¡Saludos, queridos lectores!
Sí, lo sé, un poco tarde. Esto debí subirlo la semana pasada, pero es que no noté que el último fin de semana del mes de noviembre era el pasado, y aunque tenía algunas historias, quería subir todo lo que tenía en mente y esperar un poco más.
Deseo que la espera haya valido la pena, y al final les dejaré la lista de las historias que estaré actualizando el día de hoy n.n
Sin más, los dejo con la actualización de esta historia, que espero siga siendo de su agrado n.n
Fugaku apenas estaba enterado de los casos de caridad, pues aunque su familia era conocida por los donativos que hacían, ese trabajo quedaba a cargo de su esposa, a quien le informaba un presupuesto y ella lo repartía.
—No sabíamos que el edificio estaba dañado —intervino Mikoto y Karin podía notar que ella era sincera, pues se vio preocupada desde el momento en que mencionó el tema— Tampoco sabía que él Señor Lee estaba haciendo las recaudaciones.
—Entonces lo he mencionado a tiempo para que los Duques hagan su aportación. Estoy segura que serán más generosos que el Duque de Sōsu y…
—Lamento la interrupción —llegó un sirviente haciendo una reverencia y dirigiéndose completamente a Fugaku— El Señor Lee acaba de llegar, y quisiera hablar con usted —informó el hombre con mucha seriedad— También dice que trae un recado del Señor Haruno.
—¡Qué casualidad! Al menos así ya no tendrá que ir a buscarlo —comentó Karin sonriendo, aunque intentaba controlar las emociones que el apellido Haruno le causaban.
—Lo recibiré en mi despacho —indicó el cabecilla de los Uchiha poco contento y el sirviente se apresuró a acatar la indicación— Me retiro por ahora.
—Duque, hágame un favor —Karin lo detuvo— ¿Me permitiría hablar con el Señor Lee cuando ustedes terminen? Por supuesto, sólo si me hace favor de prestarme su despacho—el aludido parecía querer protestar— Me encantará que la Duquesa me acompañe en esa charla. Así no habrá malos entendidos. ¿No es así?
—De acuerdo —contestó el hombre para después retirarse.
—Es extraño que el Señor Haruno envíe mensajes a padre. Espero que todo esté bien —comentó Itachi extrañado una vez que su padre se fue.
—¿No es común? Pensé que tenían una buena relación con la familia Haruno dado que su hija y el Señor Sasuke se conocen desde muy chicos, según tengo entendido —comentó Karin para indagar, pero seguía intentando controlar sus emociones que se agitaban con algo mínimo cuando de los Haruno se trataba— Incluso pensé que estaban comprometidos, debido a la forma en que ella le habla, y aunque el Señor Sasuke me explicó que no era así, asumí que era algo que se esperaba.
—No es así —Sasuke se apresuró a decir.
—En realidad, hay mucha gente en la ciudad que, si se anunciara su compromiso, no se verían sorprendidos, pues como usted ha señalado, la forma en que la señorita Haruno se dirige a mi hermano, es muy familiar —intervino Itachi— Pero me temo que es la única cercanía que podría señalarse, pues no recuerdo que mis padres hayan cruzado palabras con los suyos, más allá de un saludo formal cuando no haya forma de evitarlo.
—Nos haces ver muy groseros, hijo —comentó Mikoto disgustada.
—¿Cómo describiría usted su relación con los Haruno? —preguntó Karin sin saber si aquella noticia podría considerarla como buena, pues aunque pensar que no haya cercanía entre ambas familias podría ser benéfico, el hecho de que esa joven y Sasuke puedan ser cercanos, era una situación más desalentadora.
—Los Señores Haruno eran pequeños comerciantes de medicamentos, pero desde que regresaron de un viaje en el extranjero, acumularon y perfeccionaron métodos de creación de fármacos muy efectivos. Hoy día sus medicamentos son los más comprados —explicaba la Duquesa— Hasta hace muy poco, sólo comerciaban con la clase media a la que ellos pertenecían, pero con la efectividad de sus remedios, han conseguido clientes entre la nobleza, por lo que han amasado una pequeña fortuna y no tiene mucho tiempo que son invitados a las grandes fiestas.
—Entonces, podría decirse que no hablan con ellos.
—No —comentó Mikoto avergonzada, pues estaba segura que la Duquesa podría reprenderla de la forma en que había hecho con el cabecilla de los Hyuuga.
—Me pregunto si estas preguntas no serán porque está interesada en mi hermano —comentó Itachi llamando la atención de Mikoto y tensando a Sasuke que la miraba de reojo a la expectativa de la respuesta.
—No, para nada. Si fuese así, lo habría dicho antes o habría tratado de arreglar el matrimonio —se apresuró a decir desviando la mirada, después comenzó a tartamudear buscando una excusa— Sólo estoy indagando porque con una boda, podría regalarle algo diferente a lo que había planeado.
