LA INTRODUCCIÓN PERFECTA


Sasuke observó el lugar con nostalgia. Aunque ese fuese uno de los recuerdos más preciados y difíciles de tener en su mente, la Arena de Konohagakure para los exámenes Chunin era el lugar en el que, para él, empezaba su historia con Orochimaru.

La estructura seguía igual que en antaño, y Sasuke estaba muy seguro de que los golpes y daños en ella eran de la vez que su generación ocupó las instalaciones para el examen chunin.

Muchas cosas de aquel día no supo cómo ocurrieron: la pelea de Naruto, la de Sakura contra su actual mejor amiga, la famosa batalla de Gaara contra Lee que fue increíblemente comentada aun por sobre la de él contra Gaara. Sasuke supo que Lee había puesto un esfuerzo mayor de lo imaginado para combatir contra Gaara, pues en aquel entonces recordaba bien que el pelirrojo estaba… loco. En una palabra. Una buena-mala palabra para describirlo. Pero era la palabra.

Y le dolía no haber puesto tampoco un poco de sí mismo para reconocer a sus compañeros aquel entonces. Muchos años más tarde, en uno de sus regresos a Konoha, Sasuke se había reunido con Naruto en su casa luego de que los Uchiha y los Uzumaki decidieran cenar juntos. Sarada y Boruto tenían, en aquel entonces, el año de nacidos, y esa conversación había ocurrido poco antes de que Sasuke tomara la misión que lo alejaría de casa por años.

En ella, Sasuke le pidió a Naruto que le contara a detalle todo lo que él había preferido ignorar de la época genin durante los exámenes. Él estuvo inmerso en su entrenamiento con Kakashi, y cuando no estaba en ello prefería aislarse de los demás que salir como luego lo hacían el equipo diez con Naruto, o Sakura con Ino y Hinata. Por este motivo, muchas de las cosas que unía a su mejor amigo y a su esposa con los demás, él no las entendía. Y la información fue valiosa, porque en muchas ocasiones pudo seguir la conversación con verdadero interés sin tener que recurrir a Sakura para que le salvara, como era usual.

Te podría contar algunas cosas, pero tienes que poner atención, Sasuke, recordó él cómo Sakura le regañaba. Si de verdad quieres incluirte con los demás, intenta dejar de lado el desinterés que tienes. Como lo has intentado con Sarada, solo que ahora tratas con adultos. Se tú mismo, pero demuestra tus verdaderas intenciones.

Las reglas de convivencia que Sakura le había enseñado desde que se reencontró con su familia, eran precisamente las que estaba aplicando en esa realidad, esperanzado porque todos tuvieran un poco de consideración sobre su persona, una mínima nobleza que, sabía, no se merecía.

Al menos él creía que mostrando un genuino interés en conocerlos, ellos bajarían sus escudos.

― ¿Puedo preguntarte algo? ―dijo Sasuke a Kakashi, quien estaba detrás de él mirando a la entrada de la arena.

Kakashi le miró de reojo. Sasuke miraba la estatua de la posición de manos sin voltear a él.

―Con la poca confianza que te tengo… adelante.

Sasuke pasó saliva y apretó la boca sin dejar de mirar a la estatua.

― ¿Cómo es que se mantuvo este lugar en buen estado? ―preguntó curioso. Dio media vuelta y miró a la espalda de Kakashi, quien ya no le miraba.

―La batalla contra Pain no llegó a esta zona de Konoha, por lo que se mantuvo a salvo. Años después, durante mucho tiempo, tuvimos problemas con ninjas renegados de otras aldeas que se ocultaban aquí sin que nos enteráramos, por lo que levantamos vigilancias constantes sobre esta zona y todo el tiempo había gente usando el lugar. Como este edificio fue la base de monitoreo, se tuvo que mantener en condiciones para los ninjas que se quedaban aquí como encargados durante la misión ―contaba Kakashi comenzando a caminar sobre el pequeño escalón en el que estaba, yendo de un lado a otro sin voltear en ningún momento hacia Sasuke―. Poco después de ese problema, implementamos los exámenes chunin de nuevo con esta zona como la cuarta fase de los exámenes. Era más segura para los kages, así que se realizaban aquí los encuentros finales. Y gracias a ello la hemos mantenido en pie.

Sasuke enarcó las cejas sorprendido, preguntándose si esta situación también había pasado mientras Naruto era Hokage y él estaba fuera de la aldea.

―Qué bueno que no lo abandonaron ―murmuró Sasuke con una leve sonrisa.

Kakashi volteó a verlo intrigado por ese comentario. Observó su rostro, notando la sincera sonrisa que resaltaba de sus duras facciones.

Para él era difícil, y no quería afrontarlo a profundidad, pero tener a Sasuke ante él de una forma tan libre, tan sana, una forma buena, hacía que le doliera el pecho. No quería encariñarse con este Sasuke, quería imponerle paredes, porque al final de su misión, fuera cual fuera el destino, se iría, y volverían a tener al Sasuke traidor que les había arrebatado a Naruto. Y Kakashi no quería flaquear ante la idea de matar al Sasuke de su actualidad, y sabía que el tomarle aprecio a este Sasuke sólo lo llevaría a dudar cuando se encontrara cara a cara con su antiguo alumno.

Pero la curiosidad de esa sonrisa le ganó a Kakashi.

― ¿Por qué te alegra? ―preguntó Kakashi. Voluntad idiota. Pensó para sí mismo.

Sasuke levantó la mirada hacia él sin quitar la sonrisa.

―Porque me gusta este lugar ―contestó―. Me recuerda mucho a la época genin. Aunque fue difícil, creo que fue la época que me ayudó a unirme a Naruto.

Kakashi torció la boca y bajó la cabeza. Aun recordaba perfectamente cómo había centrado toda su ayuda sobre Sasuke por la marca maldita y cómo los dos le sufrieron encontrando una forma de apaciguar los efectos de la misma.

―Podrás venir aquí las veces que quieras mientras estés aquí ―dijo Kakashi. Sasuke le miró de inmediato con una ligera sorpresa―. Si quieres entrenar sin necesidad de mantener un genjutsu y a salvo de las miradas curiosas, este es el lugar. Tardas un día en llegar de la entrada hasta aquí al centro si no paras, así que creo que te será útil para protegerte en caso de que haya gente rondando por los alrededores.

― ¿Estás seguro? ―preguntó Sasuke con seriedad. Kakashi enarcó una ceja―. Kakashi, no me tienes confianza, nuestra pequeña relación se establece de forma muy profesional y, al menos, quiero creer, no estamos metiendo nada emocional. Por eso te pregunto si estás seguro. No quiero que después de esta decisión, si ocurre algo, caiga un malentendido sobre mí.

―Estoy seguro ―contestó al instante, cruzándose de brazos y enderezándose―. Puede que me esté costando aceptar la idea de que eres "bueno". Pero si vamos a trabajar juntos, creo que debo empezar a forjar una confianza ciega sobre ti, más si voy a dejarte ir por el mundo como mi representante para que podamos continuar la misión.

Sasuke se paralizó en su lugar y parpadeó confundido. Había información de más que no había recibido cuando salió de casa de Sakura aquella mañana.

― ¿Representante? ―preguntó― ¿Quieres decir-

―Apruebo tu misión. Irás como líder de un grupo seleccionado para buscar los objetos protegidos ―contestó Kakashi con voz autoritaria. Miró a Sasuke que tenía una expresión de asombro en su rostro con la boca semiabierta―. Y puedes llevar al niño.

Sasuke cerró la boca y soltó una de sus risas de tranquilidad mientras su rostro adoptaba la expresión presumida que siempre traía. Él sabía de esa cara, Sarada le reclamaba mucho el ir por la calle con expresión de ser el último y mejor Uchiha de la tierra cuando era claro que era ella quien llevaba ese honorifico.

―Gracias, Kakashi ―dijo Sasuke por lo bajo.

