LAS SONRISAS DEL VIEJO SASUKE


― ¿Cuánto tiempo crees que necesite para reunir a todos los bijus? ―preguntó Neji con seriedad.

―Al menos una semana ―contestó Sasuke. Tenía el brazo extendido sobre la rodilla de la pierna derecha, moviendo en círculos el pequeño vaso de jugo que Neji le había ofrecido. Una manía que tenía era el mover las cosas con las manos, desde sus armas hasta objetos sin importancia, y eso lo hacía muchas veces que trataba de orquestar un plan de acción.

―Es demasiado tiempo ―dijo Neji mirándolo hacia arriba con la cabeza un poco agachada―. Demasiado poco tiempo.

Al haber llegado a Konoha el día anterior, muchos ciudadanos se espantaron cuando vieron llegar a Sai en la carreta cubierto por varias cobijas y con Sakura inyectándole medicamentos continuos. El pálido no estaba despierto, pero su respiración acelerada y dificultosa les dio la idea de lo mal que estaba. Kakashi se apresuró a abrir camino hacia el hospital y lanzar órdenes a todos lados para que Sai fuese atendido de urgencia. Sakura encabezó la nueva ronda de operaciones que Sai necesitó, así que ella se enfrascó de lleno en el hospital.

Sasuke no tenía nada que hacer ahí, y Kakashi había decidido quedarse a cargo de Urayashi mientras Sakura y Sai estaban fuera de la asistencia en la oficina del Hokage. Decidiendo que lo mejor era que Kakashi y Urayashi tuviesen una profunda plática para actualizar al peliplata sobre los Otsutsuki (y creyéndose conocedor de gran parte de esa información) Sasuke decidió tomarse un tiempo de calma para estabilizar su crítico estado emocional. Aunque Kakashi quiso ser de ayuda, supo desde el primer segundo que Sasuke le apartó de que no podría darle consuelo alguno de la verdad detrás de que iba a desaparecer.

Y ahí estaba Neji, escuchando la pena en la voz del Uchiha, entendiendo con dificultad los problemas del viaje en el tiempo y las consecuencias sobre su azabache amigo.

La primera parada de Sasuke fue directamente la casa del Hyuga, no queriendo irrumpir en la casa de Sakura aunque fuera su lugar de alojamiento. Aun lo sentía muy invasivo pues no era su hogar, y aunque los lugares representaran la misma cosa en su realidad y en esta, siendo sincero, sentía que estaba en el espacio personal de una mujer soltera. Y estar en casa de Sakura no le daba comodidad alguna sobre su intimidad o privacidad, comparando las sensaciones con la vez que se quedó en casa de Sakura y sus padres cuando estuvo en la aldea consiguiendo hogar al regresar de un viaje.

Para aquel entonces ambos ya eran pareja, y los padres de Sakura habían aceptado con un poco de dificultad la relación, pero eso no les impidió continuar. Se había quedado en casa de los padres de Sakura por una sola noche, pero había sido la más tétrica jamás imaginada. No durmió con Sakura, eso ni él se lo iba a permitir; la respetaba, así que había tomado una habitación junto a las escaleras que daban al local de la familia. Él no sabía que los padres de Sakura eran comerciantes, así que pasó un largo rato mirando lo que había en la pequeña tienda de los Haruno antes de irse a dormir. Aunque su visita era temporal, el padre de Sakura le acechó con poca discreción, y Sasuke le percibió alrededor de cinco veces fuera de la habitación que él usaba. No salió a confirmarlo, pero el chakra del señor estaba increíblemente incrementado.

Celos, pensó Sasuke. Lo normal entre padres e hijas, lo entendía ahora que tenía a Sarada. El señor Haruno llamó muchas veces a Sakura solo para confirmar que no estaba sola con el Uchiha, así que Sasuke tomó la tajante decisión de dejar su puerta abierta toda la noche para que el señor Haruno no tuviese que andar rondando la habitación cada tanto para vigilarlo. Aunque le molestó, Sasuke se abstuvo de comentar algo o reclamar. Al siguiente día, Naruto había regresado de una misión que había emprendido dos semanas atrás, así que Sasuke le pidió que le dejara quedarse con él un tiempo hasta que consiguiera un departamento propio. Luego de ello, su historial de alojamientos fue, Casa Haruno: 1 día, Casa Uzumaki: 2 meses.

