Habían pasado cuatro años desde la última vez que había visto sus hermosos ojos color miel, olido su aroma a jazmín y besado sus deliciosos labios rojos, y ahora estaba aquí, frente a ella, a punto de entrar en la tienda de Madame Malkin rodeado de otros magos que lo miraban con sospecha.

"¿Granger?", dijo nervioso, casi con pánico de que ella saliera corriendo como lo hizo la última vez. Se quedó paralizado por un momento, apretó los párpados con fuerza, recordando el momento exacto en que ella le dijo que todo sería inútil, que no valdría la pena seguir mintiendo, recordaba como las manos le habían temblado igual que ahora.

No podía creer que justo hoy la hubiese encontrado, tan hermosa como siempre, aún mas que aquel día en que deseó con todas sus fuerzas que huyera con Él. No, no podía volver a perderla, no después de tantos años buscándola.

"¿Malfoy?, ¿Pero cómo?, ¿Qué haces aquí?" dijo casi para sí misma. Como podía tener tan mala suerte, pensó. Estaba a solo un paso de salir de la tienda de Madame Malkin. Debería haberle hecho caso a Harry cuando le dijo que solo tenía pocas horas antes que se activara su traslador a Francia y que no debía entretenerse rebuscando entre todos los nuevos libros frente a ella. Sabía que era mala idea haber pasado antes por Flourish y Blotts. Si no se hubiera enfrascado tanto con los nuevos ejemplares ahora no se encontraría en esta situación, quería llorar pero ya no había marcha atrás. Allí estaba él, frente a ella. ¿Acaso respiraba? No lo sabía…", sentía que se desmayaría en cualquier momento.

"Malfoy, por favor, déjame pasar", dijo Hermione con voz temblorosa, tratando de evitar su mirada. No podía soportar ver el dolor y el anhelo en sus ojos. Sabía que él la había amado, que había arriesgado todo por ella, pero también sabía que no podían estar juntos.

Había pensado en Draco desde el instante en que supo que no tenía otra alternativa y decidió alejarse, por el bien de los dos. El remordimiento no la había dejado ni un solo día cada vez que recordaba como esos ojos grises se oscurecieron cuando ella le dijo que ya no lo quería, no al menos de la forma en que Él esperaba. Recordó también las muchas veces que tuvo la inmensa necesidad de volver, volver por Él y decirle que le había mentido, y que lo amaba como nunca había amado a nadie, pero no podía... no después de lo que le hizo "ella".

Draco no reaccionaba. Le latía el corazón como un caballo desbocado, tenía miedo... miedo de que ella no entendiera cuán difícil había sido intentar olvidarla, casi imposible, ¿pero cómo? ¿cómo hacerla entender?, la miró fijamente a los ojos intentando que viera el inmenso amor que no había perdido por ella en estos años. "Granger, no te vayas, por favor, escúchame", dijo Draco con voz suplicante, agarrando su brazo. No podía dejarla ir, no otra vez. ¿Te gustaría acompañarme a tomar un café?", le pidió de repente, con el fuerte deseo de que no se negara, mientras sentía arder su sangre por dentro. Había pasado años buscándola, siguiendo cada pista, cada rumor, cada esperanza desafiando a su familia y a sus amigos. Estaba dispuesto a renunciar a todo por ella, por su amor, por su felicidad. Y ahora la tenía delante, tan hermosa como siempre, "Por favor", insistió arrastrando su voz, "solo necesito que hablemos."

El anhelo de lo que fue y no pudo ser estaba ahí, latiendo bajo su piel, le era imposible seguir negándolo.

Ella todavía lo quería. No lo había olvidado. A pesar de los años intentándolo, su corazón latía siempre más fuerte cada noche que recordaba las veces que Él la besaba y le decía que siempre estarían juntos, que la necesitaba y que por favor no lo dejara. Él era suyo y aunque Él no lo sabía, ella aún era suya. Quería desaparecer ¿pero cómo podía negarse?- "De acuerdo, conozco un lugar aquí cerca".

