Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.

Corrige tus errores y sonríe al futuro.

07: Antes de capturar la bandera.

Cuando Mamá estuvo en óptimas condiciones, decidió volver al mundo mortal. —Más le vale a tu padre, reclamarte pronto o ya verá la conversación que tendré con su esposa y sé que ella, lo mandará a dormir al sofá —amenazó Mamá alegremente. Solo entonces, noté que detrás de ella, casualmente se había formado un mensaje Iris, pues había arrojado un Dragma y allí estaban Papá Poseidón y Mamá Anfitrite. Papá asustado por la amenaza de Mamá, mientras que mamá Anfitrite me sonreía con cariño. Mamá me guiñó el ojo y caminó hacía la salida del Campamento, en donde Nyssa y Charles, estaban mirando el automóvil y a su lado, había una caja de herramientas. —Gracias chicos, son muy amables.

—De nada, Sra. Jackson —contestaron ambos, mientras veíamos a mamá partir de vuelta a casa.

El resto del día, tuve que alternar a través de las actividades al aire libre, en busca de algo en lo que fuera buena. Mi puntería con el Tiro con Arco fue perfecta.

Demostré que todavía poseía las habilidades de Poseidón, al poder manipular el agua y la tierra a voluntad, además de comunicarme con los animales, como si fuera Mera, la esposa de Aquaman.

La ninfa del bosque instructora me dejó en el polvo. Me dijo que no me preocupara por eso. Habían tenido siglos de práctica de huir de los dioses enfermos de amor. Pero, aun así, fue un poco humillante ser más lenta que un árbol.

Clarisse fue más... amable, que la última vez que estuvimos juntos. Me enseñó bastantes puños, patadas, luxaciones, etc. Podía enfrentarme a Clarisse en un corto combate de lanza.

Daba asco componiendo poemas y canciones, así que Apolo no era mi padre, ni me había dado su bendición.

No era capaz de robar nada, así que no era hija de Hermes.

Como la última vez, me destaqué en canoa.

Y a pesar de que yo no tenía la habilidad de Hefesto con el trabajo en metal, Nyssa se esforzaba en enseñarme el manejo del metal, sin meter su mano bajo mi pantalón y siempre terminábamos haciendo el amor, cuando nos encerrábamos en el Bunker 9.

A pesar de eso, logré crear un nuevo escudo, bastante sobresaliente y, al parecer, era lo suficientemente resistente, ligero y del tamaño indicado para mi yo femenina de 12 años, lo cual lo haría perfecto al correr; inmediatamente, me dijo que creáramos una nueva pechera que pudiera protegerme, pero, aun así, que me permitiera correr.

Pusimos a prueba la pechera y el escudo, sobre maniquíes y no pude evitar presenciar mis espadas: Seismós y Terraemōtus y usarlas contra mis nuevas protecciones, resultando sin ningún rasguño.

Estando feliz, Nyssa modificó el escudo, para que se transformara en un reloj y volviera a su forma normal.

.-.-.

.-.-.

Dos días después, llegó el Captura la Bandera, entre Atenea y Ares.

Annabeth gritó: — ¡Equipo azul, adelante! —Nos animamos y sacudimos nuestras espadas y la seguimos por la ruta de acceso a los bosques del sur. El equipo rojo nos gritó insultos, mientras ellos se dirigían hacia el norte. —Me alegra verte, Sesos de Algas, solo... lamento que no estemos juntas. Fue mi culpa, después de todo.

—Las hijas de Poseidón y de Atenea, no están destinadas a estar juntas. —suspiré yo, mirando al cielo, melancólica. —Tampoco sus hijos, pero... en vista de que ahora, las cosas están en orden, para ellos dos, quizás podamos ser amigas.

Annabeth me dio una sonrisa ladeada. —Eres mi madrastra, Sesos de Algas.

— ¿Quieres que me quede en la patrulla fronteriza, hija?

—Junto a Nyssa y Thalía —dijo Annabeth lanzó una carcajada, ante mi chiste. Yo casi grité, cuando un brazo me rodeó por el cuello y otro por la cintura.

—Entendido, Chica Sabia —dijo Thalía sonriente.

— ¿Estás bien, con esa posición? —pregunté a Thalía, recordando el juego contra las Cazadoras dentro de dos años.

—Sí —dijeron mis dos novias.

—Párense por el arroyo, mantengan a los Rojos fuera. Déjennos el resto a los demás que vamos al frente. Atenea siempre tiene un plan. —Su sonrisa fue engreída por un instante —Y sinceramente, espero que sea mejor que la última vez.

—La última vez, derroté a Clarisse y a sus hermanos, yo solo. —le recordé —Espero repetir la hazaña y ya que estaré acompañada, con algo de suerte, nos irá mejor.

Era la misma noche cálida y pegajosa. El bosque estaba oscuro, con luciérnagas dentro y fuera de vista. Annabeth estacionada junto a un pequeño arroyo que gorgoteaba sobre unas rocas, luego ella y el resto del equipo se dispersaron en los árboles, mientras que nosotras tres, nos colocamos en posición.