—Sasuke aún no está comprometido. Nos estamos enfocando en buscarle una buena esposa a Itachi —contestó Mikoto, y en cuanto terminó su oración, nadie pudo decir nada porque él menor de los Uchiha se levantó de la mesa precipitadamente.
—¿Puedo retirarme, madre? Tengo un compromiso.
—Claro.
Sin mirar a nadie, Sasuke salió del comedor.
—Si no supiera que a Sasuke no le gusta hablar de compromisos, diría que se enfadó por su respuesta —señaló Itachi riendo.
—Desde mi llegada, ha estado trabajando, así que estoy segura que le importa más cualquiera que sea el proyecto en el que está trabajando que si me siento interesada en él —comentó Karin que no creía en absoluto que Sasuke estuviese disgustado por su rechazo— De lo contrario, quizá nos acompañaría a las salidas que tenemos todo el tiempo, pero al parecer, sólo me tiene alguna considera para no dejar mal a su familia.
—No diga eso. Estoy segura que a mí hijo le agrada. Es sólo que le es difícil expresarlo.
—Sin duda. De lo contrario, no cruzaría ni una sola palabra con usted —aseguró Itachi— Él no es muy bueno actuando y mucho menos por largos periodos de tiempo.
Karin no quiso insistir, porque estaba segura que la Duquesa y su hijo mayor intentarían convencerla, y escucharlos, sólo le dolía más, pues la prueba del postre había sido contundente.
—Hablando de salidas. ¿Cuál será la siguiente? —quiso cambiar el tema.
—Nos gustaría mucho llevarla a un parque que hay al este de la ciudad. Es pequeño y no es tan concurrido, pero estoy seguro que le encantará la hermosa fuente que hay ahí.
—Por supuesto, iremos otro día. Usted aún debe descansar —Mikoto intervino en cuanto Itachi terminó de hablar.
—Suena a un lugar lindo, aunque quizá podríamos dejar esa visita para otro momento —respondió Karin— He recibido una invitación de la Reina de Konoha para tomar el té en cuanto mejore.
—¿La Reina Tsunade la ha invitado? —preguntó Mikoto.
—No es de extrañar, madre. De hecho, me sorprende que la invitación no haya sido hecha en cuanto se supo que ella había llegado a Konoha —comentó Itachi— Habría esperado, incluso que la Reina hubiese invitado a la Duquesa a hospedarse en el palacio, dado que hay parentesco lejano entre ambas.
—Se me dió la invitación a alojarme en el palacio en cuanto entré con mi carruaje a la ciudad, pero además de que ya había aceptado su invitación —se dirigió a Mikoto como esposa del anfitrión que era— Me pareció mejor alojarme aquí para poder ir y venir a placer. Sospecho que en el palacio me habría sido más difícil salir a la ciudad.
—Y espero que no estemos decepcionándola —comentó Mikoto con una sonrisa.
—Para nada. He conseguido mucho de los que esperaba de este viaje, aunque admito que me faltan algunas cosas.
—¿Y qué podría ser? Buscaremos cumplir con sus expectativas —preguntó Mikoto.
—Le recuerdo, que como le había comentado en el baile, estoy muy dispuesto a complacerla en aquello que sea de su interés —comentó Itachi con una sonrisa seductora.
—Bueno, por ahora conocer el palacio de Konoha es uno de esos caprichos. Aún si no quise alojarme ahí, no quiere decir que no quiera conocer el interior —respondió Karin arreglándose la voz— Ya de por sí, me ha dejado muy impresionado aquel día en que sólo paseamos por los jardines. Ello sólo alimentó mi curiosidad.
—Estoy segura que le encantará. El palacio es hermoso tanto por dentro como por fuera —aseguró la Duquesa.
—Además, la Reina es muy amable, y siendo parientes, seguramente la recibirá calurosamente —siguió el varón no queriendo presionar a la joven.
—Creo que…
—Lamento la interrupción, señora, pero el Duque la ha solicitado a usted y a la Duquesa de Kūki en su despacho —un siervo había entrado al comedor.
—Gracias, dígale a mi esposo que estaremos ahí pronto —indicó Mikoto mientras se retiraba la servilleta de las piernas— Vamos, Duquesa. Seguiremos hablando después.
Karin y Mikoto se levantaron de la mesa, e Itachi hizo lo mismo por etiqueta, permaneciendo así hasta que las damas abandonaron la habitación.
—No cabe duda que aquello que no podemos tener, es aquello que más deseamos —murmuró Itachi dando un suspiro, y posteriormente se retiró a la biblioteca de la casa.
