Ducktales (2017) no me pertenecen, y este es un insignificante Fic.
...
La seguridad está en los números
(...)
Scrooge McDuck miró su reloj con cierto aburrimiento, pensando que podría estar en el "Templo de los Mil Vientos", buscando tesoros de miles de años de datación, y no escuchando la perorata de la junta directiva, reclamándole por enésima vez que disminuya los gastos del departamento de ciencia.
—Ya lo hemos discutido y fui muy claro, no voy a cerrar el departamento de ciencias— Estaba cansado de tratar el mismo tema en esas reuniones, era una pérdida de tiempo porque ya sabían su respuesta. Lo más triste, es que podría estar sobre un avión con sus sobrinos, a miles de kilómetros de allí.
—El departamento está en números rojos McDuck, además no hay un solo recibo o factura declarada para presentar al fisco, así que más te vale que hagas algo, o tendremos que cerrarlo para evitarnos problemas con la ley— Exclamó uno de los buitres con veneno, mientras arrojaba un libro contable en blanco delante del pato.
—¿Cómo que está en números rojos? Se supone que el Dr. Gearloose debe darles un informe cada semana de sus gastos— Alarmado, revisó el libro contable vacío del departamento de ciencias, y descubrió que no había una sola entrada.
—Pues no ha presentado nada en los últimos…— Bradford revisó sus notas y agregó de forma aburrida —...Tres años—
¡TRES AÑOS SIN DECLARAR GASTOS!
—¡Y porque no me informaron de esto en vez de hacerme perder el tiempo!— Gritó indignado Scrooge, agitando el libro contable delante de los buitres.
—Pensábamos que no valía la pena, cerrar el departamento sería más seguro, ese científico solo crea robots peligrosos— Ponderó Bradford, cruzando sus brazos.
—¡Silencio! Hablaré con Gyro para que ordene sus papeles, y más le vale que no vuelvan a ocultarme información, o voy a disolver esta junta y buscar socios nuevos— El pato cerró las puertas con fuerza, azotándola antes de escuchar las protestas de los buitres. Salió con la sangre hirviendo de la junta, molesto y a la vez, preocupado por Gyro. Dio por sentado que podría dejar su trabajo de lado para hacer el papeleo, pero se equivocó, y ahora estaba pagando las consecuencias.
¿Tal vez necesitaría ayuda con eso? Era bastante obvio que sí. El científico era demasiado reacio a pedir asistentes o ayudantes, y ahora estaba sufriendo las consecuencias de no delegar.
Cuando llegó al laboratorio, una de las pinzas robóticas que estaban sobre el escritorio, tenía atrapado al científico desde el cuello de su camisa, y lo estaba zarandeando como si fuera un muñeco de trapo.
Desde el punto de vista de Scrooge, Gyro no tenía tiempo de juguetear con sus robots. Esto era una emergencia. Con su bastón golpeo la parte más endeble de la estructura, liberando al aterrado científico de la merced de su invención.
—Gracias, señor McDuck… digo— El científico aclaró su garganta mientras trataba de alizar una arruga inexistente en sus pantalones —Lo tenía bajo control—
—Si, bajo control, como los gastos del departamento de ciencias— McDuck le enseñó el libro contable completamente vacío al pollo, y este parecía un poco nervioso ante la clara evidencia, porque intentaba explicarse, sin mucho éxito —Gyro, te he dicho muchas veces que es importante controlar los gastos, no solo por el presupuesto sino también por la declaración de impuestos ¿Por qué no presentaste nada en tres años?—
—Había sido una buena época, estaba tratando de innovar en algunos descubrimientos, y no encontré tiempo para la contabilidad— Gyro parecía estar demasiado enfocado en su trabajo, tanto que a veces hasta olvidaba como hablar con las personas, comer y dormir. No debería sorprenderle que haya descuidado la contabilidad del laboratorio, pero debía aprender a ser responsable por una buena vez.
—¿Y porque no me lo dijiste? Se ve que no solo necesitas un nuevo un interno, te hace falta también un contador— McDuck no tenía idea que le pasó al anterior interno, pero era un problema para otro momento.