Caminaron en silencio, las manos de Draco sudaban mientras intentaba recordar todo lo que había planeado decirle al encontrarla, todo lo que durante años había soñado con ella. Se sentaron en un lugar apartado y bastante íntimo de la cafetería, pidieron unos cafés. Ella no dejaba de mirar la mesa y Él solo intentaba buscar esos ojos miel que tanto amaba ¿Qué podía decirle?. Tenía todo un discurso en su mente, pero lo único que sus traicioneros labios hicieron fue preguntar de repente "¿Por qué te fuiste...?"

Hermione se mordió el labio, tratando de contener las lágrimas y cerrando los ojos con dolor para no ver el brillo de tristeza en los ojos grises del hombre que amaba, ¿Cómo podía decirle la verdad? ¿Cómo podía explicarle que lo había abandonado por amor, por protegerlo? ¿Cómo podía hacerle entender que lo había extrañado cada día, cada hora, cada minuto? ¿Y si él la odiaba, la rechazaba, la despreciaba? ¿Y si ya no la quería, si había encontrado a otra, si había seguido con su vida? No, no podía soportarlo. Pero tampoco podía mentirle. Tenía que decirle, tenía que arriesgarse, tenía que confiar en él.

Sus ojos se abrieron inmediatamente y dio un gran suspiro, ni siquiera se había dado cuenta que había dejado de respirar. -"Draco, por favor, tengo que decirte algo…", dijo Hermione con voz temblorosa, mirándolo a los ojos.

"¿Qué?", preguntó Draco con voz tensa, sosteniendo su mirada.

Respiró una vez más y decidió que no podía seguir alargándolo, debía contarle lo que había ocurrido. Lentamente, acercó una de sus manos a la de Él y con la otra se limpió una lágrima que rodaba por su mejilla como una gota de lluvia.

"Es sobre… sobre lo que pasó hace cuatro años…", continuó Hermione con voz angustiada, bajando la vista.

"¿Qué pasó hace cuatro años, Hermione?", insistió Draco con voz impaciente, levantando su barbilla.

"No quiero que me odies por no habértelo dicho antes, pero no encontré otra solución en ese momento. Escúchame atentamente por favor, quiero que entiendas que investigué e hice todo lo que estuvo en mis manos. Lo que pasó fue que… que yo…", balbuceó Hermione con voz quebrada, soltando un sollozo.

"¿Qué, Hermione? ¿Qué?", exclamó Draco con voz desesperada, queriéndola abrazar con fuerza.

Las lágrimas continuaban deslizándose por sus mejillas, sentía la garganta agarrotada pero se forzó a continuar. - "Recuerdas las muchas veces que hablamos sobre lo hermoso que sería tener niños, tu querías más de uno ya que siempre deseaste tener hermanos. Incluso tenías los nombres que querías ponerles. Me decías que un hogar sin voces de niños no sería un hogar feliz y yo pensaba de la misma manera. Tengo aún en mi mente la ilusión que veía reflejado en tus ojos".

-"Lo recuerdo, pero a que viene todo esto ahora Hermione?"

Cuando lo escuchó decir su nombre nuevamente su corazón se detuvo en seco por un instante, hace tanto que no se sentía como él la hacía sentir.

-"¿Qué es lo que quieres decirme?" ... La veía tan frágil, solo quería rodearla entre sus brazos- "Dime por favor que aún deseas eso conmigo", dijo Él. "Yo... yo sigo soñando con una niña de cabellos rizados como tú, Hermione – le dijo cogiendo uno de sus rizos – rubia y de ojos grises como los Malfoy, y por su puesto con una sonrisa tan bonita como la tuya."

-"Draco, escucha... una lágrima rodó por su mejilla, la noche de la batalla final, antes de que Harry venciera a Voldemort... - suspiró - tu tía Bellatrix me reconoció y me lanzó un hechizo...".