Los hijos de Hefesto colocaron mecanismos en los árboles y Nyssa se paró a mi lado, Thalía estaba a mi izquierda, sujetando su lanza y miraba hacía el bosque a la espera de que apareciera el enemigo.

A lo lejos, el cuerno soplaba. Oía gritos y alaridos en el bosque, el tintineo del metal, niños luchando. Un aliado de plumas azules de Apolo corrió delante de mí como un ciervo, saltó a través del arroyo, y desapareció en territorio enemigo.

—Clarisse y su pandilla de matonas, vendrán por nosotras —advertí a mis novias.

—Entendido —contestaron ambas.

Escuché un gruñido detrás nuestro. —Mierda...

—Es el Sabueso del Infierno —gruñó Nyssa, palideciendo y mirando hacía los matorrales.

— ¿Por qué Hades buscaría atacarte? —Preguntó Thalía, tratando de mantener su miedo bajo control.

—Para iniciar una búsqueda falsa y volver a ponerme a prueba, Thalía. —contesté. —De momento, no se preocupen por él.

—Pero...

En el otro lado del arroyo, la maleza explotó. Cinco guerreros Ares llegaron gritando y gritando fuera de la oscuridad. — ¡CREMA DE CHICAS GUAPAS! —Clarisse gritó. Sus ojos brillaban por las rendijas de su casco. Blandía un período de cinco pies de largo con lanza, la punta metálica de púas parpadeo con luz roja. Sus hermanos tenían sólo el estándar de emisión con espadas de bronce, no que eso me hiciera sentir mejor.

Thalía se interpuso y chocaron sus lanzas eléctricas, comenzando un combate.

Yo esperé, hasta tenerlos delante. Balanceé la superficie lisa de mi espada en la cabeza de Sherman y golpeé su casco limpiamente. Le pegué tan fuerte que podía ver sus ojos vibrar cuando se desplomó en el agua.

Mark y Willmur vinieron hacia mí. Tiré un golpe fuerte en la cara de Mark con mi escudo y usé mi espada para cortar la pluma de cola de caballo del Willmur. Ambos retrocedieron rápidamente.

Ellis no se veía realmente ansiosa de atacar, pero Clarisse se estaba acercando, luego de haber empujado a Thalía a un lado, la punta de su lanza con crujiente energía vino hacía mí. Tan pronto como ella empujó, golpeé el suelo, con la suela de mi zapato y causé un terremoto, antes de golpearla en el pecho con el escudo, mientras que Thalía saltaba sobre Ellis, haciéndola gritar asustada.

Cuando los hijos de Apolo se acercaban, las trampas de los de Hefesto se activaron y estos fueron capturados por hilos de hierro, pesadas redes de metal y muchos otros tipos de trampas, disparados por torretas desde los árboles.

Luke corrió en territorio aliado. Nuestro lado estalló en aplausos. La bandera roja brillaba y se volvió plata. El jabalí y la lanza fueron sustituidos por un gran caduceo, el símbolo de la cabina once. Todo el mundo en el equipo azul tomó a Luke y comenzaron a llevarlo alrededor sobre sus hombros. Chiron galopó hacia fuera de los bosques y sopló el caracol.

Escuché ese gruñido canino de nuevo, pero mucho más cerca que antes. Un grito desgarrador a través del bosque.

La alegría de los campistas murió instantáneamente. Chiron gritó un — ¡Listos! ¡Mi arco! —en griego antiguo.

Allí, sobre las rocas, justo por encima de nosotros había un perro negro del tamaño de un rinoceronte, con ojos rojos como lava y colmillos como puñales.

Estaba mirando directamente hacia mí.

El sabueso era demasiado rápido. Saltó por encima de mis novias, los miembros del equipo azul, unos cuantos rojos —una sombra enorme con dientes— y así como me golpeó, me tambaleé hacia atrás y sentí sus garras afiladas rasgando a través de mi armadura, lancé un golpe ciego con el escudo y cuando volvió a lanzarse sobre mí, le atravesé con una de mis espadas, un par de lanzas se clavaron en su espalda y sobresalieron por su abdomen. Desde el cuello del perro surgió un grupo de flechas. El monstruo cayó muerto a mis pies.

En el momento en que levanté la vista, el signo estaba todavía sólido y apenas se notaba que desaparecía, pero aún podía ver el holograma de luz verde, hilado y reluciente. A punta de lanza de tres: un tridente y a su lado... ¿Una foca?

Todos a mi alrededor, los campistas comenzaron a arrodillarse, pero se les veía muy sorprendidos, incluso la cabaña de Ares, aunque no parecían contentos, con clara excepción de las dos únicas hijas del Dios de la Guerra.

—Poseidón: Agitador de la Tierra, creador de Tormentas, el padre de los Caballos. Y... Anfitrite: Diosa de las focas, los peces y las fuentes. —dijo Chiron. —Salve, Penelope Jackson, Hija del Dios del Mar.