Saludos queridos lectores!

Voy un tanto atrasada en el calendario y me temo que no podré completarlo, ya que mis planes fueron forzados a cambiar. Sin embargo, estaré subiendo lo más que pueda.

Dejaré algunas notas al final para explicar algunos detalles que me surgieron de esta historia, la cual, estaba a punto de no subir, pero quería tratar de seguir el paso. Como dije, daré más detalles al final.

La portada, nuevamente se le agradece a ManaKarin por el edit. Sin ella, pienso que no tendría ni la mitad de las portadas para las historias n.n

Sin más, los dejo con esta historia, la cual corresponde al Día 7 Muerte/Resurrección Junio 2021


Lo primero que Sasuke sintió, fue su cuerpo adolorido y tosió violentamente hasta que sacó toda el agua de su cuerpo, después se dio cuenta que estaba empapado y tenía frío y cuando abrió los ojos tardó un poco más en darse cuenta que estaba a las orillas de un río.

Cuando se levantó, la cabeza le daba vueltas y el sol le molestaba al punto de que tuvo que buscar la sombra de un gran árbol para poder concentrarse y recordar lo que había pasado.

Recordó que la noche anterior estaba en su casa junto a su padre y su madre. Él estaba en la biblioteca leyendo un libro de medicina cuando el jefe de mayordomos entró a buscarlo diciendo cosas sin sentido como que tenía que huir sin mirar atrás. Sasuke exigió una explicación pero el hombre, que apenas podía armar oraciones por el apuro, abrió un pasadizo secreto y lo metió allí a empujones.

Antes de cerrar la puerta del pasadizo, el anciano pudo pronunciar algunas oraciones con mayor claridad pero que, para el chico, seguían sin tener sentido: "póngase el anillo. No se lo quite por nada del mundo. Huya y no deje que los monstruos lo encuentren".

El anciano le entregó dos anillos que Sasuke reconoció enseguida, eran los anillos de plata de boda de sus padres y cuando él quiso exigir una explicación, la puerta del pasadizo no sólo ya se había cerrado, sino que no podía abrirla.

Desesperado, Sasuke intentó por todos los medios abrir esa puerta sin pomo y cuando no pudo, comenzó a buscar cómo salir. Mientras lo hacía, notó olor a quemado, sintió la temperatura del lugar subir y oyó algunos gritos que identificó como los de los sirvientes de la casa, pero se alteró aún más cuando reconoció entre los gritos, los de sus padres.

Con premura, intentó volver a su tarea de abrir el pasadizo, pero sabiendo que era inútil, comenzó a caminar a tientas por lo que parecía un túnel. Si encontraba la salida pronto, podría volver a la casa a ayudar a sus padres, pero para cuando salió hacia los jardines de la casa, notó dos figuras en la oscuridad. Enseguida intuyó que se trataba de los culpables del incendio de su casa y al acercarse para enfrentarlos, notó que uno de ellos era su hermano mayor. Por unos instantes creyó que se había equivocado y quiso correr para unirse a él y salvar a sus padres, pero quedó en shock cuando vio a su hermano, tomar a uno de los sirvientes que había salido de la casa y le destrozó el cuello de una mordida.

Pese a estar en shock, logró oír lo que su hermano y la otra figura hablaban, de modo que se enteró, que su hermano había planeado aquella matanza, que sus padres ya estaban muertos y que lo estaban buscando a él para terminar con su cometido.

En otras circunstancias, Sasuke se habría enfrentado a su hermano, pero el instinto le gritó que corriera y así lo hizo. Sin embargo, al adentrarse en el bosque que rodeaba los terrenos de la mansión, el ruido de las hojas secas quebrándose llamó la atención de su hermano y su compañero, haciendo que ambos fueran en su dirección.

Sasuke corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron y ese esfuerzo habría sido inútil contra la velocidad sobrehumana de esos dos, de no ser que no era el único en el bosque, pues los criados que vivían alrededor de la mansión habían salido a tratar de apagar el incendio y los que habían visto a los culpables comerse a algunas personas, corrían y gritaban advirtiendo el peligro.

No estaba seguro del cómo, pero Sasuke se dio cuenta que su hermano y su compañero podían ver con claridad en la oscuridad y oían los pasos de todos pese a la distancia, por lo que al llegar al río, no vio mejor opción que lanzarse y tratar de cruzarlo. Sin embargo, durante las noches la corriente era más fuerte y ésta, con su fuerza, lo arrastró hasta la cascada sin que él pudiera hacer nada para salvarse.

