Las flores que lo rodeaban por el camino que seguía, tenían un detalle impresionante, con unos hilos venosos finos en sus pétalos, similares a los que podrías encontrar en tu muñeca. Sasuke no era gran fanático de las flores, pero Sakura sí, parte era gran influencia de Ino, y él había aprendido un poco de verlas y escucharlas a ambas mientras hablaban del tema o sus relaciones con la medicina.
Las azules que veía eran raras, pero lindas, y brillaban bajo la luz de la luna. Eran de tres a cuatro pétalos de unas a otras, con tres puntos violetas en el centro, y un tallo pequeño y delgado. Eran muy frágiles, quedaba claro, pero sin duda alguna, eran las más hermosas en el camino que iba hacia el lago en el que Kakashi se encontraba recolectando agua.
Habían pasado apenas pocos minutos de que el peliplata se había separado del grupo hacia el lago, pero Sasuke había decidido seguirlo con poco tiempo de anticipación, pues esperaba poder intercambiar algunas palabras antes de tener que regresar al camino por la mañana. Además de que tomaba en cuenta que estaba cansándose por la situación del enlace con el otro Sasuke, así que quería actuar mientras su mente estuviese enfocada en el tema y no en hacerle entender que debía reposar.
El silencio no existía en el bosque. Había ruido de múltiples aves nocturnas, grillos, uno que otro animal recorriendo el lugar, y el agua que no estaba calmada por el chapoteo de insectos en ella.
Sasuke se acercó mirando las ondas pequeñas que se generaban en el lago por toda su extensión, mientras Kakashi aparecía gradualmente por la periferia derecha de su mirada.
El peliplata no se movió mientras el nuevo visitante se acercaba al lago a pocos metros de él, así que Sasuke se calmó y se distrajo con el agua.
― ¿Volverán aquí cuando yo me vaya? ―preguntó Sasuke con tono casual. No quería alterar la minúscula interacción que podían tener.
―Probablemente los traeré de vuelta. La pelea será ardua, les haré descansar un poco ―respondió Kakashi con seriedad, usando su acento diplomático para cerrar conversación. La última palabra.
Sasuke lo miró de reojo y luego bajó la mirada, apretando los labios.
―Será raro no verlos más ―comentó. Volteó su mirada al cielo, notando las pocas estrellas que se veían detrás de las nubes blancas que eran apenas iluminadas por el resplandor de la luna―. No se cómo podré tratar a mi Kakashi ahora que te conozco a ti.
―No necesitas recordarnos, si a eso te refieres ―dijo Kakashi, tajante―. Haz como que nada existió.
―Es imposible negar esta realidad ―contestó Sasuke―. Siempre supe que en algún momento había una respuesta a los resultados de todas las acciones que no hice. Esta es la respuesta que no buscaba, pero necesitaba.
― ¿Esto te parece necesario? ―preguntó Kakashi con tono acusador, mirando de reojo a Sasuke.
Sasuke entendió que Kakashi le preguntaba si esa clase de realidad le parecía necesaria de ocurrir, y lo atribuyó a que recibió su comentario como una ofensa, pues la respuesta era lógica: nadie querría un futuro desalentador y roto como ese.
No dijo nada, decidiéndose por el silencio para no acercarse más al precipicio de la cordura de Kakashi.
Ambos volvieron sus miradas al lago, sin decir nada más y dejando el sonido ambiental ser el único ruido entre ellos.
Podría estar en una etapa muy pacífica, pero Sasuke también tenía ciertos límites en su paciencia, límites que él mismo se había obligado a expandir más de su consideración para volver a tener la confianza de la gente en su realidad; pero, en la circunstancia actual, estaba sintiendo como poco a poco su límite volvía al primer nivel, donde empezó, llenándole la cabeza de formas extremas de reacción ante la impotencia de poder mantener la paz con su ex maestro.
¿Cómo era que su propio Kakashi era tan tranquilo a su alrededor?
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FLASHBACK
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―Y ahora pones la cobija sobre sus brazos ―explicó Kakashi.
Sasuke, inclinado sobre Sarada en la cama matrimonial de su cuarto, obedeció, haciendo uso de su única mano para acomodar la cobija azul marino de bebé que le había comprado a su hija una semana atrás.
Envolvió a la niña con cuidado, sorprendido de lo tranquila y obediente que ella se mantenía, dejándolo trabajar en acomodarla.
― ¿Cómo fue que aprendiste todo esto? ―preguntó Sasuke a Kakashi sin voltear a verlo.
El Hatake se encontraba detrás de él, de brazos cruzados y mirando satisfecho al trabajo del Uchiha.
―Cuando mi sensei Minato y su esposa Kushina murieron, Naruto quedó a cargo del tercer Hokage y su esposa. Yo conocía a Naruto desde que nació, así que, ocasionalmente, visitaba el hogar del Hokage para ver el estado del bebé. Así fue como aprendí cosas básicas, pues la esposa de Sarutobi-sama me enseñó cómo cuidaba de Naruto ―contestó Kakashi.