Por eso le era tan difícil a Sasuke estar en casa de Sakura a solas, porque entendía que el ambiente entre la mujer y el hombre era diferente, la privacidad era esencial, y como su pareja en un universo alterno, Sasuke se daba muchas libertades que ahora no. Y eso le ponía de los nervios. Además de que también, mientras no estuviera con su Sakura, prefería compartir el ambiente con un camarada del mismo sexo, y como aquí no estaba Naruto, Neji era lo más acercado a un confidente al que podía acudir por refugio.

― ¿Esperarás a que el niño Otsutsuki termine de hablar con Kakashi? ―preguntó Neji dejando a un lado las hojas en las que había estado practicando su caligrafía antes de que Sasuke llegara.

―Sí, quiero que Kakashi esté informado sobre todo de los Otsutsuki ―contestó Sasuke volviendo su mirada al patio trasero, observando el par de manteles que ondeaban en el tendedero―. Solo espero que lo asimile rápido.

―Hmm, es el Hokage ―Neji se encogió de hombros―, debe de meterle cerebro a toda la información que recibe a diario para tener cada movimiento calculado, todas las misiones coordinadas y su agenda bien organizada. Dudo que le sea difícil poner la información de los Otsutsuki en una buena casilla dentro de sus archivos.

Sasuke miró a Neji de reojo, en silencio de acuerdo con el Hyuga.

― ¿Y en dónde está Naoki? ―preguntó Sasuke.

―Últimamente ha estado hablándome mucho de un restaurante nuevo que pusieron en la ciudad, sobre pollo frito o algo parecido ―contestó Neji―. Anda con muchas ganas de probar el menú, así que le dije que fuera a ese restaurante por comida para la cena. Estoy seguro que, con cómo es él, ha de estar comprando fácil el triple de comida del que comemos en un día ―chistó e hizo un puchero que a Sasuke le pareció divertido. Neji comenzó a murmurar mientras miraba a un punto invisible en el piso―. Nos durará mucho, tendré que hablar con él sobre no malgastar la comida. Y tendré que hacer espacio en el refrigerador.

Neji levantó la cabeza justo para ver a Sasuke dar el último sorbo de jugo y enderezarse a dejarlo a un lado.

― ¿Por qué no te quedas a cenar con nosotros?

La espontaneidad con la que Neji ofreció la cena hizo que Sasuke le mirara con sorpresa. Se acomodó con calma en su lugar mientras pensaba en si debía hacer algo por la noche, pero con Sakura en el hospital y Kakashi ocupado, dudó mucho que le requirieran para algo.

―Sí, gracias ―contestó mirándole. Neji sonrió.

― ¿Qué te pareció el baño? ―preguntó Neji tomando su propio vaso y bebiendo su jugo.

Sasuke se dejó caer sobre su costado derecho acostándose de lado y recargando su peso sobre su brazo derecho.

―Demasiado agradable. No te tenía en el puesto de alguien que le gustara gastar en lujos ―comentó el Uchiha con calma mirando de reojo a Neji.

Neji se encogió de hombros.

―Cuando Naoki empezó a crecer ya no tuve que pagar pañales ni las necesidades básicas que requería cuando bebé, y como comenzó a ganar dinero en sus misiones tempranas, él se financiaba muchas cosas antes de que yo se las pudiera comprar ―contestó sonriente―. Como comenzó a sobrarme dinero de mis propias ganancias, ahorré e invertí en mejorar la casa para los dos. Amplié el baño, le metí la tina que simula ser aguas termales, las regaderas de vapor. Al cuarto de Naoki le hice una ampliación también, a mi cuarto solamente le agregué un balcón. La cocina la remodelé, compramos una televisión para la sala y el cuarto de entrenamiento ahora tiene nueva indumentaria.

Modesta la casa ―bromeó Sasuke.

Neji soltó una ligera risa.

―Bueno, cuando estas vivo, y luego de vivir los espantos de la guerra, uno quiere darse los gustos que quiere y disfrutar más de la vida ―comentó mirando hacia el patio―. Además, Naoki y yo nos lo merecíamos.

―Narcisista ―se burló Sasuke.

Neji se volvió a reír.


Naoki aferró con fuerza la bolsa por sobre su hombro, observando interesado hacia el escaparate con las televisiones que mostraban las noticias de Konoha. Aunque no era fanático de mirar la televisión en el día, sabiendo que la que tenían en casa solo la usaba su padre, las noticias eran algo que él no se perdía jamás gracias a que, sin que sus conocidos lo supieran, él era parte del foco central de las noticias.

