NA: ¡SORPRESAAAA! ¡HAY NUEVO CAPÍTULO DE ESTA HISTORIA DESPUÉS DE 4 AÑOS SIN ACTUALIZACIÓN! xD
Si me seguís en mi página de Facebook, habrás visto que CygnusDorado y yo nos hemos conocido en persona durante su viaje a Europa. Ha sido un sueño hecho realidad, y por supuesto, hemos aprovechado para hablar sobre esta historia y dejarla zanjada de una vez por todas! Tomando notas y todo para que no se nos escapara nada! Jajajaja. Así que muy pronto tendréis ambos fics terminados. Bianca estará actualizando su parte muy pronto.
Y sin nada más que decir, ¡a leer! Esperamos que os guste :)
Capítulo 3:
No fue hasta que Hermione escuchó al hombre empezar a subir las escaleras que salió de su estupor y se apresuró a ir tras él. No, aquella conversación no podía terminar aún, lo que acababa de decirle no había hecho más que incrementar sus dudas acerca de todo. ¿Cómo que tenían un triángulo amoroso con Harry? ¿En qué momento había pasado algo así?
—¡Ron, espera!
Cuando llegó a su lado, ambos se encontraban frente a la habitación de Rose. La niña ya se había despertado y estaba sentada en la cama, moviendo las manitas mientras hablaba y se reía.
El lado maternal de Hermione salió a la superficie cuando, con voz dulce, le preguntó:
—¿Con quién hablas, cielo?
Pero fue Ron quien respondió por ella, no sin cierto tono inexpresivo.
—Es su amiga imaginaria. La tiene prácticamente desde que nació.
El pecho de Hermione se contrajo un poco. Su hija también había tenido una amiga imaginaria toda su vida.
Dios, todo aquello era demasiado. Y sabía bien que estaba a punto de echarse a llorar, así que respiró profundamente y se obligó a guardar las lágrimas para otro momento.
—¿Y cómo se llama tu amiga, cariño?
Rose, quien seguía riéndose mientras jugaba a las palmas con la nada, se apartó los rizos pelirrojos de la cara y dijo algo que Hermione nunca se hubiera imaginado… Dijo que se llamaba Bells. Pero ¿cómo podía saber esa niña el apodo con el que ella y Draco llamaban a su hija de manera cariñosa?
—¿B-Bells? —repitió en un susurro ronco.
Ron logró sujetar a Hermione del codo antes de que esta cayera al suelo de rodillas, pero antes de darle tiempo a preguntar utilizó la pared para coger impulso y llegar a la cama. Le hubiera gustado lanzarse de cabeza a su lado, pero eso hubiera asustado a la niña, así que optó por sentarse lentamente en una esquinita.
Bells…
Tenía la garganta tan seca que sentía que iba a agrietarse dolorosamente de un momento a otro. Algo parecido le pasaba a su corazón, que latía con tal desenfreno que había empezado a marearse. ¿Podía romperse un corazón en mil pedazos dentro de alguien? Porque tenía la sensación de que eso sería lo que terminaría pasándole de un momento a otro.
—¿Hermione? —preguntó Ron con preocupación desde la puerta.
Pero ella ya había alzado una mano y la movía casi con desesperación frente a Rose.
—¿Bells? Bells, cielo, ¿dónde estás?
Rose, en lugar de asustarse por el extraño comportamiento de Hermione, volvió a dirigirse a la mujer con voz divertida.
—¡Bells no puede escucharte! Y tampoco puede verte, solo a mí. ¡Y siempre dormimos juntas! —Se rio a carcajadas—. ¡Ahora la estás atravesando!
Pero Hermione seguía llamando a su hija y moviendo las manos desesperadamente, tratando de encontrarla de alguna forma. Soltó un grito cuando Ron llegó a su lado sigilosamente y le puso una mano en el hombro.
—¿Qué está pasando? —exigió saber.
La mujer tenía el rostro empapado de lágrimas cuando movió la cabeza para mirarlo, consternada. Se produjo un momento de silencio incómodo entre ambos antes de que Hermione respirara hondo y dijera:
—¿Ri-Ri?
Ron dio un paso atrás y frunció mucho el ceño, como si de repente le hubiera dado un puñetazo en la cara. Tomó a Hermione del brazo y la llevó a una esquina de la habitación.
—¿Cómo sabes…?
—¿Que es así como llamáis a Rose? Porque "Bells" es como llamamos mi marido y yo a nuestra hija estando en familia —le interrumpió—. Ri-Ri es como se llama la amiga imaginaria de Isabella.
A Ron le costó un momento entender por dónde iban los tiros.
—¿Estás sugiriendo…?
—Que Isabella es la amiga imaginaria de tu hija y que Rose es la amiga imaginaria de la mía.
—Pero, ¿cómo…?
—¡No lo sé! —exclamó, exasperada y tratando de mantener la voz baja a la vez—. No… no lo sé.
Ambos decidieron volver a encontrarse con Dumbledore antes de entrar en pánico, aunque esta vez Rose había entrado en el despacho del director con ellos. Estaba sentada en una mesita baja que el anciano mago había hecho aparecer con un montón de juguetes mágicos para que se entretuviera mientras los mayores hablaban.
—¿Es eso posible? —preguntó una ansiosa Hermione cuando terminaron de explicarle lo que había pasado con todo lujo de detalles.
Dumbledore se quedó pensativo un momento antes de responder.
—Eso es fácil de comprobar —dijo, y extendió un trozo de pergamino y una pluma a cada uno—. Por favor, escriban, sin mirar al otro, el día y la hora exacta en la que nacieron sus respectivas hijas.
