Capítulo 50. Las parejas
Querido diario: Ha pasado de todo. No sé por dónde empezar… Mamá ha muerto, y sé que eso dolerá por algún tiempo. Los misterios de su muerte son incomprensibles para mí, pero una parte de mí sabe que mamá siempre ha sido una persona rodeada de misterio e incomprensibilidad. Quizás algún día me preocupe en averiguar qué ha pasado con ella y qué hacía en el carruaje anoche, pero por el momento es suficiente con los esfuerzos para asimilarlo.
Draco ha muerto, y lidiar con eso es casi tan duro como con lo de mi madre. Ha sido el amor de mi vida, el chico que atrajo mi atención desde que llegué a Hogwarts. Las últimas semanas he tenido que poner a prueba mis sentimientos por él de todas las formas posibles, y ha acabado de la peor. Pero Harry y Ron dicen que tengo que ser fuerte. Y murió para salvarme, a mí… Sé que me ha hecho cosas terribles, pero aún así siempre lo recordaré por el amor que sé que él sentía por mí y por su final, por su redención y su sacrificio.
Harry también está lidiando con la pérdida de Sirius, por lo que al menos sé que no estoy sola en el dolor. Se siente todo tan repentino… Apenas anoche todos estábamos mucho mejor, celebrando una fiesta, y entonces ocurrió todo esto… Pero ahora Lucius está finalmente en Azkaban, y pasará el resto de su vida allí. Al parecer, al haber muerto Draco ya no tiene ganas de vivir y hasta ha intentado saltar de las escobas en su camino a prisión para suicidarse. Debo decir que me alegra que no lo haya conseguido. Ha hecho tanto daño que una vida de tortura en Azkaban, sufriendo, será un mejor castigo que una rápida muerte.
Bellatrix también murió. No sé cómo sentirme al respecto, porque no llegué a conocerla, pero Harry dice que era una buena persona y que también murió para intentar protegernos de él. Pansy y Snape ya están bien, se han recuperado por completo para el mediodía. Y tanto Karkaroff como Madame Maxime se pondrán bien también, aunque ellos tendrán que pasar un tiempo en San Mungo hasta su recuperación.
Lamento no haberte escrito antes. Temía que Harry se metiera aquí y volviera a leerte, como ya hizo antes. No se lo he dicho, pero me pareció terrible que violara mi intimidad de esa manera. Claro que fue una buena excusa para involucrarlo en mis desastres emocionales de chica adolescente. Pobre Harry... Mis sentimientos por él han corrido por una espiral vertiginosa todos estos días. Se sintió mucho más peligroso que con Draco. Porque Draco era el chico malo, el que estaba preparada para que me rompiera el corazón… Pero no estaba preparada para sufrir por amor con Harry, y por eso decidí que quedáramos como amigos. Ha sido difícil decirle que solo quiero ser su amiga… en especial porque hemos follado un par de veces (aquí Hermione dibujó un smiley sacando la lengua en la página). Pero tú, ¡chisst, diario! No has oído nada, ¿de acuerdo?
Me resulta gracioso hablarte de sexo como si fuera algo secreto cuando anoche mismo todos los alumnos de las tres escuelas hemos follado entre todos… Espero que a partir de ahora las cosas se vuelvan un poco más normales en Hogwarts. Hoy es el Baile de Navidad, ¿sabes? Y con todo lo que pasó, uno esperaría que resulte en una gigantesca orgía otra vez, una nueva catástrofe, etc., etc… He pensado en no ir. Pero luego pensé, ¿puede acabar en una orgía incluso mayor a la de anoche? ¿Puede acabar en un caos incluso peor que el de ayer? Lo que sería original, lo que sería más sorprendente, sería que esta fiesta, la que todos esperábamos con más ansias, de hecho resulte ser una fiesta normal…
En fin, no sé qué será ahora de mi vida. Siento un cambio respecto a cómo me sentía cuando hui de la Mansión Malfoy. En ese momento quería tranquilidad, que me dejen en paz. No quería más nada con nadie.
Durante estas semanas he sido violada en grupo, han encarcelado a esos violadores, luego descubrí que Lucius los había contratado y fui violada por él, ahora él fue encarcelado, he sido sometida mediante magia por Draco para estar con él, luego rescatada por Harry, luego Draco se redimió, he tenido sexo con ambos, luego él murió para salvarme, le dije a Harry que lo quiero como amigo, y he tenido montones de sexo en las orgías que han ocurrido en todas esas fiestas locas… Con catorce años, creo que he tenido más experiencias sexuales de las que mucha gente tiene en toda una vida. Y pensar que hasta hace dos meses era virgen…
Así que eso pasaba por mi cabeza: tranquilidad. Solo quería que todo el caos terminara de una vez…Quizás dedicar estas vacaciones de Navidad a ponerme al día con el estudio… No tienes idea de cómo me he atrasado con todo. Ser la chica más follada de Hogwarts hace que una se atrase mucho con los deberes, ¡y en cuanto acaben las vacaciones tendremos exámenes de Aritmancia y Pociones!
Pero luego de anoche, eso cambió. Esa sensación de querer solo tranquilidad y calma desapareció. Ahora algo nuevo despertó en mí. Aún no sé qué es, estoy tratando de comprenderlo, pero al menos puedo decirte que es una fuerza superior que me está llenando de un extraño e imposible optimismo, imposible de creer en un momento así, que hasta me da vergüenza admitirlo… ¿Podría darme vergüenza sentir felicidad si eso llegara a ocurrir?
Así que iré al Baile de Navidad. Aún no sé con quién. Faltan unas horas y aún no tengo pareja, pero me da igual. Toda la escuela está en la misma situación, y todos están invitándose entre sí a último momento. ¡Oh, mierda, acabo de darme cuenta de que aún tengo que preparar la poción de alisado para mi cabello!
Me voy, querido diario. Fue un placer escribirte nuevamente. Y Harry, si estás leyendo esto, saca tus putas manos de mi diario ahora mismo y vete de mi habitación antes de que te lance un maleficio aplasta-testículos.