Kakashi asintió dando media vuelta y poniéndole la espalda. Sasuke le observó desde ese ángulo, pensando que el Kakashi de esa realidad comenzaba a tomar una buena actitud al poder diferenciarlo del otro Sasuke, y se sentía un poco más en casa.

El sonido de unos tacones se hizo presente por el pasillo. Sasuke y Kakashi levantaron la mirada para ver a Sakura entrar acompañada de Tsunade, ambas iban platicando con mucha seriedad.

Hasta donde Sasuke sabía, luego de que Shikamaru le habló se había desmayado, y Sakura había tomado la decisión de llevarle a su departamento para evitar curiosos en el hospital. En ese lugar, ella y Tsunade se encargaron de estabilizar su chakra con ayuda de Urayashi, quien les fue indicando en qué parte de su cuerpo atenderle. Luego de eso, Sakura y Tsunade se habían quedado parte de la noche preparando la habitación que Sasuke ocuparía en casa de Sakura, y luego le trasladaron de la sala a ese cuarto y siguieron con el proceso de curación de sus ojos.

Sakura, quien por la mañana se había mostrado muy servicial con él, y preocupada por su estado, le contó que Tsunade quería hacer pruebas con Sasuke para determinar si existía alguna forma de aumentar el estado de salud de su cuerpo para tratar de mantenerlo en buena forma mientras estuviera aquí, sabiendo que detrás existía el deterioro por su evidente desaparición. Urayashi había atribuido el accidente de anoche a esa situación, y Sasuke sabía que no podía hacer mucho para evitarlo más que volver a su realidad, pero si había una forma de estar en la mejor condición antes de que eso pasara, estaba dispuesto a colaborar en cualquier proceso médico que Tsunade y Sakura propusieran.

Sakura alejó la vista de Tsunade y la centró en él, sonriéndole al verle de pie y sin tambalearse.

―Ya no tiemblan tus piernas ―dijo Sakura.

Sasuke se encogió de hombros.

―Supongo que tenía que volver a la actividad de siempre para que se detuvieran los malos síntomas ―dijo Sasuke.

― ¿Actividades de siempre? ―preguntó Tsunade.

Sasuke la miró. Era la primera vez que le dirigía la palabra la Tsunade de ese tiempo, que si bien no estaba físicamente cambiada a la que él conocía, su actitud mostraba mucho de lo que ella estaba privándose de interactuar con él.

―Bueno, en mi realidad sigo trabajando como ninja y tengo una misión constante asignada únicamente a mí ―explicó Sasuke―. Naruto creyó que era el más indicado para encargarme de las misiones Otsutsuki, así que llegamos a un acuerdo en el que yo salgo de la aldea a buscarlos.

― ¿Naruto? ―preguntó Tsunade con asombro.

Sasuke torció la boca.

―Ya les contaré todo cuando lleguen los demás ―explicó Sasuke. Miró a Sakura y se acercó a ella a paso lento―. Acompáñame, por favor.

Sakura asintió con una sonrisa tranquila.

Sasuke se alejó de ella, pero cuando se disponía a seguirle, la mano de su maestra sobre su ropa se lo impidió. Sakura miró sobre su hombro como Tsunade la mirada de forma negativa, reprobando con la mirada la confianza con la que su alumna estaba conviviendo con el nuevo desconocido.

―Sakura, no.

Aunque lo había dicho en tono bajo, casi un susurro, la firmeza detrás de la orden no pasó desapercibida por la pelirrosa. Lo que menos quería era pelear con su sensei, ella le tenía mucho cariño y respeto como para que se quebrantara con la aparición de Sasuke. Pero ella y él tenían un trato.

―Tranquila, Tsunade-sama ―le dijo en un susurro colocando su mano sobre la de ella, apartándola de su ropa con suavidad―. Está bien. Él es bueno.

Ante la mirada atónita de su maestra, Sakura dio media vuelta y siguió el camino hacia Sasuke sin mirar atrás o titubear al salir. Tsunade miró a Kakashi inquisitivamente, pero él estaba más ocupado sacando su viejo y ya gastado libro de Icha Icha Tactics como para prestarle atención al descontento de la rubia.


―No te quiere ―dijo Sakura con un tono que mediaba la pena y la diversión.

Sasuke le sonrió volteando a verla a su derecha.

―Y tú sí ―él se burló ahora.

Estaban en una de las oficinas apartadas de la zona principal, compartiendo un café que Sasuke había preparado de una de las máquinas expendedoras. Sakura bebía el suyo con lentitud, mientras que Sasuke ya iba por el tercero.

No quería hacer suposiciones apresuradas, pero Sakura había visto, desde que Sasuke llegó, que él consumía mucha bebida caliente. Cafés, chocolates calientes, tés, infusiones. Rara vez tomaba algo refrescante como un jugo o refresco, y si no era una de esas bebidas, él prefería el agua. Parecía una adicción, y ella estaba inclinada a que a Sasuke le gustaban lo que ella conocía como "sabores familiares".

― ¿Sarada toma mucho chocolate? ―preguntó Sakura con calma.

Sasuke brincó levemente en su lugar. Hasta ese momento, nadie había mostrado un genuino interés en saber sobre su familia, y la pregunta dirigida específicamente a su hija le descolocó un poco.

No era que no hubiese estado pensando en ella, pero el recordar a Sarada le dolía. Aunque había estado años lejos de ella y Sakura, el haber vuelto a un ambiente familiar donde la niña, ahora, tenía un total control de la persona de cada uno de sus padres, hizo que Sasuke supiera cuán importante era la evolución de Sarada en la relación que ambos intentaban establecer. Padre e hija por sangre eran, padre e hija por sentimiento… no del todo. Sarada se preocupaba por él, lo sabía, pero sentía que era una preocupación casi obligatoria por el sentimiento que la niña cargaba sobre el que era él su papá. Sin embargo, el que no hubiesen convivido toda la infancia de Sarada, hizo que el cariño que debía existir entre ambos fuera mínimo.

Sakura trataba de hacerlos relacionarse, más porque veía el dolor que sus dos familiares pasaban. Sarada era tan igual a Sasuke que chocaban. No sabían cómo preguntarse las cosas, no sabían cómo pedirse favores, y definitivamente no sabían cómo quererse. Por eso, Sasuke siempre trataba de abrirse a todas las formas posibles de estar con ella y establecer un lazo.

Él quería una familia por amor, no por reestablecer su clan. Por eso poco le importó que Sarada fuera niña cuando nació, él estaba inmensamente feliz de que fuera una mujer. La presumió, la mostró a todo el que se cruzaba, siempre orgulloso de la "Princesa Uchiha" que la vida le había dejado tener. Y por eso Sasuke no se preocupaba tanto por extender su familia o tener un varón. Ya tenía lo que quería, y estaba satisfecho con ello.

―Sí, le gustan los dulces ―explicó Sasuke con una sonrisa nostálgica. Miró a Sakura―. A diferencia de mí, ella no come tomates o sabores fuertes. Disfruta mucho de las chucherías y el azúcar. Sakura y ella pasan mucho tiempo viendo películas y consumiendo esas cosas.

Sakura sonrió. Que hablara de "ella" en otra forma, la emocionaba más porque era como si le estuviera leyendo una de las tantas historias que se creó en su mente cuando deseó, de joven, un futuro con él. Antes de que se volviera un maniaco.

― ¿Cómo te sientes ahora que saben que estas aquí? ―preguntó ella acercándose a su lado. Ambos se sentaron en uno de los escritorios de la oficina, uno de cada lado con Sakura en el lugar del que debía ser el dueño del escritorio.

―Es… algo que ya había pasado pero en una mejor condición ―explicó Sasuke dando un sorbo a su café. Sabía que debía explicarse. Bajó el vaso y tomó aire―. Como me la vivo fuera de la aldea, cada que vuelvo, todos mis conocidos me saludan realmente sorprendidos de que esté ahí. Me saludan con emoción, y pronto se comienzan a organizar citas para entrenamientos, cenas con los de la generación, o me toca cuidar de Sarada y la casa porque Sakura tiene compromisos con sus amigas. Es entrar en una rutina que, aunque no acostumbro, me es normal.