- "¿De qué hablas, qué tipo de hechizo?", preguntó Él, exigiendo más bien por una respuesta.

Ella calló por un momento, pero continuó... -"Ella entró en mi mente y nos vió juntos Draco, me espetó con desprecio que era imposible que tú me quisieras , que yo era una simple sangre sucia."

-"¿Pero tú sabes que eso es mentira, verdad?", preguntó con el temor de que ella se hubiera ido por esa simple insinuación...

-"NO, yo nunca dudé de ti... es sólo que..., le miró a los ojos y vió como se empezaron a oscurecer al igual que los había visto hace unos años, - ¡Me lanzó un maleficio para que la única manera en que pudiese tener un niño fuera si el padre se sacrificaba con su vida, de esa manera quería demostrarme que no me amabas y por lo tanto no serías capaz de tal sacrificio!".

Por un momento Draco no reaccionó,se quedó paralizado, mirándola con incredulidad. -"¿Qué..?, dijo con voz ronca, ¿Por qué no me lo dijiste?", "¿Por qué no me dejaste ayudarte? ¿Por qué Hermione…?", sacudió la cabeza, furioso y dolido. Apretó la taza de café entre sus manos, como si quisiera romperla. "¿Por qué me abandonaste y me hiciste creer que ya no me amabas?".

Odiaba a Bellatrix con toda su alma. ¡Cómo esa mujer en solo un segundo les robó el futuro con el que tanto habían soñado!...Hermione bajó la mirada, avergonzada y culpable. Al volver a alzarla, vio que él estaba llorando. Vio en sus ojos una mezcla de confusión, miedo, inseguridad por haberlo abandonado, pero sobre todo vió en sus ojos esperanza, ¿sería posible que Él estuviera aún dispuesto a luchar por ellos, que aún tuvieran alguna oportunidad?

Draco tomó su mano y notó que temblaba, ella solo cerró los ojos, incapaz de seguir enfrentándolo, sentía como estaba temblando. "Hermione, mírame, por favor ... Mírame… —le rogó, con angustia— Quiero que sepas que mi único deseo siempre fue tenerte a mi lado, tú eres quien me devolvió el valor que había perdido. Sé que te dije que anhelaba tener hijos y sería muy afortunado de tenerlos contigo, pero mi mayor anhelo es tenerte aquí conmigo para siempre, ya encontraremos la manera", pero ella sabía que no había ningún modo, había investigado todos estos años con la esperanza de romper esa maldición, pero no encontró nada…

"No hay manera, Draco… No hay manera…" —susurró ella, con lágrimas en los ojos. —

"Sí la hay, Hermione… Sí la hay…", insistió él, desesperado. "Sé que podemos hacerlo juntos, no me apartes de tu lado, no de nuevo", le suplicaba Él con el corazón en un puño una y otra vez.

-"¿Y si no encontramos la solución?, ¡Draco, no puedo hacerte ésto!".

- "¡No sigas!", le respondió Él, "No te atrevas", la miró a los ojos con desesperación, de la misma forma en que la miró aquel día en la que ella le dijo adiós. Y sin más la abrazó y la besó, y ese beso supo a gloria, sus ojos solo podían derramar más y más lágrimas, pero esta vez no eran lágrimas de tristeza.

Hermione se dio cuenta que esos labios eran el lugar al que pertenecía, nunca se había vuelto a sentir de la misma manera con nadie.

Hermione era una mujer hermosa, de cabellos castaños y rizados, ojos color miel y piel suave. Tenía una inteligencia prodigiosa, una voluntad férrea y una bondad infinita. Pero también tenía una tristeza profunda, una culpa insoportable y una esperanza frágil. Su corazón estaba roto, pero aún latía por él.

