CONEXIONES Y DESCONEXIONES


Kurama movió las orejas pensativo, mirando con mucha curiosidad hacia Sasuke.

La propuesta no era descabellada tomando en cuenta que el Uchiha no estaba lo completamente sano como para volverse su jinchuriki, pero tampoco estaba muy seguro de qué tan buena idea sería que fuera un recurso de invocación.

No le molestaba serlo, realmente había pocas cosas que le importaban desde que Naruto había muerto, entre ellas las solicitudes que la gente tenía con él. Muchas de ellas eran en torno a ayudar a detener a alguna persona que quisiera hacer daño a las aldeas, o librar batallas donde los humanos no lograban dominar el campo de batalla, hasta tareas de medicina dirigidas a que les ayudara a curar a enfermos muy graves… en fin, Kurama había servido desde consejero hasta líder de guerra, pero jamás se quedó para siempre ni permitió que nadie hiciera uso de su poder como alguna vez lo hicieron los Uzumaki cuando fueron sus jinchurikis. Eran situaciones diferentes tanto existenciales como emocionales, por lo que Kurama prefería ahorrarse lo segundo manteniendo un límite en lo primero.

―Hyuga, ¿podrías dejarnos solos? ―preguntó Kurama.

Neji, aun de brazos cruzados, miró al piso pensativo.

―Ni siquiera sé cómo entre. ¿Cómo podría irme para darles su espacio? ―preguntó Neji mirando al suelo.

El agua se volvió clara bajo su mirada, y de la nada, esta comenzó a filtrarse dejando ver un verde y brillante pasto crecer bajo sus pies. Neji soltó un respingo y levantó la cara, notando que ahora se encontraba sobre el suelo de algún prado, sin árboles a la vista, con el cielo azul claro sobre su cabeza, con pocas nubes y el sol apuntando con fuerza, por un lado, anunciando apenas la primera hora de la tarde.

Volteó a los lados observando todo. Bufó y frunció el ceño.

―Genial.


Mientras Kurama se ponía de pie y lo rodeaba, Sasuke miró el lugar donde antes había estado Neji.

― ¿A dón-

―No está lejos. De ahí los transporte a ambos aquí. Estará bien ―contestó Kurama alejándose de Sasuke.

Sasuke giró la cabeza y notó que el zorro se acercaba a un gran sillón gigante, como una gran cama, debajo de pilares y dos techos sobrepuestos y decorados, colocados de forma que las simetrías de ambos cuadros no concordaban en unirse, disparejos. Sobre ese sillón, unas enormes mantas cubrían las fundas de los cojines rojizos y azules, y la base de oro brillaba.

Era el descanso del zorro, casi como un trono o un altar.

―Ostentoso ―comentó Sasuke acercándose hacia el lugar.

― ¡Je! Dile a tus gobernantes… Yo no lo pedí ―comentó el zorro sentándose en este gran sillón, dejando a sus colas descansar en el respaldo, el descansa brazos y cualquier lugar al alcance. Miró a Sasuke mientras este subía de un salto el gran escalón entre el piso y el "trono" ―. Insistieron mucho en que lo tuviera luego de la guerra. Y no sólo yo, a todos los bijus les hicieron lugares de descanso, pero no todos quisieron aferrarse a esta clase de vida sedentaria, similar al encierro dentro de nuestros antiguos junchurikis.

― ¿Fuiste el único? ―preguntó Sasuke sentándose de piernas cruzadas en el piso delante del sillón.

―El único que no se ha movido. Los demás los usan temporalmente, cuando no están viajando ―contestó Kurama―. Ahora, Uchiha,antes de intentar cualquier cosa como "unirnos" por un contrato, quiero que te queden clarar algunas condiciones y situaciones que utilizo para limitar el préstamo de mi poder.

Sasuke asintió una sola vez.

―Escucho.

―Para empezar, debes de saber que todo contrato que hagamos será completamente temporal. No me ato a nadie y nadie me ata, ¿está claro? ―Sasuke volvió a asentir― A consecuencia de ello, debes saber que tampoco te brindaré ayuda si considero que lo que buscas hacer no es bueno para nadie. Si es necesario, yo mismo me pondré en tu contra y te detendré.

Sasuke sabía bien que sus opciones para solicitar algo en ese mundo eran escasas, y no iba a ser exigente con quien le diera opciones para conseguir la victoria en su reciente pelea. Aunque la ayuda fuera limitada, no podía rechazarla.

―Lo que puedas ayudarme será bien recibido. Gracias ―contestó Sasuke. Enarcó una ceja e inclinó la cabeza―. Pero, Kurama, dime algo, ¿por qué has decidido atenerte a esta vida sedentaria y, aun así, ayudas a los demás en cosas que están, claramente, alejadas de lo que es tu preferencia de participación?

Kurama movió la comisura de la boca antes de responder. Sasuke sólo lo observaba.