―Vuelves a casa, supongo que por eso no te extraña ―comentó ella mirando a la mesa del escritorio.

―Sí. Aunque les sorprenda realmente que vuelva, ellos siempre me reciben bien a pesar de todo lo que pasó ―explicó Sasuke. La miró de reojo.

―Claro, es que tu no mataste a tu amigo ―susurró ella.

Sasuke de verdad quería entender, con todas sus fuerzas, cómo fue que su razonamiento se desvió a tomar esa estúpida decisión en el que fuera el pasado de esta realidad.

¿En qué jodido momento quiso realmente matar a Naruto?

―Una vez casi lo hago ―dijo Sasuke.

Sakura levantó la cabeza de golpe y le miró curiosa. Él la miraba directamente a los ojos.

―En la misma situación, Naruto y yo peleábamos nuestra batalla final en bandos opuestos ―contaba Sasuke con calma―. Hice un chidori, estaba listo para asestarlo en su pecho.

― ¿Y qué pasó? ―preguntó Sakura de inmediato―. ¿Por qué no lo hiciste?

Sasuke apretó la boca y sonrió de lado volteando la mirada a la puerta.

―Itachi no me dejó.


―No quiero ser interrumpido por ninguno de esta sala en ningún momento en el que esté hablando ―dijo Kakashi con voz fuerte y firme.

Delante de él, todos los seleccionados de la lista para saber sobre Sasuke, estaban parados mirando atentos a Kakashi.

Detrás de este estaban Sakura y Sasuke, ambos parados uno a cada lado del peliplata.

―Y no quiero que nadie interrumpa a Sasuke.

En cuando se dio esta orden, todos los presentes voltearon a ver hacia el mencionado con algo de rechazo. Aunque Sasuke percibió más duda que otro sentimiento.

―Espero que todos aquí se metan en la cabeza que este no es el Sasuke que conocemos. Este es otro Sasuke ―decía Kakashi―. Y sé que después de toda la introducción que se les dio, todos ustedes tienen bien planteado que este Sasuke está de nuestro lado.

Urayashi, quien se había mantenido sentado en un banquito al lado de todo el grupo de adultos, se puso de pie dejando sus muñecas en el asiento y corrió hacia Sasuke. Todos le prestaron atención desde que se movió, ya que él había estado demasiado tranquilo y callado desde que Neji le había llevado al área.

― ¡Papá Sasuke, yo me quedo contigo! ―dijo el niño con entusiasmo y decisión.

Sasuke le miró algo enternecido con su forma de hablarle. Se agachó a su altura y esperó a que Urayashi llegara a él. Le tomó con el único brazo y le cargó, echándole sobre su pecho para tener un apoyo. Urayashi le tomó por ambos hombros de tela con los fuerza cerrando sus manos en puños para sostenerse.

―Todos ellos tienen malas intenciones ―dijo el niño.

Los adultos se crisparon. Kakashi se inmediato miró a sus ninjas notando sus caras de nervios e inseguridad. Urayashi los observaba con desdén, sin nada de intenciones de retirar su acusación.

―Usualmente pongo la palabra de mis ninjas sobre la de cualquiera que no sea uno pero ―dijo Kakashi. Señaló con un pulgar a su espalda― es un niño y es mágico, así que pongo la mitad de mi confianza en él y la mitad en ustedes. ¿Qué esta pasando?

Sasuke dio media vuelta y observó a todos atento. Su cuerpo estaba rígido, pero trataba de mostrar calma, pues su mejor arma contra los demás siempre había sido su postura visual. Por mucho que tuviese miedo, o estuviera dudando de algún movimiento, incluso que no supiera cómo proceder en una pelea, su orgullo como ninja y su seguridad como uno de los más fuertes, le hacían presentarse cara a cara contra quien se le plantara al frente, y decidía que dejaría que sus habilidades y experiencia tomaran el curso de sus batallas. Ahora era exactamente igual. Podía no ser una batalla ninja, pero estaba peleando por obtener el fallo del juez sobre él y ganarse la entera lealtad de Kakashi, y si los demás no querían confiar en él, esa media confianza depositada en Urayashi sería retirada.

En otras palabras, él perdía.

― ¿Y bien? ―preguntó Kakashi.

El primero en dar un paso al frente fue Kiba, cruzándose de brazos y achicando los ojos.

―Creo que sería bueno explicar nuestra postura ante esto ―dijo Kiba.

Vaya, este Kiba es nuevo, pensó Sasuke. Usualmente primero actúa y habla por destacar. Este es más racional.

―Verás… Sasuke ―empezó Kiba. Sasuke enarcó una ceja ante la forma de pronunciar el nombre. Lo arrastró, como si le diera asco―, nos es difícil creer que de verdad pueda pasar tu caso de viaje en el tiempo. Son cosas que comprobamos muchas veces en el pasado, el revivir a los muertos, divinidades. Estamos, no acostumbrados, pero sabemos que es posible. Lo que es difícil ―descruzó los brazos y le señaló con la palma abierta― es tenerte frente a nosotros. Debes tener en cuenta que tenemos coraje acumulado, y ha sido por años. No podemos simplemente observar una imagen "buena" de la persona más odiada del planeta sin creer que es mentira.

Punto a favor.

Sasuke miró al piso pensativo. ¿Cómo iba a solucionar esto?

―Ibas a atacar ―dijo Urayashi. Sasuke lo observó en silencio. El niño miraba a Kiba con desconfianza―. Todo tu chakra se estaba canalizando en tus puños y piernas. Era agresivo.

Kakashi miró a Kiba, pero este sólo pudo retroceder un paso y apretó la boca. Estaba tenso.

―Y-Yo eeh-

― ¡Kiba! ―regañó Kakashi. El hombre ninja lo miró dando un brinco. Kakashi le sonrió sin simpatía― Escuchen a Sasuke.

Urayashi y Sasuke miraban a Kakashi atentos. Kiba bajó la cabeza y asintió con suavidad, retrocediendo en su lugar y volviendo a darle su atención a Sasuke. El mencionado miró con algo de pena a Kiba, pues entendía perfectamente que todos tuvieran sus defensas arriba.

Sasuke apretó a Urayashi con más fuerza contra él, caminó hasta pararse a un lodo de Kakashi y carraspeó.

―Bien, es hora de que sepan mi historia. Espero que esto me dé un poco de credibilidad… y a ustedes esperanza ―dijo Sasuke con el tono más suave que podía expresar. Uno que usó con Sarada cuando fue bebé, y que aun usaba un poco con ella para hablar temas más familiares en paz―. Yo vengo de una realidad en la que Naruto está vivo ―todos se tensaron, sus hombros lo mostraron―. Es el Séptimo Hokage y yo, oficialmente, soy un ninja en funciones activas con una misión de plazo indefinido asignado. Yo me encargo de buscar los restos de los Otsutsuki en nuestro planeta.

― ¿Hay más? ―preguntó Temari con seriedad. Sasuke le asintió.

―No sabemos cuántos, pero hasta ahora conocemos cinco que formalmente fueron nuestros enemigos ―continuó Sasuke―. Kaguya Otsutsuki, ya saben ustedes de ella ―todos asintieron―. Momoshiki y Kinshiki. Ambos derrotados por nosotros. Toneri Otsutsuki, actual aliado. A él no lo conozco, he de reconocerlo. Naruto, Sakura, Sai y Shikamaru se enfrentaron a él cuando secuestró a Hanabi y Hinata. Actualmente es un aliado de Konoha pero no mantenemos contacto con él ―explicó algo confundido. Esa parte de la historia no la sabía del todo.

― ¿Él en dónde se encuentra actualmente? ―preguntó Shikamaru cruzado de brazos. Sasuke le miró fijamente.

―En la luna.

Las expresiones de todos pasaron de la calma y atención al desconcierto total. Sasuke esperaba poder explicar correctamente el suceso si alguien se lo preguntaba, pero deseaba, con todo el corazón, que la curiosidad muriera en ese nivel porque no quería dar ideas equivocadas.

