―El programa de hoy es algo especial debido al invitado que nos honra con su presencia el día de hoy, si bien nuestro programa es usualmente animado, el día de hoy el invitado no es para tomar con mero humor, demos un aplauso de bienvenida a la representante máxima y directora de la organización Chaldea.

Los aplausos grabados sonaron de fondo. La iluminación se alzó y se centró en la persona quien daba entrada en el escenario preparado. Los pasos resonaron en la madera al momento que dos personas ingresaron en la sala.

Olga Marie Animusphere saludó simplemente con una mano cuando ingresó en la habitación preparada. El público frente a ella estaba en silencio, las cámaras del programa se enfocaron en ella y su entrada.

Hubo un desconcierto general de las personas que estaban tras escena cuando no entró sola. Ahí estaba a su lado aquella figura alta envuelta en un acero oscuro y su cara cubierta por completo con lo que parecía un vidrio totalmente oscuro y sin muescas, era liso y sin aberturas. Solo los soportes de los costados estaban ahí para indicar que no era un solo vidrio en vez de cara.

La presentadora se sintió incomoda, de buenas a primeras intentó mantener la expresión cuando vio a aquella figura tras el invitado del día.

Olga Marie no quería asistir a aquella charla o dar palabras a ningún programa. Pero fue una solicitud de Romani para "elevar su popularidad", algo que podría ayudarla no solo a su imagen pública en general, si no para las nuevas operaciones que se estaban realizando en Chaldea.

Un elemento mediador.

Chaldea pasó en los últimos tiempos al ojo público sin más. La existencia de la organización secreta no se pudo mantener por culpa de la guerra.

Ahora estaba en situación como estas, donde debía estar ante a quienes Olga Marie consideraba sin valor. Todo porque los humanos no podían comprender cuando alguien los ayudaba.

Molestia.

Olga Marie llegó a su asiento y se sentó con los modales que había aprendido cómo noble. Ya no se trataba de mostrarse de su edad o una presentación que podría ser mínimamente amistosa.

Después de que el mundo condenara a Shirou sintió que algo se perdió en ella después de haber despertado.

―Es un placer que haya decidido presentarse ante nosotros ―Olga Marie miró a la presentadora que aún miraba disimuladamente a Shirou quien estaba tras ella, de pie y sin cambio―. ¿Podría pedirle a su invitado que tome asiento?

La pregunta fue terminada con una risa suave ocultando el nerviosismo de aquella pregunta. Olga Marie alzó una ceja y la conductora no supo que hacer. Este se suponía que sería un momento para su carrera, pero podía ser tan bueno como malo.

Incluso no fue la primera en ser llamada, hubo otro que fue llamado antes que ella, pero rechazó la oferta ante lo que podría conllevar el que Olga Marie Animusphere, la directora de la Chaldea y quien actualmente se sentaba en la cima del poder le diera cualquiera palabra que lo quitara de su posición.

―Está bien así.

No hubo más replicas de la presentadora ante aquella simple respuesta de Olga Marie. No era como si pudiera dar algo más de por medio o alguna presentación extra al invitado.

Cualquiera conocía a Lancer, el apodado por la sociedad el caballero del director.

Matar en ante un público o ejecuciones ante todos habían sido tabú por muchos años desde que se consideró inhumano. Eso fue hasta la guerra y todas las consecuencias que se dieron con ella. El nuevo imperio naciente fue el precursor de ello en la actualidad.

No hubo nadie quien no conociera la famosa ejecución de aquel humano demonizado por todos.

Incluso si el nombre no fuera recordado no significaba que no se conociera el rostro.

―Bien, alego que es por su seguridad, si bien esta es una conversación libre, hay algunas preguntas que la audiencia quiere hacerle, ¿está aún bien con ello para contestarlo?

Olga Marie dio un leve suspiro y asintió.

―De hecho, ¿por qué razón más me aparecería? ―la presentadora tuvo un temblor en sus labios ante la respuesta de Olga Marie.

Respuestas mordaces. La presentadora tuvo en mente lo que los del alto mando le pidieron supo que tenía que hacerlo para atrás.

La persona ante ella no parecía quien perdiera tiempo con preguntas demás.

―En ese caso quisiera saber su postura con la nueva unión que se generó hacia su organización, ¿está al tanto de la opinión público negativa hacia usted?

La primera pregunta bomba. La presentadora supo que fue bastante directo y pudo ver en la cara de las personas del personal que estaba viéndola.

No fue una positiva.

―Estoy al corriente, es por eso que he llegado hasta aquí, la cobertura de la que me hablaron supongo que es la que se está dando ―Olga Marie hizo una breve pausa viendo a la presentadora asentir―. Bien, tengo una idea de porqué no estoy al favor del público en general a pesar de obviamente mostrar mejores resultados que las personas que quieren llegar al puesto de director.

Las palabras salieron con simpleza de Olga Marie. No hubo duda o algún signo de flaques.

―Me alegra que haya depositado su confianza en nosotros y que tenga una vista positiva para el cambio de perspectiva de las personas ―la sonrisa de la presentadora vino con un ligero aplauso.

―Aquellos cerdos que se revuelcan en sus propios logros no son ni siquiera dignos de las posiciones en las que se encuentran para desear algo que está más allá de ellos.

La sonrisa de la presentadora cayó.

Los ojos que habían estado cerrados en aquel instante se abrieron en sorpresa.

Shirou tras la máscara rodó los ojos ante la postura de Olga Marie. Él le había aclarado bastante que no fuera mordaz o diera lo que viniera en su cabeza.

Y es precisamente aquel escenario el que se estaba dando.

―Yo… entiendo ―la presentadora se recuperó y dio una suave a modo de tomarlo como broma, el personal puso risas de fondo haciendo que Olga Marie alzara una ceja.

No dijo nada para no alarga más la situación, pero la forma en la que los medios estaban desviando lo dicho a una mera burla le asqueó.

―Siguiendo con esto nos gustaría saber cual es el fin de la organización ahora que usted ha tomado el mando, no se ha dado una interacción directa y si bien es conocida por sus discursos nos gustaría algo más personal para dar al público.

Hubo un ligero silencio de parte de Olga Marie nuevamente. Al llegar al segundo siete fue que habló.

―Mi visión es la misma que la de mí padre y de mis ancestros, la preservación de la humanidad es lo importante, pero si hay algo que diere en mis planes con los que hubo en el pasado, es mi deseo de acción más directa.

― ¿Podría darnos algunos detalles sobre esto?

Olga Marie cerró los ojos y asintió para volver a abrirlos nuevamente. No fue un pestañeo, fue un ligero signos de que estaba dispuesta a hablar del tema a profundidad.

―La organización ha existido desde mucho antes de lo que creen, mí padre fue quien la hizo pública cuando la fundó, si bien es cierto que era más resguardada, a su muerte fue imposible esconder el poder acumulado de que tuvo mí padre en sus años.

― ¿Quiere decir que era una situación que eventualmente se daría?

―Correcto, la influencia y poder no son cosas que puedan quedarse al margen cuando tú objetivo es ayudar a los demás, si bien podría seguir en el anonimato, eso limitaba sus interacciones y lo que pudiera ganar.

―En ese caso, el exdirector Marisbury, que en paz descanse, hizo algo que ninguno de los de su familia hasta el momento y amasó el poder suficiente para llevar a cabo los planes para interferir ante los demás.