Harry se apresuró a cerrar el diario de Hermione y lo dejó de nuevo bajo la almohada, muy asustado. Esta vez no olvidó ponerle el encantamiento de sellado. Se lo había aprendido en el transcurso de esas semanas.
No había nadie más en el dormitorio de Hermione. Se había metido por la ventana y, al ver que no había nadie allí, aprovechó para entrar.
¿Acaso no había aprendido nada de sus días espiando diarios de chicas y metiéndose en las duchas con su capa para hacerse invisible? Claro que sí. Había aprendido, y mucho, pero esta vez era solo una última excepción. Necesitaba saber cómo se sentía Hermione luego de todo lo que había pasado. Necesitaba saber esas cosas que quizás sería difícil que ella le dijera tan abiertamente en una conversación…
Era bueno saber que, a pesar de todo lo que había sufrido, Hermione aún tenía el optimismo para seguir adelante y pensar en su vida más allá de todo lo que había pasado, y hasta parecía leer cierta sensación de felicidad en sus palabras.
Harry sonrió. Sentado al borde de la cama de su mejor amiga, se dio cuenta de que ya no le importaba nada de lo que lo había angustiado tanto antes. Ser solo amigo de ella, ser algo más... Ya no importaban esas estupideces de la vida adolescente. En sus reflexiones, había sentido que quizás no había sido honesto con Verity cuando le dijo que no había química entre él y Hermione, que no le había generado "sensaciones en el estómago"… Sí, probablemente sí lo había hecho. Probablemente Hermione no era solo una idealización, era realmente la chica perfecta…
Pero todo eso ya no importaba, y aceptarlo le trajo una calma inmensa. Aceptar que lo importante era que ella estaba viva. Viva y con un largo futuro por delante, con una larga vida que podría no haber tenido si las cosas hubieran salido mal...
Y Verity también. Y eso era algo tan bueno, luego de la espiral de locura de la noche anterior, que incluso lo hacía sentirse optimista a pesar de todas las cosas terribles e irreversibles que habían ocurrido.
"Harry también está lidiando con la pérdida de Sirius", había escrito Hermione en el diario. Sí, la verdad era que sí. Su padrino había significado mucho para él, a pesar del poco tiempo que tuvo a su lado, que debió ser de muchos años y acabó siendo de solo un encuentro al final del año escolar anterior y otro ahora, apenas unos meses después... Durante algún tiempo, sabía que el dolor producido por su pérdida lo acompañaría… Y también sufriría la muerte de Draco, por supuesto. Y la de Bellatrix… Todos ellos habían demostrado ser grandes héroes…
Esa mañana, además, Harry se había despedido de Verity…
-¿Segura que no te quedas para el Baile de Navidad? -le había preguntado Harry. La había acompañado hasta las verjas bordeadas con las columnas que terminaban en cerdos alados, tras las cuales la chica se tomaría el Autobús Noctámbulo para regresar al Callejón Diagon. -Prometo que esta noche nadie va a matarte.
Verity rió.
-Sí, segura -la adolescente le sonrió-. Espero que esta última fiesta les resulte mejor que las anteriores.
-Sí, yo también lo espero.
-Gracias por todo, Harry. De verdad eres increíble. Has luchado contra el mago que abusó de mi madre durante largos años y que quería matarme. Has demostrado ser un hombre de verdad, y cualquier chica tendrá mucha suerte de estar contigo. Nunca olvidaré todo lo que hiciste por mí. Yo sabía cuando te conocí que no eras un pervertido que espiaba chicas en las duchas, como te pintaban. Ya me imaginaba que eras todo lo contrario.
Verity entonces se acercó a él y le dio un beso en la mejilla. Harry se ruborizó, lo que lo hizo sentirse un imbécil, porque la luz del brillante sol de la mañana permitió a Verity ver eso claramente. Pero la chica fingió no notarlo.
-Tú también estuviste increíble luchando contra él, Verity.
Le generaba un nudo en el estómago despedirse de ella por segunda vez, esta vez siendo ella la que se iba en vez de él. Pero, al igual que con Hermione, supo que lo importante era que Verity estaba viva, y que estaría bien. Eso solo era suficiente para opacar la amargura de la despedida y reemplazarla con una extraña felicidad. Además de eso, sabía que jamás podría haber terminado junto a ella. No porque fuera Squib, sino porque no estudiaba en Hogwarts, y por lo tanto no habrían podido estar juntos.
-Más vale que ese Stan te trate bien -murmuró Harry, y Verity rió de nuevo. Volvía a ser la chica feliz que había conocido, esa que reía a cada rato. Se lo quedó mirando con una sonrisa durante un largo momento.
-No hay muchos chicos como tú, Harry -le dijo-. Me gustó conocerte… Cuando acabes Hogwarts, en unos años, si no estás con nadie mándame una lechuza, ¿de acuerdo?
Y le guiñó un ojo, provocando que el estómago de Harry se retorciera.
-Sí, claro -dijo él, sonriéndole también-. Si no estoy en Azkaban, o me expulsan de nuevo…
Ambos rieron.
Entonces Verity alzó una mano en el aire, a pesar de que no había nada más que el extenso espacio verde con parches de nieve en el camino hacia el pueblo mágico, más allá de la entrada a los terrenos de Hogwarts; y de pronto un autobús de tres pisos apareció en el aire, saliendo de la nada, y Verity subió en él. Harry alcanzó a distinguir a Ernie, el conductor, y al nuevo adolescente que ahora reemplazaba a Stan para cobrar el boleto y acomodar el equipaje de los pasajeros.
Antes de que se cerrara la puerta tras ella, Verity miró hacia atrás y le sonrió una vez más. Entonces Ernie pisó el acelerador a fondo y el autobús salió disparado como un cohete, desapareciendo de la vista al instante.
De nuevo en el presente, Harry estaba sentado al borde de la cama de Hermione, recordando aquello… cuando oyó ruidos en las escaleras.
¡Alguien venía!
