Since you've been gone by Walia

Capítulo 2º

Madara y Hashirama adoptaron al pequeño Izuna como si fuera su hijo y le amaron con locura; para ellos era su bebé. Izuna fue tan amado por su hermano mayor y su cuñado, le daban todo lo que podían y más, aunque el cachorro no pedía mucho, solo cariño y amor. E incluso cuando su propio cachorro nació, un año después de que naciera Izuna, siguieron amándole sin que se sintiera desplazado o menos que su propia cría.

Obito Uchiha fue toda una increíble sorpresa que no se esperaban, pues Hashirama se había tomado anticonceptivos para evitar un embarazo. Pero parecía que ese bebé era un cabezota que deseaba vivir; un cachorro que se arraigó al vientre de su madre y prosperó con fuerza y terquedad… La misma fuerza que mostró al nacer en el nido de su hogar, rodeado de sus felices padres y su pequeño tío que miraba con curiosidad el fuerte llanto del gran cachorro que era en realidad su sobrino, pero que crecerían y se criarían como hermanos. Obito era tan diferente a como fue Izuna. Así como Izuna fue silencioso, Obito fue escandaloso y enseguida se puso a berrear; Izuna costó que se prendiera del biberón y costaba que se terminara toda la leche, Obito comía con ansias y chupaba con gran gula del pecho de su 'madre' omega. Izuna nació pequeño, de bajo peso y siendo un cachorrito de apariencia frágil, Obito nació muy grande para consternación de su pobre madre que lo sufrió, con un gran peso y una apariencia regordeta y robusta. Pero ambos cachorros se amaban y habían creado un fuerte lazo de hermandad, se acurrucaban juntos mientras dormían en ese nido, lo que hacía a Madara y Hashirama mirárselos con amor y les hacía sentir un agradable calorcito en el pecho.

Obito e Izuna, Izuna y Obito. Los pequeños siempre iban juntos, jugaban juntos, dormían juntos acurrucados uno junto al otro. Eran ellos dos contra el mundo, Izuna era algo travieso y muy astuto, Obito era bonachón, algo despistado y a veces tenía la boca algo grande, pero siempre estaba dispuesto a ayudar a quien le rodeara y arrastraba a su pequeño tío con él en sus cruzadas, esto hacía sentir orgulloso a Madara y Hashirama. Quizás los cachorros se metían en algunos problemas, pero siempre se apoyaban y ayudaban a los más desfavorecidos y eso fue lo que les llevó a integrar en su pequeño grupo a Hatake Kakashi, un solitario y algo distante cachorro de la edad de Obito. Y aunque al principio Obito parecía odiar mucho al Hatake y meterse con él por su carácter, terminaron siendo muy buenos amigos junto a Izuna. Tan amigos que terminaron adoptándolo al descubrir que el pequeño cachorro peligris estaba solo en el mundo. Kakashi que hasta hacía poco había vivido siempre junto a su progenitor, Sakumo, de pronto un día había llegado a casa y le había encontrado muerto. Sakumo Hatake se había ahorcado no soportando más su situación personal. Así que aunque Kakashi había estado muchos meses viviendo por su cuenta, al final siendo conocedores de su situación, ambos Uchiha le habían obligado a ir a su casa.

–A partir de ahora vivirás con nosotros, Bakakashi.

–Pero…

–Y no se hable más.– Zanjó Izuna que aunque era el más pequeño de tamaño era el que solía llevar la voz cantante.

El pequeño cachorro Hatake compuso una mueca, ¿cómo explicarles a sus dos tercos amigos que eso no solía funcionar así, que sus padres tendrían algo que decir en el asunto?

Esa noche cuando Madara llegó a su hogar tras un día difícil en la comisaria, Hashirama le llevó al cuarto de los pequeños donde había tres cachorros acurrucados en ese nido que habían armado en la habitación sabiendo que a los pequeños les gustaba dormir acurrucados entre ellos.

–¿Y ese quien es?– Observando a la cría peligris protegida entre el cuerpo de su pequeño hermano y su hijo.

