A pesar de la ausencia de dos de sus compañeros, el grupo logró llegar sano y salvo al terreno de los Takagi para descansar un rato, eso era algo asegurado aunque por el lado de Haine, él conocía muy bien lo que iba a acontecer en ese sitio por lo que debía de realizar algunas preparaciones para cuando llegue el momento; por ahora requería descansar algo y lo bueno es que, conociendo a Saya, tenían acceso a la mansión y contaban con habitaciones, decidió caminar un poco por los pasillos para refrescar la memoria del plano de la mansión.

- Es amplio, algo cerrado en cuanto a los pasillos, pero no debería haber problema respecto a una huida…

- Veo que tienes algo en mente, chico. – Escuchó una voz, miró a ver a sus espaldas, encontrando al dueño y señor de la mansión. – Por tus movimientos, es como si quisieras trazar una ruta de escape.

- … Je, me descubrió. – Se hundió de hombros. – Entiendo que su mansión esté segura por el momento, pero tener una vía de escape nunca está de más.

- Es verdad, eres demasiado precavido pero conociendo la situación, yo haría lo mismo… acompáñame. – Souichirou le pidió a Haine que le siga, el castaño fue junto a él, caminando en silencio durante un minuto hasta llegar a una sala, este abrió la puerta a una sala donde se encontraba un amueblado fino de terciopelo junto a trofeos e incluso armas puestas en la pared; Haine entró después de él para sentarse en un sillón, ahí el patriarca de los Takagi tomó una botella de vino que tenía guardada y la sirvió en un vaso para él, no podía darle al castaño por ser menor de edad, ya entonces se sentó. – Según lo que me contó mi querida hija, eres el que ha comandando a su grupo por el momento, señalando quienes pueden combatir e ideando planes para salir ilesos.

- No podría llamarlo así tan de repente… simplemente daba consejos al resto, conociendo sus fortalezas, aconsejé sobre lo que podía hacerse, además de que tengo que aclarar algo, no soy el líder de nuestro grupo, este se acabó separando con otra de nuestras compañeras, pero no dudo que ambos regresen, son fuertes.

- Eso me sorprende que no seas el líder, Saya no habla tan bien de alguien de forma tan ligera, dijo que fuiste el primero en movilizarte a raíz de todo este desastre con los muertos ahí afuera, también que eres algo temerario pero siempre piensas en los demás.

- Su hija me tiene en un pedestal demasiado alto, si he hecho todo esto es por una sola razón, para proteger a la gente que me importa; todas las personas en nuestro grupo son gente que valoro bastante, si uno de ellos llega a morir, me culparía por lo sucedido, puesto que me siento responsable de su protección.

- Piensas demasiado chico, entiendo que, como hombre, desees proteger a la gente que te importe pero igual todo eso acaba valiendo nada si no te cuidas a ti mismo, tienes que incluirte en ese grupo y también salir ileso para que no acabes preocupando a la gente que te quiere. Como tengo los medios, he rescatado a la mayor cantidad de gente posible pero no lo hago solo, tengo la ayuda de mi querida esposa y de mis empleados, todos nos apoyamos en esto, así como deberías hacerlo con tu grupo.

- … Tiene razón señor Takagi, puede que haya hablado demasiado en alto. – Souichirou soltó una risa.

- No importa, igualmente me acabó agradando tu voluntad de proteger a otros, pueden quedarse todo el tiempo que quieran, los amigos de Saya siempre serán bienvenidos. – Haine sonrió.

- Gracias por la oferta… además, tengo que pedirle algo más. – El señor Takagi enarcó una ceja.

- ¿Qué quieres pedirme?

- De ser posible, solo quiero reafirmar lo que hablamos al inicio cuando llegamos, no tomen nuestras armas, puede parecer irresponsable que, como estudiantes, portemos armas de fuego peligrosas pero en el mundo actual, donde el peligro acecha en cualquier rincón, necesitamos tener un modo de protegernos; uno de mis compañeros, Hirano Kohta, es un experto tirador y es quien mayormente nos ha sacado de los apuros que hemos tenido, yo igual he practicado en campos de tiro y tengo buena puntería, si nos quita nuestra forma de pelear, no podremos proteger a los demás, a Saya.

- Es verdad que ya hablamos sobre esto, pero igual tengo un papel como líder y encargado de esta casa ¿Entiendes lo que me estás pidiendo? Eso implicaría darles un trato preferencial por sobre los otros refugiados, eso levantaría la desconfianza al verlos llevar armas encima.