Todo empezó cuando a su equipo le tocó ser el primer equipo de su generación en ser agregado al enorme y secreto grupo de caza sigilosa, el cual tenía la estricta y única misión de encontrar a Sasuke Uchiha y darle muerte. Esta misión era una, por decirlo, "extra-catalogada". En realidad, nadie que no fuera de la misión sabía de ella. Muchas misiones secretas eran bien supuestas por la ciudadanía, el mundo ninja sabía que no se podía ocultar todo a la sociedad, pero la misión sobre Sasuke Uchiha era diferente. Ni siquiera su padre tenía conocimiento de que él era parte de ese grupo. Y Kakashi había sido muy específico: todo aquel que revelara la misión al público, sea familia, amigos o aliados, sería ejecutado, y quien recibiera la información tendría el mismo destino.

Naoki no iba a arriesgarse, pero se sentía mal por ocultárselo a su padre. Y el que la televisión revelara avances sobre la misión en las noticias que se transmitían todo el santo día, sólo significaba una cosa: alguien había soltado información.

Eso no era bueno. Ni para él ni para nadie.

Tenía que empezar a trabajar en encontrar al traidor. Él era el jefe de la división de los jonin de dieciséis años, así que debía de mover a la aldea a sus sesenta y ocho jonins que se distribuían por el mundo ninja. Otro secreto detrás de él, era jonin y su papá no lo sabía. Tenía tantas cosas que proteger, que debía de actuar como el genin que la aldea creía que era. El inocente Hyuga que la gente creía.

―Maldita vida ninja ―murmuró con molestia. No le molestaba su vida, le molestaban los secretos que le obligaban a guardar―. Kakashi-sama nos va a matar.

― ¡Naoki!

Volteó su vista a la izquierda y observó a su compañero Ichirou correr a él. Era uno de los chunin asignados a la misión, pero él era parte de la división de chunins de diecisiete años. Ambos eran muy buenos amigos, se conocieron en la academia y desde entonces se siguieron uno al otro en las decisiones que tomaran, ambos proyectando un futuro juntos como ninjas. Ichirou, a diferencia de Naoki, no era líder de su división, era parte de los integrantes y debía atenerse a las reglas de los líderes, pero Naoki siempre le mantenía el ojo encima para comunicarle, antes que a nadie, qué podría ser decidido por los líderes.

― ¿Viste las-

― ¿Noticias? Sí ―dijo antes de dejarle terminar. Naoki giró su cuerpo hacia él y torció la boca―. Escucha, esto se pondrá feo. Será mejor que seas sincero con tu capitán en todo lo que pregunten.

―Lo sééééé ―dijo Ichirou espantado dando dos brincos sobre sus pies―. No me espanta que me pregunten cosas, me espanta el método que van a seguir los líderes. Sé que son… poco sutiles.

Naoki se encogió de hombros volteando su mirada al piso. Sí, los líderes tenían métodos especiales para realizar su trabajo, pero eso no podía contárselo a Ichirou.

―Sea cual sea el método, sé que el traidor no va a doblegarse ―dijo Naoki con seriedad. Volteó a ver a Ichirou―. Si tuvo el valor de revelar información sabiendo que el castigo es la muerte, poco le ha de importar su vida. Y por esa razón tenemos más área de oportunidad de encontrarlo aunque niegue su traición.

Ichirou observó atento a Naoki. Aunque no le gustaba indagar mucho en su vida personal porque sabía que era adoptado, Ichirou sabía bastante de lo que Naoki había adquirido en conocimientos y experiencia por parte de los Hyuga como su familia adoptiva, y sabía la historia detrás de su abuelo adoptivo, el padre de Neji Hyuga. Aunque era una historia ya popular para ese tiempo, y se contaba entre la historia de Konoha en algún punto de la academia ninja, Ichirou sabía por parte de Naoki que había más qué contar del relato, hablando de la parte teórica y práctica del asunto. Los sellos, las prácticas de tortura, los métodos restringidos que los Hyuga crearon para mantener a su familia a salvo, era algo que Naoki había heredado gracias a que su padre le contó y entrenó en ello.

Ichirou quería creer que Naoki no pondría a prueba ninguno de esos métodos Hyuga que, para la actualidad, eran considerados no solo fuertes, sino inhumanos. Pero en el mundo ninja, lamentablemente, usar esas alternativas eran cosas meramente de sistema interno, así que no importaba la opinión social sobre las consecuencias de llevar a la práctica las torturas menos recomendadas.