–Se llama Kakashi Hatake, ese niño del cual Obito no para de hablar.– Su cachorro era como él, muy expresivo.– Dicen que le han adoptado y que ahora es un Uchiha como ellos.

–¿A si? ¿Y les has explicado que no pueden decidir ellos eso?– Divertido por las ocurrencias de su hijo y hermano.

–Madara…– Se puso solemne Hashirama.–El pequeño perdió a su único padre… Hace un año atrás se suicidó. Ese niño ha estado viviendo solo desde entonces… No tiene a nadie más.

Los ojos brillosos de Hashirama y por como le había abrazado sabía lo que le quería pedir. Suspiró. Era muy triste lo que le había ocurrido a ese niño y, estar viviendo solo desde entonces era terrible. No era algo que no sucediera cada día y la sociedad no hacía nada por esos cachorros, lo cierto es que estaban desbordados en los orfanatos y no era extraño encontrar que esos niños terminaban muriendo en la calle por no tener a nadie que les ayudase o se hiciera cargo de ellos. Aunque a veces las expectativas de ayuda eran peores: niños prostituidos, niños esclavizados, niños usados como soldados por las bandas en sus guerras, niños explotados… Todo dependía de si el huérfano en cuestión era alfa, beta u omega. La peor parte se la llevaban las niñas beta y, sobretodo, los omegas.

–Parece que la familia ha aumentado.– Concluyó.

Hashirama le dedicó una gran sonrisa que iluminó todo su rostro y tras darle un beso, tiró de él de vuelta a la cocina, para poder cenar juntos, mientras hablaban de su día y compartían muestras de cariño; muestras del intenso amor que se tenían.

–Mañana llevaré a los pequeños al parque, tengo el día libre. He quedado con mi hermano, hace tiempo que no he podido contactarle para verle.– Hashirama aunque había cortado los lazos con su familia, pues su padre así lo había querido, había intentado mantener el contacto con su hermanito menor al que adoraba. Mañana quería que Tobirama pudiera pasar tiempo con Obito, Izuna y también Kakashi, ya que ahora formaba parte de su familia también. Lo cierto es que desde que nacieron Izuna y luego Obito, su hermano no había podido conocer al que era su sobrino. Butsuma sabiendo que los hermanos habían estado manteniendo el contacto y no deseando que Tobirama, al que consideraba su único hijo y el único descendiente alfa que tenía, tuviera contacto con un miserable omega que había caído tan bajo. Para evitarlo, había enviado a estudiar al albino al extranjero, a un exclusivo internado; un lugar donde habían estudiado los más importantes alfas y los de más alto rango y nivel.

–¿Has conseguido contactarle?– Hasta ahora Hashirama sólo había podido hablar algunas veces con su hermano, eso le entristecía porque apreciaba mucho a su hermano menor.

–Tobirama me ha llamado y me ha dicho de vernos.– Explicó emocionado.–¿Tu crees que le van a gustar Obito e Izuna?

–Por supuesto, Obito es tu hijo y Tobirama te aprecia.– O antes lo hacía, las veces que pudieron verse y le llevaron con ellos durante su cortejo.– E Izuna y Kakashi vienen en el pack, seguro que también les aprecia.

–Ah, antes los llevaré al hospital, les toca revisión. Quizás hasta es el momento de conocer sus castas…– Solía ser un examen que se hacía más o menos por los cinco años del cachorro, a veces en esos resultados ya se conocía la casta a la que pertenecería el cachorro en un futuro.

–Obito será alfa, es lo más seguro.– El aspecto de su cachorro así lo hacía mostrar, además de que al nacer de un omega masculino era algo casi seguro que sería un alfa. Se decía que los omegas masculinos engendraban fuertes alfas, por eso eran tan buscados y deseados.– Izuna…

Su pequeño hermanito estaba casi seguro de lo que sería: pequeño, delgado, cara hermosa y finita… Por mucho que Izuna mostrara un fuerte carácter.

