Capítulo 3:No es momento para ser cobarde.

Por unos segundos Inuyasha permaneció respirando,jadeante,entre algunas hebras negras pegadas a las niveas pieles pero se recompuso pasando el peso de su cuerpo de un pie a otro a la par que tomaba más insistente las caderas de Kagome, y el aire expulsado por sus labios la hizo gemir por lo bajo, erizando sus poros.

Los ojos ámbar la miraron entre sus pestañas plateadas,titilando por una capa de humedad, mojó sus resecos labios por el candente momento y luego apoyó la punta de su lengua en el cuello de la chica para luego succionar con ahínco ese pequeño espacio blanco que dejó coloreado de rosado por la presión de sus labios.

Ahora sí Kagome, no pudo sublevar un gemido sonoro que inundó las orejas del hanyō, moviéndolas de arriba hacia abajo cómo cuando estaba atento a algún intruso. Definitivamente quería escuchar más sonidos de los labios de Kagome, aprenderse cada expresión y qué le demostrara el deseo con sus mimos que sus labios callaban.

Los ojos café se encerraron en los párpados de la chica,sus manos subieron a la cabellera plateada,pasando cada falange cuidadosamente por aquellas suaves hebras para hundirlas en su cuero cabelludo al atraerlo hacia su cuerpo y besar ,en el camino la comisura de sus labios antes de sumergirse en la cabellera del jóven para terminar apoyando sus labios en su cuello.

Las piernas de Kagome se entre abrieron al sentir las de Inuyasha atrapandolas delicadamente,algo tan impropio en él pero qué le gustó. Le dió curiosidad y su sexo cosquilleó, dando como respuesta sus pezones erizados.

Todo pasaba tan rápido y tan lento en los ojos cafés de la jóven provocándole un éxtasis qué jamás había sentido,al igual que los ámbar no daban crédito a lo qué veían tanto en las reacciones de la chica cómo las propias. Aparentemente sus cuerpos no les permitían hablar demasiado por ellos.

El deseo,el anhelo,las preguntas y respuestas que no eran dichas por esos cuatro labios que se ocupaban de esparcir besos menos puros cada que sus manos repartían caricias candentes en sus pieles fueron reemplazadas por pequeños gemidos frutos de sus humedecidos labios. Sus cabellos pegoteados por algunas gotas de sudor,sus piernas entrelazadas,sus sexos vibrando entre sí,el calor de sus labios erizandoles, sus instintos más bajos desplegándose en la habitación ajena al clima azorante que les rodeaba. No existía el invierno en sus cuerpos,no había nieve en sus deseos ni frío en su excitación inminente.

Una pierna de Kagome ascendió por la de Inuyasha hasta enlazarla a sus caderas, subiendo su pollera y dejando ver parte de su ropa interior blanca. El hanyō salió de entre el cuello de la jóven para dirigirse a su mentón que besó sonoramente hasta volver a aquellos labios que le esperaban humectados por sus salívas, acarició una pierna de la peli negra y subió por la misma,muy lentamente hasta sus muslos tocandolos indecorosamente,y obteniendo otro pequeño gemido qué encerró entre sus labios.

Cada roce de Inuyasha le daba una descarga eléctrica a la peli negra,y cada roce de ella encendía las pieles blanquecinas de él sacando gotas ardientes de cada uno de sus poros. Sus ropas húmedas se chocaban y sus cuerpos cálidos les coloraban las mejillas. Los párpados de Kagome volvieron a cerrarse al sentir la insistente lengua de Inuyasha contra la suya,jugando un juego qué ni él terminaba por comprender.

Inuyasha mudó su mano por dentro de su falda con sus ojos bien abiertos,no quería perderse nada y ella tampoco pero la vergüenza le impedía abrirlos,por ello los cerró más al sentir los dedos del peli plateado acariciando sus ingles.

—¡Ahg! — gimoteó sonoramente sorprendiendo al hanyō qué rozaba con sus dedos su parte más íntima,apenas , con sus yemas temblorosas, cómo temiendo hacerle algún daño.

Sus movimientos eran claros aunque un poco indecisos,primero un dedo por entre medio de los marcados labios,para luego pasar dos hasta donde sintió una suave y pequeña bolita que sus yemas rodearon,enseguida notó a Kagome colgarse de su espalda por dentro de su ropa y jadear . La joven hundía sus yemas,sintiendo esas musculosas y húmedas pieles. Después de todo nadie les había tocado como lo estaban haciendo y todo era nuevo para ellos. Las sensaciones,las caricias,los roces,las reacciones y sonidos qué provocaban en ambos.

Las falanges de Inuyasha acariciaron la vulva de Kagome,haciéndola estremecer y jadear más alto. Él también lo hizo,y su erección se endureció al sentir la humedad escurriendose por la tela bajo sus dedos. La jóven se hundió en el cuello de él y sus cabellos plateados se mezclaron en sus labios,pegoteandose incluso con los negros suyos cuando aquellos dedos se movieron por sus humedad creando un sonido pegajoso por sus jugos en la tela.

