Capítulo 02
La noticia que Slytherin le han quitado cincuenta puntos por culpa de un muchacho de primer año, precisamente Alexander Blackwood, llegó a oídos no solo de los muchachos de la misma casa sino de las otras tres también, no sabiendo si sentirse agradecidos con él o sentir lástima por haber perdido tantos puntos.
Eso sí, los integrantes de Slytherin obviamente contentos no estaban.
—¿Puedes explicarme qué fue lo que ha sucedido?
Félix, el prefecto de Slytherin, preguntó a un Alexander que estaba de brazos cruzados. Estaba tratando de más o menos procesar las cosas de antes, pero seguía algo enojado. Charlie también lo estaba, pero era mayormente su preocupación que su enojo.
—Cosas —contestó—. Nada del otro mundo
—Alexander, algo tuvo que pasar para que Snape te descuente tantos puntos. Puedo entender diez puntos, pero, ¿cincuenta? ¿De verdad? En serio, necesito saber qué has hecho…
—… nada importante —seguía de la misma manera—. Solamente me descontó tantos puntos, nada más…
—¿Nada más? —se rascaba la cabeza. ¿Podrá ser que él sea como su hermano mayor? No, eso no sería bueno, para nada. Apenas un día y ya tiene una mala reputación. Menos mal que estaba hablando con él porque los demás algo le harían. Al menos el apellido familiar ayuda en algo, sería mucho peor—. Escucha, y por favor te lo pido, modérate. No podemos perder otra vez al final de año… ¿está claro?
—Sí, lo sé, lo sé. No te preocupes, estaré… más tranquilo…
En lo que diría esto, Mérula se sumó a la conversación de los dos, mostrando una sonrisa que de tierna y dulce no tenía nada.
—Ah, Mérula, hola
—Hola prefecto —y en eso, se giró para mirar justamente a Alex quien no tenía la mejor cara de todas—. Hola Blackwood…
—…
—¿Sucedió algo, Mérula? Estoy teniendo una conversación con respecto…
—… a los puntos restados, lo sé. Estuve allí. El profesor Snape me pidió que me quede a hablar con él un poco. Realmente aprecia mis habilidades —la realidad es que esa chica Haywood mostró más habilidad que ella, alguien que tendrá que vigilar—. Pero, eso no importa ahora. Toma —sacó una carta, se la entregó a Alexander—. Snape me pidió que te diera la carta.
—¿Qué contiene?
—No lo sé, no me importa, seguro no es nada relevante para mí —diría entregando la misma.
—… —en eso que se retiró ella, sonriente como ninguna, Félix miró a Alexander—. ¿Una carta de Snape?
Alex abrió la carta y comenzó a leer el contenido de la misma.
"Blackwood, acabo de comprobar que el causante de dicha explosión no fue tu culpa. Si bien eso no prueba tu inocencia, me hace pensar que no eres un completo incompetente. Tráeme una jarra de babosas al escabeche del Armario de Pociones y al menos, consideraré regresar la mitad de puntos quitados"
Tras terminar de leer la carta, al final, había una indicación para llegar a dicho armario.
—Huh… —Alex miró la nota mejor—. ¿Snape me escribió esto?
—¿Regresar la mitad? —Félix, el prefecto, se sorprendió—. Aunque sea la mitad… ¡corre! ¡Antes que se arrepienta!
Fuera de la Sala Común…
Al salir y tratando de seguir con las indicaciones dejadas por la carta, tanto Rowan como un chico, con la túnica de Gryffindor y dicho escudo del león, estaban parados fuera de la misma
—Alex, ¿sucedió algo? —preguntaría entonces Rowan al notar la cara distante del peli blanco—. No tienes… buena cara
—Estoy bien —y en eso que contestaba a Rowan, miró al otro chico—. ¿Quién eres?
—S-soy Ben Copper —replicó—. Tú debes ser el chico que se opuso a Mérula Snyde ¿no? —asintió—. Debo agradecerte por ello —sonaba preocupado y aliviado al mismo tiempo. Algo medio raro—. Alguien por fin debería de enfrentarse a ella…
—¿Le tienes miedo?
—… n-no necesariamente miedo… bueno, sí. Durante todo el viaje en el expreso Hogwarts, estuvo hostigando y amenazándome con que la pagaré muy caro si me entrometo en su camino y que por ser un Muggle, no tenía derecho a estar aquí…
—¿Eres un Muggle? —preguntó Alex confundido
—¿Eh? S-sí, claro, lo soy… ¿es que… tú también me dirás lo mismo que Mérula?
