SEGUIR EL PLAN SIN IMPORTAR EL RESULTADO


Sakura notó que la mirada de Sasuke se mantuvo sobre ella aun cuando estaba rodeado de armas apuntándole. Las espadas, navajas, filos, kunais, entre otras cosas, le eran apuntadas a la cara mientras él se mantenía de pie en el centro de la oficina del Raikage.

Darui y Gaara lo miraban atónitos, muy desconcertados con su presencia extrañamente… ¿sana? Podrían considerarlo así.

Sakura sabía que todos en la sala estaban tensos con la presencia de Sasuke, pero este se mantenía impasible tratando de no generar algún movimiento agresivo por parte de los demás. Tenían claro que debían ser cuidadosos y no provocar la desconfianza de nadie, siendo menos presentes de Konoha que de cualquier otra aldea, y Sasuke no estaba preparado para comenzar a perder ayuda ahora que llevaban una ventaja.

Recopilando todo lo que había ocurrido, Sasuke mantuvo el silencio pensando.

Habían llegado por la madrugada a Kumogakure, con Neji escoltándolo para dar la cara por los dos frente a quien se les cruzara. Sorprendentemente, alguien les estaba esperando. En la entrada de la aldea, Samui, acompañada de cuatro ninjas más de la que Sasuke suponía, eran la élite de Kumo como los anbu de Konoha, les indicó que los llevaría al Raikage por la zona más privada de la aldea. Fueron llevados por túneles subterráneos por al menos media hora, caminando entre diversas salas, desde laboratorios hasta cárceles, cruzándose con doctores, ninjas y guardias cada cinco segundos, hasta llegar a una puerta que llevaba a unas escaleras llenas de seguridad.

Samui había comentado que mantenían escaleras en esa zona porque eran más seguras que un sistema de elevadores, puesto que muchos ataques a las aldeas, que se habían dado poco después de la guerra, mostraron que los nuevos enemigos buscaban aventajar las batallas o invasiones con el uso indebido de la nueva tecnología, o, poniendo la tecnología de cada aldea en contra de la misma. Fue un proceso naturalmente difícil para todos adecuarse a esta realidad, con cada innovación tenían que pensar en cualquier error para poder contrarrestarlo, y eso había llevado también a que muchos objetos salieran a su uso en temporadas en las que ya no eran necesarios.

Y así los elevadores quedaron descartados como parte de la seguridad.

Sasuke entendía que se les hubiese hecho tan difícil en ese tiempo todo el avance que su realidad presentaba, especialmente porque, quien supervisó ese avance en su momento, no habían sido otros sino Kakashi y Naruto, el primero impulsado por las ideas del segundo sobre mejorar la vivienda en la aldea y las comunicaciones en el mundo ninja. Su realidad había avanzado al paso de alguien paciente y centrado, por lo que Naruto no tuvo tantas complicaciones en decidir que sí sería beneficioso para todos y que sólo causaría problemas, tal como había ocurrido con las Herramientas Ninjas que Boruto había usado.

Luego de cruzar aproximadamente siete pisos, Sasuke, Neji y Samui finalmente encontraron la recepción del edificio, y con ello, elevadores.

No les molestaba caminar hasta arriba, no era como que no tuviesen la condición, pero Samui había explicado que esos elevadores llevaban sin interrupciones hacia la oficina del Raikage, asegurando la entera privacidad de los tres hasta encontrarse con el líder de la aldea. Para el nivel en el que estaban, Sasuke entendía que ya podían considerarse dentro de un ambiente laboral concurrido, y había entendido de Samui el miedo que tenían de generar confusión en la gente con su presencia en el edificio.

No obstante, al llegar a la oficina central, Sasuke se encontró rodeado rápidamente por al menos veinte ninjas, diez de cada lado, apuntándole con armas apenas las puertas del elevador se abrieron. Bajo el desconcierto de Darui y Gaara, quienes estaban sentados en el escritorio del Raikage, con las puertas de la oficina abiertas, Samui le indicó a Neji que entrara primero. Neji se alejó de Sasuke de inmediato.

Sasuke esperó a que ambos llegaran con los demás en la oficina, antes de caminar hacia ellos una vez que Neji le indicó que lo hiciera con un movimiento afirmativo de cabeza.

Aunque no se sentía incómodo ni molesto, Sasuke no dudo ni un segundo en echar la capa detrás de los hombros mostrando su katana, dispuesto a desenvainarla si era necesario.

Él no lo había notado, pero en el segundo en el que había realizado esa acción, Gaara había notado de inmediato que únicamente le faltaba un brazo, lo que, a su parecer, ayudaba a quitar algunas sospechas sobre su persona. Parecía ser que el brazo era un serio precedente para que cayera sobre él un poco de confianza.

La mirada de Sasuke había pasado de uno a uno en la habitación para encontrar la presencia de Tsunade y notar la falta de Shikamaru y el resto. No le preocupaba, sabía que ellos venían después. Ahora sintiéndose algo acompañado, se sintió libre de dirigir su mirada hacia la pelirrosa detrás de Tsunade junto a Darui.

―No vas a atacarnos ―comentó Darui.

―No es mi intención ―contestó Sasuke de inmediato.

Ambos hablaban en un tono muy plano, impersonal, pero no agresivo o dominante.

―Bueno, no es como si lo hubiese preguntado ―dijo Darui esbozando una sonrisa―. Era, más bien, una afirmación.

Sasuke enarcó una ceja y se recargó sobre una pierna, pero evitó colocar su mano sobre la cadera. Sabía que algunas personas consideraban esa pose como una muestra de desinterés o ego, lo había entendido especialmente porque Sarada se lo había dicho con mucha seriedad una de las tantas noches que volvió a casa.

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FLASHBACK

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Pasó la página del periódico, notando con sorpresa (y sintiendo un leve disgusto que era realmente una pena ajena disfrazada) como estaban en venta en la zona infantil del mercado, unas capas que simulaban ser de una organización de "Ninjas del Bien".

No necesitaba activar su sharingan o usar el rinnegan para saber que esas capas eran una descarada copia de las capas de Akatsuki, teniendo la única diferencia el que las nubes eran de color azul y estaban dibujadas hacia el lado contrario original.

Tenía que hablar con Naruto de esto para que hicieran algo al respecto; lucrar con la imagen de un enemigo tan importante de la historia de Konoha, que, además, dejaba un recuerdo muy pesado en la actual población adulta de la aldea, le parecía ofensivo. Y, claro, Sasuke no quería que Sarada estuviera curioseando acerca de Akatsuki.

Sabía que ella ya sabía de Akatsuki y sus miembros por todo lo que leía e investigaba, pero los nuevos niños jamás iban a entender los horrores que representaba para muchos el traer a la conversación el nombre de la organización. Aún era difícil respirar con esa huella en la historia de Konoha, por mucho que los habitantes hubiesen sido resucitados y que la pelea se hubiese ganado. El simple intermedio entre la aparición de Pain y el regreso de Naruto triunfante, era más que suficiente para poner la piel de gallina en los adultos.

Y, hablando de la persona que le ponía la piel de gallina cada medio segundo, Sarada apareció corriendo delante de él y sentándose al filo de la mesa de centro de la sala. Sasuke de inmediato supo que quería su atención, así que levantó la mirada del periódico y miró a su hija.

¿Ahora qué me vas a reclamar? ―preguntó con falsa molestia.

Aunque fuera increíble, Sarada y Sasuke habían llegado a jugar con una realidad que la joven había convertido en costumbre cuando Sasuke se iba de la aldea, o estaba mucho tiempo trabajando, o entrenando a Boruto.

Ella le reclamaba no pasar tiempo con su mamá, o con ella, o siquiera compartir la cena con ambas porque se quedaba en la oficina del Hokage trabajando. Sasuke entendía esas quejas, y de verdad intentaba mejorar en lo que le comentaba la pequeña Uchiha. Pero, de un tiempo hacia la actualidad, Sarada había estado reclamándole por cosas que él consideraba sin sentido, como que estaba usando mangas cuando era verano, o que su participación en las conversaciones con su madre eran pocas para considerarse una "conversación de pareja", o que su cabello estaba demasiado largo… en fin, Sasuke había aprendido a hacer caso omiso a muchas de esas quejas; pero, de forma discreta, hacía algo para que Sarada creyera que le había puesto atención, como que Sakura le despuntaba el cabello para que Sarada no siguiera quejándose de su "nido de pájaros". O dejaba el chaleco y se arremangaba las mangas (que la segunda no tenía sentido por su brazo faltante), o era él quien iniciaba la conversación con Sakura, pero en esta última tenía el apoyo de que su esposa entendía el porqué de sus acciones, así que ella se encargaba de toda la información de relleno.