― Desde que Naruto murió, ciertamente, no me ha gustado la idea de tener otro jinchuriki… o bien, otro compañero ―comentó Kurama. Su voz bajó considerablemente cuando desvió la mirada de Sasuke―. Naruto es irreemplazable, y no pude salvarlo antes de que él me liberara de su interior durante la batalla que sostuvo con el Sasuke de esta realidad. No pude hacer nada por él, así que intento mantener su idea de paz lo más viva posible. Si la forma de hacerlo es ayudando a las aldeas a combatir contra el mal, lo haré, pero no dejaré que nadie crea que debe poseer la vida de otro para tener más poder. Nadie tendrá a los bijus como suyos, nadie se apropiará de la vida de nadie. Naruto luchó por que todos fueran libres, así que lucharé por lo mismo en su memoria.

Sasuke entendía perfectamente el punto de Kurama, creyendo que de una forma más personal. Era mejor amigo de un Naruto vivo, y no podía imaginarse una vida sin él ahora de que era consciente del nivel de pérdida que significaba el rubio en su vida. Era su familia, su hermano, así que perderlo no era una opción para él. Independientemente de que Naruto fuera el hombre más poderoso sobre la tierra, él no quería ser quien cargara el cuerpo sin vida de su amigo. No quería hacerlo. Ni siquiera lo quería imaginar.

Así que, desde esa consideración, Sasuke entendía que Kurama estuviera tan sensible a la idea de encontrar a alguien que ocupara el lugar de Naruto en esa realidad.

― ¿Cómo está la doctora? ¿La kunoichi de pelo rosa? ―preguntó Kurama moviendo las colas de lado a lado.

Sasuke salió de su ensoñación y lo miró.

―Me supongo que bien. La última vez que nos vimos ella estaba muy determinada a seguir con la misión ―comentó Sasuke.

―Ya veo ―comentó Kurama mirándolo―. Me sorprende que te esté ayudando. Yo vi cuando te quitó el otro brazo. Fue satisfactorio.

Sasuke enarcó una ceja con disgusto.

―Sí, me imagino el placer que les generó a muchos el verme así ―comentó Sasuke con molestia.

―Sí sí… aunque luego se volvió loca ―comentó Kurama inclinando la cabeza a un lado―. Verla tan vulnerable como para que la sacaran de las filas ninja me sorprendió. Ella había demostrado mucha fuerza durante la guerra hasta que ocurrió lo de Naruto.

Sasuke frunció el ceño y sacudió la cabeza, rebobinando en su mente lo que Kurama acababa de decir.

― ¿Sacarla de las filas ninja? ―preguntó Sasuke con incertidumbre. Kurama lo miró― ¿No fue ella quien decidió abandonarlas?

―Tsk, ¡por supuesto que no! ―contestó Kurama― Ella comenzó a tener un comportamiento rebelde luego de la guerra. Si la asignaban a equipos, poco le importaba la salud de sus compañeros y se centraba en dañar a los enemigos. Provocó muchos problemas dentro del gobierno de Kakashi, pues muchos ninjas comenzaron a desertar por miedo a ser asignados al equipo de la pelirrosa.

Kurama se acomodó sobre sus patas para comenzar a ponerse de pie.

―Me tocó ver una de esas misiones donde defendimos la frontera. Ella dejó a sus compañeros heridos y fue tras el enemigo. Eran muchos enemigos, fácilmente eran más de cincuenta ―comenzó a caminar para pasar de largo a Sasuke―. Ella provocó una ruptura gigante en el piso, dividiendo la tierra, y matando a ninjas tanto de nuestro bando como del enemigo. Luego de eso, Kakashi la detuvo y la retiró definitivamente de las filas de ninjas. Poco después me enteré que la ingresaron al área de kunoichis, pero porque ahí podían mantenerla controlada.

Sasuke bajó la cabeza, asimilando cada palabra que había recibido del zorro que se alejaba detrás de él. Gotas invisibles y sin dirección provocaban ondas en el agua, ondas que le hacían arremolinar sus pensamientos junto con miles de preguntas en su cabeza.

Nada encajaba. Toda la información que Sakura le había dado sobre ella no encajaba. Lo que Kakashi, Sai, Neji y los demás le habían dicho no encajaba. Era como si cada quien, ninjas y zorro, hubiesen visto una versión diferente de Sakura.

Y Sasuke, para su curiosidad, le estaba creyendo más al kyubi.

―No lo sabías, por lo que veo ―comentó Kurama con diversión.

Sasuke se puso lentamente de pie acomodando su capa alrededor, usando su único brazo para ondearla y eliminar cualquier arruga.

Kurama sonrió porque el azabache lo estaba ignorando. Y sabía que no debía presionar más botones.

―Ven aquí, Uchiha ―ordenó Kurama en tono tranquilo―. Si quieres hacer ese contrato, aun quiero saber algo más; pero quiero caminar, así que acompáñame mientras respondes a mis preguntas.


Darui no quería hacer más preguntas de las necesarias, por lo que solamente se mantuvo en silencio mientras el Kazekage liberaba a un inconsciente Naoki sobre el balcón de una habitación de la torre donde estaban alojando a los ninjas de Konoha

Tsunade, parada a su lado, observaba con pena hacia el joven depositado a sus pies.

― ¿Qué dijo Neji de esto? ―preguntó la rubia sin molestarse en ver hacia Gaara.

Gaara bajó de su nube de arena hacia el piso, dejando que se dispersara alrededor de sus pies mientras caminaba hacia sus compañeros gobernantes. Darui pasó su dirección de atención del Kazekage hacia el niño, mirando al ninja que dormía sin tener alguna señal de molestia en su rostro.