De alguna manera Kagome, logró abrir los ojos qué se posaron en los ámbar que ardían de una forma qué no había visto antes,por unos segundos qué parecieron eternos, para qué luego las manos de la jóven bajen sutilmente la chaqueta del chico , dejando al descubierto el torso de Inuyasha ,y lo tocó ,con osadía,con vehemencia ,con parkinson y frío cadente,pero sin frenar, remarcando cada zurco de sus pectorales con sus falanges,una por una las fue apoyando seguidas por sus orbes café, resbalando por sus músculos que se tensaron hasta sus abdominales regalandole una electricidad a todo su interior endureciendo más su falo que sintió hincharse entre las piernas de la jóven.

Entonces la besó,y la besó,y la besó, con una profundidad qué le costó controlar para dejarla respirar. Encerró los labios de Kagome,haciendo qué sintiera su fogosidad pero también su cariño y la chica le miró,más amorosamente qué nunca entre sus cristalinos, (de cristal,no ocular), ojos. La mano del hanyō se movió un poco más a medida que la entrepierna de la chica le encerraba y su intimidad lo rociaba.

—Inuya...shahg...ahh— gimió al sentir micro espasmos en su bajo vientre.

Sus jugos ardiendo se escurrían entre las falanges y el costado de la tela de su ropa íntima llegando a sus ingles, haciendo que sus mejillas se pusieran bordó. Su estómago se achicó,su respiración pasó a ser un jadeo junto al de Inuyasha que le acompañaba a la par,su corazón disparó epinefrina a todo su cuerpo,la garganta se le secó,la saliva se acumuló en su hinchada garganta y sus venas se llenaron de sangre a punto de explotar.

—Kagome— susurró con su mano apretada ,su sexo duro,ardiente y vibrante ,chocando con las caderas de la joven— te deseo tanto.

Kagome tomó el labio superior y luego el inferior de Inuyasha,muy lentamente para terminar mordiendo suavemente el último, haciéndolo jadear y removerse en su cuerpo.

—No sé qué haces Inuyasha,pero sigue ...— decía en su mente la peli negra porque de sus labios no podían salir más qué gemidos.

Los labios de Inuyasha se movieron por su mentón hasta su cuello succionado con ansias esa parte ,chuponeando más bien su piel, provocando que Kagome gimiera más alto colocando los brazos alrededor de su cuello.

El movimiento en su intimidad se volvió más rápido cuando el joven sintió la vibración en el abdomen de ella y sus jadeos aumentaron ,arqueando su espalda mientras le traspasaba una eléctrica corriente,desde sus abdominales en un recorrido recto hasta su cuero cabelludo, haciéndola erizar y convulsionar inconteniblemente cuando el jóven masajeó el punto justo en el qué su mente dejo de enviarle señales por unos momentos ,reemplazandolas por segundos ,por pequeñas y agradables contracciones qué invadieron el cuerpo de la joven que adornó con un sonido más fuerte, único, qué le embelesó las orejas a él hanyō, recostandolas sobre la cabellera plateada al verla llegar al ansiado orgasmo qué hacía eco en su boca con las réplicas del mismo.

—Kagome...— susurró con voz ronca quitando su mano de aquel suave lugar,y las mejillas completamente ruborizadas al ver sus mojados dedos.

—Inu...

Un golpe estridente en la madera les hizo separarse para qué los cuatro ojos se posen hacia dónde había venido el ruido con sus corazones aún palpitantes,sus bocas resecas y labios hinchados de los besos qué se habían dado,y sus orbes descubrieron con asombro que aquel ruido provenía de la cocina más precisamente.

—¡El ramen!— gritó Kagome al ver unas patitas bajando de la mesada rápidamente.

—Espera, Kagome...— tomó las muñecas de la jóven para retenerla.

—Sueltame Inuyasha.— lo miró con el cejo fruncido forcejeando por separarse —¡¿Qué no ves que puede volver a haber otro incendio?!— tironeó — ¡SUELTAMEEE!— le gritó con sus ojos café bien abiertos su corazón desbordado.

—¡No me grites,tonta!— la retó aún sosteniendo su muñeca. — Kagome, déjame...

—Inuyasha...¡Abajo!—gritó para deshacerse de él.

― Ka-kag-...― apenas pudo decir, con su rostro sobre el piso y su cabellera plateada arremolinada.

La joven esquivó una mano de Inuyasha qué había quedado en el suelo para poder ir rápidamente a apagar el fuego, y no ver nada extraño . Puso un trapo en remojo y lo tiró humedecido en la cocina,nada había pasado, aunque irónicamente ella estaba peor que la cocina humeando.

—Uff...— soltó aliviada. —. Deberias darte un baño. — dijo Kagome hacia Inuyasha qué se sentaba acomodando sus ropas.

—¿Eh?— unió sus negras cejas.

—B - A - Ñ- A - R -T -E. — separó cada letra como una niña. —¿A caso sabes lo qué significa?.

Sintió sus mejillas arder y sus oídos pitar por la sangre que había llegado a ellos por lo qué había dicho,incluso lo qué habían hecho pero ya estaba ahí. No era momento para ser cobarde,además,en ese instante ,Inuyasha,era lo qué más deseaba aún sin decirlo en voz alta.

FIN.

Bueno,this Is The end my friends... jaja,pronto subiré otro qué tiene que ver con este pero por ahora es lo que hay ,y espero lo hayan disfrutado.

Nos leemos pronto.

Seiyaaaaaa (see yeahhh).

Lele.