Enseguida corrió hacia la ventana y saltó de cabeza por ella, sin escoba ni nada. Harry cayó en picada desde lo alto de la torre Gryffindor, de cabeza y con los brazos extendidos, como un clavadista olímpico. Desapareció de vista fuera de allí.
Entonces se abrió la puerta del dormitorio y Hermione entró por ella. Dejó su mochila sobre su cama y se sentó al borde de ella, en el mismo lugar exacto donde había estado Harry antes.
Se quedó allí, mirando al frente con una mirada melancólica. El sol de la tarde caía desde la ventana sobre su cabello castaño claro, y sus pestañas se agitaban…
Levantó la cabeza, sorprendida, al ver una llamarada de fuego surgir fuera de la ventana. La chica se puso de pie de un salto justo cuando la bola de fuego se metió en su dormitorio: era un ave fénix. Esta pronto giró sobre sí misma y se convirtió en nada más y nada menos que Harry.
Ahora el chico estaba de pie ante ella en medio del dormitorio.
-¿Se puede…? -preguntó de forma nerviosa.
-Sí… -ella asintió, asustada por su súbita aparición.
-Perdón por aparecer así…
Harry se quedó allí de pie, precavido.
-Está bien, descuida. Es que aún no me acostumbro a tu forma de animago.
Un corto silencio.
-¿Cómo estás?
-Bien… de verdad -ella le sonrió-. Viva. Gracias a Draco y a ti.
-A Draco, realmente…
Otro corto silencio. Ahora Hermione lo miraba fijamente y Harry se sorprendió al ver que le sonreía abiertamente.
-¿Quieres ir a buscar pareja para el baile? -preguntó la chica de pronto.
-¿Cómo dices…? -Harry no estaba seguro de haber oído bien.
-Vamos, Harry, hay que conseguir pareja para esta noche. ¡Faltan solo unas horas! No puedes ir solo, eres un Campeón.
-¿Cómo sabes que no tengo pareja aún?
-¿La tienes?
La expresión de Harry lo delató. Hermione le dirigió otra sonrisa.
-Ven, vamos. ¡Si no conseguimos cita para la puesta del sol, el que haya quedado sin pareja tendrá que ir con un escreguto!
-O con Eloise Midgen -bromeó Harry, mientras salían del dormitorio.
Bajaron juntos por las escaleras de caracol, que Hermione desactivó con un finite para que Harry no cayera resbalando por ellas.
-¿Sabías que Eloise tiene pareja?
-¡No hay forma! Estás jodiéndome…
-¡No! -Hermione le miró abriendo mucho los ojos-. Irá con ese tal Aesir, de Durmstrang.
-Wow. La verdad es que me alegro por ella. Y por sus granos. De seguro estarán muy contentos.
-¡Qué pesado! -exclamó Hermione, pero no pudo contener la risa. Ambos rieron mientras llegaban a la Sala Común.
-No puedo creer lo rápido que repararon todo Hogwarts -dijo Harry, impresionado-. Ya no queda ni una quemadura. ¿Cómo lograron esto de la noche a la mañana?
-Fácil -dijo entonces una nueva voz, que acababa de aparecer junto a ellos-, con magia.
Era Ron. Había saltado de una butaca al verlos y había corrido a su encuentro.
-¡Hola, Ron! -lo saludó Hermione, sonriente.
-¿Con magia? -preguntó Harry-. ¿Quién? ¿Dumbledore?
-Sí, parece que solo quería hacer trabajar un poco a Filch primero, haciéndole hacer reparaciones de forma muggle para que colaborara un poco -explicó Ron, caminando ahora junto a ellos-, pero luego decidió que quería hacer el Baile de Navidad en el Gran Salón esta noche, así que finalmente sacó su varita mágica y en cinco minutos dejó el castillo como nuevo él mismo.
-Ese Dumbledore… -Harry sonrió.
-De seguro no fue tan así, Ron -discutió Hermione, mientras los tres salían juntos por el orificio del retrato hacia el corredor del séptimo piso-. De seguro Dumbledore tuvo más motivos para no haberlo reparado antes.
-Qué no -discutió Ron, y Harry sintió que se avecinaba una de las clásicas discusiones entre sus dos mejores amigos.
Y eso lo hizo sentirse tan pero tan bien, y tan pero tan en casa, que sintió que su pecho se hinchaba de felicidad.
-¿Cómo sabes tú eso? -discutía Hermione, mientras iban descendiendo varios tramos de escaleras-. ¿Y qué haces aquí, Ron, por cierto? ¡Te han expulsado! Se suponía que anoche era tu última noche y que hoy debías volver a La Madriguera.
-¿Tan poco te gusta verme?
-Sí, Ron, yo también me pregunto eso -dijo Harry-. ¿Qué pasó? ¿Te han admitido de vuelta? -preguntó esto último esperanzado.
Ron le guiñó un ojo.
-¿Tú que crees? Dumbledore me citó a su despacho a primera hora para anunciármelo. Como compensación por mis extraordinarios servicios al colegio durante el secuestro del carruaje, anoche. Fleur y yo piloteamos el carruaje de regreso a Hogwarts y lo estacionamos con todo el mundo ileso.
Se jactó de eso mientras se miraba las uñas, con superioridad.
-¿Y eso qué? -discutió Hermione-. Harry, Pansy, Bellatrix, Verity, Sirius, Snape, Draco… y yo, todos nosotros luchamos en la piel contra Lucius Malfoy. Cara a cara. Tú ni siquiera le lanzaste un puto expelliarmus.
-¡Te pasas! -saltó Ron, indignado.
Estaba por estallar la pelea. Harry decidió interrumpirlos justo a tiempo para cortarla de cuajo.
-Hermione y yo estábamos a punto de ir a buscar pareja, Ron -dijo, con un cambio de tema tan abrupto que los dejó a ambos descolocados-. Tú irás con Fleur, ¿verdad?
-Sí, claro. Es mi novia.
-Bueno, acompáñanos a tirarle el lazo a alguien antes de que se haga de noche, o acabaremos con Marietta Edgecombe y Blaise Zabini…
-¿Por qué no van el uno con el ot…?