Ahora él había despertado varios kilómetros río abajo y estaba vivo, algo imposible después de la caída por la cascada, y aún si eso no lo hubiese matado, él recordaba el dolor de sus pulmones al llenarse de agua.

Notó que su puño derecho seguía cerrado a pesar de que sentía un calor intenso dentro. Cuando abrió la mano, vio que se había aferrado a los anillos de sus padres.

—¿Qué haces…? —una voz femenina que no terminó la cuestión, llamó su atención y cuando levantó la vista, notó a una chica con un sombrero que cubría su cabello y llevaba una canasta en la mano. Apenas podía ver su rostro.

—Soy Uchiha Sasuke, necesito saber dónde estoy —habló el chico que, confundido con todo lo ocurrido, lo único que tenía claro era que tenía que decirle a alguien de alto estatus lo que había pasado para conseguir ayuda. Quiso acercarse a la chica, pero retrocedió cuando no pudo aguantar estar bajo el sol— ¿Qué ocurre?

—¿Sasuke? —preguntó la chica que inicialmente se veía asustada, pero que, pese a seguir manteniendo su distancia de él, lo veía con curiosidad.

—Si, soy hijo del Duque Uchiha. ¿Aún estamos en el Ducado?

—Estamos en el límite del Ducado Uchiha y el Marquesado de Sato —contestó la chica y el joven terminó por soltar los anillos cuando ya no resistió más el calor.

—¿Te molesta el sol? —preguntó la chica cuando notó los anillos de plata caer.

—Necesito que me lleves con alguien que pueda llevarme con el Marqués —ignoró la pregunta y trató de recoger los anillos, pero seguían estando calientes— Te compensaré bien si me ayudas.

—No puedes salir al sol así, no vas a resistir el viaje.

—¡Sólo obedéceme! —exclamó desesperado sin darle mucha atención a su reacción al sol.

La chica lo miró detenidamente y se dio cuenta que el joven no tenía ni idea de lo que le estaba pasando y por experiencia, no le creería si sólo se lo explicaba.

—Sígueme —ella dió la media vuelta y avanzó lentamente, pero de reojo, miraba al chico.

—Háblame de usted —replicó el chico recogiendo los anillos y resistiendo el calor que emanaban, así como el del sol en su piel— No soy tu igual.

—No, ya no somos iguales —contestó manteniendo su distancia de él.

—¿De qué estás…? —quiso replicar, pero no pudo resistir bajo el sol más de dos minutos y corrió de nuevo a la sombra. Al poco de refugiarse, tampoco aguantó el calor de los anillos y los soltó. Su mano tenía rastros de quemaduras— ¿Qué diablos está pasando?

—¿Lo ves? No vas a aguantar —la chica se dirigió hacía él manteniéndose lejos de su alcance y bajo el sol.

—¡Deja de hablarme con tanta familiaridad! —exclamó frustrado y desesperado hasta que el dolor que había estado tratando de contener, se desbordó en sus ojos.

Sasuke estaba confundido y dolido y pese a estar seguro de lo que había vivido la noche anterior, sentía como si todo fuera irreal. Aún así, sus emociones eran vívidas y el hecho de no poder sostener los anillos de sus padres ni poder andar bajo el sol sin tener una explicación, hacía menos tolerable lo que estaba pasando.

—Oye, puedo ayudarte, pero tienes que confiar en mí —llamó la chica acercándose con cautela para tomar los anillos del suelo— Sé que no va a ser fácil pero...

—¡No los toques! —gritó Sasuke, pero la chica ya los tenía en sus manos. Ella saltó hacia atrás al no esperar la reacción del chico.

—No voy a quedármelos —le aseguró— Sólo los estoy recogiendo para ti.

—Vas a quemarte. No entiendo por qué, pero están calientes —decía tratando de tranquilizarse.

—Están fríos —contestó la chica extendiendo su mano para que él viera los anillos en su palma.

—¿Por qué no te quemas? ¿Qué eres? ¿Una bruja? —preguntó alarmado al ver que ella sostenía los anillos con normalidad. Su mano ni siquiera se enrojecía como la de él.

—La plata sólo lastima a los seres sobrenaturales —respondió la chica— Y estos anillos, además de ser de plata, tienen un conjuro de protección.

—¡Soy humano! —gritó el azabache con furia— ¡Devuélveme los anillos!

Él se acercó a ella y le arrebató las joyas, pero una vez más tuvo que correr a la sombra. Sasuke esperaba que los anillos ya no estuvieran calientes por la forma tan natural en que ella los tomó, pero podía sentir en su piel cómo, entre más tiempo los tenía, aumentaba el calor.