- Eso lo entiendo muy bien, usted carga con una gran responsabilidad actualmente pero del mismo modo, yo cargo con una y es mi máxima prioridad, mi grupo y su bienestar. – Souichirou se quedó callado durante unos segundos, pensando muy bien que palabras decir ante lo que Haine ha explicado.

- Escucha, yo adoro a Saya, mi hija es mi mayor tesoro en todo el mundo, por encima de mi fortuna, si le pasara algo, no me lo perdonaría y si necesita protectores que deben de llevar armas… es algo a lo que estaría dispuesto.

- ¿Si nos dejará nuestras armas? – Preguntó Haine con algo de asombro, el rostro de Souichirou no cambió en nada.

- Lo permitiré, pero por ahora no pueden sacarlas frente al resto de refugiados, solo en caso de algún problema de gran necesidad podrán hacerlo para proteger a los demás, mientras tanto le diré a mis hombres que las tengan bien cuidadas en un sitio, pasa este mensaje al resto de tus amigos, espero que con esto no traiciones la confianza que estoy depositando en ti.

- Eso haré. – Haine pudo sentir alivio, el hecho de poder acceder a ellas haría más fácil el escape sin muchas pérdidas. – Le agradezco bastante todo esto señor Takagi.

- No es por nada, y puedes llamarme de un modo más informal, tienes mi respeto al final.

- Muy bien, Takagi-san.

Haine salió de la sala, su charla con Souichirou fue fructífera y ahora contaban con una ventaja para más adelante, lo cual le sorprende a Haine porque, en ciclos anteriores, fue más difícil convencerlo de acceder a sus armas y cuando ya podía hacerlo, era demasiado tarde, las cosas si iban cambiando a una mejor dirección y solo necesitaba continuar de esa manera.

- Haine-kun, hola. – Por buena suerte, Kohta estaba ahí de paso, saludando al castaño. - ¿Qué estás haciendo?

- Salí de una reunión con el señor Takagi, traigo buenas noticias. – Este sonrió de gran forma. – Aseguré el hecho de que no tocarán nuestras armas y podremos tener acceso a ellas, pero solo en un caso extremo, por ahora las tendrán vigiladas para que nadie las robe, más podremos entrar a verlas y darles mantenimiento.

- Eso es genial. – Exclamó el gordito. – Lo cierto es que tenía algo de miedo, ya que podrían haber desconfiado de nosotros por ser estudiantes y poseer armas.

- El señor Takagi tenía esa incertidumbre infundida pero lo entiendo, está cuidando de muchos refugiados aquí, darle privilegios a nosotros por ser amigos de Saya, daría una mala imagen a lo que está haciendo, por eso decidí platicarlo con él y todo salió bien.

- Eso es una ventaja, realmente se puede contar contigo Haine-kun. – El castaño sonrió por debajo, estaba haciendo su parte y hasta la fecha no había ningún problema, esperaba que siguiera así. – Solo queda esperar a que Takashi-kun y Busujima-senpai puedan regresar.

- Lo harán. – Aseguró Haine. – Los dos no son nada débiles, si tenemos suerte, para mañana estarán de regreso.

- Ojalá así sea, por ahora iré a limpiar nuestras armas ya que tenemos permiso, nos vemos luego. – Se despidió Kohta. Haine continuó su camino, ya luego de haber hablado con Souichirou, su estómago rugió, recordó que no había comido nada aún por lo que se dirigió a la cocina para ver si encontraba algo, fue que ahí vio que no estaba solo.

- Si es uno de los amigos de mi hija. – Takagi Yuriko estaba de igual modo en el lugar. - ¿Qué te trae por aquí?

- Esperaba comer algo, recién recordé que no he comido nada desde el desayuno.

- Entiendo, puedes tomar algo, una de tus amigas ayudó a preparar estofado de pollo con verduras. – Respondió ella, siendo que una ayudó, pensó que solo podría ser Misuzu.

- Gracias, entonces lo tomaré. – Fue a agarrar un plato y servirse, ya entonces fue a sentarse para comer, el sabor del pollo recorrió su paladar, siendo una sensación muy nostálgica para él, en ciclos anteriores también ha tenido la fortuna de disfrutar de la comida de la pelinegra.

- Pareces disfrutarlo. – Yuriko le observó.

- Es que ella cocina realmente bien, no puedo evitarlo. – La mujer soltó una pequeña risa.

- Saya tiene amigos muy interesantes… realmente, te agradezco por haber traído de regreso a mi hija, en serio. – Haine levantó la mirada.