Ambos se miraron, extrañados, pero hicieron lo que el director les pedía. Cuando terminaron, Dumbledore movió su varita y alzó ambos pergaminos al aire de modo que tanto Ron como Hermione pudieran ver que tanto Isabella como Rose habían nacido el mismo día y a la misma hora.
—¿Qué significa eso? —quiso saber Ron.
—Es curioso… —dijo el director, haciendo una pequeña pausa que puso los nervios de punta a ambos padres—. He estado leyendo mucho sobre el universo y las dimensiones desde la última vez que vinieron… y he descubierto algunas teorías interesantes…
—¿Sí? —le instó Hermione.
—Como la de que todas las versiones de una misma persona nacen al mismo tiempo.
—¿Se refiere al mismo día y a la misma hora?
—Y al mismo minuto, segundo y milisegundo.
—No lo entiendo —intervino el hombre—. Nuestras hijas no son la misma persona.
Dumbledore se recostó sobre su silla acolchada.
—Eso solo me hace temer que ha habido un fallo en el sistema. Que ambas niñas estaban destinadas a ser iguales, a llamarse igual. Tal vez usted estaba destinada a tener a Rose con el señor Weasley en su universo, o quizás la Hermione de esta dimensión tendría que haber dado a luz a Isabella con el señor Malfoy…
—¿Es por eso que las niñas pueden… verse? ¿Aun siendo de dimensiones diferentes?
—Es muy probable.
—¿Y es por eso que nosotras… la otra Hermione y yo… hemos cambiado de cuerpo? ¿Como si nuestras almas se hubieran reflejado entre universos?
—Podría ser una razón. Los fallos interdimensionales suelen ser complejos, y las consecuencias totalmente imprevisibles.
—Entonces —siguió diciendo Hermione—. ¿El uso del giratiempo no tuvo nada que ver al final?
Dumbledore enlazó los dedos de sus manos sobre su regazo.
—Como he dicho, una de vosotras estaba originalmente destinada a tener a una hija diferente con un padre distinto. —Hizo una pausa en la que se alisó la larga barba blanca con las manos—. Perdone el atrevimiento, pero... ¿usó usted su giratiempo alguna vez para cambiar sustancialmente algún acontecimiento de su vida de manera… digamos, radical?
—No, claro que no —respondió sin dudarlo—. Siempre lo he usado para asistir a más clases en Hogwarts, y del mismo modo para poder ir a más conferencias sobre mi trabajo en mi universo.
Dumbledore se inclinó un poco hacia adelante y clavó sus ojillos azules en la mujer de forma inquisidora, como si estuviera absolutamente seguro de que su respuesta no había sido del todo honesta.
—Haga memoria, por favor. Medítelo durante un momento si lo necesita, no hay prisa.
Hermione estuvo tentada a volver a negarlo rotundamente, pero entonces un recuerdo olvidado volvió a su mente tan de repente que la sacudió. Era un recuerdo vago al principio, del que era obvio que no recordaba nada hasta ese preciso momento. Su mente se había encargado de borrarlo y de hacer como si nunca hubiera existido… aunque, ahora que tenía la imagen del suceso tras la retina, se daba cuenta de lo real que había sido todo ese tiempo.
Ahogó un grito.
—Me visité a mí misma en el pasado —murmuró casi sin aliento—. Según recuerdo… debía estar en segundo año, mientras que la versión de mí más mayor tendría unos quince o dieciséis años —dijo. Sus ojos se movían, inquietos, pero no estaba viendo nada en el presente, sino intentando recordar detalles del incidente pasado—. Me dije… Oh, Dios mío, había olvidado por completo todo esto. Me dije…
—¿Qué te dijiste?
La voz trémula de Ron evidenciaba lo ansioso que estaba en ese momento por saber más. Hermione quiso mirar a su amigo, pero terminó cerrando los ojos con fuerza para no hacerlo.
—Me dije que ambas queríamos acabar casadas con Ron, pero que este me rompería el corazón en la adolescencia, cuando empezara a salir con Lavender. Que el dolor sería insoportable y que me destruiría por completo. Que comenzaría a sacar malas notas y que me volvería una persona retraída y desconfiada. Me dije… —Los recuerdos empezaban a ser más y más vívidos con cada segundo que pasaba—. Bueno, en realidad me exigí que no desarrollara sentimientos por él y que, cuando llegara el momento, eligiera a otra persona como interés amoroso. —Volvió a abrir los ojos, pero fue incapaz de mirar a Ron directamente a los ojos—. Cuando sucedió no fui muy consciente, pero ahora que he vuelto a recordarlo… creo que estaba muy, muy dolida cuando tomé la decisión de advertir a la versión más joven de mí misma.
Casi se sobresaltó sobre su asiento cuando escuchó a su amigo hablar con tono sombrío a su lado.
—¿De verdad hiciste tal cosa? La Hermione de esta dimensión lo superó con el tiempo.
Ella se tapó la cara con las manos y empezó a llorar silenciosamente. No podía creer que todo aquello fuera culpa suya, no podía creer… que su yo adolescente hubiera sido tan estúpida como para cambiar el rumbo de su vida y de tantas otras personas por un tonto desengaño amoroso de la juventud. ¿Cómo se había podido permitir ser tan emocional e irresponsable a la vez?
—¿Qué pasará ahora? —susurró entre lágrimas, tratando de que Rose no la viera en ese estado.
—Lo hecho, hecho está —sentenció Dumbledore—. Pero ahora que creemos saber el origen del problema tal vez encontremos una manera de solucionarlo. Eso sí —siguió, haciendo una pausa para mirar en dirección a la niña que seguía jugando en el rincón, ajena a todo—, necesitaremos que tanto Rose como Isabella hagan de intermediarias entre ambas dimensiones.
¿Me dejas un review? :)
Cristy.