El pisotón que Harry le encajó fue tan obvio que Hermione tuvo que mirar a otra parte para fingir que no lo había notado, y Ron tuvo que morderse la boca para ahogar el grito de dolor.
Harry lo miraba con los ojos exageradamente abiertos.
-No es mi culpa que no me pongan al día con sus vidas amorosas… -susurró él, sin poder disimular la mueca de dolor.
Cuando bajaban las escaleras del cuarto piso, Harry le dio una palmada en el hombro.
-Es bueno que estés de vuelta, amigo -le dijo, y ambos intercambiaron una sonrisa.
…
-Recuerdo todo lo que pasó en la fiesta -decía Hannah, molesta. Fulminaba a Ernie con la mirada. -Recuerdo claramente lo que dijiste… ¿Cómo pudiste…? ¿Cómo pudiste ponernos a todos en peligro solo por tu deseo egoísta de demostrarle a todos que no eres el único sexópata de Hogwarts…? Y para colmo no has demostrado nada, porque si todos estaban bajo los efectos de tu poción, entonces no cuenta como demostración de nada…
Ernie no decía nada. La miraba fijamente y parecía avergonzado. Hannah hablaba de su confesión, la que él le había dirigido la noche anterior en el carruaje, mientras estaban desnudos y en ese extraño estado donde valía todo. Ernie le había confesado que él había sido el causante del incendio en la fiesta de Slytherin.
-Me has engañado, primero abusando de mí cuando estaba ebria y luego cuando me ocultaste que tú habías sido el culpable de eso… Creí tus mentiras como una estúpida, estuve contigo pensando que tú me habías salvado, pero en verdad tú habías sido el culpable de que todo eso pasara en primer lugar…
-Hannah, yo…
-Por Merlín, ¿qué habría pasado si ayer no hubieras acabado confesándomelo por estar bajo los efectos de ese lo-que-sea que nos agarró a todos…? -Hannah se tapaba la boca con una mano, con sus ojos brillando por las lágrimas-. Nunca me habrías dicho nada… ¡Jamás lo habría sabido, y tú no habrías tenido ningún problema en que yo esté contigo engañada, sin saber la verdad…! Si no fuera por lo de ayer… ¿Tú también hiciste eso? ¿Fuiste tú también?
-¡No! -saltó Ernie, consiguiendo energías por primera vez en toda la discusión-. ¡Lo de anoche no fui yo, esta vez sí que no! ¡Te lo juro!
-Incluso si tú no fuiste, eso no cambia nada… Pero, ¿cómo saberlo, verdad? ¡Si eres un mentiroso! No volveré a creerte nada nunca, Ernie. Eras mi mejor amigo, pero lo arruinaste todo. Tiraste nuestra amistad a la mierda para tener un poco de sexo y para defender tu ego… Espero que lo hayas disfrutado, ¿sabes...? Espero que hayas disfrutado aprovecharte de mí, porque es lo último que verás de mí en tu vida.
Y con los ojos brillando por las lágrimas, Hannah se marchó a pasos largos por el pasillo de las cocinas, rumbo al vestíbulo. Y Ernie se quedó allí solo, junto a la entrada de la sala común de Hufflepuff.
Unos elfos domésticos pasaban por allí en ese momento, rumbo a las cocinas, cargando pilas y pilas de comidas de todo tipo para la fiesta, en largas torres que se balanceaban y oscilaban mientras las pequeñas criaturas las llevaban en sus bracitos. Entre ellos estaba Dobby, que le dirigió al chico una mirada de reproche y negó con la cabeza.
Ernie se tapó la cara con la mano, dio la vuelta y regresó a su sala común, abatido.
…
Ginny estaba sola, sentada contra el amplio alfeizar de una ventana en el pasillo del séptimo piso. Miraba hacia afuera, hacia el brillante cielo de la tarde. Era lindo poder volver a ver los terrenos de Hogwarts, el bosque y las montañas a lo lejos desde allí arriba. Había extrañado Hogwarts, aunque solo hubieran estado hospedados en el carruaje de la escuela invitada un par de días.
-¿Ginny?
Al oír esa voz, sintió que los latidos de su corazón se detenían. Giró la cabeza hacia el lado del pasillo otra vez y vio que Luna estaba de pie ante ella, sosteniendo su mochila color amarillo en un hombro y mirándola con su típica expresión soñadora. Llevaba unas espectrogafas que se había levantado sobre la cabeza. Además, tenía puestos sus aretes de rábanos.
-Hola, Luna.
-¿Puedo sentarme contigo?
Ginny se la quedó mirando, seria, y luego asintió.
Luna se acercó a ella y Ginny se enderezó para hacerle lugar. Quedaron ambas sentadas junto a la ventana, mirándose a los ojos.
Por unos segundos, ninguna dijo nada. Entonces, finalmente, Luna dijo:
-Quería pedirte que te disculpes conmigo.
Ginny de inmediato abrió la boca exageradamente, adoptando una mueca de indignación.
-¿Perdón?
-¡Tú has sido la que se enojó conmigo porque besé a Padma Patil en la fiesta de Gryffindor! -estalló Luna-. ¡No has vuelto a hablarme desde entonces! ¡Pero todas las veces que estuvimos bajo los efectos de alguna cosa mágica, como anoche, hemos vuelto a estar juntas, lo que significa que nos queremos y que tenemos algo hermoso juntas, y que tenemos que luchar juntas para recuperarlo!
Dijo todo eso a los gritos y al borde de las lágrimas. Ginny seguía indignada.
-¿Dices que yo tengo que disculparme contigo…? ¡Fuiste tú la que se besó a Padma, no yo!
-¡Todos hemos hecho todas esas locuras en todas estas fiestas que pasaron! ¡Tú te cogiste a esa Adrienne anoche, te vi! ¡Y luego a tus hermanos, y luego a Harry…!
-¡Nadie estuvo bajo los efectos de nada raro en la fiesta de Gryffindor, Luna, no pongas eso como excusa! ¡Estabas siendo tú misma cuando besaste a Padma!