- Yo no hice mucho en ese aspecto, de tal forma, quienes han hecho más por protegerla son Kohta y Takashi, es verdad que en un inicio ella pasó miedo y no está hecha para pelear realmente, pero considero que su mente y firmeza son aspectos que pueden ayudarnos en el futuro, yo realmente no soy alguien de pensar demasiado en las cosas, así que una persona tan inteligente como ella es vital para nuestro grupo.

- Jeje, tienes una gran opinión de ella… es bueno saberlo, lo cierto es que ella quizás sea alguien que cierre sus emociones a los demás, incluso hasta hace poco sentí una distancia entre nosotros sus padres y ella, como si se estuviera reprimiendo para demostrar algo o quizás alcanzar una meta, pero lo cierto es que estoy muy preocupada por ella, aunque esas preocupaciones se han aligerado un poco, sabiendo que tiene amigos que la van a proteger.

- Es lo que haremos… yo mismo me prometí algo, y es que no dejaré que nadie de nuestro grupo muera, así tenga que luchar hasta el cansancio, vamos a sobrevivir hasta el final.

- Esa es una gran promesa… y realmente espero que la cumplas. – Sonrió Yuriko. Haine terminó de comer y se levantó para irse.

- Fue un gusto haber platicado con usted.

- Igualmente, nos vemos luego. – El castaño se fue en aquel momento. - … Saya, puedes salir. – La pelirrosa había salido de un rincón en la esquina de la entrada.

- Madre… ¿desde cuándo?

- Desde el inicio, a tu madre no se le pasa nada. – Respondió de forma divertida. - ¿Qué opinas de lo dijo? Realmente tienes unos buenos amigos.

- Es solo que… es un idiota… - Respondió ella en voz baja debido a la vergüenza, incluso estaba algo sonrojada, a Yuriko se le hizo divertida la reacción de su hija. - ¿Qué es gracioso?

- No es nada, solo espero que puedas valorar esas amistades ¿entendido?

- … Esto, sí… - Saya desvió la mirada, no entendía por qué su madre estaba de ese modo, después de todo el grupo la necesitaba, como el cerebro de este, nadie más que ella puede aportar ideas brillantes para sobrevivir, así que continuaría con ellos hasta el final.


Haine dirigió su camino ahora a las afueras de la mansión, mientras continuaba con su inspección para encontrar la mejor ruta de escape, encontró a la miembro más joven del grupo junto a su perro. Alice estaba ahí jugando con Zeke, el canino revoloteaba alrededor de ella que reía debido a lo juguetón que era, aquella escena trajo una sonrisa al rostro de Haine; fue entonces que ella se dio cuenta de su presencia.

- ¡Haine-oniichan! – Saludó con la mano, el castaño hizo lo mismo mientras se acercó.

- Hola Alice-chan, igual a ti Zeke. – El perro le ladró mientras este se agachó para acariciarle la cabeza.

- ¿Qué haces? – Preguntó la pequeña.

- Simplemente estaba dando un paseo, en un lugar tan grande hay que verlo todo ¿Qué hay de ti?

- Estaba jugando con Zeke, le gusta correr en el jardín. – Respondió ella, con el pequeño perro blanco soltando un ladrido de afirmación.

- Así que ya le pusiste nombre ¿eh?

- Sí. – Asintió. – Kohta-oniichan se lo propuso por algo de un avión o quien sabe… le terminó gustando ¿no es así Zeke? – El perro se movió de un lado a otro, Haine sentía una calma al ver a ambos. – Esto… ¿puedo preguntar algo?

- Sí ¿Qué pasa?

- Pues… ¿podrán regresar Takashi-oniichan y la Onee-chan? – Preguntó, el castaño no se sorprendió a su pregunta, en cambio entendía la preocupación que ella sentía, este acarició su cabello.

- Los dos son muy fuertes, ya los has visto en acción después de todo, así que ellos volverán, es algo que puedo asegurar.

- Haine-oniichan… sí. – La respuesta pudo aliviar a Alice la cual sonrió. – Los esperaré entonces.

- Así se hace, eres una niña valiente. – La sujetó de los brazos para elevarla, aquello la sorprendió pero al dar vuelta comenzó a reír; Haine había tenido muchos buenos momentos con Alice en ciclos pasados, siempre vio a la pequeña como una hermana menor que debía de proteger, por eso fue que su muerte junto a Zeke siempre ha sido de las que más le ha afectado, decidiendo en protegerla lo más que pueda.