—No quiero un contador de monedas vigilando mis gastos, y diciéndome que puedo hacer o no con el dinero del departamento— Gyro cruzó sus brazos como un niño caprichoso, haciendo que Scrooge se pregunte que tan voluble podría llegar a ser el científico.
—Pues, si hubieras hecho tu contabilidad, no tendría que contratar uno— McDuck había tomado una decisión, no podía dejar que Gyro pierda el tiempo arreglando sus gastos y sus declaraciones fiscales, tenía que dedicar su cabeza al departamento de ciencia. Iba a tomar el problema en sus manos, como debía haber hecho antes —Ya encontraré un contador que quiera trabajar contigo—
—Está bien, mi única condición es que le menciones mi nombre a los interesados— Comentó con una media sonrisa el pollo.
—¿Por qué?— Scrooge ahora estaba un poco intrigado por esa curiosa petición, hasta entrecerró los ojos con desconfianza ante la situación.
—Dudo mucho que alguna de esas calculadoras glorificadas, estando en sus cabales, quiera trabajar para mi— Escupió irritado el pollo, y a la vez extrañamente aliviado, como si supiera algo que Scrooge McDuck no estaba del todo enterado.
La ingenuidad de la juventud.
—Tonterías, no puede ser tan difícil encontrar un simple contador ¡Cualquiera amaría trabajar para el Money Bin!— El pato descartó de inmediato las preocupaciones de Gyro, antes de meterse en el ascensor para salir del laboratorio.
(…)
Gyro notó que había pasado exactamente una semana desde que McDuck le informó de su intención de encontrar un contador para el departamento de ciencia, y aún no parecía haber contratado a nadie.
Y era posible que no consiga ningún contador con las agallas de trabajar con él, considerando su situación.
No era que no le preocupara los gastos y la declaración de impuestos de su departamento. En los primeros años en los que se hizo cargo, no dudó en contratar a un contador para que controlara los gastos. Sin embargo, siempre pasaba lo mismo con esos sosos rellena formularios, sus demandas siempre eran demasiado para ellos, nunca le permitían gastar cuando lo necesitaba y además enloquecían cuando tomaba la iniciativa e invertía en materiales para realizar su trabajo. La mayoría terminaba renunciando, aludiendo que era insoportable trabajar con él.
Hace tres años que dejó de buscar a alguien que le ayude con el papeleo, y ahora McDuck estaba por descubrir que nadie del colegio de contadores querría asistirlo (estaba seguro de que su nombre se encontraba en su lista negra de clientes).
Así que iba a tener que dejar de lado todo su trabajo y sus proyectos, para revisar los gastos, recibos y facturas, que se habían acumulado. Tardaría meses en arreglar ese desastre, pero no tenía muchas más opciones si iba a querer que renueven su presupuesto.
Con eso en mente, y un manojo de facturas y recibos que rescató de su casa, para sumarlo a la pila de papeles sin declarar acumulados en esos tres años dentro de la oficina, Gyro trató de alcanzar el ascensor para llegar a su laboratorio, corriendo antes de que cierre sus puertas.
¿Había alguien ahí? No alcanzó a verlo cuando las puertas se cerraron en su cara.
—Espera, necesito...— No terminó de decir esto, que las puertas se abrieron con lentitud, haciendo su característico sonido. Al parecer la persona de adentro detuvo el ascensor por él.
Bueno, eso fue nuevo. Por lo general, la gente no suele querer compartir el ascensor con él.
Al entrar a la cabina, vio al extraño que le ayudó, y no pudo evitar observarlo demasiado bien. Era un pato, de estatura baja, pero muy elegante a pesar de no usar pantalones. Llevaba un saco a medida color violeta grisáceo, sobre un chaleco amarillo verdoso que contrastaba con su corbata violeta y su camisa color crema. Era bastante atractivo y pulcro, ni una de sus plumas color castaño estaba fuera de lugar, hasta su peinado hacia atrás con gel de baja densidad, le hacía ver como un modelo de calendario.
—Buenos días— El pato le habló con una suave sonrisa y mirándolo con vehemencia —Lamento haberte hecho correr, no te había visto llegar ¿A qué piso vas? Pareces llevar prisa—
Gyro sintió que su corazón dio un salto ¿Por qué un hombre tan atractivo estaba siendo tan amable con él? Era como estar en una realidad alternativa.