La discusión fue subiendo de tono y poniéndose más candente a cada segundo.
-¡Fue porque habíamos acordado ser una relación abierta!
-¡Te dije que eso fue solo para cogernos a Melanie Sanders! ¡Luego de eso, no sería una relación abierta!
-¡JAMÁS DIJISTE ESO EN ESE MOMENTO!
-¡NO DEBISTE BESAR A PADMA!
-¡BESO A QUIEN ME DA LA GANA! -chilló Luna, como histérica.
-¡PUES BÉSAME A MÍ AHORA ENTONCES! -gritó Ginny.
Acto seguido, las dos se lanzaron hacia adelante y empezaron a besarse con locura, despeinándose con las manos la una a la otra y metiendo la lengua hasta el fondo de la boca de la otra, mientras se abrazaban contra la ventana y apretaban sus cuerpos entre sí con locura…
Veinte minutos después, lograron despegar sus labios de los de la otra unos breves segundos, que usaron para tomar aire.
-¿Quieres ir al baile conmigo? -susurró Luna.
-Me encantaría -respondió Ginny, y volvieron a besarse.
…
-De acuerdo, aquí voy -dijo Harry.
-Suerte, amigo -dijo Ron, dándole una palmada en la espalda.
Harry caminó a través del corredor hacia el grupito de chicas que charlaban y reían. Cuando vieron que Harry se acercaba, de inmediato rompieron en unas risitas femeninas que lo pusieron nervioso.
¿Por qué las chicas tenían que hacer eso? Solo hacía que la situación fuera más difícil.
Leanne se tapó la boca para contener la risa. Harry la ignoró y se dirigió a otra de las chicas del grupito.
-Hola, Katie, ¿cómo estás?
Katie Bell estaba muy sorprendida de que Harry se hubiera acercado a hablarle.
-Ho-Hola, Harry…
-¿Tienes un segundo? -Harry le indicó con la cabeza que lo acompañara a otra parte del corredor, lejos de sus amigas, y Katie aceptó.
Se alejaron de las demás chicas, que de inmediato rompieron en carcajadas todas juntas.
Cuando estuvieron en una zona apartada del corredor, Harry tomó valor y le dijo:
-Estaba preguntándome si tenías pareja para el baile… Imagino que quizás sí, ya que faltan solo unas horas y muchos chicos querrían ir contigo. Pero, de no ser así…
Pensó que aceptaría ir con él. Ella había dejado claro que él le gustaba cuando tuvieron ese encuentro en los lindes del Bosque Prohibido más de una semana atrás, cuando ella le pidió que le relatara el momento en que se había masturbado en la ducha, espiándola. Ella misma había empezado a tocarse a sí misma por encima del pantalón mientras le pedía que le relatara aquello… Harry entonces había entendido por qué Katie no había querido tomar medidas contra él luego de que se publicaran esas fotos: Él le gustaba.
Katie miró por sobre el hombro de Harry. Ron estaba en la otra punta del pasillo, fingiendo interés en un tapiz de unas brujas que bailaban salsa.
-Voy a ir al baile con Neville -dijo Katie entonces, y Harry asintió, sintiéndose derrotado-. Hemos empezado a tener cierta… conexión, digamos, luego de ayer. Así que la verdad es que estoy emocionada de ir con él.
Lo cierto es que la chica había estado albergando ciertas esperanzas de que Harry la invitara. Pero luego había conectado con Neville en la fiesta, y nuevos sentimientos despertaron en ella… Luego de eso, Neville la había invitado al baile, esa misma mañana, y ella aceptó ir con él.
-Claro. Sí, lo entiendo. Bueno, en ese caso…
Harry estaba por irse, pero ella siguió hablando.
-La verdad es que siempre me gustaste, Harry -le dijo eso de una forma tan directa que él se quedó de piedra-. En otra época de mi vida, me habría odiado a mí misma por rechazar una invitación para ir al Baile de Navidad contigo. Pero ahora algo cambió…
"Y no, no es el hecho de que me espiaste. No es el hecho de que me dijiste que, si no hubiera sido yo la que estuvo en esa ducha ese día, entonces habrías espiado a quien sea que hubiera estado allí. No tiene nada que ver con que esté decepcionada de ti o algo así. Todo lo contrario, anoche has vuelto a demostrar ante todos que eres el héroe que todos sabíamos que eras, enfrentándote a Lucius Malfoy de forma muy heroica, tal como te has enfrentado al Innombrable en primer año cuando estaba en la parte de atrás de la cabeza de Quirell; tal como te enfrentaste a su recuerdo en la Cámara Secreta en segundo año, para salvar a Ginny, bajando con Ron por la entrada secreta en el baño de Myrtle la Llorona luego de descubrir el misterio, habiendo seguido a las arañas desde la cabaña de Hagrid y hacia el Bosque Prohibido, donde Aragog quiso matarlos, pero huyeron gracias al Ford Anglia encantado por el padre de Ron…
Harry la miraba con la frente arrugada, muy confundido.
-…Y lo has hecho viajando en el tiempo una vez más, como al final del último año escolar -siguió ella, hablando a toda velocidad-, donde has regresado con Hermione luego de que ella te confesara haber usado el giratiempos durante todo el año para poder asistir a todas sus asignaturas; pero esta vez, en lugar de volver en el tiempo para salvar a Buckbeak y a tu padrino, lo has hecho para salvar a Hermione, a Verity y a Snape…
"Has demostrado una valentía incluso mayor que en la primera prueba del Torneo de los Tres Magos, cuando te enfrentaste al peor de los cuatro dragones solamente con tu varita y habiendo aprendido el encantamiento convocador para conseguir tu Saeta de Fuego solo unos días atrás, con la ayuda de Hermione… Sí, es cierto que recibiste ayuda de Ron también, que aún estaba peleado contigo, que te dijo en qué consistía la prueba haciendo que Hermione te dijera: "Ronald me pidió que te dijera que Seamus le dijo que Dean le dijo a Parvati que Hagrid te busca", pero lo cierto es que Seamus nunca había dicho nada, ¡había sido Ron desde el principio…!
