Hola a todos y bienvenidos al reestreno de Tierra de Sombras en un día que significa mucho para mí, pues hoy es mi cumpleaños y que mejor forma de celebrarlo que con ustedes. Por lo cual es una fecha correcta para entrar de lleno a este mundo post apocalíptico gobernado por dinosaurios cuyas bases vimos en Horizonte oscuro y Era de cenizas.
Antes que nada, de seguro muchos estarán diciendo "Ya leí el original mejor me espero al siguiente capítulo" Pues bien, este regreso es para corregir y agregar elementos que en esa oportunidad no pude y que ayudaran a seguir la trama. Así que les aseguro que este valdrá la pena de leer.
En fin. Antes de iniciar con esta historia quiero dedicar este capítulo a tres autores que para mí son muy importantes, estos son J. Nájera, Ficlover y Belzer. Espero les agrade y que lo disfruten.
Ahora sí. Que comience la función.
Tierra de sombras - Capítulo 1
Territorio comanche
...
"Era lo que ellos llamaban territorio comanche en jerga del oficio. El lugar donde los caminos están desiertos y las casas son ruinas chamuscadas; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos mientras escuchas el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. Territorio comanche es allí donde los oyes crujir bajo tus botas y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando. Donde no ves fusiles, pero los fusiles sí te ven a ti"
Arturo Pérez-Reverte: Territorio comanche.
Se despertó en esa fría mañana y lo primero que hizo fue mirar a su costado, encontrando solo un espacio vacío. Aquello lo desilusiono un poco, estaba acostumbrado a su presencia desde hacía ya unos tres meses al punto que verla casi todas las mañanas a su lado o ser despertado por ella era casi un credo irrompible, pero al recordar la fecha supo que por ese día bien valía la pena una excepción a la regla.
Lincoln Loud, ahora un joven de unos dieciséis años salió de su cama y busco su ropa. Esta consistía en un polo manga larga de color anaranjado, una casaca anaranjada oscura con negro algo desgastada y unos pantalones azul grisáceo.
Luego de asearse bajo las escaleras y se encontró con sus hermanas en el comedor las cuales estaban desayunando a la par que envolvían algunos regalos en hojas de papel marrón que eran usadas una y otras vez para esas fechas.
- Hola chicas – saludo Lincoln con naturalidad.
- Hola Linky – dijo una Leni cubierta de harina y con una expresión de cansancio en su rostro por su labor habitual, a la vez que doblaba un vestido lila.
Leni, ahora era una adulta de unos veintiún años con el alma de una niña, un alma de hierro que pese a los golpes de la vida había resistido más que el resto de sus hermanos, incluso seguía llevando sus característicos lentes de sol. Su actual labor era la de ser la cocinera de la familia, incluyendo la de despertarse antes del canto del gallo para preparar el pan para el desayuno. Algo que pese a lo sacrificado que era no la molestaba en nada y hacía con gusto. Además de eso también hacia ropa nueva y arreglaba la que se dañaba.
- Intenta despertarte más temprano la próxima vez. Ya casi hemos terminado de desayunar y estamos por repartir las tareas del día – dijo Lori de forma seria.
Lori, la mayor de todos era la jefa del grupo con sus veintidós años. Ella era quien organizaba los recursos, aseguraba que las defensas de su hogar estuvieran en buen estado y repartía las tareas que sus hermanos hacían. La rubia, a diferencia de Leni en lugar de un alma tenía una mano de hierro con la que controlaba a todos sus hermanos. Un rasgo de su personalidad que se acrecentó con los años y que se mostraba en la ropa que usaba a diario, cambiando sus prendas características por ropa militar con camuflaje.
- Vamos hermana. Todos nos hemos despertado tarde alguna vez – dijo Luna quien envolvía un xilófono.
- Sí Lori. Además ya está aquí así que no tienes que preocuparte – dijo Luan quien estaba acompañada de un Señor Cocos algo chamuscado he iba decorando con crayones la caratula de un cuaderno de chistes escrito por ella.
Luna de veinte años, se vio obligada a dejar de lado la música rock, al igual que casi todos sus instrumentos cuyo volumen era demasiado para que le permitieran tocarlos pues usarlos era una invitación para cualquiera supera que todavía quedaba vida en la ciudad, al menos vida humana. En su lugar cambio la música por la pintura, al inicio sus cuadros eran un desorden total, pero luego los fue mejorando hasta ser verdaderas obras de arte.
Luan, de diecinueve, ahora llevaba el cabello suelto y su relación con la comedia era un capítulo del ayer, pues pese a leer antiguos libros de chistes no podía decir ninguno tras todas sus pérdidas. Aquel muñeco que únicamente tenia consigo más no lo animaba en ningún momento era todo lo que quedaba.
- Gracias chicas, y lamento la tardanza Lori, tratare de que no vuelva a pasar – dijo tomando uno de los panes y poniéndole mantequilla. Tras eso busco donde sentarse y procedió a servirse un vaso de jugo de manzana – Apropósito de ello ¿Dónde está Lynn?
- Termino primero que todos y salió a practicar al patio – respondió Lucy.
- Ah bueno. Otro libro de poemas, eh Lucy – observo al ver el obsequio que tenía la ex gótica.
- De hecho es un libro de flores que encontré en la casa del vecino. Esta algo avejentado pero sé que le gustara.
- Estoy seguro de ello. Además lo importante es que viene de tu parte.
Lucy. Ahora una adolescente de trece años también dejo mucho de su vida pasada atrás. Para empezar su amor por las cosas oscuras era un recuerdo lejano, pues ahora se vestía con ropas blancas y prefería leer cualquier tipo de obra literaria que no fuera de vampiros como antaño, aunque si conservaba su amistad con los murciélagos de la casa.
En el otro lado de la mesa se encontraban las gemelas Lana y Lola. Ambas estaban envolviendo un oso y un cocodrilo de peluche respectivamente, destacando una envoltura decorada con unicornios rosas. Estas dos ahora de once años seguían siendo unas niñas, pero eran bastante maduras para su edad o por lo menos tenían una personalidad muy distinta a la de antes de aquellos eventos. Atrás habían quedado las peleas entre ellas y la cooperación entre ellas era algo habitual.
Lana era la que se encargaba de revisar que las cosas estuvieran funcionando bien, eso incluía los paneles solares que si bien podían dar luz a toda la casa, solo mantenían funcionando la máquina de Lisa para crear agua del aire y otros equipos menores como la lavadora y el refrigerador, arreglaba los cercos, los muebles y otros objetos de sus hermanos. En lo que había cambiado era su gusto por las cosas asquerosas que encontraba en la basura, el cual había dejado pues cualquier herida o enfermedad producto de esto era mortal en ese mundo y ya no se podían estar dando el lujo de curarse en todo momento. En su momento le costó adaptarse, pero después pudo acostumbrarse a estar limpia.
Lola por su parte, dejo atrás esa actitud de princesa que tanto la caracterizaba, ello producto de las pérdidas de sus abuelos y sus padres, aunque poco a poco fue cambiando eso por determinación a la hora de aprender y hacer nuevas cosas. Aunque todavía le gustaba el color rosa, ya no le hacía asco el trabajar en la tierra o mancharse las manos al momento de ayudar a cocinar algún animal traído por sus hermanos.
Tras terminar de desayunar cada quien guardo sus regalos y se organizaron para ese día. El cual era importante para el miembro más joven de su familia.
- Muy bien chicos. Como ya sabrán literalmente hoy es el cumpleaños número seis de Lily, así que las cosas serán un poco más complicadas el día de hoy – dijo Lori – Para empezar Lisa se encargara de mantenerla en su habitación y la tendrá ocupada en sus clases, mientras que ustedes – dijo mirando a Lana y a Lola – Tienen como tarea el arreglar la casa para ello y poner la "decoración".
La decoración, era en realidad un mantel bien hecho y unas velas elegantes, así como unos platos, vasos, cubiertos y servilletas que únicamente se sacaban en esa ocasión y que fueron adquiridos de una tienda abandonada dedicada a los eventos finos.
- Como órdenes Lori – dijo Lana.
- Muy bien. Ahora se debe de organizar las partidas de búsqueda – dijo la mayor poniendo una lata sobre la mesa la cual contenía los nombres de siete de sus hermanos – Ya que no tengo un regalo para Lily saldré el día de hoy a buscarle algo.
- Yo puedo ir contigo – se apuntó Leni.
- ¿Segura? Si quieres puedes quedarte, ya hiciste bastante con el desayuno.
- No te preocupes además la cena no empezara hasta la noche y como que me viene bien un respiro.
- Está bien. Ahora pasamos al sorteo, quienes deberán de buscar la cena serán Lincoln y Lynn – dijo Lori sacando los nombres – Luna, Luan, Lucy. Ustedes se quedan a cuidar la casa en nuestra ausencia.
Lincoln hizo una expresión de molestia que no fue visto por sus hermanas. No tenia nada en contra de Lynn, lo que pasaba era que no quería ponerla en peligro ya que esta… era muy importante para él y no quería ser él quien la pusiera en peligro, no después de lo ocurrido en su última salida juntos. Con Lori no había problema, ella conocía cada metro de la ciudad y conocía los lugares seguros y peligrosos. Luna tenía una gran puntería y estaba casi al nivel de Lori. Leni y Luan no eran las mejores pero al menos sabían que hacer según las situaciones. Lucy era nueva en lo que eran las excursiones pero aprendida rápido y nunca cometía ningún error.
Tenía que evitar que salieran y para eso pensó en un plan simple.
Al cabo de unos minutos Lori y Leni partieron, la mayor llevaba consigo una ballesta y un machete, mientras que Leni cargaba un arco y una lanza que en realidad era un palo con punta. Lynn ya estaba preparándose, solo tenía que tomar sus cosas que estaban en su habitación, el asunto es que una vez que iba a salir de esta, la puerta no se pudo abrir. Lincoln, había puesto un clavo en la pared al que había amarrada una soga cuyo otro extremo estaba amarrado al picaporte de la habitación de Lynn y Lucy, haciendo imposible la salida del mismo.
- Ya podrá salir mañana. Por hoy yo hare el trabajo, además que también me olvide de conseguir algo para Lily.
Lincoln usaba el arco, el carcaj y las flechas que fueron regalo del ex deportista olímpico Ajani Goldname. Pero también cargaba consigo un cuchillo y una bolsa amarrada a su cintura con algunas cosas que podrían serle de utilidad. Además su cuerpo ahora tenía más músculos por los rigores de la vida diaria una en la que los videojuegos y los comics, habían quedado atrás y el trabajo físico se había convertido en el pan de cada día.
Salió de su casa y se hizo la señal de la cruz al pasar por las tumbas de sus padres y abuelos, solo tres de ellos estaban ahí, a su abuelo Albert nunca lo encontraron luego de que se marchara a pelear en lo que fue la última batalla por la ciudad. Su hogar había cambiado en esos cinco años, para empezar parte del ático se convirtió en una especie de atalaya desde la cual se vigilaba por si alguna amenaza se acercaba. Por lo demás solo la fachada estaba sucia por la falta de limpieza que le daba un aspecto de estar abandonada, una distracción que evitaba que alguien se concentrara en ella. Pues cercas de metal y puestos de vigía eran cosas que muchos de sus vecinos habían aplicado.
Luego de abrir y cerrar la puerta de metal tras él, se adentró en la ciudad de Royal Woods o mejor dicho, en lo que quedaba de esta.
La ciudad de Royal Woods era ahora una ruina arrasada por el fuego y por el abandono. Las ventanas de muchas casas estaban rotas, las puertas estaban forzadas y su contenido había sido vaciado cuando se pensaba que las cosas como las televisiones, las computadoras y demás objetos como el dinero o joyas tenían algún valor. Por suerte, nadie salió lastimado en ese entonces, pero cuando la comida y el agua terminaron por costar más que el oro la cosa fue muy distinta.
Mientras Lincoln avanzaba, miraba las calles por las que solían transitar cientos de autos al día, ahora cubiertas por las cenizas y convertidas en un cementerio de autos abandonados que se oxidaban, con pequeñas malezas que crecían sin que nadie las arrancara y uno que otro esqueleto perteneciente a algún desafortunado. El clima tampoco ayudaba mucho a mejorar el entorno pues aquel era un otoño bastante frio y opaco, el cielo había estado nublado desde hacía muchos días, todas las hojas ya se habían caído de los árboles y solo quedaban esqueletos de madera que se mantenían firmes ante los elementos.
Los edificios, los cuales en el pasado habían sido negocios cuya función ahora era solo conocida por Dios, eran lugares abandonados a su suerte, los carteles que hubieran permitido saber que eran estaban sucios y ya eran ilegibles. Esos edificios eran lo que lo aterraba muy en el fondo a él y a sus hermanas. Para ellos era imposible que fueran los únicos en toda la ciudad, debía de haber alguien más y en varias ocasiones juraban que veían cosas o escuchaban sonidos que los ponían en alerta, pues temían que alguien con un rifle los estuviera observando desde alguna ventana o un techo y que solo con apretar un gatillo su vida llegara a su fin. Pero era tener miedo y salir, o quedarse y morir de hambre. Hacía casi tres años que no habían visto a nadie, pero de todas formas el miedo estaba ahí.
También estaba el aspecto mental de todo ello, cada vez que salía no podía evitar recordar cómo era todo en tiempos mejores y con ello los recuerdos de sus amigos, sus padres y su antiguo amor. Y esos buenos momentos eran una tortura.
Al cabo de un rato se encontró algo de interés. Una huella de ciervo en uno de los jardines, la analizo y vio que era una reciente, por lo cual vio hacia donde pudo haber ido y empezó con el rastreo. Tras unas dos horas de caminata y de seguir un rastro difícil de encontrar llego hasta el área rica de la ciudad, lugar donde vivían las personas de Royal Woods que tenían un mayor nivel económico. Las grandes casas que antes eran elegantes y lujosas eran ahora nada más que ruinas humeantes, no así sus jardines que albergaban toda clase de vida, como aves, liebres, alces, venados y ciervos.
Lincoln se agacho y preparo su arco, tenso la cuerda con total calma y concentración hasta que esta estuviera lo suficientemente tensa, cuando esta llego a su límite disparo el proyectil que impacto en su objetivo. El ciervo cayo inmediatamente haciendo que el resto de los mismos saliera huyendo. Se acercó al animal que apenas si podía respirar y sacando su cuchillo termino con este de un rápido corte.
Se puso aquel ciervo al hombro y comenzó a caminar, el cargar la cena lo molestaba, no porque le pesara sino porque en caso de que algo pasara no podría tomar el arco y cuidar de él y de su presa a la vez. En aquel mundo todo podía ser cazado y la ciudad estaba vacía de gente pero llena de animales del bosque, animales escapados del zoológico y de dinosaurios de todo tamaño y color. Los huesos de estos estaban por toda la ciudad y los de los pobres que se enfrentaron a ellos igual. Pero aparte de la preocupación también estaba una sensación de orgullo. Una pieza como esa era algo especial para esa noche y que probablemente alcanzaría para el día siguiente.
La comida era un problema pues al no existir ya los supermercados y el que su reserva de comida que lleno todo el sótano ya fuera algo anecdótico, por lo cual la caza así como sus cultivos eran algo esencial. Los cultivos podían almacenarse, pero las piezas de caza duraban muy poco pues debían de repartirse entre once personas. Estas por lo general eran liebres, aves, cerdos, venados, ciervos, pescados y dinosaurios pequeños.
Al girar en una esquina encontró dos edificios que alguna vez fueron importantes para él. Un consultorio dental y un edificio de oficinas, los lugares en los que alguna vez trabajaron los señores Loud. Al verlos recordó el día en que su padre se llevó a sus hermanas al trabajo y él se tuvo que quedar con su madre en el consultorio dental, lugar del que se dio a la fuga luego de tratar de divertirse aprovechando que su madre estaba en plena consulta, por lo cual simplemente cruzo la pista y entro a un árcade justo al lado de la oficina de su padre.
Pese a que no le gustaba el recordar esos días, agradeció la aparición de ese recuerdo y entro en aquel lugar pues además de la cena, tenía otra tarea por cumplir y debía de volver a casa con un regalo para la cumpleañera.
El local de videojuegos ahora era un sitio cubierto de polvo, las maquinas hacia mucho que no servían, pero eso no evito que se pusiera frente a una y empezara a mover las palancas y a apretar botones como si realmente estuvieran encendidas, luego se giró para buscar algún peluche que estuviera en buen estado, encontrándose con una acompañante inesperada.
Al verla grito del susto y dejo caer el ciervo que había cazado, pero se tranquilizó al ver que se trataba de su novia.
- ¡¿Lynn qué te pasa?! – dijo molesto - ¡Pensé que estabas en casa cuidando a las chicas! ¡¿Qué rayos haces aquí?!
- ¡Oye, eso debería preguntarte a ti! ¡¿Por qué viniste solo y por qué me encerraste en mi cuarto cuando deberíamos de haber salido juntos?! – grito molesta.
