Hola mi nombre es gabriel espero que les guste el segundo capitulo!


Los diecisiete años de Scorpius habían transcurrido en el bajo mundo entre secretos y precariedades , creció podríamos decir que feliz, había hecho amigos en el barrio con los que jugaba y hacía maldades inocentes para un niño, más de una vez tuvo problemas con los vecinos, quienes los salian persiguiendo. Al igual que todos los niños de la periferia nunca recibió su carta para asistir a Hogwarts. Eran pocos los que tenían el privilegio de asistir a la prestigiosa escuela, sus aprendizajes fueron los de la calle y lo que sus padres le enseñaron en casa. Draco y Astoria fueron sus tutores, el barrio también. y bueno también los libros que conseguía usados.

Un dia su padre cuando cumplió once años lo llevó caminando por los callejones por pasadizos que solo él parecía conocer, caminaron sigilosamente, hasta que llegaron frente un señor ancho de cuerpo, barba larga desordenada, y de una sonrisa macabra que mostraban unos dientes amarillos. El hombre cruzaba recelosamente los brazos sobre su pecho, Entonces Draco le susurró unas palabras al oído y el hombre asintiendo abrió su túnica que se iluminó con una luz color verde, mostrando montones de bolsillos que estaban vacíos. Scorpius levantó su mano por instinto, e introduciendo su mano en uno de los bolsillos se dio cuenta de que eran muy profundos y que montones de varas pasaban a llevar su mano, hasta que tomó una y retiró su mano, era una varita de roble con pelo de unicornio, lo había sentido dentro de sí, esa era su varita, la agitó suavemente y está género chispas de un color rojo fuego, lo había escogido, su padre le paso un galeón al hombre corpulento y se fueron a paso rápido como si algo o alguien los persiguiera.

Sabía que su padre no era la persona más honesta del mundo, sabía por ejemplo que estaba metido en varios líos por deudas, y que sus acciones no eran las mejores, cuando era más pequeño pasaban más tiempo juntos pero con el paso del tiempo Draco cada vez se fue cerrando mas y mas. hasta volverse en un muro impenetrable. Los únicos momentos que compartían era cuando le enseñaba un nuevo hechizo o un libro sobre alguna materia en particular que estuvieran practicando. Draco poco a poco fue cayendo en un agujero del cual se veía incapaz de salir, entonces comenzó a beber y no se detuvo.

Su madre por su lado, era una persona cariñosa, se dedicaba a preparar y vender distintas pociones, desde de amor hasta curativas, además otras más peligrosas que claramente no estaban fiscalizadas por el ministerio. Scorpius siempre sintió fascinación por las pociones, ponía mucha atención cuando su madre le enseñaba sobre ellas, una vez que aprendió más de cómo prepararlas, la empezó a ayudar con los pedidos, que siempre tenían un toque de peligro. A su madre cada vez se le hacía más difícil acompañar a Draco, pero seguía ahí, preocupada por su familia y viendo la caída inevitable de su esposo y su hijo, caída que no pudo detener.

Scorpius no tardó en saber la verdad sobre su familia, los secretos nunca duran para siempre. Era solo atar los cabos sueltos.

Fue un dia de calor, Scorpius fue a intrusear los libros de la librería que manejaba un anciano de barba blanca corta, rostro arrugado por la edad y penetrantes ojos negros que parecían saberlo todo, el señor Harrison. Su librería era un caos, en el suelo tenía montones de diarios manchados por la humedad de quizas quien sabe cuando, estantes a reventar de libros cada uno mas viejo que el anterior, también se apilaban en grandes torres en el espacio quedando solo pequeños caminitos por los cuales transitar; libros roídos y libros más actuales, pero por sobre todo libros antiguos de magias olvidadas.

Scorpius solía mantener una buena relación con el, que le recomendaba libros y se los prestaba, todo lo que sabía sobre el mundo se lo había mostrado el señor Harrison con sus libros. Tenían largas conversaciones donde él le contaba historias de su vida, viejos amores, aventuras, le contó todo sobre la era merliniana, de las grandes figuras mágicas y fue en una de estas charlas en que Scorpius supo la verdad, el señor harrison le contó la historia de Lord Voldemort.