Katie tuvo que detenerse para recobrar el aliento. Había estado hablando tan deprisa que se quedó sin aire. Harry la miraba boquiabierto.
-Katie, ¿cómo carajos sabes tú todo eso?
-Es una larga historia -dijo ella, agitando su cabello castaño en el aire-. El punto, Harry, es que soy una Potterhead. Eso significa que soy fan de Harry Potter. ¿Y sabes qué tenemos muy pero muy en claro los fans de Harry Potter?
Harry negó con la cabeza, aturdido.
-Que la mejor pareja de Harry Potter es y siempre será Hermione Jean Granger -sentenció Katie, contundente-. Nos importa una puta mierda si es o no es canon, si J. K. Rowling dice que se arrepiente de que no terminaran juntos o si no se arrepiente… Nos importa una mierda. Porque, si buscas cuántos fanfics se han escrito sobre cualquier pareja en el universo de Harry Potter, encontrarás que la mayoría de la gente ama el Harmione, y por eso mismo es que yo no puedo ser tu pareja esta noche, Harry. Soy demasiado Potterhead para permitir algo así.
Harry se la quedó mirando completamente estupefacto y boquiabierto. ¿Acaso Katie estaba drogada?
-Pero Hermione solo quiere ser mi amiga -le dijo, titubeando-... Hemos pasado por todo un viaje de redescubrimiento de nuestra relación… Hemos superado eso...
-Sí, sí, bla, bla -Katie hizo un gesto de impaciencia mientras sacudía su melena castaña otra vez-. Bueno, Harry, será mejor que me vaya. Tengo que ver el vivo de Capa Invisible y luego prepararme para la fiesta. ¡Que lo pases bien esta noche!
Le dirigió una sonrisa, se dio la vuelta y regresó con sus amigas.
Aturdido y confundido, Harry hundió las manos en sus bolsillos y regresó con Ron.
-¿Por qué tardaste tanto? -se quejó este-. ¿De qué hablaba tanto Katie?
-No tengo idea… -admitió Harry.
-¿Irá al baile contigo?
-No. Irá con Neville.
-¿Es decir que toda esa charla fue para nada? Qué pérdida de tiempo, amigo. No te queda casi tiempo. Yo digo que invites a Pansy.
-¿Por qué insistes con eso?
-Porque dijiste que en el juego de Fred y George en verdad te había salido ella como pareja.
-Fue solo un juego de mierda. Ha pasado de todo desde entonces.
-¡Pero Fred y George aseguraron que el encantamiento que le pusieron haría que te salga tu pareja ideal de Hogwarts! ¡Y te salió Pansy! ¡Eso significa que ella es y siempre fue tu alma gemela! Además, anoche estuvo de puta madre, es toda una heroína de acción como tú. ¿Viste cómo disparaba esa arma muggle? Estaba desnuda y llena de sangre, y así herida y todo caminó hacia Lucius y le acertó cada disparo directo en el cuerpo. Hasta a mí me hubiera calentado ver eso en otro tipo de situación…
-¡Ron! ¡Tú estás con Fleur!
-Claro, Harry, lo sé. Por eso dije que en otro tipo de situación.
-Ah, pensé que hablabas de todo el horror y las muertes…
-Sí, eso también…
En ese momento, Hermione apareció, reencontrándose con ellos.
-¿De qué hablan?
-¡De nada! -dijeron ambos de inmediato y al unísono.
Harry sintió que su corazón daba un vuelco. Recordó las palabras de Katie: La mejor pareja de Harry Potter es y siempre será Hermione Jean Granger…
Pero habían quedado en ser amigos... Y eso parecía ser lo mejor. ¿Acaso debía intentarlo una vez más con ella? ¿Acaso, antes de descartar esa posibilidad para siempre, debía decirle a Hermione ahora mismo, y antes de que consiguiera una pareja cualquiera para el baile, que quería ir con ella…?
Pero entonces Hermione le sonrió y le dijo:
-Ya conseguí pareja para el baile.
Harry se esforzó por devolverle la sonrisa.
-¿Ah… ah, sí?
-Sí, Michael Corner. ¿Qué te parece?
-Yo creo que es un puto engreído -dijo Ron, encogiéndose de hombros-. ¿Qué no anduvo con Pansy en algunas de las fiestas? Estoy seguro de que lo vi con ella. Pero ya no están juntos, Harry -añadió, y le guiñó un ojo desde atrás de Hermione.
Esta última se dirigió a Harry, ignorándolo.
-¿Qué me dices de ti, Harry? ¿Encontraste pareja?
-Yo… yo…
Harry sintió un nudo en la garganta. Por algún motivo, no quería decirle a Hermione que Katie lo había rechazado. Entonces miró alrededor, desesperado. Vio que Katie y sus amigas habían desaparecido. No había nadie más en ese corredor aparte de ellos… y Hannah Abbott, de Hufflepuff, que acababa de aparecer caminando por allí, sola.
-…Estaba a punto de pedírselo a ella -dijo Harry, señalando a Hannah con discreción. Ron se lo quedó mirando sorprendido. -¡Ya vengo!
Harry entonces se abrió paso entre sus dos amigos y fue rápidamente hacia el otro lado del corredor para alcanzar a Hannah antes de que ella desapareciera escaleras arriba.
-¡Oye, Hannah! -la llamó, al llegar a su lado.
La chica alta y de cabello rubio se lo quedó mirando. Harry sentía cierto nivel de aversión hacia ella, porque recordaba claramente que la había visto usar esas insignias de "Apoya a Cedric - Potter apesta" semanas atrás. Pero trató de olvidarse de eso. Necesitaba pareja urgentemente, en especial luego de que Hermione acabara de conseguir una, y esta chica acababa de aparecer por allí sola, sin un molesto enjambre de amiguitas rodeándola y riendo como estúpidas. Así que era la persona ideal.
-Harry… -masculló Hannah, con la voz tomada. Parecía como si hubiera estado llorando. -Hola…
Harry frunció un poco el ceño al ver su aspecto. No lucía muy bien.