Por eso, cada que Sarada se acercaba a él fuese para lo que fuese, Sasuke saludaba preguntando cuál era la queja del día.

Sarada se cruzó de brazos y enarcó una ceja. Ok, la queja era genuina en ese momento.

Tenía que parecerse a mí, pensaba Sasuke. Echó el periódico a un lado de él en el sillón y colocó su mano sobre el muslo, escuchando a Sarada.

Tu pose ―dijo Sarada.

Sakura, caminando hacia la cocina con una canasta llena de cosas entre las manos, quiso soltar una carcajada limpia cuando la cabeza de Sasuke casi se sale de su cuerpo al echarla al frente. La mirada de desconcierto era una expresión genuinamente valiosa en la cara de su marido.

Sasuke no entendía, ¿su pose?, ¿a qué pose se refería? ... ¿De dormir? ¿De comer? ¿En las fotos familiares que se iban a tomar cada que él iba a la aldea?

¿De qué hablas? ―preguntó con incertidumbre.

Tu pose, papá ―se quejó Sarada, soltando sus brazos y colocando las manos en el borde de la mesa a sus lados, echando el torso hacia adelante para enfatizar tu punto―. Siempre que estamos en la calle, o hablas con tus antiguos compañeros, o con mis amigos, haces una pose muy ofensiva.

La conexión mental que tuvieron Sasuke y Sakura para voltearse a ver, compartiendo una expresión de total confusión, confirmó que ninguno de los dos entendía a qué pose se refería Sarada.

Sarada, ¿a qué pose te refieres? ―preguntó Sakura doblando unas toallas de cocina mientras veía a los dos azabaches en la sala.

Sarada se puso de pie, recargó su peso sobre una pierna y dobló su brazo hasta descansar la mano en su cadera, mostrándoles de lo que hablaba.

Esta pose ―dijo con seriedad―. Esta pose de superioridad.

Sasuke cerró los ojos y bajó la cabeza, pasándose los dedos de la mano por el puente de la nariz.

Ay, Dios, pensó Sasuke.

¿Qué tiene de malo? ―preguntó Sasuke mirando a Sarada.

Ella le devolvió una expresión de molestia, arrugando la nariz y volviendo a cruzarse de brazos.

¡Eso, papá!, ¡con esa pose parece que quieres pasar sobre los demás o que te importa poco lo que dicen! ―se quejó la Uchiha con el tono característico de las Haruno. Sasuke sintió de lleno el regaño―. ¡Asustas a mis amigos y a la gente! Tienes que dejar de hacerlo. Todos comienzan a creer que no pueden entrenar conmigo porque llegarás tú a regañarlos o algo.

Eso no es cierto ―contraatacó Sasuke.

Ahora Sakura estaba de verdad interesada en la conversación. Muy pocas veces, si no por decir, tres veces, Sasuke le había contestado una queja a Sarada porque de verdad estaba en desacuerdo. Y siempre se ponía interesante la discusión, atreviéndose a afirmar que Sasuke y Sarada tenían riñas mucho más intensas que las de ella y su hija.

No era que disfrutara de las discusiones por desacuerdos, pero cuando ambos peleaban por algo realmente tonto, era como ver a Sasuke peleándose con su yo de doce años, lo cual era parcialmente cierto. Así que, la diversión recaía en que Sasuke peleaba con su espejo.

¡Es ridículo! ―reclamó Sarada.

Sasuke dio un respingo indignado.

¿Qué tiene de ridículo que imponga respeto? ―preguntó en queja.

¡No impones respeto, das pena! ―contestó Sarada.

¡¿Pena?! ―preguntó Sasuke. Su tono era levemente ofendido― ¡Cuida como me hablas, jovencita!

¡Hablo en serio, papá!, ¡deja de aterrorizar a todos!

¡Yo no aterrorizo a nadie! ―giró su cabeza a la cocina― ¡¿Cierto, Sakura?!

Sakura miró a ambos azabaches con un rostro impertérrito. Dejó las toallas sobre la barra que dividía la cocina del comedor, y colocó ambas manos sobre su cadera.

Carraspeó.

Sasuke, ¿recuerdas que nuestra boda duró exactamente diez minutos porque volteaste a ver al sacerdote una sola vez? ―comentó Sakura. Sasuke frunció el ceño―. Bueno, él realmente se quería ir de ahí lo más rápido posible, así queee…

Sasuke bufó y se puso de pie del sillón con firmeza, dando media vuelta y alejándose de la sala, aun con las quejas de Sarada de fondo. Pasó junto a la cocina y miró hacia Sakura de reojo, quien lo seguía con la mirada.

Traidora, le dijo en voz baja mientras se dirigía hacia su habitación.

Sakura soltó la carcajada.

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FIN DEL FLASHBACK

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Y así era como había empezado a fijarse en las reacciones de la gente cuando estaban con él, descubriendo que había más poses, palabras o situaciones en las que, de verdad, ponía en aprietos emocionales a muchos de sus conocidos.

Gaara levantó la cabeza cuando Darui se puso de pie de su asiento y se alejó del escritorio, caminando hacia Sasuke con calma.

Darui metió las manos en los bolsillos de su pantalón, sin despegar la mirada de la de Sasuke. Lo rodeó con lentitud, examinando cada detalle de su cuerpo de una forma curiosa. La inspección que le daba era para encontrar qué tanta diferencia podía ver entre él y el otro Sasuke.

―Claramente tienes un aspecto menos psicótico ―comentó Darui con naturalidad. Llegó a la izquierda de Sasuke y le miró hacia arriba―. ¿Cómo te sientes? El niño nos comentó de tu problema.

Ahora que lo mencionaba, Sasuke no había visto a Urayashi desde que había llegado. Percibía su chakra, pero no podía decir que sabía en dónde se encontraba. Así que, teniendo en cuenta que le decían que estaba, cerca, Sasuke iba a limitarse a escuchar. Después se encontrarían.

―Mejor. Tuvimos un gran descanso en donde se encuentra Kurama ―contestó Sasuke, sabiendo que ya todos estaban al tanto de la situación. Era fácil de deducir―. Y supongo que ya les han dicho algo de lo que ocurre con mi presencia aquí en esta realidad.

Gaara asintió desde su asiento.

―Aunque, en realidad… ―Gaara se puso de pie y caminó hasta Sasuke, colocando una mano sobre su hombro, apretando la mano notablemente nervioso―, me gustaría que nos dijeras todo tú mismo.

Sasuke miró hacia Gaara, captando un poco que él no estaba tan cambiado como el de su realidad. La única diferencia era una gran cicatriz de una quemadura del lado derecho de su cara que cubría desde la barbilla hasta poco más arriba de la ceja. Su ojo estaba cerrado, y no pacería que pudiera abrirlo. Nada de esta herida afectaba al crecimiento del cabello, por lo que se mantenía intacto al estilo que tenía el Gaara de su realidad.

―Lo haré.


Sasuke había creído que querían los antecedentes de lo ocurrido para que él apareciera ahí, pero, en realidad, habían pedido que les contara toda la historia, TODA, desde que había acabado la guerra en su realidad hasta ese día. Así que entró en detalles que él sabía: el viaje a la luna, el estudio intensivo que tuvo Naruto en la academia para que pudieran ascenderlo hasta ser Hokage sin generar controversia por su ya duradero rango genin, la llegada de los demás Otsutsuki, el examen de Boruto y todo lo que se desarrolló desde entonces. Su propio matrimonio, su familia, la familia de los demás, los actuales genin compuestos por sus hijos. Avances tecnológicos, científicos, la gran ciudad que era ahora la aldea. Bien, Sasuke se sentía mejor que cualquier enciclopedia que Sarada hubiese comprado.

Les había tomado horas, especialmente porque Sasuke estuvo profundizando en el tema que se abrió al tocar la investigación que él estaba realizando. Sabía que ninguno de ellos estaba enterado de lo que Naruto y él habían estado llevando a cabo, especialmente porque muchas de las misiones y objetivos de Sasuke eran secretos y resultantes de que él y su rubio amigo, llegaran a la misma conclusión de muchos eventos tras su batalla final. Esa conclusión era que no habían erradicado a todos los enemigos, solamente la fuente central que había detonado su aparición y participación.