-El señor tenebroso - susurro mirando para todos lados con miedo- fue uno de los magos más poderosos de la historia, con su séquito de mortifagos, sus seguidores, tomaron control del mundo magico, fueron años terribles, gente desaparecía, no había rincón en el mundo donde respirar tranquilo, muchos perdimos todo...hasta que el mago Harry potter logró derrocarlo...- le contó mientras le mostraba un libro con distintas ilustraciones.

En ese momento sucedió, cuando en una de las páginas del libro aparecío dibujada la marca tenebrosa, esa que había visto en el antebrazo de su padre aunque lo ocultara con vendas. Su padre había sido un mortifago. Con el pecho latiendo desbocado corrió a su casa y al abrir la puerta miró a su padre quien se levantó de golpe preocupado por su hijo que lo miraba con un rostro difícil de interpretar, eran muchas las emociones que pasaban por su cabeza y cuerpo, Scorpius preguntó

-¿Eres un mortifago?

Draco quedó petrificado, bajo la mirada con culpa y después de unos minutos eternos le respondió

-Si lo fui.

Se miraron y Draco cortó el contacto visual y con seriedad autoritaria volvió a hablar

-no vayas a hablarle a nadie de esto ¿Me escuchaste Scorpius? nada ni nadie puede saberlo.

Soy el hijo de un mortifago, pensó Scorpius

No hizo más preguntas, Draco había zanjado el tema. Astoria miraba la escena petrificada y llamó a su hijo quien la ignoró. Con confusos sentimientos salió rápidamente por la puerta, no volvió hasta la noche la casa estaba en completo silencio.

Un dolor se incrustó en su pecho, un dolor que a cada día crecía y se transformaba de a poco en rabia y resentimiento. sintió que su destino ya estaba trazado. Con la sensación de que su vida estaba maldita se dejó llevar por la corriente de la oscuridad tan impregnada en la periferia, y así pasaron los días. Hasta que cumplió diecisiete años y al fin se sintió libre de ser lo que tenía que ser.

Eran las siete de la tarde en el callejón Sallow, algunas personas borrachas hacían escandalo, otros dormían en la tierra y otras volvían de trabajar. La casa de los Malfoy conocidos como los Williams se ubicaba llegando a la mitad del pasaje, tenía tres pisos, una puerta de madera oscura y antigua, ventanas medianas y un color café desteñido en la fachada. Como casi todos los días Scorpius se levantó de su cama y estiró sus brazos, llevaba leyendo toda la tarde un libro sobre invocaciones de monstruos, que le pareció particularmente interesante, scorpius era un estudioso.

Su pieza se encontraba en el tercer piso y tenía acceso al techo donde le gustaba pasar el rato fumando hierbas aromáticas con propiedades calmantes como también tabaco. Se vistió con una humilde túnica negra grisácea que ocultaba su cuerpo pálido y delgado, su cuerpo siempre fue escualido, sus cabellos eran de un color gris oscuro mezcla de los de sus padres y caía largo por debajo de sus hombros hasta llegar a la mitad de su espalda. Su rostro era el de alguien a quien la vida no lo había tratado muy bien, sus pupilas eran de un color gris y bajo sus ojos aparecían profundas ojeras las cuales nunca se iban debido a su afición a leer en las noches bajo la luz de las velas.

Bajo la escalera con paso lento, hacia la cocina donde ya estaba Astoria cocinando un caldo que despedía humos de colores. No había rastro de su padre, pensó para adentro que seguramente se había salido a emborracharse por ahi. Su cabeza era una maraña de pensamientos, el futuro era incierto. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? se preguntaba, todos sus amigos habían seguido el camino de la oscuridad y él no era la excepción.

Se dispuso a salir, una vez estuvo afuera cerró la puerta con llave, con una excusa poco creíble que Astoria no se molestó en contradecir. Murmuró un encantamiento protector, no tenían mucho pero Scorpius sabía que el barrio no conocía de propiedades privadas y era mejor prevenir que lamentar.