-¿Estás bien? -le preguntó.
-Sí… Sí, eso creo -la chica se limpió la cara rápidamente con la mano.
Que no tenga pareja… Por favor, que no tenga pareja…
Harry tomó valor. Era el momento.
-Yo… Quería preguntarte… Quería saber si querías ir al baile de esta noche conmigo.
Hannah quedó pasmada por la sorpresa. Se notaba que no se había esperado eso.
-Eeeemmm… -lo pensó unos instantes, sin salir del asombro, y entonces hizo un extraño gesto con la cabeza, casi como diciéndole "me da lo mismo". Pero luego lo rectificó a una suerte de sonrisa y dijo: -Sí. Supongo que está bien. Iré contigo.
Harry le sonrió.
-Te veré en el vestíbulo a las nueve entonces.
-De acuerdo.
La chica se marchó escaleras arriba y Harry volvió con sus amigos.
-¿Dijo que sí? -preguntó Hermione con mucho disimulo, a pesar de que Hannah ya se había perdido de vista.
Harry asintió, fingiendo indiferencia.
-Sí. ¿Lo ven? Pan comido -entonces fingió que bostezaba, como si eso de invitar una pareja fuera una estupidez para él. Consultó la hora en su reloj de muñeca. -Ya es la hora de cenar. Muero de hambre. ¿Vamos?
-Sí, vamos -coincidió Ron. Empezaron a bajar los tres juntos hacia el Gran Salón. -Estoy que me como un hipogrifo.
-Tú siempre estás que te comes un hipogrifo… -masculló Hermione entre dientes. Entonces abrió los ojos, acordándose de algo de pronto, y los detuvo, extendiendo ambas manos delante de ellos. -Oigan, hablando de hipogrifos, ¿qué pasó con Buckbeak? Ya saben… Si estaba con Bellatrix y Sirius…
-Está con Hagrid -le dijo Harry, con la voz apagada-. Fui a verlo hace un rato. Lo está cuidando él, bajo el pseudónimo de Witherwings… No creemos que nadie vaya a darse cuenta. Lo mezcló con sus otros hipogrifos, y estará con ellos… De todas formas, ya no hay nadie que tenga nada contra él…
Hermione entendió que se refería a Draco y Lucius. Fue un momento tenso, pero entonces ella asintió y reemprendió el camino hacia el Gran Salón.
-Vamos a comer -dijo, animada de vuelta-. Tenemos otra larga noche por delante.
…
Justin y Susan estaban juntos en la sala común de Hufflepuff, en uno de los dormitorios. El chico, siempre sonriente, se había quitado la camiseta y le exhibía su pecho desnudo, con marcados abdominales producidos por la ejercitación que había estado haciendo últimamente. Susan se había quitado todo menos la ropa interior. Sus abultados pechos tensaban la tela de su brasier color carne.
-Tenemos que prepararnos para el baile… -susurró ella, sonriéndole.
Justin se acercó y le dio un suave beso sobre la punta de su cabeza, sobre su cabello pelirrojo.
-Lo haremos, claro que sí -le dijo, sin dejar de sonreír. Entonces le apoyó una mano encima de su pecho izquierdo, sobre la tela del brasier. -En cuanto terminemos de coger, vamos directo para allá…
Susan rió. Bajó una mano hasta la entrepierna de Justin y le bajó la cremallera del pantalón.
-De acuerdo -le dijo, levantando la cabeza para darle un beso en los labios.
Ginny abrió el grifo. El agua de la ducha empezó a caer, provocando que el vapor se elevara en el aire. Se volvió hacia Luna, que estaba tras ella.
No dijeron nada. No había necesidad de poner nada en palabras. Habían ido juntas al baño de mujeres de la sala común de Ravenclaw y se habían metido juntas a una de las duchas. Por algún motivo, las chicas de Ravenclaw tenían en su sala común unas duchas individuales enormes donde había banquitos privados dentro de cada una y una zona para dejar las cosas, además del área bajo la lluvia, donde caía el agua. Y en lugar de cerrarse con cortinas de tela, cada ducha tenía una puerta y podían cerrarse con llave.
Luna giró en ese momento la llave sin dejar de mirar a Ginny de forma seductora. Entonces se corrió el bretel de su blusa color celeste, y este cayó por su hombro…
Ginny observó cómo Luna bajaba el otro bretel luego. El sonido del agua salpicando en el suelo de azulejos llegaba desde detrás de ella…
Krum estaba en su cama, completamente desnudo, con las piernas totalmente abiertas. En la zona de su entrepierna, podía verse el cabello castaño de Cedric, cuya cabeza estaba hundida sobre su pene.
-Oh… -gemía Krum, con un acento nórdico incluso en sus gemidos-. ¡Oooohhhhh!
Cedric movía la lengua sobre su pene y lo tragaba rápidamente, succionándolo a toda velocidad.
-¡Oooooohhhhhh! ¡Sug den hardere!
Justin alzó a Susan en brazos y la llevó hasta la cama. Ella le sonreía mientras lo miraba a los ojos. La sostenía por debajo de la espalda y de las piernas. Estas estaban desnudas, y lo único que tapaba su cuerpo de la vista allí abajo era su calzón blanco. La piel de su trasero se erguía cerca de sus manos, un trasero firme y duro…
Justin la apoyó en la cama y se lanzó sobre ella. Susan extendió los brazos y lo atrajo hacia sí, tirando de él. Justin cayó sobre ella al tiempo que la chica abría las piernas, permitiéndole que apoyara su pene sobre su calzón blanco. Se había bajado el pantalón, y pronto se lo quitó por completo.
Susan se quitó el sostén. Luego el calzón. Justin se apoyó sobre ella y experimentó la dulce sensación de su pene caliente apoyándose sobre su vagina desnuda.
Y empezó a penetrarla rápidamente contra la cama.
-¡Ooooooohhhhhhhhhh!
Ginny terminó de quitarse el calzón y lo lanzó por el aire. Este voló más allá de donde estaba Luna, aterrizando justo sobre el picaporte de la puerta.