―No peleamos, si es lo que ronda por sus mentes ―comentó Gaara cruzándose de brazos―, pero fue difícil mantenerlo quieto.

―Debe estar muy alterado ―comentó Darui―. No esperaría menos de alguien que apenas se entera de una misión como la que tienen ustedes entre manos.

Tsunade enarcó.

―Al menos ya sé cómo reaccionaría medio cuerpo ninja si les damos a conocer las misiones de grado S que tenemos entre manos ―comentó Tsunade en una burla. Miró hacia Gaara―. ¿Dónde están Neji y Sasuke?

Gaara negó con un gesto de cabeza.

―Llegué a darle apoyo a Sasuke como me fue solicitado, pero no sé a dónde se dirigían. Me detuve para mantener al niño lejos de ellos ―contestó. Se inclinó un poco a la izquierda hacia Tsunade―. Parecía urgente que llegaran a alguna parte.

Tsunade torció la boca.

―Deben haber ido detrás del kyubi ―murmuró.

Darui y Gaara la observaron atentos cuando ella colocaba una mano en su barbilla, mirando a un punto invisible en el aire mientras parecía llegar a la respuesta de algunas preguntas en su mente.

―Según lo explicado por Sakura, todos se dirigían hacia acá. Neji y Sasuke se adelantaron porque apareció Urashiki, iban a enfrentarlo apenas llegaran a la aldea ―explicó la rubia―. Pero, por lo que dice el niño Otsutsuki, se detuvieron y en algún punto les perdió la pista a los tres.

― ¿No pasaron a otra dimensión como ocurrió en la guerra? ―cuestionó Gaara.

― ¡No lo hicieron!

Gaara pegó un salto poco propio de él cuando, a su lado, apareció un niño con una enorme sonrisa y con toda su atención sobre él. Retrocedió un paso mientras el pequeño se movía hacia el inconsciente Naoki, hincándose a su lado y mirándolo sin mucho interés.

―Naoki-kun no debió meterse en esto ―comentó el niño.

― ¿Otsutsuki Urayashi? ―preguntó Gaara con curiosidad, agachando la cabeza y acercándose unos pasos hacia él.

El niño volteó el rostro hacia él y asintió.

― ¡Ese soy yo! ―comentó en respuesta. Dirigió su atención hacia Tsunade―. Mamá Sakura me mandó a buscarla, Mamá Tsunade. El rastro de Papá Sasuke y Papá Neji ha vuelto.


Sasuke miró con disgusto hacia Neji cuando este le volvió a palmear la mejilla derecha, ya harto de que siguiera haciendo sus pruebas de "lucidez".

Neji, cruzado de brazos y con las manos resguardadas debajo de las axilas, apretó la boca con inseguridad.

― ¿No te vas a desmayar a medio camino? ―preguntó Neji.

Sasuke golpeó el piso con la punta del pie, sintiendo el pasto húmedo debajo de sus dedos mientras veía de reojo al paranoico Hyuga. Entendía su preocupación, pero estaba exagerando bastante.

―Aguantaré el viaje, puedo asegurarte eso ―contestó Sasuke.

Levantó su brazo derecho y pasó la mano por el cabello, usando los dedos para echar el fleco a un lado por un momento.

Apenas habían salido de la cueva del kyubi, y ni Sasuke ni Neji tenían el exacto tiempo que les había tomado estar ahí dentro o a la espera, ya que, por boca de Neji, él había presenciado el paso de tres días en donde él estaba, en menos de treinta minutos, lo que, para él, había sido una barbaridad.

Ahora era de noche, apenas entrada por la posición de la luna, y Sasuke podía apostar que tardarían, al menos, otros dos días en llegar por el retraso que llevaban.

―Bueno, Urashiki no está más al acecho ―comentó Sasuke con calma―. Podemos movernos sin miedo a que tenga la ventaja hacia la aldea.

―No lo he visto mientras he estado aquí, así que me mantengo tranquilo ―aseguró Neji con un encogimiento de hombros―. Pero será mejor ponernos pronto en camino hacia la aldea de las nubes.

Sasuke asintió.

Observó alrededor, notando el único árbol en el centro del gran campo abierto en el que estaban, rodeados por árboles en un círculo perfecto alrededor del árbol a sus espaldas. Lo único que resaltaba del verde de la naturaleza, era el azul oscuro del cielo con las estrellas, y una luna llena brillante y grande frente a ellos.

―Nos tomará tiempo, pero hay que tratar de acortarlo ―comentó Sasuke dirigiéndose a Neji―. Paso continuo, tengo energía para mantener el viaje.

Neji asintió.


Sakura se puso de pie olvidando las sandalias que le habían proporcionado, caminando descalza por el frío suelo de la habitación sin molestarse en que el clima ni siquiera estaba lo suficientemente cálido como para despreocuparse de estar cubierta adecuadamente.

Traía puestos únicamente los pantalones de su ropa, quedándose en sujetador mientras trataba de despejar su mente de todo lo que tenía encima.

Se había estado regañando los últimos días en la aldea de la nube, pensando que debió haber acompañado a Sasuke y a Neji cuando decidieron adelantarse. No sabían a dónde habían ido a parar, Urayashi había comentado a noche que había percibido una leve señal de ellos, pero no podían ubicarlos realmente.