- Ya puedes bajarme. – Pidió ella, el castaño la bajó, con el perro corriendo alrededor de ella. – No voy a sentir miedo, seré igual de valiente que tú y los demás.

- Así será, nunca vamos a separarnos, porque ahora nosotros somos tu familia y te vamos a cuidar… claro que igual a Zeke. – El perro ladró.

- Está bien… aunque oto-san ya no esté aquí, sé que no estoy sola, porque los tengo a ustedes, por eso no puedo seguir triste por siempre. – Haine estaba algo sorprendido por la actitud de Alice, el ser la menor no la privaba de volverse alguien muy valiente y decidida. – Kohta-onii-chan prometió explicarme sobre eso de las armas, puedo ayudarlo a pasarle lo que necesite, igual a ti.

- Por supuesto, estaré contando contigo entonces cuando llegue el momento, con los dos. – Acarició a Zeke. – Es momento de irme, recuerda descansar igual.

- Claro, nos vemos Haine-oniichan. – Se despidió de ella y de Zeke. Luego de pasar un buen rato con ambos, el castaño ahora se dirigió por la zona frontal donde se encontraba una buena parte de los refugiados, el equipo de Souichirou les había proporcionado casas de campaña para refugiarse, siendo una buena cantidad de personas, no es que todos pudieran entrar a la mansión y en ese caso, mantenerlos afuera era la mejor opción en caso de algún ataque, así podrían escapar rápidamente.

- Oye preciosa, deberías pasar un rato con nosotros. – Sus ojos captaron a un par de jóvenes que buscaban acercarse a una chica, esta en cuestión era Yuuki que se veía en problemas.

- Esto, me encuentro ocupada ahora mismo, tengo que irme. – Ella quiso escapar pero el segundo le cubrió el camino.

- Vamos, prometo que te divertirás con nosotros.

- Después de todo no hay muchas chicas lindas como tú aquí. – Eran los clásicos pervertidos que querían aprovecharse de alguien, Haine soltó un suspiro mientras fue al rescate en aquel momento.

- Ey Yuuki-san, te necesitan en la cocina, rápido. – Él aprovechó a tomar del brazo a la pelinaranja e irse de ahí.

- ¡Ey, que haces! – Ambos quisieron reclamarle pero no les dio tiempo de reaccionar cuando ambos se alejaron de ahí lo más que se pudo, entrando a la mansión, ya estaban lejos de su alcance, el castaño pudo relajarse.

- Listo, problema resuelto. – Levantó el pulgar.

- Haine-kun… ya van dos veces que me sacas de un aprieto así, realmente no tengo como agradecerte.

- No es nada, la verdad es que tipos así abundan, apenas ven a una chica linda, saltan como tiburones. – Expresó con un puchero, sacando una risa a Yuuki.

- Las desventajas de ser hermosa… realmente no he hecho nada de utilidad hasta ahora… - Ella bajó la mirada. – En comparación a los demás que pueden pelear o aportar algo sea cocinar o planear cosas, no he sido más que un estorbo, alguien débil sin algún tipo de trabajo, lo único que he hecho ha sido correr en atletismo y ser la más popular, pero nada de eso sirve en una situación así… realmente creo que estaría mejor si decidiera alejarme de ustedes y…

- Yuuki-san. – Haine la interrumpió. – No digas eso, no te rescaté para que hagas algo dentro del grupo, si hasta ahora has continuado es porque quiero que estés a salvo, igual que el resto, además de que no eres tan débil como crees, cuando mandaste a Tsunoda-kun a freír espárragos, pude ver lo ruda que eres, no cualquiera podría haber hecho eso.

- … Es verdad. – Ella comenzó a reír. – No sé cómo nadie le había levantado la voz a ese idiota, pero lo admito, fue lo más terapéutico que he hecho en mi vida.

- No tienes que forzarte a pelear o ser de utilidad, el tiempo encontrará algo en lo que puedas ayudar, pero por ahora, puedes apoyarte en mí, estaré ahí para protegerte de cualquier peligro. – Yuuki se sonrojó en aquel momento, las palabras de Haine hicieron que su corazón comenzara a latir con fuerza, ella bajó la mirada de forma tímida.