―Correcto, ante su muerte era predecible que simples sanguijuelas desearían quedarse en su puesto, la elección del director no es algo tan simples como una nominación, solo hay un puñado de personas que pueden tener acceso directo a una posibilidad de sentarse donde estoy, no, un puñado es incluso demasiado, solo con unos dedos el mano podría decirse.

―Entonces hay posibilidades de que usted pueda dimitir.

―Actualmente ninguna, y le advierto, este tema está totalmente ajeno a lo que responderé.

La advertencia cortó de golpe el buen desarrollo y el ánimo que se había dado en el lugar.

―Entiendo, me disculpo ―la presentadora no tuvo más opción que hacer eso―, entonces seguiré con un asunto que hemos querido preguntarle.

―Bien.

―… ―no hubo palabras directas de la presentadora, fue como si las palabras se hubieran quedado en su garganta y se negasen a salir. Intentó hacerlo por unos segundos antes de aclarar ligeramente su garganta y señalar una pantalla enorme que estaba de fondo en el escenario―. Es sabido que el antiguo director tenía conocidos un poco más ruidosos, es por es que quisiéramos preguntar sobre esto.

La pantalla presentó una imagen que hizo que Olga Marie abriera los ojos en sorpresa. El primer cambio de expresión en el rostro de la joven que había estado con un rostro templado.

―Uno de los guardias e incluso del círculo cercano del antiguo director es-

―Me temo que si bien es cierto que ambos tenían conexión, la persona al lado del antiguo director es un traidor que tomó información en secreto por años ―Olga Marie no quería decir aquello.

Incluso cuando sabía que esto estaba en las preguntas programas no quiso calumniar más a Shirou. Una vez más, el decir que había sido un traidor fue idea del propio Shirou quien alegó que sería la mejor forma de arreglar las cosas.

Sintió un malestar al mero instante de soltar las palabras que estaba dando.

―Oh, parece un tema delicado, me disculpo si-

―No es necesario ―Olga Marie detuvo a la presentadora―, fue su trabajo, ¿verdad?

―Entiendo, entonces…

Olga Marie se dejó caer en el asiento del vehículo en el cual estaba siendo trasladada.

―Actuaste al opuesto de lo que te pedí ―Shirou dio un suspiro cuando vio por el retrovisor como Olga Marie se acostó sin más.

― ¿Has si quiera visto los comentarios que se daban en la pantalla del programa?

―Sí, eras bastante famosa, el pico máximo de personas viendo tú presentación fue incluso superior al que había pensado ―Shirou se rio un poco ante el suspiro de molestia de Olga Marie.

La mujer se quitó los zapatos y se acurrucó en el asiento.

―Esos idiotas en los comentarios solo ponían que era linda ―Shirou sonrió bajo la máscara, se giró ante la pausa en el trafico de seguridad que llevaba a Olga Marie y pudo ver la expresión que tenía la mujer.

Un sonrojo y una mirada desviada indicando lo incomodo que le fue.

―Es porque eres adorable ―la respuesta de Shirou hizo que Olga Marie se siente y enderece la cabeza de Shirou hacia el frente.

―Ojos al frente ―Olga Marie nunca se había acostumbrado a tantos cumplidos, pero incluso si había personas alabándola, podía soportarlo y mantener el temple.

Ese no era el caso cuando Shirou le daba un cumplido al igual que lo había hecho ahora.

―No digas que soy adorable… ―las manos de Olga Marie seguían en los lados del casco de Shirou. Podía jurar que incluso si estuviera de espaldas y con el rostro cubierto, la expresión que tenía era aquella sonrisa suave que siempre le daba.

―Eres adorable porque incluso con todo lo vivido, aún te pongas así cuando te doy unos cumplidos.

El rostro de Olga Marie pasó a un rojo profundo por la vergüenza.

― ¡No digas eso idiota! ―empezó a darles unos ligeros golpes en la espalda.

Shirou estaba con una enorme sonrisa disfrutando del momento.

Amaba las reacciones de Olga Marie ante los cumplidos.

El regreso a la base en la Antártida fue sin mayores inconvenientes. Olga Marie no había perdido tiempo ante la llegada y fue directamente a trabajar.

Shirou no podía detenerla. Al menos no ahora, primer tenía que hacer una visita que no podía dejar pasar.

Loa pasillos de Chaldea eran diferentes de lo que alguna vez fue con Marisbury. El personal militar estaba presente ahora, patrullando sin más y asegurándose de todo. Hubo algunos datos que molestaron a Shirou, pero no pudo hacer mucho ante la administración misma.

Había en la organización algunos traidores.

La caza era algo que se le daba bien, pero parecía que algún alto mando los estaba cubriendo, fue evidente ante la forma en la que algunos miembros traidores eran desechados sin más.

Tendría que ocuparse del siguiente traidor una vez que termine con su primera visita. Le gustaría estar ahora mismo con Olga Marie, Shirou cerró los ojos y negó para sí ante ese breve pensamiento.

Si bien podría desear su presencia ahora era mejor perder unas horas o días a la más remota posibilidad de perderla.

Cuando llegó al elevador que solo Romani, Olga Marie y él tenían acceso no dudó en entrar e ir preparándose.

―Deberías descansar de todo esto, solo prologas tú dolor.

Shirou había estado apoyado contra la pared con los ojos cerrados. Al pasar cierto umbral de pisos se quitó el casco.

La presión del aire en diferentes estados dentro de su traje y el exterior levantó una ligera nube de humo.

―Caren…

―Oh, es bueno que me recuerdes, supongo que así eras con todas tus amantes.

Shirou sonrió ante los comentarios obvios para molestarlo, pero en el leguaje de Caren era una forma de denotar que estaba celosa.

― ¿No darás una respuesta?, supongo que tienes otras cosas en tú cabeza dura para pensar en alguien que ya no está a tú lado.

―…

Caren dio un suspiro y giró sobre sus talones cuando el elevador se detuvo.

―Sabes que siempre estaré contigo, ¿no? ―Caren miró a Shirou a los ojos―. Espero que tú también sigas conmigo por siempre, solo no me olvides, ¿está bien?

La puerta se abrió y Romani estaba de pie en la puerta del elevador. Shirou había estado con una ligera sonrisa, pero Romani lo vio.

Esa mirada que parecía ver algo que no estaba ahí.

― ¿Todo bien?

La sonrisa de Shirou decayó gradualmente, pero la mirada nunca se alzó.

―Sí… ―Shirou no se movió. Sentía su cuerpo pesado y sin posibilidades de dar un paso―. Solo…

― ¿Era Illya? ―Romani se acercó e hizo pasar un brazo de Shirou alrededor de Shirou y lo ayudó a moverse―. Te dije que deberías llevar el segundo frasco.

―Fue Caren esta vez.

Ambos caminaron hasta la habitación de Shirou, una habitación que se usaba muy puntualmente puesto que casi desde que se creó el segundo piso Shirou y Olga Marie comenzaron a compartir habitación.

Llegando a una esquina Romani tocó uno de los palanes de la habitación y una puerta se abrió. Una habitación que incluso Olga Marie no conocía. Llevó a Shirou hasta una silla donde había varios tipos de maquinas que servirían para lo que debía hacer.

― ¿Cuánto tiempo pasó? ―Romani tomó una pequeña linterna y apuntó a los ojos de Shirou―. La reacción está lenta, debí aumentar la dosis.

―…

― ¿Shirou? ―Romani suspiró para ponerse de pie y tomar los cables alrededor de la silla, eran cientos de cables que iban directamente a una única máquina que parecía sintetizar lo demás.

Un solo cable salía de esta y fue la que Romani clavó sin más en el cuello de Shirou.