Lo más horrible cruzaba su mente, situaciones en las que alguno de los dos estaba herido, o muerto, o atrapados por Urayashi. Lo más drástico rayaba en imaginarse de nuevo el maldito Edo Tensei en sus amigos. Y no quería soportar eso de nuevo, esta vez no era tan fuerte para resistir esa clase de golpes.

Estaba intentando mantenerse calmada por sus compañeros, porque, aunque Tsunade se encontrara con ellos, ella era el ninja médico en jefe en esa misión. Tsunade se lo había dejado en claro al llegar, ella no iba a involucrarse de más con las labores de Sakura con su equipo mientras estuvieran en la misión, ella se iba a dedicar a trabajar bajo órdenes del Raikage en caso de que Urashiki apareciera en la aldea y se desatara una batalla. Mientras Sasuke no apareciera, ella, Gaara y Darui eran los únicos que debían y podían ponerse a hacerle frente al enemigo.

Así que Sakura estaba sola en mantener a su equipo en forma.

Considerándolo, tenía muchos años que había abandonado esa zona laboral. No le daba miedo, o tenía dudas de ella, simplemente le cruzaba por la cabeza que el trabajo no podría desempeñarlo con tanta soltura como antes lo hubiese hecho.

De no haber sido por esa situación, esa con la que soñaba todas las noches, talvez podría seguir trabajando sin meterse tantas faltas de respeto a sí misma mientras intentaba seguir algún procedimiento médico. Actuar en automático se había desactivado, y cada paso que daba, ella misma se lo analizaba y calificaba.

No había más que hacer cuando la mente la tenía tan ocupada, estaba desesperada por Sasuke y Neji, y lo único que lograba hacer en ese momento, era rezar por que ambos llegaran bien.

Por el momento, lo único que le quedaba en la lista de pendientes era reunirse con las cabezas de los grupos con los que contaba el cuerpo ninja de la aldea, pues ella, junto con sus compañeros, iban a explicar el plan de defensa en caso de que Urayashi apareciera.

Se pasó una mano por la boca frotándola con poca suavidad, apretó los labios y entonces sintió el frío del suelo.


Shikamaru y Choza observaron a Temari y Lee llegar hasta donde ellos estaban, la zona de la frontera de la Aldea de la Arena donde habían acordado el punto de reunión. Ibiki y Yamato ya se habían retirado hacia la aldea siguiendo su plan de la recuperación e investigación de los Zetsus, informando que Tsunade había tomado camino hacia el destino del grupo de Sasuke por una emergencia que les había sido comunicada por Katsuyu. Shikamaru asumía que todo se trataba de Urashiki, así que no preguntó más. En ese momento, ese sería el único tema que movilizaría a todos. Claro, y el de su propio Sasuke.

― ¿Todo bien? ―preguntó Shikamaru apenas Temari y Lee se acercaron.

Temari caminó hasta Shikamaru y le extendió el documento firmado por el ninja que mantenía el lago que Lee y ella se habían encargado de resguardar. La protección de la Aldea de la Arena sobre el "Cuenco Escondido" había sido aprobada, Gaara y su Consejo acordaron mantener el área cubierta por una falsa montaña pequeña y de punta plana, con la que la mantendrían oculta entre muchas otras montañas que la rodeaban. Gaara se había encargado de la formación de esta falsa montaña, y luego de ello, se había marchado detrás del equipo de Sasuke como se le pidió.

Temari y Lee solamente se mantuvieron a la expectativa de las ordenes de Shikamaru, pues era quien dirigiría a los grupos una vez reunidos. El objetivo era el mismo, la Aldea de las Nubes, todos irían ahí detrás de Sasuke.

Sabían de la desventaja que tenían contra el grupo de Sasuke en cuanto a distancia y tiempos, pero habían sido previstos como un grupo de emergencia. No se aventurarían a ser parte de la pelea si es que había una contra Urashiki, manteniéndose al margen para llevar la ventaja. El plan era despejar el área donde él pudiese aparecer, y limitar sus vías de escape. Era tan sencillo como elaborado, puesto que debían emplear más ingenio para lograr detener a Urashiki tomando en cuenta su bajo nivel de poder en comparación contra él.

Temari entendió desde la plática grupal con Sasuke, que él estaba confiando en la experiencia táctica de Shikamaru para armar un plan sobre la marcha sin importar los factores resultantes de sus movimientos. Era el talento de su marido, su mente siempre estaba dispuesta a conectar y desconectar varios puntos en segundos, mostrándole a Shikamaru tantas puertas abiertas para tomar y tener éxito en su misión. Y ella sabía que Sasuke le estaba dejando bastantes puertas entreabiertas con toda la información nueva que él había proporcionado para trabajar; y Shikamaru estaba, aun, sopesando sus opciones y tratando de ser lo más neutral en la situación.

Por eso se encontraban a la espera en ese momento, pues él sería quien dictaría el siguiente camino a seguir luego de cumplir con el viaje hacia el País del Rayo.

― ¿Qué hay de Shizune y Kiba? ―preguntó Lee colocando sus manos en la cadera.