Alexander no sabe cómo sentirse en estos momentos. El cumplimiento y su deber como "sangre pura" y ser perteneciente a una familia que técnicamente no se lleva bien con los muggles, al menos los incompetentes, le hizo tener una visión diferente. No es que se queje de los muggles, para nada. Él siente que tarde o temprano debe de lidiar con ellos… aunque bueno, para bien o para mal, a veces estas personas son… peores que incluso los sangre pura.
—… —negó—. No, no soy como ella. Nunca sería como ella…
—Pero tú apellido…
—Sí, mi apellido es algo especial, lo sé. Pero, no, yo al menos, eso espero, no tengo esa idea que cualquier muggle no sirve. Algunos sí, otros no. No viene al caso. Y con respecto a lo de Mérula, sí, ese tipo de gente no merece que le respondan con cobardía…
—Es fácil decirlo para ti… yo no soy valiente… por eso vi cómo te enfrentaste a ella. Por eso te doy las gracias. Alguien debía hacerlo… y me alegro que seas tú…
—No te preocupes por eso. Si es que en serio le tienes miedo, procura no estar en su rango de vista, será peor. Si ella te molesta, te defenderé…
—¿Y si alguien más le molesta? —preguntó Rowan.
—No soy su niñera… —replicó—. Y perdonen, pero debo ir a reunir unas cosas que Snape me pidió —informaba—. Al parecer, quiere devolverme algo de los puntos quitados hoy…
—¿En serio? ¿Quieres que te dé una mano, Alex?
—No Rowan, esto es algo mío. No te preocupes por nada.
—Está bien. No dudes en buscarme si necesitas ayuda en algo… —y en lo que respecta a Alex, este saludó a ambos y se retiró para justamente buscar eso que pedía Snape. De mientras, Rowan miró a Ben—. Y dime Ben, ¿te gustaría saber más de Hogwarts?
—… supongo…
Armario de Pociones…
Al llegar entonces a dicho lugar, abrió la puerta.
En el camino, pensó severamente que esto no sería bueno. Es decir, ¿Snape en serio mandaría una carta? No, lo duda completamente. Pero, su curiosidad le dominó en esos momentos. Quería ver qué diablos era esto. ¿Una broma? Quizás. ¿Venganza por parte de otros estudiantes de Slytherin por perder tantos puntos? Tal vez.
Es rencoroso, mucho. En ese sentido, cumple con las expectativas de ser un Slytherin. Ambicioso en lo que respecta a tener que vengarse de los demás, y con creces.
Al entrar, no veía nada.
—… —y el mero hecho de no ver nada y escuchar cómo la puerta se cerró, le hizo ya darse cuenta de todo—. Genial, incluso la puerta está cerrada… —rodeado de oscuridad, sacó su varita—. ¡Lumos!
El Encantamiento de Iluminación destelló en todo el cuarto.
No había estantes, no había frascos, no había nada que podría contener ingredientes para hacer pociones, no. Era todo lo contrario.
—… —y cuando vio lo que había en realidad, se sorprendió y mucho—. ¿Lazo del Diablo? —conocer y saber son dos cosas diferentes. Conoce dicha planta, pero no sabe lo que hace. Sus padres hablaron de esta planta alguna vez, recuerda el nombre y cómo se ve por experiencias que ellos tuvieron, pero fuera de eso, ¿qué hace? Ni idea.
—Ah, con que sabes lo que es. Estoy sorprendida Blackwood, realmente pensaba que eras un idiota
—… ¿Mérula?
—La mejor bruja de todas, la misma en persona… aunque no podrás verme. Esa planta me la enseñaron unos chicos de Slytherin de cuarto año. Impresionante ¿verdad?
—… ¡¿fuiste tú la de la carta?!
—Y caíste completamente. Tonto como tu hermano… —hablaba detrás de la puerta, cerrada por ella—. Pero, si es que en serio eres muy bueno como dicen los profesores según tu amiguito de lentes, con Lumos, podrán deshacerte de ella. Son sensibles a la luz…
—¡¿Qué diablos sucede contigo?! —gritó—. ¡¿Es que acaso tienes un problema?!