Casi al instante los ojos de este se abrieron y una respiración profunda se dio.

―Bienvenido de vuelta.

Shirou aún estaba respirando con dificultad, vio el cable de reojo y soltó un suspiro.

―No hables, es obvio que no puedes hacerlo ahora ―Romani tomó una plancheta con hojas y un bolígrafo para comenzar a escribir―. Esta vez fueron dos semanas, hoy es el 1 enero del 2014, tu situación está mejor que antes, pero la dosis no fue suficiente.

―…

―El deterioro de tú cuerpo se detuvo hace más de dos meses, pero no es posible reemplazar lo perdido, las características de tú cuerpo son bastante únicas ―Romani se puso los lentes que tenía colgando en su cuello y comenzó a releer lo que el escribió.

Pasaron varios minutos antes de que bajara la plancheta y se acercara a una de las tantas máquinas para comenzar a interactuar con la pantalla de esta.

―Estoy reajustando tú dosis, quédate quieto un poco más, la contaminación del mana del mundo sigue corroyéndote bastante, tú alma está en mejor estado que al principio, pero no puedo hacer mucho en mí situación actual para arreglarla.

Romani pasó otros minutos en silencio frente a la pantalla antes que una luz verde iluminara su rostro.

―Bien, lo siento por tardar, pero tú situación es complicada, incluso con lo que sé no puedo hacer mucho ―Romani dio un fuerte suspiro antes de volver hacia donde estaba Shirou sentado―. Tú cuerpo y tú alma siguen rechazándose entre sí por el contrato, lo único que puedo hacer es alterar la sintonía para que ambos trabajen nuevamente como uno.

―…

―Lo siento, en breve podrás hablar, pero esto… incluso ahora no hay manera de lidiar con el retroceso de tú muerte, si fueran otras circunstancias no sería así, pero parte de tú persona no está aquí, tienes suerte de tenerme, probablemente no exista otro que pueda mantenerte en una pieza e incluso encontrar mejoras.

Romani se rio un poco antes de apoyar su rostro en la palma de sus manos.

―Sabes que esto no podrá seguir, esto es temporal y no es posible mantener todo unido, al principio no entendía porque tenías las visiones, pero resulta que es una parte tuya que sigue con Alaya… ―Romani alzó la cabeza y vio el techo blanco con luces―. Mientras tu cuerpo no se purgue no puedo hacer nada, pero eso es imposible, utilizaste mucho mana del mundo, más del que tú cuerpo podía soportar, incluso si te pones en una marioneta solo nos daría semanas, es mejor dejarte como estás y ver como lidiaremos con esto, pero por cómo va tú caso solo tendremos tres años, quizá cinco mientras mejoras antes que eventualmente colapse todo.

La máquina haciendo pitidos y rotando cada segundo los cables que estaban ella para inyectar una sustancia distinta era lo único que escuchó Shirou después de lo que Romani comentó.

El precio de volver fue mucho mayor del que se podría haber anticipado. Olga Marie no estaba al tanto de esto, ella misma tuvo secuelas de lo que había pasado aquella vez. Hasta ahora la única persona que había tomado los suplementos preparados por Chaldea fueron Shirou y algunos condenados a muerte.

Olga Marie había robado medicina en fase de prueba, la medicina no fue solo para mantenerse activo, era un estimulante para poder seguir en funcionamiento completo y estar alerta en todo el periodo.

Olga Marie no lo necesitaba y por eso no lo sintió, pero había llevado mucho más al límite su cuerpo de lo que ella creyó. El resultado de tomar algo experimental de manera prolongada fue un revote en el cual ahora estaba en un estado débil incluso para caminar por mucho tiempo.

Romani llevó una mano y se masajeó la frente ante la actitud similar de ambos. Ninguno quería dar su brazo a torcer cuando se trataba de dar a relucir el estado de cada uno.

Incluso así la situación de Shirou era mucho más compleja que la de Olga Marie, fue por eso que había dejado de lado la información a la mujer.

Ya tenía suficientes cosas por las cuales preocuparse para prever un futuro en el cual Shirou no pueda mantenerse.

Pasados los minutos fue momento. Al quitar el cable de alimentación de Shirou este se quedó quieto unos segundos más, con los ojos cerrados como si estuviera intentando concentrarse.

― ¿Cómo te sientes? ―Romani se acercó a Shirou una vez más―, no intentes sentarte aún, necesito que tú cuerpo este en reposo un poco más antes de volver a tus actividades, me gustaría hacer un seguimiento del día, pero sé que no te quedarás quieto.

Romani se rio un poco de su propia broma antes de sacudir la cabeza.

―Mejor.

Romani no esperaba una respuesta sincera de parte de Shirou en todo caso así que se limitó darse la vuelta y prepararse. Miró de reojo a Shirou que seguía viendo un punto fijo en la habitación.

No pudo nada más que apretar los puños ante aquella reacción que había dejado en evidencia que incluso si el cuerpo estaba respondiendo.

El alma se estaba yendo.

Mash estuvo esperando a que el elevador principal se moviera una vez más. No había pasado mucho tiempo desde que había podido estar con cierto grado de libertad en la organización. Hubo un trafico mayor de personas de lo usual.

Nuevos rostros que iban y venían, no pudo acostumbrarse a nadie en particular.

Los motores del ascensor hicieron que la atención de Mash volviera hacia el frente, dejando de moverse, el elevador abrió sus puertas y dejó a la vista aquel hombre alto.

El director del departamento de seguridad estaba de pie saliendo en silencio del ascensor. Los puestos de "director" eran algo lo cual no se obtenían por familia, no cuando la actual directora general se encargó de reevaluar a cada miembro presente.

Ahí estaba como siempre. De pie sin moverse, escuchó el rumor que Lancer era un homúnculo con la base de quien alguna vez fue Shirou Emiya.

Mash no sabía que pensar.

No conocía la relación real de ambos, tanto Olga Marie como Shirou Emiya ante el ojo público fueron nada más que conocidos o en todo caso socios en el trabajo. El hecho que ambos estuvieron como maestro y aprendiz en el área del refuerzo fue un hecho que se intentó suprimir.

Toda relación entre la familia Emiya y la Animusphere fue quitado de cualquier registro. Se sintió un poco mal por el Shirou que Mash conocía.

No era el demonio que la gente clamaba.

Ella lo conocía porque estuvo a su lado junto con el doctor Romani. Fue uno de los que estuvo a su lado en el tiempo después del intento que fue un fracaso de parte de Chaldea para crear sirvientes artificiales.

Hasta ahora no hubo avances, de entre todos los intentos solo ella salió viva y fue la única de su camada, no solo de su grupo, si no de todos los demás.

¿Quizá fue culpa?, Mash no sabía que fue lo que hizo que Shirou viniera a cuidar de ella cuando estuvo paralizada, más siendo que estuvo parado arriba juzgando todo lo que pasaba con ella sin dar un solo movimiento.

Sintió algo de molestia al principio hacia Shirou Emiya, hostilidad incluido en esos sentimientos cruzados. Se sintió abandonada de cierta manera, no fue lo mismo con Marisbury o con Olga Marie quienes mostraron indiferencia desde el primer instante.

Con Shirou Emiya no fue lo mismo. No hubo una expresión o un cambio en la cara del hombre cuando la visitaba, solo llegaba a cuidar y a darle esa misma cara de poca importancia, como si alguien lo hubiera mandado para que hiciera tan cuidado.