―Recibí un mensaje de ambos ―contestó Shikamaru―. Le ordené a Shikamaru que se quede con Shizune en el pueblo. Encontraron información muy valiosa, no podemos permitir que esa gente haga algo apenas ellos se marchen. Se quedarán en su posición mientras nosotros nos reunimos con Sasuke. De regreso, pasaremos por ellos.

― ¿Nadie sospecha nada? ―preguntó Lee de nuevo.

―No, afortunadamente ―Shikamaru cerró los ojos―. Son buenos ocultándose, han logrado hacerse parte de la comunidad. Tenemos tiempo para ir por ellos, pero hay que apresurarnos a ir con Sasuke. Tsunade ya está ahí, se adelantó, así que solo faltamos nosotros.

― ¿A qué hora partimos? ―preguntó Choza.

Shikamaru lo miró.

―En este preciso instante.


Urashiki no estaba contento con el rumbo de las cosas a su alrededor.

Había intentado ir detrás de Sasuke muchas veces, pero siempre estaba rodeado de gente. Aunque claro, no era como si no pudiera eliminarlos a todos si quisiera. Era solo que había… algo… particular, alrededor de ellos. Como si hubiese un campo de fuerza que le impedía querer proceder con cualquiera de sus ataques.

Urashiki sabía que había presencias Otsutsuki en ese lugar, y ninguno había buscado interponerse en su camino porque, bueno… a los otros Otsutsukis les importaba muy poco lo que pasara con la raza humana. Tenían demasiados conocimientos sobre la vida y la historia que entendían bien el curso de una raza, así que poco les interesaba el factor que detonara la desaparición de la misma. Ellos vivían de energías diferentes, por lo que un pequeño cambio en sus compañeros de espacio, no les generaba algún problema que tuviesen que arreglar.

Por años vivieron separados, tanto de la civilización humana como entre ellos mismos, por lo que habían aprendido a respetar los planes de avances de los otros, aunque compartieran información entre ellos, y supieran que sus enemigos obtenían información de su raza.

Y era eso mismo lo que estaba deteniendo a Urashiki, y lo molestaba.

Una presencia reacia a dejarle pasar a su mente, un ser que le impedía finalmente decidir atacar, estaba rondando alrededor de Sasuke como las abejas a la miel, ocultando y protegiendo al Uchiha de cualquier cosa que Urashiki tenía planeada para continuar con su plan.

No era estúpido, sabía que el Uchiha había descubierto su plan de ir tras el Raikage, pero eso no lo iba a detener. Necesitaba al anciano cuanto antes, era una fuente valiosa de información. Además, ya había notado que algunas de sus principales elementos a obtener, habían desaparecido sin explicación alguna, como el Jarrón de los Sellos Lunares, el cual no estaba más en su base puesta bajo tierra hace muchos años por otros Otsutsuki.

También había notado que no encontraba el lago Cuenco Escondido, perdiendo completamente el rastro que este emitía hacia los Otsutsukis por sus propiedades curativas. Igualmente, ese lago solamente representaba una parada de emergencia mientras estaba en esa extraña realidad, pero no era como si no pudiera sentarse a descansar en alguna otra dimensión.

Así que, con algunas de sus opciones desaparecidas, Urashiki tenía puesto el ojo en otro lado.

Al final del día, un Inuzuka y una ninja retirada no eran el mejor escudo que podrían haber mandado al pequeño pueblo delante de él.

Era la decisión más patética que Sasuke había tomado con él en acción.


Era exacto medio día cuando Sasuke y Neji habían cruzado más allá de las montañas nevadas de Shimogakure, y tenían frente a ellos los puentes que cruzaban los acantilados entre los países.

Habían topado en el camino con un comerciante ambulante, con quien decidieron comprar un par de capas para el frío y bufandas, pues el clima estaba muy cambiante en esa época del año. Aunque si bien era una temporada cálida en Konoha, llegando a tener temperaturas insoportablemente altas, en esta zona del mundo, el frío se sentía como si el invierno tuviera su hogar ahí. La nieve caía como una espesa cortina durante las noches, y durante el día, las brisas de aire se intensificaban conforme pasaban las horas. Sasuke y Neji no podían detenerse aún, así que buscaban atravesar ese tiempo de caminata de una forma más llevadera, cubriéndose lo mejor que podían y aprovechando su calor corporal.

En algún punto, Sasuke usó su Susanoo para cruzar la ventisca más agresiva que habían tenido en su pequeña travesía en ese país, y Neji tomó esa oportunidad para indagar más acerca de cómo Sasuke había crecido en su realidad en cuanto a su aprendizaje Ninja. Mantuvieron horas de conversación sobre técnicas, habilidades hereditarias, evoluciones del sharingan, entre otros temas, que cuando Neji expresaba su impresión por los conocimientos de Sasuke, el sol estaba saliendo por el horizonte.

En los momentos de silencio, Sasuke se había mantenido más callado de lo habitual, según Neji. Esto le habría causado risa al azabache de no ser porque, en esa realidad, él se había mostrado notablemente más hablador que en la suya. No se molestaba en negárselo, había estado obteniendo información de ese lugar, y era algo que le gustaba tomando en cuenta que había mucha gente nueva con la que convivir… O viva, en caso de Neji.