–Si, pero tiene al más fuerte de los hermanos para enseñarle y protegerle.– Madara estaba enseñando a los cachorros sobre artes de lucha, defensa personal y otros métodos de pelea que les servían para estar protegidos y mantenerse en forma. –Además de que Izuna es alguien de temer… ¿No has visto como lleva a nuestro hijo y a Kakashi?

Madara sonrió estando de acuerdo, Izuna era el cabecilla del grupo y resultaba hasta divertido ver a los otros dos jóvenes más altos y corpulentos haciendo todo lo que el pequeño azabache ordenaba y, asustados cuando Izuna se enfadaba con ellos.

–Es todo un experimentado manipulador… Creo que ha aprendido de ti, Hashi.– Le bromeó mientras le acorralaba contra la cama.

–Mady… No digas esto.– Haciendo un puchero ofendido.–Yo no hago estas cosas y menos contigo…

Y el muy descarado de Hashirama había sonreído travieso, porque si que manipulaba a su amado compañero.

–Mentiroso…

–Pero lo hago porque te amo, tonto.– Mientras se abría de piernas para que terminara de colocarse entre ellas.– Aaah, Mada-ra.

– Me gusta cuando gimes para mi, mi dulce omega.

Madara había penetrado con suavidad a su amada pareja y ahora iniciaba un lento vaivén mientras unían sus labios en dulces besos cargados de amor.

–¿Y Kaka… Mmm, Kakashi?– Susurró entre besos y jadeos cargados de placer.

–Kakashi podría ser alfa o beta, me tiene un poco confundido.

–Yo creo que es alfa también, aunque sea tan tranquilo tiene un fuerte instinto de protección.– Y más ahora que se estaba abriendo a ellos y estaba dejando esa carcasa de protección en la que se había encerrado tras la muerte de su progenitor.

–Puede ser… Pero ahora me gustaría seguir amando a mi dulce omega.

–Jejejejeje, te amo alfa.– Llevando sus piernas a la cadera de su pareja para quedar más unidos mientras se amaban.

–¿Te he dicho alguna vez lo que llegan a gustarme tus piernas?– Hashirama asintió con una sonrisa divertida en sus labios.– ¿Y como me gusta cuando me rodeas con ellas?

Claro que sabía eso, por eso le gustaba hacerlo… Había un placer muy excitante en rodear con sus piernas las fuertes caderas de Madara, sentir como el alfa apretaba sus muslos en los momentos de máximo éxtasis. Lo adoraba.

Esa mañana, Hashirama salió de su hogar acompañado de los tres cachorros. La revisión en el hospital fue bien, los niños estaban sanos y tal como habían estado hablando con Madara, sus predicciones fueron correctas. Obito y Kakashi resultaron alfas e Izuna un omega. Sinceramente, como omega le habría gustado que Izuna fuera cualquier otra cosa que de su mismo genero. La vida era muy complicada para un omega, las leyes muy injustas hacía su casta y más para un omega masculino pues estaban muy buscados en el mercado negro y por gente de nivel y sin escrúpulos que deseaba agenciarse a cualquier costo de un omega masculino para que le pariera fuerte descendencia alfa. La suerte de Izuna es que estaba bien cuidado por todos, que Madara no iba a permitir que su hermanito estuviera desprotegido por la vida, que Izuna era astuto y sabía defenderse gracias a su hermano mayor. Izuna Uchiha era fuerte y necesitaría ser fuerte en su vida. Pero… Si hubiera podido escoger, Hashirama habría deseado que Izuna, su pequeño Izuna bebé, fuera un simple beta.

–La vida sería muchísimo más sencilla para él.– Susurró para si mismo.

–¿Qué dices mamá?– Preguntó Obito y ya tres pares de ojos le estuvieron mirando de forma analítica.

–Que creo que es hora de ir a por un helado y luego al parque, ¿qué os parece el plan?

–¡Siiiii!– La voz emocionada de su hijo se oyó por encima de las otras dos más calmadas, pero que también estaban de acuerdo en hacer eso que les propuso.

El encuentro con su hermano le emocionó, le abrazó con fuerza al verle.