―Quiero que tú y yo no estemos en contacto hasta que acabemos con las investigaciones ―dijo Naoki captando la atención de su amigo―. Sé que será difícil, pero lamentablemente debemos suponer que, como amigos, nos creerán cómplices de compartir información y protegernos las espaldas. Quiero descartar esto, y la única forma es no hablarnos hasta que tu líder determine que no eres peligro potencial.

―Está bien ―aceptó Ichirou―. Tan solo ten cuidado con tus hombres. Va a sonar raro, pero soy de la parte media de esta misión, así que sé que en este momento todos los involucrados estamos tensos y nerviosos. No queremos ser el sustituto del traidor.

Naoki se enderezó y dio media vuelta.

―Respondan sinceros y no lo serán.


Apegada a la idea de que no había obtenido todo lo que él sabía, Sakura tomó a Konohamaru del cuello de la camisa y lo aventó contra la pared contraria de la celda. No quería aventarlo contra el vidrio porque, por mucho que fuera súper reforzado, para ella no representaba ningún problema destruirlo, y el vidrio era caro, así que no quería que le cobraran de su sueldo el costo del objeto.

Konohamaru se enderezó del piso tosiendo agresivamente y tomándose la espalda con una mano. La otra estaba cerrada en un puño y sujetada a una cadena con un guante metálico que la mantenía estática. Esta adición había sido propuesta para las torturas secretas por la misma persona que propuso el Laboratorio de Torturas, y era un método sorprendentemente efectivo para crear crisis en la persona que era puesta bajo esa pequeña prisión. El no contar con una de sus manos le hacía desesperarse, y eso Sakura lo aprovechaba para entrar en su mente y molestarlo hasta que le diera información.

Pero aun así, ella sentía que Konohamaru no estaba soltando toda la verdad.

―Mirai y Hanabi aún están bajo nuestro poder ―dijo Sakura con una sonrisa burlona. Con los brazos cruzados delante de su pecho, la cabeza inclinada y una sonrisa nada sincera, ella miraba a Konohamaru mientras se paseaba a su alrededor―. Y, para tu lamento, Hanabi es más débil de mente de lo que se cree. Le hemos estado torturando bastante, y tenemos información de la quinta y la novena estación de guardia de tu ridículo grupo.

Konohamaru soltó una risa y se sentó contra la pared para dejar descansar su adolorido cuerpo.

―Sí, claro. No las han torturado, no tienen el corazón para ello ―dijo Konohamaru con falso aburrimiento.

Sakura se encogió de hombros y caminó hasta recargarse con el hombro izquierdo sobre el vidrio a través del cual se podía ver a la sala de monitoreo, donde Kakashi y Lee les observaban.

―Cree lo que quieras. Pero hay algo en lo que creo que estamos de acuerdo ―hizo una seña con la mano a Lee. Este dio media vuelta y salió de la sala con rapidez―. Concordamos en que ―volteó a ver a Konohamaru― una imagen vale más que mil palabras.

En ese momento volvió Lee con cinco ninjas más con él, y todos cargaban y sujetaban con cadenas a una herida y cansada Hanabi. Ella caminaba arrastrado un pie, con la cabeza baja y un ojo morado. La ropa que traía era la misma que le habían dado a Konohamaru, uniformes criminales, sólo que el de ella estaba sucio y con manchas de sangre por muchos lados. Una manga había sido arrancada y el brazo al descubierto estaba envuelto en rasguños y cortes. Y ella estaba agotada, lo notaba por su postura.

Konohamaru abrió los ojos sorprendido y espantado. Hanabi era dura y él confiaba en que sus compañeras resistirían cualquier tortura, como la que le infligieron a él, para sacarles información. Pero Konoha de nuevo había jugado sucio.

En todos sus años como servidor de las fuerzas ninja, Konohamaru jamás había visto que Konoha rebasara los niveles de tortura mentales porque siempre fueron efectivos. Al menos hasta la aparición de Sasuke Uchiha en los archivos criminales. Todos sabían, de antemano, que algunas torturas eran necesarias para poder doblegar a los criminales más peligrosos y hábiles; pero Sasuke siempre presentó una honestidad que jamás le detuvo de revelar sus planes o información, siendo siempre conocedor de su enorme ventaja contra cualquiera que se le cruzara. Por ello los métodos de tortura aumentaron, se volvieron más despiadados y letales, pero jamás se proyectaron para ser usados sobre otros que no fueran Sasuke. Ahora habían pasado ese límite sin miedo y habían aplicado esos métodos sobre la joven Hyuga, y eso a Konohamaru le descolocaba, porque era una forma más clara de ver cómo el que fue su hogar se sumía en las sombras que habían prometido eliminar.