Con la bebé en su pecho, Sasuke se enderezó y se volteó hacia el peliplata, asintiendo en reconocimiento.
―Te agradezco que hayas venido a ayudarme ―dijo Sasuke.
Kakashi le sonrió debajo de la máscara.
―No es nada. Me alegra servir de algo en estos tiempos ―contestó.
Ambos caminaron hacia la salida de la habitación al pasillo, yendo hacia la sala de estar. Era apenas medio día, por lo que aún faltaban muchas horas antes de que Sakura volviera.
― ¿A qué te refieres? ―preguntó Sasuke.
―Bueno, ya no es como en aquellos días en los que ustedes tres recurrían a mí para todo ―contestó Kakashi, enviando los hombros para atrás mientras inclinaba la cabeza a un lado, pensativo―. Naruto iba conmigo a cada rato por cada curiosidad que se le cruzaba por la cabeza. Tú me buscabas para entrenar casi todos los días. Sakura platicaba conmigo todo el tiempo cuando me la encontraba en horas libres en el día, ya fuese el mercado, la mansión Hokage, la dirección shinobi ―rememoraba. Soltó un suspiro nostálgico―. Ahora todos tienen responsabilidades que me imposibilita de verlos siquiera de reojo en el trabajo. Además de que no me requieren tanto como antes, y lo entiendo. Tener nuevos ninjas capacitados para enfrentar a la aldea es bueno, pero tampoco estoy retirado al cien por ciento, y el no tener más, con ustedes, el trabajo, es algo difícil luego de tantos años.
Sasuke había dado vuelta hacia él al llegar a la cocina, mirándolo con las cejas levantadas en genuina sorpresa.
―No pensé que algo así podría afectarte tanto ―comentó con sinceridad.
Kakashi se encogió de hombros.
―Son el primer equipo al que gradué, el primero al que entrené, y, siendo realistas, el único. Era imposible para mí no enlazarme a ustedes como una familia. En especial con todo lo que nos rodeó y conectó indirectamente: fui estudiante del padre de Naruto, trabajé en anbu casi al mismo tiempo y en mismas condiciones que tu hermano Itachi, y Sakura fue la única estudiante que me quedó luego de que Naruto y tú se fueran. Es algo duro entender que esos niños chillones que tomé bajo mi tutela, son ahora quienes comandan, protegen y mantienen en funcionamiento el mundo ninja.
Sasuke bajó la cabeza, pensativo. Sí, era cierto que la evolución más fuerte de los de su generación se había visto en el equipo siete. Naruto había pasado de ser un don nadie, a ser el Hokage y héroe de la guerra (en palabras del propio Sasuke, claro). Él había pasado de ser el prodigio huérfano maldito, a ser la mano derecha del Hokage y arma secreta (no tan secreta) de Konoha. Y Sakura, un ninja sin clan, kekkei genkai, o siquiera un símbolo de batalla, que se había quedado rezagada por el avance de sus compañeros, se transformó en la mujer (y ser humano) más fuerte sobre la faz de la tierra, uno de los médicos más codiciados por su experiencia y labor tan notable, y el papel tan fuerte de liderazgo y razonamiento que había demostrado. Sasuke se atrevía a decir que Sakura era la mejor preparada de los tres para cualquier tipo de solicitud, ya que si bien, era quien menos poder poseía (refiriéndose a lo intangible) era quien se desarrollaba a la perfección en más áreas que Sasuke y Naruto. Y la medicina era la principal de ellas.
Con todo eso en el paquete de cada uno, era razonable que no dependieran más de acudir a Kakashi en situaciones que podían controlar en la actualidad, que en el pasado fueron paredes enormes para derribar por si solos. Y en parte, Sasuke creía entender un poco a Kakashi, pues él sabía que eso mismo sucedería con Sarada algún día.
Llevado por esta reflexión, giró su atención al pequeño bulto que comenzaba a quedarse dormido contra él, notando que, aunque lo anterior era una realidad, era muy a futuro, algo que aún no tenía que preocuparse por vivir. Pero Kakashi ya estaba ahí, y lo que menos debía hacer era ignorarlo.
―Pues solamente espera un par de años ―le dijo Sasuke, levantando los ojos al peliplata, quien enarcó una ceja y lo miró curioso―. Sarada necesitará un buen sensei que le enseñe del trabajo en equipo.
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FIN DEL FLASHBACK
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―Yo siempre he necesitado de alguien que me guíe sin que me lo diga ―comentó Sasuke, rompiendo en silencio.
Kakashi le puso atención.
―Hubo cosas que me dijiste en el pasado, que realmente calaron en mí, pero nunca me senté a revisar lo que me generaron ―explicó el azabache, sentándose lentamente en el suelo con las piernas cruzadas debajo de él. Miró al lago con calma―. Me dolió, especialmente una noche, cuando Sarada aún estaba de meses, y estábamos asentándonos en la aldea. Le dije a Sakura de ello, y jamás me había sentido tan miserable.
Kakashi frunció el ceño.
―Cuando me detuviste de hacer locuras, doce años, me dijiste que tu habías perdido a todos los que quisiste. Todos muertos. En su momento para mí fue un "Es lo mismo", por donde lo viera ―inclinó la cabeza al frente y cerró los ojos―. Hasta esa noche. Habíamos cenado, Sarada estaba dormida, Sakura igual, y soñé que todo a mi alrededor se iba. Todos muertos, y sólo quedaba yo, y desconocidos que se compadecían, pero no decían nada. Y sólo estaba ahí, yendo y viniendo por la aldea, en trabajos que realicé mecánicamente, un patrón. Fue sólo un sueño y lo sentí como años. Y, cuando desperté, tu voz vino a mi cabeza, diciéndome "toda la gente de la que tú hablas ya fue asesinada. Claro que sé cómo se siente". De alguna forma, me dio tantas vueltas en la cabeza que acabé en la sala, con Sakura tratando de calmarme mientras le pedía que te buscara. Llegaste al otro día, y tuvimos una plática seria acerca de esas pesadillas. Resulta que tú también las tenías. Contigo tuve un proceso de terapia para eliminarlas.
Kakashi había volteado completamente a él, poniendo toda su atención en el relato, algo que Sasuke no ignoró, pero no hizo evidente para no perder la reacción.
―Hay muchas cosas que nos conectan, pero lo que nos diferencia me ayudó a apreciarte más como una figura paterna ―explicó. Volteó su mirada hacia el cielo, fijándola en un cacho de la luna―. Gracias a tu guía, yo pude recuperar todo lo que perdí. Pero siempre supe que tú ya no podías hacerlo como yo lo hice, y por ello me enfoqué en hacerte parte de mi vida de manera casi obligatoria. Y cuando me tuve que ir por la misión secreta, tú me hiciste el favor de quedarte con mi familia para que mi ausencia fuese más llevadera. A final del día, fuiste lo que esperaba ser yo para mi gente, ayudándome a no perder lo que gané.
El peliplata parpadeó un par de veces mirando al lago, lentamente destensando cada musculo del cuerpo. El tirón de los hombros fue evidente, pues las solapas del chaleco bajaron considerablemente de la altura a donde las tenía. El cuello se estiró, la espalda se le vio curvada en segundos, y las manos terminaron dentro de sus bolsillos del pantalón en su típica pose.
―No ha habido ni un segundo en esta realidad en la que yo pueda estar tranquilo ―comentó Kakashi de la nada―. El único momento en el que llegué a estar ligeramente estable, fue cuando Sakura quedó fuera de servicio, y supe que no tenía a nadie suelto. Bueno… con excepción de ti, pero eras un caso fuera de mis manos y, por años, no fuiste un problema. Así que estaba, levemente, tranquilo. Pero… aun así…
Kakashi suspiró, bajando la cabeza y agachándose lentamente, derrumbándose contra sus rodillas en el piso y luego echándose de espaldas, cayendo sentado en una posición cansada y casi visualmente pesada. Su cuerpo fingía que había una piedra debajo de la espalda arqueada, donde se recargaba como si Kakashi no pudiese más con ninguno de sus músculos, dejándole a los huesos la única tarea de mantenerlo armado contra una inevitable sensación de un cuerpo destruido espiritualmente.
Sasuke lo observó atento, atraído por la indecorosa pose para un Hokage activo.
El peliplata volvió a soltar otro suspiro, esta vez más fuerte y cansado. Envió una mirada hacia el cielo.
―No importa qué clase de avance hayamos hecho tú y yo. En este momento estoy cansado. Ya tengo a mi Sasuke encerrado, pero tenerlo cerca ha sido sólo motivo de un nuevo tipo de disgusto interno. Como si mi mente no terminara de comprender que las tareas que me da el título de gobernador me orillan a ejecutar al peor criminal que hemos tenido en la tierra, según las voces populares ―contaba Kakashi, sin ver a su acompañante, semejante a estar relatando algo escrito en una descripción de un analista―. Ante mis ojos veo a uno de mis niños transformado en un loco asesino, sin escrúpulos, valor moral o siquiera consciencia, y todo el amor que pude tenerle como un hijo, está transformado en el odio más corrosivo que ha cruzado desde mi corazón hasta cada una de mis acciones. Y eres tú, a final de cuentas eres tú. Pero que seas de otra realidad no me calma; que allá todo sea diferente y me digas que soy una especie de familia para ti, y para tu verdadera familia, no me calma; que me digan que sí existió un resultado diferente, no me calma. Porque este es mí resultado, lo que yo vivo. No va a cambiar, no tengo tranquilidad.
Levantó un brazo, señalando al bosque detrás de ellos.
―Cada segundo junto a esa caja "prisión" sólo me hace desear romperla en pedazos, tomar al preso dentro, y hacer de todo para destruirlo. Que pague, que sea castigado, que devuelva en sangre, gritos y llanto como hizo que muchos sufrieran antes, durante y después de la guerra ―su voz se volvió ronca, y comenzaba a hablar más rápido―. Y me siento tan idiota e hipócrita por querer hacerlo, porque la persona adentro también se vio influenciada de que no supe educarlo correctamente. Porque, al final del día, los dos niños huérfanos eran mi responsabilidad. Yo era el tutor al que debían acudir por cualquier problema, pero ustedes eran niños, no iban a venir a mí porque no sabían que tenían que hacerlo ―se lamentó, y Sasuke percibió la emoción lastimera que comenzaba a inundarlo―. Y yo, el adulto que no quería unirse a ninguna clase de vínculo, no supo cuándo ir a buscarlos si lo necesitaban. Debí saberlo, suponerlo, intuirlo: ustedes no tenían a nadie. Naruto nació sin padres, familia, vivió sin amigos ni ejemplos a seguir, y no confiaba en los adultos por su experiencia de rechazo. Y tú, Sasuke ―el mencionado dio un pequeño salto―, a ti te quitaron todo. A tu padre que era tu faro de aprobación, a tu madre que era tu fuente de amor, a tu hermano que era tu ejemplo a seguir. El clan al que estabas acostumbrado a ver todos los días, convivir, ver como tu familia, tal cual lo era. Todo te fue arrebatado de un día para otro, y te quitaron justamente a la gente que entendía cualquier clase de cosa que ocurriera con los Uchiha: las emociones, el sharingan, la maldición familiar, los poderes, técnicas… cualquier cosa que apenas yo podía entender, desde el punto de vista de un espectador, pues, aunque estuve cerca de un Uchiha, nada de eso jamás representó un problema o tema de suma importancia a tratar o considerar.
―Para los que no son parte del clan Uchiha, se vuelve una especie de culpa el no haber tratado de… "ayudarnos", por así decirlo, cuando todo lo que mencionaste se vuelve parte de nuestro crecimiento ―explicó Sasuke, volteando la mirada hacia el lago―. Para nosotros es todo un viaje en el que nos desenvolvemos como el elemento más peligroso de nuestra vida, más determinante de nuestro futuro, pero más seguro de nuestra protección. Los Uchiha podemos sufrirlo mucho, pero al final siempre regresamos al inocente inicio, viendo las respuestas de todo, con claridad y oscuridad en un perfecto equilibrio. Sí, aún tenemos nuestras debilidades, pero es mucho más fácil soltarlas. Padres, hermanos, parejas, amigos, hijos. Una vez adultos, luego de todo el proceso, pase lo que pase, sabemos soltar… o creemos que lo sabemos. Pero siempre es así, nace, se desarrolla, crece y muere por nosotros mismos. Muy rara vez nos vemos influenciados por algún factor externo al que permitamos entrar a nuestra pequeña burbuja segura. Por ello creo que debes entender que no es culpa tuya hacia dónde fue guiado tu Sasuke.
Kakashi soltó una risa leve mientras el azabache volteaba a verlo.
― ¿Crees que no lo es? ―preguntó con sarcasmo.
―Ni por asomo ―contestó Sasuke con seguridad―. El destino de los Uchiha se rige, a final de cuentas, por cómo permitimos a las influencias crear un aprendizaje en nosotros, sea perjudicial o beneficioso, pero siempre va orientado a que somos los Uchiha, el clan más emocional y peligroso de Konoha, si no es que del mundo entero. Pero, piensa en esto, Kakashi, ¿no todas las personas se rigen bajo el mismo principio al final del día? Lo único que hizo la historia fue ponerle un nombre y una cara a la situación. Y, desafortunadamente, fue el nombre de mi familia y mi cara. La cara de Madara, la de Obito, la de Itachi, la mía. Muchas caras están ahí, pero para cada generación, una será la ejemplar. Pero todos nos regimos bajo la ley de las consecuencias a nuestro alrededor. El poder que poseemos es lo que nos lleva a realizar las acciones que marcan nuestro caminar. Los Uchiha nacimos con poder, manejamos poder, obtenemos poder, y representamos poder. Con todo ello, siempre elegiremos el camino más fuerte, difícil y errático para resolver las incógnitas que nos nublan el juicio. Por ello te digo que no es tu culpa el que tu Sasuke sea el que representa en esta realidad, porque tu presencia, aunque determinante, no iba a aclarar su camino por mucho que tú, Naruto o Sakura lo intentaran. Tu Sasuke aún estaba atrapado en el camino Uchiha cuando todo ocurrió. Aún estaba dentro.
―Pero, ¿por qué? ¿por qué no salió de ahí? ¿por qué no fue como tú? ¿por qué no reaccionó? ¿por qué mató a Naruto? ―preguntó Kakashi con desesperación, enviando su torso al frente y hacia Sasuke, con una mirada inestable.
Sasuke lo miró apenado, sabiendo perfectamente la respuesta por su propia experiencia.
―Jamás lo sabremos ―respondió con voz tranquila―. Es una respuesta fuera del alcance de cualquiera, inclusive de mi propio clan. Desesperación, miedo, dolor, angustia, paranoia, histeria, traición, pánico, ansiedad, impotencia… hay tantas cosas a las que me orillaron en mi niñez, a las que me tuve que atener en mi adolescencia, y que en mi juventud me las comí como un pan de todos los días. En mi adultez, cada una de esas cosas, voltear a verlas, simplemente me ejemplifican como persona, y más allá de avergonzarme, me duele verme así. ¿Qué tan cruel es el mundo, que dos huérfanos crecieron creyendo, firmemente, que ellos eran parte de un error? Naruto por el kyubi, yo por ser un Uchiha. Aferrados a querer que nos vieran de otra forma, simplemente encontramos caminos distintos. Y así pasa. Así es la vida. Jamás seguiremos el mismo camino que nuestro otro yo en una realidad un noventa y nueve por ciento similar. Siempre hay diferencias.
Kakashi respiraba fuerte, como si las palabras de Sasuke hubiesen sido una avalancha en su contra, golpeándolo sin piedad para hacerle atragantarse con el razonamiento detrás de ellas.
―Tú fuiste otro camino, uno que sólo tú puedes descifrar. Lamento mucho toda esta realidad, porque, creas o no, en mis primeras semanas aquí entré en una crisis de pensar que aquí no estoy casado, no está mi hija, no tengo a mi mejor amigo, y toda mi vida, mi vida reconstruida, está hecha añicos por mi propia mano. Conocer las consecuencias ayuda a valorar lo que tienes, pero hacerlo dos veces me ha traído un estado en el que yo mismo no obtengo calma, aun con todo el esfuerzo que hago para volver a mi realidad… por otro lado… ―volteó su mirada a Kakashi―, tú tienes todo para hacer que este mundo sea mejor. Sí, ya no está Naruto, pero tienes a Sasuke encerrado, y les he dicho todo, todo lo que tienen que hacer y pueden hacer, ya sea para sólo mantenerlo encarcelado el resto de su vida, o para matarlo. No te juzgo, eres el Hokage, y el mundo ninja requiere, desafortunadamente, de acciones que son radicales pero efectivas. Es el precio de trabajar en él, y no puedo ayudarlos, a ustedes, a mejorarlo, porque apenas puedo mejorar el mío. Pero te he dejado herramientas para que busques esa mejoría por ti mismo. Y el mejor consejo que te puedo dar, Kakashi, es que actúes en contra de lo que yo represento.
Kakashi frunció el ceño y lo miró atento, confundido.
―Pero yo te odio.
Sasuke le sonrió.
―Ahí tienes tu respuesta.
―No será tan fácil, entonces ―comentó Sakura.
Sasuke, parado a su lado, asintió levemente.
―Pero podrán. Han hecho cosas mejores sin mí. Aunque… para él ―giró la cabeza hacia su espalda, mirando al sendero que los llevaba de vuelta al campamento―. No puedo asegurar que saldrá bien librado.
― ¿Y cuándo salimos bien librados de cualquier resultado? ―preguntó Sakura con diversión. Sasuke emitió un leve sonido semejante a una risa― Siempre habrá alguien que vea el lado malo de la situación.
―Para mala suerte nuestra ―Sasuke estaba de acuerdo―. ¿Y tú podrás?
Sakura negó con un gesto de cabeza seguro.
―Será peor, pero estaré bien ―afirmó. Sasuke enarcó una ceja en su dirección―. Luego de ti, creo que puedo tomar mejor al otro Sasuke.
Sasuke no le creía, ni un ápice, pero no iba a pelear por ello. Su tiempo de control en esta realidad había terminado con Kakashi unas horas atrás, así que no podía continuar moviendo piezas que ya habían encajado.
―Sólo cuídate a ti misma, y me iré tranquilo ―dijo Sasuke, acercándose a ella y tomándola del codo con suavidad. Sakura lo miró atenta―. Puede que no seas mi esposa, pero a final de cuentas eres Sakura. No podría vivir con el mínimo indicio de que te volví a dañar, sea la realidad que sea.
Sakura le sonrió casi de forma fantasmal. Pero él había aprendido a leer esas sonrisas imperceptibles, las que a veces, muy contadas veces, aparecían en los momentos en los que ninguno de los dos debería mostrar esa clase de afecto mutuo.
―Haré lo mejor que pueda ―declaró la pelirrosa―. La pelea contra Urashiki asegura la apertura de nuevos enemigos a futuro.
―Contemplé eso. Parte de lo que ocurrirá aquí ya ha ocurrido en mi realidad, lo vivimos luego del evento de la luna, que ya les he contado de qué trató ―explicó Sasuke―. He advertido las debidas medidas que deben tomar, una de ellas fue la recopilación de cuerpos de Zetsu. Tsunade hizo un buen trabajo con ello, por lo que me mostró Shikamaru en Konoha.
― ¿Crees que será suficiente?
―No lo será, pero quitarle recursos al enemigo puede aminorar el impacto. Estarán mejor preparados, es seguro. Y ahora que tienen a Sasuke encerrado, pueden utilizarlo ―se encogió de hombros―. Es raro decirlo, pero aprovéchenme.
Sakura soltó una leve risa.
―Funcionarás de algún modo. Ya veremos si Kakashi nos deja sacarte provecho antes de ejecutarte ―le dijo con una sonrisa. Recargó un puño en su cadera y el otro lo puso sobre el hombro de Sasuke―. Tu tranquilo con ello.
―Bien, se está volviendo incómodo hablar de la explotación y ejecución de mi persona. Me quedaré con que Shikamaru manejará todo para bien ―dijo Sasuke con fingida incomodidad.
Sakura soltó una sonora carcajada mientras los rayos del sol salían en el horizonte, alumbrando a ambos compañeros en su última mañana tranquila juntos.
El campo de batalla jamás se había visto tan inmenso desde la última guerra. Sasuke se sintió ampliamente desplegado en posibilidades, técnicas y estrategias, mientras que, a su alrededor, el enemigo en común ofuscó la mirada de sus compañeros.
Sasuke notó que la objeción de Urashiki a participar en la batalla fue nula, apareciendo sin ser llamado, ni siquiera con los objetos protegidos, en el centro del área. Sentado de piernas cruzadas, levitando en el aire, mantenía su caña de pesca sobre sus piernas, con una mano en el mango y la otra en su muslo. Tenía los ojos cerrados y sonreía, pero aparte de ello, el único indicativo de que mínimo estaba despierto… o vivo… era su pecho que subía y bajaba con su respiración.
Sasuke aún se encontraba al borde de la zona que quedaría fuera de la gran barrera de chakra, observando de lejos a su contrincante. Los ninjas a su alrededor se habían congregado como si él fuese un imán, atraídos por la atención que él generaba, y porque querían saber qué hacer ante un enemigo que desconocían.
Si bien era sabido que la información previa que daba un ninja sobre sus rivales era valiosa para organizar un movimiento estratégico, también era de conocimiento general que eso no los pondría en las posibilidades de enfrentamiento donde la balanza de probabilidades sería cincuenta y cincuenta para cada resultado, sino que los ninjas siempre tenían que estar del lado de la balanza donde tenían el uno por ciento de ventaja de su lado, abiertos a que el enemigo siempre podría tener más con qué contrarrestar sus planes, y más que ellos no podrían saber cómo detener. Este caso no era diferente, y el uno por ciento recaía sobre Sasuke, así que le fue natural al azabache ver tantas miradas llenas de miedo e incertidumbre a su alrededor, algunas sobre él, otras sobre sus propias tareas asignadas.
Con el mismo porte imponente con el que se presentó ante los kages, Sasuke había avanzado por el camino hasta pararse entre los líderes y rangos altos que estarían en contacto con él gracias a los comunicadores inalámbricos. Kakashi, Tsunade, Gaara, Darui, Tsunade y Hiashi estaban formados en un semicírculo a ambos lados del Uchiha, mirando al mismo objetivo con atención.
Sasuke alcanzó a vislumbrar a lo lejos de los límites de la formación a todos los ninjas involucrados en el control del terreno, y a los que apoyarían al levantamiento de la barrera. Había pequeños grupos de respaldo detrás, entre los cuales se encontraban algunos Yamanaka que se encargarían de un refuerzo de comunicación para que Sasuke no perdiera ni una instrucción o mensaje que se enviara fuera de la barrera.
Unos ninjas llamados Tao y Kin serían quienes tratarían de mantener la conexión mental con Sasuke, por lo que él estaba permitiéndoles ingresar en su mente con la mejor abertura posible, pues no era fácil, para nadie, controlar la mente de un Uchiha, y mucho menos mantenerse unido a ella. Sasuke no podía darles todo el acceso que esperaba porque él mismo conocía que había límites impuestos por su propio cuerpo para protegerse, y por ello había zonas mentales en las que ni él mismo podía quitar seguros para colaborar. Era similar a los reflejos, estos actuaban con la voluntad de proteger aun cuando el usuario probablemente no estaba al tanto de lo que ocurría o ni siquiera lo imaginaba; mientras más afinaras estos reflejos, más fácil trabajarían por su cuenta. Lo mismo con las barreras mentales.
―No veo las armas ―comentó Kakashi de brazos cruzados, sin dejar de ver a Urashiki.
―Tiene el poder de atravesar portales dimensionales. Supongo que las tendrá guardadas en alguna de sus tantas dimensiones, y tendrá acceso a ellas en cuando él decida cambiar ―caminó hasta donde estaba el peliplata, mirándolo―. Tendré que actuar lo suficientemente rápido para cerrar esos portales, o entrar con él en ellos. Cuando esté en otra dimensión, será difícil para todos mantener la conexión. Tao y Kin serán saturados de información para poder seguir en contacto conmigo, así que todos los Yamanaka deben apoyarlos.
Kakashi asintió en su dirección.
―Cuidaré de Urayashi mientras pelees, pero no te garantizo que podamos defendernos de Urashiki si él sale de la barrera ―dijo Kakashi.
―No saldrá ―comentó Sasuke con seguridad―. Si sigue tan débil como ya hemos asumido, le será imposible hacer tantos saltos dimensionales y poner un esfuerzo mayor en la barrera. Atravesar un montículo de múltiples chakras no es fácil, menos cuando están en perfectas condiciones contra una que se degrada.
Kakashi confió en la declaración de Sasuke, reconociendo que el punto era válido, pues esa misma situación aplicaba en el azabache y sus propias técnicas. Ambos estaban igual de limitados, así que tenían el mismo nivel de posibilidades de pelea… al menos entre ellos.
La caja en donde estaba el Sasuke "malo" fue movida lentamente hacia donde se encontraba el peliplata y el azabache, siendo, en el proceso, encendida para comenzar la desactivación de los seguros.
Mientras el sonido mecánico, los sellos y los múltiples seguros eran botados, la atención de todos alrededor se movió hacia la caja, pues nadie era ignorante de quién estaba dentro de ella. Era una información que se había dado inmediatamente el sujeto había sido agregado al plan, y la histeria colectiva había comenzado tan rápido como Darui dio la orden de discreción y profesionalidad. Afortunadamente, los ninjas habían mantenido un temple de acero ante la idea de colaborar con su peor enemigo, optando por simplemente aceptar la decisión y seguir al Sasuke "bueno".
Sasuke se acercó a la caja con calma, esperando a que la puerta delantera se abriera hacia afuera, revelando una segunda capa tipo placa que se levantaba, y unas cadenas que se enrollaron en unos grandes engranajes mientras dejaban descubierto un pequeño rectángulo libre para que saliera el criminal.
―Puedes salir ―dijo el azabache con calma.
Unos pasos ligeros sonaron dentro con un pequeño eco, antes de que la cabeza del Sasuke "malo" se revelara. Este, con una expresión seria, y por fin libre de todo lo que lo ató en cualquier parte del cuerpo, se dirigió directamente hacia su homologo, ignorando los jadeos y susurros que se empezaron a escuchar alrededor. El pánico grupal se notó, pero poco le interesaba cuando su viva imagen lo veía con tanta calma. Ambos Sasuke estaban concentrados el uno en el otro, conocedores de que aislar su atención hacia ellos mismos era la mejor forma de no perder la concentración que necesitaban.
Sin embargo, el Sasuke "bueno" no pudo ignorar la forma en la que la pelirrosa se crispó en su lugar, a unos pasos del grupo principal conformado por los gobernadores. Aunque no se desvió a ella, notó cómo el leve temblor en su cuerpo se alzaba hacia sus hombros, deteniéndolo al cruzar los brazos y apretar la boca con fuerza.
El Sasuke "malo" ni siquiera la reconoció.
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FLASHBACK
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La conversación de ambos había llegado a ese momento tenso en el que Sasuke se quedó callado, mirando a un punto incierto en la mesa del comedor mientras su mano sostenía con la punta de los dedos un pequeño vaso con té.
Sakura, preocupada, se levantó de su lugar en la sala y caminó hacia la mesa, sentándose en la silla a la cabeza de esta y tomando a Sasuke del hombro.
―Disculpa, no quería molestarte de esa forma ―dijo ella con pena.
Sasuke frunció el ceño y la miró de inmediato, confundido.
―No no no, no tienes que… no debes disculparte… es… ―soltó un suspiro, cerrando los ojos―. En realidad, jamás me había planteado esa situación.
Sakura alzó las cejas.
― ¿De verdad? ―preguntó sorprendida― Creí que siempre veías todos los ángulos.
Sasuke sonrió de lado, volviendo a mirarla.
―No expresamente esa clase de puntos de vista ―ese comentario le ganó una sonrisa de ella. Tomó aire―. Usualmente no considero eso porque me podría parecer algo imposible, de no ser por tanta locura que ya hemos vivido.
―Los viajes entre dimensiones, muertos reviviendo, Kaguya ―enumeró Sakura con los dedos, uno por uno. Chistó y torció la boca, mirándolo de reojo―. Creo que hay suficientes antecedentes como para que lo pienses un poco.
La diversión en el tono de la pelirrosa le recordó al patriarca Uchiha cuán astuta se había vuelto con sus comentarios desde que se casaron. Si bien jamás lo molestaba, lo desafiaba de una forma muy chistosa para ambos.
―Ok, volvamos al tema entonces: suponiendo que exista otro Sasuke, con la misma mentalidad de Shin, acerca de seguir con el "plan de Itachi", como el sujeto supuso… no, no creo que pueda trabajar de su lado o siquiera apoyarlo mínimamente ―aseguró el azabache, dando un trago a su té. Tras pasar el sorbo, miró a la pelirrosa―. Probablemente porque sabría cómo llegar a su mente para hacerle cambiar de parecer.
― ¿Intentarías en él lo que funcionó en ti? ―cuestionó ella cruzándose de brazos y echándose hacia el respaldo de la silla.
Sasuke asintió.
―No creo que sea tan fácil, si te soy honesta ―opinó Sakura. El hombre le hizo un gesto con la cabeza para que continuara con su explicación―. Piénsalo, un Sasuke diferente a ti no creo que tenga la misma reacción que tú a las revelaciones y reflexiones a las que te viste expuesto con Naruto. Lo digo, vamos, de que, aunque sean "Sasuke", realmente no son el mismo. Creo que podría haber una pequeña variante.
― ¿Cómo si hubiese tenido la misma información, pero asimilado todo de manera diferente? ―preguntó Sasuke.
Sakura asintió.
―Tiene sentido ―declaró él. Se encogió de hombros―. Espero que jamás me tenga que ver en una situación en la que tenga que colaborar conmigo mismo.
Sakura inclinó la cabeza curiosa, sonriéndole.
― ¿Porqué? Sería un excelente dúo en batalla porque podrían conocerse casi completamente y actuar más coordinados.
Sasuke bajó el vaso a la mesa y la miró con calma.
―Piensa en ello: dos Sasuke es igual a dos veces más poder, dos veces menos cabeza. Probablemente me podría en contra de mí mismo en algún punto y me auto-desafiaría.
Sakura torció la boca, inevitablemente de acuerdo, levantando los hombros.
―Sólo Sasuke puede retar a Sasuke ―opinó ella.
Sasuke le asintió de acuerdo.
―Desafortunadamente.
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FIN DEL FLASHBACK
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―Que gran recibimiento ―murmuró el Sasuke "malo" hacia el otro. Le sonrió― ¿Procedemos?
―Al menos ten la decencia de reconocer a quienes te están perdonando la vida para que participes en esto ―comentó Sasuke con severidad.
El azabache soltó un suspiro irritado y dio un pequeño paneo, mirada por mirada, a los que lo veían. Poco le importaba (nada honestamente) cómo lo veían o lo que pensaran de él, ya que ninguna mirada asesina se comparaba con su espada atravesando los corazones de cualquiera de los presentes. En cuando todo acabara, ya encontraría la manera de volver a su propio plan. Talvez esperaría a que el Sasuke "bueno" se fuese para poder trabajar, porque, sincerándose con su propio ego, él era el único que podía detenerlo. Y estaba muy aburrido como para enfrentarse a sí mismo.
―Listo, ¿suficiente? ―preguntó el azabache hacia Sasuke.
Sasuke no iba a hacerle ver a Sakura por el bien de proteger a la mujer, asintiendo hacia su versión maligna con brusquedad. Dio media vuelta y caminó hacia la barrera lentamente, siendo seguido por el otro.
―No va a ser sencillo ―comentó el Sasuke "malo", adoptando un tono serio y casi profesional, rayando el que Sasuke usaba en su realidad cuando estaba ante Naruto como su Hokage.
Sasuke lo miró por sobre su hombro, captando cómo el criminal le señalaba con la barbilla que se enfocara en algo en el campo de batalla. Con intriga, Sasuke envió su mirada hacia el lugar y captó, en segundos, como pequeños múltiples portales dimensionales estaban abiertos entre rocas, escondidos de la vista de todos los presentes, pero accesibles para los rinnegan de ambos Sasuke.
Frunciendo el ceño, su igual se emparejó a su lado en el borde de la barrera.
―Te seguiré ―afirmó el criminal, ganándose una mirada del viajero de dimensiones. El Sasuke "malo" le devolvió la atención visual―. No me hagas arrepentirme.
El Sasuke "bueno" asintió con sutileza, aceptando la breve disposición.
Urashiki inclinó la cabeza en el aire, enfocando su mirada hacia los dos azabaches y sonriendo. Las auras tan diferentes, pero igualmente poderosas de los Uchiha, le devolvieron un saludo cuando él quitó su caña de su posición de descanso y dejó caer el hilo hasta el piso, un hilo que casi pareció infinito hasta que el gancho apareció y chocó con la piedra quebrada a varios metros debajo de él.
Ambos Sasukes jamás dejaron de verlo a él, pero Urashiki solamente contemplaba lo bien que le vendría el premio doble.
¡HOLA A TODOS! FELIZ AÑO NUEVO
Espero se encuentren muy bien, festejando y en paz. Mis mejores deseos para todos :)
Lamento mucho la demora, he estado planeando los siguientes tres capítulos con seriedad porque estamos en la gran batalla final, y quiero escribirlos como se merece ser redactado. Es por ello que este capítulo es corto, pues está dividido por partes, y serán todas publicadas durante los meses de enero-febrero :D Como regalo de Año Nuevo, jaja.
Les agradezco mucho por seguir leyendo, y espero les esté gustando la historia. Por fin estamos en la recta final, así que les agradezco por seguir aquí, en especial porque ya vamos para tres años de que esta historia está de pie. Espero esté cumpliendo sus expectativas :3
Nos estaremos leyendo en el siguiente capítulo, cuídense mucho.
Nos Vemos :D
Ana Kogane Holt