Era por ello que Sasuke había pedido a Tsunade que se encargaran de los Zetsus, porque sabía que ninguno en esta realidad tenía el conocimiento de lo que estaba generándose con toda la rama de experimentos y creaciones salida de lo que alguna vez los Otsutsuki dejaron cocinando en la tierra. Debía advertirles todo lo que tenía, y él no veía ningún problema en compartir los conocimientos clasificados de la aldea si era por el bien del futuro de esta realidad. No tenían un Naruto, y el Sasuke de aquí era mil veces lo contrario a una ventaja, por lo que no se arriesgaría a apostar por que él se les uniría si fuera necesario. Se conocía, y con el nivel de madurez con el que fue dejado, no hallaría ningún tipo de motivo por el cual aliarse a Konoha o cualquier aldea, estuviese donde estuviese, posición que ocupara. Cabeza dura, eso sentía por su otro yo de esa realidad.

Y haber contado todo había sido extrañamente liberador y, para su sorpresa, productivo. En el momento en el que llegaron al tema del posible grupo escondido que estaban buscando en su realidad, Gaara y Darui saltaron a la participación comentando que ese tema era, de hecho, parte de los que actualmente manejaban en secreto los niveles más altos de todas las aldeas.

Si bien no contaban con todo el conocimiento de las investigaciones de Sasuke y Naruto, se habían dedicado a hacer sus señalamientos y limitaciones, así como a tomar precauciones, para enfrentar a cualquier persona que saliera de ese grupo misterioso que habían deducido que existía. Sabían que no tenían el poder suficiente para hacerles frente, así que habían preparado toda la defensa que podían, pero no estaban dispuestos a ser quienes iniciaran la guerra, por eso tomaron la decisión de no responder a ellos hasta que los enemigos comenzaran a representar un problema verdaderamente mayor.

―Pueden dejar que crezcan si ignoran que existen ―comentó Sasuke. A ese punto de la conversación le habían traído un sillón doble para sentarse frente a los dos kages, mientras los demás estaban sentados en sillas colocadas alrededor de estos tres―. Ambos crecen, en realidad. Pero no saben el alcance que tiene el uno o el otro, y es más común que el enemigo esté aventajado. La diferencia es que antes tenían a Naruto para responder, u otros ninjas de élite. Ahora no tienen nada de eso.

Darui asintió.

―Estoy al tanto de ello. Sólo disponemos de una mínima parte de los ninjas que en la guerra hicieron una diferencia de poder ―comentó Darui con una mueca.

Gaara miró hacia Sasuke.

―Dinos qué podemos mejorar.

Luego de fusionar ideas y realidades (hablando a nivel de conocimientos, avances y objetos a disposición), Sasuke, Gaara y Darui habían logrado formar un plan base de defensa que representaba una que no solamente era útil contra sus enemigos aun no revelados, sino también contra Urashiki.

Finalmente, cerca de la hora de la comida, antes de que todos fuesen interrumpidos, Gaara hizo una pregunta crucial de la que dependía parte del éxito de la misión.

―Sasuke, dime algo ―ambos se observaron―. ¿Cuándo planeas volver a tu realidad hablando en términos del tiempo que estarás aquí? Porque, con todo lo que nos cuentas que te pasa, tampoco creo muy factible la idea de que viajes a otra que no sea tu realidad.

Sasuke cerró los ojos e inclinó la cabeza a un lado.

―Estoy al tanto de ello, en realidad ―comentó el azabache―. Sin embargo, no volveré a mi realidad de inmediato.

Sakura, que se había mantenido al fondo de la conversación escuchando atentamente los planes que se desarrollaban, levantó la cabeza de golpe al escuchar aquello. Neji, sentado a su lado, también dirigió su atención hacia ellos sin hacer tan evidente su interés, pero ambos tenían la misma sorpresa mezclada con preocupación a lo que Sasuke estaba declarando.

― ¿Por qué no? ―preguntó Gaara con calma, recargado con el codo derecho sobre la mesa entre los tres, y con la barbilla apoyada en el dorso de la mano del mismo brazo.

―Hablé con Kakashi poco antes de embarcarnos en esta misión ―contestó Sasuke. Abrió los ojos y miró al pelirrojo―. Desafortunadamente alteré el pasado en un momento poco conveniente, lo que, aun no me explico cómo, alteró el futuro de formas más drásticas de las previstas. No sé cuál fue el curso de acción que tomaron todos desde que Boruto y yo modificamos la historia, y ese curso condujo a esta realidad. Si regreso a la mía, no habré arreglado nada del pasado, y puedo terminar por, poco a poco, transformar mi realidad en la suya. Es un resultado que es posible, lo estudié con Kakashi y Shikamaru a fondo, por lo que, la única solución, es volver al momento exacto en el que interrumpimos en el pasado y evitarlo desde ahí. Así que no volveré a mi realidad directamente, sino que regresaré en el tiempo al momento en el que moví todo, y me detendré antes de hacerlo.

― ¿Cómo estás tan seguro de que hablarte a ti mismo te detendrá de cometer ese error? ―preguntó Darui.

Sasuke enarcó una ceja con aburrimiento, sintiéndose un poco ofendido de que, aun con todo lo que ya había revelado y aportado, no entendieran que su nivel de madurez y consciencia era muchísimo mayor que el que tuvo a los dieciséis años. Parecía que a todos se les había tatuado ese Sasuke en la cabeza, y no lo iban a dejar aparecer a él en su lugar.

―Confío en mí ―contestó seguro.

―Maahh ―Darui se encogió de hombros―. Un poco prepotente, pero me lo creo.

Sasuke sintió la ceja saltarle en un tic.

Luego de seguir comentando los lugares a donde llevarían la batalla final contra Urashiki, habiendo decidido que ni él ni Sasuke podían permanecer más tiempo en esa realidad, todos en la sala hicieron un acuerdo en el que se ordenaba estrictamente, bajo el mandato de Tres de las Cinco Grandes Aldeas, y ordenado por Tres de los Cinco actuales Kages (tomaban en cuenta a Kakashi a pesar de su ausencia), que nadie dentro de la sala podía hablar de nada de lo ocurrido, ni revelar la existencia de Sasuke, ni la estadía de los ninjas de Konoha, quienes se quedarían hospedados y resguardados en los edificios aledaños al de la Oficina del Raikage. Cualquiera que abriera la boca, incluido el mismo Sasuke, sería inmediatamente encarcelado, sus puntos de chakra bloqueados indefinidamente, y confinado a encierro hasta que se decidiera su futuro.

Sasuke, en ese punto, había descubierto que las aldeas de esa realidad actuaban de una forma más drástica que la suya, y estuvo aún más convencido de que debía volver pronto al pasado a arreglar todo.


Aunque ninguno de los dos había intercambiado palabras, siendo evidente que estaban evitando el tema, se habían alejado de la comida que les habían preparado a los huéspedes, yendo a parar a uno de los balcones traseros del edificio que los dejaba fuera de la vista de los habitantes de la aldea.

El aire era levemente fuerte, pero cálido, así que a Sasuke le acomodó quitarse la capa y colocarla en su brazo mientras miraba a Sakura, recargada contra la barandilla de metal y mirando hacia las montañas del paisaje que normalmente encontraban como fondo cuando llegaban a la aldea.

Apenas habían comido, Sakura por nervios, y Sasuke porque no tenía hambre luego de la extraña alimentación de chakra que recibió de Kurama, la cual le había curado y estabilizado todos sus niveles de necesidad corporal: sed, sueño, hambre, agotamiento… en fin, un trabajo bien hecho. Así que solamente habían comido poca carne y verduras antes de dirigirse al balcón, sin siquiera dirigirse una mirada o palabra. Ambos sabían que debían acompañarse ahí, si bien, no a tratar el tema que los mantenía tensos, a platicar un poco para soltarse.

― ¿Crees que Sai se una a la pelea final? ―preguntó Sasuke con calma, sonando casual. Se recargó contra la puerta en forma de arco y miró a Sakura desde ahí.

Ella estaba alejada de él como por cuatro metros, pensaba Sasuke, ignorando completamente las medidas estructurales que tenían en el estilo de construcción de ese país; pero podía escucharlo perfectamente, lo sabía por la reacción de su cuerpo cada que él hablaba. Ella seguía respondiendo igual a él, igual que en su propia realidad, igual que en cualquier realidad, atreviéndose a afirmarlo con confianza.

