―Ya veo. No pareces uno, pero te ves muy hermosa con pelo rosa ―dijo el niño cerrando los ojos y sonriendo radiante―. Mis muñecas también tienen cabello de colores raros.

― ¿Tu-Tus muñecas? ―preguntó Sakura en un leve susurro.

El niño asintió con un gesto exagerado y alejó sus manos de los hombros de Sakura. Las colocó juntas y de ellas emanó un brillo arcoíris muy leve y efímero que dejó detrás unas pequeñas muñecas de paja, tela e hilo. Estas apenas cabían en sus pequeñas y delgadas manos, así que el niño ponía fuerza con sus dedos alrededor de ellas.

―Me las regalaron hace treinta y un años ―dijo el niño. Señaló a la primera con su nariz, la cual tenía cabello verde―. Esta es Pasto. La llamé así porque su pelo es verde como el pasto que está aquí adentro de la cueva ―señaló a la siguiente que tenía cabello azul―. Esta se llama Mío, porque tiene el color del mismo color que mi piel, así que es como mi color, mío ―señaló a la última que tenía el cabello de color morado―. Y esta es Noombre.

― ¿Noombre? ―preguntó Sakura curiosa mirando a la muñeca.

―Es que no hay nada de ese color aquí en la cueva, así que no le he puesto un nombre original ―dijo el niño.

Sakura levantó la mirada hacia el niño cuando este volvía a hacerlas desaparecer. El niño la miró de nuevo.

― ¿Puedo hacer una muñeca con el color de tu pelo? ―preguntó el niño.

Sakura parpadeó confundida. No es que le molestara la idea, pero estaba viendo algo raro al niño. No entendía que pasaba.

― ¿Tuuu…? ―decía Sakura con la voz cada vez más baja. Cuando quiso recargarse sobre su costado, el kunai cayó de su mano al piso y Sakura reaccionó. Estaba perdiendo mucha sangre― E-Espera.

Sakura se alejó del niño y se tiró de espaldas al piso. El niño se acercó a paso tranquilo a su lado viéndola usar chakra para cubrir su herida. El chakra azul cambió a verde y él se hincó curioso a su lado. Sin avisar, el pequeño niño colocó sus manos sobre las de Sakura y apretó hacia la herida. Sakura abrió los ojos con pesadez y miró hacia el niño atento. Este la miraba a la cara de la misma forma.

―Te estoy ayudando ―dijo el niño.

Sakura sonrió enternecida.

― ¿Cuál es tu nombre? ―preguntó Sakura en un susurro.

El niño miró hacia el techo como si estuviera pensando. Hablo en un tono realmente bajo como debatiendo su nombre. Se volteó de golpe hacia Sakura y respondió.

―Soy Urayashi Otsutsuki ―soltó una larga risa infantil antes de seguir hablando―. Se me olvidó mi nombre ―y la risa siguió.

Sakura volvió su vista hacia el abdomen y miró que las manos del niño realmente irradiaban el mismo chakra que ella. Era cálido, más potente que el de ella, y eso lo notó porque su herida estaba cerrando rápido. La sangre de su cuerpo se recuperaría en poco tiempo si ella lograba mantenerse despierta, pero este niño le estaba ayudando mucho. Volteó la mirada hacia Urayashi y este ya estaba callado, de nuevo con su gran sonrisa pero atento a su trabajo.

― ¿Qué vinieron a buscar? ―preguntó Urayashi a Sakura en un tono suave―. No son Hyugas, pero traías sangre de uno. ¿Lo mataron?

― ¡No, no! ―contestó rápidamente la mujer― Es de un amigo que nos prestó su sangre para… buscar… aaa…

― ¡A mí! ―dijo Urayashi con euforia volviendo a verla.

Sakura asintió.

― ¿Por qué? ―preguntó el niño de nuevo con curiosidad.

―Necesitamos tu ayuda.


Sasuke se detuvo cuando percibió que la energía de Urashiki se hacía más fuerte, lo que le dijo que este se había detenido en el camino. Aunque no podía verlo, y no debía acercarse por su seguridad, Sasuke sintió la energía que emanó de este a su alrededor antes de que su rastro desapareciera.

―Pasó a otra dimensión ―comentó Sasuke. Su sharingan y su rinnegan estaban activos fijos en un punto que Kakashi no distinguía―. Se ha ido.

Kakashi le miró de reojo.

― ¿Lo perdimos? ―preguntó preocupado.

La noche había avanzado mucho, pero la desventaja era que la iluminación del ambiente había bajado, así que Sasuke trataba de mantener sus sentidos más alerta. Ahora, si Urashiki usaba esa desventaja que tenían, podía jugar de forma sencilla con la mente de Sasuke y hacerle percibir el rastro de las dimensiones en cualquier lado, siendo estas guiadas por un posible clon-cebo. Sasuke estaba preocupado de que estas cosas en contra se le comenzaban a presentar más frecuentemente por sus exagerados desgastes de energía y chakra, así que intentaba mantenerse consciente de todas las posibilidades a su alrededor antes de decidir hacer cualquier movimiento.

―Nos quedaremos aquí, las dimensiones que abre Urashiki dejan un rastro de entrada y salida. En cuando él salga, esta entrada que ha dejado detrás se hará visible, y yo podré verla. No sabremos a dónde fue, pero sí que se ha puesto en camino de nuevo ―explicó volteándose a Kakashi. Este le miraba de brazos cruzados―. ¿Cómo van con la cueva?

―Sabemos que Sakura encontró algo, pero aun no sale. Dejaremos que nos dé una señal ―contestó Kakashi.

Sasuke asintió.

―Bien ―dijo. Volvió su vista hacia el camino que seguían―. La aldea de las nubes aún nos queda muy lejos. Espero que Urashiki no use sus poderes para llagar allá.

Kakashi torció la boca debajo de su máscara, molesto por la situación desventajosa para él. Más cosas que el enemigo tenía y ellos no podían igualar.

―Por tu bien, esperemos que no.