Se hincó cuando dejaron caer a Hanabi contra el piso. Ella no se levantó, no habló, apenas respiraba y ni siquiera se quejó del golpe que recibió del frío concreto.

Sakura miró a Hanabi a través del vidrio y luego pasó lentamente su mirada hacia Konohamaru, analizando su reacción. Había sido la esperada, lo preocupó y alteró, al menos lo suficiente para seguir con las amenazas.

―La pobre Hanabi no pudo evitar nada ―se burló Sakura cruzando una pierna sobre la otra―. Y fue tan fácil que me dijo todo lo que quería. ¡Ah! Olvidé mencionar que ella fue quien nos dijo sobre los sellos de chakra que les enseñaste.

Diablos, pensó Konohamaru, Hanabi sí habló.

―Y bueno, como puedes ver, tu compañera no está en su mejor condición.

Sakura se alejó del vidrio y se enderezó poniendo los brazos a sus lados. Estaba lista para la siguiente ronda.

Cuando Konohamaru se lanzó contra ella aventando el puño envuelto en metal, ella lo atrapó sin dificultad junto a su rostro y se mantuvo estática, obligando a Konohamaru a quedarse quieto tras su arranque de furia. Sakura le miró con aburrimiento.

― ¿Eso fue lo mejor? ―preguntó ella con una sonrisa divertida― Bueno, no puedo esperar mucho de ti.

Un desgarrador grito salió de Konohamaru cuando Sakura apretó el puño debajo de ella y rompió los huesos de la palma dentro del puño de metal.


― ¿Y sólo te dejó salir? ―preguntó Sasuke al niño que caminaba junto a él.

Urayashi asintió con una sonrisa tranquila. Iban dejando la mansión Hokage para dirigirse a casa de Neji, Sasuke había pasado por el niño tras recibir en la residencia Hyuga a una de las águilas de Kakashi que le llevaban el mensaje para que se quedara con Urayashi el resto de la tarde y probablemente hasta el día siguiente.

No sabía por qué, pero le molestaba el que Kakashi le apartara tan desinteresadamente de seguir trabajando juntos en el plan de regresarle a su tiempo. Entendía perfectamente la falta de confianza de los que podía considerar sus actuales compañeros, pero quería entender también qué tanto podían apartarlo de su propio problema como para no mantenerlo informado. Era como si de la nada ellos pretendieran llegar con un portal mágico y regresarlo de una patada a su propia realidad, pero eso no lo podrían hacer estando tan poco informados de todas las posibilidades de poder que había en su mundo.

Esa actualidad estaba tan alejada de conocimiento de la suya, que Sasuke consideraba que cualquier cosa que dijera en ese tiempo, se lo atribuirían como su propio descubrimiento, y no quería salir en sus libros de historia como el nuevo creador de la Compañía Kaminarimon.

― ¿Qué tanto hablaron? ―preguntó Sasuke a Urayashi.

El niño caminó hasta él y le tomó de la mano para caminar a su lado, a lo que Sasuke redujo la velocidad para que el niño no tuviera que correr.

―Le conté toda la historia de los Otsutsuki, la historia de tu tiempo que ocurrió cuando Naruto fue a la luna, la historia de Momoshiki y Kinshiki, y le hablé sobre Urashiki ―le contó enumerando con los dedos de su mano libre―. Le hablé de Kaguya y su descendencia, y como esta llegó hasta Naruto y tú. Le hablé de tu Cuarta Gran Guerra Ninja.

― ¿De verdad? ―preguntó sonriente mirándole. Urayashi le asintió― Me pusiste como un héroe, ¿verdad?

― ¡Sííí! ―contestó Urayashi cantarín― También le hablé de la tortuga que encontraste y me dio oportunidad de verla.

― ¿La examinaste? ―preguntó Sasuke volviendo su vista a la calle. Había pocos habitantes y ninguno le prestaba atención, así que el genjutsu era lo suficientemente funcional como para despistar a todos de él―, ¿qué piensas?

―Karasuki necesita grandes cantidades de chakra para funcionar, y evidentemente no cuenta con una forma de almacenamiento que le permita auto-producirse mucho chakra ―explicaba Urayashi con seriedad―. Que descanse será lo adecuado. Aunque le brindemos una fuente inmensa de chakra para que lo absorba, le será difícil adaptarlo o asimilarlo. Es como si pusieras a un bebé de dos meses a comer bisteck; no lo aceptará y lo vomitará. Karasuki no podrá obtener todo el chakra de golpe, debe alimentarse poco a poco.