―Sí. La última vez que lo vi estaba teniendo una recuperación rápida a pesar de la gravedad de sus heridas ―contestó Sakura en el mismo tono que él―. Creo que el que estés aquí le motiva mucho a querer enfrentarse al enemigo.

Sasuke soltó una de sus características risas de una silaba combinadas con un "hmp".

―Aunque suene algo contradictorio, me gustaría mucho que estén todos cuando me vaya ―comentó Sasuke. Se alejó de la ventana y caminó a paso lento hacia donde estaba Sakura―. Sería bueno despedirme adecuadamente de los que he conocido en esta realidad.

Sakura lo miró de reojo cuando él se paró a su lado.

―Pero si ya nos conoces a todos en la tuya ―dijo Sakura con incertidumbre.

Sasuke negó con un gesto de cabeza.

―Eso no significa que sepa quiénes son. Al menos, no como lo hago con los de aquí ―dijo con seriedad―. Hay muchas formas de interpretar conocer a alguien, pero, a diferencia de mi realidad, aquí he llegado a conocer el interior de muchos que en la mía no me permiten hacerlo. Es parte de las diferencias que tiene mi futuro de este. Ustedes me abrieron sus puertas porque son personas que están conociendo a una versión distinta de mí. En mi realidad, aunque todos estén felices de que haya vuelto a la aldea, pocos realmente quieren darme la bienvenida en sus vidas.

Sakura no se imaginaba esto, creyendo que en su realidad todo sería más feliz y en armonía, que todos serían amigos y familia.

―Puede que tengamos más confianza entre nosotros que ustedes en esta realidad ―Sasuke volteó a verla. Ella lo imitó―, pero jamás me he abierto a convivir con ellos como lo he hecho aquí. Creo que ha sido más mi culpa que de mis compañeros.

Sakura asintió sin ningún significado, simplemente aceptando lo que él le decía. No podía juzgarlo, después de todo, era ajena de la convivencia que él tenía con su gente.

―Me gustaría que me acompañes a mi habitación ―comentó Sasuke.

Sakura dio un respingo y los ojos se le abrieron de una forma impresionante, dejando el verde esmeralda hundido en el blanco del resto de la esfera. Sasuke temía que le salieran volando, porque él no pensaba rescatarlos. Él no era tan resistente como Sakura con esos temas del cuerpo humano.

Benditos los doctores, pensaba Sasuke.

Antes de seguir pensando en lo afortunados que eran del profesionalismo y aguante de los médicos, Sasuke frunció el ceño y arrugó la nariz.

― ¡No para lo que estás pensando! ―regañó.

Sakura retrocedió un paso y asintió, sonrojada y apenada. Se rascó la cabeza con fuerza, desordenando su cabello, mientras se reía caminando con velocidad hacia el interior del edificio para ir con Sasuke al dormitorio del último.

Sasuke la observó alejarse, reprimiendo una sonrisa que se quería asomar gracias a la nostalgia que le había generado los nervios de Sakura.

Esos nervios que ya pocas veces veía en ella, teniendo la confianza que como marido y mujer se profesaban, y que, incluso antes, ambos sabían que tenían durante su etapa previa a convertirse en pareja. Y todo gracias a ella, porque Sasuke siempre estuvo seguro de que confiaba en Sakura, lo difícil era exteriorizarlo y ejemplificarlo. Pero ella le había dado todos los motivos y siempre se adelantaba a él para explicarlos ante quien no lo entendía, así que admitirlo jamás fue difícil. Eso fue suficiente para que su vida matrimonial fuera todo menos incómoda o tensa, pudiendo estar en cualquier ambiente juntos sin sentir que desconocían al otro.

Por eso ahora, Sakura era más segura de decir o mostrar ciertas actitudes con él, y eso dejó atrás los nervios o pena de adolescente con los que la conoció.

Sasuke caminó hacia Sakura, alcanzándola en pocos segundos gracias a sus pasos largos en comparación con los que daba ella con los tacones. Al estar a su lado bajó la velocidad y levantó la mano, acomodando, lo más suave que pudo, los mechones rosados que se habían desordenado por las acciones de Sakura, pasando sus dedos lo más discretamente posible entre ellos, sintiendo cada hilo rosa deslizarse con poca fuerza sobre la piel áspera por el uso constante de la katana. Disfrutó de ese sencillo tacto antes de alejar rápidamente la mano como si se hubiera quemado, y rebasó a la mujer para que no viera el descontento que ahora tenía en el rostro.

Ella lo miró confundida mientras él se alejaba por delante, dándole la espalda, aun esperándola para que le acompañara a su destino, pero era claro que no quería ir a su lado exactamente.

No es Sakura, pensó Sasuke bajando la cabeza. Miró sus pasos. No es mi Sakura.


Por mucho que hubiese querido llevar a la mesa el tema, Sasuke decidió no abordarlo por lo sensible que ahora se encontraba. Estaba seguro, increíblemente seguro, de que, aunque ahora tuviese un increíble temple en comparación con su yo del pasado, el simple hecho de enfrentarse a una imagen de Sakura era suficiente para sacarlo de la ligera estabilidad en la que estaba.

No era culpa de ella, en realidad, sino de la situación. Estaba ahorcándose en la idea de que no volvería a su realidad si no avanzaba pronto con su plan (lo que significaba no más familia, no más amigos, no más trabajo, no más tranquilidad, no más tomates luego de un día duro, etc.), y para Sasuke no era tan fácil ignorar sus sentimientos cuando todos desembocaban en el resultado de que desaparecería para siempre junto con su propio mundo si se quedaba más tiempo en ese.

Así que, haciendo uso de su lado frío y profesional, Sasuke le propuso a Sakura que platicaran de una forma "mejor" cuando estuviesen de vuelta en la aldea, no sintiéndose seguro en ese lugar que no era su hogar.

Prácticamente no hay ningún lugar al que pueda llamar hogar aquí, pensó Sasuke.

Estaba acostado en una cama redonda, con la ventana del balcón abierta y las cortinas aseguradas a las cintas de la pared. No había luz de luna, parecía que esa noche estaba oculta o en otro lado del planeta, poco le importaba. La falta de luz era suficiente para que él pudiera pensar sin notar las distracciones de la gente moviéndose en sus propios techos o balcones. Era la desventaja de que los edificios de la aldea eran altos, con muchas ventanas y demasiado pegados entre ellos, el vecino podía salir a su balcón y saludarte mientras tú estabas cambiándote la ropa.

El cuarto era sencillo, pero no pequeño, lo que era algo satisfactorio. Solamente tenía la cama, dos mesas ovaladas, una junto a su cama y otra entre dos sillones cuadrados situados cerca del balcón, un mueble de librería en una pared desnuda a la izquierda de la cama con la puerta de la salida a pocos metros de la misma, y la puerta que daba al baño privado estaba del lado derecha de la cama a un par de metros. El techo estaba muy alejado, Sasuke apostaba a que eran tres metros y medio de altura para el cuarto.

Sasuke tomó aire con fuerza, enderezándose en la cama y doblando las piernas para poder sentarse sin cruzarlas del todo, usando su único brazo como apoyo contra el colchón. Soltó el aire que retenía y sonrió.

―Normalmente mando a Sarada a dormir a las nueve. Sakura la mandaba a las ocho cuando tenía menos de diez años ―dijo Sasuke con casualidad, volteando la mirada a la puerta a su izquierda―. Pero tú eres un niño tan raro, que son las dos de la madrugada y estas dando vueltas fuera de mi cuarto.

La cabeza de Urayashi se asomó detrás de la puerta conforme esta se abría, revelando los ojos curiosos que se dispararon hacia el Uchiha, analíticos. Sasuke enarcó una ceja.

―Ya entra ―dijo Sasuke.

Urayashi se apresuró a entrar y cerró la puerta con poca fuerza, empujando con sus pequeñas manos la pesada madera hasta asegurarla a la pared. Luego de eso, con sus pequeños pasos, corrió hasta la cama de Sasuke, dándole gracia al hombre cuando lo miró batallar para subir el colchón, jalando las cobijas y aventándolas debajo de él hasta el piso. Pero el resultado era el esperado, Urayashi estaba arriba.

Sasuke soltó una pequeña carcajada mientras el niño se hincaba delante de él entre sus piernas.

― ¡¿Cómo te fue con los kages, papá Sasuke?! ―preguntó Urayashi con la emoción a flor de piel.