—Este si, digo… Voy al laboratorio— El pollo se mordió la lengua con su pico, molesto por no agradecerle al atractivo extraño su ayuda.
—Adelante, he llegado demasiado temprano, así que no tengo apuro— Comentó con cierta calma el pato, indicando el tablero de botones, que estaba a su lado.
Gyro se acercó al pato para presionar el botón correspondiente del tablero, y no pudo evitar detectar un agradable aroma. No solo era el suave olor a suavizante de su impecable ropa, sino la loción que usaba, la cual daban ganas de hundir su cara en el cuello de ese hombre y quedarse ahí por un buen rato.
Tuvo que alejarse para no seguir pensando en eso. Ni en un millón de años alguien tan atractivo estaría interesado en él. Para su mala suerte, o por los nervios, los recibos se escurrieron de sus manos, sin poder evitarlo.
—Rayos— Frustrado trató de recuperar el desastre de papeles. Si su cara estaba roja, ahora debía estar en llamas, y trató de no mirar a su acompañante, para no ponerse a la defensiva e insultarlo. Debía pensar que era un desastre...
—Aquí tienes— El pato ya había acomodado todos los recibos del suelo en un sobre con separador que llevaría en su maleta. Se lo extendió con cierta paciencia, y volvió a sonreírle —Si utilizas este tipo de sobres, es más fácil organizar el papeleo—
Su amabilidad le estaba matando ¿no debería ser ilegal?
—Claro, gracias— Gyro estaba seguro que sonó bastante seco y desinteresado, al menos pudo dar las gracias, al tomar el sobre en sus manos.
Esto no estaba bien, tenía que hacer algo para compensarle, no podía quedar como un desgraciado.
El ascensor abrió sus puertas en el laboratorio y antes de bajar detuvo la puerta.
—Debo compensarte— Gyro estaba cada vez más molesto consigo mismo, porque no podía hablar con normalidad.
—¿Qué? No es necesario, solo hice lo que cualquiera haría en mi lugar— Descartó de inmediato el pato.
¿Era falsa humildad? No, para nada. Se notaba que era demasiado amable para su propio bien ¿estaría en pareja? Obvio que estaba en pareja, no casado al menos, porque no tenía anillo, pero dudaba mucho que alguien tan bonito esté disponible. Bueno, tampoco pretendía nada con él, solo pagar su deuda y tal vez admirarlo un poco más.
—¿Quieres tomar un café más tarde?— La pregunta salió rápido de su boca, como si temiera que cambie de opinión, ya que no eran habituales en él.
¿Estaba bien? Tal vez comprarle un refrigerio a un completo extraño no sea lo adecuado, no recordaba bien las tarjetas de McDuck sobre el trato con desconocidos, pero le pareció correcto.
—...— El pato parecía analizar su situación, y finalmente tomó una decisión —Esta bien, sería agradable conocer un compañero de trabajo, pero no se tu nombre—
Claro. No se habían presentado.
—Soy Gyro— Uso su nombre porque tenía una rara urgencia en escucharlo salir del bonito pico del extraño.
—Mucho gusto Gyro— Saludó el extraño con una bonita sonrisa. Eso fue extraordinario, no recordaba la última vez que alguien se alegraba de llamarlo —Me llamo Fenton—
Las puertas del ascensor empezaron a golpear su hombro derecho, pero a Gyro no le importó. Fenton por su parte, se veía un poco preocupado, tal vez porque se quedó mirándolo con demasiada intensidad.
—¿Nos vemos a la salida?— Preguntó el pato de repente, haciendo que espabile.
—Claro, salgo a las seis, así que supongo que tú también…— Gyro no quería irse, pero el ascensor empezó a desprender un leve pitido.
—Si, te veré en el hall de Money Bin a esa hora— Agregó Fenton.
—Es una cita— Ponderó el pollo sin pensarlo. Aclaró su garganta y señaló al interior del laboratorio —Debo ir a trabajar, cosas de ciencias y eso—
—Claro, adelante, no te entretengo más— Señaló el pato.
Gyro salió del ascensor y no sabía si era correcto saludar a Fenton o no. Este hizo un pequeño ademán con su mano derecha a modo de saludo, el cual el pollo imitó sin darse cuenta, hasta que la puerta del ascensor se cerró.