Que forma tan práctica de dar un ejemplo, pensó Sasuke asqueado con la imagen del bebé, recordando la época de bebé de Sarada en el instante.

Cuando Sakura salía de la casa a comprar algunas cosas para la comida o el cuidado de Sarada, Sasuke tenía que cuidar de la recién nacida con mucha atención, y le aterraba usar solo un brazo. Aunque había entendido perfectamente cómo preparar la fórmula para la bebé, cómo dársela de comer y que debía de golpear su espalda para que repitiera, sabiendo que podría sustituir esto con vómito, Sasuke siempre se espantaba cada que Sarada vomitaba la leche, pues pensaba que le había caído mal y podría estar enferma, así que, durante un mes, se la vivió visitando al pediatra, quien siempre que iba le pedía a Sasuke que se calmara un poco con las reacciones de la bebé. Una época poco divertida para él, pero memorable para los Uchiha.

Volvió su vista hacia Urayashi y le soltó la mano rodeándole los hombros, colocando su mano sobre el hombro derecho para apegarlo a él.

―Entiendo. Entonces seré paciente ―dijo Sasuke tratando de retener sus nervios. Tomo aire y lo soltó con fuerza―. ¿Qué crees que deba hacer en este punto para avanzar con la misión?

―Aún hay algunas cosas que podemos prevenir que Urashiki las tome, así que lo mejor será ir detrás de ellas ―levantó la cabeza y lo miró―. Creo conveniente que vuelvas a tomar rumbo a buscar al Cuarto Raikage. Si Urashiki sabe que él puede ir por los bijus y que tú sabes perfectamente su plan, no dudará en ir tras él lo más pronto posible.

―Concuerdo contigo ―dijo Sasuke―. Bien, me moveré a la aldea de las nubes. Necesito que me respaldes para que Kakashi me dé el permiso de salir de la aldea.

― ¿Irás solo? ―preguntó Urayashi preocupado.

Sasuke negó con un gesto de cabeza.

―No me conviene, y mucho menos dejar que Kakashi deje la aldea. Le pediré a Sakura que vuelva conmigo al campo, y también buscaré a alguien que pueda sustituir a Sai ―contestó Sasuke―. No puedo llevar a Neji, la aldea de las nubes no es lugar para los Hyuga desde hace años. Y ahora que las relaciones políticas son tan tensas, llevar a Neji será perjudicial para nosotros y Konoha. Lo mejor será ir con gente que pueda tratar los asuntos políticos de forma civilizada.

― ¿Y tienes alguna idea de quién podría acompañarnos?

Sasuke le miró de reojo.

―Tu no irás, Urayashi. También te necesito a salvo, así que te quedarás en la aldea ―contestó Sasuke.

―Pero… yo soy necesario. Tengo información que podría serte útil estando allá, tal vez hasta podría ayudarte a convencer al Raikage ―dijo el niño poniendo ojos suplicantes. Realmente quería acompañar a Sasuke, no quería quedarse solo en la aldea. Las cosas no estaban bien ahí.

―Tienes un buen punto ―dijo Sasuke con calma―. Bien, te llevaré, pero acatarás todas mis órdenes. ¿Está claro?

― ¡Claro como mi pelo!

Sasuke soltó una leve risa por esa comparación y se apretó más contra él de forma cariñosa.


Se apresuró a llegar a la puerta del departamento secándose el cabello con la toalla sostenida por ambas manos. El timbre había sonado una única vez, pero a Sakura no le gustaba hacer esperar a sus invitados. Era, para ella, una descortesía.

Al abrir la puerta, la cabellera azabache fue lo primero que captó su atención. Sasuke le miró desde arriba, envuelto en su capa y casi uniformado. No sabía por qué, pero parecía que se iría a alguna parte aunque no fuese el plan.

―Buenas noches ―saludó Sasuke.

Sakura frunció el ceño con curiosidad.

―Buenas noches ―respondió―. ¿Por qué no viniste aquí al llegar a la aldea?

―Me cuesta un poco, siento que estoy invadiendo tu privacidad ―contestó Sasuke―. ¿Puedo pasar?

Sakura se alejó del camino abriéndole el paso a Sasuke, y este entró en la habitación sin mayor ceremonia, dirigiéndose de inmediato a la sala. Escuchó a Sakura cerrar la puerta mientras él se deshacía de su capa y la colocaba sobre el respaldo del sillón a su izquierda. Miró hacia el ventanal que daba a la calle, aprovechando que las cortinas estaban corridas y le dejaban total visibilidad.