Pero ahora, su silencio, podría ser interpretado por el Hyuga como que algo le inquietaba, y no estaba lejos de la verdad, pero Sasuke no quería hablarlo.

Después de todo, lo único que ocupaba su mente era la pelirrosa que, era evidente, le había mentido sobre muchas cosas acerca de su historia.

Tenía la cabeza inundada de preguntas, y para su consternación, estas estaban respondiéndose por sí solas, todo gracias a que Sasuke había podido leer a esta Sakura. Era algo nuevo y de verdad satisfactorio, saber que en otra realidad podía volver a conectar con ella y entender sus acciones, pero era algo frustrante cuando descubría este nuevo lado de Sakura. Y lo era porque sabía que su yo de esta realidad era el que lo había provocado todo, e inevitablemente pensaba en que él habría podido hacer eso en la su propia realidad si no hubiera tenido la suerte de que Naruto logró tocarle el lado sensible a tiempo.

―Estúpido rubio ―murmuró Sasuke.

Neji lo miró de reojo.

― ¿Eh?

―Nada ―dijo Sasuke.

Volvió su mirada hacia el piso delante de él, ignorando el viento que elevaba su capa y filtraba el frío entre su ropa.

Neji torció la boca.


Nunca le habían humillado tanto como en ese momento, y el coraje le hervía en el pecho como si su chakra tuviese inclinación por el elemento fuego. Estaba sujetado por dos grandes esposas que le cubrían completamente la muñeca, y unos guantes de metal le apretaban las manos en puños para no permitirle usar los dedos de ninguna forma, por lo que sentía el sudor en las palmas de una forma muy desagradable. Los ojos estaban cubiertos por una cinta elástica gruesa y grande color café. Las piernas estaban sujetas por cadenas y también por grandes botas metálicas que lo mantenían anclado al piso, por lo que solo podía pararse del asiento de piedra que tenía detrás y volver a sentarse.

Naoki se sentía humillado, era lo más bajo que había caído en cuanto a respeto. No solo a él, estaba seguro de que esto no le gustaría a sus superiores en Konoha. En especial al Hokage… y a su padre.

Aun recordaba todo, por lo que tenía ciertos sentimientos encontrados en cuanto a la situación que estaba ocurriendo con su padre y Sasuke.

― ¿Quieres que te traiga más arroz? ―preguntó Urayashi.

El niño había estado visitándolo desde que fue encerrado en una cárcel subterránea de la ciudad, tratando de mantener pláticas con él que Naoki era reacio a continuar. También era consciente de que Urayashi sabía de la existencia de Sasuke, algo que lo molestaba más, pues ambos habían estado conviviendo bastante desde que se conocieron.

―No, gracias ―pero, bueno, tenía modales. No iba a tratar mal a nadie que no fuera enemigo jurado.

Urayashi tomó los platos sucios de la bandeja de comida de Naoki y los juntó con los suyos en una misma, aprovechando el espacio para no cargar tanto de regreso hacia las habitaciones donde se estaban quedando.

La prisión donde estaba detenido Naoki no estaba tan lejos de las habitaciones de invitados, así que, en el día, Urayashi le visitaba para platicar. Aunque el primer no pusiera tanta participación, el Otsutsuki podía entender perfectamente que era porque estaba descubriendo cosas que Neji le había ocultado. No eran cosas malas, pero Urayashi sabía que debía tener delicadeza para explicarle sobre el tema, razón por la que le estaba tomando tanto tiempo llegar a él. Quería que Naoki se volviera a sentir seguro en su presencia, y que confiara, así que primero debía enseñarle que seguía siendo el mismo de antes para que no tuviera dudas de su lealtad.

― ¿Quieres que traiga algo? ―preguntó Urayashi― Podría pedirle a Mamá Sakura que haga una petición para que te quiten las esposas. Sabemos que no eres peligroso.

―No creo que la finalidad de las esposas sea evitar que yo ataque a alguien ―contestó Naoki recargándose en el muro del asiento donde estaba sentado―. Solamente quieren mantenerme "tranquilo". Que no ande como los usuales prisioneros que gritan y exigen cosas.

―Bueno, creo que ese es otro motivo para pedir que te las quiten ―argumentó Urayashi con un tono de infantil duda. Hizo un puchero―. Pronto te dejarán salir. He escuchado que se preparan para reunirse apenas Papá Neji y Papá Sasuke lleguen aquí a la aldea.

Naoki dio un salto ante la mención de los dos adultos, centrando de nuevo la atención que le estaba perdiendo al menor.

― ¿Y qué te hace creer que me dejarán estar en esa reunión? ―preguntó confundido.

―Pues ahora que sabes la existencia de Papá Sasuke en esta realidad, eres parte del plan ―contestó Urayashi con una sonrisa―. Aunque no participes en él, ya eres consciente de lo que pasa. Me imagino que te dirán todo para que guardes silencio y no andes investigando por tu cuenta. Todos queremos proteger a Papá Sasuke.

Urayashi cruzó las piernas debajo de él y tomó la punta de sus pies con sus manos, balanceándose en el piso hacia adelante y atrás.

―Me sorprende que trabajen con un traidor ―dijo Naoki con desdén.

Urayashi se impulsó más fuerte para seguir su juego mientras contestaba.