Incluso ahora, sospechaba que fue el doctor Romani quien había sido responsable de que Shirou Emiya estuviera cuidándola. Hubo una extraña relación entre ambos. Si Marisbury Animusphere podría considerarse el padre adoptivo de Shirou Emiya entonces el doctor Romani podría caer en la figura de hermano mayor.

Siguió con el mayor sigilo que pudo a Lancer por los alrededores de las instalaciones, el recorrido del hombre seguía siendo casi siempre el mismo. Comprando siempre los mismos lugares. Mash no se consideraba la más lista o algo remotamente a la palabra de "inteligente" pero incluso ella entendió que el camino seguido era el patrón de movimiento de Olga Marie.

Hubo el rumor de que Olga Marie mantenía por más razones que solo seguridad a Lancer a su lado, más Mash los descartó. Era casi antinatural que la directora exprese algo por alguien.

La mujer sin lágrimas o compasión.

Así fue como comenzó a ser llamada. Cualquier error, por mínimo que fuese podría causar ser despedido. Más aquello fue solo el principio, el vídeo de las acciones que tomó después de la ejecución de Shirou Emiya dio varias vueltas en la organización antes de que se suprimiera todo lo relacionado.

Mash sintió un escalofrío pasar por su espalda ante el recuerdo. El poder dar con tanta simpleza la orden para que alguien muera no debería estar en el poder de nadie.

Muchos llegaron a cuestionar la forma en la que manejaba Olga Marie las cosas. Una cosa fue su forma de dirigir Chaldea, pero otra bastante diferente fue como manejaba la parte no iluminada por la luna.

Incluso si solo podía acceder rara vez a noticias exteriores con las herramientas del doctor Romani fue más que suficiente para saber sobre la postura de los líderes mundiales de Olga Marie.

Una niña con demasiado poder en manos.

Mash no quería decir que aquello fuera incorrecto o correcto, sabía que la mano dura debía darse, pero en este caso no hubo una sola persona que le gustara la compañía de la directora.

¿Quizá los miembros de su escuadrón de protección?

La idea fue descartada nuevamente. Los miembros que se encargaban de proteger a Olga Marie no parecían humanos, eran más como homúnculos con una sola orden, solo la persona que estaba siguiendo ahora parecía tener algo de independencia o pensamiento propio.

Lancer.

Las clases de los sirvientes fueron asignadas a los siete guardias de Olga Marie. Cada uno más inhumano que el anterior, y el que se alzaba sobre ellos era aquella persona que nunca soltaba esa lanza negra.

Lancer fue posiblemente el resultado de algo. Romani le había dicho que no lo pensara tanta, que esas personas seguían a Olga Marie por voluntad propia, pero había algo que siempre parecía negar aquel hecho y que consumía la mente de Mash.

Si bien el doctor Romani era amable y de buena naturaleza, quizá la mejor persona en la instalación, también estaba en el cargo en el que estaba por una buena razón.

Y ella fue una de las que más entendían al doctor.

No por ser una buena persona significaba que no habría malas acciones.

Al girarse siguiendo a Lancer vio como este se detuvo de golpe. Le escuchó murmurar, no podía escuchar con claridad sus palabras, pero parecía que estaba discutiendo con alguien antes de reanudar su caminata.

Una vez más esa acción.

Usualmente no se detenía incluso cuando hablaba, pero fue un momento extraño en el cual se quedó quieto.

¿Qué le pasaba para perder el sentido en ese momento?

Mash pensó en salir y preguntar si estaba bien. Tragó un poco y dio un paso al frente para hablar con el hombre que se había quedado estático.

Al primer paso que dio y sin que pudiera procesar nada a tiempo fue que sintió algo en su cuello.

Lancer ahora estaba con la lanza a punto de decapitarla. Mash tardó unos segundos en procesar lo que sucedió y cuando por fin logró tener una realización de que pasó.

Fue que sus piernas no respondieron.

Estaba en el suelo, cayó sin más y las manos en los costados, la única emoción reflejada en la persona ante ella era el su propio reflejo en aquel casco de vidrio templado que cubría la cabeza del hombre por completo.

Mash se vio en el reflejo del vidrio. Su rostro totalmente deformado del miedo, un susto que no sería algo fácil de olvidar.

Vio como el cuerpo de Lancer se volvía a enderezar y bajaba la lanza junto con la mano, colgándola como hasta hace unos segundos.

No hubo palabras, solo metió una mano y le tiró un pequeño pañuelo en el regazo antes de pasar a su lado en silencio.

No hubo más palabras. Mash no quiso decir nada o querer una disculpa, tomó el pañuelo y dudó porqué de dicha acción. Una gota cayó en su mano y fue que se tocó el rostro, el sudor estaba presente y sus piernas aún no respondían.

Mash lo entendió.

Su cuerpo reaccionó ante la posibilidad de una muerte inmediata, pero no solo eso.

Si no a lo aterrador que había sido aquel breve despliegue.

¿Humano?

Cada vez dudaba más que la directora tuviera algún sentido de la moral. Sabía a voces y por hechos cómo fue la relación de amo y sirviente entre la directora y Shirou Emiya. Un maestro del refuerzo era eficiente para la directora quien no podía mostrar magecraft al público.

Lo usual para los magus era meramente reforzar lo necesario ante la posibilidad de perder el control del refuerzo. Pero ese no era el caso para Shirou Emiya quien era conocido por un refuerzo completo.

¿De verdad había utilizado a la única persona que le fue leal para algo tan dañino?

Mash no quería creer en eso, pero las posibilidades eran altas.

Solo Lancer fue quien mantuvo su rostro resguardado y sin información de quien era o porqué estaba en aquel lugar. El resto de los miembros de la guardia de Olga Marie si fueron conocidos y tenían un registro y antecedentes.

La apuesta de Mash hubiese sido que Lancer era Emiya Shirou, pero no era posible que esa persona estuviera presente, no cuando la torre había confirmado en persona la muerte de este y sobre todo…

El mundo lo había visto morir.

Diciembre del 2014.

La convocatoria para los futuros maestros se dio a todo magus posible. Se extendieron los recursos necesarios para poder llevar a cabo los exámenes y pruebas necesarias.

Olga Marie deseó poder descansar como antes. Siempre creyó que su padre la forzó demasiado a muchas cosas y tuvo un horario absurdo para los demás.

En cierto grado agradecía que ese caso se diera puesto que ahora le estaba permitiendo seguir el ritmo de las actividades que necesitaba realizar.

Ir viajando de lugar a lugar, escuchar las estupideces y delirios de los líderes no era algo que le gustara. En parte entendió porque su padre mantuvo incluso en la medida que podía un perfil bajo para la organización.

Soltó un suspiró que se ganó una palmada algo fuerte en la espalda. Olga Marie casi saltó del susto al ver como quien había hecho eso fue Shirou. Ella soltó un ligero gruñido y se recostó en el asiento en el que iba.

Estaban volando una vez para otro encuentro en el mundo.

― ¿Estás bien? ―Olga Marie miró el rostro cubierto y escuchó la voz sintética.

Le gustaría que Shirou no tuviera que esconderse como lo hacía ahora.

―Solo algo cansada ―Olga Marie miró a la ventana evitando ver de frente a Shirou.

Se sintió culpable.

¿Y si lo hubiera liberado aquel día de la ejecución en vez de dejarlo ahí?

Podría haber escapado junto a él y ahora mismo evitar vivir lo esto. Por un lado, se odiaba al haber estado con una venda en los ojos por tanto tiempo con respecto a su padre y los temas a tratar.

―Descansa ahora, el viaje tomará unas horas más, así que no te preocupes, demasiado ―incluso sin ver su rostro Olga Marie sabía que Shirou le estaba dando una sonrisa.

¿Cómo no podía odiarla?

Incluso ahora, después de estar en la relación en la que estaban, no pudo superar el hecho de sus acciones pasadas.

Siempre le recriminaron que era demasiado emocional, es por eso que creyó ciegamente en lo que su mente le dictaba como correcto en el momento, pero ahora…

Las palabras de Shirou que él mató a su padre fueron probablemente uno de los golpes más fuertes que había recibido en toda su vida.

Siempre soñó con el día en que los tres se sentaran juntos a relajarse, una charla amistosa con conversaciones triviales. Pero todo eso ya no fue posible, incluso ahora la idea de sentarse relajadamente con Shirou fue cortada de raíz a causa de su propio egoísmo.

―Deberías dejar de pensar en las cosas problemáticas por un momento ―Olga Marie abrió los ojos y vio a Shirou una vez más. El cristal que la reflejaba solo la dejaba más molesta.

No deseaba verse a sí misma.

―Yo… no estoy haciendo algo como eso…

Una suave risa y una mano que subió por el rostro de Olga Marie fueron la respuesta ante esas palabras.

―Frunces el ceño, inflas ligeramente los cachetes, cierras y dejas un puño apretado, mueves los pies y miras a otro lado ―Olga Marie tenía el rostro rojo ante las palabras de Shirou.

― ¡No digas exactamente todo lo que hago! ―la vergüenza fue enorme ante la forma en la que Shirou podía leerla tan fácilmente. Siempre fue así, pero ahora parecía que toda su atención iba a ella y en parte le gustó.

Pero no le gustaba que esta clase de situaciones se dieron donde no podía hacer nada más que taparse el rostro con las manos y el pelo para que no viera la vergüenza que le generaba eso.

La mano de Shirou fue a la mejilla de Olga Marie con cuidado, sosteniéndola casi como si pudiera romper. Aquello molestó a Olga Marie.

―No estoy hecha de cristal… ―el ánimo anterior se fue calmando. Internamente Olga Marie no supo que decir por la situación en la que estaba.

Siempre fue lo mismo, incluso después de todo lo que hicieron y como ambos ya habían avanzando al punto de consumar su relación.

Pero incluso así, nunca pudo acostumbrarse a la forma tan suave y gentil con la que Shirou trató con ella.

―Sé que eres mucho más fuerte que cualquiera, más fuerte que yo ―Shirou peinó suavemente el cabello de Olga Marie que había ido al rostro de esta―. Pero incluso si eres fuerte no eres irrompible.

―…

―Vamos, sabes que no tienes que actuar como la directora ante mí, no importa las decisiones que tomes, para mí Marie siempre será ella misma.

Un juramente que mostró el compromiso de ambos. Olga Marie bajó la cabeza y no supo que decir. Siempre fue así con Shirou, podría actuar con cualquiera de forma profesional, pero cuando se trataba de la única que la vio como un humano más la cosa fue distinta.

―Eres un idiota.

Olga Marie tomó la mano de Shirou que aún seguía en su rostro. La acurrucó en su mejilla para alzar la cabeza. Ojos rojos que mostraban la forma en la que contenía el llanto.

Shirou sonrió.

Olga Marie no era débil, no era remotamente cercana a alguien que pueda romperse o que llorase por algo incluso fuerte, pero el verla ahora en ese estado solo le mostraba como confiaba en él.

―Acabaremos con esto pronto, los cuarenta y ocho maestros estarán pronto en la cede en Europa, pronto las pruebas terminarán y no necesitaremos salir en un tiempo.

―Lo sé… pero la torre no se ha quedado quieta, y sabes lo aterradores que son o que pueden llegar a ser ―la preocupación era válida para Olga Marie, incluso si el estatus y el deseo de su padre obligaban a cualquier dar un beneficio a Chaldea, eso no quería decir que fuese efectivo por completo.

―Si las cosas van como se han previsto, entonces la menor preocupación de la torre debería ser Chaldea.

―Atlas ha estado al margen del conflicto, pero muestran su apoyo de manera activa, las relaciones entre las facciones se fracturaron bastante en el transcurso de poco más de un año.

―No fue tú culpa, no es que la relación de ambos lados fuera buena en primer lugar ―Shirou suspiró ante la negativa de Olga Marie―, las cosas sucedieron porque los deseos de ambos lados se torcieron.

―En parte es Edelfelt quien a pesar de tener una relación directa en la torre no desea darles las mismas libertades que les da al resto, la torre compra de terceros, usualmente no sería un problema el precio, pero…

―El orgullo no les permite que sean pisoteados así, incluso por más leve que sea ―Shirou terminó lo que Olga Marie quería decir.

―Eso nos llevó a una enemistad, ¿qué tal está tú mano?

Shirou parpadeó un par de veces antes de sonreír.

―Es bastante dulce que te preocupes por algo que pasó hace tiempo.

Olga Marie miró a otro lado, pero no hizo mayor movimiento.

―Es obvio que me preocupo por ti…

Brazos cruzados y ojos cerrados, una postura que denotaba arrogancia, pero con un rostro rojo y una mirada temblante, un ojo que buscaba abrirse para ver alguna reacción que era obvia que no se expresaría en la máscara de Shirou.

―Adorable ―Shirou no pudo evitar decirlo antes de traer a Olga Marie hacia él en un abrazo.

Un pequeño sonido salió de la garganta de Olga Marie quien estaba sorprendida por la acción repentina, pero poco a poco se tranquilizó. Pudo escucharlo, el pecho latir de Shirou, su ritmo continuo e incluso con el metal cubriendo al hombre.

No encontró incomodidad alguna para dormir en sus brazos.

El viaje había estado en silencio por ya una hora. Quedaba otras cuatro para finalizar el recorrido. Olga Marie se había derrumbado y no parecía despertaría en poco tiempo. Shirou miró por la ventana y observó el océano en silencio.

Fue un silencio agradable por la comodidad que sintió en aquel momento, con Olga Marie durmiendo en sus brazos, descansando con cuidado, el poder verla respirar con suavidad y con aquel rostro impasible…

Para Shirou no había mayor recompensa que esta.

― ¿Incluso mayor a la de salvar a otros? ―Shirou levantó la cabeza.

Ahí estaba la única persona que no había visto hasta ahora. Su cuerpo se tensó y sintió que cada parte de su ser se rompía ante ella.

La persona que debió haber salvado, con quien debió ser egoísta incluso si significaba perder a la ciudad entera.

No se sentía si quiera digno de esta ante la imitación que estaba frente a él.

―Fuji-nee… ―un susurro.

Desactivó el modular al momento de ver aquella sonrisa compasiva, la misma que le había dado en aquel momento.

No fueron las acciones de otros quienes llevaron al resultado en el que ella muriera, fueron sus propias acciones que resultaron en la caída de la mujer de pelo corto frente a él.

―Ha pasado un tiempo, no te he visto visitarme ―la misma soltura y emoción de siempre. Shirou estaba con la boca entra abierta y la mirada perdida.

Sabía que si hubiera sido más fuerte, no, ni siquiera si fuese más fuerte, si tan solo su resolución de a quien sacrificar no fuera la que tenía.

Ahora probablemente hubiera estado en casa.

Rin estaría a su lado para molestarlo, Sakura lo ayudaría para preparar la cena, Illya estaría esperando junto con Taiga en el centro de la mesa y Caren estaría presente junto a él para decirle que su comida sabía mal solo para verlo molesto un poco.

―Aún puedes ver esa escena, ¿no? ―Taiga junto ambas manos, inclinó la cabeza hacia un lado y cerró los ojos―. Todos juntos compartiendo, solo debías cerrar la puerta.

Shirou giró la cabeza al instante en que el sonido de la puerta de la que había sido su casa por tanto tiempo sonó a su lado.

Se miró a sí mismo. Estaba de pie, ya no estaba en aquella armadura proporcionada por Chaldea, ahora estaba en aquellos pantalones holgados, aquella camisa negra y simples medias.

Miró sus manos, el tono bronceado indicando que ha pasado tiempo.

¿Por qué estaba ahí?

¿Qué había estado haciendo hasta hace un momento?

Las preguntas llegaron a Shirou, su memoria fue confusa hasta hace unos segundos. Había abierto la puerta para ver el exterior, pero solo encontró el patio vacío.

¿Qué era el sentimiento de que faltaba algo?

Miró la puerta, estaba cerrada.

¿Debía cerrarla?

No lo hizo.

El seguro que debería estar por la puerta al volver dentro de la galería de la casa estaba fuera.

Intranquilo.

― ¿Cuándo vendrás? ―Shirou se giró y vio a Caren limpiándose los ojos. Parecía recién haber despertado, llevaba un camisón blanco hasta las rodillas y vendas cubriendo parte de su cuerpo.

―Yo…

¿Qué le hacía dudar?

No debería estar aquí.

La voz interna de Shirou le calmó que saliera por la puerta, que debía salir y no volver, ¿pero era exactamente eso lo que deseaba?

No debía abrir la puerta.

La mano de Shirou estaba en el pomo. Vio a Caren quien bostezó antes de caminar hacia él y tomarlo de la otra mano.

Los ojos de Shirou se abrieron, el tacto… era frío.

― ¿Realmente quieres correr y dejar atrás todo lo que has está aquí? ―Caren terminó de limpiarse el rostro y vio a Shirou a los ojos.

El ámbar se encontró con el oro una vez más.

― ¿Qué pasó?

¿Por qué iba a salir?

Shirou bajó el pomo de la puerta y dejó que Caren lo guiara dentro de la sala. Illya lo saludó con una sonrisa, estaba sentada y acostada a gusto en el tatami de la sala de estar.

― ¡Shirou! ―Taiga llamó desde un sofá frente al televisor―. ¿Cuándo estará la cena?, Sakura-chan te está esperando desde hace rato para comenzar.

―Me pondré a prepararla en nada ―Shirou sonrió a Taiga quien alzó la mano en victoria.

―La Tohsaka está en el cuarto de invitados, pidió que la despierten cuando fuese la cena ―Caren seguía guiando a Shirou hasta la cocina.

―No le habrás hecho alguna travesura, ¿verdad? ―Shirou sintió que algo faltó cuando terminó aquella pregunta.

¿Era una risa?

¿Por qué debía reír?

―Oh, no fui yo…

Caren negó rápidamente el incidente de la última vez de navidad, cuando tiño el cabello de Tohsaka de rubio.

Shirou sonrió incluso más ampliamente.

―Siempre haces cosas como esas ―Shirou iba a dar un paso adelante y ver a Caren al rostro, pero cuando pasó por la puerta de la cocina sintió que su bolsillo chocó contra algo.

¿Una caja?

Sin entender tomó la pequeña caja en su bolsillo y lo recordó. Fue el anillo que había preparado para aquella mujer siempre burlesca. Recordó las palabras de la guarda espaldas temporal de Caren, la forma en la que llamaba a Caren monja corrupta en el tiempo que estuvieron juntos viajando.

Lo recordó.

Había preparado el anillo para Caren. Se suponía que hoy debía salir con ella para ir al parque. Ahí entonces podría…

― ¿Shirou? ―Caren preguntó cuando al tirar de la mano de Shirou sintió que fue detenida. La mano de Shirou viajo a la caja y la sacó frente a Caren.

Intranquilo.

Debía huir.

No era la respuesta.

Esas fueron las palabras que pasaron a repetirse en bucle en la cabeza de Shirou.

Caren abrió los ojos cuando vio aquella caja abrirse y mostrar un hermoso anillo con un diamante de un tamaño generoso.

Un anillo que debería costar una barbarie. Shirou sonrió ante la idea en la que tuvo cuando decidió quitar el dinero de sus cuentas.

Los trabajos que había hecho le llevaron a tener mucho capital ahorrado, pero al no haber nunca una necesidad real de gastarlo entonces ya no importaba, al menos no ahora.

Las palabras en la boca de Shirou se movieron por su cuenta, sus labios giraron para enmarcar una sonrisa y soltar palabras suaves.

No podía escucharse a sí mismo, pero podía sostener la mano de Caren, ver sus ojos y su rostro reflejando la sorpresa que usualmente era imposible de ver en ella.

Quien era no fue una importancia ahora.

― ¿Te casarías conmigo Caren? ―ahí cayendo de rodillas Shirou sujetó la mano de Caren con cuidado, en la otra el anillo y puso el dedo anular de Caren listo para colocarlo, tan solo faltaba una palabra.

Una palabra que no lo dejaba en vez.

―Sí ―la sonrisa de confianza que había ganado Shirou se destrozó. Nunca había visto llorar a Caren, pero ahora estaba ahí, de rodillas cayendo mientras que miraba el anillo que aún no había ido a su dedo―. ¡Sí y mil veces sí!

Shirou podía entender como era Caren, siempre fue la misma, intentando mostrar las cosas más horribles de ella para que su naturaleza real no saliera como ahora.

El amor que sintió por ella fue algo genuino.

La oferta de dejarlo todo por ella fue dada y recibida con un sí, pero…

Pero…

Shirou alzó la cabeza y miró el techo. La alegría o emoción pasada se fue drenada de su cuerpo al instante en que eso pasó.

La respuesta que había dado Caren.

No fue una que habría dado la Caren que él conocía.

Se puso de pie dejando a Caren en suelo aún en shock. Ya no había nadie en la casa, el televisor que estaba mostrando un programa de caricaturas hace unos segundos ahora fue nada más una estática que rompía el aviento ante el ruido continuo de esta.

Ensordecedor.

Cada vez que daba un paso fuera de la cocina y uno a la sala el sonido de la estática y los pitidos crecía. El reloj que comenzó siendo algo de fondo ahora parecía estar apurado, girando sin parar con un sonido aberrante que retumbaba con fuerza a cada paso que se daba.

Ya sea uno u dos, seis o siete y así hasta que volvió donde la puerta con el seguro que no había puesto.

Tomó la puerta.

La estática se detuvo de golpe y el televisor volvió a emitir el canal de noticias.

Se informa del fallecimiento de un miembro de la comunidad, al parecer hubo un choque de camiones donde estaba estacionada la conductora, Taiga Fujimura, una residente de la localidad fue encontraba dentro del vehículo, es un hecho fuerte que el corte dado fuese más parecido a ser provocado por un arma blanca antes que el cruce de los camiones, informamos…

Las noticias siguieron. Shirou estaba en silencio. Conocía los datos y lo que pasaba con la historia al final.

―Un desafortunado incidente ―Shirou dijo al mismo tiempo que el presentador de la televisión.

Conocía de memoria la historia que se había dado al público sobre aquel caso, la conocía porque estuvo presente en le momento en que las cosas se desviaron a ello y como se tuvo que arreglar en base a esos cambios.

Tomó el pomo de la puerta y lo vio.

La única vez que recordaba ver a Caren llorar fue aquella vez en la que casi murió luego de una misión, llegó a penas con el brazo derecho unido, pero aún con la posibilidad de arreglarlo en un futuro.

―Si sales ahora… ya no volverás, todos nos iremos, por favor… ―las manos de Caren fueron al pantalón de Shirou. La armadura y el traje de combate de Chaldea estaba ahí. Caren estaba llorando, un llanto desesperado para alguien que rara vez podía expresar lo que sentía.

Pero fue por eso que ambos fueron tan compatibles, por la forma tan sencilla en la que podían unirse y conocerse, y es por eso que Shirou al ponerse de y alejarse de Caren es que supo que esto no podía ser real.

Su Caren nunca hubiera estado decaída, llorando por su compañía o esperando un anillo que ella misma rechazaría. Ambos lo sabían, que el dejarlo todo por ese pequeño detalle no sería diferente a traicionar todos sus votos anteriores.

Ahora no podía simplemente quedarse y ver aquella figura en el suelo que dejó de moverse una vez la puerta fue abierta. El acto frío de Caren se había ido porque todo su cuerpo ahora estaba bañado en esa misma sensación.

La sensación de la traición.

Un paso al exterior y un mundo en llamas lo envolvió. No fueron llamas que quemasen algo o que pudieran dar algo contra las impurezas. Un hielo tan frío que quemaba, eso fue lo que encontró cuando miró al cielo con aquel halo negro con rojo en lo alto.

Un símbolo del ángel de la traición en este al liberarse de todo y ejercer todos los males con el fin de mostrar la crueldad del hombre.

Quien catara la canción de aquella sinfonía infernal no podría ser él, tampoco alguien que estuviera con vida, solo una cosa podría prepare para hacer un coro en un lenguaje que solo la muerte entendería.

La luz de las estrellas cayendo sin más, el mundo siendo consumido por la oscuridad quitando cualquier mota de luz de su camino. Lo que fue el exterior de casa ahora no era nada más que un paramo con un único punto luminoso que aborrecía al verlo secretar el veneno de la rabia.

Shirou alzo una mano e intento tocar las raíces negras que se extendían en lo bajo de aquel halo ardiente que consumía todo.

Un mundo estaba parado al lado detrás de aquel portal roto y con fuego, un mundo que ardía por salir y quemarlo todo, consumirlo y corroerlo, ya no veía aquel halo como la amenaza del consumo si no de la degeneración.

¿pero quien era el que mandaba esas raíces a que germinaron en la tierra donde la vida prosperaba?

La plata de la maldad y el deseo de consumar los votos que alguna vez dio. Pudo sentirlo, en aquella entrada en medio del halo que derramó el odio de los humanos hacia ellos, ahí estaba, el lugar que de verdad podía llamar hogar.

Trepó.

Sus manos ardieron, el traje que le había dado Chaldea se derretía fundiendo la carne y el acero en el estado que siempre debieron estar, en a la fusión perfecta de la carne arrastrándose fuera de la cortadora para ser remendada por los a costura.

Un deseo que no debía salir estaba subiendo en aquella idea grabada que quiso consumirlo todo, un chillar salió y del suelo manos se levantaron, un mar de esta, no supo cuando aparecieron, pero ahí estaban, todos intentando llegar a el y jalarlo de vuelta.

Oh, lo entendió.

Shirou por fin comprendió porque todo esto pasaba por su deseo de despertar, no es que estuviera haciendo algo malo para los vivos el seguir adelante, pero los muertos que tanto deseaban ser recordados.

Hicieron que las raíces cayeran y el cuerpo del hombre se zambulla en la rojiza corriente que invadió todo el lugar. En lo alto del cielo por encima de la corona de fuego que prepagó la plaga estaban dos ojos que miraban juzgando su actuar.

Ojos sin forma y sin color, juzgando su acción de aún aferrarse a la sangre en el suelo en busca de consuelo y poder volver a la superficie en vez de ser tragado por completo.

Una voz cantó.

Sus sentidos le gritaron que estaba en todos lados, pero no podía ver a nadie, no podía sentir a nadie, quería saber de quien era el grito que se dio, aquel canto de desesperación ante la vida siendo consumida.

¿Quién?

Debía actuar.

Aún no podía dejarlo atrás él debía responder.

Pero no lo encontraba, no podía verlo, la voz y el milagro, quería verlo, una casa y una cena, quería sentirlo.

¿Dónde estaba lo que él deseó?

¿Qué es lo que deseó en primer lugar?

Un mundo vacío y una idea rotamente robada.

Un fuerte golpe a su pecho lo hizo volver en sí y poder alzar su mano por encima de la marea roja que lo había consumido.

Una mano que fue tomada por alguien, no pudo ver el quien, pero ahí estaba, la idea que quería lograr, el deseo que más anhelaba poseer, y la persona que más quería proteger.

Todo este sueño

Debía despertar.

Olga Marie cuando despertó ya no se encontró con la tranquilidad que le brindó aquel ritmo de enseño. Un silencio profundo y un tacto que desconocía fueron puestos en vez de aquella calidez.

Lloró golpeando el pecho de Shirou cuando se dio cuenta que este no estaba latiendo. Solo había una persona más allá de ellos en el avión quien era conductor y era más que obvio que no había una posibilidad real para pedir ayuda.

Shirou no estaba resondrando, y su corazón no estaba latiendo.

¿Qué estaba pasando?, tomó con fuerza la mano de Shiro y lo llamó, no le importó si la escuchaban, gritó con toda la fuerza que pudo el hombre de Shirou.

Pero incluso así y con las técnicas de primeros auxilios no hubo una respuesta.

¿Podía ser verdad?

¿Ella estaba sola?

¿Qué es lo que debería hacer?

¿Qué haría Shirou?

¿Dónde está Shirou?

¿Qué pasa si tiene que seguir sin Shirou?

Un golpe de ira pecho de este hizo que una gran inhalación fuese dada. Olga Marie vio como Shirou se movió, su corazón volvió a palpitar y todo tomó forma una vez más.

Los engranajes que debían girar para que ella se sintiera segura estaban ahí. Y parece que Shirou tomó consciencia de la situación muy rápido al abrazarla con fuerza y consolarla al verla llorar.

Ella debería ser la que estuviera consolando a Shirou y no así, él fue quien casi acababa de morir, pero entonces… ¿por qué?

¿Por qué fue ella quien sintió que iba a morir?

Ya no quería esto, quería que todo se detenga quería que Shirou no estuviera más lastimado, poder pasar más tiempo con él, quería dejarlo, ya no le importaba la humanidad y el juramente con su padre.

Solo ya no quería sentirse lastimada.

Ya no quería perder nada, ya no quería que las cosas malas siguieran pasando a su alrededor. Olga Marie estaba cansada que incluso ahora en los últimos momentos de paz en los cuales se suponía tenía que estar al lado de Shirou fuesen interrumpidos por eventos como estos.

Intentó tanto el cuidar a Shirou, pero siempre cuidó más de ella y ahora el resultado estaba pasando factura.

Olga Marie tenía, un miedo que sabía que era asqueroso y egoísta, pero era el miedo a perder a la única persona que era humana con ella, no, más bien miedo a volver a ser ignorada por todos.

Ella quería estar al lado Shirou, y Shirou le juró varias veces estar a su lado, pero incluso así hubo algo como un momento en el cual casi se fue sin que ella pudiera hacer.

¿Qué sentido tiene mantenerlo todo a un coste absurdo si el resultado se estaba yendo de las redes que se habían lanzado?

Shirou no supo que decir, que hacer o como tomar todo lo que había pasado. El shock anterior fue por culpa suya, su mente estuvo vulnerable, fue por eso que hasta este momento ellas lo persiguieron.

Ahí estaba incluso. Quieto sentado en su cuarto viendo la silla ante su cama y la persona quien estaba jugando con un listón purpura de manera feliz.

Si es que pasara suficiente tiempo en el cual ya no tenga que verla, ¿aún podría reconocerla?

Una parte suya le decía que sí.

Pero lo que más deseaba Shirou era que pudiera seguir en su estado anterior, no había podido salir a evaluar Chaldea como de costumbre gracias a su situación que se había extendido por ya casi tres meses.

Fue hoy.

Con una mano en su rostro y la mirada fija en Illya que pudo darse cuenta que por fin hubo una mejora cuanto a la intervención de la que habló Romani.

Después de tanto tiempo por fin había logrado conciliar el sueño.

Un leve gruñido vino a su lado. Ahí, Olga Marie estaba cubierta solo por sabas, su cuerpo estaba desnudo y las sábanas y la cama algo húmedas. El pasar tiempo con Olga Marie parecía apaciguar su mente.

El tenerla en brazos o sostenerla la hacía estar fuera del mundo que quería evitar ver.

Aquel mundo que estaba dejando atrás por bien de una sola persona.

Hoy era el día. El día en que todo se puso de acuerdo a lo planeado, con los reclutas listos y preparados, hoy sería el día de la introducción y de la última prueba real con el "Rayshift" que daría a conocer el potencial real de cada uno de los nuevos maestros preparados.

Había escuchado que uno de ellos tuvo problemas para llegar por culpa de un desastre que hubo en su vuelo causando en severo daño en la cabeza.

No sabría decir si fuera suerte o no, pero las cosas iban a una sola dirección, que el maestra tenía amnesia y probablemente toda la formación que recibió se fue a la nada.

Hoy, el 29 de julio del 2015 debía tener todo orden para mañana en el día final las cosas fueran puestas a cómo debía ser.

Un poco más tiempo, eso es lo que necesitaba, solo un poco más con Olga Marie y las cosas se solucionarían y tendrían que dejarlo todo.

Shirou era consciente de ella, solo no podría hacer nada más, no, probablemente si estaba solo iba a vivir revolcándose en su autocompasión por el resto de su vida o volviendo a lo que fue antes de su muerte pública.

Pero si Olga Marie estaba de su lado… aún podía seguir, aún estaba ahí, la vio, a esa niña brillante siempre la vio en los peores momentos de su vida, siempre sacándole una sonrisa o sonriendo por lo mínimo que pudiera darle.

Incluso ahora no entendía que era lo que quería Olga Marie o como es que ella había logrado estar como estaba, pero no importaba, solo necesitaba estar a su lado y el resto sería cosas que podía arreglar al paso del tiempo.

Buscaría el modo de seguir aquí, buscaría todo lo que pudiera mover para resolverlo todo e incluso si aquellas voces clamases no ser olvidadas, si aún podía escuchar la voz de Olga Marie entonces no necesitaba de ser influenciado por nada.

Su luz estaba prendida y su único deseo presente para él. El deseo fracturado de querer ser un héroe pasó a ser el deseo de ser un héroe para Olga Marie.

El futuro que tanto quería cuidar lo seguía persiguiendo, se sintió responsable de cada muerte, cada perdida y cada llanto causado por no haber hecho las cosas a tiempo, pero si Olga Marie estaba ahí podía sobrellevarlo, podía seguir y no caer en lo que vio en su yo de aquella.

Podía ser diferente.

Unos años y luego retirarse al campo o algún lugar, vivir tranquilamente con lo que pudiera al lado de Olga Marie. Shirou lo dejaría todo por un momento como eso.

―No puedes dejarlo todo.

Incluso en aquel momento con aquellos ojos afilados y esa voz que mostró descontento. Shirou pudo sentir un leve atisbo de paz al tomar la mano de Olga Marie.

La mirada directa de Taiga nunca fue algo que soportó, siempre fue algo que lo terminó llevando por lo peor, pero ahora, ahora que estaba aquella mujer que juró proteger entonces estaba bien.

Podía seguir.

―La humanidad sigue estando primero ―la respuesta hizo que Shirou se sintiera forzado a asentir, porque no podía controlar su cuerpo, incluso con todo lo que había dicho y hecho.

¿Por qué su cuerpo aún negaba la salvación de una sola persona cuando el valor de esta era lo que debía mantener?

Ya no había nada que necesitara de los otros, si bien estaría encantando de salvar a los demás no querría perder a Olga Marie por nada.

El despertar lo llamó de vuelta a la realidad. Miro de nuevo al frente y se alegró que no hubiera nadie.

Tenía que hacer un chequeo de seguridad como siempre, donde pasara Olga Marie era el camino que siempre tenía que juzgar dos o tres veces incluso.

Olga Marie se molestaba bastante de eso, pero no sabía qué hacer.

Romani lo ayudó en el tiempo que estuvo indispuesto para cubrir las cosas y al parecer el doctor Lev también dio una mano en ello.

Fueron considerados aliados por Marisbury, quizá no fueron los suyos, pero estaba débil en este momento, el separarse más y más de lo que alguna vez fue el mana que lo alimento de manera infinita cayó en el peor momento posible el contragolpe.

Ahora estaba recuperándose de a poco pero no podía permitirse ver cosas menores.

Lo mejor sería estar solo por el día de hoy al lado de Olga Marie.

Así podría verla incluso si el infierno descendiera encima, podría verla directamente.

Sentándose y acunando la cabeza de Olga Marie con una mano decidió darle un beso en los labios, beso que fue correspondido al instante con una sonrisa y una ligera risa.

Las facciones de Shirou se suavizaron al instante.

Ahí estaba.

Lo que le permitió seguir a cada día más.

La persona portadora de la única sonrisa que pudo devolver de la misma forma con otra pura y sincera.

De su amada Olga Marie Animusphere.

Bueno, no sé que decir más allá de que mi cabeza me está matando y todo me está doliendo, logré terminar el capítulo porque se pudo, pero de aquí creo que me voy a desaparecer unos días. Me siento en la mierda.

Volvió con Hierro en plata, toca retomar cosas pasadas y empezar todo en orden. Supongo que ya vieron que hay eventos y cosas nombras en el capítulo que dan señalamientos de ciertas cosas. Y bueno, también tengo varias balas de la pistola que puse en el primer acto para que se disparen en este.

¿Les gustó la historia?

Esto va para largo, pero bueno, aquí estoy y siempre agradezco el apoyo así que espero que compartan, den favorito, estrella comentario, lo que sea para que la historia sea difundida y que más gente la lea, que esta historia es la que más cariño le tengo.

En fin. Toca seguir las aventuras de Olga Marie, al menos me gustó que se entendió que ella era la protagonista y no fue tan opacada por Shirou.

En fin, espero ver que piensan de la historia y espero no traicionar expectativas de esta.

Les agradezco todo su apoyo y su ánimo a mis trabajos.

Oh cierto, en mí perfil está el enlace a mi pa treon, si quieren donar o hacer una comisión one-shot, que solo estará para este mes, luego las quitaré para trabajar en las que se pidieron.

En el pa treon también hago las votaciones de que actualización hago primero, así que es por eso que hay más actualizaciones puntuales ahora.

Ahora sí.

Ruego que dejen sus reviews y que la historia sea del agrado de los que las leen.

Rey de picas fuera.