Las luces de la vida nocturna ya alumbraban los pequeños espacios entre los edificios, el ruido de la gente comenzando a disfrutar de sus horas libres aumentaba el volumen gradualmente, y Sasuke sentía que la aldea estaba más viva de noche que de día. Era como volver a la vieja Konoha, donde no veías a los ninjas como los policías, sino como otros compañeros fuera de servicio que se juntaban en un restaurante a comer o salían a jugar a los puestos estilo feria que se podían encontrar por la ciudad. Era entrañable.

― ¿Cómo esta Sai? ―preguntó Sasuke cuando Sakura llegó al otro sillón donde él había dormido con anterioridad. Ella colocó su toalla sobre sus piernas mientras se sentaba en el lugar del medio.

―Está fuera de peligro. No ha despertado, las operaciones tardaron, pero se encuentra en mejores condiciones que como lo teníamos de camino acá ―contestó ella mirándole con calma.

Era la primera vez que ella le dirigía una mirada tranquila en todo lo que llevaban de convivir en esa actualidad.

―Me alegro ―contestó Sasuke caminando al sillón donde estaba su capa y sentándose frente a Sakura con la mesa de café entre ellos―. ¿Crees que salga pronto del hospital?

―No estará mucho ahí, estimo que, como máximo, semana y media si no se mantiene en calma y descansando ―explicó Sakura―. Aun así, cuando salga tendrá que estar fuera de servicio al menos un mes. Los huesos rotos no son un juego.

―Ya veo.

Hubo un silencio como entre ambos por un minuto. No quisieron hablar, era como dejar que el tema anterior se fuera antes de pasar al otro. Aunque Sasuke despegó su mirada de la pelirrosa para pasarla a sus propias piernas cruzadas, Sakura no lo dejó de mirar, analizando sus rasgos porque aún estaba tan familiarizada como ajena a ese Sasuke, que el verle era extrañamente un deleite. Era como si viera una solución tardía a muchos problemas del pasado. Y era doloroso.

―Necesito tu ayuda ―dijo Sasuke rompiendo el silencio y volviendo a verla―. El tiempo se me agota y debo volver a la misión, así que me pondré en camino a buscar al Cuarto Raikage para informarle la situación de Urashiki.

― ¿Sí sabes que existen los teléfonos, verdad? ―preguntó Sakura con una sonrisa divertida.

Sasuke sonrió de lado. Sakura lo supo, era como sus viejas sonrisas, las que soltaba cuando estaba con Naruto y algo le divertía. Las sonrisas del viejo Sasuke. Las sonrisas de su niñez.

―Dudo mucho que al Raikage le interese escuchar mi voz a través de un auricular donde no puede romperme el cuello ―contestó divertido. Volvió a su seriedad―. Aunque pueda hablar por llamada con él, necesito verlo y que asimile quién soy lo que está pasando. Tendré que revelarle la verdad pero necesitamos un aliado lo suficientemente poderoso como para poner poder sobre la protección de los bijus.

― ¿Y por qué no recurres a Gaara? ―preguntó Sakura con curiosidad.

Sasuke enarcó ambas cejas desbloqueando el recuerdo de otra persona de su vida diaria.

Gaara, no había pensado en él antes y mucho menos recordado el poder político que siempre había representado. Aunque había ascendido a Kazekage muy joven, Gaara había sido una gran voz de la razón, había llevado el liderazgo en la Cuarta Guerra Ninja de una forma impresionante, y su habilidad de palabra siempre había logrado poner orden en el desordenado mundo ninja.

―Es una buena opción, pero no para esta misión ―explicó Sasuke―. Podrá servirme más adelante, tal vez, pero ahora creo que sería contradictorio llevarlo. Inclusive he descartado a Kakashi de venir con nosotros. Me ha explicado lo tensa que está la situación entre las aldeas, y no quiero empeorar todo, así que prefiero llevar a intermediarios y evitar enfrentamientos directos de gobernantes.

Sakura asintió.

―Bien, ¿y en qué puedo ayudarte? ―preguntó recargándose contra el respaldo con calma.

―Necesito que consigas a esa persona que tiene poder de palabra, la persona de la que hablábamos ―dijo Sasuke con una voz más clara y alta―. Nos acompañará a la aldea de las nubes para ayudarme a entrar en negociaciones con el Raikage. No me va a escuchar a mí lo suficiente, no después del daño que represento para todos, así que alguien deberá interceder por mí aunque me encuentre presente.