― ¡Oh, no! No estamos trabajando con el Sasuke que tienes encomendado a matar ―contestó Urayashi con calma. Naoki apretó los labios y movió levemente la cabeza, lo que le indicó al niño sobre su confusión―. Creo que no le permitiste a tu papá explicarte todo. Este Sasuke que has visto, viene de una realidad diferente a la de nosotros. Puede que no nos creas, pero es la verdad.

― ¿Esperas que crea ese cuento, así como así? ―preguntó Naoki con molestia.

― ¡Oye! Haz caso a lo que dicen ―Urayashi se puso de pie, infló la panza y colocó las manos en la cadera―: ¡Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad!

Naoki bufó. Su voz bajó de tono mientras se recostaba de lado en la banca.

―Sí. Pero tú no eres un niño, y lo sabes.


La noche era tranquila. El silencio reinaba, la paz de los habitantes del pueblo podía percibirse a través de su sueño.

Tenía la ventana abierta, una leve brisa entraba por ella aliviando el calor de la habitación, y las estrellas centellaban junto a la reflectante luna en lo alto del cielo.

Kiba había grabado esa imagen perfectamente bien en su mente, lo apacible de la noche cuando se encontraba en la cama a una hora extrañamente temprana para las labores que él y Shizune fingían llevar a cabo en el pueblo. Le había encantado tanto ese silencio tan diferente a las noches fiesteras de Konoha, que se permitió disfrutar de cada detalle en el ambiente para compartirlo con alguien algún día.

Y, ahora, no entendía porque tenía eso en la cabeza, cuando una gran estaca de madera atravesaba su pecho clavándolo en el piso entre los escombros de la casa que habían rentado, rodeado de fuego y crepitantes chispas que amenazaban con chamuscarle el cabello.

Los gritos de la gente eran desgarradores, el temor de las personas cuando algo más explotaba era aterrador. No lograba verlos, pero pequeñas sombras pasaban rápidamente junto a la casa derribada, huyendo del ataque.

No sabía dónde estaba Shizune, y lo más seguro era que estuviese bajo los escombros, lo que lo preocupó más. Pero aun sabiendo esto, entendía que debía salir de esa situación y ponerse de pie para enfrentar al enemigo, a quien sin duda logró identificar como Urashiki.

Empujó su cuerpo hacia arriba buscando liberar sus brazos del entierro que tenían del codo a las manos, jalándolos uno a uno con fuerza sin fijarse en las astillas que podría estar enterrándose en la piel. Flexionó las piernas, impulsándose con audibles quejas hasta que sacó los brazos de la madera. Durante ello, la estaca se aflojó poco a poco y le dejó levantarse, pero aún no estaba desprendido del suelo. Levantó ambas manos, ennegrecidas por la tierra y la mugre de la ceniza, y rodeo la estaca lo mejor que pudo para arrancársela del piso.

Le dolió como el infierno el impulsarla fuera de su pecho, gritando con ganas por el ardor que sintió en la piel viva. La sangre que estaba perdiendo era mucha, y maldecía a todo lo que le cruzaba la mente porque, en ese momento, no había nadie que pudiera tratarle la herida con rapidez.

― ¡Shizune! ―gritó mientras jalaba la estaca. Ya se había desprendido del piso― ¡SHIZUNE!

Observó por la derecha cómo se acercaban a la casa destruida los chicos con los que compartía copas en el bar apenas unos días antes. Jun, Kaito, Arata y Hisao, con manchas en la piel y leves quemaduras visibles, corrían hacia Kiba ignorando las llamas alrededor, cruzando los restos de la construcción hasta llegar a él.

Sin darle tiempo a decir nada, Kiba fue sujetado por los hombros por Jun y Hisao, mientras Kaito y Arata tomaban la estaca y la sacaban con rapidez. Kiba gritó como jamás se había escuchado gritar, reconociendo lo adolorido que sonó, el sufrimiento fue impactante para sus delicados oídos.

Respirando con fuerza, Jun y Hisao lo ayudaron a ponerse de pie, gritándole cosas para hacerle entrar en razón. Él no lo percibía, pero los otros cuatro veían como sus ojos estaban moviéndose desorbitados, los parpados caían lentos antes de volver a subir, y su rostro había perdido expresividad.

Otra explosión vino de la izquierda, una humareda negra se alzó en el aire en la misma dirección, y de nuevo más gritos.

― ¡Kiba, ¿dónde está tu tía?! ―preguntaba Jun palmeándole el rostro.

Un borrón blanco se hizo presente delante de lo más lejano que Kiba lograba visualizar con su cansada vista. En segundos, sus instintos Inuzuka se activaron captando de quién se trataba. Urashiki desplegaba un arma, y Kiba logró poner a todos sus sentidos en orden, llevar fuerza que no tenía hacia sus extremidades, y tomó a sus cuatro amigos colocándolos detrás de él.

Su lado ninja estaba activado en segundos.

Los cuatro soltaron una exclamación de sorpresa cuando captaron a Urashiki acercándose levitando con lentitud hacia ellos. Kiba agachó el rostro y usó sus dedos para quitarse los molestos pupilentes, pues olvidaba que los mantenía puestos en caso de que alguien los sorprendiera de noche a él y Shizune en la casa.