Quiso resistir todo lo que pudo, pero una vez más los soltó. Miró su mano, su piel mostraba quemaduras de segundo grado.

—Ya no eres humano, aunque sería más preciso decir que en este momento eres mitad humano —habló la chica cuando él le dirigió una mirada confundido. Ella sacó un pañuelo y con cautela se acercó de nuevo a recoger los anillos— Si aceptas oírme, puedo guiarte, pero tendrás que tomar una decisión muy importante.

Ella envolvió los anillos en el pañuelo, quitó la cinta que ajustaba su sombrero y con él amarró el pañuelo improvisando un costalito que le ofreció al chico.

—Estás loca —declaró el joven tomando la bolsa de la mano de la chica y le llamó la atención su muñeca. No era una muñeca inusual, era como cualquier otra, pero él sentía crecerle un extraño deseo de olerla, quizá lamerla y...

—Ya lo sientes ¿Verdad? —ella llamó su atención y le siguió mostrando la muñeca, pero retrocedió lentamente para que hubiese un tramo de sol lo suficientemente largo entre ellos— El deseo por la sangre.

—No sé de lo que estás hablando —replicó sacudiendo la cabeza— Dijiste que vas a ayudarme ¿No? —ella asintió— Entonces trae al Marqués aquí.

—Tardaré más de medio día en llegar caminando hasta la casa del Marqués y no sé si vaya a creerme como para venir aquí —contestó la chica— Para cuando vuelva con él, si es que está en casa, quizá ya sea demasiado tarde para ti.

—¿Tarde? ¡Sólo obedece!

Desde el inicio, Sasuke ya había notado que lo que le estaba pasando no era normal, pero entre más lo comprobaba, menos quería aceptar que algo le estaba sucediendo. Además, esa chica que decía saber lo que tenía, lo estaba acusando de ser un ser despreciable como lo eran todas las criaturas sobrenaturales, las cuáles, aún tenía dudas de si realmente existían.

—Iré con una condición.

—¡¿Cómo te atreves a condicionar a un señor?! ¿Te das cuenta que puedo castigarte por tu insolencia?

—Mientras no puedas permanecer tanto tiempo bajo el sol, yo puedo escapar, así que tú amenaza no hace mella en mí.

—Alguien más pasará y enviaré por ti —amenazó con voz imponente, pero ella no parecía intimidarse.

—Nadie viene por aquí porque me tienen miedo —contestó la chica sonriendo para luego mirar al chico con tristeza— No te acuerdas de mí ¿Verdad?

—No puedo recordar a todas las plebeyas del lugar —replicó irritado— ¿Quién le tiene miedo a una chica débil?

—¡Oh! ¡Había olvidado el sombrero! —se quitó el gorro y su cabello rojo cayó como una cascada de fuego sobre sus hombros— La gente se altera menos cuando no ve mi cabello.

—¡Karin! —exclamó el chico sorprendido.

—¡Si me recuerdas! —ella se oyó feliz.

Si, Sasuke si la recordaba. Se habían conocido cuando tenían once años. La familia de Sasuke junto a unos invitados habían salido de cacería por los terrenos. Mientras el chico andaba por su cuenta para buscar buenas presas y ganar la competencia que establecieron con los invitados, él oyó un grito de auxilio que no ignoró. El grito pertenecía a Karin, quien había salido a recolectar hierbas por orden de su madre. Ella estaba siendo perseguida por un oso y Sasuke la ayudó matando al animal antes de que la alcanzara.

El chico se acercó a ella para asegurarse que estaba bien, pero poco fue lo que hablaron porque al poco llegaron la familia del chico y los invitados, quienes también acudieron al grito, pensando que se trataba de una de las señoritas del grupo. Cuando vieron que sólo se trataba de una de las campesinas, no le dieron mayor importancia y se llevaron a Sasuke para continuar con la caza.

Después de ese día, Sasuke y Karin se vieron un par de veces más. Él pensó que había sido por casualidad, pero más bien fue porque ella buscaba la forma de estar cerca de él. Empero, la posibilidad de encontrarse disminuyó cuando la gente comenzó a acusar a la madre de Karin de bruja y las obligaron marcharse, al mismo tiempo, la familia de Sasuke le prohibió encontrarse con ella cuando él quiso ir a buscarla y lo último que supo, además de que vivía en los límites de la propiedad Uchiha, fue que los aldeanos del marquesado habían quemado viva a su madre.