- Sí… gracias Haine-kun. – Ella sonrió, el castaño de igual forma con una gran sonrisa en su rostro, ya entonces se despidió de ella para continuar su camino, Yuuki lo vio irse, aún algo avergonzada pero alegre. – (Él dijo que me protegería… esto que siento, acaso yo… puede que esté empezando a verlo de esa forma…)


Las calles estaban vacías, en un páramo desierto donde no se podía ver una sola alma cerca, lo que alguna vez fueron lugares llenos de vida ahora estaban totalmente hundidos en la muerte y el hedor putrefacto, cadáveres caminando sin rumbo alguno en busca de comida, justamente uno de ellos estaba por el medio.

- Rápido. – Se escuchó una voz y entonces una figura de cabello morado saltó, golpeando con fuerza a este, cayendo al suelo. – Bien hecho Busujima-senpai.

- No fue nada. – Takashi y Saeko habían hecho su camino sin problemas a través de las calles, siempre estando vigilantes ante cualquier peligro que se acerque, ambos lograban evitarlo y seguir en su camino. – Este camino debería llevarnos a la mansión.

- Ese es el caso… pero ahora veo que pronto caerá la noche, continuar a oscuras es demasiado arriesgado, más que nada por ataques sorpresa. – Exclamó el castaño.

- Busquemos algún sitio para descansar. – Sugirió la espadachina. Los dos continuaron adelante, con Takashi siendo el que tomaba la delantera, siendo un vigía en busca de algún cuerpo que estuviera caminando, de ese modo luego avisaría a Saeko para que se encargue ella, siendo una buena dupla donde uno complementaba al otro.

- Parece que estamos cerca de una tienda ¿quieres ver si hay algo comestible? – Le preguntó a Saeko, ella sonrió.

- Por supuesto, no podremos aguantar sin comer una noche, necesitamos energías.

- Muy bien, primero acechemos por las ventanas. – Se asomaron para ver si había algún elemento indeseado dentro para encargarse de él, manteniendo el silencio para escuchar posibles pisadas, para su fortuna no escucharon nada fuera de lo normal; con una señal, Takashi abrió lentamente la puerta del establecimiento y ambos entraron al lugar abandonado. Como tal todo estaba sucio y con señales de que fue saqueado con anterioridad para llevarse al menos lo principalmente comestible. – Parece que se llevaron cosas como patatas y galletas.

- Dejaron alimentos enlatados. – Señaló Saeko, encontrando un estante con algunas frutas conservadas y atún. – Solo espero que aquí tengan algún abrelatas.

- No creo que sean de esas latas antiguas que no tienen llave, observa. – Tomó una de ellas, teniendo su abertura fácil, el castaño sonrió. – Tenemos suerte.

- Logré encontrar botellas de agua. – La pelimorada sostuvo dos botellas con ella. – Esto al menos nos durará para resistir esta noche.

- Ok, llevemos solo lo necesario. – Los dos tomaron comida únicamente para una noche y luego salir de la tienda antes de que llegue alguna horda. Una vez tuvieron todo lo necesario, se apresuraron a salir y continuar avanzando mientras el sol siguiera en lo alto del cielo, ahora que contaban con alimento, solamente les haría falta un refugio donde no puedan ser sorprendidos por algún ataque sorpresa.

- Espera. – Saeko detuvo a su compañero en aquel momento, este acotó la orden mientras que ella se asomó por una esquina, escondiéndose detrás de un vehículo abandonó llegó a escuchar unos gemidos, al observar por reojo pudo conocer el origen, un cadáver estaba ahí, caminando lentamente por los alrededores. La pelimorada sujetó su espada de madera con fuerza mientras se fue moviendo lentamente para no alertarlo, este seguía adelante, totalmente ignorante del destino que estaba apunto de acontecer; a unos cuantos metros de este, ella aceleró el paso y levantó su arma, sin darle tiempo de reaccionar, golpeó en la cabeza al muerto con la fuerza suficiente para derribarlo, este cayó pesadamente al suelo debido al fuerte impacto, buscó levantarse pero Saeko no le dio la oportunidad y lo remató, abriéndole el cráneo, la sangre salió impulsada al costado, manchando la pared del vehículo, al calmarse todo, ella soltó un suspiro. – Listo.

- Gracias por haberte encargado. – Agradeció Takashi, ella sonrió de forma suave.

- Como tienes las manos ocupadas llevando nuestra cena, tengo que hacerlo todo, puedes dejarme el combate a mí.

- Está bien… aunque realmente no me sienta bien del todo. – Confesó el castaño, causando que Saeko enarcara una ceja.

- Si hablas de querer protegerme, no soy alguien débil, además sigo poseyendo energía para pelear, al menos hasta que encontremos un refugio.

