Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo 6
― ¿¡Estás embarazada!? ―modulé mi voz para no verme tan desesperado. En realidad quería ponerme de pie y abrazarla, que me contara si estaba bien o que sucedía.
Mis pensamientos estaban revueltos, quería protegerla y a la vez tenía tanta rabia sí se atrevieron a dejarla sola.
Asintió lentamente apenas un movimiento con la cabeza.
― Sí. Tengo dieciséis semanas ―confesó sonriente.
Entonces comprendí el brillo en su mirada y sus caderas más anchas, esos pequeños cambios en su cuerpo que confundí con sobrepeso.
Le sonreí. Ocultando la pizca de celos que cubría mis emociones.
― Pensé… creí ―balbuceé― que estabas sola.
Hizo un carraspeo. Se mantuvo callada lo que para mi fue mucho tiempo y lentamente llevó el cabello largo y castaño detrás de sus orejas.
― Estoy sola ―susurró manteniendo una corta sonrisa.
― ¿Tu pareja no quiso…? ―tragué mis palabras mientras hacía mis manos en puños.
― Oh, no, no. Nada de eso, Edward. Me sometí a un procedimiento in vitro y fue la forma en que concebí a mi hijo ―reveló dejándome sorprendido.
Sacudí la cabeza y me centré en su mirada llena de felicidad. No cualquier mujer tomaba una decisión tan valiente, aún en la sociedad moderna se les llamaba egoístas por querer ser madres solteras, pero qué va. En esta época muchos hombres simplemente no querían responsabilidad y si ella estaba segura de su decisión, yo me sentía orgulloso.
Le sonreí cuando dejaron nuestros platillos.
No perdió el tiempo y bajó su mirada a las papas fritas cubiertas con queso amarillo derretido; empezó a comer a la vez que hacía ruidos guturales.
Bella estaba disfrutando unas simples papas fritas. Y era adorable.
― Felicitaciones, Bella ―articulé―. Cuéntame ¿cómo llegaste a esta decisión?
― Es una decisión que tomé hace varios años ―encogió los hombros―. Me he realizado en todos los ámbitos, me considero suficiente adulta a mis treinta y cuatro años. Pensé que era hora de realizar mi sueño y bueno… ―pasó las palmas por su pequeño vientre― estoy dando vida.
Apresó su labio inferior entre sus dientes, mirándome.
― ¿Estás bien?
― No me gustaría que me juzgarás ―respondió―. Sé que este método aún no es muy bien aceptado por tantos prejuicios alrededor del núcleo familiar.
― Bella… ―alargué mi mano y apreté la suya, dándole mi apoyo― jamás te juzgaría, es una decisión que solo te corresponde a ti. Me sorprendió, no lo niego, pero no de forma negativa.
Sonrió, mirando nuestros dedos entrelazados.
― Me siento mejor ahora que lo sabes.
― ¿Pensabas hacerme partícipe?
― Sí. Desde anoche quise decirte y compartir contigo mi alegría, incluso quise contarle a Elise cuando vio un peluche sobre mi cama, fue lo primero que le compré a mi bebé cuando supe que lo esperaba.
― Estoy aquí, Bella ―nuestros dedos seguían unidos― para ti.
― Gracias. Será agradable compartir estos días.
― Te consentiré mucho ―prometí.
― Soy terrible ―advirtió en broma―. Abuela Marie me tiene demasiado consentida, le digo que terminaré rodando en vez de caminar, ella está cumpliendo mis antojos.
― Desde ahora también cuenta conmigo.
Soltó una leve carcajada que calentó mi corazón. Bella era realmente dichosa, su alegría y felicidad brotaban por los poros de su piel y mirada.
Era la embarazada más hermosa.
― Se ven muy felices ―dijo Elise―. Y eso me gusta, creo que papá no había reído tanto en tan poco tiempo.
― Bueno… ―Bella exhaló― tengo una noticia que contarte.
Elise no dudó ni un segundo para sentarse al lado de Bella.
»Tendré un bebé ―añadió― voy a ser mamá.
La sonrisa de mi hija se volvió cuidadosa, me lanzó una breve mirada y de la nada abrazó a Bella.
Vendría una larga conversación. Conociendo a Elise estará en espera de saber detalles sobre la inseminación in vitro.
.
.
― ¿De nuevo me ganaste? ―respingó Marie al llegar a la cocina―. Eso de consentirnos con el desayuno me gusta.
― Es lo menos que me toca cuando nos tienes en tu casa.
― Pero llevas una semana cocinando, hijo. Pienso que estás tratando de ganarte el corazón de nuestra Bella ―me dio un guiño cuando dejé las tostadas con mermelada sobre la mesa―. Conste que no quiero ser una entrometida.
― Yo sé ―asentí―. Me siento bien consintiendo a Bella, verla degustar lo que preparo me hace feliz.
― Ay, Dios mío. Dos corazones socarrones son ustedes.
― ¿Por qué lo dices?
Marie meneó su mano para que la dejara pasar. La anciana caminó a la pequeña estación de café ubicada en el rincón de la cocina, ahí sirvió una gran taza sin dejar de mirarme tomó dos pequeños sorbos.
― Recuerdo aquella vez cuando le confesaste a Seth que querías a su hermana ―me recordó― fuiste algo lento, eh. Así que no dejes que lo mismo suceda ahora.
Marie siempre era directa.
― ¡Estoy lista! ―Bella llegó vestida con su gran abrigo que cubría su vientre―. ¿Pensé que estabas listo?
― Lo estoy, solo quise dejar el desayuno listo, ¿no comerás?
― Llevaré unas barritas de granola para el camino ―mostró un paquete pequeño en color verde de granola Nature Valley.
― ¿Estás nerviosa? ―Pregunté al notarla demasiado inquieta.
― Yo diría que emocionada.
― Es normal.
― Es mejor que se vayan con tiempo ―la abuela Marie empujó mi espalda, instandome a caminar.
― Falta Elise ―Bella comentó mirando hacia las escaleras.
Mi hija apareció, asomando su cabeza despeinada; seguía vestida en su pijama y usaba pantuflas de unicornio.
― ¿Qué pasa, Elise? ―Indagué, sintiéndome preocupado. Subí los escalones de dos en dos y toqué su frente, su temperatura corporal era más elevada de lo común―. Creo que tienes fiebre.
― Solo tengo el cuerpo cortado, pa. Vayan sin mí, abuela Marie me cuidara y seguramente me hará una sopa caliente.
― A la orden, princesa ―respondió Marie―. Me haré responsable de Elise.
Bella me miró. Estaba igual de confundida que yo.
― Desde acá me haré cargo ―prometió Elise―. Ahora, váyanse y cuidence mucho.
― Bien ―susurró Bella―, prometemos no tardarnos.
Dejé un beso en la cabeza de mi hija y bajé lentamente cada escalón. Bella esperó que llegara con ella y caminó junto a mí a la salida, nuestras manos tan juntas que picaban por querer tocarse.
¿Opiniones? Les cuento que extraño mucho escribir los nombres de quienes comentan, pero ahora los tiempos son de rápido, así que ya cuando venga otra historia que sea más lenta volveré a mi vieja rutina.
Gracias totales por leer ❄