Era demasiado bonito, demasiado amable, demasiado paciente...
El aroma de la loción de Fenton se disipó de inmediato y tuvo que juntar mucha fuerza de voluntad para no volver a tocar el botón y estar más tiempo con él. No era justo, en su laboratorio solo le esperaba el papeleo, siquiera podría hacer algunos de sus proyectos para entretenerse, así que estaría dándole vuelta a ese encuentro hasta las seis.
Suspiró. Su mano picaba un poco porque sentía curiosidad de comprobar si las plumas de Fenton eran tan suaves como se veían. No debería hacerse muchas ilusiones, no tenía una sola oportunidad, considerando como la mayor parte de las personas que terminan conociéndolo huyen despavoridas.
Lil bulb ya estaba intentando llamar su atención, enseñándole todo el trabajo que tenían pendiente. Un poco más centrado, tratando de ocultar la imagen mental de Fenton en el fondo de su mente, sacó la el sobre con separadores que le había dado el pato.
Sonrió tontamente. El papeleo nunca le gustó, pero Fenton parecía se aficionado a este, podría preguntarle en su cita a que se dedica…
Un momento.
—¡Invite a un completo extraño a una cita!— Gritó desaforado Gyro a su laboratorio vacío ante el atrevimiento que tuvo.
Lil Bulb giro su pequeña bombilla hacía él por unos instantes, y luego se limitó a incendiar uno de sus planos con un mechero bunsen que encontró a mano.
(...)
Fenton estaba de buen humor a pesar de los nervios por su futura reunión. Nadie le había invitado un café por detener un ascensor, pero debía admitir que fue un buen gesto de su compañero de trabajo.
Debía recordar agradecerle por hacer más llevadero aquel día.
La oficina de McDuck estaba delante de él, y tuvo una sensación de deja vu que le recordaba a Waddle inc. Mark Beaks también tenía una oficina enorme y ostentosa, que trataba de parecer en tendencia y juvenil, pero llena de gastos innecesarios. Con falsas sonrisas y una actitud que parecía ser vehemente con sus empleados, se dedicaba a robar tecnología y comprar patentes por precios más bajos de lo legalmente permitido. Le hacía hervir la sangre cuando se paseaba por su oficina de contabilidad, obligando a sus compañeros a tapar sus maliciosos negocios, con números inexactos y formularios falsos.
Más allá de lo inmoral, no toleraba la inexactitud en las cuentas ni el papeleo mal versado. Tuvo que renunciar antes de involucrarse en una estafa millonaria, porque le hacía sentir enfermo.
Hubiese preferido ir a trabajar a un banco al salir de allí, pero Beaks tenía una cláusula en su contrato que le permitía avisarle a todo aquel que quisiera contratarlo, que no era idóneo en su trabajo. A pesar de eso, McDuck aceptó su solicitud de empleo, preguntándole si no tenía inconvenientes en trabajar con el infame Dr. Gearloose. Más allá de la mala fama que tenía el hombre dentro del colegio de contadores, nunca le robo nada a nadie, y con eso Fenton se conformaba.
Las sonrisas falsas y las actitudes vehementes suelen ocultar malas intenciones, ya aprendió su lección. Que el científico le grite, le insulte cuando este molesto o sea descuidado con el presupuesto que se le otorgue, era lo de menos para él, mientras no le pida hacer nada que atente con sus cuentas.
El pato más rico de Duckburg le miró con una curiosa sonrisa, y no se encontraba solo. Había una pata mucho más alta que él, con una postura esbelta y una mirada evaluadora detrás de sus gafas de pasta negra. Ella se acercó a él, y le extendió la mano para saludarlo.
—Soy Bentina Beakley, ama de llaves del señor McDuck— Dijo la mujer, la cual lucía un vestido con hombreras y un bonito delantal con volantes.