Para el mayor de los hermanos, no fue sorpresa encontrarse con el menor en la biblioteca, y aunque a Sasuke ya no le sorprendía ver a Itachi de vez en cuando allí, le desagradaba que lo estuviera. Después de todo, de una u otra forma, le hablaba de la invitada que tenían en casa.
—¿Y ahora qué quieres? —preguntó irritado.
—Vine a ver cómo estabas.
—Estoy bien y estoy trabajando —replicó el menor con la cara metida en un libro.
—En mi opinión, pareces enfadado —comentó Itachi parado cerca de la puerta de la biblioteca, observando a su hermano.
—Pues tu opinión es errónea.
—Me ha parecido que el que la Duquesa haya dicho que no está interesada en ti, te ha molestado.
—¡Deja de joderme con eso! —exclamó enfadado y tras decirlo, volvió a meter la cara en el libro.
Itachi lo observó cuidadosamente, e hizo una pausa antes de hablar.
—Durante el baile, fui directo con la Duquesa y le hablé de mi deseo de querer ser su compañero de cama —comentó el mayor, notando que el menor por poco volteaba a verlo, pero se contuvo y tomó el libro con mucha fuerza— Se vio sorprendida de que hubiese entendido su comentario, pero no me dió una respuesta.
—No me interesa saber lo que hagan —dijo tratando de fingir que no apretaba los dientes.
—Puedo retirar mi propuesta si estás interesado en ella. Incluso, puedo ayudarte a conquistarla si es lo que deseas, pero necesito que me lo digas —comentó el mayor con simpatía.
—No me interesa lo que tu hagas y ella puede tomar sus propias decisiones sobre su vida.
—Sasuke, por favor, puedes seguir negando sentir algo por ella, pero a veces actúas como si estuvieses despechado —señaló Itachi— Sé que algo pasó entre ustedes cuando la salvaste y algo más debió pasar en casa para que ella dejara de verse tan atenta.
—¿Despechado? ¡No digas estupideces! —exclamó Sasuke levantándose de su asiento dejando a un lado el libro al que había dejado de prestar atención hacía ya un buen rato— Déjame en paz con ese tema. Estoy harto de que insistas —dijo caminando a la salida donde su hermano se encontraba— Y deja de hacer conjeturas y métete en tus asuntos.
Sasuke intentó salir aún con Itachi en la puerta, pero este, volvió a entrometerse en su camino antes de hablarle.
—Mostrarte un poco más atento y algunas palabras pueden servir para empezar —le aconsejó ignorando por completo la negación de su hermano y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
—Si quisiera cortejarla, no necesitaría de tus consejos —Sasuke refunfuñó y salió no sólo de la biblioteca, sino que había quedado muy irritado y necesitaba salir a despejarse fuera de la casa.
Karin estornudó cuando estaba terminando su charla con Lee, y sacó su pañuelo para limpiarse.
—Alguien debe estar hablando de usted —comentó Mikoto sobre el estornudo, con una risita.
—¿Perdón? —preguntó Karin confundida.
—Tenemos la creencia de que alguien está hablando de nosotros cuando estornudamos sin razón aparente —Lee se adelantó a explicarle a la pelirroja— Y algo similar creemos cuando nos zumban los oídos, aunque en ese caso, están hablando mal de nosotros.
—Qué curiosa creencia —respondió sonriendo— Pero si fuese cierto, creo que habría tenido una gripe terrible teniendo en cuenta de cuánta gente debió estar hablando de mi visita al país —volvió a guardar su pañuelo— Especialmente en el baile.
—Quizá sólo funcione con las personas que nos importan —sugirió Mikoto al azar soltando una risita.
—Quizá, pero volviendo al tema, espero que nuestro acuerdo resulte beneficioso —Karin estiró su mano hacia Lee.
—Yo me encargaré de que funcione, Duquesa. Tiene mi palabra —el hombre estrechó la mano de la pelirroja como haría con un hombre con el que está haciendo una asociación, pero después hizo una reverencia— Si no tiene más dudas o sugerencias, debo retirarme.
—¿No le gustaría quedarse a tomar el té? —invitó Mikoto amablemente como la excelente anfitriona que era.
—Se lo agradezco mucho, Duquesa, pero quizá en otra ocasión. Ahora mismo tengo que empezar a moverme para cumplir con el encargo de la Duquesa de Kūki.
—Gracias, señor. Esperaré sus buenas noticias —dijo Karin sonriendo y al poco, Lee se retiró, no sin antes despedirse.
—Ha sido muy generoso de su parte —Mikoto le sonrió a la joven— Pero ¿por qué ha decidido quedar en el anonimato?