― ¿Cómo? ―preguntó Lee escéptico.

Sakura se cruzó de brazos y apretó sus manos contra su cuerpo para calmarse un poco. Ella, mejor que nadie, sabía cuán difícil sería para ellos tomar confianza sobre Sasuke. Estarían muy cerrados en convivir con él si no ponían su total disposición, así como ella lo estaba intentando, pero entendía que los relatos de cuento fantástico sólo le quitarían puntos de veracidad a su historia.

―Miren, yo no estuve en la aldea en ese momento ―explicó Sasuke tratando de no desviarse―. Yo estaba cumpliendo unas misiones como castigo por mis crímenes, así que no sé qué pasó realmente. Solo volví porque las cinco aldeas se habían organizado para proteger a la tierra de Toneri, pero tan pronto como llegué, Naruto había acabado con todo ahí arriba, y yo me fui de inmediato. No entraré en detalles de algo que no conozco.

Kakashi asintió hacia él.

―Volviendo ―dijo Sasuke con un suspiro―, el último, y considero que el más peligroso, Urashiki, se encuentra en esta realidad conmigo. Ambos caímos aquí por culpa mía y de Boruto.

― ¿Boruto? ―preguntó alguien de los presentes pero Sasuke no lo miró porque ahora miraba al piso.

Cerró los ojos y tomó aire, sintiendo su pecho temblar por miedo.

―El hijo mayor de Naruto ―contestó―. Él estaba conmigo cuando hicimos el primer salto en el tiempo, pero al hacer el segundo, él desapareció.

―Fue por las circunstancias ―comentó Shikamaru. Todos lo miraron pero él se enfocó en Sasuke―. En esta realidad Naruto está muerto, así que es natural que el niño no exista.

Sasuke asintió.

―Sí, eso pensé ―dijo Sasuke―. El resto de Otsutsukis no son irrelevantes pero no se han presentado como enemigos, por eso no los tenemos presentes. Además de que están muertos ―continuó explicando―. En mi realidad, Naruto está casado con Hinata y tienen dos hijos, Boruto y Himawari. Sakura y yo somos padrinos formales de Himawari.

Neji sonrió mirando hacia Sasuke imaginando la familia que él relataba.

―Sakura y yo estamos casados ―ahora fue el turno de Sakura de recibir las miradas, aunque ella sólo se encogió de hombros restándole importancia a su presencia―. Tenemos una hija, Sarada Uchiha. Ino y Sai están casados, Shikamaru y Temari también.

Los mencionados suspiraron aliviados.

―Choji está casado con una mujer que me odia ―rodó los ojos y se golpeó mentalmente para centrarse de nuevo―. Shino es profesor, Tenten vende armas.

Fue el turno de Neji de poner atención cuando todos lo voltearon a ver.

―Ella tiene una tienda pero también es mediadora en los exámenes ninja y evaluaciones de rangos ―explicó Sasuke―. Rock Lee tiene un hijo. Ino y Sai, Shikamaru y Temari también ―dirigió su mirada a un lado―. Kiba, no sé qué seas, lo siento. Tú y yo no convivimos mucho.

Kiba torció la boca.

―Y Neji…

Neji se golpeó los hombros con las manos cruzadas y sonrió.

―Yo estoy muerto.

Todos le miraron impactados mientras él asentía con toda la calma que a los demás les faltaba.

―Sí ―afirmó Sasuke―. Kakashi retirado, Guy retirado, Kurenai retirada. Gaara sigue siendo Kazekage, Kankuro embajador. Konohamaru, Moegi y Udon son senseis de grupos genin, Konohamaru es sensei de mi hija Sarada que hace equipo con Boruto y Mitsuki ―chasqueó los dedos―. Lo olvidaba, Mitsuki es hijo de Orochimaru.

― ¿Orochimaru? ―preguntó Tsunade sorprendida― ¿Él tiene hijos?

―Uno. Rarito, pero es buen niño ―contestó Sasuke. Tomó impulso y reacomodó a Urayashi sobre él. El niño sólo le abrazó más fuerte―. Iruka es director de la academia ninja, Hanabi Hyuga vive con su padre en los territorios del clan Hyuga. Shizune ya no es parte de la administración del Hokage prefiriendo estar con Tsunade en su retiro. Creo que son todos de los que debería contar.

Sasuke echó la cabeza hacia el techo pensando seriamente en toda la información que tenía. No era mucha, al menos en comparación con la que Sakura tenía, lo de él eran datos meramente básicos y hasta de conocimiento popular. Era solo que estaba terriblemente desinformado.

―Y, bueno. En mi realidad no maté a Naruto. Ambos peleamos pero me redimí y actualmente soy parte de su "Comité de Confianza del Hokage" ―dijo con algo de burla. Aun le causaba gracia que Naruto los hubiese designado así―. Pagué por mis crímenes, regresé a la aldea, todo funciona de pies a cabeza e investigábamos la aparición de Urashiki en nuestra realidad y su relación con el querer quedarse con los bijus, que son su principal misión.

― ¿Va detrás de los biju en esta realidad? ―preguntó, por primera vez, Choza Akimichi, parado justo detrás de Hiashi.

―Sí ―explicó Sasuke―. Su misión actual es sencilla: hacerse de los bijus, hacerse de objetos importantes del mundo ninja, conseguir poder y luego volver a nuestro tiempo.

― ¿Cómo piensa volver a su tiempo? ―preguntó Hiashi con seriedad.

Sakura se acuclilló en su lugar, tomó una caja pequeña de cartón que estaba frente a ella en el piso y luego se puso de pie para ir directo al lado de Sasuke. Abrió la tapa con cuidado y metió la mano, revelando el contenido de la caja cuando la inclinó hacia ellos y dejó ver lo que cargaba.

― ¿Un caparazón? ―preguntó Ibiki Morino, quien se había mantenido en silencio completamente desde que empezó todo. Miró a Sasuke con nada de simpatía― ¿Es esto un juego?

― ¡No lo es! ―gritó Urayashi ofendido. Señaló con un dedo al caparazón sin alejar la vista de Ibiki. Parecía que el niño quería perforarle la cabeza con una mirada amenazante, pero sus redondos y grandes ojos eran todo menos amenazantes― Este objeto es importante. Es una tortuga que permite los viajes en el tiempo. Es su poder. Se llama Karasuki, y Urashiki está buscando justamente objetos similares a él en este tiempo.

―Los objetos que mencionas ya han sido ubicados, por lo que explicó lord Hokage ―dijo Yamato con mucha educación. Aunque fueran amigos, Yamato jamás iba a poder retirar de él el hecho de llamar por sus honoríficos a los diversos rangos que le rodeaban. Cosas de un anbu―. Pero tenemos que resguardarlos, no podemos sacarlos de sus territorios si no están en el País del Fuego. ¿Cómo piensas evitar que Urashiki los tome entonces? No tenemos ni tu fuerza ni conocimientos sobre él para darle batalla si es tan poderoso como dices.

―Es por ello que nuestra misión se divide en dos partes ―explicó Kakashi―-. Tanto debemos evitar que Urashiki tome los objetos y a los bijus, como debemos evitar que Sasuke desaparezca. Hay muchos resultados visibles por venir, y solo uno es favorable para todos: que Sasuke vuelva, cuanto antes, a su tiempo.

Kakashi colocó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y miró uno a uno a sus ninjas.

―Si Urashiki consigue los objetos, gana. Si Urashiki consigue los bijus, gana. Si Sasuke muere aquí, Urashiki gana. Si Urashiki se queda aquí, todos corremos peligro. No tenemos a los dos ninjas más fuertes del mundo con nosotros, nuestra realidad es diferente, y no hay quien le pueda hacer frente a los Otsutsuki si Sasuke desaparece ―explicó bajando de la plataforma en la que él, Sasuke, Sakura y Urayashi estaban―. Para desgracia de nosotros, el hecho de que Sasuke esté aquí y nuestro Sasuke Uchiha también habite el mismo espacio tiempo, provocaron que este Sasuke aquí presente, se vea afectado por el encuentro irracional.