—Mucho gusto, señorita Beakley— Estrechó su mano y noto algo extraño en la forma que las manos de la mujer le apretaban los dedos con fuerza, pero no dudó en presentarse sin inmutarse —Soy Fenton Crackshell-Cabrera—
—Buen apretón— La mujer le soltó la mano, le observó por un largo minuto y luego miró a McDuck con cierta vehemencia —Tenía razón, las indicaciones de Waddle Inc sobre él eran falsas—
—¡Te lo dije! Mi instinto nunca me falla, sabía que ese Beaks estaba mintiendo en aquel correo— El pato se bajó de su silla, y se acercó a Fenton. Estaba un poco preocupado sobre que habrá escrito Beaks en aquel correo, pero espabiló cuando McDuck le dio un empujón con su bastón en su hombro derecho y le dedicó una sonrisa desafiante.
—Eres el hombre que salvará mi departamento de ciencia y a mi científico— Ponderó sin dudarlo su nuevo jefe.
—Haré lo que este a mi alcance— Fenton iba a esforzarse al máximo, posiblemente trabajaría el doble si se lo permitían, pero nunca mentiría diciendo que podía solucionarlo todo —Puedo empezar hoy, si no es inconveniente—
—No hay que perder el tiempo entonces, te acompañaré a tu nueva oficina y te presentaré al Dr. Gearloose, de ser posible— McDuck parecía dudar por lo último de su declaración, pero Fenton decidió calmar sus preocupaciones.
—No se preocupe, no me meteré en el camino del doctor— Fenton pensó por unos momentos en Gyro, que probablemente sea uno de los ayudantes de Gearloose. Esperaba no meterlo en problemas con su pequeño encuentro después del trabajo, pero asumiría la culpa ante la menor eventualidad.
—Y no te quemes el primer día— Aconsejó su nuevo jefe, mientras entraban al ascensor. Se dio cuenta que presionó el botón que Gyro había usado antes. Iban al laboratorio, eso significa que iban a su departamento.
Al menos ambos se darían ánimos soportando el mal genio de Gearloose.
Cuando salieron del ascensor, notaron que en el laboratorio había un denso humo que no permitía ver nada, olía a quemado y podía escuchar el sonido de los extintores tratando de apagar las llamas.
¿Gyro estará bien?
—Parece que están muy ocupados para presentarlos, vamos por aquí, la oficina de contabilidad del departamento no debe tener humo-
-Espero que nadie se haya lastimado- Fenton debía tener confianza en que Gyro solucionaría ese desastre, y no debía asustarse por ese tipo de situaciones, algunos los experimentos suelen fallar y formaba parte del trabajo.
Él debía concentrarse en el suyo, consolaría más tarde al pobre Gyro.
-Aquí está, la oficina contable del departamento de ciencias- Señaló el señor McDuck, una puerta cuya ventana estaba toda mellada.
Su nueva oficina era la descripción del infierno de la burocracia. Archiveros llenos de papeles hasta el punto de estallar. Recibos y facturas apilados en montículos, donde el polvo y los pececitos de plata podían dañarlos. De seguro los libros debían estar en el inexistente escritorio, tapado de formularios para tramitar presupuestos.
Entendió porque le advirtió que no se queme, hasta agradeció que Gyro le haya invitado un café más tarde, porque de seguro iba a seguir trabajando sin parar, hasta arreglar ese desastre.
Tal vez en vez de un café, le invite ir a su restaurante favorito, se lo merecían después de pasar por este infierno.
-Comenzaré de inmediato, le informaré de mi avance antes de salir- Fenton abrió su maleta para extraer unos guantes y una mascarilla, le habían advertido que manejaría papeleo mal almacenado, así que vino preparado.
-Entrégale el informe a Beakley, será más seguro- McDuck le dejo solo, con el infierno burocrático. Eso era agradable, solo los números como compañía como los viejos tiempos. Colocó la alarma de su reloj, cinco minutos antes de las seis y comenzó a trabajar.
(...)
Gyro estaba muy nervioso mientras esperaba a Fenton en el hall del Money Bin, revisando su reloj a cada segundo y asegurándose de no tener ninguna pluma quemada visible. Después de apagar el incendio que provocó Lil Bulb en el laboratorio, McDuck le pidió que se encargara del laboratorio y deje trabajar tranquilo al nuevo contador, ya que la oficina del departamento ciencias era un desastre por el abandono que sufrió en esos tres años.