—Porque es muy común que los lugares a los que se les ayuda, soliciten la presencia de la persona que más aporta, si no puede, solicitan al segundo mayor donador y así sucesivamente. No me gustan esos eventos, no tengo tiempo para ellos y me es todavía más inconveniente al estar en un país diferente al mío. Si no saben quién hizo la donación, no me invitarán y no tendré que perder el tiempo mirando y rechazando invitaciones.
Al principio, Mikoto quedó confundida por las razones y forma en que la joven Duquesa había explicado su rechazo, ya que era más común que quien donara a la caridad, lo hiciera para mejorar su imagen, y aquellos pocos que lo ocultaban, lo hacían por modestia, pero la respuesta de la Duquesa, fue completamente diferente de ello.
—Entiendo. Después de todo, yo suelo encargarme de esos temas, de lo contrario, mi esposo no tendría tiempo de atender sus negocios y los compromisos sociales —comentó Mikoto sonriendo— Espero que cuando tenga un esposo, él pueda apoyarla en todo lo que necesite, después de todo, quién se case con usted, será un hombre muy afortunado.
—Se lo agradezco mucho, Duquesa —Karin le devolvió la sonrisa— Por cierto, soy consciente de que su marido querrá saber lo que hablé con el Señor Lee, y que usted le informará —Mikoto iba a negarlo, pero la pelirroja se le adelantó— Está bien, pero espero que ambos guarden el secreto.
—Por supuesto que seremos discretos —respondió Mikoto avergonzada, dándose cuenta que no tenía caso alegar.
—Espero que el Duque pueda ser más discreto con mis asuntos de lo que es con sus acciones o de lo contrario, todo el continente se enterará de mis asuntos —comentó Karin caminando a la puerta para abrirla. Del otro lado, se encontraba Fugaku que trataba de fingir que recién llegaba, sin embargo, la pelirroja, que había agudizado ligeramente sus sentidos por su estado, lo había oído quedarse allí al salir— Espero que esto no se repita, Duque. Ya es fastidioso hacer mis negociaciones con chaperones como para cuidarme de que mis anfitriones me espíen.
—Yo.. sólo…
—Con su permiso, me gustaría descansar un poco más en mi habitación —dijo Karin saliendo del despacho tras una reverencia y Fugaku que estaba confundido por no haber oído los pasos de la joven acercarse a la salida y avergonzado de haber sido descubierto, entró a la habitación.
—No tenías que hacer eso —regañó Mikoto a su marido que caminaba hacia su escritorio.
Karin se había alejado del despacho, pero podía escuchar las voces de los Duques. Ella quería saber qué mensaje le había llegado a Fugaku del Señor Haruno, y esperaba que él hablara de ello con su esposa.
—Quería asegurarme de que las cosas fueran bien —Fugaku se excusó sentándose en su silla.
—No tienes que justificarte conmigo, querido y tus palabras tampoco son convincentes —habló Mikoto— Si la Duquesa vuelve a encontrarte en una situación como esta, estoy segura que perderemos su simpatía.
—Lo sé y aunque no quiero ponerlo en riesgo, la nota del Señor Haruno podría ayudar a sentirnos menos presionados —comentó Fugaku llamando la atención de Karin— Aun debo evaluar los pros y los contras antes de tomar una decisión definitiva, pero hasta ahora veo muchas ventajas.
—¿De qué hablas, querido? —preguntó Mikoto confundida dirigiendo sus pasos cerca de su marido.
—El Señor Haruno ha ofrecido una gran cantidad de dinero como dote de su hija, si aceptamos casar a Sasuke con ella.
La noticia resultaba dolorosa para Karin, pero lo que realmente le parecía terrible, era que Fugaku estaba considerando aceptarla.
Estaba por de más decir que aquello exaltó sus emociones, al punto de que la sed le cerró la garganta, y un desdichado sirviente que pasaba por ahí, se convirtió en su blanco.
¿Karin matará al sirviente y se convertirá en vampira? ¿Alguien descubrirá a Karin por atacar al sirviente? ¿Fugaku aceptará el acuerdo de matrimonio de los Haruno? ¿Sasuke aceptará ese acuerdo sin protestar? ¿Aquél desenfreno de Karin la convencerá de aceptar la propuesta de Itachi? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?
Me encantará leer sus teorías y dudas en los comentarios n.n
Las historias que estaré actualizando hoy, son: Inexperiencia, Apuesta XL, Placeres compartidos y La maldición de los Uchiha.
"Un día como gato" estuve por subirlo en esta ronda de historias, pero no quedé satisfecha con el párrafo final, así que quiero darle una revisión. Sin embargo, les prometo que la espera valdrá la pena, pues será un capítulo largo.
De antemano, les agradezco mucho su paciencia, y estaré esforzándome mucho para seguir actualizando tantas historias como me sean posible n.n
Sin más, me despido por ahora n.n
¡Hasta la próxima actualización!