―Ok, le avisaré mañana que necesito de su ayuda ―dijo Sakura metida en sus pensamientos. Dio un respingo en su lugar y volteó la mirada a Sasuke―. Alto, ¿nos acompañará?

Sasuke levantó la barbilla y la miró.

Con el cabello mojado, el rostro claramente hinchado por el calor del baño, las pestañas pegadas por el agua. Ella emanaba un olor fuerte a cerezos que llegó hasta su nariz, envolviendo sus sentidos y sacándolo del partido. Estaba perdido en ella, pero siempre se recordaba. No es mí Sakura.

―Acompáñame a la misión ―dijo Sasuke de golpe. Sakura abrió los ojos sorprendida―. Te necesito ahí.

― ¿Por qué yo? ―preguntó Sakura. Torció la boca algo confundida.

―Después de Naruto, eres tú con quién mejor actúo en el campo ―se puso de pie―. Sé que no hemos convivido mucho, pero te conozco tanto que sé que podríamos complementarnos el uno al otro en batalla. Y, si me lo permites, te dejaré conocerme todo lo que quieras para que estés más a gusto y tranquila durante la misión. Si eso va a darnos la oportunidad de trabajar mejor en equipo, estoy dispuesto a que tomemos una relación más personal. La pregunta es ―le miró seriamente. Sakura sintió que los ojos de Sasuke le perforaron el alma sin necesidad de tener el sharingan activo―: ¿Tú quieres tener esa clase de relación?

Sakura abrió la boca y le miró sorprendida.

No cabía en su cabeza esa idea por ninguna de las formas. Querer tomar un asunto íntimo con Sasuke había muerto el día en que él mató a Naruto, y sus fantasías infantiles habían sido despreciadas por su corazón cuando lo dejó inundarse de odio.

Pero aun así, tras la propuesta de Sasuke, el pecho le temblaba por el fuerte palpitar de su corazón.

―Hay algo que no puedo prometerte ―dijo Sasuke sacándola de sus pensamientos y atrayendo su atención de nuevo―. Solo amigos, Sakura.

Sakura enarcó una ceja confundida.

―Sé que eres Sakura, sé que esta es tu realidad. Pero no soy de esta realidad, y estoy casado con otra Sakura ―contestó Sasuke―. De la forma más literal, es otra Sakura. Mi esposa no eres tú, y no puedo prometerte que nuestra relación aquí evolucione a ese nivel, al de pareja, porque yo estoy enamorado de la persona de mi realidad. Y, aunque muera aquí y pierda mi propio espacio-tiempo, quiero cumplir las promesas que no hicimos el día que nos casamos, y le seré fiel hasta que la muerte nos aleje.

―Pero Sasuke-

―No ―le interrumpió tajante. Sakura le miró con pena―. No quiero pensar en eso, quiero creer que volveré con ella y mi hija, y aunque no descarte la idea de que puedo morir aquí, no quiero pensarla como la posibilidad más a mi alcance. Quiero creer que puedo con esto ―pasó la vista al piso y apretó los labios―. Tengo que poder.

Sakura entendió perfectamente. Y si Sasuke pensaba tener esa mentalidad positiva sobre las circunstancias, ella no iba a eliminarlas. Le daría la poca esperanza que le quedaba.

―Bien ―dijo Sakura.

Sasuke la miró.

―Conozcámonos entonces.


¡HOLA A TODOS!

Pasó mucho tiempo desde que actualicé, me sentía muy mal por esto :'v

Me enfermé de una grave bronquitis y fui obligada a estar dos semanas en cama, y la tercera no podía ni sentarme frente a la computadora porque de inmediato andaba con mareos (TnT). Chicos, hagan caso y usen abrigo en tiempos de frío, la pagué duro xD.

De verdad les agradezco que sigan leyendo la historia y por su apoyo. Espero que les esté gustando, y quería actualizarles que, a lo mejor, los capítulos tardarán un poco más en publicarse porque pienso hacerlos más largos. Además de que me he inscrito a una titulación de mi carrera, razón por la que no podré darle mucho tiempo al fanfic como antes, pero creo que con el tiempo que le tengo disponible podré hacer los capítulos más largos, y considero que es mejor para el avance de la historia.

Espero que todo funcione. De nuevo, muchas gracias por pasar por aquí y nos estarémos leyendo en los siguientes capítulos.

¡Un abrazo a todos!

Nos vemos :D

Ana Kogane Holt.