Según el pato, ellos dos se conocerían eventualmente, y no debería preocuparse cuando lo hagan, ya que está al tanto de para quien está trabajando. Gyro no creía que ese contador este en sus cabales, pero no iba a protestar y le dejaría trabajar tranquilo. Mientras no se meta en sus proyectos y sus inventos, iban a poder convivir pacíficamente.
No sabía porque estaba siendo tan flexible, pero puede que su futura cita con Fenton le haya levantado demasiado la moral, tanto que, a pesar del incendio, pudo comenzar avanzar con su motor de energía sónica, y con las mejoras en el procesador de Lil Bulb. Estaba preocupado por sus circuitos de moral, hasta la tarea más sencilla le hacía perder los estribos. Debía encontrar una forma de mejorarlo, antes de que vuelva a intentar quemar su laboratorio de nuevo o dañe a la familia de su jefe.
Pasaron los segundos, que se transformaron en minutos, y Fenton no aparecía ¿Se arrepintió y lo dejo plantado? ¿El contador nuevo le habrá advertido de sus malos hábitos y su falta de paciencia? Tal vez su pareja no le permitía verlo y estaba esperando a alguien que nunca se presentaría. Sabía que era demasiado bueno para ser verdad…
—Gyro— Saludó Fenton desde el pasillo, tan bonito y arreglado como había llegado al trabajo. A comparación con él, que se veía como si hubiese pasado por un campo minado, hacían una pareja dispareja —¿Te hice esperar demasiado?—
—Si, tardaste tres minutos más de lo acordado— Gyro no pudo evitar sonar demandante, pero era verdad, y no le gustaban que le hicieran esperar. El aroma de Fenton hizo que se arrepintiera de su arrebato, a pesar de su jornada laboral, seguía oliendo demasiado bien.
—Tienes razón, además debería compensarte por el día complicado que tuviste— Fenton le dio una sonrisa afable, y Gyro se percató que su desplante no le hizo efecto, es más parecía que estaba de acuerdo con él ¿Por qué era tan fácil tratar con este hombre? Podía sentir como la sonrisa se le contagiaba, y un raro buen humor le estaba invadiendo.
—No ha sido un día tan malo, por suerte pude concentrarme en mi trabajo después de evitar ser pollo asado— Gyro se mordió la lengua al final, no quería que Fenton se entere del accidente con Lil Bulb en el laboratorio, pensaría que era un inepto.
—Me alegra oír eso, me preocupé mucho por el incendio, pero sabía que lo sobrellevarías, se nota que eres confiable— Comentó Fenton, mientras buscaba las llaves de su auto dentro de su maleta —¿Estas listo para salir? Te llevo en mi auto si no tienes—
—No tengo auto… Gracias, de nuevo— Gyro sintió como el pecho se le calentó y lamentó tanto ser tan abrasivo como siempre. Fenton no solo fue amable con él, sino que también se preocupó por su bienestar ¡Y lo consideraba confiable!
¿Qué debería decirle para hacerle sentir mejor? No quería que le odiara.
—¿Te gustaría que modifiquemos nuestros planes? Pensé invitarte a cenar para compensar el mal rato que pasaste— Dijo de repente el pato, mientras los dos se encaminaban al estacionamiento.
—Este, pero... yo...— Gyro no sabía que decir, una cena era un compromiso enorme, y no había tenido una cita en años ¿No iban demasiado rápido? ¿Fenton no se metería en problemas con su pareja? ¿Venía de una ruptura y él ahora era el otro clavo? No tenía idea lo que estaba pasando, todo era muy nuevo e irreal.
—Mañana temprano si quieres me invitas un café antes del trabajo, has tenido un día difícil y me gustaría compensarte por tu ayuda— Como todo un caballero que era, por supuesto que el pato abrió la puerta del acompañante de su auto para que pudiera entrar. Auto que resultó ser un deportivo, un Camaro para ser precisos.
¿A qué se dedicaba Fenton para tener semejante medio de transporte? Puede que sea un nuevo socio de McDuck, un hombre con dinero…
—¿Ayuda?— Gyro no entendía en que le ayudo, pero no pudo evitar notar lo cómodo y limpio que era el auto de Fenton, así que le restó importancia. El pato se sentó a su lado y colocó su cinturón de seguridad sin dudarlo.