Tenía miedo, no quería quitarle a Él la oportunidad de tener entre sus brazos a la niñita con la que tanto había soñado, pero por un momento se sintió egoísta y se preguntó si sería tan malo pensar en ella solo por esta vez, y sonrió con la sonrisa más sincera que pudo tener. - "¡Si! Me quedaré contigo", le dijo como un impulso, "quizá podamos encontrar la solución juntos." Quizá no sea tan malo, pensó, quizá al final podrían encontrar su final feliz.

Draco era un hombre atractivo, de cabellos rubios y lisos, ojos color gris y piel pálida. Tenía una elegancia innata, una astucia aguda y una lealtad inquebrantable. Pero también tenía una frustración enorme y una pasión ardiente. Su alma estaba herida, pero aún se iluminaba por ella.

Él se levantó de la silla, la tomó de la mano y la acercó a su pecho, sintiendo que su corazón latía con fuerza , nunca se había sentido tan feliz, por fin había logrado encontrar a su bruja, no se había dado ni cuenta cuando había empezado a llorar. No le importaba que todos en la cafetería le miraran con asombro ¿Cuándo se había visto al heredero Malfoy llorar?, pero no le importaba, Él era feliz.

-"Ven conmigo" —le susurró al oído , "Vamos a ver a mi madre y a decirle que se olvide de la fiesta de compromiso con Greengrass. Que se olvide de todo. Solo quiero estar contigo - dijo contento - y va a tener que aceptarlo, no me importa que venga con la excusa de que necesito herederos para continuar con mi legado, yo ya he sacrificado lo suficiente como para seguir aguantando todo ésto, además...", dijo sin pensarlo y con la emoción en el cuerpo, "... si tuviera que sacrificarme con tal de darte un hijo para que seas feliz no tendría ningún problema".

-Sacrificarse... ¿Qué?, pensó ella... Por un segundo sintió que el corazón le dejó de latir... "¿Cómo dices?", preguntó nerviosa, "¿es que te ibas a casar?

- Draco palideció y giró rápidamente. Buscó su mirada suplicante de comprensión, temeroso de lo que se iba a encontrar, - "No, Granger, escúchame, ella no significa nada para mí, solo salimos porque mis padres no han dejado de molestarme para que busque a alguien con quien casarme, solo es una presión familiar - se quedó callado por un momento, sentía que la estaba fastidiando, "Hermione ... Quiero que me acompañes a la mansión, no tienes por qué estar cerca, pero necesito saber que estas allí. Voy a enfrentarme a mi madre y voy a decirle que solo contigo soy feliz y va a tener que entenderlo... ¿No vas a dar marcha atrás a nuestros planes, cierto?"

Ella le miró a los ojos con un ligero aire de dolor, pero inmediatamente cambió su semblante con una gran sonrisa – "Claro que no Draco, solo quiero que seamos felices". Y le besó con pasión, como si fuera la última vez. Él la miró a los ojos con cierta duda pero no encontró mentira en su rostro así que la besó nuevamente. "Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y soy muy afortunado por haberte encontrado", dijo Él.

"Y tú lo eres para mí —le respondió ella, con el corazón roto. Lo miró a los ojos, grabando en su memoria su mirada gris, su cabello rubio, su sonrisa perfecta. Le acarició la mejilla, cerró los ojos y suspiró. "... Oh...Vaya, se me ha olvidado el bolso en la cafetería. ¿Me lo traes?"

"Por supuesto, ahora vuelvo" dijo Él con una sonrisa en sus labios. Ella esperó a que se perdiera de vista, y sacó su varita con mano temblorosa. Le apuntó discretamente mientras pronunciaba entre lágrimas la palabra que lo cambiaría todo. "Obliviate" Y rompió a llorar, sin consuelo. ... Ella no podía quitarle la oportunidad de formar la familia que tanto quería, no podía permitir que pensara siquiera en la posibilidad de sacrificarse por ella, así que era mejor que él olvidase que se habían encontrado aquel día. Quizá algún día podría ser diferente... pero hoy no. Así que, por el momento, ella también intentaría olvidar esos ojos grises que tanto la hacían amar y a la vez sufrir.

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FIN