― ¿Qué tanto te afecta? ―preguntó Shikamaru mirando a Sasuke. Él le devolvió la mirada.

―Hasta este momento sólo me he debilitado, pero ha sido fuera de la presencia de Urashiki ―contestó Sasuke―. He tenido la fortuna de que eso pasara; si Urashiki se diera cuenta de que estoy débil, puede usarlo en nuestra contra. Él no se debilita por… cosas de Otsutsukis ―miró sonriendo a Urayashi, quien le sonrió de vuelta―. Así que no puedo arriesgarme a empeorar en condición y que él mejore, porque aunque yo esté aquí, él puede dejarme fuera de batalla.

― ¿Y el Sasuke de esta realidad no puede sustituirte? ―habló Shizune por primera vez.

Sasuke y Kakashi le dirigieron la mirada, pero fue Sakura quien contestó antes que ellos, sorprendiéndolos.

―Shizune-san, aunque él pudiera, no tiene ninguno de los dos brazos ―dijo Sakura con un tono frío, casi áspero―. Además, el Sasuke de esta realidad no se ha enfrentado jamás a los Otsutsuki y no posee los conocimientos debidos que este Sasuke ―lo señaló a su lado― sí tiene de sobra. Necesitamos a este Sasuke, no al de nosotros. Por eso hay que protegerlo y llevarlo sano y salvo a su tiempo, para que arregle el problema.

―El problema llamado Urashiki ―dijo Ibiki. Caminó con su característico paso pesado hacia Sasuke, parándose justo a un lado de Kakashi y mirando fijamente al Uchiha.

Todos en la sala le observaron atentos, Ibiki era alguien de quién temer.

Pero Sasuke no le temía.

Ibiki se mantuvo en silencio un par de segundos, escrutando con la mirada el aspecto de ese Sasuke, grabando en su mente los rasgos y la postura segura que se cargaba. Era envidiable.

―No sé qué demonios llevó a que nuestros mundos se cruzaran, y jamás he creído en las casualidades. Pero desde que tuve a Naruto en un examen y observé el verdadero sentido que tenía detrás la Voluntad de Fuego, he sabido reconocer cuando esta es más una cortina que un espíritu ―dijo Ibiki con fuerza. Sasuke arrugó la nariz―. Y nada cubre tu rostro en este momento.

Sasuke calmó su expresión y abrió un poco la boca con curiosidad.

―Estoy dispuesto a ayudarte a regresar a tu tiempo si eso significa que ese niño rubio e idiota que pasó un examen escrito sin una respuesta, tomará el asiento de Hokage que tanto presumía conseguir ―declaró Ibiki. Sasuke sonrió de lado―. Si incluso hay que rearmarnos aquí como una aldea para reconocer de nuevo esa voluntad extinta, que así sea. Cambia el futuro, te ayudaré a arreglar todo el embrollo en el que te metiste. Pero si atentas contra cualquiera de nosotros-

Antes de poder terminar su frase, todos (a excepción de Kakashi, Neji y Sakura) estaban parados en posición de ataque con armas y puños levantados contra Sasuke. El silencio alrededor era catastrófico, y terriblemente pesado, mientras Kakashi y Sakura trataban de entender qué pasaba.

Ante ellos, Sasuke sostenía su katana desenvainada contra Ibiki, pero lo que descansaba sobre el cuello del hombre era el mango del arma, con la cuchilla siendo tomada por la mano de Sasuke.

―Si atento contra cualquiera de ustedes ―continuó Sasuke por Ibiki. Urayashi estaba siendo sostenido contra su pecho en la misma posición de antes, pero ahora era cargado por el brazo del susanoo― eres libre de usar mi propia katana para acabar conmigo.


Kakashi dejó caer el vaso sobre la mesa con fuerza.

―Eres un idiota ―le susurró a Sasuke.

Sasuke le miró de reojo con aburrimiento. Estaba más concentrado en mantener su genjutsu que en entender los corajes de Kakashi.

―Y quiero uno de arroz, y uno de carne, y uno de pasta ―decía Urayashi sentado del lado contrario de la mesa frente a Sasuke, sosteniendo entre sus manos la enorme carta del menú que Sakura y él examinaban.

―Solo queríamos motivarlos a querer que te fueras, ¡no a que mataran! ―susurró Kakashi en un regaño.

―Funcionó, ya no hagas drama ―dijo Sasuke volviéndose hacia Sakura y Urayashi―. ¿Qué van a querer ordenar?

―Urayashi y yo iremos directo a la barra de buffet. Parece estar indeciso, así que tomaremos un poco de todo ―comentó Sakura volviéndose hacia Sasuke―. ¿Nos quieren acompañar?

Sasuke negó con un gesto de cabeza.

―Estoy bien, gracias. Vayan ustedes ―contestó Sasuke.

Sakura asintió con una sonrisa y miró hacia Kakashi. Antes de que pudiera preguntarle, Kakashi movía la mano indicándole que se fuera, recargado sobre el dorso de la misma con desgana. Ella sonrió divertida.

―Bien, volvemos en un rato ―dijo ella poniéndose de pie.

Urayashi dejó la carta sobre la mesa azotándola con mucha energía y se puso de pie, siguiendo a Sakura para tomarla de la mano e ir juntos a la comida.

― ¡No pidas demasiado, Urayashi! ―ordenó Sasuke. El niño soltó una infantil risa y asintió en su dirección.

Sasuke le observó irse y volvió a su posición cómoda en su asiento apenas los perdió de vista entre la gente. Kakashi le miró de reojo, preguntándose cómo podía estar tan despreocupado mirando a la carta, sin pensar en Urashiki, en el extraño equipo que habían formado para la misión, en el hecho de que estaba desapareciendo… ¡en el simple hecho de que estaba muriéndose! ¡¿Cómo podía estar tan tranquilo mientras él se comía las uñas por sobre la máscara que llevaba?!

―El Kakashi de tu tiempo ―dijo Kakashi. Sasuke alejó su vista de la carta y le miró― y tú, ¿son cercanos?

Sasuke enarcó una ceja y se enderezó en su lugar. Puso la carta sobre la mesa, y sobre ella recargó los brazos.

―No tanto. Lo suficiente para que nos tengamos confianza, pero tampoco como podría ser el nivel de intimidad que tengo con Naruto, o Naruto con Iruka ―explicó Sasuke―. Kakashi ha sido un apoyo moral muy grande, al menos mientras he estado en la aldea.

― ¿Por qué? ―preguntó Kakashi con genuina curiosidad.

―Haaammm ―exclamó Sasuke mirando hacia el techo―. Bueno, no tengo la relación más unida con mi hija, así que desde que volví a la aldea me cuesta entablar alguna clase de convivencia con ella. Kakashi me ha ayudado a tener un poco de acercamiento con Sarada.

― ¿Yo te he ayudado? ―preguntó Kakashi con sorpresa.

―Bueno, tampoco es que tengas los mejores consejos ―opinó Sasuke recordando los fallidos intentos del día de padres e hijos que Naruto había implementado, y en el cual, maravillosamente había llegado a la aldea.

―Mhm ―asintió Kakashi mirando hacia la mesa.

Un breve silencio se instaló entre ambos, dejando que el único intermediario fuera el sonido de los demás comensales. Sasuke le dio toda su atención a Kakashi, esperando por su siguiente pregunta o comentario.

―No me puedo creer que yo te de consejos paternales ―dijo Kakashi. Sasuke sonrió―. No sé si te conté correctamente esto, pero mi padre se suicidó cuando yo era muy niño, así que no puedo estar cien por ciento seguro de que yo, alguna vez, podría interpretar un papel de padre o similar para alguien. Le perdí demasiado joven, así que muchas ideas de lo que tenía acerca de ser un padre, se eliminaron.

Sasuke asintió dándole a entender que le seguía escuchando.