- Bien… si tu lo dices. – Takashi realmente no le gustaba dejárselo todo a su senpai, no por el hecho de que ella sea una chica, entiende muy bien que es bastante fuerte, siendo la capitana del equipo de kendo, puede respaldar su fuerza y habilidad, es más del hecho de que tenga que hacerlo ella sola, es una cuestión de orgullo el cual le dice que sería más fácil si ambos pelean para seguir adelante, pero llevando el equipamiento le retrasaba el paso.

- Conozco por aquí… - Saeko tenía una idea del sitio donde se encontraban.

- ¿Sabes de algún refugio? – Preguntó él, la chica asintió.

- Hay un templo cerca, ya que, para acceder, se tiene que subir por una escalera, puede que no sea tan fácil que ellos puedan subir, además de que se pueden cerrar las puertas, es nuestra mejor opción para descansar por esta noche.

- Me parece bien, guíame entonces. – Saeko aceptó, empezando a avanzar con el castaño detrás de ella. Así fue que, siguiendo sus indicaciones, tomaron aquel camino que llevaría a ese templo donde ambos tendrían un momento de descanso, al menos durante esa noche.

Vigilando atentamente, los dos continuaron con su avance mientras ella sabía que se estaban acercando al lugar, solo que antes tenían que pasar un parque, ambos entraron a este, solamente las luces de los faros eran la iluminación que daba antes de que el sol se empezara a poner, fue así que escucharon algunos ruidos.

- Parece que tenemos más problemas adelante. – Saeko fue a revisar lo que sucedía, moviéndose entre un par de arbustos, se asomó a ver, encontrando un panorama nada favorecedor. – Tsk, tienen el camino bloqueado.

Un gran grupo de cadáveres tenían el camino del parque que lleva hacia el templo totalmente lleno, no había forma de que pudieran cruzar si no era a través de ellos para llegar al sitio de descanso.

- ¿No existe otro camino? – Preguntó Takashi.

- Si hay, pero eso requiere que tengamos que dar la vuelta total, y para entonces el sol se habría ocultado.

- Pues nuestras opciones son muy limitadas actualmente. – La pelimorada apretó sus dientes, sabe que con solo su espada de madera, no podría atravesar a un grupo tan grande, tenía que pensar en una alternativa.

- Senpai ¿no crees que podamos atravesar por medio del lago? – Sugirió Takashi, ya que el lago cubría una buena parte del parque, quizás con eso logren llegar al otro lado para continuar.

- Sería una buena opción, pero hay que tener cuidado, no sabemos como se manejan en el agua.

- Por ahora no tenemos otra forma de cruzar, sería bueno buscar un bote entonces. – Ella asintió. Los dos se desviaron del camino para dirigirse hacia el puerto donde tienen que estar los botes, por la zona no había tantos cuerpos como en el camino por lo que podían atravesar a través de este, Saeko lanzó su espada a uno de ellos, atravesando su cabeza.

- Vamos. – Los dos comenzaron a correr, unos dos más fueron llamados por el ruido del impacto, dirigiéndose a ellos, Saeko se detuvo y dio la vuelta para encararlos, uno de ellos quiso morderla pero bloqueó su mandíbula con la espada y entonces dio un giro, golpeándolo con fuerza en la parte de la nuca, el otro se lanzó para sujetarla, causando que Saeko alzara su pie con una patada para detenerlo, al estar desequilibrado, fue el momento perfecto para que lograra rematarlo, golpeando con la parte de la empuñadura en su quijada y rematando con un fuerte impacto al cráneo. Una vez que acabó con los dos, miró a ver a Takashi. - ¿Sí hay un bote?

- Por suerte hay uno amarrado, lo voy a desamarrar. – Takashi se encargó de quitar el nudo al bote que lo tenía atado al puerto, Saeko fue entonces cuando ya estaba libre, Takashi se subió primero. – Te ayudaré a subir. – Le ofreció la mano, la pelimorada sonrió.

- Gracias. – Una vez ella estaba a bordo, el castaño tomó los remos y empezó a mover el bote por el lago, para llegar al otro lado.

- Por ahora podemos relajarnos. – Comentó él, Saeko guardó su espada.

- Sí… esperemos que no pase nada durante el trayecto.

- Senpai, si dices algo así, por ley acabará sucediendo algo. – Advirtió Takashi, y como era de esperarse, el agua comenzó a moverse, agitando el bote, en ese momento se empezaron a ver manos y cabezas salir del agua para sorpresa de ambos, queriendo sujetar el bote y voltearlos. - ¡R-Rayos, están bajo el agua!