—¿Por qué sigues aquí?

—Aquí es donde vivo —contestó ella confundida por la pregunta.

—Mi madre dijo que habías huido después de… —no pudo decir más, no sólo porque no quería mencionar frente a la chica sobre su madre, sino que él había recordado la suerte de la suya.

—¿A dónde iría? Jamás he salido del territorio Uchiha —contestó ella con melancolía y el silencio los invadió hasta que una corriente de aire sopló agitando el cabello de ambos— Ahora que sabes quién soy ¿Confiarías en mí?

Al chico le era difícil aceptar las palabras que ella le había dicho con anterioridad, sonaban muy inverosímiles, pero no tenía motivos para dudar de aquella niña tímida que recordaba. Además, si lo pensaba un poco, ella había demostrado saber que algo le pasaba aún antes de que él le dijera algo.

—¿Sabes lo que me pasa?

—Si, pero aunque te lo diga, no es algo fácil de aceptar.

—¡Sólo dímelo! ¡Necesito saber qué me está pasando y solucionarlo para volver a casa y ayudar a buscar al responsable!

—Entonces si estabas cuando se quemó la mansión —aseguró más que preguntarlo. Esa noticia había llegado a todos lados, después de todo era imposible que el incendio de una casa tan grande no fuera visible a lo lejos— ¿Qué pasó exactamente?

—¡Necesito ayuda con esto! —quiso desviar el tema, no sólo por la urgencia que tenía para irse, sino que no quería hablar de lo ocurrido por la noche.

Ella lo miró pensativa, sabía de antemano que explicarle lo que tenía iba a ser difícil, pero entre más él demostraba su impaciencia, Karin sentía que iba a ser más difícil avanzar.

—Estás en un proceso de cambio. Cómo ya te dije, en este momento eres mitad humano, pero no puedes permanecer así por mucho tiempo, al menos no sin ayuda.

—¿Esto es algún tipo de creencia rural? —preguntó el chico, pues según sus padres, los aldeanos eran en extremo supersticiosos y aunque los Uchiha si creían en fenómenos sobrenaturales, pensaban que los aldeanos eran tan ignorantes como para pensar que la ciencia era magia.

—Si no vas a confiar en mí, entonces no tiene caso que te explique nada —contestó Karin molesta.

—Bien, te oigo —gruñó el chico, no porque realmente fuera a creer sus explicaciones, pero quizá su método de ayuda funcionaría.

Karin supo de inmediato que él no tenía la mente tan abierta como para creerle, pero la mejor forma para que él confiara en sus palabras, era decirle lo que sabía y después darle una prueba que no podría refutar.

—Te estás convirtiendo en vampiro, por eso te lastima el sol y la plata.

—¿Vampiro? —preguntó burlón— ¿Y cuál es la solución, según tu?

—No hay una solución. Sólo puedes convertirte o… morir de nuevo —tragó saliva porque aquello le dolió decirlo.

—¿Morir de nuevo? —soltó una risa más burlona, pero por dentro se sentía enojado, porque no sabía si ella le estaba tomando el pelo en una situación tan seria como lo era el incendio de la mansión o si ella era tan ingenua como para creer en cuentos de hadas macabros.

—Si estás así, es porque moriste —decía dolida de pensar en ello.

—¿Cómo puedo estar muerto si estoy aquí frente a ti?

—Tuviste una resurrección que te tiene en el limbo entre ser humano y un vampiro —contestó ella conteniendo algunas lágrimas— Puedes morir como humano o puedes permanecer en este mundo como vampiro, pero es una decisión que tienes que tomar antes de que se cumplan 24 horas desde tu primera muerte —ella ya sabía de ello desde que lo vio y se había estado conteniendo para no alarmarlo antes de explicarle— Si decides seguir en la Tierra, tendrás que completar la transformación o simplemente morirás.

—Nadie revive. Lo más cercano a ello es el catatonismo —replicó el chico pensando que ella no podría ayudarlo con sus supersticiones— Pero no es morir. Estoy vivo —ella se veía desconsolada a pesar de sus explicaciones— Dices que me estoy convirtiendo en vampiro ¿No? Para convertirme, uno tendría que haberme mordido y no pasó —se descubrió el cuello— ¿Ves alguna marca?

—Es que a ti no te convirtió un vampiro… Tu proceso es diferente —no quiso explicarle al respecto porque si aún no aceptaba lo que ella le estaba diciendo, sería más difícil para él aceptar el cómo fue convertido.

—Buscaré ayuda en otro lado —concluyó el azabache mirando a su alrededor. No soportaba estar bajo el sol por mucho tiempo pero no significaba que no pudiera tolerar pasar de una sombra a otra. Sería lento pero podría llegar a dónde hubiese más gente que estuviera dispuesta a ayudarle.

—¿Quieres una prueba de que lo que digo es verdad? —preguntó Karin.

—No tengo tiempo para esto.

—Si pasas mi prueba, obedeceré lo que sea que me ordenes, pero si no la pasas, vas a tener que escucharme.

De haber sido otra persona, él se habría ido sin más, pero no podía ignorar el sufrimiento en el gesto de la chica. Además, si ella le obedecía como prometió, sería más sencillo para él moverse por esa zona, ya que él no conocía los límites de la propiedad Uchiha. Usualmente se movía en las cercanías de la mansión y aunque el río era un punto de orientación importante, sabía que podía encontrarse con dificultades en el camino al no poder andar bajo el sol por mucho tiempo.

—¿Qué tengo que hacer?

—Para completar tu transformación, debes beber sangre humana. Ya sentiste la atracción por la sangre cuando viste mi muñeca y también es la razón por la que no me acerco mucho a ti —le explicó rápidamente— Así que si realmente no te estás convirtiendo en vampiro, no sentirás nada si te acerco mi muñeca, pero si tengo razón, existe la posibilidad de que no puedas controlarte y me mates.

—De acuerdo, lo haré —aceptó convencido de que ella estaba equivocada e hizo una seña a la chica para que se acercara.

—¿Estás seguro de que quieres hacerlo? Si no puedes controlarte vas a convertirte y no habrá vuelta atrás.

—Estoy seguro porque sé que te equivocas —ella se veía angustiada, seguramente porque ella estaba convencida de tener razón y a su parecer, estaba arriesgando su vida.

—Si lo hacemos aquí y te conviertes, morirás enseguida. La sombra de los árboles no van a protegerte de la luz del sol como ahora.

—Si no vas a ponerme a prueba, entonces no me quites el tiempo —sentenció el chico dispuesto a irse por su cuenta.

—¡Bien! ¡Lo haremos aquí! —lo detuvo y ella se levantó unos centímetros la manga antes de acercarse a él, manteniendo su cuerpo en el sol y su brazo en la sombra— Huele.

Sasuke sintió innecesario tener que oler la muñeca de la chica, pero igualmente tomó su mano y la acercó a su nariz para que ella no tuviera dudas de su error, empero, cuando acercó la piel de la chica a su rostro, un aroma embriagador penetró en su nariz y de nuevo el deseo de lamerle la muñeca lo invadió.

—No siento nada —dijo más para convencerse a sí mismo, pero al segundo de terminar la frase no pudo contenerse a lamer su piel.

El sabor era bueno, pero no tanto como el aroma que lo incitaba a más. Ni siquiera se dio cuenta cuándo comenzó a abrir su boca para seguir su instinto, pero antes de siquiera terminar de abrir su mandíbula, la chica quitó su brazo precipitadamente.

Sasuke intentó detenerla y ella comenzó a correr con él por detrás. Él era más rápido y el impulso de atraparla lo hizo lanzarse sobre ella. Ambos cayeron y él tuvo que levantarse de un salto para volver a la sombra a pesar de seguir sintiendo el deseo de saborear la piel de la chica.

—¿Ahora me crees? —preguntó agitada aún tirada en el suelo y mirando al chico que además de agitado, estaba confundido.

—¿Qué fue eso?

—Es el instinto del vampiro que hay en ti, irá creciendo conforme se acerque el tiempo de tu segunda muerte y sólo podrás contener el instinto si tu convicción por ser un humano es más fuerte —decía gimoteando, pero no porque él casi la mordía, sino por pensar en la muerte de él— Así podrás dejarte morir como humano. Pero si decides convertirte, vas a enfrentarte a la ansiedad de la sed y por lo que sé, es difícil para los novatos contenerse, por eso son descubiertos fácilmente.

—¡Eso es imposible! ¿Cómo puede ser? —decía impactado. Todo lo que estaba pasando a su alrededor lo estaba sobrepasando.

—Sé que esto no es fácil pero…

—¿Pero qué? ¿Vas a ayudarme? ¿Cómo vas a hacerlo? —replicaba desesperado— Ayer oí a mi hermano decir que fue él quien quemó la casa y quiere matarme, mis padres murieron y ahora me dices que morí y que mis únicas dos opciones son convertirme en un monstruo o morir definitivamente —reprochó— A menos que sepas cómo recuperar lo que perdí, no puedes ayudarme.

—Es verdad que no puedo devolverte todos eso, pero quiero ayudarte en lo que decidas hacer —contestó Karin— Aunque hayas perdido todo lo demás, yo quiero estar para ti y apoyarte.

—¿Y qué más puedo decidir? Tu misma lo dijiste, si me convierto, voy a caer en la ansiedad y matar indiscriminadamente hasta poder controlarme si no es que me matan primero.

—Si quieres morir, entonces te ayudaré —le aventó el sombrero y se quitó el delantal que llevaba para hacer lo mismo— Cúbrete con eso, iremos a mi casa.

—¿Estás loca? Si me acerco a ti…

—Puedes quedarte en mi casa, nadie se acerca porque tienen miedo. Si te quedas aquí, podría llegar alguien por casualidad o para vigilarme y corres el riesgo de no controlarte.

—Pero ¿Y tú?

—Yo estaré bien mientras mantenga mi distancia.

Dudó, no quería hacerle daño pero aceptó porque tras el incendio, quizá lo estarían buscando, así que no sería de extrañar que hubiese gente en los alrededores y debía alejarse de ellos. Cuando llegaran a la casa, ella tendría que marcharse hasta que se cumpliera el tiempo.

Sasuke se puso el sombrero de la chica de mala gana, cerró todos los botones de su ropa y estiró sus mangas para cubrir la mayor parte de su piel para cubrir el resto con el delantal de la chica.

—Sígueme... Sólo no te acerques demasiado a mí.

El chico no dijo nada pero así lo hizo y después de cinco minutos de camino, llegaron a una pequeña cabaña. La chica se apresuró a la puerta y desde dentro llamó a su acompañante.

—Puedes pasar.

—Sal —le ordenó, porque si entraba a la casa con ella, temía no poder controlarse.

Ella lo miró unos instantes y él notó que quería decirle algo, sin embargo la chica bajó la mirada y se hizo a un lado alejándose algunos pasos. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, el chico entró a la cabaña.

—¿A qué hora… moriste? —preguntó incómoda y visiblemente afectada.

Sasuke quedó pensativo. Tener que recordar cuándo murió era una tarea que jamás pensó que tendría que hacer y mucho menos viéndose obligado a recordar toda la desgracia que había vivido. Si las circunstancias no lo pidieran, ni siquiera lo habría intentado, pero era necesario tener en mente una hora para saber cuándo todo acabaría.

—No sé la hora, estaba huyendo —contestó, pero tenía una pista porque sus padre se acostaban a las nueve y esa noche habían decidido esperar un poco más la llegada de su hermano. Recordarlo lo enfadó— Tuvo que haber sido después de las nueve.

—Entonces será un día largo —contestó la chica— Traeré comida.

Karin dió media vuelta y se perdió por el bosque dejando a Sasuke solo con el dolor que apenas había podido exteriorizar por todo lo ocurrido. Ahora no sólo tenía que aceptar que su hermano había matado a todos los que conocían en la mansión además de sus padres, sino que debía aceptar que tenía apenas unas horas de vida y que ni siquiera podía moverse con libertad.

Mientras la chica había ido a conseguir de comer, Sasuke se había sentado en un sillón bastante rural mientras miraba por la ventana protegido de los rayos del sol. Su vida estaba acabando y todo por una injusticia que no podía entender. Sólo sabía que su hermano quería deshacerse de toda la familia y en la persecución, también lo había logrado matar a él pero…

Había estado con la mente metida en la noche anterior y tratando de entender que podría morir o se convertiría en un vampiro, que había olvidado por completo algunos detalles.

Karin sabía lo que él era aún antes de que él le dijera las cosas, por eso no se había acercado en primer lugar y también le había dicho que se estaba convirtiendo en vampiro, no por ser mordido sino que había otra razón. ¿Cómo era que esa chica sabía tanto de lo que le estaba pasando? ¿Sería que ella estaba del lado de su hermano?

Enfadado con la idea y desconfiando ahora de la chica, Sasuke estaba dispuesto a irse y buscar ayuda por otro lado, pero cuando abrió la puerta, se encontró de frente con la pelirroja.

—¿A dónde vas? —preguntó ella confundida.

—Eres una bruja —se le escapó de los labios por respuesta, porque coludida o no con su hermano, el que ella supiera sobre los vampiros y que la gente del Ducado siempre las hubiese acusado de brujería a ella y a su madre, no podían ser una coincidencia.

Karin no esperaba tal declaración al llegar y aunque quiso negarlo como su madre le había aconsejado, no quería ocultarle nada a él. Además, las cosas no cambiarían si Sasuke se enteraba de su naturaleza, porque él estaba en una situación de riesgo como ella.

—Si… masomenos —contestó Karin a pesar de la confusión que aún sentía por el recibimiento.

—¡Tu me hiciste esto! —exclamó queriendo alcanzar a la chica, pero ella retrocedió saliendo al sol— ¿Fue por petición de mi hermano?

—No y yo no lo hice. Jamás te haría algo como eso —le aseguró— Y aún si quisiera hacérselo a alguien, no sabría cómo.

—¡¿Quién más pudo haberme hecho esto?! Cuando me viste, tú ya sabías lo que tenía, incluso me dijiste que los anillos… —quedó mudo, ella le había dicho que la plata sólo dañaba a los seres sobrenaturales, por eso los sentía calientes, pero ella los sostenía con normalidad— ¿Cómo pudiste tomar los anillos sin lastimarte? ¿Fue un truco? También dijiste que tenían un conjuro de protección.

—Claro que ya sabía lo que tenías porque conozco los síntomas de la transición, pero yo no lo hice —insistió Karin— Puedo tocar la plata porque las brujas no somos seres sobrenaturales, además yo…

—¡¿Cómo no van a serlo?! ¡Son brujas! ¡Adoran a Satanás!

—¡Si al menos me dejas explicarte podrías entenderlo! —gritó ella porque él no parecía estar dispuesto a oírla.

—No puedo confiar en ti.

—Soy la única que conoces que puede resolver tus dudas y antes de que me digas que buscarás a alguien más, te recuerdo que la ansiedad por la sangre va a crecer, no importa con quién te encuentres, podrías enloquecer por el olor a sangre. Incluso yo corro riesgo entre más tiempo pase contigo.

Sasuke la miró con dureza. Tampoco quería creer en su advertencia pero él experimentó por sí mismo ese deseo creciente por querer morderla, así que no podía ignorar que él era un peligro latente.

—Te escucho.

—En primer lugar, no soy una bruja, no he completado mi entrenamiento. En segundo lugar, tu religión llama brujo a todo hombre o mujer que no profese las mismas creencias, pero hay muchas formas de magia que no tienen que ver una con la otra —ella lo resumía lo mejor que podía para tratar de esclarecer tantas dudas como pudiera antes de que él se arrepintiera de oírla— Yo no tengo nada que ver con ese tal Satanás y en tercer lugar, no importa qué forma de magia uno practique, sólo los humanos pueden tener magia y es más natural de lo que crees.

—Si no fuiste la que me hizo esto, entonces ¿quién? —preguntó después de unos momentos de meditarlo— Dijiste que mi proceso era diferente.

—No sé todo con detalle, mamá era la que sabía todo. Ella decía que tu familia estaba maldita por algo que ocurrió hace cientos de años. Ustedes son el origen de los vampiros, pero también me dijo que no todos se convertían.

—¿Mi familia está maldita? —preguntó inquieto, porque aunque al principio la habría tildado de loca, ahora le costaba trabajo pasar de sus palabras.

—Te digo que no sé bien la historia, sólo sé que un antepasado tuyo hizo algo que no debía y condenó a toda su descendencia a convertirse en vampiros cuando morían… —musitó de nuevo con la voz entrecortada.

—Vi a mis abuelos morir, a algunos tíos también ¡Ayer mis padres murieron! —gritó exasperado— ¡¿Cómo es que ellos no se transformaron?!

—Mi familia se ha encargado de evitar que revivan para que no se conviertan en vampiros —confesó angustiada de lo que él pudiera decirle— El fuego purifica todo, así que los que mueren en el fuego no reviven.

Sasuke se dejó caer al piso, todo desde la noche anterior parecía irreal y cada que encontraba una respuesta sentía como si se burlaran de él. Soltó una carcajada desesperada que estremeció a Karin y cuando pudo tranquilizarse lo suficiente, la miró.

—¿Tu familia siempre ha sabido de esto?

—No sé si siempre, pero sé que llevamos generaciones en esto para proteger al resto de los humanos.

—¿Entonces por qué no quitan la maldición?

—Porque una maldición dada por un dios no puede ser quitada por humanos. No se puede comparar el poder —contestó Karin— La única forma de romper una maldición así, es que un dios la quite o que se cumplan las condiciones de la maldición.