―Creí que los padres vivían por sus hijos. Que tener un hijo te daba fuerzas para seguir a través de muchas adversidades. Pero no ―sus palabras estaban cargadas de alguna tristeza que Sasuke creía poder identificar. Una tristeza familiar―. Entonces tengo un poco… hamm… distorsionado el papel de un padre. Si te soy sincero, lo más cercano que tuve a un hijo fuiste tú.

Sasuke frunció el ceño y se reclinó sobre su asiento hacia Kakashi.

― ¿Qué? ―preguntó en un susurro.

Kakashi lo miró.

―Tu no tenías a tu familia, yo estaba al tanto de lo ocurrido con tu clan, y llevabas una vida que te estaba llevando por el peor camino hacia Orochimaru ―dijo Kakashi con pena―. No pude hacer mucho, quise que aprendieras y te dieras cuenta de que el poder que tenías podía hacerte ser fuerte pero consciente para usarlo. No logré lo segundo, solo te alimenté de creencias ciegas sobre la idea de que tenías todo para eliminar a Itachi. Y no me di cuenta.

―Creí que me entrenabas para controlarme ―dijo Sasuke con duda mirando a la mesa.

―No, lo hacía por más motivos que ser mi alumno ―comentó Kakashi con seguridad. Cruzó sus brazos debajo del pecho y se giró hacia Sasuke, observándole―. Supongo que tu Kakashi, hasta hoy, no se ha abierto tanto contigo.

Sasuke negó con un lento gesto de cabeza.

― ¿Y te gustaría que yo lo hiciera? ―preguntó Kakashi.

Sasuke abrió la boca para responder, pero el estruendo del plato de Urayashi contra la mesa los interrumpió atrayendo su atención sobre Sakura y el niño.

― ¡Traje unos dangos para ustedes! ―dijo Urayashi con una sonrisa radiante.

Ambos adultos le sonrieron.

―Gracias, Urayashi ―le dijo Kakashi con ánimo.

Sakura llegó detrás de Urayashi colocando en la mesa su propio plato. Saludó a ambos con un gesto de cabeza y luego se dirigió a Urayashi para explicarle cosas esenciales de la comida que habían comprado.

―Kakashi ―le llamó Sasuke.

Kakashi apartó su vista de Sakura y Urayashi para darle toda su atención al azabache, pero el gesto negativo de cabeza de este fue una respuesta decepcionante.


Urayashi brincó y Sakura y Sasuke le elevaron en el aire. Ambos le tomaban una mano, Sasuke, por eliminación, le tomaba la izquierda, y Sakura estaba a la derecha. Cuando aterrizó sobre el suelo, ambos fueron jalados un poco más delante de sus pasos.

Ya eran cerca de las once de la noche, habían salido del restaurante media hora atrás, y Kakashi ya se había ido con destino a su propio hogar.

Aunque la despedida entre Sasuke y Kakashi había sido demasiado incomoda, Sakura no le quiso preguntar al primero por respeto. Estaba claro que el tema que habían abordado en la mesa era sólo de ellos y no debía meter la nariz. Pero realmente le daba pena verlos tan distanciados cuando parecía que ya estaban armando un buen vínculo temporal.

―Cuando nos dividamos, irás por el Kyubi, ¿no? ―preguntó Sakura a Sasuke.

Sasuke y ella impulsaron de nuevo a Urayashi.

―Sí ―contestó Sasuke―. Es mi objetivo principal.

― ¿Y por qué Urayashi no va contigo? ―preguntó Sakura con curiosidad.

―Porque yo puedo defenderme de Urashiki sin problema ―explicó Urayashi durante su siguiente brinco. Cayó al piso y se agachó listo para volver a saltar―. Tengo el mismo nivel de poder que él, por eso Papá Shin no me necesita.

Sakura miraba entre Sasuke y Urayashi cada que uno de los dos respondía.

―Ya veo.

Las calles estaban desiertas, pero ni Sakura ni Urayashi se daban la libertad de hablarle por su nombre temiendo que alguien les escuchara y se armara el caos.

Los tres llegaron a la esquina del edificio donde estaban viviendo. Urayashi se soltó de ambos y corrió hacia las escaleras del edificio, subiendo de uno en uno con ambos pies, sujetándose con ambas manos de la barandilla.

Sakura y Sasuke le miraron alejarse.

Si Sasuke era sincero, en ese momento quería voltearse a abrazarla. Era similar a algunas noches en las que salían en familia a cenar, con Sarada en lugar de Urayashi, y sin Kakashi, por lo que su mente le jugó la mala movida de hacerle sentirse en su verdadero hogar. Pero sabía que al entrar al departamento no habría fotos de su familia, no estarían sus pertenencias junto a las de Sakura en su habitación, el cuarto de Sarada sería ocupado por cajas y un orden improvisado, y él lo usaría como temporal.

Así que no quería entrar.

―Tengo algo que hacer ―dijo Sasuke en voz baja. Sakura se volteó a él de golpe―. Volveré durante la noche, no se preocupen.

Sasuke le sonrió a Sakura e hizo una reverencia, dando media vuelta en su lugar y caminando para alejarse de ella en una dirección opuesta a la que habían recorrido. Sakura le miró la espalda confundida, segura de que realmente él solo estaba huyendo.

― ¡Oye! ―le llamó con fuerza. Este se detuvo.

Sakura trotó hacia él, indispuesta a quedarse sin respuestas esa vez. Necesitaba, de verdad, saber qué ocurría con él. Porqué huía de ella en casa de Neji, que era a donde sabía que se dirigía.

―Si te incomoda estar en el departamento, solo dilo ―dijo Sakura con firmeza parándose a su lado. Sasuke la miró impactado― ¡Sí! Sé que no quieres estar ahí. No soy tonta.

Sasuke apretó los labios y retrocedió un paso.

―No es eso ―dijo titubeante. Sakura colocó sus manos en la cadera e inclinó su torso a él de forma acusadora.

― ¡Claro que sí lo es!

Sasuke retrocedió de nuevo ante su grito.

― Tal vez crees que no me he dado cuenta, pero sé que te ocultas en casa de Neji. Pasas mucho tiempo ahí ―dijo Sakura con enojo―. No me molesta. Que tengas un amigo me parece muy bien, creo que lo necesitas aquí. Pero si pensamos conocernos mejor, no creo que el estar separados la mayor parte del día sea el mejor plan.

Sasuke sabía que su acuerdo se estaba llevando precisamente como lo hablaron, pero estaba realmente preocupado por un asunto que no había digerido sino hasta que Shikamaru abordó la causa de desaparición de Boruto.

―No quiero huir de ti, eso debes tenerlo claro ―le dijo Sasuke mirándola atento―. Mira, me es difícil estar aquí sabiendo que este no es mi verdadero hogar. En el pasado fue otra cosa, fue un lugar en el que estuve y que realmente no tenía motivos para extrañarlo, pero esto ―volteó a ver hacia el departamento con una expresión melancólica― es diferente. Es mi presente pero sin mí en él. Y sí, es doloroso, porque este presente puede transformarse en mi presente permanentemente si esta misión no sale como esperamos.

Volvió su vista a Sakura, ella le miraba preocupada, con las manos unidas delante de la boca del estómago.

―Eres exactamente la misma Sakura de mi realidad, pero tú no me amas y no tengo una familia contigo. Pero eres Sakura, y sé que si vuelvo a mi realidad estarás ahí. Neji… ―el aire se le atoró.

Era difícil abordar esos temas, tomando en cuenta que muchas de las situaciones ocurridas en la guerra no podía evitar atribuírselas a sus errores, aunque estas no estuvieran ni medianamente ligadas a él. La muerte de Neji no había sido su culpa, y estaba muy lejos de haber influenciado en ella. Pero el haber sido los novatos estrella, los más fuertes de la academia y a la vez, de alguna forma, los más decididos y seguros de a dónde querían llevar sus habilidades, les había hecho comprender el papel que cumplía el otro a pesar de ni siquiera haber convivido.