—Si no me hubieras invitado, seguiría encerrado en la oficina trabajando y clasificando papeles sin parar hasta terminar, tal vez no me verías en días— Fenton finalmente le sonríe nervioso, esa falsa sonrisa no le quedaba bien le hacía ver tan poco atractivo que Gyro deseaba que no vuelva aparecer en su bonita cara. El pato suspiró avergonzado, rascando su nuca, y le sonrió con franqueza finalmente —No te asustes, pero tengo una obsesión poco sana con los números, y cuando comienzo a trabajar me cuesta mucho desconectar—
Gyro parpadeo sorprendido. Fenton tenía una apariencia tan agraciada y elegante que era difícil imaginarse un defecto en él. Ahora entendía porque el auto tan costoso, alguien que trabaja sin parar, sin desconectar, le es sencillo comprar cosas caras.
Sin embargo, debía ser difícil relacionarse con él… Tal vez no había pareja con la cual competir, porque el hombre simplemente amaba su trabajo. Gyro entendía que tampoco podía competir con eso, él también amaba mucho el suyo.
—No te preocupes, sé lo que amar lo que haces hasta el punto de no desconectar, no me vas asustar como crees— Gyro dijo esto con cierta seriedad al ver como atravesaban la ciudad con celeridad. El asiento era demasiado cómodo y la sensación de calma en el ambiente era agradable.
Pasaron unos momentos en silencio, hasta que el pato decidió hablar.
—¿Amar? Vaya, no lo veía de esa forma— Fenton finalmente detiene el auto frente a un pequeño local de comida mexicana. Gyro no le prestó mucha atención porque podía ver como su interlocutor le sonreía con vehemencia —Eres un hombre sorprendentemente romántico Gyro ¿Te lo han dicho?—
Gyro sintió que toda la cara se encendía, de seguro que estaba colorado como un tomate. Le gustaría salir huyendo de allí, solo porque no entendía su suerte, esperaba que algo malo sucediera, pero al salir del auto podía ver que el sitio era tranquilo, a pesar de su colorida temática.
—Suele estar más concurrido los fines de semana, estaremos tranquilos hoy— El pato cerró el auto y le acompaño adentro, le enseñó un lugar cerca de la ventana para sentarse y se acomodaron en unas sillas rusticas —¿Tienes problema con el picante?—
Gyro negó levemente, moviendo su cabeza de un lado a otro, bastante seguro de Fenton era demasiado obtuso para el doble sentido, o su mente era bastante sucia cuando se trataba del pato. Ve llegar al camarero para tomar su orden, así que decide explicarle a su compañero porque no debería preocuparse por su comida.
—No lo sé, he comido bastante picante cuando estaba en mi pasantía en Tokyolk, puedo probar— Se sentía extrañamente tímido, pero la tranquilidad del ambiente y el sitio tan desenfadado, hizo que se relajara un poco.
—Entonces déjame invitarte la especialidad de la casa— Fenton le volvió a sonreír y se dio cuenta que estaba perdido. Más que una atracción física, debía admitir que estaba enamorado de su compañero de trabajo ¿Era posible enamorarse a primera vista? ¿Particularmente de alguien que apenas conocía?
Le restó importancia y siguió hablando sobre su trabajo. Le pareció entrañable que Fenton se quejara de su anterior trabajo y de Mark Beaks, haciendo que Gyro comparta su repulsión por el loro, y llegando a la conclusión de que era una amenaza para la sociedad.
La comida terminó demasiado rápido. Llegó a su departamento demasiado rápido. Hasta le pareció que se despidieron demasiado rápido, porque no importaba cuánto tiempo pasaran juntos, no le era suficiente.
Con la promesa de verse al otro día, y un saludo demasiado formal para su gusto, Gyro se tiró en su cama pensando en Fenton durante la noche, demasiado cansado para preocuparse sobre lo mucho que le gustaba el pato. Cerró los ojos, sin saber si cuando despierte, aquel agradable sueño termine y aquel hombre se haya esfumado de su vida para siempre.
(...)
TBC
N/A: Este fanfic no está terminado, publico este capítulo para saber si están interesados en la idea y si quieren más capítulos. Si no es así, quedará solo esta parte publicada como one shot, y seguiré con otras ideas que tengo.
Saludos cordiales a todos.