Los tiró a un lado sin cuidado y volvió su cabeza hacia Urashiki, listo para pelear. En ese momento no tenía a Akamaru, lo había dejado en la aldea porque ya estaba muy grande, y Kiba no quería arriesgar a su buen amigo a las batallas ninja como alguna vez confió en que estaría bien en su juventud. Actualmente se valía de otros compañeros de batalla, cachorros recién graduados de las filas de perros ninja, quienes acudían a Kiba cuando este realizaba la invocación tal como Kakashi le había enseñado a hacer años atrás.

Ahora, Kiba debía confiar en su entera fuerza absoluta como uno solo, porque, conociendo lo que hacían los Otsutsukis, no iba a arriesgar a ningún perro a morir por él o con él.

―Creía que los ninjas de Konoha habían quedado advertidos por el interesante viajero del tiempo ―se burló Urashiki. Blandió la caña a su lado como si esta fuera una capa―. Pero son muy idiotas, también olvidaba eso.

La risa que soltó hizo estremecer a los cinco hombres. Hisao tomó a Kiba del brazo izquierdo y lo zarandeó con impaciencia.

―Kiba, hay que correr ―susurró con miedo.

― ¡Pero si el Inuzuka sabe que no pueden ir a ninguna parte! ―respondió Urashiki con una risa maníaca, señalando hacia ellos.

Los cuatro hombres voltearon a ver confundidos hacia Kiba, quien apretaba los puños de las manos ante el palpitante dolor de la herida que dejó la estaca.

Ignoralo, Kiba, ignóralo, se decía mentalmente.

― ¿Inu-

― ¡Creí que los Otsutsuki habían tenido suficiente de nosotros en la guerra! ―retó Kiba, interrumpiendo a Kaito e ignorándolo, notando que los cuatro retrocedían alejándose de él unos pasos. Abrió los brazos a los lados―. ¡Y me contaron que casi los pulverizan en la luna, y aun así se atreven a venir a buscar pelea a la tierra!

Urashiki inclinó la cabeza a un lado enarcando una ceja, emitiendo un ruido de curiosidad mientras bajaba la punta de la caña al piso.

―Debes de ser el peón irreverente del Uchiha ―comentó en voz grave y baja.

Kiba sonrió de lado. Levantó la mano y se la pasó por el cabello, deshaciéndose del fijador que había utilizado. Acomodó la boca, dejando ver sus grandes colmillos cuando la abrió, lo que espantó a los cuatro detrás de él.

―Busquen a Shizune ―dijo Kiba hacia sus amigos, rogando porque no se echaran a correr ahora que estaban descubriendo su verdadera identidad―. Alejaré a este maldito de aquí.

Muchos árboles alrededor comenzaron a consumirse por el fuego, y Kiba notó el brillo de las llamas sobre lo que alguna vez fue un pueblo, consumiendo ahora más allá del límite de los hogares hacia el bosque.

―Solo quiero las armas ―respondió Urashiki―. Pero si quieres impedir que las consiga, no tengo más opción que matarte.

Kiba soltó una risa burlona.

―Hay algo que ninguna base de datos te va a informar, Urashiki, ni siquiera la de los Otsutsuki ―dijo Kiba caminando al frente hacia él a paso firme. La sangre en su abdomen goteaba al piso―. Siempre que te enfrentas a un Inuzuka, debes tener en claro esto: tú eres la presa, yo el cazador.

Urashiki desplegó con fuerza el hilo de la caña, furioso por el atrevimiento del castaño.

―Basura ―gruñó Urashiki.

Kiba se colocó sobre sus manos quedando en la famosa posición de a cuatro patas, y canalizó su chakra alrededor de él con tanta firmeza, que ondas expansivas del mismo alejaban el fuego de su alrededor. El famoso Jutsu en Cuatro Patas.

― ¡Colmillo sobre colmillo!


¡HOLA A TODOS! ¿Cómo están? Espero que muy bien.

Aquí otro capítulo, para todos ustedes.

Tranquilos, no voy a abandonar la historia. Se que me toma tiempo actualizar, pero prometo no dejarla XD Yo también he sufrido que un escritor abandone un fanfic y me deje con la curiosidad, no quiero hacerles eso :'v

Ya faltan, considero yo, pocos capítulos para que esto acabe. A lo mucho estimo que podría llegar al treinta, realmente no quiero poner una meta, pero no lo veo más allá de ese número XD No lo visualizo tan largo. Además de que ya estamos deshaciéndonos de varios personajes y secretos, así que esto comenzará a entrar en su fase más difícil para el pobre de Sasuke.

Les agradezco mucho que sigan aquí, que lean y comenten. De verdad que me alegra que les esté gustando esta historia.

La siguiente actualización será en diciembre, porque ya he visto que me preguntan mucho como cuándo estaría actualizando xD. No doy fechas específicas porque tengo trabajo y luego no me alcanza el tiempo de sentarme a escribir, pero yo espero tener para diciembre otro capitulo, estimando que, más o menos, las actualizaciones las he realizado mensualmente. Así que, sí, aun nos queda rato aquí pero ya está por acabar esta aventura de Sasuke conociendo el AU :V

Espero que les haya gustado mucho el capítulo, y, de nuevo, gracias por leer.

Nos Vemos :D

Ana Kogane Holt