- ¿Cómo saliste?
- Saltando por la ventana. No es tan difícil en realidad.
Lynn Loud ahora era una adulta de dieciocho años, atrás había quedado su amor por el deporte y su meta actual era el de ayudar a mantener a salvo a sus hermanas.
Esta vestía un abrigo rojo oscuro con algunos parches en sus mangas, unos pantalones negros y llevaba la medalla de plata que Ajani le regalo, al igual que su ballesta.
Pese a los años, Lincoln aun podía recordar al verla a la deportista de trece años que soñaba con ir a las olimpiadas y ganar en todos los deportes, solo que ahora su cuerpo ahora estaba más desarrollado y su cabello era distinto, llevándolo suelto pero cortado hasta la mitad de la nuca.
- ¿Cómo me encontraste? – pregunto Lincoln confundido.
- No fue tan difícil. Te he estado siguiendo desde que logre salir de la casa y además sabía que ibas a pasar por aquí, tú mismo me dijiste que aún no tenías un regalo para Lily por lo que vine a buscar algo antes de darte el alcance – dijo mostrando una foto de su familia en un marco.
- ¿De dónde la sacaste? – pregunto el peliblanco.
- De la oficina de papá. Vine a ver si podía encontrar alguna foto de esos años.
Lincoln la tomo y vio la fotografía de un día de campo en el cual sus padres, sus hermanas y él estaban alrededor de una manta en el pasto. Un día de verano en el que pasaron un gran día. Conmovido por aquella escena, Lincoln abrazo a Lynn y la beso sin decir ninguna palabra.
Los dos habían sido novios desde hacía ya varios meses, pero su relación no nació de la nada. Todo comenzó cuando estos empezaron a practicar juntos su puntería en el patio, con lo cual poco a poco fueron pasando más tiempo juntos, incluso Lynn se atrevió a leer comics junto con Lincoln encontrando muchos de ellos bastantes divertidos. Para cuando el mundo se vino abajo y los recursos de la casa Loud comenzaron a escasear, estos dos disfrutaban de esos momentos juntos, siendo Lincoln quien despertaba aquella chispa de competitividad que tanto la caracterizaba cuando practicaba deportes y que aparecía en ella a la hora de buscar comida y leña, así como también otros recursos como ropa y medicinas. Si bien esas labores estaban a kilómetros del baseball, del futbol o de cualquier otro deporte, esta los convertía en uno siempre tratando de encontrar más cosas que su hermano y este no trataba de ser menos.
Cada salida, cada presa que ellos cazaban juntos, cada descubrimiento y cada riesgo que tomaban uno al lado del otro era un madero más a aquella fogata, hasta que finalmente, un día en el que luego de escapar por pelos de un depredador que no podía ser detenido por las flechas que le disparaban, Lincoln término pidiéndole que sea su novia y la respuesta de esta no tardo ni dos segundos. Fue así como un banco saqueado se convirtió en el lugar de su primer beso como pareja.
Obviamente su relación era un secreto, ninguna de sus hermanas sospechaba de esta y su única interacción como pareja era cuando estos dormían juntos, algo que pese a lo raro que pudiera verse, era algo normal pues muchas hermanas compartían cama con otra a causa del miedo que algunas noches aparecía en alguna de ellas.
Lincoln amaba a Lynn y disfrutaba de sus salidas, único momento en que eran un hombre y una mujer que se amaban. Hasta su última salida, hacia solo dos semanas en la cual un error de Lincoln causara que un lobo los atacara y se lanzara encima de Lynn causándole unas grandes heridas en la espalda causadas por las garras del depredador. Por suerte estas no fueron graves y no demoraron mucho en curar, pero eso ocasiono que Lincoln no quisiera volver a ponerla en peligro.
- Sabes lo que opino de recordar aquellos días – dijo Lincoln mientras se separaba de su hermana.
- No tiene nada de malo pensar en eso de vez en cuando ¿O acaso prefieres olvidarte de mamá y papá?
- ¡Por supuesto que no quiero olvidarlos!
- ¿Entonces? – pregunto inquisitiva.
- Es que pensar en aquello hace que duela más todo lo que perdimos.
- Te entiendo, pero a cambio tú y yo estamos juntos ¿No?
- Eso es verdad, por cierto ¿Por qué no me pediste que fuera por ella? – dijo regresándole la fotografía.