Sasuke no estaba seguro de qué tan genuina era esa emoción, tomando en cuenta que el niño podía, literalmente, saber todo lo que ocurría en la tierra.

― ¿Hasta dónde sabes? ―preguntó Sasuke mirando acusador (bromeando, en realidad) a Urayashi.

―Sé que te iban a empalar si resultabas malo ―contestó con naturalidad.

Sasuke rodó los ojos.

―Me lo imaginé ―susurró Sasuke. Volvió su vista al niño―. Pues no pasó nada realmente sorprendente. No me empalaron, y les he dado toda la información que necesitan para sobrevivir un tiempo en lo que adecuan sus aldeas a lo que la mía ya enfrenta.

Urayashi inclinó la cabeza a un lado, recargándose contra la rodilla de la pierna izquierda de Sasuke. Sus manos se colocaron juntas sobre sus propias piernas.

―Eso quiere decir que te pusieron atención, así que asumo que te ayudarán ―comentó Urayashi con un tono pensativo.

Sasuke asintió.

―Eso es bueno ―dijo Urayashi, sonriéndole―. Estamos más cerca de que vuelvas a tu casa.

Sasuke observó la sonrisa de Urayashi. Levantó la cabeza cerró los ojos.

― ¿Cómo va la tortuga de los viajes? Sé que tú me puedes decir ―comentó Sasuke.

Urayashi emitió un par de sonidos de inconformidad antes de acomodarse de nuevo entre las piernas de Sasuke, dando vuelta en la cama y dejándose caer sobre el torso del adulto para usarlo de almohada. Sasuke no se movió.

―Lenta. Se llena de chakra cada dos a cuatro días, y ni siquiera ha sido suficiente como para hacer el viaje tan específico que necesitas ―comentó Urayashi con molestia. Infló los cachetes―. Va a tardar un poco más.

Urayashi se enderezó del torso de Sasuke, sentándose con las piernas extendidas, y torció la mitad de su cuerpo para voltear a verlo. Sasuke bajó la vista captando la mirada emocionada que le daba el niño.

― ¡En lo que está lista nos dará tiempo de festejarte! ―comentó Urayashi.

Sasuke enarcó una ceja con curiosidad.

― ¿Festejarme qué? ―preguntó.

― ¡Ya vas a cumplir seis meses en esta realidad! ―comentó Urayashi dando un brinco y colocándose sobre sus rodillas―. ¡Te festejaremos seis meses antes de que te vayas!

Seis meses.

Sí, los había contado, pero no quería tenerlos realmente frente a la vista.

Entre los días que habían estado inactivos por los movimientos que tenían que realizar en la aldea, las planeaciones, la tardía y grave recuperación después de su encuentro con Urashiki, miles de problemas a resolver para comenzar a visitar las demás aldeas con los representantes, y el tiempo que habían viajado entre las misiones, más el que habían tomado por la condición de Sasuke, le habían llevado a darse cuenta de que estaba por llegar al medio año de que se había separado de su tiempo.

Sasuke hubiese apostado a que había sido menos, pero entendía que era su perspectiva apresurada que asimilaba lento los procesos, pero rápido los resultados, así que cada paso que daban le parecía haber llegado al futuro de nuevo, y veía lejano el día en el que estuvo en el tejado de algún edificio en Konoha enfrentándose a Konohamaru.

Aun no sabía qué había sido de él, y sabía que Urayashi podría decírselo, pero había una sensación de incomodidad que le decía que era mejor no preguntar.

― ¿Te puedo decir algo y no te enojas? ―preguntó Urayashi.

Sasuke salió de su mente para ponerle atención al niño, sorprendido de lo inocente que había sonado la pregunta tomando en cuenta de quien venía.

―Dime.

Urayashi tomó la punta de sus pies, mirando hacia el colchón mientras inflaba los cachetes. Tenía un rostro preocupado, lo que hacía a Sasuke preguntarse si lo que estaba por decirle no era demasiado grave.

―Durante el tiempo que estuviste aquí, no fue raro que sintieras que pasó rápido o que hacías las cosas con mucha velocidad ―dijo Urayashi. Miró a Sasuke hacia arriba―. Yo hice que no tuvieras consciencia del tiempo.

Sasuke frunció el ceño y bajó la cabeza, no entendiendo a qué se refería el niño.

― ¿Puedes controlar el tiempo? ―preguntó. Urayashi negó―. ¿Entonces a qué te refieres?

―Yoooo… bueno… ―los nervios se sentían en él. Urayashi junto sus manos y las puso sobre su estómago―. Temía que el quedarte aquí te causara traumas o secuelas. Tu cuerpo estaba yendo para mal, y mientras más consciente fueras de que estabas desapareciendo, era más fácil que tu mente comenzara a actuar de formas impulsivas, lo que podría modificar para mal la misión de llevarte a casa. Puede que no te dieras cuenta, pero el que tus emociones estuvieran tan inestables en el tiempo que estuviste aquí se debe a eso, a que tu mente comenzaba a hacerte consciente de que te encuentras en un lugar que no es tu hogar.

Urayashi se alejó de él, dio media vuelta y se volvió a hincar entre sus piernas, usando sus manos sobre las rodillas de Sasuke para no caer, mirándolo.

―Así que, para evitar que tu mente y cuerpo sintieran las repercusiones de tu estancia aquí, me encargué de hacerte inconsciente del tiempo que transcurría mientras trabajábamos en la misión ―admitió con un tono de culpa―. Hice que durmieras mucho tiempo muchos días, mamá Sakura te lo dijo, que dormías bastante. Y también hice que no entendieras cómo pasaba el tiempo cuando te encontrabas despierto e inactivo de la misión. No quería que te sintieras como te sentiste hace unas horas cuando estabas con mamá Sakura fuera del comedor.

Sasuke, quien tenía una mirada de sorpresa, estaba analizando cada palabra lentamente, entendiendo todo el sentido de las acciones de Urayashi y cómo le habían mantenido estable para trabajar.

― ¿Nos veías cuando hablábamos? ―preguntó Sasuke.

―No ―contestó Urayashi―. Pero siento todo, y sentí cómo tu chakra empezó a emitir una vibra muy desesperada. Como si desgarraras una pared para no caer al vacío, hundiendo las uñas sobre la piedra sin poder sujetarte correctamente. Yo sabía que podías acabar así rápidamente si no te ayudaba a evitar que tuvieras consciencia de esta realidad, así que usé mi chakra para bloquear tus sentidos.

Sasuke, abrumado por la información, apoyó su peso contra su mano con nada de fuerza, tratando de que su cabeza asimilara esos días que él sí recordaba vivir, pero no vivió realmente. Los días en el mercado de Konoha acompañando a Sakura, en la casa de Neji platicando o entrenando, los que pasaba en el río con Kakashi hablando un poco sobre su realidad. Esos días los recordaba, pero no los sentía suyo.

Y entendía lo que había hecho Urayashi. Lo había salvado de la locura. Del miedo que ahora estaba sintiendo. Gracias al niño habían realizado la misión con un Sasuke en casi perfectas condiciones.

Volvió su mirada al chico, quien miraba a la cama haciendo un puchero, nervioso por el regaño que temía recibir de Sasuke.

Aunque fuera un Otsutsuki de muchos años, con mucha experiencia y conocimientos y un anciano sentido de comunicación, ante Sasuke era sólo un niño.

―Urayashi ―llamó. El niño lo miró con un respingo―. Gracias.

Urayashi pasó del miedo a una sonrisa radiante de felicidad, bricando sobre las piernas de Sasuke y aventándose hacia su pecho para abrazarlo. Sasuke se dejó caer de espaldas para poder responder al abrazo con su único brazo, apretando al niño contra él como cuando abrazaba a Sarada de bebé.


Neji empujó la puerta con calma, llevando al esposado Naoki delante de él hacia el interior del cuarto. Los ninjas guardias con los que habían llegado ya se habían retirado, así que podía manejar a su hijo como quisiera. Le dejó las esposas para no permitirle moverse mientras hablaba con él, siendo su único sistema de seguridad para que el niño lo escuchara.

Llevó al joven hasta la sala de la habitación, sentándolo en uno de los sillones de dos plazas que tenía esa zona. Las luces estaban encendidas, y había un té recién preparado sobre una bandeja con cuatro tazas en la mesa de café de la sala.