Luna, que ahora estaba desnuda de la cintura para arriba, se masajeaba los pechos, los apretaba y los soltaba mientras miraba fijamente a Ginny con sus ojos azules. Esta última acababa de meterse a la ducha, sola, y su cabello pelirrojo quedó empapado por el agua, pegándosele al cuerpo.
Ginny se empezó a pasar el jabón por encima de las tetas, la vagina y las piernas, sin dejar de mirar a Luna de forma provocativa. Esta última se bajó el calzón mientras meneaba las caderas, hasta que llegó al suelo y lo dejó ahí. Entonces empezó a pasarse los dedos por encima del clítoris, mientras respiraba agitada mirando a Ginny.
Esta última le sonrió desde la ducha. Levantó un dedo hacia ella y le indicó con este que se acercara, sin dejar de sonreír…
Krum aferró a Cedric por la cintura. Este se sentó encima suyo y abrió las piernas. El pene de Krum empezó a abrirlo por el ano, mientras Cedric gemía y subía y bajaba encima de él, en la cama de su habitación de la sala común de Hufflepuff…
En el dormitorio de al lado, Susan extendió ambos brazos para aferrarse al cabezal de la cama, mientras Justin se dejaba caer sobre ella, embistiéndola contra el colchón.
-¡OOHHHHHHHHHHHHH! ¡AY, JUSTIN! ¡AAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!
Ginny se puso de espaldas contra la pared e irguió su trasero, que era gigantesco. El agua de la ducha cayó sobre este. Luna se puso en cuclillas y se arrodilló en el piso de la ducha, con su cara enfrentada a las nalgas de Ginny. El agua de la ducha le cayó en la cabeza. El pubis de Ginny era visible entre sus glúteos a centímetros de su cara, de un color rosado y totalmente depilado.
Luna abrió la boca, sacó la lengua y le dio una lamida justo sobre los labios vaginales, desde atrás.
Relamiéndose de placer, Ginny irguió más el trasero, y sintió que la lengua de Luna se le metía dentro del orificio vaginal.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! -los gritos de Susan habrían llegado hasta el despacho de Dumbledore de no ser porque Justin, que ya la conocía bien, le había lanzado un encantamiento muffliato a la puerta del dormitorio.
Le eyaculó adentro, al tiempo que Susan arqueaba la espalda y le clavaba las uñas pintadas de rosa en la piel, temblando desde las arqueadas puntas de los pies hasta sus labios que Justin besaba con delicadeza, producto del fuerte orgasmo que la invadía.
El semen empezó a chorrear fuera de su vagina y sobre las sábanas de la cama. Justin le quitó el pene de adentro y la abrazó mientras la besaba más y más en los labios.
-¿Qué tal estuvo? -le preguntó.
Susan sonrió y le acarició el cabello con dulzura.
-Cada vez mejor… -le susurró, agitada-. ¿Ahora sí deberíamos prepararnos para el baile?
Justin miró la hora en su reloj de la mesa de luz. Era tarde. El Baile de Navidad estaba a punto de empezar.
-Mierda, hay que apurarse.
La ayudó a levantarse, y ambos limpiaron el desorden con sus varitas.
-¡OOOHHHHHHHHHHHHHHHH!
Luna estaba penetrando a Ginny por el coño con un vibrador mágico, uno nuevo que se había comprado por correspondencia de lechuzas apenas unos días atrás, con velocidad de veinte penetraciones por segundo. El vibrador entraba y salía del coño de Ginny tan rápidamente que este estaba todo enrojecido, salpicando todos líquidos vaginales sobre la mano de Luna, que lo sostenía con firmeza mientras abrazaba a la chica por detrás.
Ginny empezó a temblar sin control. Fue sacudida por unos tres orgasmos simultáneos, con su cabello rojo sacudiéndose violentamente bajo el agua de la ducha mientras su cuerpo entero temblaba y sus ojos quedaban en blanco…
El momento terminó y Luna le quitó el vibrador, que mágicamente había detectado el orgasmo de Ginny y se había ido deteniendo lentamente. Luna lo dejó a un lado, sobre el piso de la ducha.
-¿Te ha gustado? -susurró.
Ginny la miró a los ojos, le acarició el mojado cabello rubio y le dio un beso en los labios, mientras el agua caliente caía sobre ambas.
-Ha sido el mejor orgasmo de mi vida…
-Será mejor que nos apuremos si no queremos llegar tarde al baile, ¿no crees?
-De ninguna manera -Ginny negó con la cabeza-. No aún. Es mi turno…
Entonces se puso de rodillas, le abrió las piernas a Luna y metió su cara directo en su vagina. Luna se quedó paralizada por el placer, acarició la cabeza de Ginny y disfrutó de la sensación de sus labios abriéndose sobre su vagina y su lengua penetrándola por el coño.
-¡Ooohhhhhhhhhh! -empezó a gemir Luna, abriendo las piernas tanto como pudo y haciendo presión con la mano sobre la cabeza de Ginny, manteniéndola presionada contra su vagina toda abierta y lubricada-. ¡OOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
Y de esa forma continuaron las historias sexuales en Hogwarts. Historias que irían a continuar, a transformarse y a llenar a todos los alumnos de mucho semen y líquidos vaginales. Pero todos esos líquidos no pueden entrar en estas páginas, porque llega un momento en toda historia donde esta debe acabar, igual que los alumnos de Hogwarts acaban luego de un intenso momento de sexo; y donde el "después" permanece oculto en un infinito espacio de misteriosa seducción que jamás será explicitado en palabras.
Así fue que la historia de nuestros queridos personajes continuó, pero ya no más relatada por la tinta sobre estas páginas. Llegó el momento de decirles adiós y dejarlos continuar cogiendo más allá de los límites de este relato…
Aunque claro, no podemos dejarlos ir sin contar la última parte de su historia, el último capítulo, aquel donde ellos asisten a la última fiesta, el último encuentro erótico; la fiesta que más habían estado esperando…
Así que, con ustedes, el capítulo final:
