N/A: Se me ocurrieron otras cosas mientras hacía esto y terminó siendo el doble de lo que era, así que si lo pensamos bien no me atrasé nada -la idea era subir capítulo con tres días de diferencia como máximo-.
CONVERSACIÓN
Pixis estaba borracho cuando llegaron a su casa. Nada raro. Él siempre ha cumplido bien su trabajo a pesar de eso. Nadie se olvida que apestaba a alcohol en Trost y aun así dio uno de los mejores discursos que alguna vez oyeron los soldados. Aún se le entendía lo que decía, así que no habría problema y Hange esperaba que no dijera nada raro. A ella no le interesa especialmente los traseros de titanes, ya investigó sobre eso y no es algo interesante.
Sin embargo, aún ni empezó con el tema que los trajo allí. El comandante de la guarnición dijo que necesitaba unas copas primero. Al final se acabó una botella.
Si Levi estaba molesto, no dijo nada. Tal vez fuera el té. Algún té exótico que Yelena le regaló además del vino a los comandantes, que irónicamente todos aceptaron, aunque no confiaban en ella. Era buen té.
Ella se preguntó si el comandante de la guarnición acaso no estaba interesado en esta reunión, si era el caso debió decirle antes. Los está haciendo perder el tiempo. Sabe que los de la guarnición no están tan preocupados últimamente con la falta de titanes, pero aún así…
—¿Qué pasa con esa cara, Hange? ¿Tienes prisa por irte? —se rió.
—Bueno —no quiso ser grosera—. Ya es de noche y ni siquiera hemos tocado el tema que debíamos tratar.
—Sí, es de noche, tienes puros adolescentes, te entiendo.
La comandante se descolocó. Sabía que él era un poco viejo verde, pero no pensó que fuera a salir con esto ahora.
Levi solo tomó su delicioso y caro té sin sorprenderse. Como si no hubiera oído cosas peores considerando dónde vivió su infancia.
—Las veces que en nuestra división se encontró algún chico saliendo de la habitación de alguna chica o trepando hasta la habitación de otra —dijo Pixis negando.
—Eso nunca nos ha pasado —respondió ella. Gracias a los muros o a Ymir. Esas cosas se las deja a Nile Dok y a él.
—¿Nunca? —el hombre del bigote subió las cejas sorprendido.
—¡No!
—Puedes tenerlos bien adiestrados, pero siempre hay una oveja negra por ahí. Ya te darás cuenta —volvió a reírse.
La comandante del parche volvió a molestarse. ¿La estaba tratando de tonta? ¿De alguien que no cuidaba a los que estaban bajo su mando?
—Somos solo nueve, me daría cuenta si algo así pasara. Todos ellos están más preocupados por su deber que cualquier otra cosa.
—Su división debe ser un ejemplo, comandante Hange.
El capitán miró de uno a otro con la taza de porcelana en la boca sin decir nada. Era un muy buen té.
—Conozco a esos chicos —dijo a la defensiva—. Ninguno de ellos sería capaz de profanar nuestro cuartel general.
Levi rodó los ojos sin soltar su precioso té. Ella ciertamente jamás vio cosas que él vio desde niño. A veces ninguna amenaza servía. Siempre pasaba. Error tras error. Tal vez debiera alertarla ahora que el tema salía. Qué extraño, pensó que Hange entendía eso.
—Si tú lo dices, Hange —dijo Pixis encogiéndose de hombros.
—Solo digo que conozco a mis subordinados y sé que ninguno metería a alguien a escondidas en su habitación para lo que está insinuando.
Sasha cayó sobre la cama de Floch.
—Está bien. ¿Qué oíste? —preguntó él sentándose en un banquito frente a ella.
—¿Por qué me metiste aquí? —dijo sospechando de sus intenciones.
—Aquí podremos hablar lejos de oídos indiscretos como los tuyos. Ahora, ¿qué oíste?
Oh. Está aliviada, por un momento creyó ser raptada para casarse como hacían en Dauper.
—Dijeron que quieren matar a los eldianos —soltó la lengua sobre el plan mortal.
—¿Y qué más?
—Quieren comenzar por la policía militar, seguramente en reparo por el abuso que sufren.
—¿Cómo lo harán?
—¡Van a envenenar gente usando sobras de comida! ¡Sobras! —el horror de Sasha. Desperdiciar sobras.
—¿No oíste nada más? ¿Objetivos en específico? ¿Qué tipo de veneno? ¿Dónde lo guardan?
¡Estaba demasiado cerca!
Ella se echó atrás.
—Bueno… no, no me quedé a oír si decían algo más.
—Oh —Floch se alejó de inmediato y toda su actitud cambió—. Bien.
La castaña lo miró confundida.
—Vaya, suenas como si estuvieras aliviado.
—Por qué lo estaría —dijo el pelirrojo con una sonrisa.
—Sí, ¿por qué lo estás? ¡podrían matar a mucha gente que conocemos!
—Sí… qué… peligroso. Estoy preocupado también.
No lo parecía mas Sasha optó por aceptar sus palabras.
—Gracias por escucharme.
—De nada.
Hubo un silencio.
—¿Me acompañarás a buscar a la comandante para decirle-?
—NO.
—¿No? ¿Por qué no?
—Sasha, piénsalo un momento. ¿No es uno de ellos tu querido amigo?
—Sí, pero qué tiene que ver eso.
—¿Qué pasa si oíste mal? Ya tienen a la policía militar acosándolos, esto pondría en peligro a Nicolo, además de todos los marleyanos inocentes que hay entre los voluntarios.
¡Ella no sabía que Floch se preocupa por los marleyanos!
Tal vez cambió y es mejor persona, preocupándose por gente que antes dijo no le importa si viven o mueren o si beben los orines de cerdo que les acusan de beber. Estuvo muy molesto cuando le mandaron a darles comida a los prisioneros el primer día, la comandante Hange le encargó a él a hacerlo y empezó todo con el pie izquierdo. Le arrojó un vaso de agua en la cara a un marleyano y se rió de él.
—Él empezó —dijo Floch luego de que ella lo regañara. Le hizo pedir disculpas. No fue disculpado.
Quizás sí hay una razón para que Griez los odie.
De todos modos, Floch parece haber cambiado su forma de pensar. Eso es bueno.
—¿Sasha?
—Lo siento, ¿qué decías?
—Que no le dirás a nadie lo que oíste en el restaurante.
—¿Por qué no?
—Porque no.
¡Eso no era una buena respuesta!
—Floch, ¿estás ocultando algo?
—… ¿No?
—No parece.
Floch se cruzó de brazos.
—Que dudes así me ofende, Sasha. Yo te consideraba una buena amiga.
Sus ojos brillaron porque hacer amigos es importante según sus padres. Y él acaba de decirle amiga.
—¿E-En serio? —preguntó ella. Él asintió y la chica se conmovió. ¡La considera su amiga! ¡Nunca los había llamado a ellos amigos!
—Somos amigos y por eso sé que no quieres que le pase nada a tus amigos. En especial a tus amigos marleyanos con restaurantes recién inaugurados.
Ella miró confusa.
—Solo tengo un amigo marleyano con un restaurante recién inaugurado.
—Y si hablas sobre esto no tendrás ninguno —dijo con tono oscuro.
—¿Q-Qué?
Floch continuó muy normal.
—Quitando el hecho de que a ninguna persona le gustaría que su amiga lo acuse con la policía o revele su plan secreto de envenenar a sus enemigos. Se pondrían a investigar y estoy seguro de que no haría gran diferencia si no encontraran nada. La gente podría atacarlos antes de que hallen algo incriminatorio. Solo dales una excusa. Entonces, lincharán a Nicolo —¡¿Por qué él sonríe mientras dice esto?! ¡No es divertido! Pero quizás hay algo cierto.
Incluso si el cocinero marleyano hacía cosas malas, acusarlo podía desatar cosas igual de malas. No, esperen, no puede callarse, él debería enfrentarse al peso de la ley a pesar de que a ella le guste… aunque si solo fue ella oyendo mal, sería una tragedia.
—¿Pero si en verdad es así? ¡No podemos dejar que pongan veneno en la comida incluso si la policía militar es mala con ellos y hasta con nosotros a veces! —recordó a la policía militar tratándola mal porque con ella Nicolo es más agradable, no que fuera malo con ellos desde que dejó de intentar matarlos. Aunque no se esforzó mucho luego de la primera vez en la playa.
—No tienes de qué preocuparte, te ayudaré. De hecho, me encargaré de esto personalmente, para que no corras el riesgo. Evitaremos que la policía militar revise nada sin estar seguros antes y que tu amigo sepa que intentas meterlo de nuevo en las celdas y hacerlo un prisionero más literal solo porque espiaste su conversación.
La forma en que lo dijo le dolió. No pensó en eso. No es que fuera chismosa, solo tenía buen oído y- ¿Pero por qué Floch estaba siendo tan colaborativo?
—Floch, ¿hay algo más de lo que deba saber?
—No, es todo. Por cierto, Sasha… ¿no tienes hambre? —Sacó una canasta de sus espaldas.
—¿De dónde sacaste eso?
—Son obsequios de mis fans —se encogió de hombros y prácticamente le arrojó la canasta.
Ella miró maravillada, tocando y viendo el contenido. Cajas varias, hasta con frutas demasiado frescas que no deberían estar guardadas aquí.
—Se siente raro recibir esto… Me siento mal.
—Tal vez tienes sed. ¿No quieres tomar algo conmigo?
—Yo- ¿Por qué tienes copas en tu habitación? ¿O vino?
Floch le pasó la copa antes de que se niegue.
—Bueno, no puedo rechazarlo si insistes tanto —dijo ella tomando algo de la canasta y después se dio cuenta que lo que mordió no era comida—. ¿E-Esta es una carta perfumada? Espera- ¿tiene un sello real? ¿Qué-?
Él se la quitó de las manos.
—Sasha, yo no voy a tu habitación a juzgarte por tus objetos personales —le quitó la carta y fue a la mesa de luz a guardarla.
—Lo siento —se disculpó y procedió a comer otra cosa.
El chico vio a su pobre cama siendo llenada de migajas de galletas. Bueno, un pequeño sacrificio.
—Es horrible, si lo que oí es cierto, Nicolo no es la persona que yo creí que era —la chica tomó un sorbo de vino como si fuera agua, que incluso eso le recordaba a él—. ¿Cómo puede querer envenenarnos? Creí que ya no nos odiaba para intentar eso.
—El veneno pudo ser para otras cosas…
—Como qué.
—Tal vez tienen una plaga en la cocina y el veneno es para eso.
—¿Eso crees? Bueno, tiene sentido- ¿Por qué no estás bebiendo?
—Invitados primero.
—Oh. —Sasha sorbió lo último de su copa.
Floch le sirvió más. Ella aceptó.
—Nunca lo había probado antes.
—¿No? —dijo para seguir el juego.
—Sabe diferente, no está mal, solo que… es raro.
Floch frunció el ceño y miró la botella en sus manos. Sus ojos se abrieron con sorpresa después de leer la parte posterior de la etiqueta.
—¿El vino tiene algo malo?
—¡No! —él lo escondió a sus espaldas.
—Por qué lo ocultas.
—Lo guardaré… para después.
—¿Por qué te ves tan alterado?
—Solo estoy cansado. No eres la única que hace cosas trabajosas.
—Sí, lo siento —es verdad, ella no puede menospreciar que no les ayude con las vías de tren que están construyendo solo ellos, aunque sea sospechoso que Floch haya insistido en hacer otros trabajos en lugar de eso—. Por cierto, ¿qué haces ahora?
—Charlas motivacionales y discursos sobre la seguridad de la isla.
—Oh… no entiendo.
—No te preocupes, no es divertido… Por cierto, Sasha. ¿Nada más viene a tu mente? ¿Sobre algún vino con algún ingrediente secreto? ¿El nombre de Zeke?
—Oh, sí… creo que Nicolo dijo algo sobre Zeke, que está en la isla.
—Ya veo.
—¿Puedo servirme más?
—Yo lo haré.
—Aw, quería ver la botella.
—Es solo una botella.
—Qué raro que no estés tomando…
—Pasas mucho tiempo con Jean. No a todos nos gusta el vino como a él, ¿sabes?
—Pero…
—Sasha, ¿acaso crees que el vino tiene veneno? —él se rió.
La chica no se rió con él.