Naoki no había pataleado o peleado por su liberación desde que lo habían sacado de la celda hasta ese momento, así que Neji, con toda la calma del mundo, se dedicó a deshacerse de las vendas que cubrían sus ojos y su boca, desatando nudos y desabrochando seguros para poder retirar las restricciones en el cuerpo de su hijo. Naoki se mantuvo quieto y tranquilo, dejando que le soltaran. Aun cuando le quitaron la venda de los ojos, él solo se dedicó a observar la mesa de café sin ponerle atención a su padre, dejándole trabajar y notando sin real importancia cómo colocaba las cintas en el respaldo del sillón en el que estaba sentado.

― ¿Problema con los ojos? ―preguntó Neji con suavidad. Naoki negó con un gesto de cabeza―. Muy bien. Te quitaré las esposas cuando acabemos de hablar.

―No me pretendo mover si es lo que crees ―comentó Naoki con voz cansada.

―Yo creo que conozco lo suficiente a mi hijo para saber cómo reacciona a distintas situaciones, buenas o malas, y puedo anticiparme a ello ―dijo Neji con serenidad. Caminó a paso lento, alejándose de Naoki y llegando hasta el sillón de dos plazas del lado contrario de la mesa de café.

Se sentó con suavidad envolviendo una de las vendas en un rollo, ocupando las manos para no tener que enfocarse rápidamente en Naoki, dejándolo acostumbrarse a estar con él.

―Qué raro que des rodeos ―comento Naoki echándose sobre el respaldo del sillón. Miró a su papá con pocas ganas, y él le devolvía la mirada.

―Estoy esperando a que me escuches sin bloquearte a recibir información ―comentó Neji. Se cruzó de brazos y mantuvo su mirada fija en él―. Espero un poco de profesionalismo de tu parte.

― ¿Profesionalismo de mi parte? ―reclamó Naoki con una mirada aguda― ¿Disculpa?

―Bueno, estas actuando como un niño cuando no quieren darle un dulce y hace berrinche, y eso no me parece precisamente profesional ―argumentó Neji alzando la barbilla.

Naoki reaccionó a tiempo para reprimir el impulso de inflar los cachetes, porque eso sólo le daría más poder a su padre para atacarlo.

―Bien, escucho ―dijo rápidamente, soltando la fuerza que contenía en el cuello y los hombros, y aflojando la postura.

Neji lo examinó un minuto más, paseando su mirada por todo el cuerpo de Naoki checando que no tuviese heridas.

Gaara había hablado con él previamente a la liberación de Naoki de la celda, hablándole de que tuvo que recurrir a dejarlo inconsciente para que se dejara llevar a la aldea, temiendo que escapara y fuera detrás de Neji, ya que no conocía las habilidades del niño. Neji no se enfadó ante esto, entendiendo que Gaara tuvo que actuar de forma firme ante un desconocido resultado. Había quedado tranquilo cuando el pelirrojo afirmó que no hubo violencia alguna de parte de ambos, que jamás atacó o lastimó a Naoki, únicamente dejándole inconsciente usando hierbas que creían en la Aldea de la Arena y eran usadas para ese tipo de situaciones.

Luego de ello, Neji solamente había sido acompañado por ninjas guardias para evitar que Naoki se saliera de control, así que no habían tenido interacción con Sasuke, quien seguía desconociendo la presencia de Naoki en la aldea.

― ¿Hasta dónde sabes? ―preguntó Neji. Se acercó a la mesa y comenzó a servirse té mientras escuchaba a su hijo― Porque sé que sabes algo.

―El niño… ―comenzó Naoki, tratando de mantener sus emociones estables―, me contó un poco. En realidad, me dijo que este "Shin" era el nombre para ocultar a Sasuke. Que él viene de otra realidad, que está pidiendo ayuda para volver a su realidad y que tú lo descubriste desde que se encontraron en la aldea.

Neji asintió dando un sorbo a su bebida.

―Dijo que Sasuke ya lleva mucho tiempo aquí, y que ha estado algo así como enfermo porque no debería seguir en esta realidad ―se encogió de hombros―. Bueno, no me dio detalles. Te los dejó a ti para que tengamos tema de conversación.

Neji sonrió pensando en Urayashi diciendo tranquilamente "tema de conversación de adultos". Era un niño de dos facetas: el inocente infante que jugaba con todo alrededor, enseñándole a sus muñecas cosas que descubría del mundo; y el adulto que sabía los grandes riesgos de tener poder y poseerlo, de los horrores de la guerra, y la gravedad de la existencia de los Otsutsuki.

―Ya veo. Bueno, te dijo lo esencial ―comentó Neji. Dejó la bebida en la mesa de café y volvió a enderezarse en su asiento mirando a Naoki―. ¿Dudas de algo de lo que te dijo?

―De todo ―afirmó Naoki―. Dudo de todo.

Neji asintió.

― ¿Tu duda principal?

―Tú ―respondió entrecerrando los ojos―. No me cabe en la cabeza todo lo que estuviste haciendo sin decirme.

― ¿Si te hubieras dicho, crees que me habrías escuchado sin ser tan escéptico del tema? ―preguntó Neji.

― ¡Por supuesto que lo hubiera hecho! ―contestó Naoki dando un salto en su lugar y frunciendo el ceño― ¡¿Tienes idea de cuántas peleas familiares y distanciamientos amistosos se habrían arreglado con hablar correctamente en el momento antes de aceptar las supuestas reacciones del otro?! ¡Hubiese sido completamente diferente a esto!

Levantó los brazos delante de él, mostrando sus esposas como referencia. Neji miró hacia estas y se perdió por segundos en su mente.

Sí, se hubiesen evitado muchos problemas si hubiesen hablado antes. Tal como pudo pasar con los Hyuga, su tío y su padre.

Naoki bajó los brazos, cansado por el peso de las esposas sobre sus brazos. Se aventó contra el costado izquierdo hacia el respaldo, descansando la cabeza contra el borde y mirando al techo.

―Solamente dame todos los datos que necesito saber para que no me acusen de traidor en Konoha, y me largaré con mi equipo de regreso ―susurró Naoki.

―Te daré la información, pero no te puedes marchar ―contestó Neji. Naoki levantó al cabeza de golpe y lo observó―. Ahora que sabes lo que ocurre, eres parte de esto. No es una decisión tomada por todos, aun no. Tengo que hablar con Sasuke para que él lo decida.

Naoki soltó una risa al mismo tiempo que bufó, retorciendo su expresión al disgusto.

― ¿Para qué tienes que consultarlo? Es un criminal en esta realidad, supongo que en la de él igual, no tiene porqué ser diferente ―se quejó.

Neji, incómodo por la forma en la que Naoki se expresaba, inclinó la cabeza a un lado y cruzó los brazos. Naoki jamás había sido de esa forma, juzgando sin conocer y criticando sin antecedentes. Le extrañaba, pero entendía que su molestia con la situación actual tenía mucho que ver son esas reacciones tan desagradables.

―Pues no, en su realidad no es un criminal ―comentó Neji con calma―. En su realidad es esposo de Sakura, tiene una hija, es un ninja oficial de Konoha y trabaja como mano derecha del Hokage. ¿Continúo con la información o quieres preguntarle directamente a qué se dedica para no ser considerado un criminal?

Naoki no respondió nada. Eso dejó todo en claro para Neji.

Mantuvieron el silencio un momento. Neji aprovechó esto para ponerse de pie y caminar hacia la cama para prepararla. Iban a dormir en la misma cama y sabía que a Naoki le gustaba tener muchas almohadas con él, así que se dedicó a reunir todas las almohadas en la habitación para ponerlas en la cama; una tarea difícil si se tomaba en cuenta que, en todas las habitaciones de la aldea, por cultura, era poco común tener varios muebles, lo que implicaba menos almohadas y cojines en cualquiera de ellos.

Pasada la media hora, Neji ayudó a Naoki a deshacerse de las esposas y las colocó en el piso contra el grueso cabecero de madera de la cama. Ambos examinaron la ropa que les había proporcionado el personal del edificio del Raikage. La orden era que los mantuvieran bien atendidos, en especial a Neji y Sasuke, así que les brindaron desde cambios de ropa hasta jabones y productos de cuidado personal para que se relajasen cuando se asearan. Sasuke y Neji no disfrutaban mucho de que tuviesen un trato de hotel, sintiéndolo muy innecesario, pero ahora que su hijo estaba con él, Neji prefería atenderlo con todo lo que a él le podían brindar.

Ambos vistieron unos conjuntos color gris, que constaban de unas sudaderas de manga larga con pantalones muy amplios sujetados con unas cintas blancas a la cadera.

Se fueron a la cama en un silencio sepulcral, que parecía no querer ser interrumpido por absolutamente ningún sonido del ambiente. Las luces se apagaron, Neji se acostó en la cama del lado que quedaba junto a la puerta de entrada, mientras Naoki se acostó del otro lado hacia donde había una amplia separación antes de que se elevara la pared del cuarto.

Entre sus respiraciones, Neji volteo la cabeza para ver a Naoki, y este subió la cobija hasta su cuello. Neji no necesitaba activar el byakugan para darse cuenta, entre la oscuridad, de que Naoki tenía una expresión desolada en su rostro, y eso lo intrigó.

― ¿Qué te pasa? ―preguntó en un susurro.

Inesperadamente, Naoki soltó un sollozo mientras trataba de tomar aire drásticamente. Neji se preocupó.

― ¿Hijo?

―No soy tonto, papá. Claro que se lo que implica la existencia de la realidad de este Sasuke, y Urayashi me lo explicó todo ―contestó soltando por fin su llanto, hablando con enojo y reprimiendo sus quejas para poder hablar. Las lágrimas le bajaron por la cabeza hasta las orejas, sintiendo la incómoda sensación húmeda en la base del nacimiento de su cabello―. Sé que estás muerto ahí. Pero eso quiere decir que yo no existo y no somos familia.

Neji apretó la boca y sonrió levemente, captando el miedo que estaba exponiendo el joven.

― ¿Cómo estas tan seguro de que no somos familia? ―preguntó Neji en voz baja.

― ¡Estas muerto! ―Naoki giró la cabeza hacia Neji encontrando sus miradas, y la del primero estaba inundada de lágrimas y su rostro comenzaba a hincharse―. ¡¿No te importa que vamos a desaparecer?! ¡Que no vamos a estar tú y yo! ¡¿Pensaste en cómo me afectaría?!

― Puede que yo esté muerto, pero eso no quiere decir que tú no estés ―dijo Neji. Debía mantenerse tranquilo por ambos―. Tu existes ahí.

― ¡No quiero existir ahí sin ti! ―atacó Naoki. Otro sollozo― ¡No quiero que acabes con esta misión, no quiero estar solo ahí!

―Naoki, no estarás solo ―contestó Neji. Se dio media vuelta y llevó su mano derecha al rostro de su hijo para limpiar sus lágrimas―. Desde que apareció Sasuke, supe que nuestra realidad era un resultado diferente de la de él, un lugar donde las cosas ocurrieron como aquí no pudieron, y por ello su desaparición podía significar la nuestra. Pero créeme que jamás dudé un segundo en ayudarlo, porque su mundo resultó mejor que el nuestro en muchas cosas.

― ¿Aunque tu estés muerto en ella? ―preguntó Naoki entre un ligero hipo.

―Aunque yo esté muerto en ella ―afirmó―. Tu existes en esa realidad, y si no estoy ahí para protegerte, sé que hay alguien allá que lo hará. Naoki… ―el joven dio media vuelta hacia su padre y lo miró atento―, no dudé en ayudar a Sasuke a volver a su realidad porque, si puedo asegurar un mejor futuro para ti, buscaré la forma de dártelo, aunque signifique que yo no esté. Nuestro mundo está roto, hay peligro de otra guerra ninja, de más peleas sin sentido por poder, y yo no quiero vivir el miedo constante de perderte por esos motivos. La guerra ninja que viví fue devastadora emocionalmente, tú lo sabes, todos perdimos a alguien, junto con nuestra calma. No quiero orillarte a eso, y por eso le aseguré a Sasuke que no debía preocuparse por nosotros.

― ¿Él que tiene que ver? ―preguntó Naoki con hostilidad.

―Él no quería cumplir su misión para permitirnos seguir viviendo nuestra vida ―explicó Neji. Naoki le miró sorprendido―. Naoki, Sasuke, a diferencia de mí, tiene una familia, a todos sus amigos unidos, tiene una hija, y, aunque suene raro, sobrinos. Y tú puedes ser parte de esa familia en esa realidad, una familia amorosa y unida, una familia que yo no te puedo dar, y, por desgracia, no puedo recuperar de la que ya se fue. Lady Hinata, Tenten, Lee, Choji, Shikamaru, Sakura… todos nos hemos alejado desde que Naruto murió. ¡Y Naruto está vivo en la realidad de Sasuke!, ¡imagina el mundo tan feliz que hay ahí!

Naoki bajó la mirada hacia las sabanas, apretando la boca.

―Naoki, prefiero que vivas una vida en paz, donde estarás a salvo y tendrás a gente amándote alrededor, que una vida en donde siempre estarás en la primera línea de batalla, alejado de mí, y sin la seguridad de volver a una familia cuando acabes el trabajo ―confesó Neji.

Naoki dejó de forzar su rostro y soltó el llanto, sollozando y quejándose en voz alta. Neji, con pena, lo acercó a su pecho y lo apretó en un fuerte y firme abrazo, odiando escucharlo sufrir.

―Cuando Sasuke se vaya, encárgate de buscar a la única persona que te enseñará lo que yo intenté enseñarte todos estos años juntos. Estarás seguro ahí.

Naoki asintió. Rodeo el torso de su papá y restregó su mejilla contra el pecho de Neji.

―Hijo, te amo, ya lo sabes ―dijo Neji, Bajo la cabeza y colocó sus labios sobre la coronilla de Naoki, acercándolo más a él.

Naoki hipó.

―Y yo te amo a ti, papá.


Con la llegada del sol, a las nueve de la mañana (extraña hora en la que hacía presencia la luz en la aldea), todos ya estaban despiertos, Sasuke estaba reunido con los involucrados en la misión en una oficina de reuniones de los pisos bajos del edificio alto del Raikage, y estaban listos para iniciar con los preparativos de la limitación de batalla final entre Sasuke y Urashiki.

Queriendo mantener la calma, no comentó nada de la aparición de Naoki al lado de su padre. Neji le había hecho una seña con la mano para que no hiciera ninguna opinión acerca de su hijo, pero Sasuke sabía que tarde o temprano, Neji iría a hablar con él del asunto.

Aunado a su preocupación por la participación de Naoki, Sakura y Sasuke no habían hablado desde el día de ayer. Estaban en equipos separados, para empezar, así que parte de su poca comunicación era justificada. Pero, en verdad, Sasuke estaba demasiado alterado por sus emociones como para querer distraerse de la misión por andar debatiendo mentalmente cómo tratar su desesperación de volver a casa.

Pocos ninjas iban a salir de la aldea para preparar la zona interna a la que llevarían la pelea. Habían acordado usar el viejo terreno de la batalla que tuvieron contra el diez colas, ahí provocarían a Urashiki. La meta era llevarlo al límite en área controlada, crearían una barrera de chakra alrededor que permitiría a Sasuke y Urashiki llegar hasta el límite de altura que marcaban las nubes en el cielo. No iban a desafiar a los resultados, por lo que no solo levantarían esa barrera, sino que ninjas con la capacidad de manipulación del terreno, como Gaara, harían de apoyo en el campo moldeando el piso para crear un espacio en el suelo que no le dificultara a Sasuke moverse, y que, a la vez, lo cubriera. Moverían todo conforme la batalla avanzara. Había pocos ninjas de la Aldea Oculta entre las Nubes que manejaban el elemento tierra, y estos eran realmente ninjas de la Aldea Oculta entre las Rocas que se habían mudado a la Aldea Oculta entre las Nubes durante los periodos de reconstrucción posteriores a la guerra, así que ahora servían al Raikage. Darui depositó mucha confianza en ellos, por lo que estarían trabajando en completo secreto junto a Sasuke.

No hacía falta decir que tuvieron que tener una intensa charla con todos los nuevos participantes, con el fin de comunicarles la existencia de ese Sasuke "bueno" en su realidad, y que la misión era hacerle volver a su tiempo. La extensión calificativa no le había gustado mucho al azabache, pero poco podía hacer para presentarse de otra forma y que no lo confundieran con el Sasuke "malo", así que mantuvo el silencio.

Saldrían todos hacia la zona ubicada dentro del País del Rayo, razón por la que el Raikage significaba un enorme peso en que fuera quien ocultara de su gente este suceso por ocurrir. Sabían que no podían poner mucho en juego que la humanidad de esa realidad estuviera enterada de los viajes en el tiempo y que podían cambiar el futuro, porque, con lo afectada que estaba la mentalidad de todos por los desacuerdos y peleas entre países, a pesar de no haber guerra o estar, relativamente, "en paz", su desconfianza era suficiente para querer tomar la ventaja sobre sus enemigos, y muchos de esos enemigos eran gente que no tenían nada que ver con las secuelas de la guerra, gente de pueblo que no participó en aquel evento, y que finalmente se había visto afectada y atacada. Las aldeas no confiaban entre ellas, y el darles un motivo por poder, a todos los que no querían escuchar la verdad de la paz, provocaría lamentables sucesos que nadie estaba preparado para detener. Así que, con eso en mente, Darui tomó la decisión de aislar la gran batalla, moviéndose con sus ninjas para abrir un perímetro amplio alrededor de la zona, para restringir la llegada de extranjeros y pobladores hacia esa zona, viajeros en ruta serían desviados, y curiosos serían echados. Un genjutsu tan grande como el que pensaban aplicar, iba a necesitar de mentes expertas… Muchas mentes expertas.

Tomando en cuenta que buscaban no alterar la poca tranquilidad del resto de la humanidad, Darui, Gaara, Tsunade y Sasuke habían acordado no comentarle nada al antiguo Raikage A, quien ignoraba completamente lo que estaba ocurriendo en ese momento con su sucesor. A, por motivos de que ya no ejercía el mismo poder, ahora estaba limitado a saber muchos asuntos del gobernante y su propio consejo, por lo que había sido apartado de forma muy evidente del evento. Darui aseguró que no había peleado por querer saber qué pasaba, pero que estaba atento a todo, por lo que intentaría no hacer notorio el que Sasuke estaba en la aldea, así que prefirió apresurar la estancia y los movimientos de la gente de Konoha para que salieran rápido de la aldea, permitiéndole quedarse a pocos representantes de la hoja en los que confiaba bastante, con el fin de únicamente tener contacto con alguien que supiera del plan y que, además, supiese lo que Sasuke tenía en mente, para agilizar su tarea en el país.

Sasuke también informó del plan de Urashiki de ir detrás del Raikage A, y Darui elevó aún más su alarma defensiva, preguntando motivos y cómo podrían evitarlo. Aunque sabían que, si A se alteraba e iniciaba una pelea, sería casi imposible detenerlo, Daui aseguró que se encargaría de mantener alejado a A de todo lo que hacían, y lo protegería de Urashiki, incluso si eso significaba cerrar la aldea. De alguna forma, eso le dio calma al Uchiha, ya que no aseguraba poder defender correctamente al Raikage si la situación lo requería; y no porque no quisiera, sino por su inestable condición física que en cualquier momento podría volver a irse para abajo.

Sasuke entrecerró los ojos, confundido y descolocado por lo que estaba sintiendo al borde de la aldea. La entrada, lejos de su visión, más allá de los edificios, le llamaba para que saliera ya, rápido, sin responder a nada ni dar explicaciones.

Pero no podía hacerlo de esa forma tan abrupta e irresponsable.

Lo siguiente que iba a pasar era que dejarían a Hiashi Hyuga en la aldea como representante y defensor de la presencia de Sasuke frente a Darui, Gaara y los consejeros que tenían detrás y aun dudaban de él. Hiashi había sido un apoyo increíblemente grande cuando comenzaron las planeaciones de la batalla, pues en más de una ocasión, un consejero de los kages se puso de pie para interrumpir a Sasuke y cuestionar sus propuestas de defensa contra Urashiki, además de que quisieron hacer notar que, tanto en su realidad como en la de Sasuke, él había provocado muchos daños, por lo que no querían confiar en él. Hiashi parecía presencia de alguna bestia con cola cuando levantó sus mejores argumentos y defendió a Sasuke,

La gran pelea no se desarrollaría sino hasta dentro de cinco días, ya que él junto a Sakura, Neji y Shikamaru, debían volver a la aldea por la condenada tortuga e informar a Kakashi del éxito del apoyo de Gaara y Darui. Además de que en el camino pasarían a reunirse con Kiba y Shizune para recibir la información que habían juntado de la Aldea Oculta de las Fuentes Termales, pues el Uchiha estaba seguro de que había algo ahí, algo que realmente le interesaba tener en su poder y alejarlo de Urashiki. Una corazonada, talvez, pero Kakashi no había dudado en apoyarlo en ello, tomando en cuenta que habían estado reforzando su confianza para poder trabajar.

Luego de ir a Konoha y tener todos los objetos bajo su poder, Sasuke, con ayuda de Urayashi, se encargarían de hacerlos funcionar a favor del adulto (con excepción del lago Cuenco Escondido que, con suerte, seguía protegido). Shikamaru y su equipo ya estaban cerca, cosa que lo había sorprendido porque apostaba a que llegarían más tarde a reunirse con ellos, pero en verdad habían apurado el paso. Calculaba que estarían llegando hacia la Aldea Oculta entre las Nubes poco después del mediodía, por lo que les permitían salir de la aldea a su propia misión y volver para encontrarlos. El viaje hacia la zona que esconderían no era largo, estaba cerca de la aldea, y por ese motivo querían aislarla para proteger a los habitantes.

Shikamaru se quedaría en la aldea junto a Hiashi, era una decisión tomada de último minuto. Pero no estaría solo, el resto del equipo también lo acompañaría, así que Sasuke sabía que debía ser él quien debía apurarse en cumplir la última fase del viaje hasta la misión final.

―Parece casi tonto que hayamos hecho todo este viaje solamente para que buscáramos la ayuda y la alianza ―comentó Neji acercándose, por un lado. Sasuke lo miró de reojo, pero rápidamente volvió su vista hacia donde la tenía anteriormente.

―Lo siento, talvez debí informarles que veníamos a realizar este movimiento ―comentó Sasuke, recordando que únicamente les había dicho que iba a pedir protección para el anterior Raikage, olvidando mencionar que también quería ayuda para su batalla―. Es la última vez que se me pasa, lo juro.

Neji se rio.

―Bueno, no es como si vayas a estar aquí más tiempo, planeando más misiones, como para olvidarlo de nuevo ―se burló―. Fue por Ohara.

Sasuke volteó su atención a Neji, arqueando una ceja.

― ¿Quién es? ―preguntó Sasuke.

―La hija de Shikamaru y Temari. Ella le preguntó a Naoki sobre ti, parece que ella te escuchó pidiéndole algo a Shikamaru y a él llamándote por su nombre ―explicó Neji.

―Y creyó que se trataba de una traición ―comentó Sasuke. No era difícil juntar los hilos.

―Así es ―confirmó Neji―. Como quiera, ya he hablado con él acerca de esto. Está muy preocupado, pero creo que ha entendido que es importante que vuelvas a tu tiempo. De no haber sido así, se hubiese puesto a pelear toda la noche.

Sasuke esbozó una mueca, lamentando haber llevado a Neji al punto en el que él y su hijo estaban en un momento crítico en su relación familiar. Sabía que en ambos pesaba mucho las dudas anteriores y lo que estaba por venir, pero le sorprendía que tuviesen la madurez para no querer evitar el resultado. En parte, lo agradecía.

―Gracias por su apoyo. Haré que valga la pena ―comentó Sasuke. Neji asintió.

Sasuke volvió su vista hacia la ventana, observando de nuevo a un punto a la lejanía, nuevamente concentrado. Neji lo miró, curioso, interesado en lo que fijaba.

― ¿Qué ves? ―preguntó.

Sasuke suspiró como si estuviera derrotado.

―Estoy aquí, en la aldea ―comentó con voz tensa.

Neji arqueó una ceja y miró de arriba abajo al hombre.

―Eehh, sí, aquí estas, en la-

―No me refiero a mí ―cortó rápidamente. Neji activó el byakugan con rapidez y enfocó hacia donde Sasuke miraba anteriormente, pasmándose en segundos―. Sasuke está aquí.


*Hace acto de aparición*

¡FELIZ NAVIDAD! Espero todos se la esten pasando bien y en casa con sus familias. Les mando un abrazo muy fuerte, espero les guste este capítulo que llegó como regalo de las fiestas.

Cuídense mucho, muchísimas gracias por estar ya un año conmigo en esta historia, y les agradezco mucho por leer y seguirla de cerca, y por sus comentarios. Espero, de todo corazón, les esté gustando.

Nos vemos :D

Ana Kogane Holt

*Hace acto de desaparición¡*