–Mírate como has crecido, hermanito. Casi ni te reconozco…– Y es que Tobirama con casi 15 años estaba igual de alto que él… Y él era un omega muy alto, incluso era más alto que su pareja por un par de centímetros.– Estas guapísimo Tobi y tan cambiado.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, hacía tanto que no veía a su hermano por culpa de Butsuma… La última vez que le había visto Tobirama era un niño de 8 años y apenas le había podido saludar cuando su padre había aparecido y se había llevado a Tobirama sin dirigirle la mirada a él, mientras abroncaba a la cuidadora del jovencito Senju por permitir que "indeseables" se acercaran a su "único" hijo. Hashirama lloró mucho esa noche y Madara tuvo que consolarle. Al omega Senju no le dolieron las palabras de su padre hacía él, sino que su hermanito las hubiera escuchado.

–Hashirama, es un placer verte después de tanto tiempo. Siento no haber podido contactar contigo antes.– El joven albino observaba a su hermano al que aun apreciaba todo y los intentos de su padre para que terminara odiándole, pero el joven alfa tenía muy buen recuerdo de su hermano mayor que siempre le cuidaba, le llevaba a los lugares que él deseaba, le compraba cosas, le instaba a estudiar y perseguir sus sueños y si era necesario le reñía cuando decía o hacía algo que no encontraba correcto, que ya era mucho más de lo que se implicaba su padre.– ¿Son tus hijos?

Observando a tres pequeños que jugaban algo más apartados, uno de forma escandalosa y los otros dos más tranquilos. Sonrió mínimamente al ver a un pequeño pelinegro que se plantaba con firmeza ante el azabache ruidoso, que era bastante más alto que él, haciendo que se calmara de golpe.

–Solo Obito es mi hijo, es el más movido de los tres.– Sonrió azorado mientras se rascaba el cuello. Obito había heredado su forma de ser escandalosa y exagerada.

–Ya veo.– Ya le notaba parecido a su hermano.– ¿Y los otros dos?

–Izuna es hermano de Madara.

–Vaya creía que su padre había muerto antes de conocerte, ¿encontró la omega nueva pareja?…– No sabía que edad tendría la madre de ese puercoespín que era la pareja de su hermano, pero engendrar a esa edad un bebé era toda una proeza.

–No es lo que crees– Le frunció el ceño.– Si que Tajima murió y su madre no se buscó nuevo compañero, amaba mucho a su alfa y no quiso unirse de nuevo. Fue asaltada una noche cuando iba a nuestro hogar para celebrar con nosotros. Un joven alfa en celo la atacó, se la llevó a un callejón y la forzó. Izuna fue el resultado.

–Bueno, ese alfa estaba en celo…

–¡Tobirama! ¡No me puedo creer que tu también pienses así! Ese cabrón no tenía derecho… Por muy en celo que estuviera. Había otras alternativas que no implicaban atacar a Hanako-san. Ella murió al dar a luz a Izuna, ese jovencito que según tu y las leyes no fue culpable de sus actos, no quiso ayudarla a superar el embarazo y el parto.– Le miró con decepción… Aunque en el fondo entendía que su hermano pensara así, el único modelo de alfa que había conocido era a su padre, sus amigos y socios y seguramente el internado al que había asistido que también era un centro muy alfista.– No seas como él… Tu no.

–Mamá, ¿ocurre algo?– Se giró para observar a los tres niños que miraban fijamente a su hermano y le fruncían el ceño.– ¿Te está haciendo poner triste este niño?

Le negó a su hijo y enseguida Obito relajó su semblante para mirar con curiosidad al joven alfa Senju. En cambio, Kakashi seguía observándole con desconfianza e Izuna, directamente le fruncía el ceño.