Camino al lugar de siempre, una casa de grandes dimensiones con una puerta grande y firme encantada mágicamente para deshacer cualquier hechizo que llevara encima quien osara entrar. Golpeo decidido la puerta y un rostro apareció en la madera, con voz firme le pidió una contraseña la cual cambiaba constantemente "Corazon de dragón" dijo, la puerta inmediatamente se abrió para él.

Entro y camino por un pasillo largo y oscuro que contenía distintas puertas a los costados, una vez llegado al final abrió la puerta de al fondo, el bullicio se hizo oír, era una bar que funcionaba también como fumadero de opio y burdel.

Música sonaba de fondo llenando el ambiente de júbilo. Magos dormían plácidamente drogados en butacas mullidas, mientras otros y otras coqueteaban con las brujas que trabajaban en el burdel, vestidas con vestidos largos que dejaban ver sus piernas y corsés ajustados que levantaban y apretaban sus pechos, En las mesas magos y brujas de distintas calañas, chocaban sus vasos riendo. Arpías tomaban licores, elfos y enanos cantaban uniéndose a la masa sonora del bar.

Scorpius se sentó en una mesa vacia, le sirvieron un vaso de hidromiel, prendió un cigarrillo, el humo se confundía con el del opio y esperó. miraba la puerta cada cierto rato hasta que un Mago y una Bruja entraron al bar y con paso decidido se acercaron a Scorpius. quien los miró con una sonrisa

-Tardaron - dijo Scorpius

El mago conocido como Hades llevaba una túnica morada con un sombrero puntiagudo, era alto y su mirada era de color amarillo. La bruja, conocida como Azalea llevaba también una túnica pero de color negro que se le ajustaba al cuerpo y una capucha que cubria su cabello dorado, sus ojos cafes, profundos mostraban seriedad.

-Fausto, ojala no hayas esperado mucho - le dijo Hades a Scorpius,

- Vamos al grano ¿Cual es el plan? - dijo Scorpius

-Tranquilo, ven vayamos a un lugar más privado - le respondió Azalea

Caminaron hacia una esquina con poca iluminación, la música se escuchaba lejana.

-Tanto tiempo fausto, ¿acaso has olvidado los modales? Hola ¿cómo estás? ves no es tan dificil...En fin...- le preguntó Azalea con sarcasmo, encendiendo una pipa con lo que parecía ser raíz seca de mandragora. se apoyó en el respaldo del asiento y boto el humo- ¿Han oído hablar de lady Juliet?-

-¿La bruja de las alucinaciones ? - pregunto Scorpius

- Exacto, Juliet es conocida por ser una bruja capaz de meterse en la mente de las personas y provocarles alucinaciones tan reales que pueden volverte loco, por lo que tenemos que proceder con mucho cuidado, juliet posee en su mansión una colección de joyas muy poderosas que guardan una magia muy antigua. - explicó azalea

-¿Qué tipo de magia antigua? - preguntó Scorpius

-Magia oscura, cada joya pertenecían a la bruja de Salomé, estas joyas fueron heredadas generación tras generación, son anillos, un collar, dos brazaletes, cadenas con rubíes que se ajustan al cuerpo, y un tocado de oro. en un ritual donde había que dar de tributo la cabeza de un mago las joyas obtuvieron el poder del fuego que hace capaz dominar este elemento al antojo, ese es nuestro objetivo, está todo preparado uno de nuestros hombres adentro nos informo que Lady Juliet no estará en su mansión por unos dias.

-Fausto te necesitamos para que podamos entrar, tu sabes mejor que nadie como abrir cerraduras, pero te advierto estas no son como las que has visto antes, lady juliet es una bruja poderosa, tienes que ir preparado para lo peor.- Dijo Hades

-supongo que la recompensa es alta...-le respondió Scorpius

-Como nunca la has recibido hasta ahora, este encargo es importante, te necesito con todos tus sentidos alerta- le dijo Azalea

-Estoy preparado - afirmó Scorpius- ¿a qué hora partimos?