Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 7

Bella seguía con su mirada perdida fuera de la ventanilla, parecía que el paisaje blancuzco de la ciudad causaba algún efecto en sus emociones, varias veces la había visto limpiarse las lágrimas de manera discreta.

― Es una pena que Elise no haya podido acompañarnos, espero que mejore pronto.

Bella era tan inocente para creer que Elise estaba enferma, era mi hija y la conocía realmente. No tenía absolutamente nada, estaba sana y solo tramando qué hacer para dejarme a solas con Bella, tal vez debería agradecerle porque al final de cuentas era lo que yo quería.

― No te preocupes por ella. Mi hija sabe apañárselas bien.

Volteó apenas unos segundos y pude ver su nariz enrojecida y sus ojos humedecidos.

Alargué mi mano hacia ella mientras conducía con la otra mano y afianzaba el volante. Ella no dudó en sostener y entrelazar nuestros dedos cubiertos por guantes.

»¿Qué sucede, Bella?

― Pienso que es tan irreal que estemos aquí. Han pasado tantos años, Edward, hemos pasado mucho… nunca creí que volvería a verte.

― ¿Estás feliz o triste?

― Una mezcla. Por una parte estoy feliz de verte y saberte bien. En cambio me da tristeza saber que pronto nos perderemos la pista, duele.

― No tiene porque suceder, Bella. Podemos seguir en contacto, quiero seguir sabiendo de ti, de tu embarazo. Quiero estar a tu lado.

Las últimas palabras las pronuncié suavemente. Necesitaba que ella entendiera que no me iría, que estaría a su lado mientras quisiera tenerme en su vida.

― No sé qué me pasa, Edward ―sollozó― tal vez mis hormonas me tienen mal, lo único que sé es que no quiero perderlos. No otra vez.

― Shh, tranquila, no debes alarmarte ―pedí.

.

Llegar a Seattle tardó más tiempo del que deberíamos, entre la acumulación de tráfico y las malas condiciones climáticas hicieron mella para que estuviéramos cinco horas en la carretera.

Bella seguía ansiosa. Comprendía su sentir porque hace años lo había vivido al lado de Maria y, aunque ella tal vez no me comprendiera estaba ansioso de igual modo por saber del bebe que gestaba.

Sostuve su mano antes de que acabara con sus uñas. Ella me sonrió ampliamente e hizo un leve puchero.

― Tranquila ―susurré.

― Señora Swan, puede pasar ―indicó una enfermera regordeta. Bella se puso de pie y la señora me echó una mala mirada al ver que yo continuaba sentado y expresó―: ¿No acompañará a su esposa?

Abrí y cerré la boca. En mi intención de corregirla me incorporé torpemente y tropecé con mis pies. Bella sostuvo mi mano y sonrió evitando que terminara de bruces.

― Siganme ―añadió la enfermera― todo está listo para la ecografía, ¿nerviosos?

Tomados de las manos pasamos a un cuarto oscuro donde ayudé a Bella a acostarse en el diván. Me sabía de memoria el protocolo para realizar una ecografía, aunque no era mi ámbito era conocedor de los pasos: vientre desnudo y gel conductor, era lo único que necesitaban para deslizar el doppler fetal.

El sonido fuerte de un pequeño corazón palpitante con un latido galopante retumbó en la habitación.

― Mira ―murmuró Bella, señalando la pantalla― es mi bebé, Edward.

Su voz se entrecortó dejándola sin palabras. Puse atención a la imagen, era un feto completamente formado, se podía apreciar una manito en su frente.

― Hola, bebé ―susurré― estoy cuidando a mami.

Bella soltó una risa ahogada que no logró ocultar su llanto.

― Aquí está ―dijo la enfermera logrando captar los genitales― ¿listos papis?

Sonreí emocionado cuando descubrí su sexo, no podía equivocarme. Apreté fuertemente la mano de Bella y me acerqué a su rostro, muy cerca que podía sentir que su mejilla rozaba con la mía.

»Hola, soy un niño ―reveló la enfermera dándome la razón a lo que había visto―. Felicidades.

Sonreí compartiendo la felicidad que invadía a Bella.

― Es un niño ―Bella sollozó, su cuerpo se estremeció con fuerza a causa del llanto― ya no estaré sola, Edward.

La abracé fuertemente para consolarla. No podía verla llorar de esa forma tan desgarradora.

― No estás sola, Bella. No te dejaré nunca más sola.

Mi mano se deslizó por su abdomen hinchado, donde el bebé habitaba, su mano se unió a la mía y entrelazamos nuestros dedos. Un ligero movimiento proveniente de su vientre nos alertó.

Sus ojos buscaron los míos. En la proximidad de nuestros rostros, nuestros alientos se mezclaron y ambos reímos nerviosos.

No supe si fue la oscuridad del lugar. Tal vez el momento. O mi necesidad por besarla…

Cerré mis ojos y probé sus suaves labios en un beso necesitado y cargado de nostalgia.

Un beso que desarmaba mi alma y me dejaba rendido a ella.

A mi primer amor.


Hola, espero que el capítulo sea de su agrado, no crean que aquí acaba, Edward y Bella tienen mucho qué hablar.

Les agradezco mucho sus comentarios, favoritos y follows. Haré lo posible por volver mañana.

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Gracias totales por leer ❄