Como le hubiera gustado combatir con él, tener la famosa batalla de la que todos hablaban y ansiaban ver de ellos. Platicar más con Neji, conocer más de él. Sasuke solo había vuelto a la aldea para encontrar una placa con su nombre sobre una tumba. Y eso agregó un nombre más a la lista de gente que había perdido y de la que no se había despedido adecuadamente.

―Neji no estará cuando me vaya, por eso quiero estar con él ―dijo Sasuke finalmente tras unos segundos de pensamiento. Miró fijamente a Sakura con la sinceridad pintada en la cara―. Sakura, de verdad vamos a convivir tú y yo, lo prometo. Tan solo permíteme estar conocer a este Neji antes de mañana.

Sakura le sonrió. Se acercó a él y le colocó una mano en el hombro, dándole un apretón cariñoso.

―No tienes que pedirme permiso para ello. Si me hubieses dicho antes lo que pasaba, no me habría preocupado tanto porque no estuvieras en mi casa ―le dijo con calma. Ella le soltó y dio media vuelta―. Duerme en su casa hoy. Tendremos mucho tiempo para acompañarnos en el viaje. Nos vemos por la mañana.

Sasuke la miró alejarse de él de vuelta al departamento. Una familiaridad ajena se instaló en su pecho, pero sonrió tranquilo. Dio media vuelta cuando la escuchó por última vez antes de apresurar su paso a los tejados de las casas.

― ¡Descansa!


Neji se soltó la quinta trenza con molestia, empujando el cabello a un lado mientras caminaba a la puerta con Naoki detrás de él.

― ¡Admítelo papá!, ¡te ves bien! ―le decía Naoki empujándole levemente de la espalda.

― Naoki, ¿en qué planeta me veo bien con trenzas atadas con moños de colores fluorescentes? ―le reclamó a su hijo mirándolo por sobre su hombro.

Naoki soltó una carcajada divertido por el enojo de su padre. Le había engañado olímpicamente diciéndole que iba a peinarle el cabello en una cola de caballo alta, terminando por hacerle nueve trenzas con muchos adornos y lazos. Era algo que Ohara le había enseñado un día que estuvo de visita en casa de los Nara para hablar con Shikamaru sobre unas misiones pendientes, y este último estaba peinado de esa forma tan extravagante y no se había dado cuenta.

―Bueno, para mí eres bonito de todas las formas, papá ―le dijo Naoki con una ligera risa detrás.

―Ajá, claro ―se quejó Neji.

Llegó a la puerta y tomó el pomo girándolo para abrir y ver quién llegaba a esa hora de la noche.

Abrió los ojos poco sorprendido cuando vio a Sasuke, pero debía aparentar porque en ese momento no era Sasuke.

― ¡Shin! Que sorpresa, buenas noches ―dijo Neji con falsa emoción.

Naoki salió de detrás de él y miró a Sasuke con una sonrisa.

― ¡Hola Shin! ―saludó el joven con entusiasmo.

Sasuke le sonrió, pero su mirada llena de interrogantes se dirigió al moño naranja que salía de detrás de la cabeza de Neji.

― ¿Po-

― No preguntes ―interrumpió Neji― Pasa.

Neji y Naoki se hicieron a un lado y Sasuke caminó al interior de la casa haciendo una reverencia a ambos. Cuando Neji cerró la puerta, Naoki se acercó a Sasuke y le tomó del único brazo que tenía.

― ¿Vienes a cenar? ―preguntó Naoki.

―Eh, no, en realidad no ―le contestó Sasuke con algo de cansancio. Miró como el niño le soltaba y se paraba delante de él con las manos en la cadera―. Venía a hablar con tu padre, en verdad.

―Naoki ―llamó Neji. Este se acercó por detrás de Sasuke y miró al joven con seriedad―. Ve a tu cuarto, por favor.

Naoki miró a su padre y luego a Sasuke. Aunque realmente no le gustaba mucho cuando le excluían de conversaciones, él entendía que probablemente se trataba de la misión que estaban por emprender. Sí, se había enterado aquella tarde que Shin era en realidad un ninja y estaba pidiendo ayuda a la aldea para cumplir su misión, y su padre había sido asignado como una escolta del pelirrosa en lo que concluía el trabajo.

Naoki no estaba en contra de que su padre tomara trabajos ninja de nuevo a pesar de que estas hubiesen sido, para él, escasas desde que le había adoptado. Pero le alegraba que lo siguieran considerando como un ninja fuerte y esencial, así que, muy a pesar de sus sentimientos de miedo y angustia, animaba a Neji a tomar las misiones que le llegaban.

―Bien, iré a dormir ya ―anunció el joven Hyuga. Se acercó a su padre y le abrazó por el torso. Neji le palmeó la cabeza con cariño―. Te quiero pa. Nos vemos mañana para despedirte.

Naoki se alejó de él y le sonrió. Luego volvió su cuerpo hacia Sasuke e hizo una leve reverencia.

―Buenas noches, Shin. Nos vemos luego.

―Nos vemos, Naoki. Pasa buena noche ―contestó Sasuke con una sonrisa.

El joven caminó por el pasillo hacia las escaleras de la casa, perdiéndose detrás de una pared de tela que servía como divisor de las salas de la casa. Cuando ambos adultos estuvieron seguros de que el niño se había ido, Neji le hizo una seña a Sasuke para que lo siguiera al pasillo del jardín donde acostumbraban estar cuando él le visitaba.

Neji y Sasuke caminaron hasta el borde del piso que daba con el pasto del jardín, y Neji se sentó en él esperando a que Sasuke le imitara. Cuando ambos se encontraron uno al lado del otro, mirando a lo lejos la lápida de Tenten, Sasuke tomó aire y permitió que su genjutsu se fuera sabiendo que Naoki ya no estaba cerca.

―Creí que esta noche te quedarías con Sakura y Urayashi ―comentó Neji en voz baja― ¿Está todo bien?

Sasuke asintió.

―Sí, no hay nada de qué preocuparse ―le dijo Sasuke. Aunque Neji percibió la tensión detrás de la respuesta―. Bueno… en realidad sí me preocupa algo.

Neji volteó su cabeza a él indicándole que le daba toda su atención.

―Habla.

Sasuke tomó aire y suspiró con fuerza. Su pecho tembló un poco, pero realmente quería hablar del tema antes de que todo se le fuera de las manos.

―Naoki va a desaparecer ―dijo.

Neji enarcó ambas cejas y se cruzó de brazos. Esperó un par de minutos a que Sasuke continuara, pero este había cerrado los ojos esperando lo peor.

―Lo sé.

Sasuke abrió los ojos y le dirigió una mirada desconcertada a Neji, quien tenía el semblante más tranquilo del universo plasmado en el rostro.

― ¿Qué? ―exclamó Sasuke incrédulo.

―Sasuke, soy uno de los genios de Konoha, ¿crees que no tomaría en cuenta todas las posibles variables de la idea de que desaparezcas? ―cuestionó Neji con seriedad. Sasuke parpadeó una vez sin dar crédito a lo que escuchaba―. Entendí el posible resultado de esta realidad cuando comentaste que Boruto había desaparecido porque Naruto no existe aquí. Y cuando tú me contaste que en tu realidad Tenten sí está viva y yo no, supe de inmediato que, el que volvieras a tu realidad, significaría que mi realidad iba a cambiar.

― ¿Y cómo es que esto no te altera? ―preguntó Sasuke realmente curioso.

Él estaba increíblemente desesperado porque Sarada volviera a su vida con prontitud, y no podía entender cómo es que Neji asimilaba tan tranquilamente que él y su hijo no estarían juntos de nuevo si él alteraba el futuro otra vez.

―Tómame por loco, pero realmente estoy harto de esta realidad ―respondió Neji con pesadez en la voz. Miró hacia la tumba de Tenten y su mirada se volvió una de alguien agotado, triste, llevado por la rendición―. Perdí a mi familia, perdí a la mujer que amo, todos mis amigos están dispersos y peleados, nadie en este mundo confía en nadie. No es el futuro que esperaba para Konoha después de la guerra.