Tobirama levantó una ceja divertido por esa mirada fija y sería del joven niño de pelo azabache y largo. Le llamaba tanto la atención ese bichito pelinegro… Había algo en él que le atraía poderosamente, dejándole prendado y no entendía el porqué, si apenas era un mocoso de unos 6-7 años. Su mirada roja quedó trabada con la negra, perdiéndose dentro de esos astutos y enigmáticos ojos negros, como en un trance. A su alrededor todo desapareció como si él y ese niño estuvieran en otro plano diferente, el parloteo incesante del hijo de su hermano que enseguida se cansó y tocando a Kakashi le dijo que él la llevaba mientras se ponía a correr e incitaba al otro a perseguirle; Hashirama diciéndole a su hijo y al niño de pelo gris que no se alejaran, que los quería a la vista… Todo eso estaba como en un segundo plano, como si pasara muy lejos.

"Izuna… Mi omega… Mío…" Se sintió pensar mientras estaba en ese trance.

Hashirama miró a su hermano que no le contestaba, ni a las preguntas de su hijo que terminó aburriéndose y yéndose a jugar. Y lo que vio le hizo abrir los ojos, era algo casi imposible… Pero ahí estaba. Un sentimiento de protección nació en su pecho y soltó un suave gruñido mientras se interponía entre su bebé Izuna y su hermano. Haciendo que este al final centrara la vista y parpadeara contrariado porque le impidieran ver al pequeño cachorro omega.

–Izuna, vete a jugar con Obito y Kakashi y que no se alejen mucho. Os quiero a la vista en todo momento.

–Si, Hashirama.– Izuna se alejó de ambos Senjus, desviando en algunas ocasiones la vista hacía atrás para mirar al joven de ojos rojos que le había hecho sentir extraño por como le miraba.

–¿Es un omega? – Aunque lo afirmó más que preguntó.

–Si, lo es. Pero olvídalo… Y menos se lo digas a Butsuma.– Miró con seriedad a su hermano, sin dejarle apartar la vista de sus ojos para que no mirara al pequeño Uchiha, pues los ojos de Tobirama parecían no querer dejar de mirar a Izuna.– ¡Júralo, Tobirama!

Sabía lo que sería capaz de hacer su padre si Tobirama le explicaba lo que había ocurrido en el parque con el pequeño cachorro omega. Izuna podía no ser de alta cuna y clase social, pero era un omega masculino y encima Tobirama había percibido una clara conexión con él; un lazo.

–Hashirama…

–¡No! Sabes como es padre, Tobi… Sabes lo que es capaz de hacer por conseguir sus propósitos, o en este caso conseguírtelos a ti. Sabes que habría problemas, Madara no va a permitir jamás que Butsuma se acerque a su hermano… ¿Destruirías a mi familia porque has notado la conexión? Sabes tan bien como yo que esto puede ser realmente obra del destino o simplemente una casualidad… Si realmente crees que es tu futura pareja, ¿le vas a quitar su felicidad?¿Vas a permitir que nuestro padre se la quite? No puedes hacer esto, Tobi… Sabes que padre no es bueno con los de nuestra casta, para él somos simples objetos con los que conseguir sus objetivos, meras incubadoras decorativas que solo le sirven para sus propósitos… Y si le dices algo o haces algo, serás igual que él… Yo se que no eres como él, yo se que sabes que padre no hace las cosas bien, que es injusto con los omegas y que no se nos debe tratar como si fuéramos personas de segunda.–Igual que les trataba la sociedad… Pero no quería pensar que su hermano era igual a Butsuma e igual a esos muchos otras alfistas que se creían superiores a los betas y omegas, que se creían con el derecho de hacer a los omegas lo que ellos quisieran.

Tobirama miró al cachorro una última vez, que jugaba con los otros dos cachorros riendo y divirtiéndose entre ellos y luego a su hermano, le dio un leve asentimiento y se levantó.

–Ha sido un placer verte de nuevo, Hashirama. No te preocupes, lo olvidaré todo y no diré nada a nadie. Será un secreto. –Luego se marchó sin mirar hacía atrás por mucho que desde su interior algo se sintiera desgarrar por no poder seguir estando cerca del cachorro omega. Si algún día el destino lo quería… Algún día sería.

"Adiós, Izuna Uchiha… Adiós, mi omega… "

No era una despedida definitiva, o eso esperaba, pues ahora que le había visto y conocido sabía que no podría olvidarle, ni olvidar la conexión que había entre ellos.