—¿Crees que dejaría pasar una oportunidad así, Blackwood? No, jamás. Te haré pagar lo que has dicho de mis padres y de mí. Y sobre todo, por decir aquello en la clase de pociones… pero bueno, es la última vez que hablaré contigo o no… de todas maneras, deshacerme de ti será no solo bueno para Slytherin sino para Hogwarts en general.
Luego de eso, Alex no escuchó más a Mérula.
Intentó patear la puerta varias veces, pero no había forma de tirar la puerta abajo.
Sería un milagro poder salir de allí a base de patadas a la puerta, pero apenas era un niño de 11 años, no tenía fuerza alguna en sus piernas. Sumemos que el Lazo del Diablo comenzó a estirarse y a tomar a Alexander de sus extremidades. Este apuntaba con su varita a dichos lazos que tomaban sus brazos y piernas.
—¡Maldición! —gruñía—. Sensible a la luz, pero entre más intente hacer esto, más me toman con fuerza…
Alex apuntaba con su varita a los tallos y lazos de la planta en cuestión. Sí, sensible a la luz, pero, ¿por cuánto? Por más que apuntase y estos se retirasen, aparecían más y más a tomarle con fuerza de sus brazos, piernas y también de su cuerpo. En un momento tomó parte de su cuello y cabeza, apretando con fuerza que de no ser que su Lumos fuese por decirlo de alguna manera potente, sería devastador.
—¡Lumos!
—¡Lumos!
—¡Lumos!
Soltaba una que otra y otra vez para alejar dicha planta de su cuerpo. No quería pensar en otro hechizo que sus padres le enseñaron porque sabe que si es sensible a la luz y además es una planta, usar un hechizo como por ejemplo Incendio sería… peligroso para él mismo.
¿Quedaba otra opción?
No, la verdad es que no quedaba otra opción.
—… me las… vas a pagar… —no tenía tanta fuerza ya. Ni él sabe qué tanto batalló contra esta planta, pero era hora de poner un fin a esto—. … ¡Incendio!
Moviendo su varita, la punta de la misma comenzó a brillar para luego salir una pequeña llamarada, una pequeña bola de fuego que apuntó contra el Lazo del Diablo al igual que a sí mismo. Esto logró que, no solo la planta le dejase en paz en su totalidad sino que además, parte de su túnica comenzara a quemarse un poco.
No llegó a quemarse a sí mismo de milagro.
Aun así, el calor, más estar en un lugar muy pequeño y encerrado, fue mucho para Alexander en estos momentos y como pudo, se quitó túnica a la par que usaba esas partes quemadas para terminar de ahuyentar a la planta.
Se apagó el fuego a sí mismo, muy desesperado por tener que sufrir una situación así, más en su primer día de estudios. Estaba bien, sigue vivo… pero jadeaba y se sentía agotado… más con calor y sudando…
—¡¿Qué sucede ahí adentro?! —alguien de fuera parecía gritar. Incluso pateó la puerta varias veces… o eso cree—. ¡Sal del medio! ¡Abriré la puerta! —y de varias patadas más, la puerta se abrió. En ella, pasó un enorme hombre de largos cabellos y larga barba. Al ver lo que sucedía, se sorprendió y mucho—. ¡Gárgolas, Slytherin! ¡Aléjate de allí! ¡Asustas a la planta!
—… ¿qué? ¿Yo? ¿Asustarle?
—… mm —y mirando todo mejor, la planta en sí no parecía estar… ¿normal? Olfateó y miró mejor. Vio el estado del muchacho y de su ropa—. A juzgar… veo que de alguna manera te las ingeniaste…
—… —se limpió el sudor. Se puso lo que quedó de su túnica. No era mucho, la verdad. Algo se quemó—. …usé Incendio…
—¿Incendio? Vaya, un alumno bastante bueno si es que lograste usarlo ¿no? Haha. Aunque, tu cara no me suena para nada… ¿eres de primer año?
—Lo soy… —quería moverse, pero parece que esa desgraciada planta realmente le quitó mucha fuerza como para estar normal—. … gracias igual por… ¿salvarme…? Señor…
—Rubeus Hagrid, a tu servicio. Guardián de llaves y terrenos de Hogwarts. Es un placer conocerte… —y viendo el cabello blanco, despeinado totalmente y esos ojos claros, se daba una idea—. Imagino que debes de ser el muchacho Blackwood ¿no? Te pareces bastante a tu hermano…
—¿Le conocía?
—Un gusto enorme por las criaturas mágicas y un don excelente para las mismas… una lástima que como persona… pero, ¿quién soy yo para hablar de hermanos? En fin —¿de nuevo que su hermano no era buena persona?—, ¿cómo es que terminaste allí?
—… ALGUIEN me hizo creer algo… bah, sabía que era una trampa, quería ver la clase de broma que me esperaría… pero, no pensé que… —suspiró—. No importa quién fue Hagrid…
—Bueno, quien quiera que sea entonces, la verdad es que parecía no tener buenas intenciones contigo… ¿qué harás?
—Por supuesto que encontrar a esa persona y vengarme… Le haré pagar con enormes creces lo que me ha hecho…
—Entiendo cómo te sientes Alexander —soltaba Hagird—, pero la venganza no es buena para nadie. Debes de pensarlo muy bien. Cualquiera puede tomar una decisión, pero son pocos los que pueden vivir con esa decisión…
—… comprendo…
—Seguro que sí, Alexander. Por ahora, vuelve a tu Sala Común. Imagino que querrás cambiar de ropa y demás…
—Sí… eso haré… —y en estos momentos, miró a Hagrid con otros ojos—. …¿puedes ayudarme a llegar allí? —preguntaría, muy molesto consigo mismo por no ser tan fuerte como creía contra esa planta—. Estoy… bah, me duele todo…
—Mm… claro
Hagrid no negó la ayuda.
De hecho, lo levantó como si fuese una bolsa de papas y lo terminaría llevando hasta la entrada de su Sala Común, no importándole para nada que Alex no pensaba en este tipo de ayuda sino que le dé una mano para caminar y eso…
Sala Común de Slytherin…
Una vez más, los ojos estaban puestos en Alexander.
Esta vez, los comentarios, por debajo, eran con respecto a su atuendo actual. Sólo estaba con la camisa blanca y la corbata con los colores de Slytherin. Lo que era la blusa y la túnica, la verdad es que no estaban en buenas condiciones. De hecho, se podía notar partes quemadas y el olor a chamuscado del mismo. Por si fuera poco, totalmente despeinado y con las marcas de la planta en el cuello y brazos.
—Wow… —Félix dio un pequeño sobresalto—. ¿Estás bien? ¿Qué te sucedió?
—Lazo del Diablo
—¿Lazo del…? Oh no, no me digas que los de cuarto año te mostraron la planta…
—Sí, algo así…
—… no, espera, espera. ¿No qué era Snape quien te devolvería los puntos? ¿Cómo terminó el Lazo del Diablo en todo esto?
—… ¿una broma? —soltó, muy serio—. Una broma de muy mal gusto. Se ve que no quieren tenerme aquí… quise seguir la corriente porque esperaba una tontería… no esto…
—¿Sabes quién fue? —Alex le dio una mirada como diciendo "Ya sabes quién fue". Con esa mirada Félix pronto llegó a una conclusión… aunque por otro lado, se mostró confundido—. ¿Mérula? —asintió—. ¿Qué con ella? ¿Cuál es el problema que tienen ambos?
—Envidia, celos, problemas personales descargados conmigo, miedo a que la supere, no tengo idea qué sucede con esa chica, pero, me hizo esto…
—Bueno… lamentablemente no podemos hacer nada si es que no tienes pruebas…
—Tampoco hace falta: me vengaré de ella…
—… no te diré que lo que haces está mal, pero, recuerda algo: ambos son Slytherin. Por el amor a Dios, procura no hacer ninguna locura que nos cueste más puntos… pero, más importante —llamó la atención de Alex que ya estaba pensando en otras cosas—, ve y ponte ropa nueva. Nadie querrá verte… así.
—Pero, soy hermoso —diría—. ¿No?
—No.. sabría decirte que sí o que no a eso, pero… ponte al menos el uniforme escolar de buena manera. Quemado y chamuscado… no das buena impresión…
—De acuerdo…
—Y por cierto, una vez que termines, ve a los campos de entrenamiento. Es tu primera clase con la Profesora Hooch. Aprenderás a no solo llamar la escoba sino que, con algo de suerte, podrás montarla…
—¿Y si ya lo sé?
—La práctica hace al maestro… además, no sabes, pero si logras realmente destacar en las clases de tus profesores, es muy normal que ellos nos premien, alumnos, con puntos para nuestras casas. Tu hermano era un experto para ganar puntos de ese modo… a la par que era un experto en perderlos…
—Claro… no te preocupes, nada malo sucederá esta vez…
Aunque Alexander sabe que cuando tenga oportunidad, Mérula Snyde la pagará caro…
Campo de Entrenamiento de Hogwarts, más tarde…
—Sean todos bienvenidos —Alex llegó con lo justo a la nueva clase, a su primera clase de vuelo—. Soy su profesora e instructora, la señorita Hooch. Conmigo aprenderán a volar.
—Volar…
—… ¿sucede algo?
—Ah, Alex, eres tú —Ben Copper (¿Cooper?), miró a Alex, dándose cuenta que estaba allí—. No es nada… solamente la idea de volar me aterra un poco…
—¿Te aterra? Pero, no es la gran cosa…
—En sí… es caerme al vacío. Digo, imagina que de la nada me caigo de mi escoba e impacto contra el suelo. ¡Podría morir! Muggles como yo… la idea de volar es algo que nunca se nos pasa por la cabeza…
—Vamos, no es la gran cosa. Todo saldrá bien, Ben. Te lo prometo…
—S-sí tú lo dices…
Dejaron de lado la conversación entonces para mirar a la señora Hooch quien, como era de esperarse, siempre poseía un rostro serio. ¿Sonreía alguna vez? Es raro decirlo.
—Al ser la primera clase, será sencillo.
—¿Qué sucede con aquellos que sabemos montar la escoba, profesora Hooch?
—Independientemente que sepan o no, esta clase es para ver si pueden llamar a la misma, más también ver si realmente son capaces de demostrarme que son capaces de tener un nivel decente. Fuera de eso, alumno, aquí se viene a practicar y perfeccionarse.
—Entiendo…
—Volviendo a mi clase, ahora usarán escobas otorgadas por el colegio. Si es que tienen dinero para comprarse una o ya tenían una de antemano, bienvenido sea. De mientras, usarán esto.
Ella comenzó entonces a explicar que, para que una buena escoba pueda volar, debe estar bien mantenida y bien cuidada. Primero que nada, hay que evaluar la forma en la que cuidan sus respectivas escobas y el aplicar barniz. A sus estaciones de mantenimiento.
No era la gran cosa.
Pulir y cuidar una escoba es como cuidar una varita.
Sabes que si algo le sucede, nada será normal. La varita si es que no está bien mantenida y cuidada, los hechizos pueden terminar en catástrofes… pero para el portador de la misma. Con respecto a la escoba, pueden pasar pequeñas cosas, accidentes, que pueden costarte, también, la vida.
Tras eso, ahora sí venía la parte donde tenía que llamar sus respectivas escobas.
—Es sencillo. Un paso al frente, levantas tu mano derecha y dices ¡arriba! Y la escoba subirá hasta tu mano —diciendo esto, miró a Alexander—, Blackwood, por favor, demuestra cómo se hace
—… —asintió. Suspiró levemente—. …
—¿Miedo que no te salga?
—Cállate, Snyde —respondió, Alex. Mejor hacer caso y no distraerse—. ¡Arriba! —parándose a un costado de su escoba en el suelo y estirando su brazo y su mano, la escoba se elevó y se colocó en la palma de su mano, cerrando la misma—. …
—Muy bien. Al primer intento también. Cinco puntos para Slytherin. Los demás, sigan el ejemplo de Blackwood. Seguro será igual de talentoso que su hermano… mientras no haga ninguna tontería como hacía Jacob…
Lo último lo murmuró, pero Alex sabe o puede darse cuenta cuando siente una comparación con su hermano mayor. Ya no sabe qué pensar sobre esto…
. . . . . . . . . . . . . . . .
Tras la clase misma, quería ir a hablar con Rowan, pero este desapareció rápidamente, tanto que le sorprendió. Ben le dijo que se fue al patio, que quería jugar a un juego, Gobstones. Un juego muggle, pero el que pierde le rocían con algo asqueroso. Es por eso que Ben no quiso ir, no por no querer jugar sino porque el pobre quería retirarse y evitar a Mérula Snyde a toda costa, aunque el hecho de saber que a Alexander lo atacó un Lazo del Diablo es más tenebroso y espeluznante que Mérula.
Al llegar al patio de Hogwarts, vio a Rowan leyendo muy a gusto.
—¿Rowan?