- Porque tú eres el que quiere hacer todo solo ahora y muy rara vez puedo estar contigo afuera ¿No recuerdas acaso que antes éramos un equipo?
- Sí, pero es porque no quiero que te pase algo de nuevo.
- ¿Y qué hubieras querido? ¿Qué te hubiera atacado a ti estando solo o acompañado?
Lincoln no pudo contestar a eso. Lynn tenía razón, un ataque de esos estando solo sería fatal.
- Que ahora sea tu novia no quiere decir que me tenga que quedar en casa cuidando de las menores durante todo el día, además de seguro te demoraste dos horas en atraparlo – dijo señalando al ciervo que seguía tirado en el piso.
- Bueno si, pero es porque tenía que ser cuidadoso – dijo defendiéndose.
- La verdad es que no tenías idea de dónde estaría. Por eso debía de acompañarte, se dónde está cada animal o bueno, la mayoría. Además mi puntería es mucho mejor – dijo moviendo su ballesta.
- Bueno dejemos eso para después y ayúdame a buscar un regalo para nuestra hermanita – dijo tomando su futura cena del suelo y volviéndola a cargar.
Los dos buscaron por un rato entre los regalos que se llevaban los jugadores cuando tenían suficientes boletos juntados, había variedad de objetos para elegir como regalo pero era obvio que no todos le iban a gustar a Lily, por lo que al final terminaron tomando el peluche de una ballena que si bien estaba lleno de polvo estaba en perfectas condiciones.
Salieron del lugar y caminaron por las calles con rumbo a su hogar, para ese momento comenzó a hacer frio por lo que apuraron los pasos, Lincoln cargaba tanto al ciervo como el regalo de Lily mientras Lynn avanzaba con la ballesta cargada vigilante de lo que pudiera aparecer. No tardó mucho en aparecer algo.
Frente a ellos y cruzando la calle se apareció una manada de iguanodontes, en total se trataban de una manada de unos ocho individuos los cuales eran de color verde azulado con franjas blancas en la parte superior y blancos en la parte baja.
Los adultos tenían una altura de unos dos metros setenta y una longitud de unos diez metros, mientras los más jóvenes eran de un cuarto de estos, teniendo la altura de Lincoln y Lynn.
Los dos se quedaron quietos pues por experiencia sabían que estos eran unos dinosaurios herbívoros que no se fijaban mucho en los humanos pues su tamaño era suficiente para intimidar a una persona.
- No esperaba verlos por aquí – dijo Lynn.
- Según Lisa no se irán al sur hasta que el invierno este cerca – dijo Lincoln.
- Lo bueno es que estos no son un problema, hace mucho que ninguno de estos intenta entrar en el patio. Además, solo comen plantas ¿Acaso te da miedo que intenten comerme?
- Lo que me preocupan son a los que atraen – respondió Lincoln más serio – No recuerdas lo que nos pasó con ese albertosaurio.
- Sí, pero fue gracias a ese que tú por fin te atreviste a hablar – dijo robándole un beso a un confundido Lincoln – Además hace mucho que no hay personas por aquí, ese incendio ayudo a que parezca que en la ciudad no hay nada que saquear.
- Eso no lo sabemos.
- Pues yo si estoy segura de ello.
Mientras que caminaban hablaron de algunas experiencias en torno a los dinosaurios
- Espero que Lori y Leni no se le haya dado por ir a buscar un regalo para Lily al centro comercial, creo que el styracosaurio sigue viviendo dentro. – dijo Lynn.
- Por lo menos es mejor que un raptor.
- Si ¿Recuerdas lo que les paso a Luna y a Luan hace dos semanas?
- Si, ese Utahraptor casi acabo con ellas según dijeron.
- Pero prefiero mil veces un pavo con dientes que encontrarme con…
- ¡El! – dijo un Lincoln asustado señalando a una esquina.
De aquella esquina salió un allosaurus, este tenía unos dos metros ochenta de altura y unos nueve metros de largo, así como unos dientes bien afilados listos para lanzarse sobre su presa, nada más y nada menos que los dos Loud.
Este tenía un color verde oscuro y tenía varias flechas clavadas en sus costados las cuales habían sido colocadas ahí en su mayoría por Lincoln y Lynn la última vez que lo vieron, pero también tenía otras heridas productos de impactos de bala.
Poco a poco se iba acercándose. Lynn tomo su ballesta y le apunto con esta.
- ¿Alguna sugerencia hombre del plan?
- Solo movernos lentamente hacia atrás y… ¡Correr!
Los dos salieron corriendo siendo perseguidos inmediatamente por aquel allosaurus que hace mucho quería tenerlos en el menú.
Corrieron sin siquiera tener una idea de adonde ir, pero eso poco les importaba, Lincoln podía ser el hombre del plan pero ese talento no lo tenía activado en ese momento y su mente estaba en tratar de alejarse de aquel cazador lo más pronto posible.
- ¡Si no vas a pensar en algo mejor entonces déjame acabar con el de una vez! – grito Lynn mientras se detenía para disparar.
- ¡No seas tonta! – dijo bajándole el arma y obligándola a volver a correr – ¡Ya sabes que nuestras flechas no funcionan con el!
- ¡Ya lo sé! ¡Pero al menos es mejor que no tener nada! ¡¿Por qué no podemos traer con nosotros las otras armas?!
- Ya sabes que Lori quiere que usemos las armas fuego solo para defender la casa en caso de que pase algo.
- ¡Pues aquí está pasando algo!
- Felizmente me robe esto mientras ella no estaba viendo – dijo sacando una botella que contenia un liquido ambarino la cual tenia un trapo amarrada a la misma - ¿Aun eres buena lanzando?
- Por favor, siempre seré la mejor – dijo sonriendo.
Lincoln destapo la botella y coloco el trapo en su interior, luego saco un encendedor de su bolsillo y se dispuso a prenderlo pero el tiempo había hecho que este ya no funcionara como antes y por lo tanto no podía producir ninguna llama. Por lo que solo les quedo volver a correr.
Para su suerte los autos abandonados eran una buena barrera que retrasaba al animal y les daba una escaza ventaja de apenas unos segundos.
- No podemos correr para siempre de él, tenemos que escondernos – dijo Lincoln.
- ¡¿Pero dónde?!
- ¡Donde sea! – dijo corriendo hacia un edificio.
Para su mala suerte la puerta estaba cerrada.
- ¡Maldición! ¡Ábrete maldita puerta! – grito Lincoln.
Pero por más que la forzaron y Lynn le metió una patada, la puerta no cedió y el allosaurus recupero toda esa ventaja poniéndose casi a solo unos metros de distancia por lo que tuvieron que reiniciar su carrera de vida o muerte terminando en el antiguo campo de baseball de Royal Woods.
Lincoln observo que este estaba totalmente seco y sin ninguna pizca de verde. Por lo cual vio que sus posibilidades ahora habían aumentado en gran cantidad, dependiendo únicamente de un factor.
- Lynn se queremos salvarnos y de paso acabar con el tenemos solo una opción – dijo tratando de prender el encendedor que luego de varios intentos por fin prendió – El problema es que no creo que te guste mi plan.
Al ver a su alrededor Lynn con algo de dolor comprendió perfectamente cuál era el plan.
- Déjame hacerlo a mí, será mi último lanzamiento en este estadio – dijo tomando el coctel ya encendido.
Para ese momento el allosaurio ya había entrado al campo y se dirigía hacia ellos, avanzando confiado de que por fin iba a devorar a sus presas.
- ¡Oye tonto! ¡Si tanto quieres comernos, entonces tendrás que pasar por el fuego primero! – y con esas palabras Lynn arrojo ese proyectil justo a los pies del dinosaurio.
El pasto seco pronto prendió a gran velocidad causando que el fuego producto del proyectil se extendiera con rapidez creando una tormenta de fuego que alcanzo al animal y lo envolvió en llamas causando que este saliera rugiendo de dolor mientras se sacudía para lograr que las llamas se apagaran, cosa que Lincoln y Lynn pronto tuvieron que hacer lo mismo cuando el fuego se dirigió hacia ellos, logrando salir a tiempo. Ambos se quedaron mirando como aquel sitio que para Lynn significaba mucho ahora se transformaba en una fogata más de las que tanto se habían producido.
Abrazo a su novia con fuerza y por fin se fueron a casa.
Al llegar se encontraron con una enfadada Lori que los esperaba en la puerta.
- ¡¿Se puede saber en que estaban pensado?! – grito Lori señalando la humareda.
- Tuvimos un problema – dijo Lincoln,
- ¡¿Un problema?! ¡Literalmente creíamos que alguien había entrado a la ciudad y habia montado un campamento! Por suerte Lana noto que una de las bombas faltaba y sugirió que eran ustedes.
- Bueno ya, lo lamentamos y prometemos que no volverá a pasar – dijo Lynn
- Además trajimos algo de cenar.
- ¡Genial, un ciervo! Hace mucho que no comíamos uno – dijo Lana quien adoraba preparar todo lo que sus hermanos trajeran.
- Bueno al menos trajeron algo que comer, Yo literalmente me pase me pase toda la mañana buscando un regalo para Lily, por suerte lo encontré junto a una caja de aspirinas. Además de que Leni atrapo unos pescados cerca del lago.
- Por cierto también encontramos algo mas – dijo Lynn mostrando la foto que hallo en la oficina de su padre.
Lori al verla se liberó de todo el enojo y abrazo a sus hermanos con lágrimas en sus ojos.
- Gracias chicos, realmente esto significa mucho para nosotras, pero por favor tengan cuidado.
- Lo tendremos ¿Y dónde está la cumpleañera? – pregunto Lincoln.
- Con Lisa, que el mundo haya terminado no quiere decir que no tenga que estudiar como lo hicimos nosotros.
Esa noche los once se juntaron en el comedor el cual estaba iluminado por unas velas de color dorado. Las "fiestas" de cumpleaños eran aun momentos especiales para los Loud, pese a los grandes cambios y el de Lily era el más especial para ellos, pues la pequeña todavía mantenía su inocencia ante la realidad.
- Bueno Lily ¿Te gustaría ver tus regalos? – le pregunto Lori
- ¡¿Tengo regalos?! – pregunto la pequeña emocionada.
- Sí, no podíamos olvidarnos de nuestra florecita.
Los regalos además de los que Lincoln vio envolviéndose esa mañana, eran un rompecabezas por parte de Lori y una pelota por parte de Lynn.
- Este es el mío – dijo Lincoln entregándole el peluche que había encontrado.
- ¡Gracias! – dijo saltando y abrazando a sus dos hermanos - ¡Es muy bonita!
- De nada Lily, espero que sea tu amiga a partir de ahora.
Luego de cenar llego la hora de cantar el cumpleaños y de que Lily pidiera un deseo, con un pastel, que si bien no estaba decorado como épocas pasadas, por lo menos tenía buen sabor y una vela muy colorida que Luan había fabricado para esa ocasión.
- ¿Qué pediste Lily? – pregunto Lola.
- Lola, se supone que no se tienen que contar porque si no, no se cumple – dijo Luna.
- No importa si se los digo a ustedes, lo que quiero es que vayamos juntos al océano.
Al decir eso todos abrazaron a su hermana esperando que en algún momento su deseo se cumpliera. Quizás en esos años habían pasado por duras pruebas pero todavía estaba vivo aquella promesa hecha cuando Lori les anuncio aquella profecía que le habían hecho en la feria de la ciudad. Una que cada día demostraban seguir cumpliendo.
Y así termina este primer capítulo y este regreso a este fic que merecía ser continuado. Ahora déjenme contarles una historia.
Cuando estaba planeando hacer un fic con dinosaurios allá por el 2017, estaba entre hacer algo como esto o algo como lo visto en Renacimiento, al final gano la segunda opción debido a que pensé que si usaba dinosaurios era necesaria una explicación a los mismos.
Ahora con el regreso de este fic, he podido quitarme esa espina, además de que les anuncio de que este será uno en donde cada capítulo contara diversas situaciones, es decir no será como mis otras historias, sino algo más independiente en cada capítulo, recordando claro que habrán elementos de uno que influirán en otros posteriores, además de otros que serán especiales y que nos revelaran ciertos misterios a preguntas que de seguro tienen en mente.
Bueno llegados aquí quiero agradecer a Belzer por haber sido uno de los que me ayudo, pues fue tu fic Atrapada bajo la lluvia, lo me dio el empujón final para lanzarme a escribir fanfics.
A Ficlover, por tu amistad y por haber confiado en mí al momento de escribir muy buenas historias. Tú vales mucho amigo, no olvides eso.
A Nagera por tu compañía en cada historia y ser una motivación para tratar de mejorar en cada capítulo que publicas.
En fin. Muchas gracias por estar en esta historia y espero les haya gustado. Gracias por acompañarme en este día.
Nos vemos.