Neji deshizo el agarre de sus brazos y se echó hacia atrás recargándose en sus manos. Miró al cielo.

―No creo que desaparezcamos. La idea de que existen diferentes realidades con diferentes variables de nuestro presente es algo palpable, por eso no creo que yo y Naoki dejemos de existir. Creo que sólo te irás a tu espacio-tiempo y las cosas volverán a ser aquí como siempre han sido. Y si no ―miró a Sasuke―, estoy agradecido de que hayas aparecido y cometido tu error del tiempo. Pude tener a Naoki el tiempo suficiente para vivirlo y amarlo. Si desaparecemos, no nos daremos cuenta, pero nos iremos con nuestros sentimientos familiares a donde quiera que nuestras almas e historias se vayan. No tengo miedo de perder a Naoki cuando cambies el futuro, porque sé que no será doloroso. Simplemente nos iremos juntos a cualquier otra parte y en tu realidad seguiré muerto. Pero eso jamás va a eliminar lo que ya pasó aquí y lo que tú te llevarás de nosotros.

Sasuke se tiró sobre su espalda en el tatami del piso y miró hacia el cielo. El cuerpo de Neji estaba a su derecha tapando una parte del cielo, pero era casi como ver el universo entero con una constelación del Hyuga.

―No temas por nosotros, Sasuke ―le susurró Neji sin moverse ni darle la espalda.

Sasuke alcanzó a ver una lagrima caer por debajo del rostro del joven Hyuga, rodando varias más desde la mejilla hasta la barbilla.

―Solo arregla tu error y recuérdanos a Naoki y a mí cuando te vayas.

Cuando cerró los ojos para dejarse abrazar por el sueño, las lágrimas silenciosas de Sasuke ya bajaban por sus sienes hasta el tatami, mojando su azabache cabello esparcido como almohada debajo de su cabeza.


Las cinco de la mañana eran el mejor punto del día para partir sin que ningún ciudadano de Konoha se diera cuenta. Pocos ninjas estaban circulando en sus actividades diarias para ese momento, así que Kakashi y Sasuke se dieron la libertad de evitar el genjutsu sobre el último para que ocupara por completo su energía en la misión.

Sasuke vestía su ropa ninja con la que había llegado a ese tiempo, y su capa lo cubría de nuevo. La ropa había sido lavada y planchada con ayuda de Sakura, quien se la entregó aquella mañana que él volvió al departamento del médico a alistarse. Su katana también estaba afirmada con fuerza bajo la palma de su mano, siendo protegida por la funda que colgaba del cinturón en su cadera.

Frente a él, Sakura, Neji, Lee, Shikamaru, Temari, Kiba, Choza, Hiashi, Shizune, Tsunade, Yamato e Ibiki, estaban parados todos en un medio círculo mirando hacia Sasuke y el Hokage. La mitad de ellos habían cambiado sus atuendos habituales tan solo un poco, agregando unas prendas extra de resistencia ninja para prepararse para el viaje.

Urayashi estaba parado junto a Kakashi tomándole de la mano, brincando sobre sus pies para entretenerse mientras las instrucciones eran dadas.

Sasuke caminó dos pasos al frente y observó a todos.

―Agradezco que todos hayan venido y espero tengan bien clara la gravedad del resultado de nuestra misión ―habló él.

Sakura captó que su tono serio, amenazante y firme había vuelto, pero este estaba potenciado por un Sasuke adulto lleno de experiencia y liderazgo. Eso la removió un poco en su emoción.

―No pienso forzar a nadie a quedarse a partir de este punto, pero una vez cruzadas las puertas de la aldea, no les pido, les exijo su completa lealtad y compromiso ―continuó Sasuke―. Con ello también les pido su silencio, porque esto debe mantenerse en entero secreto tanto por protección mía como la suya. Todos son capaces de creer lo que quieran en este mundo, y estoy seguro que no muchos confiaran en mi historia del viaje en el tiempo.

― ¿Cómo puedes estar tan seguro de que nosotros no dudamos de ti? ―preguntó Hiashi.

Sasuke lo miró fijamente.

―Porque todos ustedes podrían haberme matado en cualquier momento de debilidad en el que me vieron, y no lo hicieron ―contestó seguro―. No soy inmortal, soy un ser poderoso, pero soy humano. Si me envenenan, me muero. Si me hieren de gravedad, me muero. Si me hundo en el mar y no hay forma de sacarme, me ahogo y muero. Simple. Soy vulnerable, tanto como ustedes, la única diferencia radica en que tengo un poder que aquí ninguno de ustedes ha desarrollado. En mi realidad, todos y cada uno de ustedes son más fuertes de lo que son ahora. Y si me tienen cerca en cualquier momento de vulnerabilidad, pueden comprobar que no soy difícil de matar si se lo proponen.

Pasó su mirada de esquina a esquina hasta parar en Ibiki, el último a su izquierda.

―Además, tienen a Ibiki. Él podría leer mis intenciones cuando se les antoje ―Ibiki sonrió―. Como quiera que vaya el asunto, no los estoy alentando a matarme. Les estoy diciendo que mi condición no es la mejor, Urashiki no es afectado pero yo sí, debo volver cuanto antes a mi realidad para advertir a Naruto lo que ocurre o, al menos, regresar al momento del accidente y evitar que vuelva a ocurrir. Por eso mismo les pido su entera disposición a obedecer mis órdenes en esta misión. Kakashi no irá con nosotros, prefiero que se quede en Konoha a proteger el lugar y a él mismo. Es el único que podrá tener orden en caso de que Urashiki aparezca cerca de la aldea.

―Seré constante con mis llamadas ―explicó Kakashi a sus ninjas―. No quiero perderles de vista, así que deberán estar registrado sus movimientos cada hora. Será nuestra forma de asegurar los objetivos y también mantener control sobre la posible ubicación de Urashiki.

―Urashiki tiene movimientos que no podemos predecir ―habló Urayashi por primera vez atrayendo la atención de todos―. Es por ello que papá Sasuke y papá Kakashi han pensado en que lo mejor sería monitorear cada área. Papá Sasuke tiene más experiencia enfrentando a Urashiki, y tiene el rinnegan, así que él puede tener una idea de cómo piensa proceder Urashiki una vez que aparezca.

Quiero su forma tan profesional de hablar, pensó Kakashi mirando de reojo al niño.

Sasuke asintió ante las palabras de Urayashi.

―Aquí en Konoha, Kakashi llevará una bitácora de nuestros movimientos para poder tener una zona controlada entre nosotros y las apariciones de Urashiki ―explicó Sasuke―. Así que esto es lo que haremos. Pongan atención.


¡Hola a todos! Espero se encuentren muy bien durante esta época.

Damas, caballeros y bijus, por favor sigan las indicaciones de seguridad que hay en este momento por el coronavirus. Es una situación que hay que tener en cuenta seriamente pero no caer en el pánico. Si seguimos las medidas de sanidad y mantenemos la calma, esto será algo que pronto podrá ser controlado y tratado, así que no hay que caer en el miedo. Infórmense correctamente, con gente que sabe del tema, no con cosas aleatorias que llegan a salir en internet o de la gente. Es mejor saberlo de fuentes confiables.

Y, donde quiera que estén, espero de verdad, con todo mi corazón, se encuentren bien, y que esta situación pase lo más pronto posible y mejore para todos para que podamos volver a las actividades diarias sin preocupación alguna.

Les agradezco mucho por seguir leyendo, por apoyar la historia y comentar.

Espero les esté gustando la trama y continuemos juntos la historia.

Espero publicar pronto el siguiente capítulo. Como ven, este es el más largo hasta ahora, así que ahorita traigo achicharrado el cerebro por producir la idea mientras produzco mis tareas de mi seminario xD

Nos Vemos pronto y nos estamos leyendo :D

¡Cuídense mucho!

Ana Kogane Holt.