—Ah, Alex, justo tenía ganas de jugar Gobstones. Le pedí a Ben, pero estoy muy feliz que seas tú quien venga a jugar…
—¿Por qué viniste de la nada aquí? ¿A leer? —preguntó—. Quería hablarte, pero vi que te fuiste muy rápido…
—Pues, la verdad es que tenía ganas de leer algo, aparte de jugar Gobstones. Quería investigar una cosa, por eso me alejé rápidamente. Creí que si sabía un poco del pasado de Mérula, podríamos saber la razón por la cuál ella es… muy agresiva con nosotros.
—Ah, eso lo sé
—… ¿en serio?
—Sep. Mira, la verdad es que Snyde, la familia en sí, ella no, fueron Mortífagos…
—¿Eh? —abrió sus ojos con sorpresa—. ¿Cómo? ¿Quieres decir que ellos…?
—Lo sé porque mis padres fueron los que dieron caza a la familia de Mérula para encerrarlos en Azkaban. Lo sé, lo sé muy bien porque recuerdo que ellos hablaron de una familia que tuvieron que encerrar… y que era una lástima porque nunca creyeron que apoyarían… Al Que No Debe Ser Nombrado
—… entonces, con eso, ¿sientes que Mérula es así por eso? —Rowan debatía mentalmente esto—. Es… es algo severo. ¿Tus padres apoyando…? Vaya… pero, ¿será que por eso te tiene maña?
—Maña se queda corto… pero, no, no creo. Bah, quizás sí. Ella ha dicho que mi hermano fue una desgracia para Hogwarts y para Slytherin. Que era mejor eliminarme ahora que hacer que nuestra casa pierda prestigio por un Blackwood…
—La tienes complicada —y éste apoyaba su mano en el hombro de Alex—. No te preocupes, todo estará bien. Estaré a tu lado para evitar que cosas malas pasen… o al menos darte una mano…
Era lindo saber que puedes contar con un amigo como Rowan. Está seguro que durante su estancia aquí y los años venideros, Rowan será un excelente amigo, eso cree él. Además, de nuevo, ¿hijo de una familia donde se produce la mejor madera para varas y escobas? Sus padres seguramente estarán contentos por eso.
Pero, lo que faltaba para esta hermosa tarde es que, la señorita Snyde aparezca.
No solo el hecho que aparezca de la nada, miró con cierta sorpresa al ver a Alexander nuevamente. Le había visto en la clase de la señora Hooch, pero ahora se lo nota más animado que antes…
—Ah, veo que estás bien después de todo —diría. Alex y Rowan miraron a su dirección—. Una lástima que no te hayas muerto…
—¿Cuál es tu problema? —saltó Rowan—. ¿Por qué querías matarle?
—Esto es algo que no te compete, idiota —respondió. Miró específicamente a Alexander quien le miraba con las mismas energías con ella. Mostró una sonrisa muy confiada—. Pero, volviendo a mi punto… es una desgracia que sigas todavía con nosotros. Casi me deshago de una futura desgracia para Slytherin.
—…
—Hazme el favor, vete de Hogwarts. No podemos seguir teniendo a una desgracia como tú…
—La desgraciada eres tú ¿no? —soltó Alex—. Yo me puedo ir de Hogwarts. Está bien. Mis padres son aurores, ellos seguramente me enseñarán mejor que aquí… pero, ¿qué hay de ti? ¿Mm? Tus padres… oh claro, tus padres… no están… porque son mortifagos… —diría. Merula cambió su expresión. El hecho que cuente esto, más a alguien que seguramente es un mestizo o peor, frente a Rowan le hizo apretar sus puños—. Yo podré ser el hermano de Jacob, pero, ¿hija de personas que apoyaron Al Que No Debe Ser Nombrado? Jamás
—Retira lo que has dicho
—¿Quieres que lo haga? —soltó una carcajada de desdén—. Me rehúso. Gente de Slytherin como tú me dan asco… —Merula se ve que también tiene una fibra sensible cuando tocan el tema de sus padres. Ella, sin dudarlo, sacó su varita, lista para usarla—. …
—Todavía tengo algo de honor, algo que seguro ni tú ni tu hermano tendrían. Un duelo. Ahora.
—Bien…
—¿Alexander…?
—Rowan, hoy vas a saber que Flitwick tenía razón cuando dijo que tenía talento…
Alexander no medía las consecuencias, menos Merula, que tendría este duelo no solo ahora mismo sino para el futuro del mismo y de ambos…