—¿Condiciones?

—Si. Originalmente las maldiciones eran castigos, así que se rompen cuando se aprende la lección por la que fue dada la maldición.

—¿Y qué condiciones debo cumplir para romper esta?

—No lo sé. Mamá me dijo que cuando su religión llegó al continente, tu familia ocultó el secreto para no ser quemados como hicieron con las brujas. Si tu no sabes nada, tal vez es porque con el tiempo y por la guardia de mi familia ustedes olvidaron todo al ocultarlo y sin saber el hechizo que pronunciaron para maldecirlos o el motivo del castigo, es difícil saber cuáles son las condiciones. Eso también explicaría por qué llevan tantos años malditos.

—Estamos malditos desde hace cientos de años... —murmuró Sasuke enfadado y recordó la escena en que su hermano le había destrozado el cuello al sirviente que se había acercado a él y al sujeto que estaba con él— ¡Mi hermano se convirtió!

—¿Qué? —preguntó incrédula.

—¡Yo lo vi matar a un hombre mordiendo su cuello! —exclamó exaltado levantándose del suelo— ¡Él debía saber de la maldición y quemó la mansión para que nadie reviviera!

—Pero sí se convirtió, debería saberlo —decía Karin confundida.

—¿Qué quieres decir?

—Mi familia ha puesto una barrera mágica en el Ducado para que ningún vampiro de fuera pueda entrar y los que se conviertan dentro de la barrera no puedan salir —explicó inquieta— Si se hubiese convertido dentro, me habría dado cuenta porque la barrera me avisa cuando están en etapa de transición.

—¿Por eso sabías dónde estaba?

—¡Si! Pero eso no es importante ahora. Necesito saber cómo fue que falló la barrera.

Karin se metió a la casa olvidando por completo que podría estar en peligro y tras dejar la canasta que llevaba con la comida en una mesa, caminó aprisa hasta la chimenea donde se puso a rebuscar entre las cenizas. Sasuke la siguió y la miró sacar las cenizas con las manos mientras murmuraba lo imposible que sería que eso estuviera pasando.

—¿Qué haces?

—¡No puede ser! —exclamó Karin después de haber dejado de levantar las cenizas que flotaban alrededor de ella— Pensé que se había debilitado pero…

—¿De qué estás hablando? —preguntó Sasuke tomándola de la muñeca para hacer que ella lo viera, pero por un momento se distrajo de nuevo al mirar el brazo de la chica.

—La barrera tiene tanta fuerza como la bruja que la levanta y mi madre fue la última que renovó su poder —contestó Karin soltándose de él— Después de que murió, su poder debía mantenerse al menos diez años antes de desvanecerse sola o que yo pudiera renovarla, así que no había forma de que ningún vampiro entrara al Ducado.

—Debió desvanecerse antes —sugirió el chico distraído por el aroma que ella despedía.

—¡Sigue en pie! —exclamó Karin levantándose del suelo para caminar de un lado a otro con nerviosismo.

—Falló en avisarte o te distrajiste —señaló el chico con cierto enfado de pensar que, de no ser porque ella falló, su familia y él estarían vivos— O tal vez tu madre no fuera tan poderosa.

—¡Ya revisé la barrera y no hay ningún fallo! ¡Tampoco fue mi culpa! —replicó enojada de que pensara que fuera error de ella— ¡Y mi madre ha sido la mejor bruja de la familia!

—Entonces ¿Cómo explicas lo que está ocurriendo? —preguntó logrando centrarse de nuevo en el tema.

—No lo sé, es que… sólo hay una forma de que haya pasado sin problemas pero…

—¿Pero qué?

—Es que es tan poco probable —decía caminando de un lado a otro— Si es así, yo no podré hacerle frente.

—¿Hacerle frente a qué?


Si, nuevamente tenemos una historia con más de un capítulo. Por desgracia, no los tengo todo pese a que los días dedicados a esos capítulos también ya han pasado. Sin embargo, prometo traerlos en cuanto me sea posible, y en cada capítulo les mencionaré a qué día corresponden.

Algo más a mencionar, que era el motivo por el que aún no quería subir la historia, es que probablemente tenga algunos desajustes con el resto de los capítulos, ya que conforme iba escribiendo, iba cambiando la idea, pues me parece, me emocioné y comencé a alargarla más de lo que deseaba.

Trataré de hacer las correcciones pertinentes con calma, pero espero puedan disfrutar de lo que vaya surgiendo.

De antemano gracias a todos por su apoyo en este y los demás proyectos n.n