- ¡Me encargaré de esto! – Saeko se apresuró rápido a despacharlos, veía quienes asomaban sus cabezas para golpearlos en ese momento, junto a la asistencia del castaño que hacía lo mismo con los remos, los cuerpos hundidos les estaban causando mayores problemas de los que creían.

- Son más insistentes de lo pensado. – Takashi apretó los dientes con fuerza, necesitaba hacer algo, ahí es que recordó que conservaba el arma que llevaba, sin perder el tiempo la sacó y disparó contra uno de los cuerpos en el agua, agujereando su cabeza, al momento de hacerlo, de repente la turbulencia se detuvo, ahora podían respirar en paz. – Menos mal…

- Parece que el ruido lo tomaron como que está lejos y debieron irse por ahí. – Comentó Saeko.

- Es cierto, ahora ya podremos… - Y en ese momento Takashi se quedó mudo al ver a la pelimorada, esta enarcó una ceja.

- ¿Qué pasa?

- B-Bueno… es que… tu blusa… - El castaño desvió la mirada, ella no entendía a que se refería hasta que lo vio, debido al agua que salpicó sobre su ropa, estaba transparentado la blusa del uniforme, mostrando el sujetador de color morado que llevaba.

- Oh… - Ella ni se había dado cuenta, entonces sonrió por debajo. – Ya veo, eres todo un mirón. – Decidió burlarse de Takashi el cual se puso ligeramente rojo. – Es mejor apresurarnos a llegar al templo, ahí quizás pueda poner a secarlo.

- C-Claro. – Y así él continuó navegando a través del lago, hasta que finalmente llegaron al otro lado, atravesando el obstáculo de antes. Ahora sin ningún peligro que pudiera estar en su camino, lograron salir del parque, volviendo al camino que lleva justamente hasta el templo, ahí es entonces que ambos lograron ver las escaleras.

- Aquí es. – Señaló Saeko, llegaron a su destino para poder descansar durante esa noche, así subieron las escaleras hasta llegar a la cima, vieron la entrada al templo. – Antes, hay que asegurarse que no haya invitados indeseados.

- Bien. – Los dos caminaron lentamente, si lograban revisar adentro del templo por algún cuerpo, ya ella se encargaría de este; al encontrarse cerca de la entrada, ella tomó la manija y la comenzó a abrir lentamente, esperando quizás alguna señal de peligro adentro, ya esas preocupaciones fueron despejadas al darse cuenta que no había nada adentro, estaba totalmente vacío, eso logró relajarlos.

- Parece que estaremos a salvo aquí de momento. – Así entraron al templo, se encontraba un altar justo al fondo con un par de velas las cuales podría servirles de iluminación durante esa noche, Takashi dejó la bolsa con suministros a un lado, estirando los brazos.

- Este lugar será un buen sitio de descanso hasta la mañana cuando logremos regresar a la casa de Saya.

- Ciertamente, solo hay que cerrar bien para que no entre nadie. – En ese momento Saeko se quitó la blusa, quedando medio desnuda de la cintura para arriba, al darse cuenta de ello, Takashi desvió la mirada rápidamente, sus mejillas enrojecidas.

- ¿S-Senpai? ¿Qué estás haciendo?

- ¿Qué hago? Dijiste que tengo que secar la blusa, así que la pondré cerca de las velas, no es que pueda dormir con esta puesta o podría tener un resfriado.

- Eso lo sé, pero yo estoy aquí ¿no sientes vergüenza?

- ¿Vergüenza? – Saeko sonrió de forma burlona, acercándose al castaño por detrás, en un acto inesperado, ella lo abrazó por la espalda, Takashi logró sentir dos suaves malvaviscos posándose en su parte trasera, lo cual le hizo abrir los ojos totalmente. - ¿Oh? ¿Acaso no te gusta esta sensación?

- Eh, sobre eso… - Él no sabía qué pensar y como es que la situación terminó de esa forma. Que de repente una de las chicas más populares del instituto esté haciendo eso, justamente le está aplastando el pecho contra su espalda, sin llevar nada más que su sujetador encima, es lo que podría decirse que es el sueño de todo hombre, y él está siendo el afortunado en vivirlo en carne propia, debería ser un sueño… algo que puede aprovechar si ella le está dando ese permiso, así que pensó que estaría bien ceder a sus instintos, sí a Saeko, a su senpai no le importaba…

"Takashi…"

En ese momento reaccionó, a su mente, sobrepasando todo impulso erótico, llegó la imagen de Rei, la persona más importante en su vida, aquella por la cual daría su vida para proteger, sonriéndole a la lejanía, el castaño cerró los ojos, apretando los puños con fuerza, como podía ser tan estúpido, no puede preocupar a la chica de la cual sigue sintiendo una fuerte emoción.

- Lo siento senpai. – Takashi la apartó suavemente. – No puedo hacer esto, yo… ya tengo a alguien que ocupa ese lugar en mi corazón, así que disculpa. – Agachó su cabeza, quizás podía esperar algún tipo de reclamo de parte de Saeko, pero eso nunca llegó.

- Pues levantar la cabeza. – Señaló ella, al hacerlo, esta llevaba puesto encima una sabana que encontró por ahí para taparse. – Solamente estaba jugando contigo, pensé que sería divertido avergonzarte un poco, pero no pensé que reaccionarías así… realmente tienes alguien muy importante para ti.

- Bueno… - Se rascó la nuca. – Fui algo serio al respecto con todo, espero que no haya un ambiente raro entre ambos.

- Para nada. – Negó con la cabeza. – Al contrario, respeto bastante y hasta admiro que tengas a alguien por el cual esforzarte a salir adelante, eso es… algo muy noble. – Ella bajó la cabeza, tenía algo escondido y que la perturbaba un poco, Takashi sentía que Saeko podía tener una situación complicada.

- Por ahora vamos a cenar ¿sí? – La pelimorada asintió. Takashi sacó la comida que trajo de la tienda, dos latas de frutas en almíbar con botellas de agua, con la llave fácil de abrir, abrieron ambas latas y tomaron dos pares de palillos, empezando a comerlas en silencio, los dos no tenían algo por lo cual platicar, normalmente serían Kohta o Haine los que empezarían una conversación, sea hablando de tonterías o del gusto por armas en caso del gordito, hasta Saya se estaría quejando de todo como siempre, Shizuka compartiendo algún dato de su vida o escuchar a Misuzu y Toshimi sobre lo buenas amigas que son, son momentos como esos que hacen apreciar la compañía que han tenido.

- Seguro te estás preguntando algo. – Para su sorpresa, Saeko comenzó a hablar. – Has de haber notado como es que puedo matar a esos cuerpos con tan facilidad y no sentir remordimiento alguno al hacerlo.

- … Es verdad, ya era algo que me había preguntado antes, igual pasa entre varios de nuestro grupo, yo, Rei, Hirano, Haine, todos hemos peleado y acabado con varios de ellos, aunque alguna vez fueron personas vivas, debería ser suficiente para hacernos pensar en la gravedad del asunto, que hemos matado gente… eso me pasó al inicio, cuando Hisashi me pidió que le reventara la cabeza antes de convertirse frente a Rei… yo dudé porque eso iba a convertirme en un asesino, pero verlo tan seguro de sí mismo, confiar en mí su destino, no podía acobardarme en aquel momento y lo terminé matando… admito sentir miedo y hasta ahora sigo viendo mis manos, manchadas de la sangre de mi mejor amigo, pero sé que no hay otra forma de vivir en este nuevo mundo, hay que matar al final.

- Es verdad… no tenemos otra opción, pero en mi caso es algo distinto… - Saeko cerró los ojos durante unos segundos, entonces los abrió para ver a Takashi. - ¿Puedes escucharme?

- … Senpai… eso haré. – Takashi se puso serio, algo a lo cual Saeko agradeció.

- Bien… porque lo que voy a contarte ahora mismo es algo que me he guardado durante un tiempo y es la razón del por qué puedo matar sin sentir remordimiento alguno… - Saeko contaría algo sumamente importante de su vida, teniendo solo la iluminación de las velas en esa noche, Takashi y Saeko, los dos sentados al frente, solo escuchando el uno al otro, ella finalmente contaría su mayor secreto.


Hola a todos, aquí ya vengo nuevamente con un nuevo cap de este fic, ya estamos abarcando casi hasta el final del anime, además de agregar partes originales, dividiendo esto en dos secciones, una con Haine siempre hablando y ayudando a otros, y la siguiente con ese recorrido de Takashi y Saeko, terminando justo cuando ella contará sobre su obsesión y placer al matar, ya es algo que quiero abarcar un poco más, por eso estoy cortando en esta parte el capítulo, nos veremos entonces al siguiente para ver el final de esta parte, eso sería todo, nos vemos en el próximo cap. Saludos.